Musica Para el Alma

lunes, 29 de enero de 2024

GOTAS DE MISERICORDIA


 

MARCOS 5,21-43 CICLO B


 

*Lecturas del Martes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario*

Martes, 30 de enero de 2024

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Marcos (5,21-43)*

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le djo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

(Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?)

*Esta pregunta nos invita a poder descubrir dos cosas: la primera, que el Señor nos conoce y sabe todo sobre nosotros. La segunda: que la intención del Señor sobre nosotros, no es solucionarnos algunos problemas, sino que nos lancemos, que nos arrojemos a sus pies y les confesemos todo, que no dejemos ninguna tiniebla dentro de nosotros, aunque nos de mucha vergüenza delante de la gente, porque lo que él, nos va a entregar es muy superior a todo lo que puedan pensar; y él nos dirá todo lo que necesitamos escuchar para poder vivir en la obediencia todos los día, que él nos regale sobre esta tierra*

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.

LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL MARTES 30

*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*

 

Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

 

 

*MARTES SEMANA IV*

LAUDES
(Oración de la mañana)



INVITATORIO

V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. Al Señor, al Dios grande, venid, adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Al Señor, al Dios grande, venid, adorémosle.

Himno: ESTÁTE, SEÑOR, CONMIGO.

Estáte, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.

Llévame, en tu compañía
donde tu vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte
temo, Señor, tu partida,
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das,
sé que alcanzarla no puedo,
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
Para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto.

Salmo 100 - PROPÓSITO DE UN PRÍNCIPE JUSTO

Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor;
voy a explicar el camino perfecto:
¿Cuándo vendrás a mí?

Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos
en intenciones viles.

Aborrezco al que obra mal,
no se juntará conmigo;
lejos de mí el corazón torcido,
no aprobaré al malvado.

Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
ojos engreídos, corazones arrogantes
no los soportaré.

Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto,
ése me servirá.

No habitará en mi casa
quien comete fraudes;
el que dice mentiras
no durará en mi presencia.

Cada mañana haré callar
a los hombres malvados,
para excluir de la ciudad del Señor
a todos los malhechores.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto.

Ant 2. No nos desampares, Señor, para siempre.

Cántico: ORACIÓN DE AZARÍAS EN EL HORNO Dn 3, 26-27. 29. 34-41

Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres,
digno de alabanza y glorioso es tu nombre.

Porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros
y todas tus obras son verdad,
y rectos tus caminos,
y justos todos tus juicios.

Hemos pecado y cometido iniquidad
apartándonos de ti, y en todo hemos delinquido.
Por el honor de tu nombre,
no nos desampares para siempre,
no rompas tu alianza,
no apartes de nosotros tu misericordia.

Por Abraham, tu amigo,
por Isaac, tu siervo,
por Israel, tu consagrado,
a quienes prometiste
multiplicar su descendencia
como las estrellas del cielo,
como la arena de las playas marinas.

Pero ahora, Señor, somos el más pequeño
de todos los pueblos;
hoy estamos humillados por toda la tierra
a causa de nuestros pecados.

En este momento no tenemos príncipes,
ni profetas, ni jefes;
ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia.

Por eso, acepta nuestro corazón contrito,
y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros
o una multitud de corderos cebados;

que éste sea hoy nuestro sacrificio,
y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confían
no quedan defraudados.

Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos y buscamos tu rostro.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. No nos desampares, Señor, para siempre.

Ant 3. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo.

Salmo 143, 1-10 - ORACIÓN POR LA VICTORIA Y POR LA PAZ

Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;

mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.

Señor, inclina tu cielo y desciende,
toca los montes, y echarán humo,
fulmina el rayo y dispérsalos,
dispara tus saetas y desbarátalos.

Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo.

LECTURA BREVE   Is 55, 1

Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar: vino y leche de balde.

RESPONSORIO BREVE

V. 
Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.

V. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
R. Espero en tu palabra.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.


PRIMERA LECTURA


Del libro del Génesis 28, 10-29, 14


LA ESCALINATA DE JACOB


En aquellos días, Jacob salió de Berseba en dirección a Harán. Casualmente, llegó a un lugar y se quedó allí a pernoctar, porque ya se había puesto el sol. Cogió de allí mismo una piedra, se la colocó a guisa de almohada y se echó a dormir en aquel lugar.
Y tuvo un sueño: Una escalinata apoyada en la tierra y cuya cima tocaba el cielo. Ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Y vio al Señor que estaba de pie sobre ella y le decía:
«Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra sobre la que estás acostado, te la daré a ti y a tu descendencia. Tu descendencia se multiplicará como el polvo de la tierra, y ocuparás el oriente y el occidente, el norte y el sur; y todas las naciones del mundo serán benditas por causa tuya y de tu descendencia. Yo estoy contigo; yo te guardaré donde quiera que vayas, y te volveré a esta tierra y no te abandonaré hasta que cumpla lo que he prometido:»
Cuando Jacob despertó, dijo:
«Realmente el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía.»
Y, sobrecogido, añadió:
«Qué terrible es este lugar: no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo.»
Jacob se levantó de madrugada, tomó la piedra que le había servido de almohada, la levantó como estela y derramó aceite por encima.
Y llamó a aquel lugar «Casa de Dios»; antes la ciudad se llamaba Luz. Jacob hizo un voto, diciendo:
«Si Dios está conmigo y me guarda en el camino que estoy haciendo, si me da pan para comer y vestidos para cubrirme, si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra que he levantado como estela será una casa de Dios; y, de todo lo que me des, te daré el diezmo.»
Jacob continuó su viaje hacia el país de los orientales. En campo abierto, vio un pozo y tres rebaños de ovejas tumbadas cerca, pues los rebaños solían abrevar en el pozo; la piedra que tapaba el pozo era grande; de modo que, cuando se reunían allí todos los pastores, corrían la piedra de la boca del pozo, abrevaban los rebaños y volvían a tapar el pozo, poniendo la piedra en su sitio. Jacob les dijo:
«Hermanos, ¿de dónde sois?»
Respondieron:
«Somos de Harán.»
Les preguntó:
«¿Conocéis a Labán, hijo de Najor?» Contestaron:
«Sí.»
Les dijo:
«¿Qué tal está?»
Contestaron:
«Está bien; mira, su hija Raquel llega con el rebaño.» El les dijo:
«Todavía es pleno día y no es aún tiempo de reunir los rebaños; abrevad las ovejas y dejadlas pastar.» Contestaron:
«No podemos hasta que se reúnan todos los pastores; entonces corremos la piedra, destapando el pozo, y abrevamos las ovejas.»
Todavía estaba hablando, cuando llegó Raquel, con las ovejas de su padre, pues era pastora. Cuando Jacob vio a Raquel, hija de Labán, su tío, se acercó, removió la piedra de la boca del pozo y abrevó las ovejas de Labán, su tío; después, besó a Raquel y rompió a llorar. Jacob explicó a Raquel que era pariente de su padre e hijo de Rebeca. Ella fue a contárselo a su padre.
Cuando Labán oyó las noticias de Jacob, hijo de su hermana, salió corriendo a su encuentro, lo abrazó, le besó y lo llevó a su casa. Allí él contó a Labán todo lo sucedido. Labán le dijo:
«Eres de mi carne y sangre.»
Y se quedó con él un mes.


RESPONSORIO    Gn 28, 12. 17; Jn 1, 51


R. Jacob tuvo un sueño: Una escalinata apoyada en la tierra y cuya cima tocaba el cielo; ángeles de Dios subían y bajaban por ella; y dijo: * «Este lugar no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo.»
V. Os lo digo con toda verdad: veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subiendo y bajando en servicio del Hijo del hombre.
R. Este lugar no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo.


SEGUNDA LECTURA


Del Tratado de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
(Libro 3, 19, 1. 3-20, 1: SC 34, 332. 336-338)


CRISTO PRIMICIAS DE NUESTRA RESURRECCIÓN


El Verbo de Dios se hizo hombre y el Hijo de Dios se hizo Hijo del hombre para que el hombre, unido íntimamente al Verbo de Dios, se hiciera hijo de Dios por adopción.

En efecto, no hubiéramos podido recibir la incorrupción y la inmortalidad si no hubiéramos estado unidos al que es la incorrupción y la inmortalidad en persona. ¿Y cómo hubiésemos podido unirnos al que es la incorrupción y la inmortalidad, si antes él no se hubiese hecho uno de nosotros, a fin de que nuestro ser corruptible fuera absorbido por la incorrupción y nuestro ser mortal fuera absorbido por la inmortalidad, para que recibiésemos la filiación adoptiva?

Así pues, este Señor nuestro es Hijo de Dios y Verbo del Padre por naturaleza, y también es Hijo del hombre, ya que tuvo una generación humana, hecho Hijo del hombre a partir de María, la cual descendía de la raza humana y a ella pertenecía.

Por esto el mismo Señor nos dio una señal en las profundidades de la tierra y en lo alto de los cielos, señal que no había pedido el hombre, porque éste no podía imaginar que una virgen concibiera y diera a luz, y que el fruto de su parto fuera Dios con nosotros, que descendiera a las profundidades de la tierra para buscar a la oveja perdida (el hombre, obra de sus manos), y que, después de haberla hallado, subiera a las alturas para presentarla y encomendarla al Padre, convirtiéndose él en primicias de la resurrección. Así, del mismo modo que la cabeza resucitó de entre los muertos, también todo el cuerpo (es decir, todo hombre que participa de su vida, cumplido el tiempo de su condena, fruto de su desobediencia) resucitará, por la trabazón y unión que existe entre los miembros y la cabeza del cuerpo de Cristo, que va creciendo por la fuerza de Dios, teniendo cada miembro su propia y adecuada situación en el cuerpo. En la casa del Padre hay muchas moradas, porque muchos son los miembros del cuerpo.

Dios se mostró magnánimo ante la caída del hombre y dispuso aquella victoria que iba a conseguirse por el Verbo. Al mostrarse perfecta la fuerza en la debilidad, se puso de manifiesto la bondad y el poder admirable de Dios.


RESPONSORIO    1Co 15, 20. 22. 21


R. Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. * Y lo mismo que en Adán todos mueren, en Cristo todos serán llamados de nuevo a la vida.
V. Lo mismo que por un hombre hubo muerte, por otro hombre hay resurrección de los muertos.
R. Y lo mismo que en Adán todos mueren, en Cristo todos serán llamados de nuevo a la vida.

 

 

*Lecturas del Martes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario*

Martes, 30 de enero de 2024

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Marcos (5,21-43)*

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le djo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor

 

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
De la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. De la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor.

PRECES

Dios nos otorga el gozo de poder alabarlo en este comienzo del día, reavivando con ello nuestra esperanza. Invoquémosle, pues, diciendo:

Por el honor de tu nombre, escúchanos, Señor.

Dios y Padre de nuestro Salvador Jesucristo,
te damos gracias porque, por mediación de tu Hijo, nos has dado el conocimiento y la inmortalidad.

Danos, Señor, un corazón humilde
para que vivamos sujetos unos a otros en el temor de Cristo.

Infunde tu Espíritu en nosotros, tus siervos,
para que nuestro amor fraterno sea sin fingimiento.

Tú que has dispuesto que el hombre dominara el mundo con su esfuerzo,
haz que nuestro trabajo te glorifique y santifique a nuestros hermanos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Ya que Dios nos muestra siempre su amor de Padre, velando amorosamente por nosotros, nos atrevemos a decir:

Padre nuestro...

ORACION

Aumenta, Señor, nuestra fe, para que esta alabanza que brota de nuestro corazón vaya siempre acompañada de frutos de vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. 
Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: TÚ QUE ERES CRISTO, EL ESPLENDOR Y EL DÍA.

Tú que eres, Cristo, el esplendor y el día,
y de la noche ahuyentas las tinieblas,
Luz de Luz que a tus fieles
cual luz te manifiestas,

te pedimos, Señor, humildemente
esta noche que estés de centinela,
en ti hallemos reposo
y la paz nos concedas.

Si se entregan al sueño nuestros ojos,
en ti vigile el corazón alerta,
y rogamos tus hijos,
Señor, que nos protejas.

Defensor nuestro, míranos, rechaza
al enemigo cruel que nos acecha
y, a quienes redimiste
con tu sangre, gobierna.

A ti, Cristo, Señor del universo,
y a ti, Padre, alabanza dondequiera,
y al Amor, por los siglos
loores. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

Salmo 136, 1-6 - JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA.

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;

que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

Ant 2. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

Salmo 137 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REY

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre;

por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.

El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.

Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.

El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

Ant 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

LECTURA BREVE   Col 3, 16

Que la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de todo corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

RESPONSORIO BREVE

V. 
Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

V. De alegría perpetua a tu derecha.
R. En tu presencia, Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es santo.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es santo.

PRECES

Invoquemos a Cristo, que da fuerza y poder a su pueblo, diciendo:

Señor, escúchanos.

Cristo, fortaleza nuestra, concede a todos tus fieles, a quienes has llamado a la luz de tu verdad,
que tengan siempre fidelidad y constancia.

Haz, Señor, que los que gobiernan el mundo lo hagan conforme a tu querer,
y que sus decisiones vayan encaminadas a la consecución de la paz.

Tú que con cinco panes saciaste a la multitud,
enséñanos a socorrer con nuestros bienes a los hambrientos.

Que los que tienen en su mano los destinos de los pueblos no cuiden sólo del bienestar de su nación,
sino que piensen también en los otros pueblos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Cuando vengas en tu día a ser glorificado en los santos,
da a nuestros hermanos difuntos la resurrección y la vida feliz.

Todos juntos, en familia, repitamos las palabras que nos enseñó Jesús, y oremos al Padre diciendo:

Padre nuestro...

ORACION

Puestos en oración ante ti, Señor, imploramos tu clemencia y te pedimos que nuestras palabras concuerden siempre con los sentimientos de nuestro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

LAS LECTURAS DEL MARTES 30 DE ENERO 2024


 

*Lecturas del Martes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario*

Martes, 30 de enero de 2024

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (18,9-10.14b.24-25a.30–19,3):

En aquellos dias, Absalón fue a dar en un destacamento de David. Iba montado en un mulo, y, al meterse el mulo bajo el ramaje de una encina copuda, se le enganchó a Absalón la cabeza en la encina y quedó colgando entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que cabalgaba se le escapó.
Lo vio uno y avisó a Joab: «¡Acabo de ver a Absalón colgado de una encina!»
Agarró Joab tres venablos y se los clavó en el corazón a Absalón. David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela subió al mirador, encima de la puerta, sobre la muralla, levantó la vista y miró: un hombre venía corriendo solo.
El centinela gritó y avisó al rey. El rey dijo: «Retírate y espera ahí.» Se retiró y esperó alli.
Y en aquel momento llegó el etíope y dijo: «¡Albricias, majestad! ¡El Señor te ha hecho hoy justicia de los que se habían rebelado contra ti!»
El rey le preguntó: «¿Está bien mi hijo Absalón?»
Respondió el etíope: «¡Acaben como él los enemigos de vuestra majestad y cuantos se rebelen contra ti!»
Entonces el rey se estremeció, subió al mirador de encima de la puerta y se echó a llorar, diciendo mientras subía: «¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! iHijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en vez de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!»
A Joab le avisaron: «El rey está llorando y lamentándose por Absalón.»
Así la victoria de aquel dia fue duelo para el ejército, porque los soldados oyeron decir que el rey estaba afligido a causa de su hijo. Y el ejército entró aquel día en la ciudad a escondidas, como se esconden los soldados abochornados cuando han huído del combate.

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 21,26b-27.28.30.31-32

R/.
 Te alabarán, Señor, los que te buscan

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R/.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R/.

 

*Lecturas del Martes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario*

Martes, 30 de enero de 2024

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Marcos (5,21-43)*

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le djo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

(Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?)

*Esta pregunta nos invita a poder descubrir dos cosas: la primera, que el Señor nos conoce y sabe todo sobre nosotros. La segunda: que la intención del Señor sobre nosotros, no es solucionarnos algunos problemas, sino que nos lancemos, que nos arrojemos a sus pies y les confesemos todo, que no dejemos ninguna tiniebla dentro de nosotros, aunque nos de mucha vergüenza delante de la gente, porque lo que él, nos va a entregar es muy superior a todo lo que puedan pensar; y él nos dirá todo lo que necesitamos escuchar para poder vivir en la obediencia todos los día, que él nos regale sobre esta tierra*

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.