Musica Para el Alma
jueves, 16 de octubre de 2025
LUCAS 12,1-7 CICLO C
Lecturas
del Viernes de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario
17 Oct 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio
según san Lucas (12,1-7)*
En aquel tiempo, miles y miles de personas se
agolpaban hasta pisarse unos a otros.
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la
levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no
llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo
que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el
sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no
tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a
decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después
echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco
gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos
de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación
entre vosotros y los gorriones.»
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(No temáis a los que matan el cuerpo, y después
de esto no pueden hacer más).
*Estas palabras de Jesús tienen una fuerza especial y vienen a
traerme paz, seguridad, y sanación interior, porque siempre he vivido sometido
al miedo y a los temores. En la escuela, miedo a no pasar de curso, en la
universidad, miedo a algunos profesores, en el trabajo, miedo a los jefes, en
el matrimonio, miedo al divorcio, a la infidelidad, con mis amistades, miedo a
la traición, con la salud, miedo a la enfermedad, y miedo a la muerte. Jesús está
pasando por mi vida, sanándome con su palabra, con su amor y con su
misericordia. Jesús mi maestro, me está enseñando la grandeza de su poder, porque
él, tiene la Gracia y el Don de arrancar de rais todos mis miedos y mis temores.
Jesús palabra, me llena de sabiduría y alegría, porque él, me acoge como soy, pero
no para dejarme como soy, sino para hacer de mí, alguien mucho mejor, un auténtico
discípulo. Jesús buen maestro, me hace una propuesta, me propone apoyarme en él,
para que sean eliminados todos mis miedos y todos mis temores. Jesús es
ganancia, entregar mi vida a Jesús y confiar, es la autopista que lleva al cielo,
sin escala*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAUDES Y VISPERAS DEL VIERNES 17
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
VIERNES DE LA SEMANA
XXVIII
Del común de un mártir. Salterio IV.
17 de octubre
*SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, obispo y mártir. (MEMORIA)*
Ignacio fue el segundo sucesor de Pedro en el gobierno de la Iglesia de
Antioquía. Condenado a morir devorado por las fieras, fue trasladado a Roma y
allí, bajo el imperio de Trajano, recibió la corona de su glorioso martirio el
año 107. En su viaje a Roma escribió siete cartas, dirigidas a varias Iglesias,
en las que trata sabia y eruditamente de Cristo, de la constitución de la
Iglesia y de la vida cristiana. Ya en el siglo IV se celebraba en Antioquía su
memoria el mismo día de hoy.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de
los mártires.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de
los mártires.
Himno: PALABRA DEL SEÑOR YA RUBRICADA
Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida
como prueba fiel de que la espada
no puede ya truncar la fe vivida.
Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.
Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que, en la alegría
de servir al Señor, es consumado.
Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
Espíritu firme.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Dios, crea en mí un corazón
puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.
Ant 2. Alégrate, Jerusalén, porque en ti
serán congregados todos los pueblos.
Cántico: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13,
10-15. 17-19
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén,
la ciudad del Santo;
por las obras de tus hijos te azotará,
pero de nuevo se compadecerá
de los hijos de los justos.
Confiesa dignamente al Señor
y bendice al Rey de los siglos,
para que de nuevo sea en ti
edificado su tabernáculo con alegría,
para que alegre en ti a los cautivos
y muestre en ti su amor hacia los desdichados,
por todas las generaciones y generaciones.
Brillarás cual luz de lámpara
y todos los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos numerosos vendrán de lejos
al nombre del Señor, nuestro Dios,
trayendo ofrendas en sus manos,
ofrendas para el rey del cielo.
Las generaciones de las generaciones
exultarán en ti.
Y benditos para siempre todos los que te aman.
Alégrate y salta de gozo por los hijos de los justos,
que serán congregados,
y al Señor de los justos bendecirán.
Dichosos los que te aman;
en tu paz se alegrarán.
Dichosos cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues en ti se alegrarán
contemplando toda tu gloria,
y se regocijarán para siempre.
Bendice, alma mía, a Dios, rey grande,
porque Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será reedificada,
con piedras preciosas sus muros
y con oro puro sus torres y sus almenas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alégrate, Jerusalén, porque en ti
serán congregados todos los pueblos.
Ant 3. Sión, alaba a tu Dios, que envía su
mensaje a la tierra.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sión, alaba a tu Dios, que envía su
mensaje a la tierra.
LECTURA BREVE 2Co 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y
Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder
nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con
que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los
sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa
nuestro consuelo.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es mi fuerza y mi energía.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía.
V. Él es mi salvación.
R. Y mi energía.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía.
V. Hijo
mío, haz caso de mi sabiduría.
R. Presta oído a mi inteligencia.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Jeremías 7, 1-20
LA CONFIANZA EN EL TEMPLO ES VANA, SI NO HAY FIDELIDAD A DIOS Y
JUSTICIA CON EL PRÓJIMO
Palabra del Señor que recibió Jeremías:
«Ponte a la puerta del templo, y grita allí esta palabra: "¡Escucha, Judá,
la palabra del Señor, los que entráis por estas puertas para adorar al Señor!
Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Enmendad vuestra conducta y
vuestras acciones, y habitaré con vosotros en este lugar. No os creáis seguros
con palabras engañosas, repitiendo: 'Es el templo del Señor, el templo del
Señor, el templo del Señor.' Si enmendáis vuestra conducta y vuestras acciones,
si juzgáis rectamente entre un hombre y su prójimo, si no explotáis al
forastero, al huérfano y a la viuda, si no derramáis sangre inocente en este
lugar, si no seguís a dioses extranjeros, para vuestro mal, entonces habitaré
con vosotros en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres, desde hace
tanto tiempo y para siempre. Mirad: Vosotros os fiáis de palabras engañosas que
no sirven de nada. Vosotros robáis, matáis, adulteráis, juráis en falso,
quemáis incienso a Baal, seguís a dioses extranjeros y desconocidos, ¡y después
entráis a presentaros ante mí en este templo, que lleva mi nombre, y os decís:
'Estamos salvos', para seguir cometiendo esas abominaciones! ¿Creéis acaso que
es una cueva de bandidos este templo que lleva mi nombre? Atención, que yo lo
he visto —oráculo del Señor—.
Id a mi templo de Silo, donde hice habitar mi nombre en otro tiempo, y mirad lo
que hice con él, por la maldad de Israel mi pueblo. Pues ahora, ya que habéis
cometido tales acciones —dice el Señor—, que os hablé sin cesar y no me
escuchasteis, que os llamé y no me respondisteis; por eso, con el templo que
lleva mi nombre, en el que confiáis, con el lugar que di a vuestros padres y a
vosotros, haré lo mismo que hice con Silo: os arrojaré de mi presencia, como
arrojé a vuestros hermanos, la estirpe de Efraím."
Y tú no intercedas por este pueblo, no alces por ellos súplicas ni clamores,
porque no te escucharé. ¿No ves lo que están haciendo en las ciudades de Judá,
en las calles de Jerusalén? Los hijos recogen leña, los padres encienden fuego,
las mujeres preparan la masa para hacer tortas en honor de la Reina del cielo;
y hacen libaciones a dioses extranjeros, para irritarme. ¿Es a mí a quien
hieren, o más bien a sí mismos, para su confusión? Por eso así dice el Señor:
Mirad, mi ira y mi cólera se derraman sobre este lugar, sobre el hombre y el
ganado, sobre el árbol del campo, sobre el fruto del suelo, ardiendo sin
cesar.»
RESPONSORIO Jr 7, 11; Is 56, 7; Jn 2, 16
R. ¿Creéis acaso que es una cueva de bandidos este
templo que lleva mi nombre? * Mi
casa es casa de oración y así la llamarán todos los pueblos.
V. No hagáis de la casa de mi Padre un mercado.
R. Mi casa es casa de oración y así la llamarán
todos los pueblos.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los
Romanos
(Cap. 4. 1-2; 6, 1—8, 3: Funk 1, 217-223)
SOY TRIGO DE DIOS Y HE DE SER MOLIDO POR LOS DIENTES DE LAS FIERAS
Yo voy escribiendo a todas las Iglesias, y a todas les encarezco lo mismo: que
moriré de buena gana por Dios, con tal que vosotros no me lo impidáis. Os lo
pido por favor: no me demostréis una benevolencia inoportuna. Dejad que sea
pasto de las fieras, ya que ello me hará posible alcanzar a Dios. Soy trigo de
Dios y he de ser molido por los dientes de las fieras, para llegar a ser pan
limpio de Cristo. Rogad por mí a Cristo, para que, por medio de esos
instrumentos, llegue a ser una víctima para Dios.
De nada me servirán los placeres terrenales ni los reinos de este mundo.
Prefiero morir en Cristo Jesús que reinar en los confines de la tierra. Todo mi
deseo y mi voluntad están puestos en aquel que por nosotros murió y resucitó.
Se acerca ya el momento de mi nacimiento a la vida nueva. Por favor, hermanos,
no me privéis de esta vida, no queráis que muera; si lo que yo anhelo es
pertenecer a Dios, no me entreguéis al mundo ni me seduzcáis con las cosas
materiales; dejad que pueda contemplar la luz pura; entonces seré hombre en
pleno sentido. Permitid que imite la pasión de mi Dios. El que tenga a Dios en
si entenderá lo que quiero decir y se compadecerá de mi, sabiendo cuál es el
deseo que me apremia.
El príncipe de este mundo me quiere arrebatar y pretende arruinar mi deseo que
tiende hacia Dios. Que nadie de vosotros, los aquí presentes, lo ayude; poneos
más bien de mi parte, esto es, de parte de Dios. No queráis a un mismo tiempo
tener a Jesucristo en la boca y los deseos mundanos en el corazón. Que no
habite la envidia entre vosotros. Ni me hagáis caso si, cuando esté aquí, os
suplicare en sentido contrario; haced más bien caso de lo que ahora os escribo.
Porque os escribo en vida, pero deseando morir. Mi amor está crucificado y ya
no queda en mí el fuego de los deseos terrenos; únicamente siento en mi
interior la voz de una agua viva que me habla y me dice: «Ven al Padre.» No
encuentro ya deleite en el alimento material ni en los placeres de este mundo.
Lo que deseo es el pan de Dios, que es la carne de Jesucristo, de la
descendencia de David, y la bebida de su sangre, que es la caridad
incorruptible.
No quiero ya vivir más la vida terrena. Y este deseo será realidad si vosotros
lo queréis. Os pido que lo queráis, y así vosotros hallaréis también
benevolencia. En dos palabras resumo mi súplica: hacedme caso. Jesucristo os
hará ver que digo la verdad, él, que es la boca que no engaña, por la que el
Padre ha hablado verdaderamente. Rogad por mí, para que llegue a la meta. Os he
escrito no con criterios humanos, sino conforme a la mente de Dios. Si sufro el
martirio, es señal de que me queréis bien; de lo contrario, es que me habéis
aborrecido.
RESPONSORIO S. Ignacio de Antioquia, Efesios, 14,
1; Tralianos, 8, 1
R. Nada os es desconocido si mantenéis de un modo
perfecto, en Jesucristo, la fe y la caridad, que son el principio y el fin de
la vida: * el principio es la fe, el fin la caridad.
V. Revestíos de mansedumbre y convertíos en
creaturas nuevas por medio de la fe, que es como la carne del Señor, y por
medio de la caridad, que es como su sangre.
R. El principio es la fe, el fin la caridad.
Lecturas del Viernes de la
XXVIII Semana del Tiempo Ordinario
17
Oct 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,1-7)*
En
aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a
otros.
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la
levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no
llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo
que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el
sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no
tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a
decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después
echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco
gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos
de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay
comparación entre vosotros y los gorriones.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Todo mi deseo y mi voluntad están puestos en aquel que por
nosotros murió y resucitó.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todo mi deseo y mi voluntad están
puestos en aquel que por nosotros murió y resucitó.
PRECES
Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al
recordar hoy a los santos mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios,
aclamémosle diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.
Por la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida
como testimonio de la fe,
concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.
Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar
su sangre,
concédenos, Señor, la integridad y constancia de la fe.
Por la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus
pasos,
concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.
Por la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre
del Cordero,
concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que has querido que el testimonio de
los mártires sea el honor de todo el cuerpo de tu Iglesia, concédenos que el
martirio de san Ignacio de Antioquia, que hoy conmemoramos, así como le mereció
a él una gloria eterna, así también nos dé a nosotros valor en el combate de la
fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: OH DIOS, QUE ERES EL PREMIO
Oh Dios, que eres el premio, la corona
y la suerte de todos tus soldados,
líbranos de los lazos de las culpas
por este mártir a quien hoy cantamos.
El conoció la hiel que está escondida
en la miel de los goces de este suelo,
y, por no haber cedido a sus encantos,
está gozando los del cielo eterno.
Él afrontó con ánimo seguro
lo que sufrió con varonil coraje,
y consiguió los celestiales dones
al derramar por ti su noble sangre.
Oh piadosísimo Señor de todo,
te suplicamos con humilde ruego
que, en el día del triunfo de este mártir,
perdones los pecados de tus siervos.
Gloria eterna al divino Jesucristo,
que nació de una Virgen impecable,
y gloria eterna al Santo Paracleto,
y gloria eterna al sempiterno Padre. Amén.
SALMODIA
Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Día tras día te bendeciré, Señor, y
explicaré tus proezas.
Ant 2. Los ojos de todos te están
aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.
Salmo 144 II
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los ojos de todos te están
aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus
caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE 1Pe 4, 13-14
Queridos hermanos: Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo,
para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por
el nombre de Cristo, dichosos vosotros: porque el Espíritu de la gloria, el
Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.
RESPONSORIO BREVE
V. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro.
R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has
dado respiro.
V. Nos refinaste como refinan la plata.
R. Pero nos has dado respiro.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has
dado respiro.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Lo que deseo es el pan de Dios, que es la carne de Jesucristo, de
la descendencia de David, y la bebida de su sangre, que es la caridad
incorruptible.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Lo que deseo es el pan de Dios, que
es la carne de Jesucristo, de la descendencia de David, y la bebida de su
sangre, que es la caridad incorruptible.
PRECES
En esta hora en la que el Señor, cenando con sus discípulos,
presentó al Padre su propia vida que luego entregó en la cruz, aclamemos al Rey
de los mártires, diciendo:
Te glorificamos, Señor.
Te damos gracias, Señor, principio, ejemplo y rey de los mártires,
porque nos amaste hasta el extremo.
Te damos gracias, Señor, porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos
y les das parte en los premios de tu reino.
Te damos gracias, Señor, porque hoy hemos ofrecido, como sacrificio para el
perdón de los pecados,
la sangre de la alianza nueva y eterna.
Te damos gracias, Señor,
porque con tu gracia nos has dado perseverar en la fe durante el día que ahora
termina.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Te damos gracias, Señor,
porque has asociado a nuestros hermanos difuntos a tu muerte.
Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que has querido que el testimonio de
los mártires sea el honor de todo el cuerpo de tu Iglesia, concédenos que el
martirio de san Ignacio de Antioquia, que hoy conmemoramos, así como le mereció
a él una gloria eterna, así también nos dé a nosotros valor en el combate de la
fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL VIERNES 17 DE OCTUBRE 2025
Lecturas
del Viernes de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario
17 Oct 2025
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (4,1-8):
Veamos el caso de Abrahán, nuestro progenitor
según la carne. ¿Quedó Abrahán justificado por sus obras? Si es así, tiene de
qué estar orgulloso; pero, de hecho, delante de Dios no tiene de qué. A ver,
¿qué dice la Escritura?: «Abrahán creyó a Dios, y esto le valió la
justificación.» Pues bien, a uno que hace un trabajo el jornal no se le cuenta
como un favor, sino como algo debido; en cambio, a éste que no hace ningún
trabajo, pero tiene fe en que Dios hace justo al impío, esa fe se le cuenta en
su haber. También David llama dichoso al hombre a quien Dios otorga la
justificación, prescindiendo de sus obras: «Dichoso el hombre que está absuelto
de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el
Señor no le cuenta el pecado.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 31,1-2.5.11
R/. Tú eres mi refugio,
me rodeas de cantos de liberación
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R/.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mí culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R/.
Lecturas
del Viernes de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario
17 Oct 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio
según san Lucas (12,1-7)*
En aquel tiempo, miles y miles de personas se
agolpaban hasta pisarse unos a otros.
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la
levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no
llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo
que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el
sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no
tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a
decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después
echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco
gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos
de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación
entre vosotros y los gorriones.»
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(No temáis a los que matan el cuerpo, y después
de esto no pueden hacer más).
*Estas palabras de Jesús tienen una fuerza especial y vienen a
traerme paz, seguridad, y sanación interior, porque siempre he vivido sometido
al miedo y a los temores. En la escuela, miedo a no pasar de curso, en la
universidad, miedo a algunos profesores, en el trabajo, miedo a los jefes, en
el matrimonio, miedo al divorcio, a la infidelidad, con mis amistades, miedo a
la traición, con la salud, miedo a la enfermedad, y miedo a la muerte. Jesús está
pasando por mi vida, sanándome con su palabra, con su amor y con su
misericordia. Jesús mi maestro, me está enseñando la grandeza de su poder, porque
él, tiene la Gracia y el Don de arrancar de rais todos mis miedos y mis temores.
Jesús palabra, me llena de sabiduría y alegría, porque él, me acoge como soy, pero
no para dejarme como soy, sino para hacer de mí, alguien mucho mejor, un auténtico
discípulo. Jesús buen maestro, me hace una propuesta, me propone apoyarme en él,
para que sean eliminados todos mis miedos y todos mis temores. Jesús es
ganancia, entregar mi vida a Jesús y confiar, es la autopista que lleva al cielo,
sin escala*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.