Musica Para el Alma
lunes, 29 de marzo de 2021
EVANGELIO DE JUAN 13,21-33.36-38 CICLO B
*Lecturas
del Martes Santo*
Martes, 30 de marzo de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (13,21-33.36-38)*
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se
turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:
- «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo
decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de
Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
- «Señor, ¿quién es?».
Le contestó Jesús:
- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.
Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
- «Lo que vas hacer, hazlo pronto».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la
bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la
fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió
inmediatamente. Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús:
- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si
Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo
glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero
lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:
"Donde yo voy, vosotros no podéis ir"»
Simón Pedro le dijo:
- «Señor, ¿a dónde vas?».
Jesús le respondió:
- «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Pedro replicó:
- «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».
Jesús le contestó:
- «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el
gallo antes de que me hayas negado tres veces».
Palabra del Señor
(Uno de
vosotros me va a entregar)
*Para mí la noticia más
desagradable que dijo el Señor fue: Uno de ustedes me va a entregar. Hoy con
esta palabra siento un poco de tristeza porque, yo también tengo mi vida oculta
y voy detrás de lo que pienso que a mí me conviene. Pero el Señor me dice la
verdad, y diciéndome la verdad al mismo tiempo me ama y desea abrir mis ojos y
para que mi mirada pueda conectar con su lenguaje, porque el Señor, me conoces
y sabe mis pensamiento. Es por eso que él quiere que mis camino sean sus
camino*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
EL ÁNGELUS
El Ángelus
V/. El ángel del Señor anunció a María.
R/. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…
V/. He aquí la esclava del Señor.
R/. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María…
V/. Y el Verbo de Dios se hizo carne.
R/. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María…
V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oración
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de su resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.
*El que Desea y Quiere amar, con el corazón según El Señor: llegará a ser, Santo*
EL SANTO ROSARIO
.Misterios Gloriosos (MIERCOLES Y DOMINGOS)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Resurrección del Señor (MATEO 28,1-10)
.2º La Ascensión de Nuestro Señor a los cielos (HECHOS 1,3-11)
.3º La Venida del Espíritu Santo (HECHOS 2,1-13)
4º La Asunción de Nuestra Señora (De la Constitución Apostólica Deus del papa Pío XXII )
.5º La Coronación de Nuestra Señora, como Reina de cielo y tierra. (Constitución Dogmática Sobre la Iglesia. Lumen Gentium 59)
.
Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Misterios Gozosos (LUNES Y SABADOS)
.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 26-38)
2º La Visitación de María a su prima Isabel. (Lc 1, 39-56)
3º El Nacimiento del niño Dios. (Lc 2, 1-20)
4º Presentación del Niño en el Templo. (Lc 2,21-35)
5º El niño perdido y hallado en el templo. (Lc 2,41-52)
.Oremos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
.Misterios Dolorosos (MARTES Y VIERNES)
.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La oración del huerto. (LUCAS 22,39-46)
.2º La Flagelación de nuestro Señor. (Jn 18,33-19,1)
.3º La Coronación de espinas. (MARCOS 15,16-20)
.4º Jesús con la Cruz a cuestas. (LUCAS 23,26-32)
.5º La Crucifixión y muerte. (MARCOS 15,22-39)
Oremos:
Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
.Misterios Luminosos (JUEVES)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º El Bautismo del Señor (MATEO 3, 13-17)
.2º La Boda de Caná (JUAN 2,1-11)
.3º La Proclamación del Reino de Dios (MARCOS 1, 14-15)
.4º La Transfiguración (MATEO 17,1-5)
.5º La Institución de la Eucaristía (MATEO 26, 26-28)
.
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, luz de los que en ti creen, que la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos por el esplendor de tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL MARTES SANTO. SAN JUAN CLIMACO
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Juan Clímaco*
TIEMPO DE
CUARESMA
MARTES
SANTO
Del Propio del Tiempo. Salterio II
30 de marzo
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue
tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue
tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Himno: OJOS MUERTOS QUE MIRÁIS.
Ojos muertos que miráis
con mirar indescriptible
y con fuerza irresistible
atraéis y cautiváis,
¿por qué, si muertos estáis,
tenéis tan viva expresión
que así turbáis mi razón
trocando vuestras miradas
en dos punzantes espadas
que parten mi corazón?
Al veros, ojos piadosos,
todo mi ser se conmueve.
¿Quién a miraros se atreve
sin llorar, ojos llorosos?
Me cautiváis amorosos,
me reprendéis justicieros,
inspiráis dolor y calma,
sois tiernos y sois severos,
y las borrascas del alma
enfrenáis sólo con veros.
¡Ah! Permitid ojos píos,
ojos que sois el encanto
del cielo, que con mi llanto
borre mis locos desvíos;
bebí en cenagosos ríos
aguas de ponzoñas llenas
que, al infiltrarse en mis venas,
causaron fiebres ardientes.
¡Cómo olvidé que erais fuentes
de aguas dulces y serenas! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Defiende mi causa, Señor, sálvame del hombre traidor y malvado.
Salmo 42 - DESEO DEL TEMPLO
Hazme justicia, ¡oh Dios!, defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.
Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Señor, Dios mío.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Defiende mi causa, Señor, sálvame del hombre
traidor y malvado.
Ant 2. Tú defendiste, Señor, la causa de mi alma y
rescataste mi vida, Señor, Dios mío.
Cántico: ANGUSTIA DE UN MORIBUNDO Y ALEGRÍA DE LA CURACIÓN Is 38,
10-14. 17-20
Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.»
Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.
Levantan y enrollan mi vida
como una tienda de pastores.
Como un tejedor devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»
Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estas acabando.
Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.
El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.
Los vivos, los vivos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El Padre enseña a sus hijos tu fidelidad.
Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú defendiste, Señor, la causa de mi alma y
rescataste mi vida, Señor, Dios mío.
Ant 3. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó
sobre sí los crímenes de ellos.
Salmo 64 - SOLEMNE ACCIÓN DE GRACIAS.
¡Oh Dios!, tú mereces un himno en Sión,
y a ti se te cumplen los votos,
porque tú escuchas las súplicas.
A ti acude todo mortal
a causa de sus culpas;
nuestros delitos nos abruman,
pero tú los perdonas.
Dichoso el que tú eliges y acercas
para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.
Con portentos de justicia nos respondes,
Dios, salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra
y del océano remoto;
Tú que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido de poder;
tú que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.
Los habitantes del extremo del orbe
se sobrecogen ante tus signos,
y a las puertas de la aurora y del ocaso
las llenas de júbilo.
Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales;
riegas los surcos, igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes;
coronas el año con tus bienes,
las rodadas de tu carro rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría;
las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó
sobre sí los crímenes de ellos.
LECTURA BREVE Za 12, 10-11a
Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un
espíritu de gracia y de oración. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán
llanto como llanto por el hijo único y llorarán como se llora al primogénito.
Aquel día será grande el luto de Jerusalén.
RESPONSORIO BREVE
V. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
V. De entre toda raza, lengua, pueblo y nación.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Jeremías 8, 13-9, 10
LAMENTACIÓN SOBRE LA VIÑA DEL SEÑOR
Esto dice el Señor:
«Si intento recoger algo de los hijos de Judá —oráculo del Señor—, no hay
racimos en la vid ni higos en la higuera, la hoja está seca; los entregaré a la
esclavitud.»
«¿Qué hacemos aquí sentados? Reunámonos, entremos en las plazas fuertes, para
morir allí; porque el Señor, nuestro Dios, nos deja morir, nos da a beber agua
envenenada, porque pecamos contra el Señor. Se espera mejoría y no hay
bienestar, a la hora de curarse sobreviene el delirio.»
Desde Dan se escucha el resoplar de los caballos; cuando relinchan los
corceles, retiembla la tierra; llegan y devoran el país y a sus habitantes, la
ciudad con sus vecinos.
«Yo envío contra vosotros serpientes venenosas, contra las que no valen
encantamientos, os picarán mortalmente» —oráculo del Señor—.
El pesar me abruma, mi corazón desfallece, al oír desde lejos el grito de
auxilio de la capital: «¿No está el Señor en Sión, no está allí su Rey?» ¿No me
irritaron con sus ídolos, ficciones importadas?
Pasó la cosecha, se acabó el verano, y no hemos recibido auxilio. Por la
aflicción de la hija de mi pueblo ando afligido, sombrío y atenazado de
espanto: ¿No queda bálsamo en Galaad, no quedan médicos? ¿Por qué no se cierra
la herida de la hija de mi pueblo?
«Quién diera agua a mi cabeza y a mis ojos una fuente de lágrimas, para llorar
día y noche a los muertos de la hija de mi pueblo. Quién me diera posada en el
desierto para abandonar a mi pueblo y alejarme de él; pues todos son adúlteros,
una caterva de bandidos. Tensan las lenguas como arcos, dominan el país con la
mentira y no con la verdad; avanzan de maldad en maldad, y a mí no me reconocen
—oráculo del Señor—. Guárdese cada uno del prójimo, no os fiéis del hermano,
porque el hermano pone zancadillas y el prójimo anda calumniando; se estafan
unos a otros y nadie dice la verdad; entrenan sus lenguas en la mentira, están
pervertidos, incapaces de convertirse: fraude sobre fraude, engaño sobre
engaño, y rechazan mi conocimiento» —oráculo del Señor—.
Por eso, así dice el Señor de los ejércitos:
«Yo mismo los fundiré y probaré, si no, ¿qué hacer con la hija de mi pueblo? Su
lengua es una flecha afilada, dice mentiras su boca; saludan deseando paz al
prójimo, y por dentro le traman asechanzas. Y de esto ¿no os pediré cuentas?
—oráculo del Señor—; de un pueblo semejante ¿no he de vengarme yo mismo? Sobre
los montes alzaré llanto y gemido, en las dehesas una elegía: Están requemadas
las dehesas, nadie transita, no se oye mugir el rebaño; pájaros y bestias huyeron,
marcharon.»
RESPONSORIO Jr 26, 15; Mt 27, 24
R. Sabed bien que si me matáis, * echaréis
sangre inocente sobre vosotros y sobre esta ciudad.
V. Pilato se lavó las manos a la vista del
pueblo y exclamó: «Yo no soy responsable de la sangre de este justo.»
R. Echaréis sangre inocente sobre vosotros y
sobre esta ciudad.
SEGUNDA LECTURA
Del Libro de san Basilio Magno, obispo, Sobre el Espíritu Santo
(Cap. 15, núm. 35: PG 32, 127-130)
ES UNA SOLA LA MUERTE EN FAVOR DEL MUNDO Y UNA SOLA LA RESURRECCIÓN
DE ENTRE LOS MUERTOS
Nuestro Dios y Salvador realizó su plan de salvar al hombre levantándolo de su
caída y haciendo que pasara del estado de alejamiento, en que había incurrido
por su desobediencia, al estado de familiaridad con Dios. Éste fue el motivo de
la venida de Cristo en la carne, de su convivencia con los hombres, de sus
sufrimientos, de su cruz, de su sepultura y de su resurrección: que el hombre,
una vez salvado, recobrara, por la imitación de Cristo, su antigua condición de
hijo adoptivo.
Y así, para llegar a una vida perfecta, es necesario imitar a Cristo, no sólo
en los ejemplos que nos dio durante su vida, ejemplos de mansedumbre, de
humildad y de paciencia, sino también en su muerte, como dice Pablo, el
imitador de Cristo: Muriendo su misma muerte, para alcanzar también la
resurrección de entre los muertos.
Mas, ¿de qué manera podremos reproducir en nosotros su muerte? Sepultándonos
con él por el bautismo. ¿En qué consiste este modo de sepultura, y de qué nos
sirve el imitarla? En primer lugar, es necesario cortar con la vida anterior. Y
esto nadie puede conseguirlo sin aquel nuevo nacimiento de que nos habla el
Señor, ya que la regeneración, como su mismo nombre indica, es el comienzo de
una vida nueva. Por esto, antes de comenzar esta vida nueva, es necesario poner
fin a la anterior. En esto sucede lo mismo que con los que corren en el
estadio: éstos, al llegar al fin de la primera parte de la carrera, antes de
girar en redondo, necesitan hacer una pequeña parada o pausa, para reemprender
luego el camino de vuelta; así también, en este cambio de vida, era necesario
interponer la muerte entre la primera vida y la posterior, muerte que pone fin
a los actos precedentes y da comienzo a los subsiguientes.
¿Cómo podremos, pues, imitar a Cristo en su descenso a la región de los
muertos? Imitando su sepultura mediante el bautismo. En efecto, los cuerpos de
los que son bautizados quedan, en cierto modo, sepultados bajo las aguas. Por
esto el bautismo significa, de un modo arcano, el despojo de las obras de la
carne, según aquellas palabras del Apóstol: Habéis sido circuncidados, no con
operación quirúrgica, sino con la circuncisión de Cristo, que consiste en el
despojo de vuestra condición mortal; con Cristo fuisteis sepultados en el
bautismo, ya que el bautismo en cierto modo purifica el alma de las manchas
ocasionadas en ella por el influjo de esta vida en carne mortal, según está
escrito: Lávame: quedaré más blanco que la nieve. Por esto reconocemos un solo
bautismo salvador, ya que es una sola la muerte en favor del mundo y una sola
la resurrección de entre los muertos, y de ambas es figura el bautismo.
RESPONSORIO Rm 6, 3. 5. 4
R. Cuantos en el bautismo fuimos sumergidos en
Cristo Jesús fuimos sumergidos en su muerte. * Y
si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte,
también lo estaremos por la imagen de su resurrección.
V. Por nuestro bautismo fuimos sepultados con
él, para participar de su muerte.
R. Y si hemos sido injertados vitalmente en
Cristo por la imagen de su muerte, también lo estaremos por la imagen de su
resurrección
Martes, 30 de marzo 2021
Lectura del
santo evangelio según san Juan (13,21-33.36-38):
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su
espíritu y dio testimonio diciendo:
- «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo
decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de
Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
- «Señor, ¿quién es?».
Le contestó Jesús:
- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.
Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
- «Lo que vas hacer, hazlo pronto».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la
bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la
fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió
inmediatamente. Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús:
- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si
Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo
glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me busca¬réis, pero
lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:
"Donde yo voy, vosotros no podéis ir"»
Simón Pedro le dijo:
- «Señor, ¿a dónde vas?».
Jesús le respondió:
- «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Pedro replicó:
- «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».
Jesús le contestó:
- «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el
gallo antes de que me hayas negado tres veces».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Glorifícame tú, Padre, con la gloria que tenía junto a ti, antes
que el mundo existiese.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Glorifícame tú, Padre, con la gloria que
tenía junto a ti, antes que el mundo existiese.
PRECES
Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte
y resurrección, y digámosle:
Señor, ten piedad de nosotros.
Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.
Tú que, elevado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
sana nuestras heridas.
Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,
haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de
este árbol.
Tú que, clavado en la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,
perdónanos también a nosotros, pecadores.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Siguiendo la enseñanza de Jesucristo, que nos ha hecho hijos de Dios, digamos
juntos a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en
las celebraciones de la pasión del Señor que alcancemos tu perdón. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Juan Clímaco*
El apellido de este santo
proviene de un libro famoso que él escribió y que llegó a ser inmensamente
popular y sumamente leído en la Edad Media. El nombre de tal libro era
"Escalera para subir al cielo". Y eso mismo en griego se dice
"Clímaco".
San Juan Clímaco nació en Palestina y se formó leyendo los libros
de San Gregorio Nacianceno y de San Basilio. A los 16 años se fue de monje al
Monte Sinaí. Después de cuatro años de preparación fue admitido como religioso.
El mismo narraba después que en sus primeros años hubo dos factores que le
ayudaron mucho a progresar en el camino de la perfección. El primero: no
dedicar tiempo a conversaciones inútiles, y el segundo: haber encontrado un
director espiritual santo y sabio que le ayudó a reconocer los obstáculos y
peligros que se oponían a su santidad. De su director aprendió a no discutir
jamás con nadie, y a no llevarle jamás la contraria a ninguno, si lo que el
otro decía no iba contra la Ley de Dios o la moral cristiana.
Pasó 40 años dedicado a la meditación de la Biblia, a la oración,
y a algunos trabajos manuales. Y llegó a ser uno de los más grandes sabios
sobre la Biblia de Oriente, pero ocultaba su sabiduría y en todo aparecía como
un sencillo monje más, igual a todos los otros. En lo que sí aparecía distinto
era en su desprendimiento total de todo afecto por el comer y el beber. Sus
ayunos eran continuos y los demás decían que pareciera como si el comer y el
beber más bien le produjera disgusto que alegría. Era su penitencia, ayunar,
ayunar siempre.
Su oración más frecuente era el pedir perdón a Dios por los
propios pecados y por los pecados de la demás gente. Los que lo veían rezar
afirmaban que sus ojos parecían dos aljibes de lágrimas. Lloraba frecuentemente
al pensar en lo mucho que todos ofendemos cada día a Nuestro Señor. Y de vez en
cuando se entraba a una cueva a rezar y allí se le oía gritar: ¡Perdón, Señor
piedad. No nos castigues como merecen nuestros pecados. Jesús misericordioso
tened compasión de nosotros los pobres pecadores! Las piedras retumbaban con
sus gritos al pedir perdón por todos.
El principal don que Dios le concedió fue el ser un gran director
espiritual. Al principio de su vida de monje, varios compañeros lo criticaban
diciéndole que perdía demasiado tiempo dando consejos a los demás. Que eso era
hablar más de la cuenta. Juan creyó que aquello era un caritativo consejo y se
impuso la penitencia de estarse un año sin hablar nada ni dar ningún consejo.
Pero al final de aquel año se reunieron todos los monjes de la comunidad y le
pidieron que por amor a Dios y al prójimo siguiera dando dirección espiritual,
porque el gran regalo que Dios le había concedido era el de saber dirigir muy
bien las almas. Y empezó de nuevo a aconsejar. Las gentes que lo visitaban en
el Monte Sinaí decían de él: "Así como Moisés cuando subió al Monte a orar
bajó luego hacia sus compañeros con el rostro totalmente iluminado, así este
santo monje después de que va a orar a Dios viene a nosotros lleno de
iluminaciones del cielo para dirigirnos hacia la santidad".
El superior del convento le pidió que pusiera por escrito los
remedios que él daba a la gente para obtener la santidad. Y fue entonces cuando
escribió el famoso libro del cual le vino luego su apellido:
"Clímaco", o Escalera para subir al cielo. Se compone de 30
capítulos, que enseñan los treinta grados para ir subiendo en santidad hasta
llegar a la perfección. El primer peldaño o la primera escalera es cumplir
aquello que dijo Jesús: "Quien desea ser mi discípulo tiene que negarse a
sí mismo". El primer escalón es llevarse la contraria a sí mismo,
mortificarse en algo cada día. El segundo es tratar de recobrar la blancura del
alma pidiendo muchas veces perdón a Dios por pecados cometidos, el tercero es
el plan o propósito de enmendarse y cambiar de vida. Los últimos tres, los
peldaños superiores, son practicar la Fe, la Esperanza y la Caridad. Todo el
libro está ilustrado con muchas frases hermosas y con agradables ejemplos que
lo hacen muy agradable.
A San Juan Clímaco le concedió Dios otro gran regalo y fue el de
lograr llevar la paz a muchísimas almas angustiadas y llenas de preocupaciones.
Llegaban personas desesperadas a causa de terribles tentaciones y él les decía:
"Oremos porque los malos espíritus se alejan con la oración". Y
después de dedicarse a rezar por varios minutos en su compañía aquella persona
sentía una paz y una tranquilidad que antes no había experimentado nunca. El
santo decía a la gente: "Así como los israelitas quizás no habrían logrado
atravesar el desierto si no hubieran sido guiados por Moisés, así muchas almas
no logran llegar a la santidad si no tienen un director espiritual que los
guíe". Y él fue ese guía providencial para millares de personas por 40
años.
Un joven que era dirigido espiritualmente por San Juan Clímaco,
estaba durmiendo junto a una gran roca, a muchos kilómetros del santo, cuando
oyó que este lo llamaba y le decía: "Aléjese de ahí". El otro
despertó y salió corriendo, y en ese momento se desplomó la roca, de tal manera
que lo habría aplastado si se hubiera quedado allí.
En un año en el que por muchos meses no caía una gota de agua y
las cosechas se perdían y los animales se morían de sed, las gentes fueron a
donde nuestro santo a rogarle que le pidiera a Dios para que enviara las
lluvias. El subió al Monte Sinaí a orar y Dios respondió enviando abundantes
lluvias.
Era tal la fama que tenían las oraciones de San Juan Clímaco, que
el mismo Papa San Gregorio le escribió pidiéndole que lo encomendara en sus
oraciones y le envió colchones y camas para que pudiera hospedar a los
peregrinos que iban a pedirle dirección espiritual.
Cuando ya tenía más de 70 años, los monjes lo eligieron Abad o
Superior del monasterio del Monte Sinaí y ejerció su cargo con satisfacción y
provecho espiritual de todos. Cuando sintió que la muerte se acercaba renunció
al cargo de superior y se dedicó por completo a preparar su viaje a la
eternidad. Y al cumplir los 80 años murió santamente en su monasterio del Monte
Sinaí. Jorge, su discípulo predilecto, le pidió llorando: "Padre, lléveme
en su compañía al cielo". El oró y le dijo: "Tu petición ha sido
aceptada". Y poco después murió Jorge también.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: BRILLE LA CRUZ DEL VERBO, LUMINOSA.
Brille la cruz del Verbo, luminosa,
brille como la carne sacratísima
de aquel Jesús nacido de la Virgen
que en la gloria del Padre vive y brilla.
Gemía Adán doliente y conturbado,
lágrimas Eva junto a Adán vertía;
brillen sus rostros por la cruz gloriosa,
cruz que se enciende cuando el Verbo expira.
¡Salve, cruz de los montes y caminos,
junto al enfermo suave medicina,
regio trono de Cristo en las familias,
cruz de nuestra fe, salve cruz bendita!
Reine el Señor crucificado,
levantando la cruz donde moría;
nuestros enfermos ojos buscan luz,
nuestros labios el río de la vida.
Te adoramos, oh cruz que fabricamos
pecadores con manos deicidas;
te adoramos, ornato del Señor,
sacramento de nuestra eterna dicha. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Oía las burlas de la gente: «Terror por doquier»,
pero el Señor está conmigo, como fuerte guerrero.
Salmo 48 I - VANIDAD DE LAS RIQUEZAS
Oíd esto, todas las naciones,
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;
mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.
¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y me acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.
Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.
El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.
El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oía las
burlas de la gente: «Terror por doquier», pero el Señor está conmigo, como
fuerte guerrero.
Ant 2. Sal
fiador por mí ante ti mismo, Señor, ¿pues quién, si no, me dará la mano?
Salmo 48 II
Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura
y el abismo es su casa.
Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.
No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.
El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sal
fiador por mí ante ti mismo, Señor, ¿pues quién, si no, me dará la mano?
Ant 3. Fuiste
degollado, Señor, y por tu sangre nos compraste para Dios.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Fuiste
degollado, Señor, y por tu sangre nos compraste para Dios.
LECTURA BREVE 1Co 1, 27b-30
Lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más: ha
escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para
anular a lo que cuenta; de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del
Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho
para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.
RESPONSORIO BREVE
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh
Cristo, y te bendecimos.
V. Porque con tu
santa cruz redimiste al mundo.
R. Te adoramos, oh
Cristo, y te bendecimos.
V. Gloria al Padre,
y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te adoramos, oh
Cristo, y te bendecimos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Soy libre para dar mi vida y libre para volverla
a tomar.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc
1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Soy libre
para dar mi vida y libre para volverla a tomar.
PRECES
Adoremos a Jesús, el Salvador del género humano,
que muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida, y
pidámosle humildemente:
Santifica, Señor, el pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a
tu pasión,
para que consigamos la gloria de la resurrección.
Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
para poder nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo
con que tú nos consuelas.
Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su
vida,
para que se manifiesten a los hombres los frutos de la salvación.
Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de
cruz,
concede a tus fieles obediencia y paciencia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,
y a nosotros concédenos también que un día participemos de su felicidad.
Dirijámonos a Dios con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar
tan vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor que alcancemos tu
perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y
nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL MARTES SANTO 30 MARZO 2021
*Lecturas
del Martes Santo*
Martes, 30 de marzo de 2021
Primera lectura
Lectura del
libro de Isaías (49,1-6):
Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos:
El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y
pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la
sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo:
- «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré».
Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis
fuerzas». En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba
Dios. Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como siervo suyo,
para que le devolvise a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido
glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza:
- «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de
vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi
salvación alcance hasta el confín de la tierra».
Palabra de Dios
Salmo
Sal
70,1-2.3-4a.5-6ab.15.17
R/. Mi boca contará tu
salvación, Señor
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R.
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.
Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R.
Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R.
*Lecturas
del Martes Santo*
Martes, 30 de marzo de 2021
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Juan (13,21-33.36-38):
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se
turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:
- «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo
decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de
Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
- «Señor, ¿quién es?».
Le contestó Jesús:
- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.
Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
- «Lo que vas hacer, hazlo pronto».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la
bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la
fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió
inmediatamente. Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús:
- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si
Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo
glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero
lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:
"Donde yo voy, vosotros no podéis ir"»
Simón Pedro le dijo:
- «Señor, ¿a dónde vas?».
Jesús le respondió:
- «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Pedro replicó:
- «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».
Jesús le contestó:
- «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el
gallo antes de que me hayas negado tres veces».
Palabra del Señor
(Uno de
vosotros me va a entregar)
*Para mí la noticia más
desagradable que dijo el Señor fue: Uno de ustedes me va a entregar. Hoy con
esta palabra siento un poco de tristeza porque, yo también tengo mi vida oculta
y voy detrás de lo que pienso que a mí me conviene. Pero el Señor me dice la
verdad, y diciéndome la verdad al mismo tiempo me ama y desea abrir mis ojos y
para que mi mirada pueda conectar con su lenguaje, porque el Señor, me conoces
y sabe mis pensamiento. Es por eso que él quiere que mis camino sean sus
camino*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.