Musica Para el Alma
jueves, 24 de noviembre de 2022
LUCAS 21,29-33 CICLO C
*Lecturas del Viernes de la
34ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes,
25 de noviembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(21,29-33)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan
brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca
el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y
la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Os aseguro que antes que pase
esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis
palabras no pasarán)
*El Señor con su gran pedagogía, me hace sentir con
alegría, me hace una invitación a que me fije en los tiempos, que me hablan de
él. Cuando comienzan a salir los fruto eso me indica que habrá comida, que mi
hambre será saciada, que solo debo esperar un poco más de tiempo. Esto me
llevará a la humildad, porque siempre me encontrare con persona que me quieren
ayudar desde la fe y también en el camino hacia la fe, me encontrare con
personas en mi contra, porque decidí obedecer a la palabra y no a los hombres.
La buena noticia es que el Señor de una manera especial me invita a ponerme al
servicio de su palabra y me dice muy claro todo pasara, pero su palabra no
pasara*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL VIERNES 25
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
VIERENES
SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. El Señor es bueno, bendecid su
nombre.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es bueno, bendecid su
nombre.
Himno: TE DOY GRACIAS SEÑOR.
Te doy gracias, Señor.
¡Tanto estabas enojado conmigo!
Tú eres un Dios de amor,
y ahora soy tu amigo,
te busco a cada instante y te persigo.
Eres tú mi consuelo,
tú eres el Dios que salva y da la vida;
eres todo el anhelo
de esta alma que va herida,
ansiándote sin tasa ni medida.
En mi tierra desierta,
tú de la salvación eres la fuente;
eres el agua cierta
que se vuelve torrente,
y el corazón arrasa dulcemente.
¡Quiero escuchar tu canto!
¡Que tu Palabra abrase mi basura
con alegría y llanto!
¡Que mi vida futura
espejo sea sin fin de tu hermosura! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias, Señor.
Ant 2. En Tu juicio, Señor, acuérdate de
la misericordia.
Cántico: JUICIO DE DIOS - Ha 3, 2-4. 13a. 15-19
¡Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra!
En medio de los años, realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto acuérdate de la misericordia.
El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.
Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.
Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar.
Tranquilo espero el día de la angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.
Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios mi salvador.
El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En Tu juicio, Señor, acuérdate de
la misericordia.
Ant 3. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Glorifica al Señor, Jerusalén.
LECTURA BREVE Ef 2,13-16
Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los
que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos,
judíos y gentiles, una sola cosa, derribando con su cuerpo el muro que los
separaba: el odio. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y reglas, haciendo
las paces, para crear en él un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos
pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte en él al
odio.
RESPONSORIO BREVE
V. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto
por mí.
V. Desde el cielo me enviará la salvación.
R. El Dios que hace tanto por mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto
por mí.
V. Mis ojos se consumen
aguardando tu salvación.
R. Y tu promesa de justicia.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Daniel 10, 1-21
VISIÓN SOBRE EL SURGIMIENTO DE LA SUPREMACÍA GRIEGA
El año tercero de Ciro, rey
de Persia, fue revelada una palabra a Daniel, por sobrenombre Beltsasar,
palabra verdadera que era el anuncio de una gran lucha. El comprendió esa
palabra, le fue dada en visión su inteligencia.
En aquel tiempo, yo, Daniel,
estuve en duelo durante tres semanas: no comí alimento sabroso, ni carne ni
vino entraron en mi boca, ni me ungí, hasta el término de esas tres semanas. El
día veinticuatro del primer mes, estando a orillas del río grande, el Tigris,
levanté los ojos para ver, y vi esto:
Un hombre vestido de lino,
ceñidos los lomos con un cinturón de oro puro; su cuerpo era como de crisólito,
su rostro tenía el aspecto del relámpago, sus ojos eran como antorchas de
fuego, sus brazos y sus piernas como el fulgor del bronce bruñido y el rumor de
sus palabras era como el rumor de una multitud.
Sólo yo, Daniel, contemplé
esta visión. Los hombres que estaban conmigo no veían la visión, pero un gran
temblor los invadió y huyeron a esconderse. Quedé yo solo contemplando esta
gran visión. Estaba sin fuerzas, se demudó mi rostro, desfigurado, y quedé
totalmente sin fuerzas. Oí el rumor de sus palabras y, al oírlo, caí
desvanecido, rostro en tierra. En esto, una mano me tocó, haciendo castañetear
mis rodillas y las palmas de mis manos. Y me dijo:
«Daniel, hombre de las
predilecciones, presta atención a las palabras que voy a decirte e incorpórate,
porque yo he sido enviado ahora hacia ti.»
Cuando me dijo estas
palabras me incorporé temblando. Luego prosiguió él, diciendo:
«No temas, Daniel, porque
desde el primer día en que tú intentaste de corazón comprender y te humillaste
delante de tu Dios fueron oídas tus palabras, y precisamente debido a tus
palabras he venido yo. El príncipe del reino de Persia me ha hecho resistencia
durante veintiún días, pero Miguel, uno de los primeros príncipes, ha venido en
mi ayuda. Lo he dejado allí junto a los reyes de Persia y he venido a
manifestarte lo que le ocurrirá a tu pueblo al fin de los días. Porque hay
todavía una visión para esos días.»
Al decirme estas palabras di
con mi rostro en tierra y quedé en silencio; y he aquí que una figura de hijo
de hombre me tocó los labios. Abrí la boca para hablar y dije a aquel que
estaba delante de mí:
«Señor mío, ante esta visión
la angustia me invade y ya no tengo fuerzas. Y ¿cómo este siervo de mi Señor
podría hablar con mi Señor, cuando ahora las fuerzas me faltan y ni aliento me
queda?»
La figura de hombre me tocó
de nuevo y me reanimó. Me dijo:
«No temas, hombre de las
predilecciones; la paz sea contigo, cobra fuerza y ánimo.»
Y mientras me hablaba me
sentí reanimado y dije: «Hable mi Señor, porque me has confortado.»
Me dijo entonces:
«¿Sabes por qué he venido yo
hacia ti? Voy a revelarte lo que está escrito en el libro de la verdad. Volveré
ahora a luchar con el príncipe de Persia; cuando haya terminado, verás que
viene el príncipe de Grecia. Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel,
vuestro príncipe, mi apoyo para darme ayuda y sostenerme.»
RESPONSORIO Dn 10, 12. 19. 21
R. Desde el primer día en
que tú intentaste de corazón comprender y te humillaste delante de tu Dios *
fueron oídas las palabras de tu oración.
V. No temas, Daniel, voy a
revelarte lo que está escrito en el libro de la verdad.
R. Pues fueron oídas las
palabras de tu oración.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre la muerte
(Cap. 18, 24. 26: CSEL 3, 308. 312-314)
RECHACEMOS EL TEMOR A LA MUERTE CON EL PENSAMIENTO DE LA
INMORTALIDAD QUE LA SIGUE
Nunca debemos olvidar que
nosotros no hemos de cumplir nuestra propia voluntad, sino la de Dios, tal como
el Señor nos mandó pedir en nuestra oración cotidiana. ¡Qué contrasentido y qué
desviación es no someterse inmediatamente al imperio de la voluntad del Señor,
cuando él nos llama para salir de este mundo! Nos resistimos y luchamos, somos
conducidos a la presencia del Señor como unos siervos rebeldes, con tristeza y
aflicción, y partimos de este mundo forzados por una ley necesaria, no por la sumisión
de nuestra voluntad; y pretendemos que nos honre con el premio celestial aquel
a cuya presencia llegamos por la fuerza. ¿Para qué rogamos y pedimos que venga
el reino de los cielos, si tanto nos deleita la cautividad terrena? ¿Por qué
pedimos con tanta insistencia la pronta venida del día del reino, si nuestro
deseo de servir en este mundo al diablo supera al deseo de reinar con Cristo?
Si el mundo odia al
cristiano, ¿por qué amas al que te odia, y no sigues más bien a Cristo, que te
ha redimido y te ama? Juan, en su carta, nos exhorta con palabras bien
elocuentes a que no amemos el mundo ni sigamos las apetencias de la carne: No
améis al mundo -dice- ni lo que hay en el mundo. Quien ama al mundo no posee el
amor del Padre, porque todo cuanto hay en el mundo es concupiscencia de la
carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida. El mundo pasa y sus
concupiscencias con él. Pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para
siempre. Procuremos más bien, hermanos muy queridos, con una mente íntegra, con
una fe firme, con una virtud robusta, estar dispuestos a cumplir la voluntad de
Dios, cualquiera que ésta sea; rechacemos el temor a la muerte con el
pensamiento de la inmortalidad que la sigue. Demostremos que somos lo que
creemos.
Debemos pensar y meditar,
hermanos muy amados, que hemos renunciado al mundo y que mientras vivimos en él
somos como extranjeros y peregrinos. Deseemos con ardor aquel día en que se nos
asignará nuestro propio domicilio, en que se nos restituirá al paraíso y al reino,
después de habernos arrancado de las ataduras que en este mundo nos retienen.
El que está lejos de su patria es natural que tenga prisa por volver a ella.
Para nosotros, nuestra patria es el paraíso; allí nos espera un gran número de
seres queridos, allí nos aguarda el numeroso grupo de nuestros padres, hermanos
e hijos, seguros ya de su suerte, pero solícitos aún de la nuestra. Tanto para
ellos como para nosotros significará una gran alegría el poder llegar a su
presencia y abrazarlos; la felicidad plena y sin término la hallaremos en el
reino celestial, donde no existirá ya el temor a la muerte, sino la vida sin
fin.
Allí está el coro celestial
de los apóstoles, la multitud exultante de los profetas, la innumerable
muchedumbre de los mártires, coronados por el glorioso certamen de su pasión;
allí las vírgenes triunfantes, que con el vigor de su continencia dominaron la
concupiscencia de su carne y de su cuerpo; allí los que han obtenido el premio
de su misericordia, los que practicaron el bien, socorriendo a los necesitados
con sus bienes, los que, obedeciendo el consejo del Señor, trasladaron su
patrimonio terreno a los tesoros celestiales. Deseemos ávidamente, hermanos muy
amados, la compañía de todos ellos. Que Dios vea estos nuestros pensamientos,
que Cristo contemple este deseo de nuestra mente y de nuestra fe, ya que tanto
mayor será el premio de su amor, cuanto mayor sea nuestro deseo de él.
RESPONSORIO Flp 3, 20-21; Col 3, 4
R. Nuestros derechos de
ciudadanía radican en los cielos, de donde esperamos que venga Como salvador
Cristo Jesús, el Señor. * Él transfigurará nuestro cuerpo de humilde condición
en un cuerpo glorioso, semejante al suyo.
V. Cuando se manifieste
Cristo, que es vuestra vida, os manifestaréis también vosotros con él, revestidos
de gloria.
R. Él transfigurará nuestro
cuerpo de humilde condición en un cuerpo glorioso, semejante al suyo.
*Lecturas del Viernes de la
34ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes,
25 de noviembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(21,29-33)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan
brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca
el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y
la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto.
PRECES
Adoremos a Cristo, que se ofreció a Dios como sacrificio sin
mancha para purificar nuestras conciencias de las obras muertas, y digámosle
con fe:
En tu voluntad, Señor, encontramos nuestra paz.
Tú que nos has dado la luz del nuevo día,
concédenos también caminar durante sus horas por sendas de vida nueva.
Tú que todo lo has creado con tu poder y con tu providencia lo conservas,
ayúdanos a descubrirte presente en todas tus creaturas.
Tú que has sellado con tu sangre una alianza nueva y eterna,
haz que, obedeciendo siempre tus mandatos, permanezcamos fieles a esa alianza.
Tú que colgado en la cruz quisiste que de tu costado manara sangre y agua,
purifica con esta agua nuestros pecados y alegra con este manantial a la ciudad
de Dios.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que Dios nos ha adoptado como hijos, oremos al Padre como nos enseñó
Jesucristo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios todopoderoso, te pedimos nos concedas que del mismo
modo que hemos cantado tus alabanzas en esta celebración matutina así también
las podamos cantar plenamente en la asamblea de tus santos por toda la
eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VIERENES
SEMANA II
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: OH CRISTO, TÚ NO TIENES.
Oh Cristo, tú no tienes
la lóbrega mirada de la muerte;
tus ojos no se cierran:
son agua limpia donde puedo verme.
Oh Cristo, tú no puedes
cicatrizar la llaga del costado:
un corazón tras ella
noches y días me estará esperando.
Oh Cristo, tú conoces
la intimidad oculta de mi vida;
tú sabes mis secretos:
te los voy confesando día a día.
Oh Cristo, tú aleteas
con los brazos unidos al madero;
¡oh valor que convida
a levantarse puro sobre el suelo!
Oh Cristo, tú sonríes
cuando te hieren sordas las espinas;
si mi cabeza hierve,
haz, Señor, que te mire y te sonría.
Oh Cristo, tú que esperas
mi último beso darte ante la tumba,
también mi joven beso
descansa en ti de la incesante lucha. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo 114 - ACCIÓN DE GRACIAS
Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Arranca, Señor, mi vida de la
muerte, mis pies de la caída.
Ant 2. El auxilio me viene del Señor, que
hizo el cielo y la tierra.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El auxilio me viene del Señor, que
hizo el cielo y la tierra.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE 1Co 2, 7-10a
Enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios
antes de los siglos para nuestra gloria, que no conoció ninguno de los
príncipes de este siglo; pues si la hubieran conocido, nunca hubieran
crucificado al Señor de la gloria. Pero, según está escrito: «Ni el ojo vio, ni
el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los
que le aman.» Pero a nosotros nos lo ha revelado por su Espíritu.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para
llevarnos a Dios.
V. Muerto en la carne, pero vivificado en el
espíritu.
R. Para llevarnos a Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para
llevarnos a Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acuérdate, Señor, de tu
misericordia como lo habías prometido a nuestros padres.
PRECES
Bendigamos ahora al Señor Jesús, que en su vida mortal escuchó
siempre con bondad las súplicas de los que acudían a él y enjugaba con amor las
lágrimas de los que lloraban, y digámosle también nosotros:
Señor, ten piedad.
Señor Jesucristo, tú que consolaste a los tristes y desconsolados, pon ahora
tus ojos en los sufrimientos de los pobres
y consuela a los deprimidos.
Escucha los gemidos de los agonizantes
y envíales tus ángeles para que los consuelen y conforten.
Que los emigrantes sientan el consuelo de tu amor en el destierro, que puedan
regresar a su patria
y que un día alcancen también la patria eterna.
Que los pecadores escuchando tu voz se conviertan,
y encuentren en tu Iglesia el perdón y la paz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Perdona las faltas de los que han muerto
y dales la plenitud de tu salvación.
Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de Dios, digamos con plena
confianza:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que con el escándalo de la cruz has manifestado de
una manera admirable tu sabiduría escondida, concédenos contemplar, con tal
plenitud de fe, la gloria de la pasión de tu Hijo, que encontremos siempre
nuestra gloria en su cruz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL VIERNES 25 DE NOVIEMBRE 2022
*Lecturas del Viernes de la
34ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 25 de noviembre de 2022
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (20,1-4.11-15):
Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del
cielo con la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Sujetó al dragón,
la antigua serpiente, o sea, el Diablo o Satanás, y lo encadenó por mil años;
lo arrojó al abismo, echó la llave y puso un sello encima, para que no extravíe
a las naciones antes que se cumplan los mil años. Después tiene que ser
desatado por un poco de tiempo. Vi unos tronos y se sentaron sobre ellos, y se
les dio el poder de juzgar; vi también las almas de los decapitados por el
testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia
ni a su imagen y no habían recibido su marca en la frente ni en la mano. Estos
volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años.
Vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. De su presencia
huyeron cielo y tierra, y no dejaron rastro. Vi a los muertos, pequeños y
grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el
de la vida. Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los
libros. El mar devolvió a sus muertos, Muerte y Abismo devolvieron a sus
muertos, y todos fueron juzgados según sus obras. Después, Muerte y Abismo
fueron arrojados al lago de fuego —el lago de fuego es la muerte segunda—. Y si
alguien no estaba escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.
Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera
tierra desaparecieron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva
Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa
que se ha adornado para su esposo.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 83
R/. He aquí la morada de Dios entre los hombres.
V/. Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.
V/. Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío. R/.
V/. Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichoso el que encuentra en ti su fuerza.
Caminan de baluarte en baluarte. R/.
*Lecturas del Viernes de la
34ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes,
25 de noviembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(21,29-33)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan
brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca
el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y
la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Os aseguro que antes que pase
esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis
palabras no pasarán)
*El Señor con su gran pedagogía, me hace sentir con
alegría, me hace una invitación a que me fije en los tiempos, que me hablan de
él. Cuando comienzan a salir los fruto eso me indica que habrá comida, que mi
hambre será saciada, que solo debo esperar un poco más de tiempo. Esto me
llevará a la humildad, porque siempre me encontrare con persona que me quieren
ayudar desde la fe y también en el camino hacia la fe, me encontrare con
personas en mi contra, porque decidí obedecer a la palabra y no a los hombres.
La buena noticia es que el Señor de una manera especial me invita a ponerme al
servicio de su palabra y me dice muy claro todo pasara, pero su palabra no
pasara*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.