Musica Para el Alma

viernes, 22 de noviembre de 2024

GOTAS DE MISERICORDIA


 

LUCAS 20,24-40 CICLO B

Lecturas del Sábado de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario.

23 Nov 2024

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Lucas (20,27-40)*

 

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano». Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
Intervinieron unos escribas:
«Bien dicho, Maestro».
Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.

 

Palabra del Señor

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

(Se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección)

*Cuando el Señor habla de la resurrección, se puede sentir una esperanza que da vida. Creer en que existe otra vida después de la muerte, eso solo me deja ganancia. Es normar la estrategia que utiliza el príncipe de la oscuridad insistiendo en decir que no hay resurrección. Esa es una herramienta que él, usa con mucha sutiliza para alejarme y llevarme de miedo. La buena noticia es que mi fe está fundada y cimentada en la resurrección, por eso digo lleno de confianza: “Creo en la resurrección de los muertos y en la vida eterna”. La resurrección es la única palabra que pone furioso al demonio, porque él no puede decir nunca, que cree en la resurrección de los muertos, porque si dice eso se acabaría su reinado y él se llenaría de esperanza. Y la esperanza es una fuerza que me sostiene a mí y a todo el que desea y quiere vida eterna*. 

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.

 

LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL SABADO 23


 

*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*

 

Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

 

 

 

*SABADO SEMANA I*

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO

V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.

Himno: EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu,
salimos de la noche y estrenamos la aurora;
saludamos el gozo de la luz que nos llega
resucitada y resucitadora.

Tu mano acerca el fuego a la tierra sombría,
y el rostro de las cosas se alegra en tu presencia;
silabeas el alba igual que una palabra,
tú pronuncias el mar como sentencia.

Regresa, desde el sueño, el hombre a su memoria,
acude a su trabajo, madruga a sus dolores;
le confías la tierra, y a la tarde la encuentras
rica de pan y amarga de sudores.

Y tú te regocijas, oh Dios, y tu prolongas
en sus pequeñas manos tus manos poderosas,
y estáis de cuerpo entero los dos así creando,
los dos así velando por las cosas.

¡Bendita la mañana que trae la noticia
de tu presencia joven, en gloria y poderío,
la serena certeza con que el día proclama
que el sepulcro de Cristo está vacío! Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.

Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN

Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.

Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.

Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.

Ant 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Cántico: HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18

Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.

Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».

Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.

Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.

Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.»

Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.

¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como tú, terrible entre los santos,
temibles por tus proezas, autor de maravillas?

Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Ant 3. Alabad al Señor, todas las naciones.

Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.

LECTURA BREVE   2Pe 1, 10-11

Hermanos, poned más empeño todavía en consolidar vuestra vocación y elección. Si hacéis así, nunca jamás tropezaréis; de este modo se os concederá generosamente la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y salvador Jesucristo.

RESPONSORIO BREVE

V. 
A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.

V. Mi heredad en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.


 

V. Venid a ver las obras del Señor.

R. Las maravillas que hace en la tierra. 

 

PRIMERA LECTURA

 

Del libro del profeta Daniel 3, 8-12. 19-24. 91-97

 

LA ESTATUA DE ORO DEL REY. LOS JÓVENES SON LIBRADOS DEL HORNO

 

En aquellos días, algunos caldeos se presentaron a denunciar a los judíos. Tomaron la palabra y dijeron al rey Nabucodonosor:

 

«¡Viva el rey eternamente! Tú, oh rey, has ordenado que todo hombre, en cuanto oiga sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de música, se postre y adore la estatua de oro, y que aquellos que no se postren para adorarla sean arrojados en un horno de fuego ardiente. Pues bien, hay unos judíos a quienes has encargado la administración de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y AbedNegó, que no te hacen caso, oh rey, no sirven a tu dios ni adoran la estatua de oro que tú has erigido.»

 

Entonces el rey Nabucodonosor, ebrio de cólera y demudada la expresión de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-Negó, dio orden de que se encendiese el horno siete veces más de lo acostumbrado, y mandó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrac, Mesac y Abed-Negó y los arrojaran al horno de fuego ardiente. Fueron, pues, atados estos hombres, con sus túnicas, sus gorros y vestidos, y arrojados al horno de fuego ardiente. El horno estaba excesivamente encendido, pues la orden del rey era perentoria, y sus llamaradas mataron a los hombres que habían llevado allá a Sadrac, Mesac y Abed-Negó, y estos tres cayeron atados en medio del horno de fuego ardiente. Pero ellos iban por entre las llamas alabando y bendiciendo a Dios. Entonces el rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó a toda prisa y preguntó a sus consejeros:

 

«¿No hemos echado nosotros al fuego a estos tres hombres atados?»

 

Respondieron ellos:

 

«Indudablemente, oh rey.»

 

Dijo el rey:

 

«Pero yo estoy viendo cuatro hombres que se pasean libremente por el fuego sin sufrir daño alguno, y el cuarto tiene el aspecto de un hijo de los dioses.»

 

Y Nabucodonosor-se acercó a la boca del horno de fuego ardiente y dijo:

 

«Sadrac, Mesac, Abed-Negó, servidores del Dios Altísimo, salid y venid aquí.»

 

Entonces salieron ellos de en medio del fuego. Los sátrapas, los prefectos, los gobernadores y los consejeros del rey se reunieron para ver a estos hombres: el fuego no había tenido ningún poder sobre su cuerpo, los cabellos de su cabeza no estaban chamuscados, sus mantos no se habían alterado y ni el olor del fuego se les había pegado. Nabucodonosor exclamó:

 

«Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-Negó, que ha enviado a su ángel a librar a sus siervos que, confiando en él, quebrantaron la orden del rey y entregaron su cuerpo a las llamas antes que servir y adorar a ningún otro fuera de su Dios. Yo ordeno, pues, pueblos, naciones y lenguas: Todo aquel que hable con ligereza del Dios de Sadrac, Mesac y Abed-Negó será cortado en pedazos y su casa será arrasada, porque no hay otro dios que pueda salvar de este modo.»

 

Y el rey hizo prosperar a Sadrac, Mesac y Abed-Negó en la provincia de Babilonia.

 

RESPONSORIO    Dn 3, 49. 50. 95

 

R. El ángel del Señor bajó al horno junto a Azarías y sus compañeros, y empujó fuera del horno la llama de fuego; * y no los tocó el fuego ni les causó molestia alguna.

V. Bendito sea su Dios, que ha enviado a su ángel a librar a sus siervos que confiaron en él.

R. Y no los tocó el fuego ni les causó molestia alguna.

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

De las Conferencias de santo Tomás de Aquino, presbítero

(Conferencia sobre el Credo: Opuscula theologica 2, Turín 1954, pp. 216-217)

 

ME SACIARÉ DE TU SEMBLANTE

 

Adecuadamente termina el Símbolo, resumen de nuestra fe, con aquellas palabras: «La vida perdurable. Amén.» Porque esta vida perdurable es el término de todos nuestros deseos.

 

La vida perdurable consiste primariamente en nuestra unión con Dios, ya que el mismo Dios en persona es el premio y el término de todas nuestras fatigas: Yo soy tu escudo y tu paga abundante. Esta unión consiste en la visión perfecta: Al presente vemos a Dios como en un espejo y borrosamente. Entonces lo veremos cara a cara.

 

También consiste en la suprema alabanza, como dice el profeta: Allí habrá gozo y alegría, con acción de gracias al son de instrumentos.

 

Consiste asimismo en la perfecta satisfacción de nuestros deseos, ya que allí los bienaventurados tendrán más de lo que deseaban o esperaban. La razón de ello es porque en esta vida nadie puede satisfacer sus deseos, y ninguna cosa creada puede saciar nunca el deseo del hombre: sólo Dios puede saciarlo con creces, hasta el infinito; por esto el hombre no puede hallar su descanso más que en Dios, como dice san Agustín: «Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón no hallará reposo hasta que descanse en ti.»

 

Los santos, en la patria celestial, poseerán a Dios de un modo perfecto, y por esto sus deseos quedarán saciados y tendrán más aún de lo que deseaban. Por esto dice el Señor: Entra en el gozo de tu Señor. Y san Agustín dice: «Todo el gozo no cabrá en todos, pero todos verán colmado su gozo. Me saciaré de tu semblante»; y también: «Él sacia de bienes tus anhelos.»

 

Todo lo que hay de deleitable se encuentra allí superabundantemente. Si se desean los deleites, allí se encuentra el supremo y perfectísimo deleite, pues procede de Dios, sumo bien: Alegría perpetúa a tu derecha.

 

La vida perdurable consiste también en la amable compañía de todos los bienaventurados, compañía sumamente agradable, ya que cada cual verá a los demás bienaventurados participar de sus mismos bienes. Todos, en efecto, amarán a los demás como a sí mismos, y por esto se alegrarán del bien de los demás como del suyo propio. Con lo cual, la alegría y el gozo de cada uno se verán aumentados con el gozo de todos.

 

RESPONSORIO    Sal 16, 15; 1Co 13, 12

 

R. Con mi apelación vengo a tu presencia, * y al despertar me saciaré de, tu semblante.

V. Ahora conozco a Dios imperfectamente, pero entonces lo conoceré como soy por él conocido.

R. Y al despertar me saciaré de tu semblante

 

 

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Lucas (20,27-40)*

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano». Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
Intervinieron unos escribas:
«Bien dicho, Maestro».
Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor

 

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.

PRECES

Bendigamos a Cristo que para ser ante Dios el pontífice misericordioso y fiel de los hombres se hizo en todo semejante a nosotros, y supliquémosle diciendo:

Muéstranos, Señor, los tesoros de tu amor.

Señor, sol de justicia, que nos iluminaste en el bautismo,
te consagramos este nuevo día.

Que sepamos bendecirte en cada uno de los momentos de nuestra jornada
y glorifiquemos tu nombre con cada una de nuestras acciones.

Tú que tuviste por madre a María, siempre dócil a tu palabra,
encamina hoy nuestros pasos para que obremos también como ella según tu voluntad.

Haz que mientras vivimos aún en este mundo que pasa anhelemos la vida eterna
y por la fe, la esperanza y el amor vivamos ya contigo en tu reino.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Con la misma confianza que tienen los hijos con su padre, acudamos nosotros a nuestro Dios, diciéndole:

Padre nuestro...

ORACION

Te pedimos, Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo ilumine las dificultades de nuestra vida; que no temamos ante la oscuridad de la muerte y podamos llegar un día a la luz que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

 

 

 

 

 

I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. 
Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: ¿QUIÉN ES ÉSTE QUE VIENE?

¿Quién es éste que viene,
recién atardecido,
cubierto por su sangre
como varón que pisa los racimos?

Éste es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.

¿Quién es este que vuelve,
glorioso y malherido,
y, a precio de su muerte,
compra la paz y libra a los cautivos?

Éste es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.

Se durmió con los muertos,
y reina entre los vivos;
no le venció la fosa,
porque el Señor sostuvo a su elegido.

Este es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.

Anunciad a los pueblos
qué habéis visto y oído;
aclamad al que viene
como la paz, bajo un clamor de olivos.

Este es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.

Salmo 118, 105-112 - HIMNO A LA LEY DIVINA

Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.

Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.

Ant 2. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.

Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.

Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.

Ant 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.

Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.

LECTURA BREVE   Col 1, 3-6a

Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en todo momento, rezando por vosotros, al oír hablar de vuestra fe en Jesucristo y del amor que tenéis a todos los santos, por la esperanza que os está reservada en los cielos, sobre la cual oísteis hablar por la palabra verdadera de la Buena Noticia, que se os hizo presente, y está dando fruto y prosperando en todo el mundo igual que entre vosotros.

RESPONSORIO BREVE

V. 
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

V. Su gloria se eleva sobre los cielos.
R. Alabado sea el nombre del Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.

PRECES

Demos gracias al Señor que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad, y recordando su amor para con nosotros supliquémosle diciendo:

Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.

Padre lleno de amor, te pedimos por el papa Francisco y por nuestro obispo 
N.;
protégelos con tu fuerza y santifícalos con tu gracia.

Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo,
para que así tengan también parte en su consuelo.

Mira con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse
y haz que encuentren pronto el hogar que desean.

Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra
para que a nadie falte el pan de cada día.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Señor, ten piedad de los difuntos
y ábreles la puerta de tu mansión eterna.

Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro...

ORACION

Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría y concede los gozos del cielo a quienes has librado de la muerte eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAS LECTURAS DEL SABADO 23 DE NOVIEMBRE 2024

Lecturas del Sábado de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario.

23 Nov 2024

Primera Lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (11,4-12):

 

Me fue dicho a mí, Juan:
«Aquí están dos testigos míos, estos son los dos olivos y los dos candelabros que están ante el Señor de la tierra. Y si alguien quiere hacerles daño, sale un fuego de su boca y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, es necesario que muera de esa manera. Estos tienen el poder de cerrar el cielo, para que no caiga lluvia durante los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plagas siempre que quieran.
Y cuando hayan terminado su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres yacerán en la plaza de la gran ciudad, que se llama espiritualmente Sodoma y Egipto, donde también su Señor fue crucificado. Y gentes de los pueblos, tribus, lenguas y naciones contemplan sus cadáveres durante tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en un sepulcro. Y los habitantes de la tierra se alegran por ellos y se regocijan y se enviarán regalos unos a otros, porque los dos profetas fueron un tormento para los habitantes de la tierra».
Y después de tres días y medio, un espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos, y se pusieron de pie, y un gran temor cayó sobre quienes los contemplaban. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía:
«Subid aquí».
Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos se quedaron mirándolos.

 

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 143,1.2.9-10

 

R/. ¡Bendito el Señor, mi alcázar!

 

V/. Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea. R/.

 

V/. Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y refugio,
que me somete los pueblos. R/.

 

V/. Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo, de la espada maligna. R/.

 

Lecturas del Sábado de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario.

23 Nov 2024

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Lucas (20,27-40)*

 

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano». Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
Intervinieron unos escribas:
«Bien dicho, Maestro».
Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.

 

Palabra del Señor

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

(Se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección)

*Cuando el Señor habla de la resurrección, se puede sentir una esperanza que da vida. Creer en que existe otra vida después de la muerte, eso solo me deja ganancia. Es normar la estrategia que utiliza el príncipe de la oscuridad insistiendo en decir que no hay resurrección. Esa es una herramienta que él, usa con mucha sutiliza para alejarme y llevarme de miedo. La buena noticia es que mi fe está fundada y cimentada en la resurrección, por eso digo lleno de confianza: “Creo en la resurrección de los muertos y en la vida eterna”. La resurrección es la única palabra que pone furioso al demonio, porque él no puede decir nunca, que cree en la resurrección de los muertos, porque si dice eso se acabaría su reinado y él se llenaría de esperanza. Y la esperanza es una fuerza que me sostiene a mí y a todo el que desea y quiere vida eterna*. 

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.