Musica Para el Alma
martes, 24 de mayo de 2022
JUAN 16,12-15 CICLO C
*Lecturas del Miércoles de la 6ª semana de Pascua*
Miércoles, 25 de mayo de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (16,12-15)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora;
cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena.
Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os
comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de
lo mío y os lo anunciará».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(«El
Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena »).
*Una persona no vidente, llega a un punto que él
solo no puede y se deja ayudar por un desconocido, y de su corazón brota un grito
de alegría, y le sale una alabanza (Muchas Gracias) Una ancianita, quiere
cruzar una calle muy congestionada, y una persona la toma de la mano y la
cruza, ella se deja guiar, se deja llevar, a la verdad y la verdad para ella es
llegar al otro lado. Así el Señor me quiere llevar a la verdad plena y la
verdad plena es (El Amor). El Señor pone personas en mi vida para que me deje
conducir, porque tengo obstáculos, dificultades e inconvenientes,
que no me permiten ver, ni avanzar. A mí también el Señor me pone personas
específicas, para que me deje conducir, me deje guiar*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL MIERCOLES 25
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*MIERCOLES SEMANA VI DE
PASCUA*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos
salva;
entremos a su presencia dándole
gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios
grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la
tierra,
son suyas las cumbres de los
montes;
suyo es el mar, porque él lo
hizo,
la tierra firme que modelaron sus
manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador
nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como
en Meribá,
como el día de Masá en el
desierto;
cuando vuestros padres me
pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían
visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y
dije:
Es un pueblo de corazón
extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: GLORIOSA AURORA DE ESTE NUEVO DÍA
Gloriosa aurora de este nuevo
día,
despierta en nuestras almas la
alegría
de ver nuestro Señor glorificado,
vencidos ya la muerte y el
pecado.
Jesús llena de luz el mundo
entero;
de cuantos vivirán, él el primero
entró en la luz de eternas
claridades,
glorioso ya sin fin de
eternidades.
Torrente de alegría, salte y
fluya
el grito jubiloso de aleluya,
los hombres y los pueblos lo
repitan,
sus vidas en el Cristo resucitan.
Jesús, presente y vivo en tus
hermanos,
acoge nuestras manos en tus
manos,
conduce el caminar de nuestras
vidas
por sendas de vivir ya redimidas.
Recibe, Padre santo, la alabanza
del pueblo que te aclama en la
esperanza
de ser junto a tu Hijo
eternamente
reunido por tu Espíritu clemente.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Te vio el mar, ¡oh Dios!, te vio el mar mientras guiabas a tu
pueblo por las aguas caudalosas. Aleluya.
Salmo 76 - RECUERDO DEL PASADO GLORIOSO DE ISRAEL.
Alzo mi voz a Dios gritando,
Alzo mi voz a Dios para que me
oiga.
En mi angustia te busco, Señor
mío;
de noche extiendo las manos sin
descanso,
y mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando me acuerdo de Dios, gimo,
y meditando me siento
desfallecer.
Sujetas los párpados de mis ojos,
y la agitación no me deja hablar.
Repaso los días antiguos,
recuerdo los años remotos;
de noche lo pienso en mis
adentros,
y meditándolo me pregunto:
¿Es que el Señor nos rechaza para
siempre
y ya no volverá a favorecernos?
¿Se ha agotado ya su
misericordia,
se ha terminado para siempre su
promesa?
¿Es que Dios se ha olvidado de su
bondad,
o la cólera cierra sus entrañas?
Y me digo: ¡Qué pena la mía!
¡Se ha cambiado la diestra del Altísimo!
Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos
portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro
Dios?
Tú, ¡oh Dios!, haciendo
maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos;
con tu brazo rescataste a tu
pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Te vio el mar, ¡oh Dios!,
te vio el mar y tembló,
las olas se estremecieron.
Las nubes descargaban sus aguas,
retumbaban los nubarrones,
tus saetas zigzagueaban.
Rodaba el fragor de tu trueno,
los relámpagos deslumbraban el
orbe,
la tierra retembló estremecida.
Tú te abriste camino por las
aguas,
un vado por las aguas caudalosas,
y no quedaba rastro de tus
huellas:
mientras guiabas a tu pueblo,
como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te vio el mar, ¡oh Dios!, te vio el mar mientras guiabas a tu
pueblo por las aguas caudalosas. Aleluya.
Ant 2. El Señor da la muerte y la vida. Aleluya.
Cántico: ALEGRIA DE LOS HUMILDES EN DIOS 1S 2,1-10
Mi corazón se regocija por el
Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
No hay santo como el Señor,
no hay roca como nuestro Dios.
No multipliquéis discursos
altivos,
no echéis por la boca
arrogancias,
porque el Señor es un Dios que
sabe;
él es quien pesa las acciones.
Se rompen los arcos de los
valientes,
mientras los cobardes se ciñen de
valor;
los hartos se contratan por el
pan,
mientras los hambrientos no
tienen ya que trabajar;
la mujer estéril da a luz siete
hijos,
mientras la madre de muchos se
marchita.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.
Él levanta del polvo al
desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre
príncipes
y que herede un trono de gloria;
pues del Señor son los pilares de
la tierra,
y sobre ellos afianzó el orbe.
Él guarda los pasos de sus
amigos,
mientras los malvados perecen en
las tinieblas,
porque el hombre no triunfa por
su fuerza.
El Señor desbarata a sus
contrarios,
el Altísimo truena desde el
cielo,
el Señor juzga hasta el confín de
la tierra.
él da fuerza a su Rey,
exalta el poder de su Ungido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor da la muerte y la vida. Aleluya.
Ant 3. Amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de
corazón. Aleluya.
Salmo 96 - EL SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas
innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su
trono.
Delante de él avanza fuego
abrasando en torno a los
enemigos;
sus relámpagos deslumbran el
orbe,
y, viéndolos, la tierra se
estremece.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su
gloria.
Los que adoran estatuas se
sonrojan,
los que ponen su orgullo en los
ídolos;
ante él se postran todos los
dioses.
Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor;
porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los
dioses.
El Señor ama al que aborrece el
mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de
corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de
corazón. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 6, 8-11
Si verdaderamente hemos muerto
con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con él, pues sabemos que
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no
tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para
siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también, considerad vosotros
que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo
Jesús.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha resucitado del
sepulcro. Aleluya, aleluya.
R. El Señor ha resucitado del
sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. El que por nosotros colgó del
madero.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del
sepulcro. Aleluya, aleluya.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de los apóstoles 21, 40-22, 21
DISCURSO DE PABLO A LOS JUDÍOS DE JERUSALÉN
En aquellos días, el tribuno
concedió a Pablo la palabra, y Pablo, de pie en lo alto de la escalinata, hizo
señal con la mano en dirección al pueblo. Y, en medio de un gran silencio, les
dirigió en arameo este discurso:
«Hermanos y padres, escuchad esta
mi defensa, que os dirijo ahora.»
Cuando oyeron que les hablaba en
arameo, guardaron mayor silencio todavía. Y él prosiguió:
«Yo soy judío, nacido en Tarso de
Cilicia, pero crecido en esta ciudad y formado con toda escrupulosidad en la
ley de nuestros padres, en la escuela de Gamaliel. Yo estaba lleno de celo por
la gloria de Dios, como todos vosotros lo estáis ahora; y perseguí de muerte a
los seguidores de esta doctrina, encadenando y encarcelando a hombres y a
mujeres. Esto lo pueden testificar el mismo sumo sacerdote y el Consejo en
pleno de los ancianos. De éstos recibí cartas de recomendación para nuestros
hermanos de Damasco, y allá me dirigí con la intención de traer encadenados a
Jerusalén a cuantos allí hubiera, para que recibiesen su castigo.
Pero cuando ya en mi viaje me
acercaba a Damasco, hacia eso del mediodía, de repente me envolvió una luz
vivísima del cielo. Yo caí al suelo, y oí una voz, que me decía: "Saulo,
Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo respondí: "¿Quién eres,
Señor?" Y me dijo: "Yo soy Jesús, el Nazareno, a quien tú
persigues." Los que me acompañaban vieron efectivamente la luz, pero no
entendieron la voz del que me hablaba. Y repuse: "¿Qué tengo que hacer,
Señor?" Y el Señor me dijo: "Levántate y vete a Damasco. Allí te dirá
Dios todo cuanto ha determinado que hagas."
Como yo no podía ver por el
resplandor de aquella luz, mis compañeros me tomaron de la mano, y así entré en
Damasco. Un tal Ananías, hombre observante de la ley, y estimado por todos los
judíos que vivían allí, vino a verme y, puesto en mi presencia, me dijo:
"Saulo, hermano, recobra la vista." Y en aquel mismo instante la
recobré. Y continuó: "El Dios de nuestros padres te ha escogido para darte
a conocer su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras una palabra de su
boca; porque asegurarás ante todos los hombres la verdad de todo cuanto has
visto y oído. Y ahora, ¿a qué aguardas? Recibe en seguida el bautismo y
purifícate de tus pecados, invocando su nombre."
Después, cuando ya volví a
Jerusalén, estando en oración en el templo, tuve un éxtasis; y vi a Jesús que
me decía: "Date prisa y sal de Jerusalén cuanto antes, porque no van a
aceptar el testimonio que les vas a dar de mi persona." Yo contesté:
"Señor, ellos saben que yo hacía encarcelar y azotar en las sinagogas a
los que creían en ti; y que, cuando derramaron la sangre de tu testigo Esteban,
yo en persona estaba allí presente, dando mi aprobación y guardando los
vestidos de quienes le daban muerte." Y él me dijo: "Vete; que yo te
voy a mandar lejos, a los gentiles."»
RESPONSORIO Cf. Hch 22, 14. 15; cf. Ga 1, 15. 16
R. El Dios de nuestros padres me escogió
para darme a conocer su voluntad. * Yo aseguro ante todos los hombres la verdad
de cuanto he visto y oído. Aleluya.
V. Aquel que me eligió por su
gracia quiso que yo anunciara a su Hijo a los gentiles.
R. Yo aseguro ante todos los
hombres la verdad de cuanto he visto y oído. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san León Magno, papa
(Sermón 1 Sobre la Ascensión, 2-4: PL 54, 395-396)
LOS DÍAS ENTRE LA RESURRECCIÓN Y LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Aquellos días, amadísimos
hermanos, que transcurrieron entre la resurrección del Señor y su ascensión no
fueron infructuosos, sino que en ellos fueron reafirmados grandes misterios y
reveladas importantes verdades.
En el transcurso de estos días
fue abolido el temor de la muerte funesta y proclamada la inmortalidad, no sólo
del alma, sino también del cuerpo. En estos días, mediante el soplo del Señor,
todos los apóstoles recibieron el Espíritu Santo; en estos días le fue confiado
al bienaventurado apóstol Pedro, por encima de los demás, el cuidado del aprisco
del Señor, después de que hubo recibido las llaves del reino.
Durante estos días, el Señor se
juntó, como uno más, a los dos discípulos que iban de camino y los reprendió
por su resistencia en creer, a ellos, que estaban temerosos y turbados, para
disipar en nosotros toda tiniebla de duda. Sus corazones, por él iluminados,
recibieron la llama de la fe y se convirtieron de tibios en ardientes, al
abrirles el Señor el sentido de las Escrituras. En la fracción del pan, cuando
estaban sentados con él a la mesa, se abrieron también sus ojos, con lo cual
tuvieron la dicha inmensa de poder contemplar su naturaleza glorificada.
Por tanto, amadísimos hermanos,
durante todo este tiempo que media entre la resurrección del Señor y su
ascensión, la providencia de Dios se ocupó en demostrar, insinuándose en los
ojos y en el corazón de los suyos, que la resurrección del Señor Jesucristo era
tan real como su nacimiento, pasión y muerte.
Por esto, los apóstoles y todos
los discípulos, que estaban turbados por su muerte en la cruz y dudaban de su
resurrección, fueron fortalecidos de tal modo por la evidencia de la verdad
que, cuando el Señor subió al cielo, no sólo no experimentaron tristeza alguna,
sino que se llenaron de gran gozo.
Y es que en realidad fue motivo
de una inmensa e inefable alegría el hecho de que la naturaleza humana, en
presencia de una santa multitud, ascendiera por encima de la dignidad de todas
las creaturas celestiales, para ser elevada más allá de todos los ángeles, por
encima de los mismos arcángeles, sin que ningún grado de elevación pudiera dar
la medida de su exaltación, hasta ser recibida junto al Padre, entronizada y
asociada a la gloria de aquel con cuya naturaleza divina se había unido en la
persona del Hijo.
RESPONSORIO Jn 14, 2. 3. 16. 18
R. Voy a prepararos un lugar,
pero volveré otra vez, * para tomaros y llevaros conmigo, para que donde yo
esté estéis también vosotros. Aleluya.
V. Yo rogaré al Padre y él os
dará otro Abogado que esté con vosotros para siempre; no os dejaré huérfanos,
volveré a vosotros.
R. Para tomaros y llevaros
conmigo, para que donde yo esté estéis también vosotros. Aleluya.
*Lecturas del Miércoles de la 6ª semana de Pascua*
Miércoles, 25 de mayo de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (16,12-15)*
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora;
cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena.
Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os
comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de
lo mío y os lo anunciará».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Tendría aún muchas cosas que deciros, pero no estáis ahora en
disposición de entenderlas; cuando venga el Espíritu de verdad, os conducirá a
la verdad completa. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de
Israel,
porque ha visitado y redimido a
su pueblo.
suscitándonos una fuerza de
salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde
antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos
odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro
padre Abraham.
Para concedernos que, libres de
temor,
arrancados de la mano de los
enemigos,
le sirvamos con santidad y
justicia,
en su presencia, todos nuestros
días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta
del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de
lo alto,
para iluminar a los que viven en
tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tendría aún muchas cosas que
deciros, pero no estáis ahora en disposición de entenderlas; cuando venga el
Espíritu de verdad, os conducirá a la verdad completa. Aleluya.
PRECES
Dirijámonos a Dios, que quiso
manifestar a Jesús resucitado a los apóstoles, y digámosle suplicantes:
Ilumínanos, Señor, con la claridad de tu Cristo.
Señor, fuente de toda luz, te
aclamamos con acción de gracias en esta mañana, porque nos has llamado a
participar de tu luz admirable
y nos has querido dar la
salvación.
Haz, Señor, que la fuerza del
Espíritu Santo nos purifique y nos fortalezca,
para que con nuestro trabajo
hagamos más humana la vida de los hombres.
Haz que nos entreguemos de tal
modo al servicio de nuestros hermanos,
que logremos hacer de la familia
humana una ofrenda agradable a tus ojos.
Llénanos, desde el principio de
este nuevo día, de tu misericordia,
para que en toda nuestra jornada
nos gocemos en tu alabanza.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Concluyamos nuestra oración,
diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro maestro:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Señor, que, así como
ahora celebramos en la fe la gloriosa resurrección de tu Hijo Jesucristo, así
también merezcamos regocijarnos con todos los santos, cuando vuelva él
triunfalmente al fin de los tiempos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESPÍRITU DE DIOS, LA TIERRA LLENAS
Espíritu de Dios, la tierra
llenas,
las mentes de los hombres las
bañas en tu luz,
tú que eres Luz de Dios, divino
fuego,
infunde en todo hombre la fuerza
de la cruz.
Sé luz resplandeciente en las
tinieblas
de quienes el pecado sumió en la
obscuridad,
reúne en la asamblea de los hijos
los justos que te amaron, los
muertos por la paz.
Acaba en plenitud al Cristo vivo,
confirma en el creyente la gracia
y el perdón,
reúnelos a todos en la Iglesia,
testigos jubilosos de la
resurrección. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios
mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL
PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y
salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE
JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de
justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro
Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Cf. Rm
4, 24-25
Creemos en aquel que resucitó de
entre los muertos a Jesús, nuestro Señor, que fue entregado a la muerte por
nuestros pecados, y resucitado para nuestra justificación.
V. Verdaderamente ha resucitado
el Señor. Aleluya.
R. Y se ha aparecido a Simón.
Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Señor, que, así como
ahora celebramos en la fe la gloriosa resurrección de tu Hijo Jesucristo, así
también merezcamos regocijarnos con todos los santos, cuando vuelva él
triunfalmente al fin de los tiempos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en
socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ
EN SU CUMBRE
Cuando la luz del día está en su
cumbre,
eres, Señor Jesús, luz y alegría
de quienes en la fe y en la
esperanza
celebran ya la fiesta de la Vida
Eres resurrección, palabra y
prenda
de ser y de vivir eternamente;
sembradas de esperanzas nuestras
vidas,
serán en ti cosecha para siempre.
Ven ya, Señor Jesús, Salvador
nuestro,
de tu radiante luz llena este
día,
camino de alegría y de esperanza,
cabal acontecer de nueva vida.
Concédenos, oh Padre omnipotente,
por tu Hijo Jesucristo, hermano
nuestro,
vivir ahora el fuego de tu
Espíritu,
haciendo de esta tierra un cielo
nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 118, 57-64
El Señor es mi herencia;
he resuelto guardar tus palabras;
de todo corazón busco tu favor:
ten piedad de mí según tu
promesa;
he examinado mi camino,
para enderezar mis pies a tus
preceptos.
Con diligencia, sin tardanza,
observo tus mandatos;
los lazos de los malvados me
envuelven,
pero no olvido tu voluntad;
a media noche me levanto para
darte gracias
por tus justos mandamientos.
Me junto con tus fieles,
que guardan tus decretos;
Señor, de tu bondad está llena la
tierra;
enséñame tus leyes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 54, 2-15. 17-24 I - ORACIÓN
ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO
Dios mío, escucha mi oración,
no te cierres a mi súplica;
hazme caso y respóndeme,
me agitan mis ansiedades.
Me turba la voz del enemigo,
los gritos del malvado:
descargan sobre mí calamidades
y me atacan con furia.
Se estremece mi corazón,
me sobrecoge un pavor mortal,
me asalta el temor y el terror,
me cubre el espanto,
y pienso: «¡Quién me diera alas
de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto,
me pondría en seguida a salvo de
la tormenta,
del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas.»
Violencia y discordia veo en la
ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre las murallas;
en su recinto, crimen e
injusticia;
dentro de ella, calamidades;
no se apartan de su plaza
la crueldad y el engaño.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 54, 2-15. 17-24 II
Si mi enemigo me injuriase,
lo aguantaría;
si mi adversario se alzase contra
mí,
me escondería de él;
pero eres tú, mi compañero,
mi amigo y confidente,
a quien me unía una dulce
intimidad:
juntos íbamos entre el bullicio
por la casa de Dios.
Pero yo invoco a Dios,
y el Señor me salva:
Por la tarde, en la mañana, al
mediodía,
me quejo gimiendo.
Dios escucha mi voz:
su paz rescata mi alma
de la guerra que me hacen,
porque son muchos contra mí.
Dios me escucha, los humilla
el que reina desde siempre,
porque no quieren enmendarse
ni temen a Dios.
Levantan la mano contra su
aliado,
violando los pactos;
su boca es más blanda que la
manteca,
pero desean la guerra;
sus palabras son más suaves que
el aceite,
pero son puñales.
Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás
que el justo caiga.
Tú, Dios mío, los harás bajar a
ellos
a la fosa profunda.
Los traidores y sanguinarios
no cumplirán ni la mitad de sus
años.
Pero yo confío en ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE 1Jn 5,
5-6a
¿Quién es el que vence al mundo,
sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Él, Jesucristo, vino por el agua
y por la sangre; no con el agua solamente, sino con el agua y con la sangre.
V. Los discípulos se llenaron de
alegría. Aleluya.
R. Al ver al Señor. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Señor, que, así como
ahora celebramos en la fe la gloriosa resurrección de tu Hijo Jesucristo, así
también merezcamos regocijarnos con todos los santos, cuando vuelva él
triunfalmente al fin de los tiempos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en
socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: SALVADOR DEL MUNDO
Salvador del mundo,
Señor de los ángeles:
por tu cruz gloriosa
la muerte venciste.
Oh Señor, consérvanos
los dones amables
que, con sufrimientos,
tú nos mereciste.
Y a quienes a precio
de dolor salvaste,
llévalos al cielo
para que te alaben.
Llévanos a todos,
Señor, suplicámoste,
pues que nos hiciste
reino de tu Padre. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y
ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte
de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con
ellos.»
El Señor ha estado grande con
nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra
suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES
INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros
sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras
duermen!
La herencia que da el Señor son
los hijos;
una recompensa es el fruto de las
entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando
litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL
HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de
olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde
Sión,
que veas la prosperidad de
Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus
hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Cf. Ef
4, 23-24
Renovaos en la mente y en el
espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios:
justicia y santidad verdaderas.
V. Quédate con nosotros, Señor.
Aleluya.
R. Porque ya es tarde. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Señor, que, así como ahora
celebramos en la fe la gloriosa resurrección de tu Hijo Jesucristo, así también
merezcamos regocijarnos con todos los santos, cuando vuelva él triunfalmente al
fin de los tiempos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en
socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HOY ROMPE LA CLAUSURA
Hoy rompe la clausura
del surco empedernido
el grano en él hundido
por nuestra mano dura;
y hoy da su flor primera
la rama sin pecado
del árbol mutilado
por nuestra mano fiera.
Hoy triunfa el buen Cordero
que, en esta tierra impía,
se dio con alegría
por el rebaño entero;
y hoy junta su extraviada
majada y la conduce
al sitio en que reluce
la luz resucitada.
Hoy surge, viva y fuerte,
segura y vencedora,
la Vida que hasta ahora
yacía en honda muerte;
y hoy alza del olvido
sin fondo y de la nada
al alma rescatada
y al mundo redimido. Amén.
SALMODIA
Ant 1. No se turbe vuestro
corazón; tan sólo creed en mí. Aleluya.
Salmo 61 - DIOS, ÚNICA ESPERANZA
DEL JUSTO.
Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi
salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
¿Hasta cuándo arremeteréis contra
un hombre
todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?
Sólo piensan en derribarme de mi
altura,
y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.
Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi
salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
De Dios viene mi salvación y mi
gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro
corazón,
que Dios es nuestro refugio.
Los hombres no son más que un
soplo,
los nobles son apariencia:
todos juntos en la balanza
subirían
más leves que un soplo.
No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras
riquezas,
no les deis el corazón.
Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:
«Que Dios tiene el poder
y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No se turbe vuestro corazón;
tan sólo creed en mí. Aleluya.
Ant 2. ¡Oh Dios!, que te alaben
los pueblos, que se alegren por tu salvación. Aleluya.
Salmo 66 - QUE TODOS LOS PUEBLOS
ALABEN AL SEÑOR.
El Señor tenga piedad y nos
bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
¡Oh Dios!, que te alaben los
pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las
naciones,
porque riges el mundo con
justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la
tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los
pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro
Dios.
Que Dios nos bendiga; que le
teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh Dios!, que te alaben los
pueblos, que se alegren por tu salvación. Aleluya.
Ant 3. Su resplandor eclipsa el
cielo, la tierra se llena de su alabanza. Aleluya.
Cántico: HIMNO A CRISTO,
PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col
1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de
compartir
la herencia del pueblo santo en
la luz.
Él nos ha sacado del dominio de
las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de
su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la
redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron
creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e
invisibles,
Tronos, Dominaciones,
Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se
mantiene en él.
Él es también la cabeza del
cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el
primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que
residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar
consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de
su cruz
con todos los seres, así del
cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Su resplandor eclipsa el
cielo, la tierra se llena de su alabanza. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 7,
24-27
Jesús, como permanece para
siempre, tiene un sacerdocio eterno. De aquí que tiene poder para llevar a la
salvación definitiva a cuantos por él se vayan acercando a Dios, porque vive
para siempre para interceder por ellos. Y tal era precisamente el sumo
sacerdote que nos convenía: santo, sin maldad, sin mancha, excluido del número
de los pecadores y exaltado más alto que los cielos. No tiene necesidad, como
los sumos sacerdotes, de ofrecer víctimas cada día, primero por sus propios
pecados y luego por los del pueblo. Esto lo hizo una vez por todas,
ofreciéndose a sí mismo.
RESPONSORIO BREVE
V. Los discípulos se llenaron de
alegría. Aleluya, aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de
alegría. Aleluya, aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de
alegría. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Espíritu me glorificará,
porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL
ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humillación
de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas
las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus
fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de
corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de
bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a
nuestros padres-
en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Espíritu me glorificará,
porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Aleluya.
PRECES
Imploremos a Dios Padre, que por
la resurrección de su Hijo de entre los muertos nos ha abierto el camino de la
vida eterna, y digámosle:
Por la victoria de Cristo, salva,
Señor, a tus redimidos.
Dios de nuestros padres, que has
glorificado a tu Hijo Jesús, resucitándolo de entre los muertos,
convierte nuestros corazones,
para que vivamos la nueva vida de tu Hijo resucitado.
Tú que nos has devuelto al Pastor
y guardián de nuestras vidas, cuando éramos ovejas descarriadas,
consérvanos en fidelidad a tu
Evangelio, bajo la guía de los obispos de tu Iglesia.
Tú que elegiste a los primeros discípulos
de tu Hijo de entre el pueblo de Israel,
revela a los hijos de este pueblo
el cumplimiento de las promesas que hiciste a sus padres.
Acuérdate, Señor, de los
huérfanos, de las viudas, de los esposos que viven separados y de todos
nuestros hermanos abandonados,
y no permitas que vivan en la
soledad los que fueron reconciliados por la muerte de tu Hijo.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Tú que llamaste a ti a Esteban,
el cual confesó que Jesús estaba a tu derecha,
recibe a nuestros hermanos
difuntos que esperaron tu venida en la fe y en el amor.
Digamos ahora todos juntos la
oración que nos enseñó el mismo Jesús:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Señor, que, así como
ahora celebramos en la fe la gloriosa resurrección de tu Hijo Jesucristo, así
también merezcamos regocijarnos con todos los santos, cuando vuelva él
triunfalmente al fin de los tiempos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos
guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso
nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en
socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al
final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente
nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios
todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y
omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por
mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María,
siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a
vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios,
nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga
misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Himno: EN TI, SEÑOR, REPOSAN
NUESTRAS VIDAS
En ti, Señor, reposan nuestras
vidas
en el descanso santo de la noche;
tú nos preparas para la alborada
y en el Espíritu Santo nos
acoges.
En apartadas y lejanas tierras
el sol ha despertado las
ciudades;
amigo de los hombres, ve sus
penas
y ensancha de tu amor los
manantiales.
Vencedor de la muerte y de las
sombras,
Hijo eterno de Dios, resucitado,
líbranos del peligro de la noche
al dormirnos confiados en tus
brazos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 30 - SÚPLICA CONFIADA Y
ACCIÓN DE GRACIAS.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a
salvo,
inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi
baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame:
sácame de la red que me han
tendido,
porque tú eres mi amparo.
En tus manos encomiendo mi
espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI
GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos,
Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la
misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Ef
4,26-27
No lleguéis a pecar; que la
puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo
mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos, Señor,
encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios leal, nos
librarás.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor,
encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Aleluya.
CÁNTICO DE
SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en
paz,
porque mis ojos han visto a tu
Salvador,
a quien has presentado ante todos
los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Señor Jesucristo, tú que eres
manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y
una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que
hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado
nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos
conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA
VIRGEN
Reina del cielo, alégrate,
aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste en tu seno,
aleluya,
ha resucitado, según su palabra,
aleluya.
Ruega al Señor por nosotros,
aleluya.