Musica Para el Alma
sábado, 26 de septiembre de 2020
EVANGELIO DE MATEO 21,28-32 CICLO A
*Mi casa y yo serviremos al Señor*
*Oración dominical*
*Como hacer “La Oración Dominical” en familia*
1. *Reunida la familia se inicia con una oración*
2. *A continuación se lee el Evangelio del Domingo*
3. *Invitar a que comente algo sobre la lectura del Evangelio*
4. *El padre o la Madre les explica un poco la lectura según sus
posibilidades*
Domingo, 27 de septiembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Mateo (21,28-32):
28 «Pero ¿qué os parece? Un hombre
tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a
trabajar en la viña."
29 Y él respondió: "No quiero",
pero después se arrepintió y fue.
30 Llegándose al segundo, le dijo lo mismo.
Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del
padre?» - «El primero» - le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los
publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios.
32 Porque vino Juan a vosotros por camino de
justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras
creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer
en él.
Palabra del
Señor
("No
quiero", pero después se arrepintió y fue)
*El Señor me invita a trabajar; pero hay momento en
mi vida que cuando recibo esta invitación de ir a trabajar me niego, digo que
no, porque en ese momento estoy pasando por alguna situación un tanto difícil,
que no me permite ni levantarme. También he tenido este llamado de ir a
trabajar; pero la alegría que me ofrece este mundo le digo: (Sí Señor, como
usted diga), pero estoy muy entregado a mis negocios, a mis amigos, a mis
parrandas, a mis fiestas, a mis tragos, y como estoy bien, estoy en gozo me olvido
del compromiso. El Señor me invita a trabajar en su viña, que es también mi
viña, porque él es mi Padre, que no importa lo mal que me sienta, me invita a
tener amor por las cosas de mi Padre. Siento mucha alegría porque el Señor me
da la oportunidad y el tiempo necesario para que pueda recapacitar y decir si*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*Recuerda la bendición a los hijos*
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL DOMINGO 27. ORACIONES DEL DIA
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
DOMINGO SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Himno: CRISTO, EL SEÑOR
Cristo, el Señor,
como la primavera,
como una nueva aurora,
resucitó.
Cristo, nuestra Pascua,
es nuestro rescate,
nuestra salvación.
Es grano en la tierra,
muerto y florecido,
tierno pan de amor.
Se rompió el sepulcro,
se movió la roca,
y el fruto brotó.
Dueño de la muerte,
en el árbol grita
su resurrección.
Humilde en la tierra,
Señor de los cielos,
su cielo nos dio.
Ábranse de gozo
las puertas del Hombre,
que al hombre salvó.
Gloria para siempre
al Cordero humilde
que nos redimió. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.
Ant 2. Cantemos un himno al Señor nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantemos un himno al Señor nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 36, 25-27
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras
inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os
infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y
os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis
según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
RESPONSORIO BREVE
V. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
V. Pregonando tus maravillas.
R. Invocando tu nombre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
V. Dichosos
vuestros ojos porque ven.
R. Y vuestros oídos porque oyen.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Judit 2, 1-6; 3, 7; 4, 1-2. 8-17
EL PUEBLO EN PELIGRO RUEGA AL SEÑOR
El año dieciocho, el día veintidós del primer mes, en el palacio de
Nabucodonosor, rey de Asiria, se deliberó sobre la venganza contra toda la
tierra, como el rey había dicho. El rey convocó a todos sus ministros y grandes
del reino, les expuso su plan secreto y decretó la destrucción de aquellos
territorios. Se aprobó la destrucción de cuantos no habían hecho caso a la
embajada de Nabucodonosor. Y, en cuanto acabó el consejo, Nabucodonosor, rey de
Asiria, llamó a Holofernes, generalísimo de su ejército, segundo en el reino, y
le ordenó:
«Así dice el emperador, dueño de toda la tierra: Cuando salgas de mi presencia,
toma contigo hombres de probado valor, hasta ciento veinte mil de infantería y
un fuerte contingente de caballería, doce mil jinetes, y ataca a todo
occidente, porque no hicieron caso a mi embajada.»
Holofernes bajó con su ejército hacia el litoral, dejó guarniciones en las
plazas fuertes y se llevó gente escogida para servicios auxiliares.
Cuando los israelitas de Judea se enteraron de lo que Holofernes, generalísimo
de Nabucodonosor, rey de Asiria, había hecho a las otras naciones, saqueando
sus templos y entregándolos al pillaje, se aterrorizaron, temblando por
Jerusalén y el templo de su Dios. Todos los israelitas gritaron fervientemente
a Dios, humillándose ante él. Ellos y sus mujeres, hijos y ganados, los
forasteros, criados y jornaleros se vistieron de sayal. Y los que vivían en
Jerusalén, incluso mujeres y niños, se postraron ante el templo, cubierta la
cabeza con ceniza, extendiendo el sayal ante el Señor. Cubrieron el altar con
un sayal y gritaron a una voz, fervientemente, al Dios de Israel, pidiéndole
que no entregara sus hijos al pillaje, ni sus mujeres al cautiverio, ni a la
destrucción las ciudades que habían heredado, ni el templo a la profanación, y
las burlas humillantes de los gentiles.
El Señor acogió su clamor y se fijó en su tribulación. En toda Judea la gente ayunó
muchos días seguidos, y también en Jerusalén, ante el templo del Señor
todopoderoso. El sumo sacerdote, Joaquín, y todos los sacerdotes y ministros al
servicio del Señor ofrecían el holocausto diario, las ofrendas y dones
voluntarios de la gente, ceñidos con sayal y con ceniza en sus turbantes; y
gritaban al Señor con todas sus fuerzas, para que protegiera a la casa de
Israel.
RESPONSORIO Cf. Jdt 4, 1. 2. 3. 8; Sal 105, 6
R. Nos hemos enterado de las desgracias que han sufrido las otras
ciudades y estamos abatidos; nuestra mente y la de nuestros hijos ha quedado
embotada por el miedo. * Ni las montañas quieren
refugiarnos en nuestra huida; Señor, ten piedad.
V. Hemos pecado como nuestros padres, hemos cometido maldades e
iniquidades.
R. Ni las montañas quieren refugiarnos en nuestra huida; Señor, ten
piedad.
SEGUNDA LECTURA
Comienza la carta de san Policarpo, obispo y mártir, a los
Filipenses
(Cap. 1, 1—2, 3: Funk 1, 267-269)
ESTÁIS SALVADOS POR LA GRACIA
Policarpo y los presbíteros que están con él a la Iglesia de Dios que vive como
forastera en Filipos: Que la misericordia y la paz de parte de Dios
todopoderoso y de Jesucristo, nuestro salvador, os sean dadas con toda
plenitud. Sobremanera me he alegrado con vosotros, en nuestro Señor Jesucristo,
al enterarme de que recibisteis a quienes son imágenes vivientes de la
verdadera caridad y de que asististeis, como era conveniente, a quienes estaban
cargados de cadenas dignas de los santos, verdaderas diademas de quienes han
sido escogidos por nuestro Dios y Señor. Me he alegrado también al ver cómo la
raíz vigorosa de vuestra fe, celebrada desde tiempos antiguos, persevera hasta
el día de hoy y produce abundantes frutos en nuestro Señor Jesucristo, quien,
por nuestros pecados, quiso salir al encuentro de la muerte, y Dios lo
resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte. En él creéis ahora, aunque no lo
veis, con un gozo inefable y radiante, gozo que muchos desean alcanzar,
sabiendo como saben que estáis salvados por la gracia y no se debe a las obras,
sino a la voluntad de Dios en Cristo Jesús.
Por eso, con ánimo dispuesto y vigilante, servid al Señor con temor y con
verdad, abandonando la vana palabrería y los errores del vulgo y creyendo en
aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos y lo glorificó, colocándolo a
su derecha; a él le fueron sometidas todas las cosas, las del cielo y las de la
tierra, y a él obedecen todos cuantos tienen vida, pues él ha de venir como
juez de vivos y muertos y Dios pedirá cuenta de su sangre a quienes no quieren
creer en él.
Aquél qué lo resucitó de entre los muertos nos resucitará también a nosotros si
cumplimos su voluntad y caminamos según sus mandatos, amando lo que él amó y
absteniéndonos de toda injusticia, de todo fraude, del amor al dinero, de la
maldición y de los falsos testimonios, no devolviendo mal por mal, ni insulto
por insulto, ni golpe por golpe, ni maldición por maldición, sino recordando
más bien aquellas palabras del Señor que nos enseña: No juzguéis y no seréis
juzgados, perdonad y seréis perdonados, compadeced y seréis compadecidos; con
la medida con que midiereis a los demás se os medirá también a vosotros. Y:
Dichosos los pobres y los que padecen persecución por razón del bien, porque de
ellos es el reino de Dios.
RESPONSORIO 2Tm 1, 9; Sal 113 B, 1
R. Dios nos ha salvado y nos ha llamado con santa llamada, no según
nuestras obras, sino según su propio propósito y su gracia, * que
nos dio con Cristo Jesús antes de los tiempos eternos.
V. No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la
gloria; por tu bondad, por tu lealtad.
R. Que nos dio con Cristo Jesús antes de los tiempos eternos.
Domingo, 27 de septiembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Mateo (21,28-32):
28 «Pero ¿qué os parece? Un hombre
tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a
trabajar en la viña."
29 Y él respondió: "No quiero",
pero después se arrepintió y fue.
30 Llegándose al segundo, le dijo lo mismo.
Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del
padre?» - «El primero» - le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los
publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios.
32 Porque vino Juan a vosotros por camino de
justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras
creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer
en él.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Todo el que hace la voluntad del Padre es
verdadero hijo de Dios. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todo el que hace la voluntad del Padre es
verdadero hijo de Dios. Aleluya.
PRECES
Invoquemos, hermanos, a nuestro Salvador, que ha venido al mundo
para ser «Dios-con-nosotros», y digámosle confiadamente:
Señor Jesús, rey de la gloria, sé tú nuestra luz y nuestro gozo.
Señor Jesús, sol que nace de lo alto y primicia de la humanidad resucitada,
haz que siguiéndote a ti no caminemos nunca en sombras de muerte, sino que
tengamos siempre la luz de la vida.
Que sepamos descubrir, Señor, cómo todas las creaturas están llenas de tus
perfecciones,
para que así, en todas ellas, sepamos contemplarte a ti.
No permitas, Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal,
antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza del bien.
Tú que, bautizado por Juan en el Jordán, fuiste ungido con el Espíritu Santo,
asístenos durante este día para que actuemos movidos por este mismo Espíritu.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a
la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría y concede los
gozos del cielo a quienes has librado de la muerte eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
DOMINGO SEMANA II
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ¿DONDE ESTÁ MUERTE, TU VICTORIA?
¿Dónde está muerte, tu victoria?
¿Dónde está muerte, tu aguijón?
Todo es destello de su gloria,
clara luz, resurrección.
Fiesta es la lucha terminada,
vida es la muerte del Señor,
día la noche engalanada,
gloria eterna de su amor.
Fuente perenne de la vida,
luz siempre viva de su don,
Cristo es ya vida siempre unida
a toda vida en aflicción.
Cuando la noche se avecina,
noche del hombre y su ilusión,
Cristo es ya luz que lo ilumina,
Sol de su vida y corazón.
Demos al Padre la alabanza,
por Jesucristo, Hijo y señor,
denos su espíritu esperanza
viva y eterna de su amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo es sacerdote eterno según el rito de Melquisedec. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo es sacerdote eterno según el rito de Melquisedec. Aleluya.
Ant 2. Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya.
Salmo 113 B - HIMNO AL DIOS VERDADERO.
No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria;
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»?
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:
tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;
tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.
Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.
Los muertos ya no alaban al Señor,
ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Ts 2, 13-14
Nosotros debemos dar continuamente gracias a Dios por vosotros, hermanos, a
quienes tanto ama el Señor. Dios os eligió desde toda la eternidad para daros
la salud por la santificación que obra el Espíritu y por la fe en la verdad.
Con tal fin os convocó por medio del mensaje de la salud, anunciado por
nosotros, para daros la posesión de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. Nuestro Señor es grande y poderoso.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Su sabiduría no tiene medida.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Venid a mí todos los que andáis rendidos y agobiados, que yo os
daré descanso.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid a mí todos los que andáis rendidos y agobiados, que yo os
daré descanso.
PRECES
Demos gloria y honor a Cristo, que puede salvar definitivamente a
los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive para interceder en su favor,
y digámosle con plena confianza:
Acuérdate, Señor, de tu pueblo.
Señor Jesús, sol de justicia que iluminas nuestras vidas, al llegar al umbral
de la noche te pedimos por todos los hombres,
que todos lleguen a gozar eternamente de tu luz.
Guarda, Señor, la alianza sellada con tu sangre
y santifica a tu iglesia para que sea siempre inmaculada y santa.
Acuérdate de esta comunidad aquí reunida,
que tú elegiste como morada de tu gloria.
Que los que están en camino tengan un viaje feliz
y regresen a sus hogares con salud y alegría.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge, Señor, a tus hijos difuntos
y concédeles tu perdón y la vida eterna.
Terminemos nuestras preces con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a
la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría y concede los
gozos del cielo a quienes has librado de la muerte eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 27 DE SEPTIEMBRE 2020
Lecturas
del Domingo 26º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Domingo, 27 de septiembre de 2020
Primera lectura
Lectura de
la profecía de Ezequiel (18,25-28):
Así dice el Señor: «Comentáis: "No es justo el proceder del Señor".
Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder
el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y
muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la
maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si
recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no
morirá.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal
24,4bc-5.6-7.8-9
R/. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando. R/.
R/. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna
Recuerda, Señor,
que tu ternura y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
R/. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
R/. Recuerda,
Señor, que tu misericordia es eterna
Segunda lectura
Lectura de
la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,1-11):
Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une
el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría:
manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis
por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad
siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino
buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos
propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de
su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición
de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre
cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de
cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el
Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es
Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios
Domingo, 27 de septiembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Mateo (21,28-32):
28 «Pero ¿qué os parece? Un hombre
tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a
trabajar en la viña."
29 Y él respondió: "No quiero",
pero después se arrepintió y fue.
30 Llegándose al segundo, le dijo lo mismo.
Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del
padre?» - «El primero» - le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los
publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios.
32 Porque vino Juan a vosotros por camino de
justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras
creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer
en él.
Palabra del Señor
("No quiero", pero después se arrepintió y fue)
*El Señor me invita a
trabajar; pero hay momento en mi vida que cuando recibo esta invitación de ir a
trabajar me niego, digo que no, porque en ese momento estoy pasando por alguna
situación un tanto difícil, que no me permite ni levantarme. También he tenido este
llamado de ir a trabajar; pero la alegría que me ofrece este mundo le digo: (Sí
Señor, como usted diga), pero estoy muy entregado a mis negocios, a mis amigos,
a mis parrandas, a mis fiestas, a mis tragos, y como estoy bien, estoy en gozo
me olvido del compromiso. El Señor me invita a trabajar en su viña, que es también
mi viña, porque él es mi Padre, que no importa lo mal que me sienta, me invita
a tener amor por las cosas de mi Padre. Siento mucha alegría porque el Señor me
da la oportunidad y el tiempo necesario para que pueda recapacitar y decir si*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.