Musica Para el Alma

miércoles, 23 de diciembre de 2020

GOTAS DE MISERICORDIA


 

EVANGELIO DE LUCAS 1,67-79 CICLO B

Jueves, 24 de diciembre de 2020

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,67-79):

   67 Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo:

   68 = «Bendito el Señor Dios de Israel = porque ha visitado y = redimido a su pueblo. =

   69 y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo,

   70 como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas,

   71 que nos salvaría de nuestros = enemigos y de las manos de = todos = los que nos odiaban =

   72 haciendo = misericordia = a = nuestros padres y recordando su = santa = alianza =

   73 y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos

   74 que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor

   75 en santidad y justicia delante de él todos nuestros días.

   76 Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante = del Señor = para = preparar sus caminos =

   77 y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados,

   78 por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura,

   79 a fin de iluminar = a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte = y guiar nuestros pasos por el = camino de la paz.» =


Palabra del Señor

 

(Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo).

 

*Esta lectura me invita a la fe, me hace una invitación especial a creer. Y a creer de una manera especia sabiendo que el Señor trae todo el poder de concederme el don y la gracia de la libertad; también me hace ver que el trae el poder de arrancar mi vida del temor y el miedo. Por eso esta lectura me alegra, me hace sentir muy bien porque el Señor viene para liberarme de ese miedo y arráncame de las garras del demonio que me quiere hacer sentir que estoy esclavizado. La buena noticia para mi es que existe para mí una  mi esperanza que me hace cantar: “Bendito sea el Señor que me ha visitado y redimido, suscitándome una fuerza de salvación, para guiarme por el camino de la paz*.

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.

 

EL ÁNGELUS

     El Ángelus


V/. El ángel del Señor anunció a María.
R/. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…

V/. He aquí la esclava del Señor.
R/. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María…

V/. Y el Verbo de Dios se hizo carne.
R/. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María…

V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración

Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de su re­su­rrección. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.

*El que Desea y Quiere amar, con el corazón según El Señor: llegará a ser, Santo*




EL SANTO ROSARIO
.Misterios Gloriosos (MIERCOLES Y DOMINGOS)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Resurrección del Señor (MATEO
.2º La Ascensión de Nuestro Señor a los cielos (HECHOS 1,3-11)
.3º La Venida del Espíritu Santo (HECHOS
4º La Asunción de Nuestra Señora (De la Constitución Apostólica Deus del papa Pío XXII )
.5º La Coronación de Nuestra Señora, como Reina de cielo y tierra. (Constitución Dogmática Sobre la Iglesia. Lumen Gentium 59)
.
Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Misterios Gozosos (LUNES Y SABADOS)

.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 26-38)
 
 
 
 

.Oremos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén


.Misterios Dolorosos (MARTES Y VIERNES)

.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La oración del huerto. (LUCAS
.2º La Flagelación de nuestro Señor. (Jn 18,33-19,1)
.3º La Coronación de espinas. (MARCOS 15,16-20)
.4º Jesús con la Cruz a cuestas. (LUCAS
.5º La Crucifixión y muerte. (MARCOS 15,22-39)

Oremos:
Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

.Misterios Luminosos (JUEVES)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º El Bautismo del Señor (MATEO
.2º La Boda de Caná (JUAN
.3º La Proclamación del Reino de Dios (MARCOS
.4º La Transfiguración (MATEO
.5º La Institución de la Eucaristía (MATEO
.
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, luz de los que en ti creen, que la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos por el esplendor de tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

LAS LAUDES DEL JUEVES 24 DE DICIEMBRE 2020


 

*LAS LAUDES*

 

Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

 

 

Laudes - 24 DE DICIEMBRE 2020

 

El siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la liturgia de las horas para el día, jueves, 24 de diciembre de 2020.

 

Invitatorio

 

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

 

Antifona: Hoy sabréis que vendrá el Señor, y mañana veréis su gloria.

Salmo 94

Invitación a la alabanza divina

Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

(Se repite la antífona)

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

(Se repite la antífona)

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

(Se repite la antífona)

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

(Se repite la antífona)

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»

(Se repite la antífona)

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

(Se repite la antífona)

 

Laudes

 

Himno

Ya muy cercano, Emmanuel
hoy te presiente Israel,
que en triste exilio vive ahora
y redención de ti implora.

Ven ya, del cielo resplandor,
Sabiduría del Señor,
pues con tu luz, que el mundo ansía,
nos llegará nueva alegría.

Llegando estás, Dios y Señor,
del Sinaí legislador,
que la ley santa promulgaste
y tu poder allí mostraste.

Ven, Vara santa de Jesé,
contigo el pueblo a lo que fue
volver espera, pues aún gime
bajo el cruel yugo que lo oprime.

Ven, Llave de David, que al fin
el cielo abriste al hombre ruin
que hoy puede andar libre su vía,
con la esperanza del gran día.

Aurora tú eres que, al nacer,
nos trae nuevo amanecer,
y, con tu luz, viva esperanza
el corazón del hombre alcanza.

Rey de la gloria, tu poder
al enemigo ha de vencer,
y, al ayudar nuestra flaqueza,
se manifiesta tu grandeza. Amén.

 

Salmodia

Antífona 1: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo, Israel.

Salmo 142,1-11

Lamentación y súplica ante la angustia

El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús. (Ga 2,16)

Señor, escucha mi oración;
tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú, que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.

Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.

Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti.
Indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.

Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.

Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.

 

Antífona 2: Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.

Is 66,10-14a

Consuelo y gozo para la ciudad santa

La Jerusalén de arriba es libre; ésa es nuestra madre. (Ga 4,26)

Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto;
mamaréis a sus pechos
y os saciaréis de sus consuelos,
y apuraréis las delicias
de sus ubres abundantes.

Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella,
como un río, la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.

Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo,
y en Jerusalén seréis consolados.

Al verlo, se alegrará vuestro corazón,
y vuestros huesos florecerán como un prado.»

 

Antífona 3: «Mañana será el día de vuestra salvación», dice el Señor, Dios de los ejércitos.

Salmo 146 (1-11)

Poder y bondad de Dios

A ti, oh Dios, te alabamos; a ti, Señor, te reconocemos.

Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.

El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.

Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.

Entonad la acción de gracias al Señor,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;

que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado
y a las crías de cuervo que graznan.

No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los jarretes del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.

 

Lectura Breve Isaías 11, 1-3a

Brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de
fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor.

 

Responsorio Breve

V. Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra.
R. Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra.
V. Y sobre nosotros reinará el Salvador del mundo.
R. Quedará borrada la iniquidad de la tierra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra.

 

 

V. El Señor anuncia su palabra a Jacob.
R. Sus decretos y mandatos a Israel.

Lecturas

Primera Lectura

Del libro del profeta Isaías 51, 17-52, 2. 7-10

JERUSALÉN ES EVANGELIZADA

¡Despierta, despierta! ¡Levántate, Jerusalén! Tú, que has bebido de mano del Señor la copa de su ira. El cáliz del vértigo has bebido hasta vaciarlo. No hay quien la guíe de entre todos los hijos que ha dado a luz, no hay quien la tome de la mano de entre todos los hijos que ha criado.
Esos dos males te han acaecido —¿quién te consuela?—: saqueo y quebranto, hambre y espada —¿quién te consuela?—. Tus hijos desfallecen, yacen, en la esquina de todas las calles como antílope en la red, llenos de la ira del Señor, de la amenaza de tu Dios.
Por tanto, escucha esto, pobrecilla, ebria, pero no de vino. Así dice tu Señor, el Señor, tu Dios, defensor de tu pueblo: Mira que yo te quito de la mano la copa del vértigo, el cáliz de mi ira; ya no tendrás que seguir bebiéndolo.
Yo lo pondré en la mano de los que te afligían, de los que a ti misma te decían: «Póstrate para que pasemos», y tú pusiste tu espalda como suelo y como calle de los que pasaban.
¡Despierta, despierta! ¡Revístete de tu fortaleza, Sión! ¡Vístete tus ropas de gala, Jerusalén, Ciudad Santa! Porque no volverán a entrar en ti incircuncisos ni impuros.
Sacúdete el polvo, levántate, cautiva Jerusalén, líbrate de las ligaduras de tu cerviz, cautiva hija de Sión.
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: «Ya reina tu Dios!» Escucha: Tus vigías alzan la voz, a una dan gritos de júbilo, porque con sus propios ojos ven el retorno del Señor a Sión.
Prorrumpid a una en gritos de júbilo, soledades de Jerusalén, porque ha consolado el Señor a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén. Ha desnudado el Señor su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y han visto todos los cabos de la tierra la salvación de nuestro Dios.

 

Responsorio Cf. Ex 19, 10. 11; Dt 7, 15; cf. Dn 9, 24

R. Purificaos, hijos de Israel: porque mañana descenderá el Señor, * y alejará de vosotros toda enfermedad.
V. Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra y sobre vosotros reinará el Salvador del mundo.
R. Y alejará de vosotros toda enfermedad.

 

Segunda Lectura

De los sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 185: PL 38, 997-999)

LA FIDELIDAD BROTA DE LA TIERRA Y LA JUSTICIA MIRA DESDE EL CIELO

Despiértate: Dios se ha hecho hombre por ti. Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz. Por ti precisamente, Dios se ha hecho hombre.
Hubieses muerto para siempre, si él no hubiera nacido en el tiempo. Nunca te hubieses visto libre de la carne del pecado, si él no hubiera aceptado la semejanza de la carne de pecado. Una inacabable miseria se hubiera apoderado de ti, si no se hubiera llevado a cabo esta misericordia. Nunca hubieras vuelto a la vida, si él no hubiera venido al encuentro de tu muerte. Te hubieras derrumbado, si él no te hubiera ayudado. Hubieras perecido, si él no hubiera venido.
Celebremos con alegría el advenimiento de nuestra salvación y redención. Celebremos el día afortunado en el que quien era el inmenso y eterno día, que procedía del inmenso y eterno día, descendió hasta este día nuestro tan breve y temporal. Éste se convirtió para nosotros en justicia, santificación y redención: y así —como dice la Escritura—: El que se gloríe, que se gloríe en el Señor.
Pues la verdad brota de la tierra: Cristo, que dijo: Yo soy la verdad, nació de una virgen. Y la justicia mira desde el cielo: puesto que, al creer en el que ha nacido, el hombre no se ha encontrado justificado por sí mismo, sino por Dios.
La verdad brota de la tierra: porque la Palabra se hizo carne. Y la justicia mira desde el cielo: porque todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba. La verdad brota de la tierra: la carne, de María. Y la justicia mira desde el cielo: porque el hombre no puede recibir nada, si no se lo dan desde el cielo.
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, porque la justicia y la paz se besan. Por medio de nuestro Señor Jesucristo, porque la verdad brota de la tierra. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. No dice: «Nuestra gloria», sino: La gloria de Dios; porque la justicia no procede de nosotros, sino que mira desde el cielo. Por tanto, el que se gloríe, que se gloríe en el Señor, y no en sí mismo.
Por eso, después que la Virgen dio a luz al Señor, el pregón de las voces angélicas fue así: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. ¿Por qué la paz en la tierra, sino porque la verdad brota de la tierra, o sea, Cristo ha nacido de la carne? Y él es nuestra paz; él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa: para que fuésemos hombres que ama el Señor, unidos suavemente con vínculos de unidad.
Alegrémonos, por tanto, con esta gracia, para que el testimonio de nuestra conciencia constituya nuestra gloria: y no nos gloriemos en nosotros mismos, sino en Dios. Por eso se ha dicho: Tú eres mi gloria, tú mantienes alta mi cabeza. ¿Pues qué gracia de Dios pudo brillar más intensamente para nosotros que ésta: teniendo un Hijo unigénito, hacerlo hijo del hombre, para, a su vez, hacer al hijo del hombre hijo de Dios? Busca méritos, busca justicia, busca motivos; y a ver si encuentras algo que no sea gracia.

 

Responsorio Is 11, 1. 5. 2

R. Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. * La justicia será el ceñidor de su cintura, y la lealtad el cinturón de sus caderas.
V. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza.
R. La justicia será el ceñidor de su cintura, y la lealtad el cinturón de sus caderas.

 

Jueves, 24 de diciembre de 2020

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,67-79):

   67 Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo:

   68 = «Bendito el Señor Dios de Israel = porque ha visitado y = redimido a su pueblo. =

   69 y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo,

   70 como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas,

   71 que nos salvaría de nuestros = enemigos y de las manos de = todos = los que nos odiaban =

   72 haciendo = misericordia = a = nuestros padres y recordando su = santa = alianza =

   73 y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos

   74 que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor

   75 en santidad y justicia delante de él todos nuestros días.

   76 Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante = del Señor = para = preparar sus caminos =

   77 y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados,

   78 por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura,

   79 a fin de iluminar = a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte = y guiar nuestros pasos por el = camino de la paz.» =


Palabra del Señor

 

Canto Evangélico

Antifona: A María le llegó el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz a su Hijo primogénito.

Benedictus Lc 1, 68-79

El Mesías y su precursor

+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Preces

Hermanos, oremos con todo nuestro espíritu a Cristo redentor, que vendrá con gran poder y gloria, y digámosle:


*Ven, Señor Jesús*.


Señor Jesucristo, que vendrás con poder desde el cielo, — mira nuestra pequeñez y haz que seamos dignos de tus dones.


Tú que viniste a anunciar la Buena Noticia a los hombres, — danos fuerza para que también nosotros anunciemos el Evangelio a nuestros hermanos.

Tú que desde el trono del Padre todo lo gobiernas, — haz que aguardemos con alegría la dicha que esperamos, tu aparición gloriosa.


Consuélanos, Señor, con los dones de tu divinidad, — a los que anhelamos la gracia de tu venida.


Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.


Pidamos que el reino de Dios llegue a todos los hombres: Padre nuestro.

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

Oración

 

Oremos:

Apresúrate, Señor Jesús, y no tardes, para que tu venida consuele y fortalezca a los que esperan todo de tu amor. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

 

Conclusión

 

Si preside el obispo, es conveniente que éste bendiga al pueblo con la bendición solemne:

 

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R. Amén.

 

Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:

 

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R. Amén.

 

Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:

 

V. Podéis ir en paz.
R. Demos gracias a Dios.

 

En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAS LECTURAS DEL JUEVES 24 DE DICIEMBRE 2020


 

Lecturas de la semana 4º de Adviento - Ciclo B

Jueves, 24 de diciembre de 2020

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (7,1-5.8b-12.14a.16):

Cuando el rey David se asentó en su casa y el Señor le hubo dado reposo de todos sus enemigos de alrededor, dijo al profeta Natán:
«Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios habita en una tienda».
Natán dijo al rey:
«Ve y haz lo que desea tu corazón, pues el Señor está contigo».
Aquella noche vino esta palabra del Señor a Natán:
«Ve y habla a mi siervo David: "Así dice el Señor: ¿Tú me va a construir una casa para morada mía?
Yo te tomé del pastizal, de andar tras el rebaño, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. He estado a tu lado por donde quiera que has ido, he suprimido a todos tus enemigos ante ti y te he hecho tan famoso como los grandes de la tierra. Dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que resida en él sin que lo inquieten, ni le hagan más daño los malvados, como antaño, cuando nombraba jueces sobre mi pueblo Israel. A ti te he dado reposo de todos tus enemigos. Pues bien, el Señor te anuncia que te va a edificar una casa.
En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino. Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo.
Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mi; tu trono durará para siempre"».

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 88

R/.
 Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

V/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.


R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor


V/. «Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R/.


R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor


V/. «Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”;
Le mantendré eternamente mi favor,
y mí alianza con él será estable». R/.

 

R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

 

Jueves, 24 de diciembre de 2020

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,67-79):

   67 Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo:

   68 = «Bendito el Señor Dios de Israel = porque ha visitado y = redimido a su pueblo. =

   69 y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo,

   70 como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas,

   71 que nos salvaría de nuestros = enemigos y de las manos de = todos = los que nos odiaban =

   72 haciendo = misericordia = a = nuestros padres y recordando su = santa = alianza =

   73 y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos

   74 que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor

   75 en santidad y justicia delante de él todos nuestros días.

   76 Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante = del Señor = para = preparar sus caminos =

   77 y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados,

   78 por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura,

   79 a fin de iluminar = a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte = y guiar nuestros pasos por el = camino de la paz.» =


Palabra del Señor

 

(Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo).

 

*Esta lectura me invita a la fe, me hace una invitación especial a creer. Y a creer de una manera especia sabiendo que el Señor trae todo el poder de concederme el don y la gracia de la libertad; también me hace ver que el trae el poder de arrancar mi vida del temor y el miedo. Por eso esta lectura me alegra, me hace sentir muy bien porque el Señor viene para liberarme de ese miedo y arráncame de las garras del demonio que me quiere hacer sentir que estoy esclavizado. La buena noticia para mi es que existe para mí una  mi esperanza que me hace cantar: “Bendito sea el Señor que me ha visitado y redimido, suscitándome una fuerza de salvación, para guiarme por el camino de la paz*.

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.