Musica Para el Alma
domingo, 22 de septiembre de 2024
LUCAS 8,16-18 CICLO B
*Lecturas del Lunes de la 25ª semana del Tiempo
Ordinario*
Lunes, 23 de septiembre de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (8,16-18)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Nadie enciende un candil y lo tapa con
una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los
que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada
secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis
bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree
tener.»
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Lo
pone en el candelero para que los que entran tengan luz).
*Estas afirmaciones de Jesucristo sobre la luz, que no debe quedar oculta,
me invita hacer pública mi fe. El Señor, me hace una invitación a tomar un poco
de su luz y convertirme en luz. Es bueno tener siempre presente que no soy yo la
luz, sino que soy un portado de un pequeño rayo de luz, para que pueda servir
de guía para algunas personas que quizás puedan estar un poco a oscura y viendo
un rayo de luz en mí, esto sea suficiente para que ellos puedan ponerse en
movimiento a la verdadera luz que nace de lo alto. La buena noticia para mi es
que el Señor me invita hacer un pequeño depósito de su luz*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL LUNES 23
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO ORDINARIO*
LUNES DE LA SEMANA XXV
Del Común de santos varones: para los santos religiosos. Salterio I
23 de septiembre
*SAN PÍO DE PIETRELCINA*, presbítero (MEMORIA)
Nacido en 1887, San Pío de Pietrelcina , sacerdote capuchino, es el fraile de
las llagas, que se santificó viviendo a fondo en carne propia el misterio de la
cruz de Cristo y cumpliendo en plenitud su vocación de colaborador en la
Redención. En su ministerio sacerdotal ayudó a miles de fieles de todo el
mundo, principalmente mediante la dirección espiritual, la reconciliación
sacramental y la celebración de la eucaristía. Juan Pablo II lo beatificó el
día 2 de mayo de 1999, y lo canonizó el 16 de junio de 2002, estableciendo que
se celebre su fiesta el 23 de septiembre, aniversario de su muerte (1968).
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta
de san Pío de Pietrelcina.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta
de san Pío de Pietrelcina.
Himno: VOSOTROS SOIS LUZ DEL MUNDO.
Vosotros sois luz del mundo
y ardiente sal de la tierra,
ciudad esbelta en el monte,
fermento en la masa nueva.
Vosotros sois los sarmientos,
y yo la Vid verdadera;
si el Padre poda las ramas,
más fruto llevan las cepas.
Vosotros sois la abundancia
del reino que ya está cerca,
los doce mil señalados
que no caerán en la siega.
Dichosos, porque sois limpios
y ricos en la pobreza,
y es vuestro el reino que sólo
se gana con la violencia. Amén.
SALMODIA
Ant 1. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Salmo 5, 2-10. 12-13 - ORACIÓN DE LA MAÑANA DE UN JUSTO PERSEGUIDO
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.
A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.
Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.
Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.
En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la lengua.
Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.
Porque tú, Señor, bendices al justo,
y como un escudo lo rodea tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A ti te suplico, Señor; por la
mañana escucharás mi voz.
Ant 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre
glorioso.
Cantico: SÓLO A DIOS HONOR Y GLORIA 1Cro 29, 10-13
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre
glorioso.
Ant 3. Postraos ante el Señor en el atrio
sagrado.
Salmo 28 - MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD.
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria hace oír su trueno,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.
Hace brincar al Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.
La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.
La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
El trono del Señor está encima de la tempestad,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Postraos ante el Señor en el atrio
sagrado.
LECTURA BREVE Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como
hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os
ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para
que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo
perfecto.
RESPONSORIO BREVE
V. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V. Y sus pasos no vacilan.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V. Enséñame a cumplir tu voluntad.
R. Y a guardarla de todo corazón.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Tobit 2, 1—3, 6
DESGRACIA DE TOBIT, HOMBRE JUSTO
En nuestra fiesta de Pentecostés (la fiesta de las Semanas), me prepararon una
buena comida. Cuando me puse a la mesa, llena de platos variados, dije a mi
hijo Tobías:
«Hijo, anda a ver si encuentras a algún pobre de nuestros compatriotas
deportados a Nínive, uno que se acuerde de Dios con toda el alma, y tráelo para
que coma con nosotros. Te espero, hijo, hasta que vuelvas.»
Tobías marchó a buscar a algún israelita pobre y, cuando volvió, me dijo:
«Padre.»
Respondí:
«¿Qué hay, hijo?»
Repuso:
«Padre, han asesinado a un israelita. Lo han estrangulado hace un momento, y lo
han dejado tirado ahí en la plaza.»
Yo pegué un salto, dejé la comida sin haberla probado, recogí el cadáver de la
plaza y lo metí en una habitación, para enterrarlo cuando se pusiera el sol.
Cuando volví, me lavé y comí entristecido, recordando la frase del profeta Amós
contra Betel: «Se cambiarán vuestras fiestas en luto, vuestros cantos en
alegrías», y lloré. Cuando se puso el sol, fui a cavar una fosa y lo enterré.
Los vecinos se reían de mí:
«¡Ya no tiene miedo! Lo anduvieron buscando para matarlo por eso mismo, y
entonces se escapó; pero ahora, ahí lo tenéis, enterrando muertos.»
Aquella noche, después del baño, fui al patio y me tumbé junto a la tapia, con
la cara destapada porque hacía calor. Yo no sabía que en la tapia, encima de
mí, había un nido de gorriones; su excremento caliente me cayó en los ojos y se
me formaron unas manchas blancas. Fui a los médicos a que me curaran; pero
cuantos más ungüentos me daban, más vista perdía, hasta que quedé completamente
ciego. Estuve sin vista cuatro años. Todos mis parientes se apenaron por mi
desgracia; y Ajicar me cuidó dos años, hasta que marchó a Elimaida.
En aquella situación, mi mujer, Ana, se puso a hacer labores para ganar dinero.
Los clientes le daban el importe cuando les llevaba la labor terminada; el
siete de marzo, al acabar una pieza y mandársela a los clientes, estos le
dieron el importe íntegro y le regalaron un cabrito para que lo trajese a casa.
Cuando llegó, el cabrito empezó a balar. Yo llamé a mi mujer y le dije:
«¿De dónde viene ese cabrito? ¿No será robado? Devuélveselo al dueño, que no
podemos comer nada robado.»
Ana me respondió:
«Me lo han dado de propina, además de la paga.»
Pero yo no la creía, y, abochornado por su acción, insistí en que se lo
devolviera al dueño. Entonces me replicó:
«¿Dónde están tus limosnas? ¿Dónde están tus obras de caridad? ¡Ya ves lo que
te pasa!.»
Profundamente afligido, sollocé, me eché a llorar y empecé a rezar entre
sollozos:
«Señor, tú eres justo, todas tus obras son justas; tú actúas con misericordia y
lealtad, tú eres el juez del mundo. Tú, Señor, acuérdate de mí y mírame; no me
castigues por mis pecados, mis errores y los de mis padres, cometidos en tu
presencia, desobedeciendo tus mandatos. Nos has entregado al saqueo, al
destierro y a la muerte, nos has hecho refrán, comentario y burla de todas las
naciones donde nos has dispersado. Sí, todas tus sentencias son justas cuando
me tratas así por mis pecados, porque no hemos cumplido tus mandatos ni hemos
procedido lealmente en tu presencia.
Haz ahora de mí lo que te guste. Manda que me quiten la vida, y desapareceré de
la faz de la tierra y en tierra me convertiré. Porque más me vale morir que
vivir después de oír ultrajes que no merezco y verme invadido de tristeza.
Manda, Señor, que yo me libre de esta prueba; déjame marchar a la eterna morada
y no me apartes tu rostro, Señor. Porque más me vale morir que vivir pasando
esta prueba y escuchando tales ultrajes.»
RESPONSORIO Tb 3, 15. 3; cf. Sir 51, 12; Tb 3, 2.
3
R. Manda, Señor, que yo desaparezca de la tierra
para no oír más insultos; no me castigues por mis pecados, mis errores y los de
mis padres. * Porque libras a los que se
acogen a ti, Señor.
V. Todas tus obras son justas; tú actúas con
misericordia y lealtad, tú eres el juez del mundo; acuérdate de mí, Señor.
R. Porque libras a los que se acogen a ti, Señor.
SEGUNDA LECTURA
De las cartas de San Pío de Pietrelcina
(Carta 500; 510; Epist.1, 1065; 1093-1095, Edic. 1992)
ALZARÉ FUERTE MI VOZ A ÉL Y NO CESARÉ
En fuerza de esta obediencia me resuelvo a manifestarle lo que sucedió en mí
desde el día 5 por la tarde que se prolongó durante todo el 6 del corriente mes
de agosto.
No soy capaz de decirle lo que pasó a lo largo de este tiempo de superlativo
martirio. Me hallaba confesando a nuestros seráficos la tarde del 5, cuando de
repente me llené de un espantoso terror ante la visión de un personaje celeste
que se me presenta ante los ojos de la inteligencia. Tenía en la mano una
especie de dardo, semejante a una larguísima lanza de hierro con una punta muy
afilada y parecía como si de esa punta saliese fuego. Ver todo esto y observar
que aquel personaje arrojaba con toda violencia tal dardo sobre el alma fue
todo uno. A duras penas exhalé un gemido, me parecía morir. Le dije al seráfico
que se marchase, porque me sentía mal y no me encontraba con fuerzas para continuar.
Este martirio duro sin interrupción hasta la mañana del día siete. No sabría
decir cuánto sufrí en este periodo tan luctuoso. Sentía también las entrañas
como arrancadas y desgarradas por aquel instrumento mientras todo quedaba
sometido a hierro y fuego.
Y ¿qué decirle con respecto a lo que me pregunta sobre cómo sucedió mi
crucifixión? ¡Dios mío, qué confusión y humillación experimento al tener que
manifestar lo que tú has obrado en esta tu mezquina criatura!
Era la mañana del 20 del pasado mes de septiembre en el coro, después de la
celebración de la santa misa, sentí una sensación de descanso, semejante a un
dulce sueño. Todos los sentidos internos y externos, incluso las mismas
facultades del alma se encontraron en una quietud indescriptible. Durante todo
esto se hizo un silencio total en torno a mí y dentro de mí; siguió luego una
gran paz y abandono en la más completa privación de todo, como un descanso
dentro de la propia ruina. Todo esto sucedió con la velocidad del rayo.
Y mientras sucedía todo esto, me encontré delante de un misterioso personaje,
semejante al que había visto la tarde del 5 de agosto, que se diferenciaba de
éste solamente en que tenía las manos, los pies y el costado manando sangre.
Sólo su visión me aterrorizó; no sabría expresar lo que sentí en aquel momento.
Creí morir y habría muerto si el Señor no hubiera intervenido para sostener mi
corazón, el cual latía como si se quisiera salir del pecho. La visión del
personaje desapareció y yo me encontré con las manos, los pies y el costado
traspasados y manando sangre. Imaginad qué desgarro estoy experimentando
continuamente casi todos los días. La herida del corazón mana asiduamente
sangre, sobre todo desde el jueves por la tarde hasta el sábado.
Padre mío, yo muero de dolor por el desgarro y la subsiguiente confusión que yo
sufro en lo más íntimo del corazón. Temo morir desangrado, si el Señor no
escucha los gemidos de mi corazón y retira de mí este peso. ¿Me concederá esta
gracia Jesús que es tan bueno? ¿Me quitará al menos esta confusión que
experimento por estas señales externas? Alzaré fuerte mi voz a él sin cesar,
para que por su misericordia retire de mí la aflicción, no el desgarro ni el
dolor, porque lo veo imposible y yo deseo embriagarme de dolor, sino estas
señales externas que son para mí de una confusión y humillación indescriptible
e insostenible.
El personaje del que quería hablarle en mi anterior, no es otro que el mismo
del que le hablé en otra carta mía y que vi el 5 de agosto. El continúa su
actividad sin parar, con gran desgarro del alma. Siento en mi interior como un
continuo rumor, como el de una cascada, que está siempre echando sangre. ¡Dios
mío!
Es justo el castigo y recto tu juicio, pero trátame al fin con misericordia.
Señor —te diré siempre con tu profeta—: Señor no me corrijas con ira, no me
castigues con cólera. Padre mío, ahora que conoces toda mi interioridad, no
desdeñes de hacer llegar hasta mí la palabra de consuelo, en medio de tan feroz
y dura amargura.
RESPONSORIO Mt 16, 24; Hb 12, 2
R. Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a
sí mismo, * tome su cruz y sígame.
V. Cristo en lugar del gozo que se le proponía,
soportó la cruz sin miedo a la ignominia.
R. Tome su cruz y sígame.
*Lecturas del Lunes de la 25ª semana del Tiempo
Ordinario*
Lunes, 23 de septiembre de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (8,16-18)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Nadie enciende un candil y lo tapa con
una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los
que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada
secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis
bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree
tener.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. «El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana
y mi madre», dice el Señor.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «El que cumple la voluntad de Dios,
ése es mi hermano y mi hermana y mi madre», dice el Señor.
PRECES
Adoremos, hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos
enseñe a servirle con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días,
aclamémosle diciendo:
Tú solo eres santo, Señor.
Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado,
compadécete de nuestras debilidades.
Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor,
danos el progresar por caminos de santidad.
Señor Jesús, que nos quieres sal de la tierra y luz del mundo,
ilumina nuestras vidas con tu propia luz.
Señor Jesús, que viniste al mundo no para que te sirvieran, sino para servir,
haz que sepamos servir con humildad a ti y a nuestros hermanos.
Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,
haz que un día podamos contemplar la claridad de tu gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos ahora al Padre, como nos enseñó el mismo Jesús:
Padre nuestro...
ORACION
Tú, Señor, que concediste a san Pío de Pietrelcina el don de
imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros,
por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra
vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu
Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: FELIZ QUIEN HA ESCUCHADO LA LLAMADA
Feliz quien ha escuchado la llamada
al pleno seguimiento del Maestro,
feliz porque él, con su mirada,
lo eligió como amigo y compañero.
Feliz el que ha abrazado la pobreza
para llenar de Dios su vida toda,
para servirlo a él con fortaleza,
con gozo y con amor a todas horas.
Feliz el mensajero de verdades
que marcha por caminos de la tierra,
predicando bondad contra maldades,
pregonando la paz contra las guerras. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor se complace en los justos.
Salmo 10 - EL SEÑOR ESPERANZA DEL JUSTO
Al Señor me acojo, ¿por qué me decís:
«escapa como un pájaro al monte,
porque los malvados tensan el arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la sombra contra los buenos?
Cuando fallan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?»
Pero el Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo detesta.
Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les tocará en suerte un viento huracanado.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor se complace en los justos.
Ant 2. Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Salmo 14 - ¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Ant 3. Dios nos ha destinado en la persona
de Cristo a ser sus hijos.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios nos ha destinado en la persona
de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA BREVE Rm 8, 28-30
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha
llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a
ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A
los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que
justificó, los glorificó.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor es justo y ama la justicia.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
V. Los buenos verán su rostro.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Vosotros, los que lo habéis dejado todo y me habéis seguido,
recibiréis cien veces más y heredaréis la vida eterna.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vosotros, los que lo habéis dejado
todo y me habéis seguido, recibiréis cien veces más y heredaréis la vida
eterna.
PRECES
Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que con la
intercesión y el ejemplo de los santos nos ayude, y digamos:
Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.
Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,
haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus
grandezas.
Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu
beneplácito,
ayúdanos a dar fruto de buenas obras.
Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,
guárdanos en tu nombre para que todos seamos uno.
Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,
haz que comiendo el pan que ha bajado del cielo alcancemos la perfección del
amor.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos
y admite a los difuntos en tu reino para que puedan contemplar tu rostro.
Porque nos llamamos y somos hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Tú, Señor, que concediste a san Pío de Pietrelcina el don de
imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros,
por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra
vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu
Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LUAS LECTURAS DEL LUNES 23 DE SEPTIEMBRE 2024
*Lecturas del Lunes de la 25ª semana del Tiempo
Ordinario*
Lunes, 23 de septiembre de 2024
Primera
lectura
Lectura
del libro de los Proverbios (3,27-34):
Hijo mío, no niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano
hacérselo. Si tienes, no digas al prójimo: «Anda, vete; mañana te lo daré.» No
trames daños contra tu prójimo, mientras él vive confiado contigo; no pleitees
con nadie sin motivo, si no te ha hecho daño; no envidies al violento, ni sigas
su camino; porque el Señor aborrece al perverso, pero se confía a los hombres
rectos; el Señor maldice la casa del malvado y bendice la morada del honrado;
se burla de los burlones y concede su favor a los humildes; otorga honores a
los sensatos y reserva baldón para los necios.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
14,2-3ab.3cd-4ab.5
R/. El
justo habitará en tu monte santo, Señor
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
*Lecturas del Lunes de la 25ª semana del Tiempo
Ordinario*
Lunes, 23 de septiembre de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (8,16-18)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Nadie enciende un candil y lo tapa con
una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los
que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada
secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis
bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree
tener.»
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Lo
pone en el candelero para que los que entran tengan luz).
*Estas afirmaciones de Jesucristo sobre la luz, que no debe quedar oculta,
me invita hacer pública mi fe. El Señor, me hace una invitación a tomar un poco
de su luz y convertirme en luz. Es bueno tener siempre presente que no soy yo la
luz, sino que soy un portado de un pequeño rayo de luz, para que pueda servir
de guía para algunas personas que quizás puedan estar un poco a oscura y viendo
un rayo de luz en mí, esto sea suficiente para que ellos puedan ponerse en
movimiento a la verdadera luz que nace de lo alto. La buena noticia para mi es
que el Señor me invita hacer un pequeño depósito de su luz*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.