Musica Para el Alma
viernes, 6 de noviembre de 2020
EVANGELIO DE LUCAS 16,9-15 CICLO A
Sábado, 7
de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (16,9-15):
9 «Yo os digo: Haceos amigos con el
Dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas
moradas.
10 El que es fiel en lo mínimo, lo es
también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo
mucho.
11 Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero
injusto, ¿quién os confiará lo verdadero?
12 Y si no fuisteis fieles con lo ajeno,
¿quién os dará lo vuestro?
13 «Ningún criado puede servir a dos
señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y
despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.»
14 Estaban oyendo todas estas cosas los
fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de él.
15 Y les dijo: «Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero
Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es
abominable ante Dios.
Palabra del Señor
(Haceos amigos con el Dinero injusto, para
que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas).
*Entender esta parte parece complicado. El dinero
está diseñando para un intercambio justo entre productos, vienes y servicio.
Donde comienza el problema, cuando quiero tu dinero, dándote un mal servicio, y
comienzo acumular el dinero; dándote un mal servicio, o te pongo a trabajar y
no te pago lo que es justo. Cuando hago esto me voy haciendo amigo de un grupo
de persona que tienen la misma mentalidad que yo de, vivir bien y cómodo con
dinero ganado a fuerza de injusticia. Y si administro mi vida injustamente,
como puedo pensar que el Señor me dará su amor, para que lo administre. La
buena noticia para mi está en que el Señor quiere que lo que tengo, todo lo que
el Señor ha puesto a mí disposición, haga mucho mejor, lo que tengo que hacer
bien*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
ORACION AL MEDIODIA EL ANGELUS
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL SABADO 7 ORACIONES DEL DIA
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
SABADO SEMANA III
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: CANTEMOS AL SEÑOR CON INDECIBLE GOZO.
Cantemos al Señor con indecible gozo,
él guarde la esperanza de nuestro corazón,
dejemos la inquietud posar entre sus manos,
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Dichoso será aquel que siempre en él confía
en horas angustiosas de lucha y de aflicción,
confiad en el Señor si andáis atribulados,
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Los justos saben bien que Dios siempre nos ama,
en penas y alegrías su paz fue su bastión,
la fuerza del Señor fue gloria en sus batallas,
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Envíanos, Señor, tu luz esplendorosa
si el alma se acongoja en noche y turbación,
qué luz, qué dulce paz en Dios el hombre encuentra;
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Recibe, Padre santo, el ruego y la alabanza,
que a ti, por Jesucristo y por el Consolador,
dirige en comunión tu amada y santa Iglesia;
abramos nuestro espíritu a su infinito amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables.
Ant 2. Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos.
Cántico: DAME SEÑOR, LA SABIDURÍA Sb 9, 1-6. 9-11
Dios de los padres y Señor de la misericordia,
que con tu palabra hiciste todas las cosas,
y en tu sabiduría formaste al hombre,
para que dominase sobre tus creaturas,
y para que rigiese el mundo con santidad y justicia
y lo gobernase con rectitud de corazón.
Dame la sabiduría asistente de tu trono
y no me excluyas del número de tus siervos,
porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva,
hombre débil y de pocos años,
demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.
Pues aunque uno sea perfecto
entre los hijos de los hombres,
sin la sabiduría, que procede de ti,
será estimado en nada.
Contigo está la sabiduría conocedora de tus obras,
que te asistió cuando hacías el mundo,
y que sabe lo que es grato a tus ojos
y lo que es recto según tus preceptos.
Mándala de tus santos cielos
y de tu trono de gloria envíala
para que me asista en mis trabajos
y venga yo a saber lo que te es grato.
Porque ella conoce y entiende todas las cosas,
y me guiará prudentemente en mis obras,
y me guardará en su esplendor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos.
Ant 3. La fidelidad del Señor dura por siempre.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La fidelidad del Señor dura por siempre.
LECTURA BREVE Flp 2, 14-15
Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, a fin de que seáis
irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha, en medio de esta
generación mala y perversa, entre la cual aparecéis como antorchas en el mundo.
RESPONSORIO BREVE
V. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Mi heredad en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Tu
fidelidad, Señor, llega hasta las nubes.
R. Tus sentencias son como el océano inmenso.
PRIMERA LECTURA
Del libro de la Sabiduría 18, 1-16; 19, 3-9
LA NOCHE DE LA PASCUA
Tus santos disfrutaban de espléndida luz; los egipcios, que oían sus voces sin
ver su figura, los felicitaban por no haber padecido como ellos; les daban las
gracias porque no se desquitaban de los malos tratos recibidos y les pedían por
favor que se marcharan. Entonces, les proporcionaste una columna de fuego, que
los guiara en el viaje desconocido, y un sol, inofensivo, para sus andanzas
gloriosas. En cambio, bien merecían verse privados de luz, prisioneros de las
tinieblas, los que tuvieron encerrados en prisión a tus hijos, los cuales
habían de dar al mundo la luz imperecedera de la ley.
Cuando decidieron matar a los niños de los santos -y se salvó uno solo,
expósito-, en castigo les arrebataste sus hijos en masa, y los eliminaste a
todos juntos en las aguas formidables. Aquella noche fue anunciada de antemano
a nuestros padres, para que tuvieran ánimo, al conocer con certeza la promesa
de que se fiaban. Tu pueblo esperaba ya la salvación de los inocentes y la
perdición de los enemigos, pues con una misma acción castigabas a los
adversarios y nos honrabas llamándonos a ti.
Los piadosos herederos de las bendiciones ofrecían sacrificios a escondidas y,
de común acuerdo, se imponían esta ley sagrada: que todos los santos serían
solidarios en los peligros y en los bienes, y empezaron a entonar los himnos
tradicionales. Hacían eco los gritos destemplados de los enemigos, y cundía el
clamor quejumbroso del duelo por sus hijos; idéntico castigo sufrían el esclavo
y el amo, el plebeyo y el rey padecían lo mismo; todos sin distinción tenían
muertos innumerables, víctimas de la misma muerte; los vivos no daban abasto
para enterrarlos, porque en un momento pereció lo mejor de su raza. Aunque la
magia los había hecho desconfiar de todo, cuando el exterminio de los
primogénitos confesaron que el pueblo aquel era hijo de Dios.
Cuando un sosegado silencio todo lo envolvía y la noche se encontraba en la
mitad de su carrera, tu palabra omnipotente, como paladín inexorable, descendió
del cielo desde el trono real al país condenado; llevaba la espada afilada de
tu orden terminante; se detuvo y lo llenó todo de muerte; pisaba la tierra y
tocaba el cielo.
Pero aquéllos, antes de terminar los funerales, llorando junto a las tumbas de
los muertos, tramaron otro plan insensato, y a los que habían expulsado con
súplicas, los perseguían como fugitivos. Hasta este extremo los arrastró su
merecido destino y los hizo olvidarse del pasado, para que remataran con sus
torturas el castigo pendiente, y, mientras tu pueblo realizaba un viaje
sorprendente, toparan ellos con una muerte insólita.
Porque la creación entera, cumpliendo tus órdenes, cambió radicalmente de
naturaleza, para guardar incólumes a tus hijos. Se vio la nube dando sombra al
campamento, la tierra firme emergiendo donde había antes agua, el mar Rojo
convertido en camino practicable y el violento oleaje hecho una vega verde; por
allí pasaron, en formación compacta, los que iban protegidos por tu mano,
presenciando prodigios asombrosos. Retozaban como potros y triscaban como
corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador.
RESPONSORIO Cf. Sb 19, 5. 6. 7; 10, 20
R. Tus santos, Señor, realizaron un viaje sorprendente, cumpliendo
tus órdenes, y los guardaste incólumes en medio del violento oleaje. * Emergió
la tierra firme, convertido el mar Rojo en camino practicable.
V. Cantaron, Señor, un himno a tu santo nombre, ensalzando a coro tu
mano victoriosa.
R. Emergió la tierra firme, convertido el mar Rojo en camino
practicable.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Ambrosio, obispo, Sobre el bien de la muerte
(Cap. 3, 9; 4, 15: CSEL 32, 710. 716-717)
LLEVEMOS SIEMPRE EN NOSOTROS LOS SUFRIMIENTOS MORTALES DE JESÚS
Dice el Apóstol: El mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. Existe,
pues, en esta vida una muerte que es buena; por ello se nos exhorta a que
llevemos siempre en nosotros por todas partes los sufrimientos mortales de
Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nosotros.
Que la muerte vaya, pues, actuando en nosotros, para que también se manifieste
en nosotros la vida, es decir, para que obtengamos aquella vida buena que sigue
a la muerte, vida dichosa después de la victoria, vida feliz, terminado el
combate, vida en la que la ley de la carne no se opone ya a la ley del
espíritu, vida, finalmente, en la que ya no es necesario luchar contra el
cuerpo mortal, porque el mismo cuerpo mortal ha alcanzado ya la victoria.
Yo mismo no sabría decir si la grandeza de esta muerte es mayor incluso que la
misma vida. Pues me hace dudar la autoridad del Apóstol que afirma: En nosotros
va trabajando la muerte, y en vosotros va actuando la vida. En efecto, ¡cuántos
pueblos no fueron engendrados a la vida por la muerte de uno solo! Por ello
enseña el Apóstol que los que viven en esta vida deben apetecer que la muerte
feliz de Cristo brille en sus propios cuerpos y deshaga nuestra condición
física para que nuestro interior se renueve y, desmoronándose la morada
terrestre en que acampamos, dé lugar a la edificación de una casa eterna en el
cielo.
Imita, pues, la muerte del Señor quien se aparta de la vida según la carne y
aleja de sí aquellas injusticias de las que el Señor dice por Isaías: Abre las
prisiones injustas, haz saltar las coyundas de los yugos, deja libres a los
oprimidos, rompe todos los cepos.
El Señor, pues, quiso morir y penetrar en el reino de la muerte para destruir
con ello toda culpa; pero, a fin de que la naturaleza humana no acabara
nuevamente en la muerte, se nos dio la resurrección de los muertos: así por la
muerte fue destruida la culpa y por la resurrección la naturaleza humana
recobró la inmortalidad.
La muerte de Cristo es, pues, como la transformación del universo. Es
necesario, por tanto, que también tú te vayas transformando sin cesar: debes
pasar de la corrupción a la incorrupción, de la muerte a la vida, de la
mortalidad a la inmortalidad; de la turbación a la paz. No te perturbe, pues,
el oír el nombre de muerte, antes bien, deléitate en los dones que te aporta
este tránsito feliz. ¿Qué significa en realidad para ti la muerte sino la
sepultura de los vicios y la resurrección de las virtudes? Por eso dice la
Escritura: Muera yo con la muerte de los justos, es decir, sea yo sepultado
como ellos, para que desaparezcan mis culpas y sea revestido de la santidad de
los justos, es decir, de aquellos que llevan en su cuerpo y en su alma la
muerte de Cristo.
RESPONSORIO 2Tm 2, 11-12; Sir 1, 29
R. Verdadera es la sentencia que dice: Si hemos muerto con él,
viviremos también con él; * si tenemos constancia en el
sufrir, reinaremos también con él.
V. El hombre paciente resiste hasta el momento preciso, mas luego
brotará para él abundantemente la alegría.
R. Si tenemos constancia en el sufrir, reinaremos también con él.
Sábado, 7
de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (16,9-15):
9 «Yo os digo: Haceos amigos con el Dinero
injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas.
10 El que es fiel en lo mínimo, lo es
también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo
mucho.
11 Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero
injusto, ¿quién os confiará lo verdadero?
12 Y si no fuisteis fieles con lo ajeno,
¿quién os dará lo vuestro?
13 «Ningún criado puede servir a dos
señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y
despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.»
14 Estaban oyendo todas estas cosas los
fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de él.
15 Y les dijo: «Vosotros sois los que os la
dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones;
porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
PRECES
Invoquemos a Dios por intercesión de María, a quien el Señor
colocó por encima de todas las creaturas celestiales y terrenas, diciendo:
Contempla, Señor, a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Padre de misericordia, te damos gracias porque nos has dado a María como madre
y ejemplo;
santifícanos por su intercesión.
Tú que hiciste que María meditara tus palabras, guardándolas en su corazón, y
fuera siempre fidelísima hija tuya,
por su intercesión haz que también nosotros seamos de verdad hijos tuyos y
discípulos de tu Hijo.
Tú que quisiste que María concibiera por obra del Espíritu Santo,
por intercesión de María otórganos los frutos de este mismo Espíritu.
Tú que diste fuerza a María para permanecer junto a la cruz y la llenaste de
alegría con la resurrección de tu Hijo,
por intercesión de María confórtanos en la tribulación y reanima nuestra
esperanza.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestras súplicas con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios misericordioso, fuente y origen de nuestra salvación, haz
que, mientras dure nuestra vida aquí en la tierra, te alabemos constantemente y
podamos así participar un día en la alabanza eterna del cielo. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: HOY ROMPE LA CLAUSURA
Hoy rompe la clausura
del surco empedernido
el grano en él hundido
por nuestra mano dura;
y hoy da su flor primera
la rama sin pecado
del árbol mutilado
por nuestra mano fiera.
Hoy triunfa el buen Cordero
que, en esta tierra impía,
se dio con alegría
por el rebaño entero;
y hoy junta su extraviada
majada y la conduce
al sitio en que reluce
la luz resucitada.
Hoy surge, viva y fuerte,
segura y vencedora,
la Vida que hasta ahora
yacía en honda muerte;
y hoy alza del olvido
sin fondo y de la nada
al alma rescatada
y al mundo redimido. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Desead la paz a Jerusalén.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desead la paz a Jerusalén.
Ant 2. Desde la aurora hasta la noche mi alma aguarda al Señor.
Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde la aurora hasta la noche mi alma aguarda al Señor.
Ant 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la
tierra. Aleluya.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2,
6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la
tierra. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Pe 1, 19-21
Tenemos confirmada la palabra profética, a la que hacéis bien en prestar
atención, como a lámpara que brilla en lugar oscuro, hasta que despunte el día
y salga el lucero de la mañana en vuestro corazón. Ante todo habéis de saber
que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada; pues nunca fue
proferida alguna por voluntad humana, sino que, llevados del Espíritu Santo,
hablaron los hombres de parte de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
V. Su gloria se eleva sobre los cielos.
R. Alabado sea el nombre del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Abriré mis labios para hablar en parábolas; declararé cosas que
han estado ocultas desde la creación del mundo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Abriré mis labios para hablar en parábolas; declararé cosas que
han estado ocultas desde la creación del mundo.
PRECES
Invoquemos a Cristo, alegría de cuantos se refugian en él, y
digámosle:
Míranos y escúchanos, Señor.
Testigo fiel y primogénito de entre los muertos, tú que nos purificaste con tu
sangre
no permitas que olvidemos nunca tus beneficios.
Haz que aquellos a quienes elegiste como ministros de tu Evangelio
sean siempre fieles y celosos dispensadores de los misterios del reino.
Rey de la paz, concede abundantemente tu Espíritu a los que gobiernan las
naciones
para que cuiden con interés de los pobres y postergados.
Sé ayuda para cuantos son víctimas de cualquier segregación por causa de su
raza, color, condición social, lengua o religión
y haz que todos reconozcan su dignidad y respeten sus derechos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A los que han muerto en tu amor dales también parte en tu felicidad
con María y con todos tus santos.
Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a
decir:
Padre nuestro...
ORACION
Mira con misericordia a estos tus hijos, Señor, y multiplica tu
gracia sobre nosotros, para que, fervorosos en la fe, la esperanza y el amor,
perseveremos en el fiel cumplimiento de tus mandamientos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL SABADO 7 DE NOVIEMBRE 2020
Lecturas de
la 31º Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Sábado, 7 de noviembre de 2020
Primera lectura
Lectura de
la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (4,10-19):
Me alegré muchísimo en Cristo de que ahora por fin pudierais expresar el
interés que sentís por mí; siempre lo habíais sentido, pero os faltaba la
ocasión. Aunque ando escaso de recursos, no lo digo por eso; yo he aprendido a
arreglarme en toda circunstancia. Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy
entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la
privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien
en compartir mi tribulación. Vosotros, los filipenses, sabéis además que, desde
que salí de Macedonia y empecé a predicar el Evangelio, ninguna Iglesia, aparte
de vosotros, me abrió una cuenta de haber y debe. Ya a Tesalónica, me
mandasteis más de una vez un subsidio para aliviar mi necesidad; no es que yo
busque regalos, busco que los intereses se acumulen en vuestra cuenta. Éste es
mi recibo: por todo y por más todavía. Estoy plenamente pagado al recibir lo
que me mandáis con Epafrodito: es un incienso perfumado, un sacrificio aceptable
que agrada a Dios. En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con
magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
111,1-2.5-6.8a.9
R/. Dichoso quien teme al Señor
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R/.
R/. Dichoso quien teme al Señor
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R/.
R/. Dichoso quien teme al Señor
Su corazón está, seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R/.
R/. Dichoso
quien teme al Señor
Sábado, 7
de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (16,9-15):
9 «Yo os digo: Haceos amigos con el
Dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas
moradas.
10 El que es fiel en lo mínimo, lo es
también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo
mucho.
11 Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero
injusto, ¿quién os confiará lo verdadero?
12 Y si no fuisteis fieles con lo ajeno,
¿quién os dará lo vuestro?
13 «Ningún criado puede servir a dos
señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y
despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.»
14 Estaban oyendo todas estas cosas los
fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de él.
15 Y les dijo: «Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero
Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es
abominable ante Dios.
Palabra del Señor
(Haceos amigos con el Dinero injusto, para
que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas).
*Entender esta parte parece complicado. El dinero
está diseñando para un intercambio justo entre productos, vienes y servicio.
Donde comienza el problema, cuando quiero tu dinero, dándote un mal servicio, y
comienzo acumular el dinero; dándote un mal servicio, o te pongo a trabajar y
no te pago lo que es justo. Cuando hago esto me voy haciendo amigo de un grupo
de persona que tienen la misma mentalidad que yo de, vivir bien y cómodo con
dinero ganado a fuerza de injusticia. Y si administro mi vida injustamente,
como puedo pensar que el Señor me dará su amor, para que lo administre. La
buena noticia para mi está en que el Señor quiere que lo que tengo, todo lo que
el Señor ha puesto a mí disposición, haga mucho mejor, lo que tengo que hacer
bien*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.