Musica Para el Alma

domingo, 9 de abril de 2023

MATEO 28,8-15 CICLO A


 

*Lecturas del Lunes de la Octava de Pascua*

Lunes, 10 de abril de 2

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Mateo (28,8-15)*

En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo:
«Alegraos».
Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él.
Jesús les dijo:
«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:
«Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernados, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros».
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.

Palabra del Señor

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».

*Encontramos a Dios en los lugares viejos y familiares de la vida, como los apóstoles lo encontraron una vez más en Galilea. Lo encontramos en las memorias de seres queridos pasados y en el gozo de los seres queridos del presente. Lo encontramos en nuestras lágrimas y risas, en la encantadora luz de un amanecer. Lo podemos encontrar tan seguido ahora, porque el Señor resucitado no está atado a ningún tiempo o espacio. Aleluya!. Se ha dicho que la alegría es una señal certera de la presencia de Dios. Las mujeres experimentan alegría en una ausencia la cual convierten es una abrumadora presencia. Cuando experimento este creativo y libertador momento de gozo y alegría en mi propia vida, puedo estar seguro de que Jesús resucitado está trabajando en mi*

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.

LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL LUNES 10

*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*

 

Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

 

 

 

LAUDES

(Oración de la mañana)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

 

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Himno: LA BELLA FLOR QUE EN EL SUELO

 

La bella flor que en el suelo

plantada se vio marchita

ya torna, ya resucita,

ya su olor inunda el cielo.

 

De tierra estuvo cubierta,

pero no fructificó

del todo, hasta que quedó

en un árbol seco injerta.

Y, aunque a los ojos del suelo

se puso después marchita,

ya torna, ya resucita,

ya su olor inunda el cielo.

 

Toda es de flores la fiesta,

flores de finos olores,

mas no se irá todo en flores,

porque flor de fruto es ésta.

Y, mientras su Iglesia grita

mendigando algún consuelo,

ya torna, ya resucita,

ya su olor inunda el cielo.

 

Que nadie se sienta muerto

cuando resucita Dios,

que, si el barco llega al puerto,

llegamos junto con vos.

Hoy la Cristiandad se quita

sus vestiduras de duelo.

Ya torna, ya resucita,

ya su olor inunda el cielo. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

 

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

 

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,

mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti,

como tierra reseca, agostada, sin agua.

 

¡Cómo te contemplaba en el santuario

viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida,

te alabarán mis labios.

 

Toda mi vida te bendeciré

y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré de manjares exquisitos,

y mis labios te alabarán jubilosos.

 

En el lecho me acuerdo de ti

y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio,

y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti,

y tu diestra me sostiene.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

 

Ant 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56

 

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;

cielos, bendecid al Señor.

 

Aguas del espacio, bendecid al Señor;

ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

 

Sol y luna, bendecid al Señor;

astros del cielo, bendecid al Señor.

 

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;

vientos todos, bendecid al Señor.

 

Fuego y calor, bendecid al Señor;

fríos y heladas, bendecid al Señor.

 

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;

témpanos y hielos, bendecid al Señor.

 

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;

noche y día, bendecid al Señor.

 

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;

rayos y nubes, bendecid al Señor.

 

Bendiga la tierra al Señor,

ensálcelo con himnos por los siglos.

 

Montes y cumbres, bendecid al Señor;

cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

 

Manantiales, bendecid al Señor;

mares y ríos, bendecid al Señor.

 

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;

aves del cielo, bendecid al Señor.

 

Fieras y ganados, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;

bendiga Israel al Señor.

 

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;

siervos del Señor, bendecid al Señor.

 

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

 

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

 

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,

ensalcémoslo con himnos por los siglos.

 

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,

alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

No se dice Gloria al Padre.

 

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

Ant 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.

 

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sión por su Rey.

 

Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes.

 

Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca

y espadas de dos filos en las manos:

 

para tomar venganza de los pueblos

y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas,

a los nobles con esposas de hierro.

 

Ejecutar la sentencia dictada

es un honor para todos sus fieles.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.

 

LECTURA BREVE   Rm 10, 8b-10

 

«Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.

 

RESPONSORIO BREVE

 

En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:

 

Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

 

V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.
R. Al ver al Señor. Aleluya.

PRIMERA LECTURA

Comienza la primera carta del apóstol san Pedro 1, 1-21

SALUDO DEL APÓSTOL Y ACCIÓN DE GRACIAS

Pedro, apóstol de Jesucristo: A los elegidos de Dios, que peregrinan en la Dispersión hacia la patria: en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia proconsular y Bitinia; elegidos en el previo conocimiento de Dios Padre, mediante la santificación del Espíritu, para obedecer a Jesucristo Y ser rociados con su sangre. Que la gracia y la paz abunden en vosotros.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.

Por esto, saltad de júbilo, aunque de momento tengáis que sufrir un poco en diversas pruebas. Así la pureza de vuestra fe resultará más preciosa que el oro (que, aun después de acrisolado por el fuego, perece) y será para vuestra alabanza y gloria y honor en el día de la manifestación de Jesucristo. A él no lo habéis visto, y lo amáis; en él creéis ahora, aunque no lo veis; y os regocijaréis con un gozo inefable y radiante, al recibir el fruto de vuestra fe, la salud de vuestras almas.

En torno a esta salud, rebuscaron con la mayor diligencia los profetas que profetizaron la gracia a vosotros destinada; fueron escudriñando a qué tiempo y circunstancias se refería el espíritu de Cristo que moraba en ellos, cuando de antemano declaraba los padecimientos reservados a Cristo y su consiguiente gloria. Y les fue revelado que no a sí mismos, sino a vosotros, beneficiaban con este mensaje, el cual ahora os es anunciado por quienes os predican el Evangelio y os hablan por virtud del Espíritu Santo enviado del cielo. Y, ese mensaje, los mismos ángeles están deseando contemplarlo.

Por eso, con ánimo dispuesto y vigilante poned toda vuestra esperanza en la gracia que os llegará cuando Jesucristo se manifieste. Como hijos obedientes no ós amoldéis a las pasiones que teníais cuando estabais en vuestra ignorancia. Como es santo el que os llamó, sed también santos en toda vuestra conducta, porque está escrito: «Sed santos, porque yo soy santo.»

Si llamáis Padre al que sin acepción de personas juzga a cada uno según sus obras, tomad en serio vuestro proceder en esta vida. Ya sabéis con qué os rescataron de la vana conducta que habíais heredado de vuestros mayores: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha. Ya de antes de la creación del mundo estaba él predestinado para eso; y al fin de los tiempos se ha manifestado por amor a vosotros. Por él creéis en Dios que lo resucitó de entre los muertos y lo glorificó.
Así vuestra fe y esperanza se centran en Dios.

RESPONSORIO    1Pe 1, 3. 13

R. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, * por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Aleluya.
V. Con ánimo dispuesto y vigilante poned toda vuestra esperanza en la gracia que os llegará.
R. Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Aleluya.

 

 

SEGUNDA LECTURA

 

De la Homilía de Melitón de Sardes, obispo, Sobre la Pascua

(Núms. 2-7. 100-103: SC 123, 60-64. 120-122)

 

ENCOMIO DE CRISTO

 

Entendedlo, queridos hermanos: el misterio pascual es algo a la vez nuevo y antiguo, eterno y temporal, corruptible e incorruptible, mortal e inmortal.

 

Antiguo según la ley, pero nuevo según la Palabra encarnada; temporal en la figura, eterno en la gracia; corruptible en cuanto a la inmolación del cordero, incorruptible en la vida del Señor; mortal por su sepultura bajo tierra, inmortal por su resurrección de entre los muertos.

 

La ley, en efecto, es antigua, pero la Palabra es nueva; la figura es temporal, la gracia es eterna; el cordero es corruptible, pero incorruptible es el Señor, que fue inmolado como un cordero y resucitó como Dios.

 

Dice la Escritura: Era como cordero llevado al matadero, y sin embargo no era ningún cordero; era como oveja muda, y sin embargo no era ninguna oveja. La figura ha pasado y ha llegado la realidad: en lugar del cordero está Dios, y en lugar de la oveja está un hombre, y en este hombre está Cristo, que lo abarca todo.

 

Por tanto, la inmolación del cordero, la celebración de la Pascua y el texto de la ley tenían como objetivo final a Cristo Jesús, pues todo cuanto acontecía en la antigua ley se realizaba en vistas a él, y mucho más en la nueva ley.

 

La ley, en efecto, se ha convertido en Palabra, y de antigua se ha convertido en nueva (y una y otra han salido de Sión y de Jerusalén); el precepto se ha convertido en gracia, la figura en realidad, el cordero en el Hijo, la oveja en un hombre y este hombre en Dios.

 

El Señor, siendo Dios, se revistió de naturaleza humana, sufrió por nosotros, que estábamos sujetos al dolor, fue atado por nosotros, que estábamos cautivos, fue condenado por nosotros, que éramos culpables, fue sepultado por nosotros, que estábamos bajo el poder del sepulcro, resucitó de entre los muertos y clamó con voz potente: «¿Quién me condenará? Que se me acerque. Yo he librado a los que estaban condenados, he dado la vida a los que estaban muertos, he resucitado a los que estaban en el sepulcro. ¿Quién pleiteará contra mí? Yo soy Cristo -dice-, el que he destruido la muerte, el que he triunfado del enemigo, el que he pisoteado el infierno, el que he atado al fuerte y he arrebatado al hombre hasta lo más alto de los cielos: yo, que soy el mismo Cristo.

 

Venid, pues, los hombres de todas las naciones, que os habéis hecho iguales en el pecado, y recibid el perdón de los pecados. Yo soy vuestro perdón, yo la Pascua de salvación, yo el cordero inmolado por vosotros, yo vuestra purificación, yo vuestra vida, yo vuestra resurrección, yo vuestra luz, yo vuestra salvación, yo vuestro rey. Yo soy quien os hago subir hasta lo alto de los cielos, yo soy quien os resucitaré y os mostraré el Padre que está en los cielos, yo soy quien os resucitaré con el poder de mi diestra.»

 

RESPONSORIO    Hch 13, 32-33; 10, 42b; 2, 36

 

R. La promesa que Dios hizo a nuestros padres la ha cumplido ahora, resucitando a Jesús: * él ha sido constituido por Dios juez de vivos y muertos. Aleluya.

V. Dios ha constituido Señor y Mesías a este mismo Jesús, a quien vosotros habéis crucificado.

R. Él ha sido constituido por Dios juez de vivos y muertos. Aleluya.

 

 

*Lectura del santo evangelio según san Mateo (28,8-15)*

En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo:
«Alegraos».
Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él.
Jesús les dijo:
«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:
«Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernados, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros».
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.

Palabra del Señor

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Id en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado el Señor de entre los muertos.» Aleluya.

 

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas:

 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Id en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado el Señor de entre los muertos.» Aleluya.

 

PRECES

 

Glorifiquemos a Cristo, a quien el Padre ha enaltecido dándole en herencia todas las naciones, y digámosle suplicantes:

 

Por tu victoria, sálvanos, Señor.

 

Señor Jesucristo, que en tu victoria destruiste el poder del abismo, venciendo la muerte y el pecado,

haz que también nosotros venzamos hoy el pecado.

 

Tú que alejaste de nosotros la muerte y nos has dado nueva vida,

concédenos andar hoy por la senda de esta vida nueva.

 

Tú que diste vida a los muertos, haciendo pasar a la humanidad entera de la muerte a la vida,

concede el don de la vida eterna a cuantos se relacionarán hoy con nosotros.

 

Tú que llenaste de confusión a los que hacían guardia ante tu sepulcro y alegraste a los discípulos con tus apariciones,

llena de gozo a cuantos te sirven.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Porque deseamos que la luz de Cristo alumbre a todos los hombres, pidamos al Padre que su reino llegue a nosotros:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios nuestro, que haces crecer a tu Iglesia dándole continuamente nuevos hijos por el bautismo, concédenos ser siempre fieles en nuestra vida a la fe que en ese sacramento hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

 

HORA TERCIA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: AL SEÑOR CONFESAMOS, ¡ALELUYA!

 

Al Señor confesamos, ¡aleluya!

En la hora de tercia a la mañana

se llenaron los suyos de esperanza,

y lejos de la noche y de la duda

salieron con la llama y la palabra.

 

Al Señor adoramos, ¡aleluya!

Han marcado sus pies nuestros caminos,

marcó su nombre el nombre de los siglos,

y en la tierra su voz cual voz ninguna

convoca seguidores y testigos.

 

Al Señor esperamos, ¡aleluya!

Y ahora celebramos al Viviente,

a Jesús victorioso de la muerte;

acéptanos, oh Cristo, cual liturgia

de gloria que ganaste y a ti vuelve. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere. Aleluya.

 

Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ

 

En mi aflicción llamé al Señor,

y él me respondió.

Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,

de la lengua traidora.

 

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,

lengua traidora?

Flechas de arquero, afiladas

con ascuas de retama.

 

¡Ay de mí, desterrado en Masac,

acampado en Cadar!

Demasiado llevo viviendo

con los que odian la paz;

cuando yo digo: «Paz»,

ellos dicen: «Guerra».

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

 

Levanto mis ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio?

El auxilio me viene del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

No permitirá que resbale tu pie,

tu guardián no duerme;

no duerme ni reposa

el guardián de Israel.

 

El Señor te guarda a su sombra,

está a tu derecha;

de día el sol no te hará daño,

ni la luna de noche.

 

El Señor te guarda de todo mal,

él guarda tu alma;

el Señor guarda tus entradas y salidas,

ahora y por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

 

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.

 

Jerusalén está fundada

como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,

 

según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia

en el palacio de David.

 

Desead la paz a Jerusalén:

«Vivan seguros los que te aman,

haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios.»

 

Por mis hermanos y compañeros,

voy a decir: «La paz contigo.»

Por la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere. Aleluya.

 

LECTURA BREVE   Cf. Ap 1, 17c-18

 

Vi al Hijo del hombre y me dijo: «Yo soy el primero y el último, el que vive. Estaba muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del hades.»

 

V. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R. Sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, que haces crecer a tu Iglesia dándole continuamente nuevos hijos por el bautismo, concédenos ser siempre fieles en nuestra vida a la fe que en ese sacramento hemos recibido. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA SEXTA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: VERBO DE DIOS, EL SOL DE MEDIODÍA

 

Verbo de Dios, el sol de mediodía,

amable mensajero de tu rostro,

fecunda nuestra tierra y la hermosea

como fuente de luz, de vida y gozo.

 

Más hermoso tu cuerpo, que es pleroma

del infinito amor jamás gastado;

y de ese mar sin fondo ni ribera

la Iglesia es tu pleroma continuado.

 

Verbo de Dios, que reinas sin fatiga,

que emerges victorioso del trabajo,

reina dichoso tú que nos esperas

mientras nosotros vamos caminando. Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

 

Salmo 8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.

 

Señor, dueño nuestro,

¡que admirable es tu nombre

en toda la tierra!

 

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho

has sacado una alabanza contra tus enemigos,

para reprimir al adversario y al rebelde.

 

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;

la luna y las estrellas que has creado,

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;

el ser humano, para darle poder?

 

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,

lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos,

todo lo sometiste bajo sus pies:

 

rebaños de ovejas y toros,

y hasta las bestias del campo,

las aves del cielo, los peces del mar,

que trazan sendas por las aguas.

 

Señor, dueño nuestro,

¡que admirable es tu nombre

en toda la tierra!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

SALMO 18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.

 

El cielo proclama la gloria de Dios,

el firmamento pregona la obra de sus manos:

el día al día le pasa el mensaje,

la noche a la noche se lo murmura.

 

Sin que hablen, sin que pronuncien,

sin que resuene su voz,

a toda la tierra alcanza su pregón

y hasta los límites del orbe su lenguaje.

 

Allí le ha puesto su tienda al sol:

él sale como el esposo de su alcoba,

contento como un héroe, a recorrer su camino.

 

Asoma por un extremo del cielo,

y su órbita llega al otro extremo:

nada se libra de su calor.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 18 B - HIMNO A DIOS, AUTOR DE LA LEY

 

La ley del Señor es perfecta

y es descanso del alma;

el precepto del Señor es fiel

e instruye al ignorante;

 

los mandatos del Señor son rectos

y alegran el corazón;

la norma del Señor es límpida

y da luz a los ojos;

 

la voluntad del Señor es pura

y eternamente estable;

los mandamientos del Señor son verdaderos

y enteramente justos;

 

más preciosos que el oro,

más que el oro fino;

más dulces que la miel

de un panal que destila.

 

Aunque tu siervo vigila

para guardarlos con cuidado,

¿quién conoce sus faltas?

Absuélveme de lo que se me oculta.

 

Preserva a tu siervo de la arrogancia,

para que no me domine:

así quedaré libre e inocente

del gran pecado.

 

Que te agraden las palabras de mi boca,

y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,

Señor, roca mía, redentor mío.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

 

LECTURA BREVE   Col 2, 9-10a.12

 

En Cristo, en su cuerpo glorificado, habita toda la plenitud de la deidad; e, incorporados a él, alcanzáis también vosotros esa plenitud en él. con Cristo fuisteis sepultados en el bautismo, y con él resucitasteis mediante la fe en el poder de Dios, que lo resucitó de entre los muertos.

 

V. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R. Sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, que haces crecer a tu Iglesia dándole continuamente nuevos hijos por el bautismo, concédenos ser siempre fieles en nuestra vida a la fe que en ese sacramento hemos recibido. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

HORA NONA

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: REINA EL SEÑOR ALLÍ DONDE NINGUNO

 

Reina el Señor allí donde ninguno

ciñe corona que haya dado el mundo;

reina el Señor allí donde la vida

sin lágrimas es río de delicias.

 

Reina el Señor, el compasivo siervo,

que en sus hombros cargó nuestro madero;

vive el muerto en la cruz, el sepultado

y con hierro sellado y custodiado.

 

Cruzó el oscuro valle de la muerte

hasta bajar a tumba de rebeldes;

fingía que era suya nuestra pena,

y en silencio escuchó nuestra sentencia.

 

Pero reina el Señor, la tierra goza,

y ya se escuchan los cánticos de boda.

¡Gloria al Señor Jesús resucitado,

nuestra esperanza y triunfo deseado! Amén.

 

SALMODIA

 

Ant 1. Si habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba. Aleluya.

 

Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.

 

Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

 

Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.

 

Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

 

La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.

 

Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

 

¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!

 

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;

 

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

 

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Si habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba. Aleluya.

 

LECTURA BREVE   2Tm 2, 8.11

 

Acuérdate de Cristo Jesús, del linaje de David, que vive resucitado de entre los muertos, como enseño en mi mensaje de salud. Verdadera es la sentencia que dice: Si hemos muerto con él, viviremos también con él.

 

V. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R. Sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

ORACIÓN

 

OREMOS,

Dios nuestro, que haces crecer a tu Iglesia dándole continuamente nuevos hijos por el bautismo, concédenos ser siempre fieles en nuestra vida a la fe que en ese sacramento hemos recibido. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

(Oración de la tarde)

 

INVOCACIÓN INICIAL

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno: CANTARÁN, LLORARÁN RAZAS Y HOMBRES

 

Cantarán, llorarán razas y hombres,

buscarán la esperanza en el dolor,

el secreto de vida es ya presente:

resucitó el Señor.

 

Dejarán de llorar los que lloraban,

brillará en su mirar la luz del sol,

ya la causa del hombre está ganada:

resucitó el Señor.

 

Volverán entre cánticos alegres

los que fueron llorando a su labor,

traerán en sus brazos la cosecha:

resucitó el Señor.

 

Cantarán a Dios Padre eternamente

la alabanza de gracias por su don,

en Jesús ha brillado su Amor santo:

resucitó el Señor. Amén.

 

 

SALMODIA

 

Ant 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

 

Salmo 109, 1-5, 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.

 

Oráculo del Señor a mi Señor:

«Siéntate a mi derecha,

y haré de tus enemigos

estrado de tus pies.»

 

Desde Sión extenderá el Señor

el poder de tu cetro:

somete en la batalla a tus enemigos.

 

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,

entre esplendores sagrados;

yo mismo te engendré, como rocío,

antes de la aurora.»

 

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:

«Tú eres sacerdote eterno

según el rito de Melquisedec.»

 

El Señor a tu derecha, el día de su ira,

quebrantará a los reyes.

 

En su camino beberá del torrente,

por eso levantará la cabeza.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

 

Ant 2. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.

 

Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.

 

Cuando Israel salió de Egipto,

los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,

Judá fue su santuario,

Israel fue su dominio.

 

El mar, al verlos, huyó,

el Jordán se echó atrás;

los montes saltaron como carneros;

las colinas, como corderos.

 

¿Qué te pasa, mar, que huyes,

y a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;

colinas, que saltáis como corderos?

 

En presencia del Señor se estremece la tierra,

en presencia del Dios de Jacob;

que transforma las peñas en estanques,

el pedernal en manantiales de agua.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.

 

Ant 3. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.» Aleluya.

 

Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7

 

El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.

 

Aleluya.

La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios

(R. Aleluya)

porque sus juicios son verdaderos y justos.

R. Aleluya, (aleluya).

 

Aleluya.

Alabad al Señor sus siervos todos.

(R. Aleluya)

Los que le teméis, pequeños y grandes.

R. Aleluya, (aleluya).

 

Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.

(R. Aleluya)

Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

R. Aleluya, (aleluya).

 

Aleluya.

Llegó la boda del cordero.

(R. Aleluya)

Su esposa se ha embellecido.

R. Aleluya, (aleluya).

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.» Aleluya.

 

LECTURA BREVE   Hb 8, 1b-3a

 

Tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos. Él es ministro del santuario y de la verdadera Tienda de Reunión, que fue fabricada por el Señor y no por hombre alguno. Todo sumo sacerdote es instituido para ofrecer oblaciones y sacrificios.

 

RESPONSORIO BREVE

 

En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:

 

Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. Jesús salió al encuentro de las mujeres y les dijo: «Buenos días.» Ellas se acercaron y se abrazaron a sus pies. Aleluya.

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Jesús salió al encuentro de las mujeres y les dijo: «Buenos días.» Ellas se acercaron y se abrazaron a sus pies. Aleluya.

 

PRECES

 

Con espíritu gozoso, invoquemos a Cristo, a cuya humanidad dio vida el Espíritu Santo, haciéndolo fuente de vida para los hombres, y digámosle:

 

Renueva y da vida a todas las cosas, Señor.

 

Cristo, salvador del mundo y rey de la nueva creación, haz que, ya desde ahora, con el espíritu vivamos en tu reino,

donde estás sentado a la derecha del Padre.

 

Señor, tú que vives en tu Iglesia hasta el fin de los tiempos,

condúcela por el Espíritu Santo al conocimiento de toda verdad.

 

Que los enfermos, los moribundos y todos los que sufren encuentren luz en tu victoria,

y que tu gloriosa resurrección los consuele y los conforte.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Al terminar este día, te ofrecemos nuestro homenaje, oh Cristo, luz imperecedera,

y te pedimos que con la gloria de tu resurrección ilumines a nuestros hermanos difuntos.

 

Porque Jesucristo nos ha hecho participar de su propia vida, somos hijos de Dios y por ello nos atrevemos a decir:

 

Padre nuestro...

 

ORACION

 

Dios nuestro, que haces crecer a tu Iglesia dándole continuamente nuevos hijos por el bautismo, concédenos ser siempre fieles en nuestra vida a la fe que en ese sacramento hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.