Musica Para el Alma
sábado, 17 de abril de 2021
EVANGELIO DE LUCAS 24,35-48 CICLO B
Lecturas
del Domingo 3º de Pascua - Ciclo B
Domingo, 18 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (24,35-48)*
35 Ellos, por su parte, contaron lo que
había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.
36 Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de
ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»
37 Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu.
38 Pero él les dijo: « ¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas
en vuestro corazón?
39 Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un
espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.»
40 Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
41 Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen
asombrados, les dijo: « ¿Tenéis aquí algo de comer?»
42 Ellos le ofrecieron parte de un pez asado.
43 Lo tomó y comió delante de ellos.
44 Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé
cuando todavía estaba con vosotros: "Es necesario que se cumpla todo lo
que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de
mí."»
45 Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las
Escrituras,
46 y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de
entre los muertos al tercer día
47 y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados
a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.
48 Vosotros sois testigos de estas cosas.
Palabra del Señor
(«Mientras
conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con
ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo »).
*Estos
discípulos regresaban a su vida de ante, se sentían derrotado, sin esperanza.
Con frecuencia me siento así, cuando algún plan o proyecto no se me da, cuando
pido la salud mía o de un hijo o de un familiar cercano, y como le pido al
Señor, que me conceda eso, que para mí es sumamente importante, regreso
discutiendo y porque esto y porque lo otro, y en medio de mi discutir me lleno,
de odio, de rabia y fluye en mi como un torrente de agua, la desesperanza, la
angustia, y mis ojos se llenan de oscuridad y no veo al Señor y él está a mi
lado, queriendo hablarme. Por eso es bueno el silencio porque es ahí donde el
Señor aprovecha para hablarme*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL DOMINGO 18
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Laudes - DOMINGO III DE PASCUA 2021*
Domingo,
18 de abril de 2021.
Invitatorio
V. Señor,
ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: Verdaderamente
ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. Amén. Aleluya
Salmodia
Antífona
1: El Señor reina, vestido de majestad. Aleluya.
Salmo 92
Gloria del Dios creador
Reina el
Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias (Ap
19,6.7)
El Señor
reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.
Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;
pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
Antífona
2: La creación se verá liberada, para entrar en la libertad gloriosa
de los hijos de Dios. Aleluya.
Dn 3,57-88.56
Toda la creación alabe al Señor
Alabad al
Señor, sus siervos todos. (Ap 19,5)
Criaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor;
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Antífona
3: El nombre del Señor es sublime sobre el cielo y la tierra.
Aleluya.
Salmo 148
Alabanza del Dios creador
Al que se
sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por
los siglos de los siglos. (Ap 5,13)
Alabad al
Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, estrellas lucientes;
Alabadlo, espacios celestes
y aguas que cuelgan en el cielo.
Alaben el nombre del Señor,
porque él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua
y una ley que no pasará.
Alabad al Señor en la tierra,
cetáceos y abismos del mar,
rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes,
montes y todas las sierras,
árboles frutales y cedros,
fieras y animales domésticos,
reptiles y pájaros que vuelan.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños,
alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.
Lectura Breve
Hch 10,
40-43
Dios
resucitó a Jesús al tercer día e hizo que se apareciese no a todo el pueblo,
sino a nosotros, que somos los testigos elegidos de antemano por Dios. Nosotros
hemos comido y bebido con él, después que Dios lo resucitó de entre los
muertos. Y él nos mandó
predicar al pueblo y atestiguar que ha sido constituido por Dios juez de vivos
y muertos. De él hablan todos los profetas y aseguran que cuantos tengan fe en
él recibirán por su nombre el perdón de sus pecados.
Responsorio Breve
V. Cristo,
Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. Aleluya, aleluya.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. Aleluya,
aleluya.
V. Tú que has resucitado de entre los muertos.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. Aleluya,
aleluya.
V. Mi
corazón se alegra. Aleluya.
R. Y te canto agradecido. Aleluya.
Lecturas
Primera Lectura
Del libro
del Apocalipsis 6, 1-17
EL LIBRO DE
DIOS ES ABIERTO POR EL CORDERO
Yo, Juan,
vi que el Cordero abrió el primero de los siete sellos; y vi y escuché a uno de
los cuatro seres que decía con voz como de trueno: «Ven.» Miré entonces y vi un
caballo blanco. El que montaba sobre él tenía un arco, y le fue dada una
corona, y salió como vencedor para alcanzar más victorias.
Cuando abrió el Cordero el segundo sello, oí al segundo ser que decía: «Ven.» Salió
otro caballo, bermejo; y al jinete se le dio el poder de desterrar la paz de la
tierra, de hacer que se degollasen unos a otros, y se le dio una gran espada. Cuando
abrió el Cordero el tercer sello, oí al tercer ser que decía: «Ven.» Miré
entonces y vi un caballo negro, cuyo jinete tenía una balanza en la mano. Y oí algo
como una voz, en medio de los cuatro seres, que decía: «Una medida de trigo por
un denario, y tres medidas de cebada por un denario; pero no causes daño al
aceite ni al vino.» Cuando abrió el Cordero el cuarto sello, oí la voz del
cuarto ser que decía: «Ven.» Y miré y vi un caballo verdoso, cuyo jinete tenía
por nombre Peste, y lo acompañaba el príncipe del hades. Les fue dado poder
sobre la cuarta parte de la tierra, para matar por la espada y con el hambre y
con la peste y con las fieras de la tierra.
Cuando abrió el Cordero el quinto sello, vi al pie del altar las almas de los
que habían sido degollados por causa de la palabra de Dios y por el testimonio
que habían dado. Clamaban a grandes voces, diciendo: «¿Hasta cuándo, Señor,
santo y fiel a tus promesas, vas a estar sin hacer justicia ni vengar nuestra
sangre de los que moran sobre la tierra?» Y a cada uno le fue dada una túnica
blanca; y se les dijo que aguardasen todavía por un poco de tiempo, hasta que
se completara el número de sus consiervos y hermanos que habían de ser muertos
como ellos.
Cuando abrió el Cordero el sexto sello, tuve otra visión. Se produjo un gran
terremoto y el sol se volvió negro como un saco tejido de crines, la luna llena
se tornó como de sangre y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como
las brevas que deja caer la higuera sacudida por impetuoso viento. El cielo se
retiró como un rollo que se cierra, y todos los montes e islas fueron removidos
de su lugar. Los reyes de la tierra los magnates y los tribunos, los ricos y los
poderosos, y todos, esclavos y hombres libres, se ocultaron en las cuevas y en
los riscos de los montes. Gritaban a los montes y a las rocas: «Caed sobre nosotros
y ocultadnos de la faz del que está sentado en el trono y de la cólera del Cordero,
porque ha llegado el Día grande de su ira; y ¿quién podrá resistir?»
Responsorio Cf. Ap 6, 9. 10. 11
R. Escuché
al pie del altar las voces de los que habían sido degollados y clamaban: ¿Hasta
cuándo, Señor, santo y fiel a tus promesas, vas a estar sin hacer justicia ni
vengar nuestra sangre? * Y se les dijo que
aguardasen todavía por un poco de tiempo, hasta que se completara el número de
sus hermanos. Aleluya.
V. Y a cada uno le fue dada una túnica blanca.
R. Y se les dijo que aguardasen todavía por un poco de tiempo,
hasta que se completara el número de sus hermanos. Aleluya.
Segunda Lectura
De la
primera Apología de san Justino, mártir, en defensa de los cristianos
(Caps. 66-67: PG 6, 427-431)
LA
CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA
A nadie
es lícito participar de la eucaristía si no cree que son verdad las cosas que enseñamos
y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de los pecados y la regeneración,
y no vive como Cristo nos enseñó.
Porque no tomamos estos alimentos como si fueran pan común o una bebida ordinaria;
sino que, así como Cristo, nuestro salvador, se hizo carne por la Palabra Dios
y tuvo carne y sangre a causa de nuestra salvación de la misma manera, hemos
aprendido que el alimento sobre el que fue recitada la acción de gracias que
contiene las palabras de Jesús, y con que se alimenta y transforma nuestra
sangre y nuestra carne, es precisamente la carne, la sangre de aquel mismo
Jesús que se encarnó.
Los apóstoles, en efecto, en sus tratados llamados Evangelios, nos cuentan que
así les fue mandado, cuando Jesús, tomando pan y dando gracias, dijo: Haced
esto en conmemoración mía. Esto es mi cuerpo; y luego, tomando del mismo modo
en sus manos el cáliz, dio gracias y dijo: Esto es mi sangre, dándoselo a ellos
solos. Desde entonces seguimos recordándonos siempre unos a otros estas cosas;
y los que tenemos bienes acudimos en ayuda de los que no los tienen, y permanecemos
unidos. Y siempre que presentamos nuestras ofrendas alabamos al Creador de todo
por medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo.
El día llamado del sol se reúnen todos en un lugar, lo mismo los que habitan en
la ciudad que los que viven en el campo, y, según conviene, se leen los
tratados de los apóstoles o los escritos de los profetas, según el tiempo lo
permita.
Luego, cuando el lector termina, el que preside se encarga de amonestar, con palabras
de exhortación, a la imitación de cosas tan admirables. Después nos levantamos
todos a la vez y recitamos preces; y a continuación, como ya dijimos, una vez
que concluyen las plegarias, se trae pan, vino y agua: y el que preside pronuncia
fervorosamente preces y acciones de gracias, y el pueblo responde Amén; tras de
lo cual se distribuyen los dones sobre los que se ha pronunciado la acción de
gracias, comulgan todos, y los diáconos se encargan de llevárselo a los
ausentes.
Los que poseen bienes de fortuna y quieren, cada uno da, a su arbitrio, lo que
bien le parece, y lo que se recoge se deposita ante el que preside, que es
quien se ocupa de repartirlo entre los huérfanos y las viudas, los que por enfermedad
u otra causa cualquiera pasan necesidad, así como a los presos y a los que se
hallan de paso como huéspedes; en una palabra, él es quien se encarga de todos
los necesitados.
Y nos reunimos todos el día del sol, primero porque este día es el primero de
la creación, cuando Dios empezó a obrar sobre las tinieblas y la materia; y
también porque es el día en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre
los muertos. Le crucificaron, en efecto, la víspera del día de Saturno, y al día
siguiente del de Saturno, o sea el día del sol, se dejó ver de sus apóstoles y
discípulos y les enseñó todo lo que hemos expuesto a vuestra consideración.
Responsorio
R. Jesús,
cuando iba a pasar de este mundo al Padre, * instituyó
en memoria de su muerte el sacramento de su cuerpo y de su sangre. Aleluya.
V. Y, entregando su cuerpo como alimento y su sangre como bebida,
dijo a sus discípulos: «Haced esto en memoria mía.»
R. Instituyó en memoria de su muerte el sacramento de su cuerpo
y de su sangre. Aleluya.
Lecturas
del Domingo 3º de Pascua - Ciclo B
Domingo, 18 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (24,35-48)*
35 Ellos, por su parte, contaron lo que
había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.
36 Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de
ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»
37 Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu.
38 Pero él les dijo: « ¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas
en vuestro corazón?
39 Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un
espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.»
40 Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies.
41 Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen
asombrados, les dijo: « ¿Tenéis aquí algo de comer?»
42 Ellos le ofrecieron parte de un pez asado.
43 Lo tomó y comió delante de ellos.
44 Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé
cuando todavía estaba con vosotros: "Es necesario que se cumpla todo lo
que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de
mí."»
45 Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las
Escrituras,
46 y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de
entre los muertos al tercer día
47 y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados
a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.
48 Vosotros sois testigos de estas cosas.
Palabra del Señor
Canto Evangélico
Antifona: Se
presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo: «La paz sea con vosotros.»
Aleluya.
Benedictus
Lc 1, 68-79
El Mesías y
su precursor
+ Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Oremos a
Cristo, autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, quien por
su poder nos resucitará también a nosotros, y digámosle:
Cristo, vida nuestra, sálvanos.
Cristo, luz esplendorosa que brillas en las tinieblas, rey de la vida y
salvador de los que han muerto, — concédenos vivir hoy en tu alabanza.
Señor Jesús, que anduviste los caminos de la pasión y de la cruz, — concédenos
que, unidos a ti en el dolor y en la muerte, resucitemos también contigo.
Hijo del Padre, maestro y hermano nuestro, tú que has hecho de nosotros un
pueblo de reyes y sacerdotes, — enséñanos a ofrecer con alegría nuestro
sacrificio de alabanza.
Rey de la gloria, esperamos anhelantes el día de tu manifestación gloriosa, —
para poder contemplar tu rostro y ser semejantes a ti.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Dirijámonos ahora al Padre con las palabras que el Espíritu del Señor
resucitado pone en nuestra boca: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Que tu
pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu,
y
que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de
resucitar
gloriosamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: SANTA UNIDAD Y TRINIDAD BEATA.
Santa unidad y Trinidad beata:
con los destellos de tu brillo eterno,
infunde amor en nuestros corazones,
mientras se va alejando el sol de fuego.
Por la mañana te cantamos loas
y por la tarde te elevamos ruegos,
pidiéndote que estemos algún día
entre los que te alaban en el cielo.
Glorificado sean por los siglos
de los siglos el Padre y su Unigénito,
y que glorificado con entrambos
sea por tiempo igual el Paracleto. Amén
SALMODIA
Ant 1. Habiendo realizado la purificación de los
pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Habiendo realizado la purificación de los
pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas. Aleluya
Ant 2. El Señor envió la redención
a su pueblo.
Salmo 110 - GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su poder,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor envió la redención a su pueblo.
Ant 3. Aleluya. Reina nuestro Dios,
gocemos y démosle gracias.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. Reina nuestro Dios, gocemos y démosle
gracias.
LECTURA BREVE Hb 10,12-14
Cristo ofreció por los pecados, para siempre
jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo
que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una
sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
RESPONSORIO BREVE
V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
R/. Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
V/. Y se ha aparecido a Simón.
R/. Aleluya, aleluya.
V/. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Verdaderamente ha
resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Los discípulos reconocieron a Jesús al partir el
pan. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los discípulos reconocieron a Jesús al partir el
pan. Aleluya.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó el
mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor,
y digámosle:
Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.
Señor, tú que en el universo, obra de tus manos, nos revelas tu poder,
haz que sepamos ver tu providencia en los acontecimientos del mundo.
Tú que por la victoria de tu Hijo en la cruz anunciaste la paz al mundo,
líbranos de todo desaliento y de todo temor.
A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla,
concédeles que cooperen con sinceridad y concordia en la edificación de un
mundo mejor.
Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a
los hambrientos
y fortalece a los débiles, para que en todos se manifieste el triunfo de la
cruz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que al tercer día resucitaste a tu Hijo gloriosamente del sepulcro,
haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida.
Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor
sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre
nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud
y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 18 DE ABRIL 2021
*Lecturas
de la 3ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Lecturas
del Domingo 3º de Pascua - Ciclo B
Domingo, 18 de abril de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro de los Hechos de los Apóstoles (3,13-15.17-19):
En aquellos días, Pedro dijo a la gente: «El Dios de Abrahán, de Isaac y de
Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que
vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido
soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un
asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los
muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis
por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta
manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 4,2.7.9
R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor
Escúchame cuando te invoco,
Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración. R/.
Hay muchos que dicen:
«¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro
ha huido de nosotros?» R/.
En paz me acuesto
y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor,
me haces vivir tranquilo. R/.
Segunda
lectura
Lectura de
la primera carta del apóstol san Juan (2,1-5):
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos
a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de
propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por
los del mundo entero.
En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien
dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la
verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios
ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.
Palabra de Dios
Lecturas
del Domingo 3º de Pascua - Ciclo B
Domingo, 18 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (24,35-48)*
35 Ellos, por su parte, contaron lo que
había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.
36 Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de
ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»
37 Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu.
38 Pero él les dijo: « ¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas
en vuestro corazón?
39 Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un
espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.»
40 Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
41 Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen
asombrados, les dijo: « ¿Tenéis aquí algo de comer?»
42 Ellos le ofrecieron parte de un pez asado.
43 Lo tomó y comió delante de ellos.
44 Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé
cuando todavía estaba con vosotros: "Es necesario que se cumpla todo lo
que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de
mí."»
45 Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las
Escrituras,
46 y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de
entre los muertos al tercer día
47 y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados
a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.
48 Vosotros sois testigos de estas cosas.
Palabra del Señor
(«Mientras
conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con
ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo »).
*Estos
discípulos regresaban a su vida de ante, se sentían derrotado, sin esperanza.
Con frecuencia me siento así, cuando algún plan o proyecto no se me da, cuando
pido la salud mía o de un hijo o de un familiar cercano, y como le pido al
Señor, que me conceda eso, que para mí es sumamente importante, regreso
discutiendo y porque esto y porque lo otro, y en medio de mi discutir me lleno,
de odio, de rabia y fluye en mi como un torrente de agua, la desesperanza, la
angustia, y mis ojos se llenan de oscuridad y no veo al Señor y él está a mi
lado, queriendo hablarme. Por eso es bueno el silencio porque es ahí donde el
Señor aprovecha para hablarme*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.