Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre;
limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina
mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y
devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia
de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO DE NAVIDAD
DOMINGO
DE LA SEMANA II
Del Propio - Salterio II
5 de enero
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: VER A DIOS EN LA CRIATURA
Ver a Dios en la criatura,
ver a Dios hecho mortal,
ver en humano portal
la celestial hermosura.
¡Gran merced y gran ventura
a quien verlo mereció!
¡Quién lo viera y fuera yo!
Ver llorar a la alegría,
ver tan pobre a la riqueza,
ver tan baja a la grandeza
y ver que Dios lo quería.
¡Gran merced fue en aquel día
la que el hombre recibió!
¡Quién lo viera y fuera yo!
Poner paz en tanta guerra,
calor donde hay tanto frío,
ser de todos lo que es mío,
plantar un cielo en la tierra.
¡Qué misión de escalofrío
la que Dios nos confió!
¡Quién lo hiciera y fuera yo! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Amanece la luz para el justo, porque ha nacido el salvador de
todos los hombres. Aleluya.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Amanece la luz para el justo, porque ha nacido el salvador de
todos los hombres. Aleluya.
Ant 2. Cantemos un himno al Señor nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantemos un himno al Señor nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una grande luz.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una grande luz.
LECTURA BREVE Hb 1, 1-2
A través de muchas etapas y de muchas maneras habló Dios en otro tiempo a
nuestros antepasados por ministerio de los profetas; en estos tiempos, que son
los últimos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien ha constituido
heredero de todas las cosas y por quien creó los mundos.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que naciste de María Virgen.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
PRIMERA
LECTURA
Del libro del Cantar de los cantares 7, 9—8, 7
ÚLTIMAS PALABRAS DE LA ESPOSA Y ALABANZA DEL AMOR
Tu boca es un vino generoso que fluye acariciando y me moja los labios y los
dientes.
Yo soy de mi amado, y él me busca con pasión. Amado mío, ven, vamos al campo,
al abrigo de enebros pasaremos la noche, madrugaremos para ver las viñas, para
ver si las vides ya florecen, si ya se abren las yemas, y si echan flores los
granados: y allí te daré mi amor... Perfuman las mandrágoras, y a la puerta hay
mil frutas deleitosas, frutas secas y frescas, que he guardado, mi amado, para
ti.
¡Oh si fueras mi hermano y criado a los pechos de mi madre! Al verte por la
calle, te besaría sin temor a burlas, te introduciría en casa de mi madre, en
la alcoba de la que me crió, te daría a beber vino aromado, licor de mis
granados. Pone la mano izquierda bajo mi cabeza, y me abraza con la derecha.
¡Muchachas de Jerusalén, os conjuro que no vayáis a molestar, que no despertéis
al amor, hasta que él quiera!
¿Quién es ésa que sube del desierto, apoyada en su amado?
Bajo el manzano te desperté, allí donde tu madre te dio a luz, con dolores de
parto. Ponme como un sello sobre tu brazo, como un sello sobre tu corazón,
porque
El amor es fuerte como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es
centella de fuego, llamarada divina. Las aguas torrenciales no podrían apagar
el amor, ni anegarlo los ríos. Si alguien quisiera comprar el amor con todas
las riquezas de su casa, se haría despreciable.
RESPONSORIO Ct 8, 6-7; cf. Ef 2, 4
R. El amor es fuerte como la muerte, es cruel la pasión como el
abismo; es centella de fuego, llamarada divina: * las
aguas torrenciales no podrían apagar el amor.
V. Dios, por el gran amor con que nos amó, envió a la tierra a su
Hijo.
R. Las aguas torrenciales no podrían apagar el amor.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 194, 3-4: PL 38, 1016-1017)
NOS SACIAREMOS CON LA VISIÓN DEL VERBO
¿Quién puede conocer los tesoros de sabiduría y ciencia ocultos en Cristo y
escondidos en la pobreza de su carne? Él, siendo rico, se hizo pobre por
nosotros, para que nos enriqueciéramos con su pobreza. Al asumir nuestra
condición mortal, destruyendo así la muerte, se mostró en pobreza; pero con
ello nos garantizó las riquezas futuras, sin perder las que había dejado.
¡Cuán grande es la bondad que ha reservado para sus fieles, y que comunica a
los que esperan en él!
Ahora nuestro conocimiento es parcial, hasta que llegue lo perfecto. Para
hacernos capaces de esta perfección futura, él, igual al Padre por su condición
de Dios, se hizo semejante a nosotros, tomando la condición de esclavo, para restituirnos
nuestra semejanza con Dios; él, Hijo único de Dios, se hizo Hijo del hombre,
para convertir en hijos de Dios a todos los hijos de los hombres; tomando la
condición visible de esclavo, abolió nuestra condición de esclavos, haciéndonos
libres y capaces de contemplar la naturaleza de Dios.
Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos
que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual
es. Aquellos tesoros de sabiduría y ciencia, aquellas riquezas divinas, son
llamados así porque ellos nos bastarán. Y aquella gran bondad es llamada así
porque nos saciará. Muéstranos, pues, al Padre, y eso nos bastará.
Y, en uno de los salmos, uno de nosotros, en nosotros y por nosotros, le dice
al Señor: Me saciaré cuando aparezca tu gloria. Él y el Padre son una misma
cosa, y el que lo ve a él ve también al Padre. Por tanto, el Señor, Dios de los
ejércitos, es el Rey de la gloria. Cuando se vuelva a nosotros, nos mostrará su
rostro; y seremos salvados y quedaremos saciados, y eso nos bastará.
Hasta que llegue este momento, hasta que nos muestre aquello que ha de
bastarnos, hasta que podamos beber y saciarnos de aquella fuente de vida que es
él mismo, mientras caminamos por la vía de la fe y vivimos en el destierro,
lejos de él, mientras tenemos hambre y sed de perfección y santidad y deseamos
con ardor inefable contemplar la belleza de Dios, celebremos con humilde
devoción su nacimiento en condición de esclavo.
No podemos aún contemplar cómo es engendrado por el Padre antes de la aurora;
festejemos su nacimiento de la Virgen en plena noche. Aún no percibimos cómo su
nombre es eterno y su fama dura como el sol; reconozcamos que su tienda ha sido
puesta en el sol.
Aún no vemos al Unigénito que permanece en el Padre; recordemos al Esposo que
sale de su alcoba. Aún no ha llegado el momento de sentarnos a la mesa de
nuestro Padre; veneremos el pesebre de nuestro Señor Jesucristo.
RESPONSORIO 1Jn 1, 2; 5, 20
R. La vida se ha manifestado, y nosotros hemos visto y os anunciamos
esta vida eterna, * que estaba con el Padre y se nos ha manifestado.
V. Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia,
para que conozcamos al Dios verdadero y para que estemos en él, su verdadero
Hijo, el cual es Dios verdadero y es vida eterna.
R. Que estaba con el Padre y se nos ha manifestado.
Domingo, 5
de enero de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,1-18):
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo
era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como
testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de
él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que
creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su
gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí,
porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado
por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre,
es quien lo ha dado a conocer.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. La Virgen siempre fiel dio a luz al Verbo de Dios hecho carne,
pero permaneció virgen aún después del parto; alabémosla, pues, diciendo todos:
Bendita tú entre las mujeres.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La Virgen siempre fiel dio a luz al Verbo de Dios hecho carne,
pero permaneció virgen aún después del parto; alabémosla, pues, diciendo todos:
Bendita tú entre las mujeres.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, Palabra eterna del Padre, engendrado antes
de los siglos y nacido por nosotros en el tiempo, y aclamémosle, diciendo:
Que se goce la tierra, Señor, ante tu venida.
Cristo, Palabra eterna, que al venir al mundo anunciaste la alegría a la
tierra,
alegra nuestros corazones con la gracia de tu visita.
Salvador del mundo, que con tu nacimiento nos has revelado la fidelidad de
Dios,
haz que nosotros seamos también fieles a las promesas de nuestro bautismo.
Rey del cielo y de la tierra, que por tus ángeles anunciaste la paz a los
hombres,
conserva nuestras vidas en tu paz.
Señor, tú que viniste para ser la vid verdadera que nos diera el fruto de la
vida,
haz que permanezcamos siempre en ti y demos fruto abundante.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Gracias a Jesucristo somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios omnipotente y eterno, resplandor de las almas fieles, dígnate
llenar el mundo de tu gloria y muéstrate a todos los pueblos con la claridad de
tu luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Nace cerca del año 400 en el pueblo de Sisan, en Cilicia, cerca de
Tarso, donde nació San Pablo. De pequeño se dedicaba a pastorear ovejas por los
campos, pero en su corazón y en su mente su deseo de ser santo y ver al Padre
en el cielo comenzó a crecer y cobrar mayor fuerza. A los 15 años entró a un
monasterio, donde se dedicó a rezar intensamente y hacer extremas penitencias
para la conversión de su alma, alejar las tentaciones y la conversión de las
almas pecadoras.
Ante la extremidad de sus penitencias, el Abad le ordenó irse del
monasterio por temor a que otros monjes también siguieran su ejemplo. El santo
fue a vivir a una caverna donde permaneció hasta el final de sus días. En dicho
lugar, fue protagonistas de las más extremas y duras penitencias para lograr la
pureza de su alma. Miles de feligreses acudían a visitar al santo, quien
predicaba elocuentemente muchos sermones y homilías; también acudían funcionarios
reales y hasta el propio emperador para pedirle consejos muy sabios para lograr
la convivencia pacífica y armoniosa en su reino.
No comía sino una vez por semana, y la mayor parte del día y la
noche la pasaba rezando. Murió el 5 de enero del año 459. Estaba arrodillado
rezando, con la cabeza inclinada, y así se quedó muerto, como si estuviera
dormido. En su sepulcro se obraron muchos milagros y junto al sitio donde
estaba su columna se construyó un gran monasterio para monjes que deseaban
hacer penitencia.