Musica Para el Alma
viernes, 22 de abril de 2022
MARCOS 16,9-15 CICLO C
*Lecturas del Sábado de la Octava de Pascua*
Sábado, 23 de abril de 2022
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Marcos (16,9-15):
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero
a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a
anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al
campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó
en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que
lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Se
apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios).
*Esa impresión la tengo también, cuando considero
que una persona no lleva un modelo de vida según lo que creo, si me viene
hablando del Señor, no le creo, porque en mi mente lo primero que aparece es el
juicio, pero como es posible que el Señor se le aparezca a esa, primera que a
mí, recuerdo una frase del Evangelio “A quién mucho amor muestra mucho se le
perdonara”. Por el amor que mostros esta mujer al Señor, ella se dio cuenta que
el Señor fue el único hombre que la amó sin desearla, ella recibió la gracia, y
el privilegio, de ser la primera en enterarse de la resurrección del Señor. A
mí también me invita el Señor a sentir ese amor tan profundo que sintió María
Magdalena por él*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DE LA OCTAVA DE PASCUA 22 DE ABRIL 2022
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*SABADO SEMANA OCTAVA DE
PASCUA*
LAUDES
(Oración de
la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor.
Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque el
Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene en
su mano las simas de la tierra,
son suyas
las cumbres de los montes;
suyo es
el mar, porque él lo hizo,
la tierra
firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque él
es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el rebaño
que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el
día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron
de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es un
pueblo de corazón extraviado,
que no
reconoce mi camino;
por eso
he jurado en mi cólera
que no
entrarán en mi descanso»
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: VELARON LAS ESTRELLAS EL SUEÑO DE SU
MUERTE
Velaron
las estrellas el sueño de su muerte,
sus luces
de esperanzas las recogió ya el sol,
en haces
luminosos la aurora resplandece,
es hoy el
nuevo día en que el Señor actuó.
Los
pobres de sí mismos creyeron su palabra,
la noche
de los hombres fue grávida de Dios,
él dijo
volvería colmando su esperanza,
más
fuerte que la muerte fue su infinito amor.
De
angustia estremecida lloró y gimió la tierra,
en
lágrimas y sangre su humanidad vivió,
pecado,
mal y muerte perdieron ya su fuerza,
el Cristo
siempre vivo es hoy nuestro blasón.
De gozo
reverdecen los valles y praderas,
los
pájaros y flores, su canto y su color,
celebran
con los hombres la eterna primavera
del día y
la victoria en que el Señor actuó.
Recibe,
Padre santo, los cánticos y amores
de
cuantos en tu Hijo hallaron salvación,
tu
Espíritu divino nos llene de sus dones,
los
hombres y los pueblos se abran a tu Amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su
sangre. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!,
tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma
está sedienta de ti;
mi carne
tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te
contemplaba en el santuario
viendo tu
fuerza y tu gloria!
Tu gracia
vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda mi
vida te bendeciré
y alzaré
las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y mis
labios te alabarán jubilosos.
En el
lecho me acuerdo de ti
y velando
medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y a la
sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma
está unida a ti,
y tu
diestra me sostiene.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su
sangre. Aleluya.
Ant 2. Ha
resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro
Dios. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn
3, 57-88. 56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas del
espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol y
luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y
rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego y
calor, bendecid al Señor;
fríos y
heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y
nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche y
día, bendecid al Señor.
Luz y
tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y
nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes y
cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y
ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves del
cielo, bendecid al Señor.
Fieras y
ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos de
los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas y
espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y
humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y
glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice
Gloria al Padre.
Ant. Ha
resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro
Dios. Aleluya.
Ant 3.
Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se
alegre Israel por su Creador,
los hijos
de Sión por su Rey.
Alabad su
nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque el
Señor ama a su pueblo
y adorna
con la victoria a los humildes.
Que los
fieles festejen su gloria
y canten
jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y espadas
de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y aplicar
el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a los
nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es un
honor para todos sus fieles.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 14, 7-9
Ninguno
de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí. Que si vivimos, vivimos para
el Señor; y si morimos, para el Señor morimos. En fin, que tanto en vida como
en muerte somos del Señor. Para esto murió Cristo y retornó a la vida, para ser
Señor de vivos y muertos.
RESPONSORIO BREVE
En lugar
del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de los
apóstoles 4, 5-31
PEDRO Y JUAN ANTE EL CONSEJO
DE ANCIANOS
A la mañana siguiente, se reunieron los jefes de los judíos, los
ancianos y los escribas de Jerusalén, junto con Anás, el sumo sacerdote, y
Caifás, Juan, Alejandro y todos los que eran de familia pontifical. Hicieron
comparecer en su presencia a Pedro y a Juan, y les preguntaron:
«¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho esto vosotros?»
Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:
«Ancianos y jefes del pueblo, ya que nos interrogáis hoy en juicio
por haber hecho un beneficio a un inválido, para poner en claro por virtud de
quién ha alcanzado éste la salud, sabedlo vosotros y que lo sepa todo el pueblo
de Israel: en el nombre de Jesucristo, el Nazareno, a quien vosotros habéis
crucificado y a quien Dios ha resucitado de entre los muertos, por él viene
este hombre con salud a vuestra presencia. Él es la piedra que desechasteis
vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; en ningún
otro se encuentra la salud, y no hay bajo el cielo otro nombre dado a los
hombres por el que nosotros debamos salvarnos.»
Viendo la entereza con que hablaban Pedro y Juan, y considerando
que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban asombrados y reconocían en
ellos a los discípulos de Jesús; pero viendo allí con ellos al hombre que
habían curado, no podían replicar nada en contra. Ante esto, les mandaron salir
fuera del tribunal, y deliberaron entre sí:
«¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Que han hecho un milagro
clarísimo lo sabe toda Jerusalén, y nosotros no lo podemos negar. Pero, a fin
de que esto no se divulgue más entre la gente, vamos a prohibirles con toda
severidad que en adelante hablen a nadie en nombre de Jesús.»
Los llamaron y les intimaron que de ninguna manera hablasen ni
enseñasen en el nombre de Jesús. Pedro y Juan, tomando la palabra, les dijeron:
«Juzgad por vosotros mismos si es justo, delante de Dios, obedecer
a vosotros antes que a él. Nosotros no podemos dejar de hablar acerca de lo que
hemos visto y oído.»
Ellos, profiriendo nuevas amenazas y no hallando motivo para
castigarlos, los dejaron ir libres, ya que tenían miedo del pueblo, porque
todos daban gloria a Dios por lo sucedido, pues el hombre que había obtenido
milagrosamente su curación pasaba de los cuarenta años. Pedro y Juan, una vez
puestos en libertad, se dirigieron a los suyos y les refirieron todo cuanto los
pontífices y ancianos les habían dicho. Al oírlo, unidos en unos mismos
sentimientos, elevaron su voz a Dios y exclamaron:
«Señor, tú hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay
en ellos; tú, por medio del Espíritu Santo, por boca de nuestro padre David, tu
siervo, dijiste: "¿Por qué se amotinan las naciones, y los pueblos planean
un fracaso? Se alían los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el
Señor y contra su Mesías." Porque verdaderamente, contra tu santo siervo
Jesús, tu Ungido, se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato, juntamente
con los gentiles y con el pueblo de Israel. Con eso no hacían sino poner por
obra cuanto tu voluntad y omnipotencia habían determinado que sucediese. Ahora,
Señor, mira sus amenazas, y haz que tus siervos anunciemos tu palabra con toda
entereza y libertad. Muestra tu omnipotencia, haciendo curaciones, señales y
prodigios, por el nombre de tu santo siervo Jesús.»
Acabada esta oración, tembló el lugar en que estaban reunidos; los
llenó a todos el Espíritu Santo y anunciaban con valentía la palabra de Dios.
RESPONSORIO
Cf. Hch 4, 11-12a; Is 28, 16
R. Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos,
y que se ha convertido en piedra angular; * en ningún otro se encuentra la
salud. Aleluya.
V. Así dice el Señor: «Mirad, yo coloco en Sión una piedra
probada, angular, preciosa, de cimiento.»
R. En ningún otro se encuentra la salud. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De las Catequesis de
Jerusalén
(Catequesis 22 [Mistagógica
4], 1. 3-6. 9: PG 33, 1098-1106)
EL PAN CELESTIAL Y LA BEBIDA
DE SALVACIÓN
Jesús, el Señor, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan
y, después de pronunciar la Acción de Gracias, lo partió y lo dio a sus
discípulos, y dijo: «Tomad y comed, esto es mi cuerpo.» y tomando el cáliz, después
de pronunciar la acción de Gracias, dijo: «Tomad y bebed, ésta es mi sangre.»
Por tanto, si él mismo afirmó del pan: Esto es mi cuerpo, ¿quién se atreverá a
dudar en adelante? Y si él mismo afirmó: Ésta es mi sangre, ¿quién podrá nunca
dudar y decir que no es su sangre?
Por esto hemos de recibirlos con la firme convicción de que son el
cuerpo y sangre de Cristo. Se te da el cuerpo del Señor bajo el signo de pan, y
su sangre bajo el signo de vino; de modo que al recibir el cuerpo y la sangre
de Cristo te haces concorpóreo y consanguíneo suyo. Así, pues, nos hacemos
portadores de Cristo, al distribuirse por nuestros miembros su cuerpo y sangre.
Así, como dice san Pedro, nos hacemos participantes de la naturaleza divina.
En otro tiempo, Cristo, disputando con los judíos, decía: Si no
coméis mi carne y no bebéis mi sangre, no tendréis vida en vosotros. Pero, como
ellos entendieron estas palabras en un sentido material, se hicieron atrás
escandalizados, pensando que los exhortaba a comer su carne.
En la antigua alianza había los panes de la proposición; pero,
como eran algo exclusivo del antiguo Testamento, ahora ya no existen. Pero en
el nuevo Testamento hay un pan celestial y una bebida de salvación, que
santifican el alma y el cuerpo. Pues, del mismo modo que el pan es apropiado al
cuerpo, así también la Palabra encarnada concuerda con la naturaleza del alma.
Por lo cual, el pan y el vino eucarísticos no han de ser
considerados como meros y comunes elementos materiales, ya que son el cuerpo y la
sangre de Cristo, como afirma el Señor; pues, aunque los sentidos nos sugieren
lo primero, hemos de aceptar con firme convencimiento lo que nos enseña la fe.
Adoctrinados e imbuidos de esta fe certísima, debemos creer que
aquello que parece pan no es pan, aunque su sabor sea de pan, sino el cuerpo de
Cristo; y que lo que parece vino no es vino, aunque así le parezca a nuestro
paladar, sino la sangre de Cristo; respecto a lo cual hallamos la antigua
afirmación del salmo: El pan da fuerzas al corazón del hombre y el aceite da
brillo a su rostro. Da, pues, fuerzas a tu corazón, comiendo aquel pan
espiritual y da brillo así al rostro de tu alma.
Ojalá que con el rostro descubierto y con la conciencia limpia,
contemplando la gloria del Señor como en un espejo, vayamos de gloria en
gloria, en Cristo Jesús nuestro Señor, a quien sea el honor, el poder y la
gloria por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO
Lc 22, 19; Ex 12, 27
R. Jesús tomó pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo: «Esto es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros; *
haced esto en memoria mía.» Aleluya.
V. Cuando os pregunten vuestros hijos qué significa este rito, les
responderéis: «Es el sacrificio de la Pascua del Señor.»
R. Haced esto en memoria mía.» Aleluya.
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Marcos (16,9-15):
JESÚS, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero
a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a
anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al
campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó
en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que
lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Después de su resurrección, que tuvo lugar a la mañana del primer día de la
semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de la que había arrojado
siete demonios. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha
visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en la
casa de David, su siervo,
según lo
había predicho desde antiguo
por boca
de sus santos profetas:
Es la
salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la
mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y el
juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en su
presencia, todos nuestros días.
Y a ti,
niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el perdón
de sus pecados.
Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y en
sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por el
camino de la paz.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Después de su resurrección, que tuvo lugar a la mañana del primer día de la
semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de la que había arrojado
siete demonios. Aleluya.
PRECES
Oremos a
Cristo, pan de vida, que en el último día resucitará a los que se alimentan con
su palabra y con su cuerpo, y digámosle:
Señor, danos paz y alegría.
Hijo de
Dios, que resucitado de entre los muertos eres el Príncipe de la vida,
bendice y
santifica a tus fieles y a todos los hombres.
Tú que
concedes paz y alegría a todos los que creen en ti,
danos
vivir como hijos de la luz y alegrarnos de tu victoria.
Aumenta
la fe de tu Iglesia, peregrina en la tierra,
para que
dé al mundo testimonio de tu resurrección.
Tú que,
habiendo padecido mucho, has entrado ya en la gloria del Padre,
convierte
en gozo la tristeza de los afligidos.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres
Concluyamos
nuestra oración, diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro maestro:
Padre nuestro...
ORACION
Dios
nuestro, que con la abundancia de tu gracia no cesas de aumentar en todos los
pueblos el número de tus hijos, mira con amor a tus elegidos que han nacido a
una nueva vida por el sacramento del bautismo y concédeles alcanzar una dichosa
inmortalidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
ESPÍRITU DE DIOS, LA TIERRA LLENAS
Espíritu
de Dios, la tierra llenas,
las
mentes de los hombres las bañas en tu luz,
tú que
eres Luz de Dios, divino fuego,
infunde
en todo hombre la fuerza de la cruz.
Sé luz
resplandeciente en las tinieblas
de
quienes el pecado sumió en la obscuridad,
reúne en
la asamblea de los hijos
los
justos que te amaron, los muertos por la paz.
Acaba en
plenitud al Cristo vivo,
confirma
en el creyente la gracia y el perdón,
reúnelos
a todos en la Iglesia,
testigos
jubilosos de la resurrección. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere. Aleluya.
Salmo
118, 33-40
Muéstrame,
Señor, el camino de tus leyes,
y lo
seguiré puntualmente;
enséñame
a cumplir tu voluntad
y a
guardarla de todo corazón;
guíame
por la senda de tus mandatos,
porque
ella es mi gozo.
Inclina
mi corazón a tus preceptos,
y no al
interés;
aparta
mis ojos de las vanidades,
dame vida
con tu palabra;
cumple a
tu siervo la promesa
que
hiciste a tus fieles.
Aparta de
mí la afrenta que temo,
porque
tus mandamientos son amables;
mira cómo
ansío tus decretos:
dame vida
con tu justicia.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 95
I - EL SEÑOR, REY Y JUEZ DEL MUNDO.
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
cantad al
Señor, toda la tierra;
cantad al
Señor, bendecid su nombre,
proclamad
día tras día su victoria.
Contad a
los pueblos su gloria,
sus
maravillas a todas las naciones;
porque es
grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más
temible que todos los dioses.
Pues los
dioses de los gentiles son apariencia,
mientras
que el Señor ha hecho el cielo;
honor y
majestad lo preceden,
fuerza y
esplendor están en su templo.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 95
II
Familias
de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad
la gloria y el poder del Señor,
aclamad
la gloria del nombre del Señor,
entrad en
sus atrios trayéndole ofrendas.
Postraos
ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble
en su presencia la tierra toda;
decid a
los pueblos: «El Señor es rey,
él
afianzó el orbe, y no se moverá;
él
gobierna a los pueblos rectamente.»
Alégrese
el cielo, goce la tierra,
retumbe
el mar y cuanto lo llena;
vitoreen
los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen
los árboles del bosque,
delante
del Señor, que ya llega,
ya llega
a regir la tierra:
regirá el
orbe con justicia
y los
pueblos con fidelidad.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere. Aleluya.
LECTURA
BREVE Rm 5, 10-11
Si,
siendo aún enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo,
con mayor razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no
sólo eso. Hasta ponemos nuestra gloria y confianza en Dios gracias a nuestro
Señor Jesucristo, por cuyo medio hemos obtenido ahora la reconciliación.
V. Éste
es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él
nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, que con la abundancia de tu gracia no cesas de aumentar en todos los
pueblos el número de tus hijos, mira con amor a tus elegidos que han nacido a
una nueva vida por el sacramento del bautismo y concédeles alcanzar una dichosa
inmortalidad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
CUANDO LA LUZ DEL DÍA ESTÁ EN SU CUMBRE
Cuando la
luz del día está en su cumbre,
eres,
Señor Jesús, luz y alegría
de
quienes en la fe y en la esperanza
celebran
ya la fiesta de la Vida
Eres
resurrección, palabra y prenda
de ser y
de vivir eternamente;
sembradas
de esperanzas nuestras vidas,
serán en
ti cosecha para siempre.
Ven ya,
Señor Jesús, Salvador nuestro,
de tu
radiante luz llena este día,
camino de
alegría y de esperanza,
cabal
acontecer de nueva vida.
Concédenos,
oh Padre omnipotente,
por tu
Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
vivir
ahora el fuego de tu Espíritu,
haciendo
de esta tierra un cielo nuevo. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra
justificación. Aleluya.
Salmo 122
- EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti
levanto mis ojos,
a ti que
habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos en
las manos de sus señores,
como
están los ojos de la esclava
fijos en
las manos de su señora,
así están
nuestros ojos
en el Señor,
Dios nuestro,
esperando
su misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123
- NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el
Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo
diga Israel-,
si el
Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando
nos asaltaban los hombres,
nos
habrían tragado vivos:
tanto
ardía su ira contra nosotros.
Nos
habrían arrollado las aguas,
llegándonos
el torrente hasta el cuello;
nos
habrían llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito
el Señor, que no nos entregó
como
presa a sus dientes;
hemos
salvado la vida como un pájaro
de la
trampa del cazador:
la trampa
se rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que hizo
el cielo y la tierra.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124
- EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que
confían en el Señor son como el monte Sión:
no
tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén
está rodeada de montañas,
y el
Señor rodea a su pueblo
ahora y
por siempre.
No pesará
el cetro de los malvados
sobre el
lote de los justos,
no sea
que los justos extiendan
su mano a
la maldad.
Señor,
concede bienes a los buenos,
a los
sinceros de corazón;
y a los
que se desvían por sendas tortuosas,
que los
rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a
Israel!
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Fue
entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra
justificación. Aleluya.
LECTURA
BREVE 1Co 15, 20-22
Cristo
resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Lo mismo que por un hombre
hubo muerte, por otro hombre hay resurrección de los muertos. Y lo mismo que en
Adán todos mueren, en Cristo todos serán llamados de nuevo a la vida.
V. Éste
es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él
nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, que con la abundancia de tu gracia no cesas de aumentar en todos los
pueblos el número de tus hijos, mira con amor a tus elegidos que han nacido a
una nueva vida por el sacramento del bautismo y concédeles alcanzar una dichosa
inmortalidad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos
al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
SALVADOR DEL MUNDO
Salvador
del mundo,
Señor de
los ángeles:
por tu
cruz gloriosa
la muerte
venciste.
Oh Señor,
consérvanos
los dones
amables
que, con
sufrimientos,
tú nos
mereciste.
Y a
quienes a precio
de dolor
salvaste,
llévalos
al cielo
para que
te alaben.
Llévanos
a todos,
Señor,
suplicámoste,
pues que
nos hiciste
reino de
tu Padre. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Si
habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba. Aleluya.
Salmo 125
- DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el
Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la boca
se nos llenaba de risas,
la lengua
de cantares.
Hasta los
gentiles decían:
«El Señor
ha estado grande con ellos.»
El Señor
ha estado grande con nosotros,
y estamos
alegres.
Que el
Señor cambie nuestra suerte
como los
torrentes del Negueb.
Los que
sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares.
Al ir,
iban llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelven cantando,
trayendo
sus gavillas.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126
- EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el
Señor no construye la casa,
en vano
se cansan los albañiles;
si el
Señor no guarda la ciudad,
en vano
vigilan los centinelas.
Es inútil
que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
los que
coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo
da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
una
recompensa es el fruto de las entrañas:
son
saetas en mano de un guerrero
los hijos
de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con ellas
su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con su
adversario en la plaza.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127
- PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso
el que teme al Señor
y sigue
sus caminos!
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien;
tu mujer,
como una vid fecunda,
en medio
de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa:
ésta es
la bendición del hombre
que teme
al Señor.
Que el
Señor te bendiga desde Sión,
que veas
la prosperidad de Jerusalén
todos los
días de tu vida;
que veas
a los hijos de tus hijos.
¡Paz a
Israel!
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si
habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba. Aleluya.
LECTURA
BREVE 2Co 5, 14-15
El amor
de Cristo nos apremia, al pensar que, si uno murió por todos, consiguientemente
todos murieron en él; y murió por todos, para que los que viven no vivan ya
para sí, sino para aquél que murió y resucitó por ellos.
V. Éste
es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
R. Sea él
nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios
nuestro, que con la abundancia de tu gracia no cesas de aumentar en todos los
pueblos el número de tus hijos, mira con amor a tus elegidos que han nacido a
una nueva vida por el sacramento del bautismo y concédeles alcanzar una dichosa
inmortalidad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de
la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
REVESTIDOS DE BLANCAS VESTIDURAS
Revestidos
de blancas vestiduras,
vayamos
al banquete del Cordero
y,
terminado el cruce del mar Rojo
alcemos
nuestro canto al rey eterno.
La
caridad de Dios es quien nos brinda
y quien
nos da a beber su sangre propia,
y el Amor
sacerdote es quien se ofrece
y quien
los miembros de su cuerpo inmola.
Las
puertas salpicadas con tal sangre
hacen
temblar al ángel vengativo,
y el mar
deja pasar a los hebreos
y sumerge
después a los egipcios.
Ya el
Señor Jesucristo es nuestra pascua,
ya el
Señor Jesucristo es nuestra víctima:
el ázimo
purísimo y sincero
destinado
a las almas sin mancilla.
Oh
verdadera víctima del cielo,
que tiene
a los infiernos sometidos,
ya rotas
las cadenas de la muerte,
y el
premio de la vida recibido.
Vencedor
del averno subyugado,
el
Redentor despliega sus trofeos
y,
sujetando al rey de las tinieblas,
abre de
par en par el alto cielo.
Para que
seas, oh Jesús, la eterna
dicha
pascual de nuestras almas limpias,
líbranos
de la muerte del pecado
a los que
renacimos a la vida.
Gloria
sea a Dios Padre y a su Hijo,
que de
los muertos ha resucitado,
así como
también al sacratísimo
Paracleto,
por tiempo ilimitado. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Salmo
109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo
del Señor a mi Señor:
«Siéntate
a mi derecha,
y haré de
tus enemigos
estrado
de tus pies.»
Desde
Sión extenderá el Señor
el poder
de tu cetro:
somete en
la batalla a tus enemigos.
«Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre
esplendores sagrados;
yo mismo
te engendré, como rocío,
antes de
la aurora.»
El Señor
lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres
sacerdote eterno
según el
rito de Melquisedec.»
El Señor
a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará
a los reyes.
En su
camino beberá del torrente,
por eso
levantará la cabeza.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Ant 2.
Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Salmo 113
A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando
Israel salió de Egipto,
los hijos
de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue
su santuario,
Israel
fue su dominio.
El mar,
al verlos, huyó,
el Jordán
se echó atrás;
los
montes saltaron como carneros;
las
colinas, como corderos.
¿Qué te
pasa, mar, que huyes,
y a ti,
Jordán, que te echas atrás?
¿Y a
vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas,
que saltáis como corderos?
En
presencia del Señor se estremece la tierra,
en
presencia del Dios de Jacob;
que
transforma las peñas en estanques,
el
pedernal en manantiales de agua.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Ant 3.
Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí
me verán.» Aleluya.
Cántico:
LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El
cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio
es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya
sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La
salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R.
Aleluya)
porque
sus juicios son verdaderos y justos.
R.
Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al
Señor sus siervos todos.
(R.
Aleluya)
Los que
le teméis, pequeños y grandes.
R.
Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque
reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R.
Aleluya)
Alegrémonos
y gocemos y démosle gracias.
R.
Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la
boda del cordero.
(R.
Aleluya)
Su esposa
se ha embellecido.
R.
Aleluya, (aleluya).
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dijo
Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me
verán.» Aleluya.
LECTURA
BREVE 1Pe 2, 9-10
Vosotros
sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido por Dios
para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar
en su luz maravillosa. Vosotros, que en otro tiempo no erais pueblo, sois ahora
pueblo de Dios; vosotros, que estabais excluidos de la misericordia, sois ahora
objeto de la misericordia de Dios.
RESPONSORIO
BREVE
En lugar
del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Ocho
días después, estando cerradas las puertas, se presentó Jesús y, en presencia
de todos, exclamó: «La paz sea con vosotros.» Aleluya.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra
mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha
mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre
es santo,
y su
misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El hace
proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a los
hambrientos los colma de bienes
y a los
ricos los despide vacíos.
Auxilia a
Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como lo
había prometido a nuestros padres-
en favor
de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ocho
días después, estando cerradas las puertas, se presentó Jesús y, en presencia
de todos, exclamó: «La paz sea con vosotros.» Aleluya.
PRECES
Oremos a
Cristo, que resucitando de entre los muertos destruyó la muerte y nos dio nueva
vida, y digámosle:
Tú que
vives eternamente, escúchanos, Señor.
Tu que
eres la piedra rechazada por los arquitectos, pero convertida en piedra
angular,
conviértenos
a nosotros en piedras vivas de tu Iglesia.
Tú que
eres el testigo fiel y el primogénito de entre los muertos,
haz que
tu Iglesia sea también siempre testimonio ante el mundo.
Tú que
eres el único esposo de la Iglesia, nacida de tu costado,
haz que
todos nosotros seamos signos de tus bodas con la Iglesia.
Tú que
eres el primero y el último, el que estabas muerto y ahora vives por los siglos
de los siglos,
concede a
todos los bautizados perseverar fieles hasta la muerte, a fin de recibir la
corona de la victoria.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres
Tu que
eres la lámpara que ilumina la ciudad santa de Dios,
alumbra
con tu claridad a nuestros hermanos difuntos.
Sintiéndonos
verdaderos hijos de Dios, digamos a nuestro Padre:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor
Dios, cuya misericordia es eterna, tú que reanimas la fe de tu pueblo con la
celebración anual de las fiestas pascuales, aumenta en nosotros los dones de tu
gracia, para que comprendamos mejor la excelencia del bautismo que nos ha
purificado, la grandeza del Espíritu que nos ha reengendrado y el precio de la
sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración
antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso
y ante
vosotros, hermanos,
que he
pecado mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi
culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso
ruego a santa María, siempre Virgen,
a los
ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El
Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y
nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EN
TI, SEÑOR, REPOSAN NUESTRAS VIDAS
En ti,
Señor, reposan nuestras vidas
en el
descanso santo de la noche;
tú nos
preparas para la alborada
y en el
Espíritu Santo nos acoges.
En
apartadas y lejanas tierras
el sol ha
despertado las ciudades;
amigo de
los hombres, ve sus penas
y
ensancha de tu amor los manantiales.
Vencedor
de la muerte y de las sombras,
Hijo
eterno de Dios, resucitado,
líbranos
del peligro de la noche
al
dormirnos confiados en tus brazos. Amén.
SALMODIA
Ant 1.
Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 4 -
ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en
el aprieto me diste anchura,
ten
piedad de mí y escucha mi oración.
Y
vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis
la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo:
el Señor hizo milagros en mi favor,
y el
Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y
no pequéis, reflexionad
en el
silencio de vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y confiad
en el Señor.
Hay
muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz
de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú,
Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si
abundara en trigo y en vino.
En paz me
acuesto y en seguida me duermo,
porque tú
sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 133
- ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora
bendecid al Señor,
los
siervos del Señor,
los que
pasáis la noche
en la
casa del Señor:
Levantad
las manos hacia el santuario,
y
bendecid al Señor.
El Señor
te bendiga desde Sión:
el que
hizo cielo y tierra.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA
BREVE Dt 6,4-7
Escucha
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de
ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
En lugar
del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO
DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien
has presentado ante todos los pueblos
luz para
alumbrar a las naciones
y gloria
de tu pueblo Israel.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con
Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, nos
llene de gozo la celebración de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina
por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El
Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA
FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del
cielo, alégrate, aleluya,
porque
Cristo,
a quien
llevaste en tu seno, aleluya,
ha
resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al
Señor por nosotros, aleluya.