Abre, Señor, mi boca para
bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos,
perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para
que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado
en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
VIERNES DE LA SEMANA XVI
Del común de santos varones - Salterio IV
26 de julio
SANTOS JOAQUÍN Y ANA, padres de la Santísima Virgen
María. (MEMORIA)
Una antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye estos
nombres a los padres de la Santísima Virgen María. El culto a santa Ana se
introdujo ya en la Iglesia oriental en el siglo VI, y pasó a la occidental en
el siglo X; el culto a san Joaquín es más reciente.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant. Aclamemos al
Señor, en esta fiesta de santos Joaquín y Ana.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Himno: VOSOTROS SOIS LUZ DEL MUNDO.
Vosotros sois luz del mundo
y ardiente sal de la tierra,
ciudad esbelta en el monte,
fermento en la masa nueva.
Vosotros sois los sarmientos,
y yo la Vid verdadera;
si el Padre poda las ramas,
más fruto llevan las cepas.
Vosotros sois la abundancia
del reino que ya está cerca,
los doce mil señalados
que no caerán en la siega.
Dichosos, porque sois limpios
y ricos en la pobreza,
y es vuestro el reino que sólo
se gana con la violencia. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. En la mañana,
Señor, hazme escuchar tu gracia.
Salmo 142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA
ANGUSTIA
Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. En la mañana,
Señor, hazme escuchar tu gracia.
Ant. 2. El Señor hará
derivar hacia Jerusalén como un río la paz.
Cántico: CONSUELO Y GOZO PARA LA CIUDAD SANTA. Is
66, 10-14a
Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto;
a su pecho seréis alimentados
y os saciaréis de sus consuelos
y apuraréis las delicias
de sus pechos abundantes.
Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella
como un río la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quién su madre consuela,
así os consolaré yo
y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo se alegrará vuestro corazón
y vuestros huesos florecerán como un prado.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. El Señor hará
derivar hacia Jerusalén como un río la paz.
Ant. 3. Nuestro Dios
merece una alabanza armoniosa.
Salmo 146 - PODER Y BONDAD DEL SEÑOR
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.
Entonad la acción de gracias al Señor,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;
que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado,
y a las crías de cuervo que graznan.
No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los músculos del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Nuestro Dios
merece una alabanza armoniosa.
LECTURA BREVE Is 55, 3
Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros
alianza perpetua, la promesa que aseguré a David.
RESPONSORIO BREVE
V. Por su entrañable
misericordia nos visitó el Señor.
R. Por su entrañable
misericordia nos visitó el Señor.
V. Sacó de la
descendencia de David un Salvador, Jesús.
R. Nos visitó el
Señor.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Por su entrañable
misericordia nos visitó el Señor.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Job 19, 1-29
ÚLTIMA ESPERANZA DE JOB, A PESAR DE SU DESESPERACIÓN
Respondió Job a sus amigos y les dijo:
«¿Hasta cuándo seguiréis afligiéndome y aplastándome con palabras? Ya van diez
veces que me sonrojáis y me ultrajáis sin reparo. Si es que he cometido un
yerro, el yerro se queda conmigo: ¿queréis triunfar de mí echándome en la cara
mi afrenta? Pues sabed que es Dios quien me ha trastornado envolviéndome en sus
redes.
Grito: "Violencia", y nadie me responde, pido socorro, y no me
defienden; él me ha cercado el camino, y no tengo salida, ha llenado de
tinieblas mi sendero, me ha despojado de mi honor y me ha quitado la corona de
la cabeza; ha demolido mis muros y tengo que marcharme, ha descuajado mi
esperanza como un árbol; ardiendo en ira contra mí, me considera su enemigo.
Llegan en masa sus escuadrones, apisonan caminos de acceso y acampan cercando
mi tienda.
Mis hermanos se alejan de mí, mis parientes me tratan como a un extraño, me
abandonan vecinos y conocidos y me olvidan los huéspedes de mi casa; mis
esclavas me tienen por un extraño, soy un desconocido para ellas; llamo a mi
esclavo, y no me responde, y hasta tengo que rogarle. A mi mujer le repugna mi
aliento, y mi hedor a mis propios hijos; aun los chiquillos me desprecian y me
insultan, si intento levantarme; mis íntimos me aborrecen, los más amigos se
vuelven contra mí.
Se me pegan los huesos a la piel, he escapado llevando la carne entre los
dientes.
¡Piedad, piedad de mí, amigos míos, que me ha herido la mano de Dios! ¿Por qué
me perseguís como Dios y no os hartáis de escarnecerme?
¡Ojalá se escribieran mis palabras, ojalá se grabaran en cobre, con cincel de
hierro y en plomo se escribieran para siempre en la roca! "Sé que mi
Redentor vive y que en el último día yo resucitaré de la tierra; y de nuevo me
revestiré de mi piel; y en mi carne veré a Dios, a quien yo mismo veré y no
otro, y mis ojos lo contemplarán." ¡Desfallezco de ansias en mi pecho!
Y si decís: "¿Cómo lo perseguiremos, cómo hallaremos de qué
acusarlo?", temed la espada, porque la ira castiga las culpas; y sabréis
que hay quien juzga.»
RESPONSORIO Jb 19, 25. 26. 27
R. Sé que mi Redentor vive y que en el último día yo resucitaré de la
tierra; * y en mi carne veré a Dios.
V. A quien yo mismo veré y no otro, y mis ojos lo contemplarán.
R. Y en mi carne veré a Dios.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Juan Damasceno, obispo
(Disertación 6, Sobre la Natividad de la Virgen María, 2. 4. 5. 6: PG 96, 663.
667. 670)
POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS
Ya que estaba determinado que la Virgen Madre de Dios nacería de Ana, la
naturaleza no se atrevió a adelantarse al germen de la gracia, sino que esperó
a dar su fruto hasta que la gracia hubo dado el suyo. Convenía, en efecto, que
naciese como primogénita aquella de la que había de nacer el primogénito de
toda la creación, en el cual todo se mantiene.
¡Oh bienaventurados esposos Joaquín y Ana! Toda la creación os está obligada,
ya que por vosotros ofreció al Creador el más excelente de todos los dones, a
saber, aquella madre casta, la única digna del Creador.
Alégrate, Ana, la estéril, que no dabas a luz; rompe a cantar de júbilo, la que
no tenías dolores. Salta de gozo, Joaquín, porque de tu hija un niño nos ha
nacido, un hijo se nos ha dado, y será llamado: «Ángel del gran designio» de la
salvación universal, «Dios poderoso». Este niño es Dios.
¡Oh bienaventurados esposos Joaquín y Ana, totalmente inmaculados! Sois
conocidos por el fruto de vuestro vientre, tal como dice el Señor: Por sus
frutos los conoceréis. Vosotros os esforzasteis en vivir siempre de una manera
agradable a Dios y digna de aquella que tuvo en vosotros su origen. Con vuestra
conducta casta y santa, ofrecisteis al mundo la joya de la virginidad, aquella
que había de permanecer virgen antes del parto, en el parto y después del
parto; aquella que, de un modo único y excepcional, cultivaría siempre la
virginidad en su mente, en su alma y en su cuerpo.
¡Oh castísimos esposos Joaquín y Ana! Vosotros, guardando la castidad prescrita
por la ley natural, conseguisteis, por la gracia de Dios, un fruto superior a
la ley natural, ya que engendrasteis para el mundo a la que fue madre de Dios
sin conocer varón. Vosotros, comportándoos en vuestras relaciones humanas de un
modo piadoso y santo, engendrasteis una hija superior a los ángeles, que es
ahora la reina de los ángeles. ¡Oh bellísima niña, sumamente amable! ¡Oh hija
de Adán y madre de Dios! ¡Bienaventuradas las entrañas y el vientre de los que
saliste! ¡Bienaventurados los brazos que te llevaron, los labios que tuvieron
el privilegio de besarte castamente, es decir, únicamente los de tus padres,
para que siempre y en todo guardaras intacta tu virginidad!
Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. Alzad fuerte la voz,
alzadla, no temáis.
RESPONSORIO Cf. Lc 2, 37. 38; cf. 7, 16
R. Servían día y noche al Señor con ayunos y oraciones, * y esperaban
la redención de Israel.
V. Pedían a Dios que visitase a su pueblo.
R. Y esperaban la redención de Israel.
Lecturas del San Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen María
Viernes, 26
de julio de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,16-17):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «¡Dichosos vuestros ojos, porque
ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos
desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo
oyeron.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el
Señor, Dios de Israel, porque nos ha suscitado una fuerza de salvación en la
casa de David, su siervo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Bendito sea el
Señor, Dios de Israel, porque nos ha suscitado una fuerza de salvación en la
casa de David, su siervo.
PRECES
Adoremos, hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos enseñe a
servirle con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días,
aclamémosle, diciendo:
Tú solo eres santo, Señor.
Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado,
compadécete de nuestras debilidades.
Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor,
danos el progresar por caminos de santidad.
Señor Jesús, que nos quieres sal de la tierra y la luz del mundo,
ilumina nuestras vidas con tu propia luz.
Señor Jesús, que viniste al mundo no para que te sirvieran, sino para
servir,
haz que sepamos servir con humildad a ti y a nuestros hermanos.
Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,
haz que un día podamos contemplar la claridad de tu gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Oremos ahora al Padre, como nos enseñó el mismo Jesús:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Señor, Dios de nuestros padres, que concediste a san Joaquín y a santa Ana el
privilegio de tener como hija a María, la madre del Señor, concédenos, por la
intercesión de estos dos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Joaquín (significa Yahweh prepara).
Una antigua tradición, que arranca del siglo II,
atribuye los nombres San Joaquín y Santa Ana a los padres de la Santísima
Virgen María. El culto a santa Ana se introdujo ya en la Iglesia oriental en el
siglo VI, y pasó a la occidental en el siglo X; el culto a san Joaquín es más
reciente.
No conocemos de Joaquín y Ana con certeza mas que
sus nombres y el hecho de que fueron los santos padres de la Madre de Dios. Lo
que relatan sobre ellos los libros apócrifos no es todo confiable y es difícil
distinguir lo cierto de la leyenda.
San Joaquín era venerado por los griegos desde muy
temprano. Es el santo patrón de numerosos pueblos en Hispanoamérica, España y
las Filipinas. Su festividad, junto a la de su esposa Santa Ana, se celebra el
26 de julio, tras la reforma del calendario litúrgico. Ellos son los patrones
de los abuelos.
SANTA ANA.
Grande es la dignidad de Santa Ana por ser la Madre
de la Virgen María, predestinada desde toda la eternidad para ser Madre de
Dios, la santificada desde su concepción, Virgen sin mancilla y mediadora de
todas las gracias. Nieto de Santa Ana fue el hijo de Dios hecho hombre, el
Mesías, el Deseado de las naciones. María es el fundamento de la gloria y poder
de Santa Ana a la vez que es gloria y corona de su madre.
La santidad de Santa Ana es tan grande por las
muchas gracias que Dios le concedió. Su nombre significa "gracia".
Dios la preparó con magníficos dones y gracias. Como las obras de Dios son
perfectas, era lógico que Él la hiciese madre digna de la criatura más pura,
superior en santidad a toda criatura e inferior solo a Dios.
Santa Ana tenía celo por hacer obras buenas y
esforzarse en la virtud. Amaba a Dios sinceramente y se sometió a su santa
voluntad en todos los sufrimientos, como fue su esterilidad por veinte años,
según cuenta la tradición. Esposa y madre fue fiel cumplidora de sus deberes para
con el esposo y su encantadora hija María.
Muy grande es el poder intercesor de Santa Ana.
Ciertamente santa amiga de Dios, distinguida sobre todo por ser la abuela de
Jesús en cuanto Hombre.
La Santísima Trinidad le concederá sus peticiones:
el Padre, para quien ella gestó, cuidó y educó a su hija predilecta; el Hijo, a
quien le dió madre; el Espíritu Santo, cuya esposa educó con tan gran
solicitud.
Esta Santa privilegiada sobresale en mérito y
gloria, cercana al Verbo encarnado y a sus Santísima Madre. Sin duda que Santa
Ana tiene mucho poder ante Dios. La madre de la Reina del Cielo, que es
poderosa por su intercesión y Madre de misericordia, es también llena de poder
y de misericordia.
Tenemos muchos motivos para escoger a Santa Ana
como nuestra intercesora ante Dios. Como abuela de Jesucristo, nuestro hermano
según la carne, es también nuestra abuela y nos ama a nosotros sus nietos. Nos
ama mucho porque su nieto Jesús murió por nuestra salvación y María, su hija,
fue proclamada Madre nuestra bajo la Cruz. Nos ama de verdad en atención a las
dos Personas que ella amó más en esta vida: a Jesús y a María. Si su amor es
tan grande su intercesión no será menos. Debemos, por tanto acudir a ella con
tal confianza en nuestras necesidades. No hay la menor duda de que esto agrada
a Jesús y a María, quienes la amaron tan profundamente. Se celebra la fiesta de
Santa Ana el 26 de julio.
La Palabra de Dios
El logrará la bendición de Yahveh, la justicia del
Dios de su salvación. Sal 24, 5
«¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y
vuestros oídos, porque oyen!
Pues os aseguro que muchos profetas y justos
desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros
oís, pero no lo oyeron. Mt 13, 16-17
Oraciones propias de la Novena
Gloriosa Santa Ana, quiero honrarte con especial
devoción. Te escojo, después de la Santísima Virgen, por mi madre espiritual y
protectora. Te encomiendo mi alma y mi cuerpo, todos mis intereses:
espirituales y temporales y los de mi familia.
Te consagro mi mente, para que en todo se guíe por
la luz de la fe; para que se conserve puro y lleno de amor a Jesús, a María, a
José y a ti misma; mi voluntad para que, como la tuya, este siempre conforme
con la de Dios.
Buenísima Santa Ana, desbordante de amor para
cuantos te invocan y de compasión con los que sufren. Confiadamente pongo ante
ti la necesidad de que me concedas están gracia en particular (mencione el
favor que desea)
Te suplico recomiendes mi petición a tu Hija, la
Santísima Virgen María, para que ambas, María y tu, la presentéis a Jesús. Por
tu valiosa intercesión sea cumplido mi deseo.
Pero si lo que pido no fuere voluntad de Dios,
obténme lo que sea de mayor bien para mi alma. Por el poder y gracia con que
Dios te ha bendecido dame una mano y ayúdame.
Te pido sobre todo, misericordiosísima Santa Ana,
me ayudes a dominar mis malas inclinaciones de mi estado de vida y de practicar
las virtudes que sean más necesarias para mi salvación.
Como tu, haz que yo logre por el perfecto amor a
Dios ser para El en vida y en muerte. Que después de haberte amado y honrado en
la tierra con verdadera devoción de hijo pueda, por tus oraciones, tener el
privilegio de amarte y honrarte en el Cielo con los ángeles y Santos por toda
la eternidad.
Bondadosísima Santa Ana, madre de aquella que es
nuestra vida, muestra tu dulzura y dame esperanza, intercede ante tu Hija, para
que yo alcance la paz.
Memorare a Santa Ana
Ana, Maria y niñoRecuerda, gloriosa Santa
Ana, pues tu nombre significa gracia y misericordia, que nunca se ha oído decir
que uno solo de cuantos se acogieron a tu protección o han implorado tu auxilio
y buscado tu intercesión hayan sido desamparados.
Yo, pecador, animado de tal confianza, acudo a ti,
santa madre de la Inmaculada Virgen María y encantadora abuela del Salvador. No
rechaces mi petición, antes bien escucha y accede a mis ruegos. Amén.
Insigne y glorioso patriarca San Joaquín y
bondadosísima Santa Ana, ¡cuánto es mi gozo al considerar que fueron escogidos
entre todos los santos de Dios para dar cumplimiento divino y enriquecer al
mundo con la gran Madre de Dios, María Santísima! Por tan singular privilegio,
han llegado a tener la mayor influencia sobre ambos, Madre e Hijo, para
conseguirnos las gracias que más necesitamos.
Con gran confianza recurro a su protección poderosa
y les encomiendo todas mis necesidades espirituales y materiales y las de mi
familia. Especialmente la gracia particular que confío a su solicitud y
vivamente deseo obtener por su intercesión.
Como ustedes fueron ejemplo perfecto de vida
interior, obténgame el don de la más sincera oración. Que yo nunca ponga mi corazón
en los bienes pasajeros de esta vida.
Denme vivo y constante amor a Jesús y a María.
Obténganme también una devoción sincera y obediencia a la Santa Iglesia y al
Papa que la gobierna para que yo viva y muera con fe, esperanza y perfecta
caridad.
Que yo siempre invoque los santos Nombres de Jesús
y de María, y así me salve.
Amén