Musica Para el Alma
jueves, 19 de septiembre de 2024
LUCAS 8,1-3 CICLO B
*Lecturas del Viernes de la 24ª semana del Tiempo
Ordinario*
Viernes, 20 de septiembre de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (8,1-3)*
En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo,
predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas
mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la
Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa,
intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«Algunas
mujeres acompañaban a Jesús y le ayudaban con sus bienes.»).
*Las mujeres sin duda alguna son más cercanas al corazón
de Jesús, desde esa época hasta el día de hoy. Las mujeres siempre han sido
fieles colaboradoras con la misión de la evangelización, y son más desprendidas,
con sus bienes y con su tiempo. Los corazones de las mujeres son más firme en
la decisión de entregarse y de amar a Jesús. No ponen escusas como yo. Las
iglesias lucen hermosas, porque están llenas de mujeres, y mujeres llena de fe.
El Señor es bueno conmigo, y de algo estoy seguro y es que existen mujeres que
piden al Señor, día y noche por mí. Señor por esas santas mujeres que oran por
mi te ruego me regale la humildad y la oportunidad, de hacer tu
voluntad*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL VIERNES 20
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO ORDINARIO*
VIERNES DE LA SEMANA XXIV
Del Común de varios mártires. Salterio IV
20 de septiembre
*SANTOS ANDRÉS KIM TAEGON, presbítero, PABLO
CHONG HASANG y compañeros mártires* . MEMORIA
A principios del siglo XVII, gracias a la actividad de unos laicos, la fe
cristiana penetró por vez primera en Corea. Una decidida y fervorosa comunidad
sin pastores fue guiada y animada casi exclusivamente por laicos, hasta el año
1836, a finales del cual entraron furtivamente en el país los primeros
misioneros, procedentes de Francia. En esta comunidad, durante las
persecuciones de los años 1839, 1846 y 1866, hubo 103 santos mártires, entre
los cuales destacan el primer presbítero y fervoroso pastor de almas Andrés Kim
Taegon y el insigne apóstol laico Pablo Chong Hasang; los demás eran
principalmente laicos, hombres y mujeres, casados o solteros, ancianos, jóvenes
y niños, los cuales, con sus sufrimientos, consagraron las primicias de la
Iglesia coreana, regándola generosamente con la sangre preciosa de su martirio.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de
los mártires.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de
los mártires.
Himno: TESTIGOS DE LA SANGRE.
Testigos de la sangre
con sangre rubricada,
frutos de amor cortados
al golpe de la espada.
Testigos del amor
en sumisión callada,
canto y cielo en los labios
al golpe de la espada.
Testigos del dolor
de vida enamorada;
diario placer de muerte
al golpe de la espada.
Testigos del cansancio
de una vida inmolada
a golpe de Evangelio
y al golpe de la espada.
Demos gracias al Padre
por la sangre sagrada;
pidamos ser sus mártires,
y a cada madrugada
poder morir la vida
al golpe de la espada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
Espíritu firme.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Dios, crea en mí un corazón
puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.
Ant 2. Alégrate, Jerusalén, porque en ti
serán congregados todos los pueblos.
Cántico: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13,
10-15. 17-19
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén,
la ciudad del Santo;
por las obras de tus hijos te azotará,
pero de nuevo se compadecerá
de los hijos de los justos.
Confiesa dignamente al Señor
y bendice al Rey de los siglos,
para que de nuevo sea en ti
edificado su tabernáculo con alegría,
para que alegre en ti a los cautivos
y muestre en ti su amor hacia los desdichados,
por todas las generaciones y generaciones.
Brillarás cual luz de lámpara
y todos los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos numerosos vendrán de lejos
al nombre del Señor, nuestro Dios,
trayendo ofrendas en sus manos,
ofrendas para el rey del cielo.
Las generaciones de las generaciones
exultarán en ti.
Y benditos para siempre todos los que te aman.
Alégrate y salta de gozo por los hijos de los justos,
que serán congregados,
y al Señor de los justos bendecirán.
Dichosos los que te aman;
en tu paz se alegrarán.
Dichosos cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues en ti se alegrarán
contemplando toda tu gloria,
y se regocijarán para siempre.
Bendice, alma mía, a Dios, rey grande,
porque Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será reedificada,
con piedras preciosas sus muros
y con oro puro sus torres y sus almenas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alégrate, Jerusalén, porque en ti
serán congregados todos los pueblos.
Ant 3. Sión, alaba a tu Dios, que envía su
mensaje a la tierra.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sión, alaba a tu Dios, que envía su
mensaje a la tierra.
LECTURA BREVE 2Co 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y
Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder
nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con
que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los
sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa
nuestro consuelo.
RESPONSORIO BREVE
V. Los justos viven eternamente.
R. Los justos viven eternamente.
V. Reciben de Dios su recompensa.
R. Viven eternamente.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Los justos viven eternamente.
V. Hijo
mío, haz caso de mi sabiduría.
R. Presta oído a mi inteligencia.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Baruc 1, 14—2, 5; 3, 1-8
SÚPLICA DEL PUEBLO ARREPENTIDO
En aquellos días, los desterrados que habitaban en
Babilonia enviaron a decir al pueblo que se encontraba en Jerusalén:
«Leed este libro (de Baruc) que os enviamos para que se haga confesión en la
casa del Señor, el día de la fiesta (de los Tabernáculos) y los días de la
asamblea. Diréis:
"Al Señor, Dios nuestro, la justicia, a nosotros en cambio la confusión
del rostro, como sucede en este día; a los hombres de Judá y a los habitantes
de Jerusalén, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a
nuestros profetas y a nuestros padres. Porque hemos pecado ante el Señor, lo
hemos desobedecido y no hemos escuchado la voz del Señor, Dios nuestro,
siguiendo las órdenes que el Señor nos había puesto delante.
Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres del país de Egipto hasta el
día de hoy hemos sido indóciles al Señor, Dios nuestro, y hemos descuidado oír
su voz. Por esto se nos han pegado los males y la maldición que el Señor
conminó a su siervo Moisés el día que sacó a nuestros padres del país de Egipto
para darnos una tierra que mana leche y miel: y esto es lo que nos pasa hoy.
Nosotros no hemos escuchado la voz del Señor, Dios nuestro, de acuerdo con
todas las palabras de los profetas que nos ha enviado, sino que hemos ido, cada
uno de nosotros según el capricho de su perverso corazón, a servir a dioses
extraños, a hacer lo malo a los ojos del Señor, Dios nuestro.
Por eso el Señor, Dios nuestro, ha cumplido la palabra que había pronunciado
contra nosotros, contra nuestros jueces que juzgaron a Israel, contra nuestros
reyes y nuestros príncipes, contra los habitantes de Israel y de Judá. Jamás se
hizo debajo del cielo entero nada semejante a lo que hizo él en Jerusalén,
conforme está escrito en la ley de Moisés, hasta el punto de que llegamos a
comer uno la carne de su propio hijo, otro la carne de su propia hija. Y los
entregó el Señor en poder de todos los reinos de nuestro alrededor para que
fuesen objeto de oprobio y maldición entre todos los pueblos circundantes donde
el Señor los dispersó. Hemos pasado a estar debajo y no encima, por haber
pecado contra el Señor, Dios nuestro, no escuchando su voz.
Oh Señor omnipotente, Dios de Israel, mi alma angustiada, mi espíritu abatido
es el que clama a ti. Escucha, Señor, ten piedad, porque hemos pecado ante ti.
Pues tú te sientas en tu trono eternamente; mas nosotros por siempre perecemos.
Señor omnipotente, Dios de Israel, escucha la oración de los muertos de Israel,
de los hijos de aquellos que pecaron contra ti: no escucharon ellos la voz del
Señor, su Dios, y por eso se han pegado a nosotros estos males.
No te acuerdes de las iniquidades de nuestros padres, sino acuérdate de tu mano
y de tu nombre en esta hora. Pues eres el Señor, Dios nuestro, y nosotros
queremos alabarte, Señor. Para eso pusiste tu temor en nuestros corazones, para
que invocáramos tu nombre. Queremos alabarte en nuestro destierro, porque hemos
apartado de nuestro corazón toda la iniquidad de nuestros padres, que pecaron
ante ti, y aquí estamos todavía en nuestro destierro, donde tú nos dispersaste,
para que fuésemos oprobio, maldición, condenación por todas las iniquidades de
nuestros padres que se apartaron del Señor, Dios nuestro."»
RESPONSORIO Ef 2, 4-5; cf. Ba 2,
12
R. Dios, que
es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, * aun
cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos vivificó con Cristo.
V. Hemos pecado, hemos sido impíos, hemos cometido
injusticia contra nuestro Dios, faltando a todos sus decretos.
R. Aun cuando estábamos muertos por nuestros
pecados, nos vivificó con Cristo.
SEGUNDA LECTURA
De la última exhortación de san Andrés Kim Taegon,
presbítero y mártir.
(Pro Corea Documenta. ed. Mission Catholique Séoul, Seul/París 1938, vol. I,
74- 75)
LA FE ES CORONADA POR EL AMOR Y LA PERSEVERANCIA
Hermanos y amigos muy queridos: Consideradlo una y
otra vez: Dios, al principio de los tiempos, dispuso el cielo y la tierra y
todo lo que existe, meditad luego por qué y con qué finalidad creó de modo
especial al hombre a su imagen y semejanza.
Si en este mundo, lleno de peligros y de miserias, no reconociéramos al Señor
como creador, de nada nos serviría haber nacido ni continuar aún vivos. Aunque
por la gracia de Dios hemos venido a este mundo y también por la gracia de Dios
hemos recibido el bautismo y hemos ingresado en la Iglesia, y, convertidos en
discípulos del Señor, llevamos un nombre glorioso, ¿de qué nos serviría un
nombre tan excelso, si no correspondiera a la realidad? Si así fuera, no
tendría sentido haber venido a este mundo y formar parte de la Iglesia; más
aún, esto equivaldría a traicionar al Señor y su gracia. Mejor sería no haber
nacido que recibir la gracia del Señor y pecar contra él.
Considerad al agricultor cuando siembra en su campo: a su debido tiempo ara la
tierra, luego la abona con estiércol y, sometiéndose de buen grado al trabajo y
al calor, cultiva la valiosa semilla. Cuando llega el tiempo de la siega, si
las espigas están bien llenas, su corazón se alegra y salta de felicidad,
olvidándose del trabajo y del sudor. Pero si las espigas resultan vacías y no
encuentra en ellas más que paja y cáscara, el agricultor se acuerda del duro
trabajo y del sudor y abandona aquel campo en el que tanto había trabajado.
De manera semejante el Señor hace de la tierra su campo, de nosotros, los
hombres, el arroz, de la gracia el abono, y por la encarnación y la redención
nos riega con su sangre, para que podamos crecer y llegar a la madurez. Cuando
en el día del juicio llegue el momento de la siega, el que haya madurado por la
gracia se alegrará en el reino de los cielos como hijo adoptivo de Dios, pero
el que no haya madurado se convertirá en enemigo, a pesar de que él también ya
había sido hijo adoptivo de Dios, y sufrirá el castigo eterno merecido.
Hermanos muy amados, tened esto presente: Jesús, nuestro Señor, al bajar a este
mundo, soportó innumerables padecimientos, con su pasión fundó la santa Iglesia
y la hace crecer con los sufrimientos de los fieles. Por más que los poderes
del mundo la opriman y la ataquen, nunca podrán derrotarla. Después de la
ascensión de Jesús, desde el tiempo de los apóstoles hasta hoy, la Iglesia
santa va creciendo por todas partes en medio de tribulaciones.
También ahora, durante cincuenta o sesenta años, desde que la santa Iglesia
penetró en nuestra Corea, los fieles han sufrido persecución, y aun hoy mismo
la persecución se recrudece, de tal manera que muchos compañeros en la fe,
entre los cuales yo mismo, están encarcelados, como también vosotros os halláis
en plena tribulación. Si todos formamos un solo cuerpo, ¿cómo no sentiremos una
profunda tristeza? ¿Cómo dejaremos de experimentar el dolor, tan humano, de la
separación?
No obstante, como dice la Escritura, Dios se preocupa del más pequeño cabello
de nuestra cabeza y, con su omnisciencia, lo cuida; ¿cómo por tanto, esta gran
persecución podría ser considerada de otro modo que como una decisión del
Señor, o como un premio o castigo suyo?
Buscad, pues, la voluntad de Dios y luchad de todo corazón por Jesús, el jefe
celestial, y venced al demonio de este mundo, que ha sido ya vencido por
Cristo.
Os lo suplico: no olvidéis el amor fraterno, sino ayudaos mutuamente, y
perseverad, hasta que el Señor se compadezca de nosotros y haga cesar la
tribulación.
Aquí estamos veinte y, gracias a Dios, estamos todos bien. Si alguno es
ejecutado, os ruego que no os olvidéis de su familia. Me quedan muchas cosas
por deciros, pero, ¿cómo expresarlas por escrito? Doy fin a esta carta. Ahora
que está ya cerca el combate decisivo, os pido que os mantengáis en la
fidelidad, para que, finalmente, nos congratulemos juntos en el cielo. Recibid
el beso de mi amor.
RESPONSORIO Cf. 2Co 6. 9-10
R. Éstos son
los mártires que dieron testimonio de Cristo sin temor a las amenazas, alabando
al Señor. * La sangre de los mártires es
semilla de cristianos.
V. Fueron tenidos por desconocidos, aunque eran
conocidos de sobra; por moribundos, aunque estaban bien vivos; por necesitados,
aunque todo lo poseían.
R. La sangre de los mártires es semilla de
cristianos.
*Lecturas del Viernes de la 24ª semana del Tiempo
Ordinario*
Viernes, 20 de septiembre de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (8,1-3)*
En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo,
predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas
mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la
Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa,
intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos
es el reino de los cielos.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los perseguidos por causa
de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.
PRECES
Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al
recordar hoy a los santos mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios,
aclamémosle diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.
Por la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida
como testimonio de la fe,
concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.
Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar
su sangre,
concédenos, Señor, la integridad y constancia de la fe.
Por la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus
pasos,
concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.
Por la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre
del Cordero,
concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, creador y salvador de todos los hombres, que en Corea, de
modo admirable, llamaste a la fe católica a un pueblo de adopción y lo
acrecentaste por la gloriosa profesión de fe de los santos mártires Andrés,
Pablo y sus compañeros, concédenos, por su ejemplo e intercesión, perseverar
también nosotros hasta la muerte en el cumplimiento de tus mandatos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ESPÍRITUS SUBLIMES.
Espíritus sublimes,
¡oh mártires gloriosos!,
felices moradores
de la inmortal Sión,
rogad por los que luchan
en las batallas recias,
que alcancen la victoria
y eterno galardón.
¡Oh mártires gloriosos
de rojas vestiduras,
que brillan con eternos
fulgores ante Dios!
Con vuestro riego crezca
de Cristo la semilla,
y el campo de las mieses
se cubra ya en sazón. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Día tras día te bendeciré, Señor, y
explicaré tus proezas.
Ant 2. Los ojos de todos te están
aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.
Salmo 144 II
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los ojos de todos te están
aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE 1Pe 4, 13-14
Queridos hermanos: Estad alegres cuando compartís
los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis
de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros: porque el
Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.
RESPONSORIO BREVE
V. Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
R. Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
V. Aclamadlo, los rectos de corazón.
R. Y gozad con el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Se alegran en el cielo los santos que siguieron las huellas de
Cristo; y, porque lo amaron hasta derramar su sangre, reinan con el Señor
eternamente.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se alegran en el cielo los santos
que siguieron las huellas de Cristo; y, porque lo amaron hasta derramar su
sangre, reinan con el Señor eternamente.
PRECES
En esta hora en la que el Señor, cenando con sus discípulos,
presentó al Padre su propia vida que luego entregó en la cruz, aclamemos al Rey
de los mártires, diciendo:
Te glorificamos, Señor.
Te damos gracias, Señor, principio, ejemplo y rey de los mártires, porque nos
amaste hasta el extremo.
Te damos gracias, Señor, porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos
y les das parte en los premios de tu reino.
Te damos gracias, Señor, porque hoy hemos ofrecido, como sacrificio para el
perdón de los pecados, la sangre de la alianza nueva y eterna.
Te damos gracias, Señor, porque con tu gracia nos has dado perseverar en la fe
durante el día que ahora termina.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Te damos gracias, Señor, porque has asociado a nuestros hermanos difuntos a tu
muerte.
Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, creador y salvador de todos los hombres, que en Corea, de
modo admirable, llamaste a la fe católica a un pueblo de adopción y lo
acrecentaste por la gloriosa profesión de fe de los santos mártires Andrés,
Pablo y sus compañeros, concédenos, por su ejemplo e intercesión, perseverar
también nosotros hasta la muerte en el cumplimiento de tus mandatos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DL VIERNES 20 DE SEPTIEMBRE 2024
*Lecturas del Viernes de la 24ª semana del Tiempo
Ordinario*
Viernes, 20 de septiembre de 2024
Primera
lectura
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,12-20):
Si anunciamos que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que dice
alguno de vosotros que lo muertos no resucitan? Si los muertos no resucitan,
tampoco Cristo resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación
carece de sentido y vuestra fe lo mismo. Además, como testigos de Dios,
resultamos unos embusteros, porque en nuestro testimonio le atribuimos
falsamente haber resucitado a Cristo, cosa que no ha hecho, si es verdad que
los muertos no resucitan. Porque, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo
resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido, seguís
con vuestros pecados; y los que murieron con Cristo se han perdido. Si nuestra
esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados.
¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
16,1.6-7.8.15
R/. Al
despertar me saciaré de tu semblante, Señor
Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño. R/.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios
a quien se refugia a tu derecha. R/.
Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante. R/.
*Lecturas del Viernes de la 24ª semana del Tiempo
Ordinario*
Viernes, 20 de septiembre de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (8,1-3)*
En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo,
predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas
mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la
Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa,
intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«Algunas
mujeres acompañaban a Jesús y le ayudaban con sus bienes.»).
*Las mujeres sin duda alguna son más cercanas al corazón
de Jesús, desde esa época hasta el día de hoy. Las mujeres siempre han sido
fieles colaboradoras con la misión de la evangelización, y son más desprendidas,
con sus bienes y con su tiempo. Los corazones de las mujeres son más firme en
la decisión de entregarse y de amar a Jesús. No ponen escusas como yo. Las
iglesias lucen hermosas, porque están llenas de mujeres, y mujeres llena de fe.
El Señor es bueno conmigo, y de algo estoy seguro y es que existen mujeres que
piden al Señor, día y noche por mí. Señor por esas santas mujeres que oran por
mi te ruego me regale la humildad y la oportunidad, de hacer tu
voluntad*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.