Musica Para el Alma
sábado, 17 de junio de 2023
MATEO 9,36-10.8 CICLO A
*Lecturas del Domingo 11º
del Tiempo Ordinario - Ciclo A*
Domingo,
18 de junio de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(9,36–10,8)*
En aquel tiempo, al ver Jesús a las
gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como
ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores
son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»
Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus
inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce
apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el
Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano;
Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judás Iscariote, el que lo
entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de
gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas
descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.
Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que
habéis recibido gratis, dadlo gratis.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
«La
mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la
mies que mande trabajadores a su mies.»
*El
llamado continúa hoy. Jesús sigue llamando, así como llamó a los doce, a
continuar el ministerio de amor de Jesús en el mundo. En el bautismo, recibimos
el agua del amor del Señor y el aceite de servicio, concluido en la
confirmación, matrimonio y ordenación. Las necesidades de la gente del Señor
son tantas hoy como lo fueron en aquel entonces. En un mundo de adicciones,
suicidios, confusiones, pobreza, injusticia y otras grandes necesidades, Jesús
sigue mirando y viendo a la gente ‘como una oveja sin pastor’. El llama a cada
uno de nosotros, hombre o mujer, joven o viejo a su servicio. Señor,
te pido el coraje y la oportunidad para ser activo en mi comunidad, y hacerla
un punto de crecimiento para la vida cristiana*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL DOMINGO 18
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO ORDINARIO DOMINGO DE LA SEMANA
XI*
De la Feria. Salterio III
18 de junio
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos
vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos
vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Himno: LAS SOMBRAS OSCURAS HUYEN.
Las sombras oscuras huyen,
ya va pasando la noche;
y el sol, con su luz de fuego,
nos disipa los temores.
Ya se apagan las estrellas
y se han encendido soles;
el rocío cae de los cielos
en el cáliz de las flores.
Las criaturas van vistiendo
sus galas y sus colores,
porque al nacer nuevo día
hacen nuevas las canciones.
¡Lucero, Cristo, del alba,
que paces entre esplendores,
apacienta nuestras vidas
ya sin sombras y sin noches!
¡Hermoso Cristo, el Cordero,
entre collados y montes! Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Salmo 92 - GLORIA DEL DIOS CREADOR
El Señor reina vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.
Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;
pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es admirable en el cielo.
Aleluya.
Ant 2. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado
por los siglos. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado
por los siglos. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor en el cielo.
Aleluya.
Salmo 148 - ALABANZA DEL DIOS CREADOR
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles,
alabadlo todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, estrellas lucientes.
Alabadlo, espacios celestes,
y aguas que cuelgan en el cielo.
Alaben el nombre del Señor,
porque él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua
y una ley que no pasará.
Alabad al Señor en la tierra,
cetáceos y abismos del mar.
Rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes.
Montes y todas las sierras,
árboles frutales y cedros.
Fieras y animales domésticos,
reptiles y pájaros que vuelan.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo.
Los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños.
Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor en el cielo.
Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 37, 12b-14
Así dice el Señor. «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de
vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando
abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis
que yo soy el Señor: os infundiré mi espíritu y viviréis, os colocaré en
vuestra tierra y sabréis que yo el Señor lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. Hijo
mío, haz caso a mis palabras.
R. presta oído a mis consejos.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Josué 24, 1-7. 13-28
RENOVACIÓN DE LA ALIANZA EN LA TIERRA PROMETIDA
En aquellos días, reunió Josué a todas las tribus de Israel en Siquem; llamó a
los ancianos de Israel, a sus jefes, jueces y escribas, que se situaron en
presencia de Dios. Josué dijo a todo el pueblo:
«Esto dice el Señor, Dios de Israel: "Al otro lado del Río habitaban
antaño vuestros antepasados, Teraj, padre de Abraham y de Najor, y servían a
otros dioses. Yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del Río y le hice
recorrer toda la tierra de Canaán, multipliqué su descendencia y le di por hijo
a Isaac. A Isaac le di por hijos a Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la
montaña de Seír. Jacob y sus hijos bajaron a Egipto. Envié después a Moisés y a
Aarón y herí a Egipto con los prodigios que obré en medio de él. Luego os saqué
de allí. Saqué a vuestros padres de Egipto y llegasteis al mar. Los egipcios
persiguieron a vuestros padres con sus carros y guerreros hasta el mar de las
Cañas. Clamaron entonces ellos al Señor, el cual tendió una densa niebla entre
vosotros y los egipcios, e hizo volver sobre ellos el mar, que los cubrió.
Visteis con vuestros propios ojos lo que hice con Egipto; luego habitasteis
largo tiempo en el desierto. Os he dado una tierra que no os ha costado
fatigas, unas ciudades que no habéis construido y en las que, sin embargo,
habitáis; os he dado viñas y olivares que no habéis plantado y de las que os
alimentáis."
Ahora, pues, temed al Señor y servidlo perfectamente con fidelidad; apartaos de
los dioses a los que sirvieron vuestros padres más allá del Río y en Egipto, y
servid al Señor. Pero, si no os parece bien servir al Señor, elegid hoy a quién
habéis de servir: si a los dioses a quienes servían vuestros padres más allá
del Río o a los dioses de los amorreos, en cuyo país habitáis ahora. Que yo y
mi familia serviremos al Señor.»
El pueblo respondió:
«Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses. Porque el
Señor nuestro Dios es el que nos sacó de la tierra de Egipto, a nosotros y a
nuestros padres, y el que obró tan grandes señales ante nuestros ojos y nos
guardó por todo el camino que recorrimos y en todos los pueblos que pasamos. Él
ha expulsado delante de nosotros a todos esos pueblos y a los amorreos que
habitaban en el país. También nosotros serviremos al Señor, porque él es
nuestro Dios.»
Entonces Josué dijo al pueblo:
«No podréis servir al Señor, porque él es un Dios santo, un Dios celoso, que no
perdonará vuestras rebeldías ni vuestros pecados. Si abandonáis al Señor para servir
a los dioses extranjeros, él a su vez traerá el mal sobre vosotros, después de
haberos hecho tanto bien.»
El pueblo respondió a Josué:
«¡No! Nosotros serviremos al Señor.»
Entonces Josué les dijo:
«Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido al Señor
para servirlo.»
Respondieron ellos:
«Testigos somos.»
Josué les dijo:
«Entonces, apartad los dioses extranjeros que hay en medio de vosotros e
inclinad vuestro corazón hacia el Señor, Dios de Israel.»
El pueblo respondió a Josué:
«Al Señor nuestro Dios serviremos, y a su voz atenderemos.»
Aquel día, Josué pactó una alianza para el pueblo; le impuso decretos y normas
en Siquem. Josué escribió estas palabras en el libro de la ley de Dios. Tomó
luego una gran piedra y la plantó allí, al pie de la encina que hay en el
santuario del Señor. Josué dijo a todo el pueblo:
«Mirad, esta piedra será testigo contra nosotros, pues ha oído todas las
palabras que el Señor ha hablado con vosotros; ella será testigo contra
vosotros, para que no reneguéis de vuestro Dios.»
Por fin, Josué despidió al pueblo, y cada uno volvió a su heredad.
RESPONSORIO Jos 24, 16. 24; 1Co 8, 5-6
R. Lejos de nosotros abandonar al Señor para
servir a otros dioses. * Al
Señor nuestro Dios serviremos, y a su voz atenderemos.
V. Aun cuando a muchos se les da el nombre de
dioses en el cielo y en la tierra, para nosotros no hay más que un solo Dios.
R. Al Señor nuestro Dios serviremos, y a su voz
atenderemos.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Cipriano, obispo y mártir, Sobre la oración del
Señor
(Cap. 4-6: CSEL 3, 268-270)
LA ORACIÓN HA DE SALIR DE UN CORAZÓN HUMILDE
Las palabras del que ora han de ser mesuradas y llenas de sosiego y respeto.
Pensemos que estamos en la presencia de Dios. Debemos agradar a Dios con la
actitud corporal y con la moderación de nuestra voz. Porque así como es propio
del falto de educación hablar a gritos, así, por el contrario, es propio del
hombre respetuoso orar con un tono de voz moderado. El Señor, cuando nos
adoctrina acerca de la oración, nos manda hacerla en secreto, en lugares
escondidos y apartados, en nuestro mismo aposento, lo cual concuerda con
nuestra fe, cuando nos enseña que Dios está presente en todas partes, que nos
oye y nos ve a todos y que, con la plenitud de su majestad, penetra incluso los
lugares más ocultos, tal como está escrito: ¿Soy yo Dios sólo de cerca, y no
soy Dios también de lejos? Si alguno se esconde en su escondrijo, ¿acaso no lo
veo yo? ¿Acaso no lleno yo el cielo y la tierra? Y también: En todo lugar los
ojos de Dios observan a malos y buenos.
Y, cuando nos reunimos con los hermanos para celebrar los sagrados misterios,
presididos por el sacerdote de Dios, no debemos olvidar este respeto y
moderación ni ponernos a ventilar continuamente sin ton ni son nuestras
peticiones, deshaciéndonos en un torrente de palabras, sino encomendarlas
humildemente a Dios, ya que él escucha no las palabras, sino el corazón, ni hay
que convencer a gritos a aquel que penetra nuestros pensamientos, como lo
demuestran aquellas palabras suyas:
¿Por qué pensáis tan mal? Y en otro lugar: Así conocerán todas las Iglesias que
yo soy quien escudriña las entrañas y los corazones.
De este modo oraba Ana, como leemos en el primer libro de Samuel, ya que ella
no rogaba a Dios a gritos, sino de un modo silencioso y respetuoso, en lo
escondido de su corazón. Su oración era oculta, pero manifiesta su fe; hablaba
no con la boca, sino con el corazón, porque sabía que así el Señor la
escuchaba, y, de este modo, consiguió lo que pedía, porque lo pedía con fe.
Esto nos recuerda la Escritura, cuando dice: Hablaba interiormente, y no se oía
su voz aunque movía los labios, y el Señor la escuchó. Leemos también en los
salmos: Reflexionad en el silencio de vuestro lecho. Lo mismo nos sugiere y
enseña el Espíritu Santo por boca de Jeremías, con aquellas palabras: Hay que
adorarte en lo interior, Señor.
El que ora, hermanos muy amados, no debe ignorar cómo oraron el fariseo y el
publicano en el templo. Este último, sin atreverse a levantar sus ojos al cielo,
sin osar levantar sus manos, tanta era su humildad, se daba golpes de pecho y
confesaba los pecados ocultos en su interior, implorando el auxilio de la
divina misericordia, mientras que el fariseo oraba satisfecho de sí mismo; y
fue justificado el publicano, porque, al orar, no puso la esperanza de la
salvación en la convicción de su propia inocencia, ya que nadie es inocente,
sino que oró confesando humildemente sus pecados, y aquel que perdona a los
humildes escuchó su oración.
RESPONSORIO S. Benito, Regla, 19, 6-7; 2, 3
R. Pensemos cómo debemos conducirnos en la
presencia de Dios y de sus ángeles, * y,
que al entonar nuestros salmos de alabanza, nuestra mente concuerde con nuestra
voz.
V. Para ser escuchados no hace falta la abundancia
de palabras, sino un sincero arrepentimiento y pureza de corazón.
R. Y, que al entonar nuestros salmos de alabanza,
nuestra mente concuerde con nuestra voz.
*Lecturas del Domingo 11º
del Tiempo Ordinario - Ciclo A*
Domingo,
18 de junio de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(9,36–10,8)*
En aquel tiempo, al ver Jesús a las
gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como
ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores
son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»
Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus
inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce
apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el
Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano;
Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judás Iscariote, el que lo
entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de
gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas
descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.
Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que
habéis recibido gratis, dadlo gratis.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Señor, envía más trabajadores a tu mies.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, envía más trabajadores a tu
mies.
PRECES
Invoquemos a Dios Padre que envió al Espíritu Santo, para que con
su luz santísima penetrara las almas de sus fieles, y digámosle:
Ilumina, Señor, a tu pueblo.
Te bendecimos, Señor, luz nuestra,
porque a gloria de tu nombre nos has hecho llegar a este nuevo día.
Tú que por la resurrección de tu Hijo quisiste iluminar el mundo,
haz que tu Iglesia difunda entre todos los hombres la alegría pascual.
Tú que por el Espíritu de la verdad adoctrinaste a los discípulos de tu Hijo,
envía este mismo Espíritu a tu Iglesia para que permanezca siempre fiel a ti.
Tú que eres luz para todos los hombres, acuérdate de los que viven aún en las
tinieblas
y abre los ojos de su mente para que te reconozcan a ti, único Dios verdadero.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras
súplicas y, puesto que el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la
ayuda de tu gracia, para observar tus mandamientos y agradarte con nuestros
deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: SANTA UNIDAD Y TRINIDAD BEATA.
Santa unidad y Trinidad beata:
con los destellos de tu brillo eterno,
infunde amor en nuestros corazones,
mientras se va alejando el sol de fuego.
Por la mañana te cantamos loas
y por la tarde te elevamos ruegos,
pidiéndote que estemos algún día
entre los que te alaban en el cielo.
Glorificado sean por los siglos
de los siglos el Padre y su Unigénito,
y que glorificado con entrambos
sea por tiempo igual el Paracleto. Amén
SALMODIA
Ant 1. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Ant 2. El Señor piadoso ha hecho
maravillas memorables. Aleluya.
Salmo 110 - GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su poder,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor piadoso ha hecho
maravillas memorables. Aleluya.
Ant 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño
de todo. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada
estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño
de todo. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran
misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha
hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible,
pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os
custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento
final.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.
R. En la bóveda del cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Predicad el reino, curad a los enfermos, arrojad a los demonios;
dad gratuitamente lo que de gracia habéis recibido.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Predicad el reino, curad a los
enfermos, arrojad a los demonios; dad gratuitamente lo que de gracia habéis
recibido.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó el
mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor,
y digámosle:
Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.
Señor, tú que en el universo, obra de tus manos, nos revelas tu poder,
haz que sepamos ver tu providencia en los acontecimientos del mundo.
Tú que por la victoria de tu Hijo en la cruz anunciaste la paz al mundo,
líbranos de todo desaliento y de todo temor.
A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla,
concédeles que cooperen con sinceridad y concordia en la edificación de un
mundo mejor.
Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a
los hambrientos
y fortalece a los débiles, para que en todos se manifieste el triunfo de la
cruz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que al tercer día resucitaste a tu Hijo gloriosamente del sepulcro,
haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida.
Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras
súplicas y, puesto que el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la
ayuda de tu gracia, para observar tus mandamientos y agradarte con nuestros
deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 18 DE JUNIO 2023
*Lecturas del Domingo 11º
del Tiempo Ordinario - Ciclo A*
Domingo, 18 de junio de 2023
Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (19,2-6a):
En aquellos días, los israelitas llegaron al desierto del Sinai, y acamparon
allí, frente al monte. Moisés subió hacia Dios.
El Señor lo llamó desde el monte, diciendo: «Así dirás a la casa de Jacob, y
esto anunciarás a los israelitas: "Ya habéis visto lo que he hecho con los
egipcios, y cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a
mí. Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros
seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la
tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa."»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 99,2.3.5
R/. Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Romanos (5,6-11):
Cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo
murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un
hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; más la prueba de que Dios nos
ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con
cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos
del castigo! Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la
muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos
salvos por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por
nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.
Palabra de Dios
*Lecturas del Domingo 11º
del Tiempo Ordinario - Ciclo A*
Domingo,
18 de junio de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(9,36–10,8)*
En aquel tiempo, al ver Jesús a las
gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como
ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores
son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»
Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus
inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce
apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el
Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano;
Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judás Iscariote, el que lo
entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de
gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas
descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.
Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que
habéis recibido gratis, dadlo gratis.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
«La
mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la
mies que mande trabajadores a su mies.»
*El
llamado continúa hoy. Jesús sigue llamando, así como llamó a los doce, a
continuar el ministerio de amor de Jesús en el mundo. En el bautismo, recibimos
el agua del amor del Señor y el aceite de servicio, concluido en la
confirmación, matrimonio y ordenación. Las necesidades de la gente del Señor
son tantas hoy como lo fueron en aquel entonces. En un mundo de adicciones,
suicidios, confusiones, pobreza, injusticia y otras grandes necesidades, Jesús
sigue mirando y viendo a la gente ‘como una oveja sin pastor’. El llama a cada
uno de nosotros, hombre o mujer, joven o viejo a su servicio. Señor,
te pido el coraje y la oportunidad para ser activo en mi comunidad, y hacerla
un punto de crecimiento para la vida cristiana*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.