Musica Para el Alma
viernes, 21 de mayo de 2021
EVANGELIO DE JUAN 21,20-25 CICLO B
*Lecturas
de la 7ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 22 de mayo de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (21,20-25)*
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien
Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le
había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»
Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste ¿qué?»
Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú
sígueme.»
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no
moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede
hasta que yo venga, ¿a ti qué?» Éste es el discípulo que da testimonio de todo
esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas
otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no
cabrían ni en todo el mundo.
Palabra del Señor
(«Si quiero
que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.»)
*De
Pedro puedo aprender: la fuerza, la valentía, la impronta en el trabajo, la valentía
de reconocer sus errores. De Juan puedo aprender: el amor, la paciencia, el
descanso. El Señor me invita a pedir “El Don de Entendimiento” para entender a
Pedro y Juan. De Pedro a enfrentar las cosas sin miedo, porque es el Señor,
quien me ha elegido. De Juan el amor, si alguien me insulta que pueda responder
con amor, si alguien habla mal de mí, tener la fuerza y el amor de orar por esa
persona. Porque es entregándome cómo voy a recibir. El Señor me regala la
oportunidad de llegar al desprendimiento de mí mismo. Es perdonando, como seré
perdonado*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL SÁBADO 22. SANTA RITA DE CASIA, SANTA DE LO IMPOSIBLE
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Santa Rita de Casia*
Santa de lo imposible
*Laudes - SÁBADO VII SEMANA DE PASCUA 2021*
Sábado,
22 de mayo de 2021.
Invitatorio
V. Señor,
ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: Venid,
adoremos a Cristo, el Señor, que nos prometió el Espíritu Santo. Aleluya.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
El mundo brilla de alegría.
Se renueva la faz de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Esta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.
Esta es la fuerza
que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.
Llama profunda,
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva.
Salmodia
Antífona
1: Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Aleluya.
Salmo 118, 145-152
XIX (Coph)
Te invoco
de todo corazón:
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Antífona
2: Edificaste, Señor, un templo y un altar en tu monte santo.
Aleluya.
Sb 9,1-6.9-11
Dame, Señor, la sabiduría
Os daré
palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente… ningún adversario
vuestro. (Lc 21,15)
Dios de
los padres y Señor de la misericordia,
que con tu palabra hiciste todas las cosas,
y en tu sabiduría formaste al hombre,
para que dominase sobre tus criaturas,
y para regir el mundo con santidad y justicia,
y para administrar justicia con rectitud de corazón.
Dame la sabiduría asistente de tu trono
y no me excluyas del número de tus siervos,
porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva,
hombre débil y de pocos años,
demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.
Pues, aunque uno sea perfecto
entre los hijos de los hombres,
sin la sabiduría, que procede de ti,
será estimado en nada.
Contigo está la sabiduría, conocedora de tus obras,
que te asistió cuando hacías el mundo,
y que sabe lo que es grato a tus ojos
y lo que es recto según tus preceptos.
Mándala de tus santos cielos,
y de tu trono de gloria envíala,
para que me asista en mis trabajos
y venga yo a saber lo que te es grato.
Porque ella conoce y entiende todas las cosas,
y me guiará prudentemente en mis obras,
y me guardará en su esplendor.
Antífona
3: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Aleluya.
Salmo 116
Invitación universal a la alabanza divina
Los
gentiles alaban a Dios por su misericordia (cf. Rm 15,9)
Alabad al
Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Lectura Breve
Rm 14, 7-9
Ninguno
de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí. Que si vivimos, vivimos para
el Señor; y si morimos, para el Señor morimos. En fin, que tanto en vida como
en muerte somos del Señor. Para esto murió Cristo y retornó a la vida, para ser
Señor de vivos y muertos.
Responsorio Breve
V. El
Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. Dios
nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva. Aleluya.
R. Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.
Aleluya.
Lecturas
Primera Lectura
Tercera
carta del apóstol san Juan
CAMINEMOS
EN LA VERDAD
Yo, el presbítero,
al muy querido Gayo, a quien amo en la verdad.
Carísimo, pido a Dios que en todo prosperes y que goces de buena salud, así
como prospera tu alma. Mucho me he alegrado con la venida de los hermanos y con
las noticias de tu permanencia en la verdad, de cómo caminas en ella. No hay
para mí mayor alegría que oír de mis hijos que caminan en la verdad.
Carísimo, te portas fielmente en todas las obras que haces en favor de los
hermanos, aun de los que son forasteros. Ellos hicieron el elogio de tu caridad
ante la Iglesia. Harás una buena acción en proveerlos de lo necesario para su
viaje, de una manera digna de Dios. Ellos se han puesto en camino por el nombre
del Señor, sin recibir nada de los paganos. Por eso nosotros debemos acogerlos
para ser cooperadores de sus trabajos por la verdad.
He escrito algunas palabras a la Iglesia; pero Diotrefes, que ambiciona el
primer puesto entre todos, no acata nuestra autoridad. Por esto, cuando vaya,
lo amonestaré, recordándole las malas obras que hace: habla desvergonzadamente
contra nosotros; no contento con ello, rehúsa recibir a los hermanos; y a los
que quieren recibirlos se lo prohíbe, arrojándolos de la Iglesia.
Carísimo, no imites lo malo, sino lo bueno. Quien obra el bien es de Dios.
Quien obra el mal no ha visto a Dios. Por lo que se refiere a Demetrio, todos
hablan con elogio de él, incluso la misma verdad. También nosotros lo recomendamos,
y nuestra recomendación, como ya lo sabes, es verdadera.
Tengo muchas cosas que escribirte; pero prefiero no confiarlas a la pluma y a
la tinta.
Espero verte pronto y hablaremos personalmente. La paz sea contigo. Te saludan
los amigos. Saluda a los amigos, a cada uno en particular.
Responsorio 3 Jn 11; 1 Pe 2, 19
R. No
imites lo malo, sino lo bueno. * Quien obra el bien
es de Dios. Aleluya.
V. A Dios le somos gratos cuando, por causa suya, soportamos
penas injustamente inferidas.
R. Quien obra el bien es de Dios. Aleluya.
Segunda Lectura
De los
sermones de un autor africano del siglo sexto
(Sermón 8,1-3: PL 65, 143-744)
LA UNIDAD
DE LA IGLESIA HABLA EN TODOS LOS IDIOMAS
Hablaron
en todas las lenguas. Así quiso Dios dar a entender la presencia del Espíritu Santo:
haciendo que hablara en todas las lenguas quien le hubiese recibido. Debemos pensar,
queridos hermanos, que éste es el Espíritu Santo por cuyo medio se difunde la caridad
en nuestros corazones.
La caridad había de reunir a la Iglesia de Dios en todo el orbe de la tierra.
Por eso, así como entonces un solo hombre, habiendo recibido el Espíritu Santo,
podía hablar en todas las lenguas, así también ahora es la unidad misma de la
Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, la que habla en todos los idiomas.
Por tanto, si alguien dijera a uno de vosotros: «Si has recibido el Espíritu
Santo, ¿por qué no hablas en todos los idiomas?» , deberás responderle: «Es
cierto que hablo todos los idiomas, porque estoy en el cuerpo de Cristo, es
decir, en la Iglesia, que los habla todos. ¿Pues qué otra cosa quiso dar a
entender Dios por medio de la presencia del Espíritu Santo, si no que su
Iglesia hablaría en todas las lenguas?»
Se ha cumplido así lo prometido por el Señor: Nadie echa vino nuevo en odres
viejos. A vino nuevo, odres nuevos, y así se conservan ambos.
Con razón, pues, empezaron algunos a decir cuando oían hablar en todas las
lenguas:
Están bebidos. Se habían convertido ya en odres nuevos, renovados por la gracia
de la santidad. De este modo, ebrios del nuevo vino del Espíritu Santo, podrían
hablar fervientemente en todos los idiomas, y anunciar de antemano, con aquel
maravilloso milagro, la propagación de la Iglesia católica por todos los
pueblos y lenguas.
Celebrad, pues, este día como miembros que sois de la unidad del cuerpo de
Cristo. No lo celebraréis en vano si sois efectivamente lo que estáis celebrando:
miembros de aquella Iglesia que el Señor, al llenarla del Espíritu Santo,
reconoce como suya a medida que se va esparciendo por el mundo, y por la que es
a su vez reconocido. Como esposo no perdió a su propia esposa, ni nadie pudo
substituírsela por otra.
Y a vosotros, que procedéis de todos los pueblos y que sois la Iglesia de
Cristo, los miembros de Cristo, el cuerpo de Cristo, os dice el Apóstol:
Sobrellevaos mutuamente con amor, esforzaos en mantener la unidad del Espíritu
con el vínculo de la paz.
Notad cómo en el mismo momento nos mandó que nos soportáramos unos a otros y nos
amásemos, y puso de manifiesto el vínculo de la paz al referirse a la esperanza
de la unidad. Ésta es la casa de Dios levantada con piedras vivas, en la que se
complace en habitar un padre de familia como éste, y cuyos ojos no debe jamás
ofender la ruina de la
división.
Responsorio Hch 15, 8-9; 11, 18
R. Dios,
que conoce los corazones, ha dado su Espíritu a todos los pueblos, igual que a nosotros; * y
no ha establecido diferencia alguna entre ellos y nosotros, pues ha purificado
sus corazones por la fe. Aleluya.
V. Así, pues, Dios ha concedido también a los demás pueblos la
conversión que conduce a la vida.
R. Y no ha establecido diferencia alguna entre ellos y
nosotros, pues ha purificado sus
corazones por la fe. Aleluya.
*Lecturas
de la 7ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 22 de mayo de 2021
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan (21,20-25)*
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien
Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le
había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»
Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste ¿qué?»
Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú
sígueme.»
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no
moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede
hasta que yo venga, ¿a ti qué?» Éste es el discípulo que da testimonio de todo
esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas
otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no
cabrían ni en todo el mundo.
Palabra del Señor
Canto Evangélico
Antifona: Yo
estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo. Aleluya.
Benedictus
Lc 1, 68-79
El Mesías y
su precursor
+ Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Nosotros,
que hemos sido bautizados en el Espíritu Santo, glorifiquemos al Señor, junto con
todos los bautizados, y roguémosle:
*Señor Jesús, santifícanos en el
Espíritu*.
Envíanos, Señor, tu Espíritu Santo,
— para que te confesemos ante los hombres como Señor y rey nuestro.
Danos una caridad sincera,
— para que nos amemos mutuamente, como buenos hermanos.
Dispón con tu gracia el corazón de los fieles,
— para que acojan con amor y alegría los dones del Espíritu.
Danos la fortaleza del Espíritu Santo, — y haz que sane y vigorice lo que en
nosotros está enfermo y débil.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Bajo el impulso del Espíritu Santo, que ora en nuestro interior con gemidos
inenarrables, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos enseñó: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Dios
todopoderoso, concédenos conservar siempre en nuestra vida y en nuestras costumbres
la alegría de estas fiestas de Pascua que nos disponemos a clausurar. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
*Santa Rita de Casia*
Santa de lo imposible
La santa de lo imposible. Fue una hija obediente, esposa
fiel, esposa maltratada, madre, viuda, religiosa, estigmatizada y santa
incorrupta. Santa Rita lo experimentó todo pero llegó a la santidad porque en
su corazón reinaba Jesucristo.
Nació en Mayo del año 1381, un año después de la muerte de
Santa Catalina de Siena. La casa natal de Sta. Rita está cerca del
pueblito de Cascia, entre las montañas, a unas 40 millas
de Asís, en la Umbría, región del centro de Italia.
Su vida comenzó en tiempo de guerras, terremotos, conquistas y
rebeliones. Países invadían a países, ciudades atacaban a ciudades cercanas,
vecinos se peleaban con los vecinos, hermano contra hermano. Los problemas del
mundo parecían más grandes que lo que la política y los gobiernos pudieran
resolver.
Nacida de devotos padres, Antonio Mancini y Amata Ferri a los que
se conocía como los "Pacificadores de Jesucristo", pues los llamaban
para apaciguar peleas entre vecinos. Ellos no necesitaban discursos poderosos
ni discusiones diplomáticas, solo necesitaban el Santo Nombre de Jesús, su
perdón hacia los que lo crucificaron y la paz que trajo al corazón del hombre.
Sabían que solo así se pueden apaciguar las almas.
*Primeras
Vísperas*
Inicio
†
(Se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
Primer
Salmo
Salmo
112: Alabado sea el nombre de Dios
Ant: Al llegar
el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. Aleluya.
Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes (Lc 1,52)
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Al llegar
el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. Aleluya.
Segundo
Salmo
Salmo
146: Poder y bondad de Dios
Ant: Los
apóstoles vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, y se
posó encima de cada uno de ellos el Espíritu Santo. Aleluya.
A ti, oh Dios, te alabamos; a ti,
Señor, te reconocemos.
Alabad al Señor, que la música es
buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.
Entonad la acción de gracias al Señor,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;
que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado
y a las crías de cuervo que graznan.
No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los jarretes del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Los
apóstoles vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, y se
posó encima de cada uno de ellos el Espíritu Santo. Aleluya.
Cántico
NT
Apocalipsis
15, 3-4: Himno de adoración
Ant: El
Espíritu que procede del Padre, él me glorificará. Aleluya.
Grandes y maravillosas son tus
obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El
Espíritu que procede del Padre, él me glorificará. Aleluya.
Lectura Bíblica
Rm 8,11
Si el
Espíritu de Dios, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en
vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará
también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en
vosotros.
V/. El Espíritu Santo. Aleluya, aleluya.
R/. El Espíritu Santo. Aleluya, aleluya.
V/. Será quien os lo enseñe todo.
R/. Aleluya, aleluya.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. El Espíritu Santo. Aleluya, aleluya.
Cántico
Evangélico
Ant: Ven,
Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama
de tu amor, tú que congregaste a los pueblos de todas las lenguas en la
confesión de una sola fe. Aleluya.
†
(Se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Ven,
Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama
de tu amor, tú que congregaste a los pueblos de todas las lenguas en la
confesión de una sola fe. Aleluya.
Preces
Celebremos
la gloria de Dios, quien, al llegar a su término en Pentecostés los cincuenta
días de Pascua, llenó a los apóstoles del Espíritu Santo y, con ánimo gozoso y
confiado, supliquémosle, diciendo:
Envía tu
Espíritu, Señor, y renueva el mundo
·
- Tú que al principio creaste el cielo y la tierra y, al llegar el
momento culminante, recapitulaste en Cristo todas las cosas,
por tu Espíritu renueva la faz de la tierra y conduce a los hombres a la
salvación
· - Tú que
soplaste un aliento de vida en el rostro de Adán,
envía tu Espíritu a la Iglesia, para que, vivificada y rejuvenecida,
comunique tu vida al mundo
· - Ilumina
a todos los hombres con la luz de tu Espíritu y disipa las tinieblas de nuestro
mundo,
para que el odio se convierta en amor, el sufrimiento en gozo y la guerra en
paz
· - Fecunda
el mundo con tu Espíritu, agua viva que mana del costado de Cristo,
para que la tierra entera se vea libre de las espinas de todo mal
· - Tú que
por obra del Espíritu Santo conduces sin césar a los hombres a la vida eterna,
dígnate llevar, por este mismo Espíritu, a los difuntos al gozo eterno de tu
presencia
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
Porque Jesús ha resucitado, todos
somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Dios todopoderoso y eterno, que has querido que celebráramos el
misterio pascual durante cincuenta días, renueva entre nosotros el prodigio de
Pentecostés, para que los pueblos divididos por el odio y el pecado se
congreguen por medio de tu Espíritu y, reunidos, confiesen tu nombre en la
diversidad de sus lenguas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
LAS LECTURAS DEL SÁBADO 22 DE MAYO 2021
*Lecturas
de la 7ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 22 de mayo de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro de los Hechos de los apóstoles (28,16-20.30-31):
Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su
cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase.
Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se reunieron, les
dijo: «Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada contra el pueblo ni las
tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén me entregaron a los romanos. Me
interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que
mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, tuve que apelar al
César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo
he querido veros y hablar con vosotros; pues por la esperanza de Israel llevo
encima estas cadenas.» Vivió allí dos años enteros a su propia costa,
recibiendo a todos los que acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando
lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
10,4.5.7
R/. Los buenos verán tu
rostro, Señor
El Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres. R/.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo odia.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro. R/.
*Lecturas
de la 7ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 22 de mayo de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (21,20-25)*
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien
Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le
había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»
Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste ¿qué?»
Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú
sígueme.»
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no
moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede
hasta que yo venga, ¿a ti qué?» Éste es el discípulo que da testimonio de todo
esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas
otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no
cabrían ni en todo el mundo.
Palabra del Señor
(«Si quiero
que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.»)
*De
Pedro puedo aprender: la fuerza, la valentía, la impronta en el trabajo, la valentía
de reconocer sus errores. De Juan puedo aprender: el amor, la paciencia, el
descanso. El Señor me invita a pedir “El Don de Entendimiento” para entender a
Pedro y Juan. De Pedro a enfrentar las cosas sin miedo, porque es el Señor,
quien me ha elegido. De Juan el amor, si alguien me insulta que pueda responder
con amor, si alguien habla mal de mí, tener la fuerza y el amor de orar por esa
persona. Porque es entregándome cómo voy a recibir. El Señor me regala la
oportunidad de llegar al desprendimiento de mí mismo. Es perdonando, como seré
perdonado*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.