Musica Para el Alma
sábado, 18 de octubre de 2025
LUCAS 18,1-8 CICLO C
Lecturas
del XXIX Domingo del Tiempo Ordinario
19 Oct 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8)*
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos
que le gritan día y noche?)
*Jesús maestro en muchas ocasiones decía a sus
discípulos parábolas para enseñarles la necesidad de estar siempre cerca de la oración,
orar es una gracia que nos permite estar pendiente de la cercanía de Dios Padre,
en nuestra vida. Este juez que ni temía a Dios, ni le importaban los hombres, sentía
miedo de una viuda le exigía “Hazme justicia frente a mi adversario”. Es buen
momentos de preguntarnos ¿Cuáles son nuestros adversarios? Sabiendo que
adversario, es quien se opone a nosotros, sabemos que satanás es nuestro
adversario, porque él está totalmente opuesto a que nosotros, hagamos la
voluntad de Dios. Es por eso que Jesús buen pastor nos invita a estar vigilantes
porque nuestro enemigo o adversario busca siempre la manera de distáncianos del
rebaño de Dios, para que seamos su presa y hacer de nosotros lo que él quiera. Jesús
nuestro defensor, nos llama a estar siempre alerta día y noche en la oración, pues
el mismo Dios y Padre, nos hará justicia porque somos sus elegidos, clamemos,
pidamos y llamemos ante él día y noche, porque el Dios, que creo el cielo y la
tierra, nos hará justicia sin tardar. Trabajemos, oremos, tengamos fe y dejemos
que sea Dios quien se preocupe de nosotros*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAUDES Y VISPERAS DEL DOMINGO 19
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
DOMINGO
SEMANA I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos
vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos
vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Himno: ES VERDAD QUE LAS LUCES DEL ALBA
Es verdad que las luces del alba
del día de hoy
son más puras, radiantes y bellas,
por gracia de Dios.
Es verdad que yo siento en mi vida,
muy dentro de mí,
que la gracia de Dios es mi gracia,
que no merecí.
Es verdad que la gracia del Padre,
en Cristo Jesús,
es la gloria del hombre y del mundo
bañados en luz.
Es verdad que la Pascua de Cristo
es pascua por mí,
que su muerte y victoria me dieron
eterno vivir.
Viviré en alabanzas al Padre,
que al Hijo nos dio,
y que el santo Paráclito inflame
nuestra alma en amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria.
Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por ti madrugo, Dios mío, para
contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.
Ant 2. En medio de las llamas, los tres
jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. En medio de las llamas, los tres
jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.
Ant 3. Que el pueblo de Dios se alegre por
su Rey. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que el pueblo de Dios se alegre por
su Rey. Aleluya.
LECTURA BREVE Ap 7, 10. 12
¡La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!
La bendición, y la gloria, y la sabiduría, y la acción de gracias, y el honor,
y el poder, y la fuerza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
´
V. La palabra de Cristo habite con toda riqueza
en vosotros.
R. Exhortándoos mutuamente con toda sabiduría.
PRIMERA LECTURA
Del segundo libro de los Reyes 22, 8. 10—23, 4. 21-23
EN TIEMPO DE JOSÍAS, ES ENCONTRADO EL LIBRO DE LA LEY. RENOVACIÓN DE
LA ALIANZA Y CELEBRACIÓN DE LA PASCUA
En aquellos días, el sumo sacerdote Helcías dijo al cronista Safán:
«He encontrado en el templo el libro de la ley.»
Entregó el libro a Safán, y éste lo leyó. Y le comunicó la noticia al rey:
«El sacerdote Helcías me ha dado un libro.»
Safán lo leyó ante el rey; y, cuando el rey oyó el contenido del libro de la
ley, se rasgó las vestiduras y ordenó al sacerdote Helcías, a Ajicán, hijo de
Safán, a Acbor, hijo de Miqueas, al cronista Safán y a Asaías, funcionario
real:
«Id a consultar al Señor por mí y por el pueblo y todo Judá, a propósito de
este libro que han encontrado; porque el Señor estará enfurecido contra
nosotros, porque nuestros padres no obedecieron los mandatos de este libro
cumpliendo lo prescrito en él.»
Entonces, el sacerdote Helcías, Ajicán, Acbor, Safán y Asaías fueron a ver a la
profetisa Julda, esposa de Salún, el guardarropa, hijo de Ticua de Jarjás.
Julda vivía en Jerusalén, en el Barrio Nuevo. Le expusieron el caso, y ella les
respondió:
«Así dice el Señor, Dios de Israel: Decidle al que os ha enviado: Así dice el
Señor: "Yo voy a traer la desgracia sobre este lugar y todos sus
habitantes: todas las maldiciones de este libro, que ha leído el rey de Judá;
por haberme abandonado y haber quemado incienso a otros dioses, irritándome con
sus ídolos, está ardiendo mi cólera contra este lugar, y no se apagará."
Y al rey de Judá, que os ha enviado a consultar al Señor, decidle: Así dice el
Señor, Dios de Israel: "Puesto que, al oír la lectura, lo has sentido de
corazón, y te has humillado ante el Señor, al oír mi amenaza contra este lugar
y sus habitantes, que serán objeto de espanto y de maldición; puesto que te has
rasgado las vestiduras y llorado en mi presencia, también yo te escucho
—oráculo del Señor—. Por eso, cuando yo te reúna con tus padres, te enterrarán
en paz, sin que llegues a ver con tus ojos la desgracia que voy a traer a este
lugar."»
Ellos llevaron la respuesta al rey. Y éste mandó al sumo sacerdote Helcías, al
vicario y a los porteros que sacaran del templo todos los utensilios fabricados
para Baal, Astarté y todo el ejército del cielo. Los quemó fuera de Jerusalén,
en los campos del Cedrón, y llevaron las cenizas a Betel. Luego, se volvió a
Jerusalén y ordenó al pueblo:
«Celebrad la Pascua en honor del Señor, vuestro Dios, como está prescrito en
este libro de la alianza.»
No se había celebrado una Pascua semejante desde el tiempo en que los jueces
gobernaban a Israel, ni durante todos los reyes de Israel y Judá. Fue el año
dieciocho del reinado de Josías cuándo se celebró aquella Pascua en Jerusalén,
en honor del Señor.
RESPONSORIO Jr 11, 4; Jn 15, 10
R. Obedecedme y haced lo que os mando; * así
seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.
V. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en
mi amor.
R. Así seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.
SEGUNDA
LECTURA
Del
Comentario de san Cirilo de Alejandría, obispo, sobre el profeta Ageo
(Cap. 14: PG
71, 1047-1050)
ES GRANDE MI
NOMBRE ENTRE LAS NACIONES
La venida de nuestro Salvador en el tiempo fue
como la edificación de un templo sobremanera glorioso; este templo, si se
compara con el antiguo, es tanto más excelente y preclaro cuanto el culto
evangélico de Cristo aventaja al culto de la ley o cuanto la realidad sobrepasa
a sus figuras. Con referencia a ello, creo que puede también afirmarse lo
siguiente: El templo antiguo era uno solo, estaba edificado en un solo lugar y
sólo un pueblo podía ofrecer en él sus sacrificios. En cambio, cuando el
Unigénito se hizo semejante a nosotros, como el Señor es Dios: él nos ilumina,
según dice la Escritura, la tierra se llenó de templos santos y de adoradores
innumerables, que veneran sin cesar al Señor del universo con sus sacrificios
espirituales y sus oraciones. Esto es, según mi opinión, lo que anunció
Malaquías en nombre de Dios, cuando dijo: Desde el oriente hasta el poniente es
grande mi nombre entre las naciones, y en todo lugar se ofrecerá incienso a mi
nombre y una oblación pura.
En verdad, la gloria del nuevo templo, es
decir, de la Iglesia, es mucho mayor que la del antiguo. Quienes se desviven y
trabajan solícitamente en su edificación obtendrán, como premio del Salvador y
don del cielo, al mismo Cristo, que es la paz de todos, por medio de quien
tenemos acceso al Padre en un solo Espíritu; así lo declara el mismo Señor,
cuando dice: En este sitio daré la paz a cuantos trabajen en la edificación de
mi templo.
De manera parecida, dice también Cristo en otro
lugar: Mi paz os doy. Y Pablo, por su parte, explica en qué consiste esta paz
que se da a los que aman, cuando dice: La paz de Dios, que está por encima de
todo conocimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús. También oraba en este mismo sentido el sabio profeta Isaías,
cuando decía: Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos
las realizas tú. Enriquecidos con la paz de Cristo, fácilmente conservaremos la
vida del alma y podremos encaminar nuestra voluntad a la consecución de una
vida virtuosa.
Por tanto, podemos decir que se promete la paz
a todos los que se consagran a la edificación de este templo, ya sea que su
trabajo consista en edificar la Iglesia en el oficio de catequistas de los
sagrados misterios, es decir, colocados al frente de la casa de Dios como
mistagogos, ya sea que se entreguen a la santificación de sus propias almas,
para que resulten piedras vivas y espirituales en la construcción del templo
del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado. Todos estos esfuerzos lograrán,
sin duda, su finalidad y quienes actúen de esta forma alcanzarán sin dificultad
la salvación de su alma.
RESPONSORIO
Sal 83, 5; Za 2, 11
R. Dichosos los que viven en tu casa, Señor, *
ellos te alabarán eternamente.
V. En aquel día se unirán al Señor muchos
pueblos, y serán su pueblo.
R. Ellos te alabarán eternamente.
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(18,1-8)*
En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que
es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”.
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está
molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a
importunarme”».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus
elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les
hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará
esta fe en la tierra?».
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
PRECES
Glorifiquemos al Señor Jesús, luz que alumbra a todo hombre y sol
de justicia que no conoce el ocaso, y digámosle:
Tú que eres nuestra vida y nuestra salvación, Señor, ten piedad.
Creador de la luz, de cuya bondad recibimos, con acción de gracias, las
primicias de este día;
te pedimos que el recuerdo de tu santa resurrección sea nuestro gozo durante
este domingo.
Que tu Espíritu Santo nos enseñe a cumplir tu voluntad,
y que tu sabiduría dirija hoy todas nuestras acciones.
Que al celebrar la eucaristía de este domingo tu palabra nos llene de gozo,
y que la participación en el banquete de tu amor haga crecer nuestra esperanza.
Que sepamos contemplar las maravillas que tu generosidad nos concede,
y vivamos durante todo el día en acción de gracias.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Digamos ahora todos juntos la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte
ni santo; aumenta los signos de tu misericordia sobre nosotros, para que, bajo
tu dirección, de tal modo nos sirvamos de las cosas pasajeras que por ellas
alcancemos con mayor plenitud las eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: DIOS DE LA LUZ, PRESENCIA ARDIENTE.
Dios de la luz, presencia ardiente
sin meridiano ni frontera:
vuelves la noche mediodía,
ciegas al sol con tu derecha.
Como columna de la aurora,
iba en la noche tu grandeza;
te vio el desierto, y destellaron
luz de tu gloria las arenas.
Cerró la noche sobre Egipto
como cilicio de tinieblas;
para tu pueblo amanecías
bajo los techos de las tiendas.
Eres la luz, pero en tu rayo
lanzas el día o la tiniebla:
ciegas los ojos del soberbio,
curas al pobre su ceguera.
Cristo Jesús, tú que trajiste
fuego a la entraña de la tierra,
guarda encendida nuestra lámpara
hasta la aurora de tu vuelta. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Desde Sión extenderá el Señor el poder de su cetro, y reinará
eternamente. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde Sión extenderá el Señor el
poder de su cetro, y reinará eternamente. Aleluya.
Ant 2. En presencia del Señor se estremece
la tierra. Aleluya.
Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En presencia del Señor se estremece
la tierra. Aleluya.
Ant 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño
de todo. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada
estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño
de todo. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Co 1, 3-4
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y
Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder
nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con
que nosotros somos consolados por Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.
R. En la bóveda del cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El reino de los cielos es una perla fina: el que la encuentra
vende todo lo que tiene y la compra.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El reino de los cielos es una perla
fina: el que la encuentra vende todo lo que tiene y la compra.
PRECES
Adoremos a Cristo, Señor nuestro y cabeza de la Iglesia, y
digámosle confiadamente:
Venga a nosotros tu reino, Señor.
Señor, amigo de los hombres, haz de tu Iglesia instrumento de concordia y
unidad entre ellos
y signo de salvación para todos los pueblos.
Protege con tu brazo poderoso al Papa y a todos los obispos
y concédeles trabajar en unidad, amor y paz.
A los cristianos concédenos vivir íntimamente unidos a ti, nuestro Maestro,
y dar testimonio en nuestras vidas de la llegada de tu reino.
Concede, Señor, al mundo el don de la paz
y haz que en todos los pueblos reine la justicia y el bienestar.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Otorga, a los que han muerto, una resurrección gloriosa
y haz que los que aún vivimos en este mundo gocemos un día con ellos de la
felicidad eterna.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte
ni santo; aumenta los signos de tu misericordia sobre nosotros, para que, bajo
tu dirección, de tal modo nos sirvamos de las cosas pasajeras que por ellas
alcancemos con mayor plenitud las eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 19 DE OCTUBRE 2025
Lecturas
del XXIX Domingo del Tiempo Ordinario
19 Oct 2025
Primera Lectura
Lectura del libro del Éxodo (17,8-13):
En aquellos días, Amalec vino y atacó a Israel
en Refidín. Moises dijo a Josue:
«Escoge unos cuantos hombres, haz una salida y ataca a Amalec. Mañana yo estaré
en pie en la cima del monte, con el bastón de Dios en la mano».
Hizo Josué lo que le decía Moisés, y atacó a Amalec; entretanto, Moisés, Aarón
y Jur subían a la cima del monte.
Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel; mientras las tenía
bajadas, vencía Amalec. Y, como le pesaban los brazos, sus compañeros tomaron
una piedra y se la pusieron debajo, para que se sentase; mientras, Aarón y Jur
le sostenían los brazos, uno a cada lado.
Así resistieron en alto sus brazos hasta la puesta del sol. Josué derrotó a
Amalec y a su pueblo, a filo de espada.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 120,1-2.3-4.5-6.7-8
R/. Nuestro auxilio es el nombre
del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
V/. Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R/.
V/. No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel. R/.
V/. El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche. R/.
V/. El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo
(3,14–4,2):
Querido hermano:
Permanece en lo que aprendiste y creíste, consciente de quiénes lo aprendiste,
y que desde niño conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la
sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús.
Toda Escritura es inspirada por Dios y además útil para enseñar, para argüir,
para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto y esté preparado para toda obra buena.
Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y a
muertos, por su manifestación y por su reino:
proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, reprocha, exhorta
con toda magnanimidad y doctrina.
Palabra de Dios
Lecturas
del XXIX Domingo del Tiempo Ordinario
19 Oct 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8)*
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos
que le gritan día y noche?)
*Jesús maestro en muchas ocasiones decía a sus
discípulos parábolas para enseñarles la necesidad de estar siempre cerca de la oración,
orar es una gracia que nos permite estar pendiente de la cercanía de Dios Padre,
en nuestra vida. Este juez que ni temía a Dios, ni le importaban los hombres, sentía
miedo de una viuda le exigía “Hazme justicia frente a mi adversario”. Es buen
momentos de preguntarnos ¿Cuáles son nuestros adversarios? Sabiendo que
adversario, es quien se opone a nosotros, sabemos que satanás es nuestro
adversario, porque él está totalmente opuesto a que nosotros, hagamos la
voluntad de Dios. Es por eso que Jesús buen pastor nos invita a estar vigilantes
porque nuestro enemigo o adversario busca siempre la manera de distáncianos del
rebaño de Dios, para que seamos su presa y hacer de nosotros lo que él quiera. Jesús
nuestro defensor, nos llama a estar siempre alerta día y noche en la oración, pues
el mismo Dios y Padre, nos hará justicia porque somos sus elegidos, clamemos,
pidamos y llamemos ante él día y noche, porque el Dios, que creo el cielo y la
tierra, nos hará justicia sin tardar. Trabajemos, oremos, tengamos fe y dejemos
que sea Dios quien se preocupe de nosotros*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.