*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO ORDINARIO*
SÁBADO DE LA SEMANA XXIII
De Propio de la fiesta.
14 de septiembre
*EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ (FIESTA)*.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, Rey y Señor, que por
nosotros fue exaltado en la cruz, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, Rey y Señor, que por
nosotros fue exaltado en la cruz, venid, adorémosle.
Himno: BRILLE LA CRUZ DEL VERBO, LUMINOSA.
Brille la cruz del Verbo, luminosa,
brille como la carne sacratísima
de aquel Jesús nacido de la Virgen
que en la gloria del Padre vive y brilla.
Gemía Adán doliente y conturbado,
lágrimas Eva junto a Adán vertía;
brillen sus rostros por la cruz gloriosa,
cruz que se enciende cuando el Verbo expira.
¡Salve, cruz de los montes y caminos,
junto al enfermo suave medicina,
regio trono de Cristo en las familias,
cruz de nuestra fe, salve cruz bendita!
Reine el Señor crucificado,
levantando la cruz donde moría;
nuestros enfermos ojos buscan luz,
nuestros labios el río de la vida.
Te adoramos, oh cruz que fabricamos
pecadores con manos deicidas;
te adoramos, ornato del Señor,
sacramento de nuestra eterna dicha. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Subió al árbol santo de la cruz, destruyó el poderío de la muerte,
se revistió de poder, resucitó al tercer día.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Subió al árbol santo de la cruz,
destruyó el poderío de la muerte, se revistió de poder, resucitó al tercer día.
Ant 2. ¡Cómo brilla la cruz santa! De ella
colgó el cuerpo del Señor y desde ella derramó Cristo aquella sangre que ha
sanado nuestras heridas.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. ¡Cómo brilla la cruz santa! De ella
colgó el cuerpo del Señor y desde ella derramó Cristo aquella sangre que ha
sanado nuestras heridas.
Ant 3. Resplandece la cruz santa: por ella
el mundo ha obtenido la salvación; la cruz vence, la cruz reina, la cruz aleja
todo pecado. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Resplandece la cruz santa: por ella
el mundo ha obtenido la salvación; la cruz vence, la cruz reina, la cruz aleja
todo pecado. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 2, 9b-10
Vemos a Jesús coronado de gloria y de honor por haber padecido la muerte. Así,
por amorosa dignación de Dios, gustó la muerte en beneficio de todos. Pues como
quisiese Dios, por quien y para quien son todas las cosas, llevar un gran
número de hijos a la gloria, convenía ciertamente que perfeccionase por medio
del sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación.
RESPONSORIO BREVE
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R. Y te bendecimos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V. Así
como Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto.
R. Así deberá ser levantado en alto el Hijo del
hombre.
PRIMERA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 2, 19—3, 7. 13-14;
6, 14-16
LA GLORIA DE LA CRUZ
Hermanos: Yo, Pablo, en virtud de la misma ley he muerto a la ley, a fin de
vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es
Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el
Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí. No tengo por inútil esta
gracia de Dios: Si la justificación nos viniera por la ley, entonces deberíamos
concluir que Cristo murió inútilmente.
¡Oh, insensatos gálatas! ¿Quién os fascinó, después que ante vuestros ojos
presentamos a Jesucristo muerto en la cruz? Sólo quiero que me digáis una cosa:
¿Cómo habéis recibido el Espíritu, en virtud de las obras de la ley o por
vuestra sumisión a la fe? ¿Tan insensatos sois, que, habiendo comenzado por
espíritu, termináis ahora en carne? ¿Habrá sido en vano para vosotros el haber
experimentado tan grandes dones? Pues ¡de veras que habría sido en vano! El que
os da el Espíritu y obra prodigios entre vosotros ¿lo hace porque observáis la
ley o por vuestra aceptación de la fe?
Así se dice: «Abraham creyó a Dios y Dios estimó su fe como justificación.»
Entended, pues, que los hijos de Abraham son sólo aquellos que viven según la
fe.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, haciéndose maldición por
nosotros. Así lo dice la Escritura: «Maldito sea aquel que cuelga del madero.»
De ese modo la bendición de Abraham alcanza a todas las naciones por Cristo
Jesús, para que recibamos por la fe el Espíritu prometido por Dios.
En cuanto a mí, líbreme Dios de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo; por él el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. Lo que
vale no es estar o no estar circuncidado, sino la nueva creatura que surge.
Paz y misericordia para todos los que se ajusten a esta norma, y también para
el Israel de Dios.
RESPONSORIO Cf. Ga 6, 14; Hb 2, 9
R. Líbrenos Dios de gloriarnos si no es en la cruz
de nuestro Señor Jesucristo, en quien está nuestra salvación, vida y
resurrección; * por él hemos sido salvados y
liberados.
V. Él fue coronado de gloria y de honor por haber
padecido la muerte.
R. Por él hemos sido salvados y liberados.
SEGUNDA LECTURA
De las Disertaciones de san Andrés de Creta, obispo
(Disertación 10, Sobre la Exaltación de la santa cruz: PG 97, 1018-1019.
1022-1023)
LA CRUZ ES LA GLORIA Y EXALTACIÓN DE CRISTO
Por la cruz, cuya fiesta celebramos, fueron expulsadas las tinieblas y devuelta
la luz. Celebramos hoy la fiesta de la cruz, y junto con el Crucificado nos
elevamos hacia lo alto, para, dejando abajo la tierra y el pecado, gozar de los
bienes celestiales; tal y tan grande es la posesión de la cruz. Quien posee la
cruz posee un tesoro. Y, al decir un tesoro, quiero significar con esta
expresión a aquel que es, de nombre y de hecho, el más excelente de todos los
bienes, en el cual, por el cual y para el cual culmina nuestra salvación y se
nos restituye a nuestro estado de justicia original.
Porque, sin la cruz, Cristo no hubiera sido crucificado. Sin la cruz, aquel que
es la vida no hubiera sido clavado en el leño. Si no hubiese sido clavado, las
fuentes de la inmortalidad no hubiesen manado de su costado la sangre y el agua
que purifican el mundo, no hubiese sido rasgado el documento en que constaba la
deuda contraída por nuestros pecados, no hubiéramos sido declarados libres, no
disfrutaríamos del árbol de la vida, el paraíso continuaría cerrado. Sin la
cruz, no hubiera sido derrotada la muerte, ni despojado el lugar de los
muertos.
Por esto la cruz es cosa grande y preciosa. Grande, porque ella es el origen de
innumerables bienes, tanto más numerosos, cuanto que los milagros y
sufrimientos de Cristo juegan un papel decisivo en su obra de salvación.
Preciosa, porque la cruz significa a la vez el sufrimiento y el trofeo del
mismo Dios: el sufrimiento, porque en ella sufrió una muerte voluntaria; el
trofeo, porque en ella quedó herido de muerte el demonio y, con él, fue vencida
la muerte. En la cruz fueron demolidas las puertas de la región de los muertos,
y la cruz se convirtió en salvación universal para todo el mundo.
La cruz es llamada también gloria y exaltación de Cristo. Ella es el cáliz
rebosante de que nos habla el salmo, y la culminación de todos los tormentos
que padeció Cristo por nosotros. El mismo Cristo nos enseña que la cruz es su
gloria, cuando dice: Ya ha entrado el Hijo del hombre en su gloria, y Dios ha
recibido su glorificación por él, y Dios a su vez lo revestirá de su misma
gloria. Y también: Glorifícame tú, Padre, con la gloria que tenía junto a ti
antes que el mundo existiese. Y asimismo dice: «Padre, glorifica tu nombre.» Y,
de improviso, se dejaron oír del cielo estas palabras: «Lo he glorificado y lo
glorificaré de nuevo», palabras que se referían a la gloria que había de
conseguir en la cruz.
También nos enseña Cristo que la cruz es su exaltación, cuando dice: Yo, cuando
sea levantado en alto, atraeré a mí a todos los hombres. Está claro, pues, que
la cruz es la gloria y exaltación de Cristo.
RESPONSORIO
R. ¡Oh cruz admirable, en cuyas ramas estuvo
suspendido el tesoro y la redención de los cautivos! * Por
ti el mundo fue redimido con la sangre de su Señor.
V. ¡Salve, oh cruz, que fuiste consagrada por el
cuerpo de Cristo, y estuviste adornada con sus sagrados miembros como con
piedras preciosas!
R. Por ti el mundo fue redimido con la sangre de
su Señor.
*Lecturas de la Exaltación de la
Santa Cruz*
14 Septiembre 2024
Evangelio
*Lectura del santo evangelio
según san Juan (3,13-17)*
En aquel
tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del
cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el
desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que
cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo
único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida
eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para
que el mundo se salve por él.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y
glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa
resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al
mundo entero.
PRECES
Oremos a nuestro Redentor, que por su cruz nos ha salvado, y
digámosle confiados:
Por tu cruz, sálvanos, Señor.
Hijo de Dios, que por el símbolo de la serpiente de bronce sanaste al pueblo de
Israel,
protégenos hoy de las heridas del pecado.
Hijo del hombre, que fuiste elevado en la cruz, como la serpiente fue elevada
por Moisés en el desierto,
elévanos hasta la gloria de tu reino.
Hijo unigénito del Padre, que has sido enviado al mundo para que todo el que
crea en ti no perezca,
concede la vida eterna a los que buscan tu rostro.
Hijo amado del Padre, que has sido enviado al mundo no para condenar al mundo,
sino para que el mundo sea salvado por ti,
concede el don de la fe a todos nuestros familiares y amigos, para que obtengan
la salvación.
Hijo eterno del Padre, que viniste a prender fuego a la tierra para que el
mundo entero ardiera,
haz que vivamos de acuerdo con la verdad y lleguemos a la luz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Pidamos ahora al Padre que venga al mundo su reino:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios nuestro, que has querido salvar a los hombres por
medio de tu Hijo muerto en la cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer
en la tierra la fuerza misteriosa de la cruz de Cristo, que podamos alcanzar en
el cielo los frutos de la redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: HOY ROMPE LA CLAUSURA
Hoy rompe la clausura
del surco empedernido
el grano en él hundido
por nuestra mano dura;
y hoy da su flor primera
la rama sin pecado
del árbol mutilado
por nuestra mano fiera.
Hoy triunfa el buen Cordero
que, en esta tierra impía,
se dio con alegría
por el rebaño entero;
y hoy junta su extraviada
majada y la conduce
al sitio en que reluce
la luz resucitada.
Hoy surge, viva y fuerte,
segura y vencedora,
la Vida que hasta ahora
yacía en honda muerte;
y hoy alza del olvido
sin fondo y de la nada
al alma rescatada
y al mundo redimido. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Desead la paz a Jerusalén.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desead la paz a Jerusalén.
Ant 2. Desde la aurora hasta la noche mi
alma aguarda al Señor.
Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde la aurora hasta la noche mi
alma aguarda al Señor.
Ant 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se
doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2,
6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se
doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Pe 1, 19-21
Tenemos confirmada la palabra profética, a la que hacéis bien en prestar
atención, como a lámpara que brilla en lugar oscuro, hasta que despunte el día
y salga el lucero de la mañana en vuestro corazón. Ante todo habéis de saber
que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada; pues nunca
fue proferida alguna por voluntad humana, sino que, llevados del Espíritu
Santo, hablaron los hombres de parte de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado
sea el nombre del Señor.
V. Su gloria se eleva sobre los cielos.
R. Alabado sea el nombre del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado
sea el nombre del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Nuestra gloria es la cruz de nuestro Señor Jesucristo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestra gloria es la cruz de
nuestro Señor Jesucristo.
PRECES
Invoquemos a Cristo, alegría de cuantos se refugian en él, y
digámosle:
Míranos y escúchanos, Señor.
Testigo fiel y primogénito de entre los muertos, tú que nos purificaste con tu
sangre
no permitas que olvidemos nunca tus beneficios.
Haz que aquellos a quienes elegiste como ministros de tu Evangelio
sean siempre fieles y celosos dispensadores de los misterios del reino.
Rey de la paz, concede abundantemente tu Espíritu a los que gobiernan las
naciones
para que cuiden con interés de los pobres y postergados.
Sé ayuda para cuantos son víctimas de cualquier segregación por causa de su
raza, color, condición social, lengua o religión
y haz que todos reconozcan su dignidad y respeten sus derechos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A los que han muerto en tu amor dales también parte en tu felicidad
con María y con todos tus santos.
Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a
decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, creador y soberano de todas las cosas, vuelve a
nosotros tus ojos de bondad y haz que te sirvamos con todo el corazón, para que
experimentemos los efectos de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.