Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre;
limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina
mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y
devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia
de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO DE NAVIDAD
MARTES DE LA SEMANA II
Del propio del Tiempo. Salterio II
7 de enero
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. A Cristo, que se nos ha manifestado, venid,
adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ESTRELLA NUNCA VISTA SE APARECE
Estrella nunca vista se aparece
a los remotos magos orientales,
y, al juzgar de los fuegos celestiales,
otra lumbre mayor los esclarece.
Nacido sacro Rey se les ofrece,
con nuevas maravillas y señales,
para que reverentes y leales
la obediencia le den como merece.
Parten llevados de la luz y el fuego,
del fuego de su amor; luz que los guía
con claridad ardiente y soberana.
Subió al trono de Dios el pío ruego,
y, llenos de firmísima alegría,
vieron la luz de Dios por nube humana.
Gloria y loores por la eternidad
tribútense a la Santa Trinidad. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.
Salmo 42 - DESEO DEL TEMPLO.
Hazme justicia, ¡oh Dios!, defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.
Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Señor, Dios mío.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Envíame, Señor, tu
luz y tu verdad.
Ant 2. Protégenos, Señor,
todos los días de nuestra vida.
Cántico: ANGUSTIA DE UN MORIBUNDO Y ALEGRÍA DE LA
CURACIÓN Is 38, 10-14. 17-20
Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.»
Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.
Levantan y enrollan mi vida
como una tienda de pastores.
Como un tejedor devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»
Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estas acabando.
Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.
El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.
Los vivos, los vivos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El Padre enseña a sus hijos tu fidelidad.
Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Protégenos, Señor,
todos los días de nuestra vida.
Ant 3. ¡Oh Dios!, tu
mereces un himno en Sión.
Salmo 64 - SOLEMNE ACCIÓN DE GRACIAS.
¡Oh Dios!, tú mereces un himno en Sión,
y a ti se te cumplen los votos,
porque tú escuchas las súplicas.
A ti acude todo mortal
a causa de sus culpas;
nuestros delitos nos abruman,
pero tú los perdonas.
Dichoso el que tú eliges y acercas
para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.
Con portentos de justicia nos respondes,
Dios, salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra
y del océano remoto;
Tú que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido de poder;
tú que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.
Los habitantes del extremo del orbe
se sobrecogen ante tus signos,
y a las puertas de la aurora y del ocaso
las llenas de júbilo.
Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales;
riegas los surcos, igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes;
coronas el año con tus bienes,
las rodadas de tu carro rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría;
las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh Dios!, tu
mereces un himno en Sión.
LECTURA BREVE Is 9,6
Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el
señorío y será llamado: «Consejero admirable», «Dios poderoso», «Padre
sempiterno» y «Príncipe de la paz».
RESPONSORIO BREVE
V. Se postrarán ante él todos los reyes.
R. Se postrarán ante
él todos los reyes.
V. Todos los pueblos
le servirán.
R. Y todos los reyes.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Se postrarán ante
él todos los reyes.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 54, 1-17
ALEGRÍA Y HERMOSURA DE LA NUEVA CIUDAD
Alégrate, la estéril, que no dabas a luz; rompe a cantar de júbilo, la que no
tenías dolores: porque la abandonada tendrá más hijos que la casada -dice el
Señor-. Ensancha el espacio de tu tienda, despliega sin miedo tus lonas, alarga
tus cuerdas, hinca bien tus estacas: porque te extenderás a derecha e
izquierda. Tu estirpe heredará las naciones y poblará ciudades desiertas.
No temas, no tendrás que avergonzarte; no te sonrojes, que no te afrentarán.
Olvidarás la vergüenza de tu soltería, ya no recordarás la afrenta de tu
viudez. El que te hizo te tomará por esposa: su nombre es el Señor de los
ejércitos. Tu redentor es el Santo de Israel, se llama Dios de toda la tierra.
Como a mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor; como a esposa de
juventud, repudiada -dice tu Dios-. Por un instante te abandoné, pero con gran
cariño te reuniré. En un arrebato de ira te escondí un instante mi rostro, pero
con misericordia eterna te quiero -dice el Señor, tu Redentor-.
Me sucede como en tiempo de Noé: Juré que las aguas del diluvio no volverían a
cubrir la tierra; así juro no airarme contra ti ni amenazarte. Aunque se
retiren los montes y vacilen las colinas, no se retirará de ti mi misericordia
ni mi alianza de paz vacilará -dice el Señor, que te quiere-. ¡Oh afligida,
zarandeada, desconsolada! Mira, yo mismo coloco tus piedras sobre azabaches,
tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de rubí, y puertas de esmeralda,
y muralla de piedras preciosas. Tus hijos serán discípulos del Señor, tendrán
gran paz tus hijos. Tendrás firme asiento en la justicia. Estarás lejos de la
opresión, y no tendrás que temer; y lejos del terror, que no se acercará.
Si alguien te ataca, no será de parte mía; cualquiera que te ataque, contra ti
se estrellará. Yo he creado al herrero, que sopla en las brasas y saca una
herramienta; y yo he creado al devastador funesto: ninguna arma foro jada
contra ti tendrá éxito, ninguna lengua que te acuse en juicio logrará
condenarte. Esta es la herencia de los siervos del Señor, esta es la victoria
que yo les doy -oráculo del Señor-.
RESPONSORIO Cf. Is 54, 8. 10; 43, 11
R. Con misericordia eterna te quiero -dice el Señor, tu Redentor-; *
no se retirará de ti mi misericordia ni mi alianza de paz vacilará.
V. Yo soy el Señor; fuera de mí no hay salvador.
R. No se retirará de ti mi misericordia ni mi alianza de paz
vacilará.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Pedro Crisólogo, obispo
(Sermón 160: PL 52, 620-622)
AQUEL QUE QUISO NACER PARA NOSOTROS NO QUISO SER IGNORADO POR
NOSOTROS
Aunque en el misterio mismo de la encarnación del Señor no faltaron claros
indicios de su divinidad, la solemnidad que hoy celebramos nos descubre y
revela de diversas maneras que Dios tomó naturaleza humana, para que nuestra
condición mortal, siempre envuelta por las tinieblas de la ignorancia, no
pierda por ignorancia lo que ha alcanzado tener y poseer sólo por gracia.
Pues aquel que quiso nacer para nosotros no quiso ser ignorado por nosotros, y
por eso se nos revela, para que este gran misterio de amor no se convierta en
ocasión de gran error.
Hoy los magos encuentran llorando en la cuna al que buscaban resplandeciente en
las estrellas. Hoy los magos contemplan claramente entre pañales al que larga y
re· signadamente buscaban en los astros, en la oscuridad de las señales.
Hoy los magos revuelven en su mente con profundo estupor lo que allí han visto:
el cielo en la tierra, la tierra en el cielo, el hombre en Dios, Dios en el
hombre, y a aquel a quien no puede contener el universo encerrado en un pequeño
cuerpecillo. Y, al verlo, lo aceptan sin discusión, como lo demuestran sus
dones simbólicos: el incienso, con el que profesan su divinidad; el oro,
expresión de la fe en su realeza; la mirra, como signo de su condición mortal.
Así los gentiles, que eran los últimos, llegan a ser los primeros, ya que la fe
de los magos inaugura la creencia de toda la gentilidad.
Hoy entra Cristo en las aguas del Jordán, para lavar los pecados del mundo: así
lo atestigua Juan con aquellas palabras: Éste es el Cordero de Dios, que quita
el pecado del mundo. Hoy el siervo prevalece sobre el Señor, el hombre sobre
Dios, Juan sobre Cristo; pero prevalece en vista a obtener el perdón, no a
darlo.
Hoy, como dice el salmista, la voz del Señor sobre las aguas. ¿Qué voz? Éste es
mi Hijo amado, en quien tengo mis complacencias.
Hoy el Espíritu Santo se cierne sobre las aguas en forma de paloma, para que
así como aquella otra paloma anunció a Noé que el diluvio había cesado en el
mundo, así ahora ésta fuera el indicio por el que los hombres conocieran que
había terminado el naufragio del mundo; y no lleva, como aquélla, una pequeña
rama del viejo olivo, sino que derrama sobre la cabeza del nuevo progenitor la
plenitud del crisma, para que se cumpla lo profetizado en el salmo: Por eso el
Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
Hoy Cristo comienza la serie de sus signos celestiales al convertir el agua en
vino. Más tarde, el agua se convertirá en el sacramento de su sangre, con lo
que Cristo dará, a los que beban del vaso de su cuerpo, la auténtica bebida,
dando así cumplimiento a las palabras del salmista: Y mi copa rebosa.
RESPONSORIO
R. Tres fueron los dones preciosos que los magos ofrecieron al Señor
en aquel día, y que encerraban en sí tres divinos misterios: * el oro, que lo
reconocía como rey poderoso; el incienso, que lo proclamaba como sumo
sacerdote; y la mirra, que profetizaba su muerte y sepultura.
V. Los magos adoraron en la cuna al autor de nuestra salvación y de
sus tesoros, le ofrecieron presentes, llenos de un místico simbolismo.
R. El oro, que lo reconocía como rey poderoso; el incienso, que lo
proclamaba como sumo sacerdote; y la mirra, que profetizaba su muerte y
sepultura.
ORACIÓN.
OREMOS,
Te pedimos, Señor, que ilumines nuestros corazones con el esplendor de tu
divinidad, para que podamos pasar a través de las tinieblas de este mundo y
llegar a la patria de la eterna claridad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
Amén
Martes, 7
de enero de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,12-17.23-25):
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a
Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el
territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta
Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del
Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una
luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les
brilló.»
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el
reino de los cielos.»
Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio
del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo. Su fama se extendió
por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de
enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curaba.
Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y
Trasjordania.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Desde oriente vinieron unos magos a Belén para
adorar al Señor, y, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, como a rey
soberano; incienso, como a Dios verdadero; y mirra, como a hombre mortal.
Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde oriente
vinieron unos magos a Belén para adorar al Señor, y, abriendo sus cofres, le
ofrecieron regalos: oro, como a rey soberano; incienso, como a Dios verdadero;
y mirra, como a hombre mortal. Aleluya.
PRECES
Aclamemos a Cristo, salvador enviado por Dios, a
quien han contemplado los confines de la tierra, y digámosle:
Gloria a ti, Señor Jesús.
Redentor de todos los pueblos, que al venir al mundo destruiste el muro que
separaba a Israel de las naciones paganas,
haz que desaparezcan del mundo todas las discriminaciones que atentan contra la
dignidad humana.
Tú que por tu encarnación y tu nacimiento quisiste habitar entre nosotros,
enséñanos a descubrir tu presencia en la Iglesia y en todos los hombres.
Tú que nos has dado el pleno conocimiento de Dios, nuestro Padre,
ayúdanos a vivir plenamente de tu palabra por nuestra fe y por nuestras obras.
Tú que eres el «Dios-con-nosotros» que has renovado maravillosamente la
creación entera,
haz que en nosotros todo se renueve también: el corazón, las palabras y las
obras.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A pesar de que en el mundo existe el odio y la division, oremos a aquel que nos
ha hermanado en Jesucristo diciento:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, que ilumines nuestros corazones
con el esplendor de tu divinidad, para que podamos pasar a través de las
tinieblas de este mundo y llegar a la patria de la eterna claridad. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
En 1222, a los 40 años de edad, ingresó en la Orden de
Predicadores (Dominicos), apenas 8 meses después de la muerte del fundador,
Santo Domingo de Guzmán.
Raimundo consideraba que el orgullo era un peligro para su alma.
Convencido de la importancia de hacer penitencia por la complacencia con que
había enseñado, pidió que le impusieran severas penitencias y oficios
humillantes. Pero sus superiores le encargaron investigar cómo responder a
preguntas difíciles de moral que los fieles presentan. El llamó a estas
"casos de conciencia". El resultado de su trabajo fue su famoso libro,
"Summa de casibus paenitentialibus", la primera obra de su género.
Esta ha sido de gran provecho para confesores y moralistas.
Tenía gran celo por la evangelización, trabajando incesantemente
en la predicación, la instrucción y la confesión. Insigne predicador dotado con
la "eficacia de la palabra", recorrió las provincias españolas de
Aragón, Castilla y Cataluña. Sus acompañantes comentaban que parecía casi
imposible que un predicador lograra tantas conversiones con sus sermones.
Según una tradición discutida, San Raimundo colaboró con San Pedro
Nolasco en la fundación de la orden de los Mercedarios los Padres Mercedarios,
dedicada principalmente a rescatar a los secuestrados por los mahometanos.