Abre, Señor, mi boca para
bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos,
perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para
que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado
en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO DE NAVIDAD
VIERNES INFRAOCTAVA DE
NAVIDAD
Del Propio de la Fiesta.
27 de diciembre
SAN JUAN, apóstol y evangelista.(FIESTA)
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Himno: TÚ QUE REVELASTE A JUAN.
Tú que revelaste a Juan
tus altísimos decretos
y los íntimos secretos
de hechos que sucederán,
haz que yo logre entender
cuanto Juan ha contado.
Déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu costado.
Tú que en la cena le abriste
la puerta del corazón,
y en la transfiguración
junto a ti lo condujiste,
permíteme penetrar
en tu misterio sagrado.
Déjame, Señor, posar
mi cabeza en tu costado.
Tú que en el monte Calvario
entre tus manos dejaste
el más santo relicario:
la carne donde habitaste;
tú que le dejaste ser
el hijo bienadoptado.
Déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu costado.
Y tú, Juan, que a tanto amor
con amor correspondiste
y la vida entera diste
por tu Dios y tu Señor,
enséñame a caminar
por donde tú has caminado.
Enséñame a colocar
la cabeza en su costado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor eligió a Juan, el apóstol y evangelista que conservó su
castidad virginal, y lo distinguió entre los demás con una gran predilección.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor eligió a Juan, el apóstol y evangelista que conservó su
castidad virginal, y lo distinguió entre los demás con una gran predilección.
Ant 2. Este es Juan, el apóstol virgen, a quien Cristo en la cruz le
encomendó su Madre Virgen.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Este es Juan, el apóstol virgen, a quien Cristo en la cruz le
encomendó su Madre Virgen.
Ant 3. El discípulo a quien Jesús amaba exclamó: «¡Es el Señor!» Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El discípulo a quien Jesús amaba exclamó: «¡Es el Señor!» Aleluya.
LECTURA BREVE Hch 4, 19-20
Pedro y Juan, tomando la palabra, dijeron: «Juzgad por vosotros mismos si es
justo, delante de Dios, obedeceros a vosotros antes que a él. Nosotros no
podemos dejar de hablar acerca de lo que hemos visto y oído.»
RESPONSORIO BREVE
V. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
V. Harán memorable tu nombre, Señor.
R. Sobre toda la tierra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
PRIMERA
LECTURA
De la primera carta del apóstol san Juan 1, 1—2, 3
LA PALABRA DE LA VIDA Y LA LUZ DE DIOS
Lo que existía desde un principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que contemplamos y lo que tocaron nuestras manos acerca de la
Palabra de vida (porque la vida se ha manifestado, y nosotros hemos visto y
testificamos y os anunciamos esta vida eterna, la que estaba con el Padre y se
nos ha manifestado): lo que hemos visto y oído os lo anunciamos, a fin de que
viváis en comunión con nosotros. Y esta nuestra comunión de vida es con el
Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas cosas para que sea colmado
vuestro gozo.
Y el mensaje que de él hemos recibido y os transmitimos es éste: Dios es luz y
en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que vivimos en comunión con él y, con
todo, andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos las obras de la verdad.
Pero si caminamos en la luz, lo mismo que está él en la luz, entonces vivimos
en comunión unos con otros; y la sangre de Jesús, su Hijo, nos purifica de todo
pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad
no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y bondadoso es él
para perdonarnos y purificarnos de toda iniquidad. Si decimos que no hemos
pecado, estamos afirmando que Dios miente, y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Si alguno peca, abogado
tenemos ante el Padre, a Jesucristo, el justo. Él es propiciación por nuestros
pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero.
Y sabemos que hemos llegado a conocerlo si guardamos sus mandamientos.
RESPONSORIO 1Jn 1, 2. 4; Jn 20, 31
R. Os anunciamos la vida eterna, la que estaba con el Padre y se nos
ha manifestado; os la anunciamos para que os alegréis, * para
que sea colmado vuestro gozo.
V. Estas cosas han sido escritas para que creáis que Jesús es el
Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en él.
R. Para que sea colmado vuestro gozo.
SEGUNDA LECTURA
De los Tratados de san Agustín, obispo, sobre la primera carta de
san Juan
tado 1, 1. 3: PL 35, 1978. 1980)
EN LA ENCARNACIÓN SE HA MANIFESTADO LA MISMA VIDA EN PERSONA
Lo que existía desde un principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos Y lo que tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida.
¿Quién podría tocar con sus manos a la Palabra, si no fuese porque la Palabra
se hizo carne y puso su morada entre nosotros? Esta Palabra, que se hizo carne
para que pudiera ser tocada, comenzó a ser carne en el seno de la Virgen María;
pero no fue entonces cuando empezó a ser Palabra, ya que, como nos dice Juan,
existía desde un principio. Ved cómo concuerda su carta con las palabras de su
evangelio, que acabáis de escuchar: Ya al comienzo de las cosas existía la
Palabra, y la Palabra estaba con Dios.
Quizá alguien piense que hay que entender la expresión «la palabra de vida»
como un modo de hablar que se refiere a Cristo, pero no al cuerpo de Cristo que
podía ser tocado por nuestras manos. Atended a las palabras que siguen: Porque
la vida se ha manifestado. Por tanto, Cristo es la Palabra de vida.
¿Y de dónde se ha manifestado esta vida? Existía desde un principio, pero no se
había manifestado a los hombres; en cambio, sí se había manifestado a los
ángeles, que la veían y se alimentaban de ella como de su propio pan. Pero,
¿qué dice la Escritura? El hombre comió pan de ángeles.
Así, pues, en la encarnación se ha manifestado la misma Vida en persona, y se
ha manifestado para que, al hacerse visible, ella, que sólo podía ser
contemplada con los ojos del corazón, sanara los corazones. Porque la Palabra
sólo puede ser contemplada con los ojos del corazón; en cambio, la carne puede
ser contemplada también con los ojos corporales. Éramos capaces de ver la
carne, pero no a la Palabra; por esto la Palabra se hizo carne, que puede ser
vista por nosotros, para sanar en nosotros lo que nos hace capaces de ver a la
Palabra.
Y nosotros -continúa- testificamos y os anunciamos esta vida eterna, la que
estaba con el Padre y se nos ha manifestado, esto es, se ha manifestado entre
nosotros y, para decirlo con más claridad, se ha manifestado en nuestro interior.
Lo que hemos visto y oído os lo anunciamos. Atended, queridos hermanos: Lo que
hemos visto y oído os lo anunciamos. Ellos vieron al mismo Señor presente en la
carne y oyeron las palabras que salían de su boca, y nos lo han anunciado.
Nosotros, por tanto, hemos oído, pero no hemos visto.
¿Somos por eso menos dichosos que ellos, que vieron y oyeron? Pero entonces,
¿por qué añade: A fin de que viváis en comunión con nosotros? Ellos vieron,
nosotros no, y sin embargo vivimos en comunión con ellos, porque tenemos una fe
común.
Y esta nuestra comunión de vida es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os
escribimos estas cosas -continúa- para que sea colmado vuestro gozo. Gozo
colmado, dice, en una misma comunión de vida, en una misma caridad, en una misma
unidad.
RESPONSORIO
R. Éste es Juan, el que posó su frente en el pecho del Señor durante
la cena, * es el apóstol afortunado, a quien le fueron revelados
secretos celestiales.
V. Bebió el agua viva del Evangelio en su misma fuente, en el pecho
sagrado del Señor.
R. Es el apóstol afortunado, a quien le fueron revelados secretos
celestiales.
Viernes, 27 de diciembre de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,2-8):
El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba
Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se
han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos,
pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al
sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó
también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el
suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con
las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro
discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros, y
contemplamos su gloria. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros, y
contemplamos su gloria. Aleluya.
PRECES
Hermanos: Edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al
Padre por su pueblo santo, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Padre nuestro, que quisiste que tu Hijo resucitado de entre los muertos se
manifestara en primer lugar a los apóstoles,
haz que también nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del
mundo.
Padre nuestro, que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los
pobres,
haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas las creaturas.
Padre nuestro, que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,
haz que, sembrando también tu palabra con nuestro esfuerzo, recojamos sus
frutos con alegría.
Padre nuestro, que enviaste a tu Hijo para que reconciliara al mundo contigo,
haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Sintiéndonos asociados a Cristo en su obra redentora, sintámonos también unidos
con él en su filiación divina, y digamos:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que nos descubriste los arcanos de tu Verbo por
medio del apóstol san Juan, concédenos alcanzar una debida comprensión de todo
aquello que él ha hecho llegar a nuestros oídos. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
San Juan murió pacíficamente en Efeso hacia el tercer año del
reinado de Trajano, es decir hacia el año cien de la era cristiana, cuando
tenía la edad de noventa y cuatro años, de acuerdo con San Epifanio.
Según los datos que nos proporcionan San Gregorio de Nissa, el
Breviarium sirio de principios del siglo quinto y el Calendario de Cartago, la
práctica de celebrar la fiesta de San Juan el Evangelista inmediatamente
después de la de San Esteban, es antiquísima. En el texto original del
Hieronymianum, (alrededor del año 600 P.C.), la conmemoración parece haber sido
anotada de esta manera: "La Asunción de San Juan el Evangelista en Efeso y
la ordenación al episcopado de Santo Santiago, el hermano de Nuestro Señor y el
primer judío que fue ordenado obispo de Jerusalén por los Apóstoles y que obtuvo
la corona del martirio en el tiempo de la Pascua". Era de esperarse que en
una nota como la anterior, se mencionaran juntos a Juan y a Santiago, los hijos
de Zebedeo; sin embargo, es evidente que el Santiago a quien se hace
referencia, es el otro, el hijo de Alfeo.
La frase "Asunción de San Juan", resulta interesante
puesto que se refiere claramente a la última parte de las apócrifas "Actas
de San Juan". La errónea creencia de que San Juan, durante los últimos
días de su vida en Efeso, desapareció sencillamente, como si hubiese ascendido
al cielo en cuerpo y alma puesto que nunca se encontró su cadáver, una idea que
surgió sin duda de la afirmación de que aquel discípulo de Cristo "no
moriría", tuvo gran difusión aceptación a fines del siglo II. Por otra parte,
de acuerdo con los griegos, el lugar de su sepultura en Efeso era bien conocida
y aun famosa por los milagros que se obraban allí.
El "Acta Johannis", que ha llegado hasta nosotros en
forma imperfecta y que ha sido condenada a causa de sus tendencias heréticas,
por autoridades en la materia tan antiguas como Eusebio, Epifanio, Agustín y
Toribio de Astorga, contribuyó grandemente a crear una leyenda. De estas
fuentes o, en todo caso, del pseudo Abdías, procede la historia en base a la
cual se representa con frecuencia a San Juan con un cáliz y una víbora. Se
cuenta que Aristodemus, el sumo sacerdote de Diana en Efeso, lanzó un reto a
San Juan para que bebiese de una copa que contenía un líquido envenenado. El
Apóstol tomó el veneno sin sufrir daño alguno y, a raíz de aquel milagro,
convirtió a muchos, incluso al sumo sacerdote. En ese incidente se funda
también sin duda la costumbre popular que prevalece sobre todo en Alemania, de
beber la Johannis-Minne, la copa amable o poculum charitatis, con la que se
brinda en honor de San Juan. En la ritualia medieval hay numerosas fórmulas
para ese brindis y para que, al beber la Johannis-Minne, se evitaran los
peligros, se recuperara la salud y se llegara al cielo.
San Juan es sin duda un hombre de extraordinaria y al mismo tiempo
de profundidad mística. Al amarlo tanto, Jesús nos enseña que esta combinación
de virtudes debe ser el ideal del hombre, es decir el requisito para un hombre
plenamente hombre. Esto choca contra el modelo de hombre machista que es
objeto de falsa adulación en la cultura, un hombre preso de sus instintos
bajos. Por eso el arte tiende a representar a San Juan como una persona suave,
y, a diferencia de los demás Apóstoles, sin barba. Es necesario recuperar
a San Juan como modelo: El hombre capaz de recostar su cabeza sobre el corazón
de Jesús, y precisamente por eso ser valiente para estar al pie de la cruz como
ningún otro. Por algo Jesús le llamaba "hijo del trueno".
Quizás antes para mal, pero una vez transformado en Cristo, para mayor gloria
de Dios.