Musica Para el Alma
domingo, 31 de marzo de 2024
MATEO 28,8-15 CICLO B
*Lecturas del
Lunes de la Octava de Pascua*
Lunes, 1 de abril de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (28,8-15)*
En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de
miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo:
«Alegraos».
Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él.
Jesús les dijo:
«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y
comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los
ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma,
encargándoles:
«Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros
dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernados, nosotros nos lo ganaremos y
os sacaremos de apuros».
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia
se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
“«No
temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán»”.
*El Señor nos invita a no tener miedo porque hay un
lugar adonde tenemos que ponerme en camino, para verlo, para encontrarnos con
él, a ese lugar tenemos que ir aprisa, con alegría y con los ojos y el oído atento,
porque ese lugar está muy cerca de nosotros, está entre los pobre, necesitados,
entre los adolescentes que nadie los entiende, entre los jóvenes rechazados, entre
las persona que se sienten solas tristes y abandonadas, entre los matrimonio con
dificultad, entre las madres soltera, entre las mujeres maltratadas, golpeadas.
El Señor nos hace un llamado adonde él quiere que estemos, y nos invita a que
nos pongamos en camino adonde él nos está esperando. El Señor nos dice: “No
temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me
verán”*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL LUNES 1 DE ABRIL
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*LAUDES*
(Oración de
la mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Señor abre
mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant.
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Himno: LA BELLA FLOR QUE EN EL SUELO
La bella flor que en el suelo
plantada se vio marchita
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.
De tierra estuvo cubierta,
pero no fructificó
del todo, hasta que quedó
en un árbol seco injerta.
Y, aunque a los ojos del suelo
se puso después marchita,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.
Toda es de flores la fiesta,
flores de finos olores,
mas no se irá todo en flores,
porque flor de fruto es ésta.
Y, mientras su Iglesia grita
mendigando algún consuelo,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.
Que nadie se sienta muerto
cuando resucita Dios,
que, si el barco llega al puerto,
llegamos junto con vos.
Hoy la Cristiandad se quita
sus vestiduras de duelo.
Ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo
rescatado con su sangre. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo
rescatado con su sangre. Aleluya.
Ant 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un
himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un
himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había
anunciado. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había
anunciado. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 10, 8b-10
«Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es
decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu
boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los
muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación
y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y
nuestro gozo. Aleluya.
V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.
R. Al ver al Señor. Aleluya.
PRIMERA
LECTURA AÑO (II)
De los Hechos
de los apóstoles 1, 1-26
APARICIONES y
ASCENSIÓN DEL SEÑOR
En mi primer libro, querido Teófilo, traté de todo lo que hizo y
enseñó Jesús desde sus comienzos hasta el día en que, después de haber dado sus
instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que se había
escogido, fue llevado al cielo. De ellos se dejó ver después de su pasión,
dándoles pruebas evidentes de que estaba con vida; se les apareció a lo largo
de cuarenta días, y les fue instruyendo acerca del reino de Dios.
Estando una vez comiendo con ellos a la mesa, les mandó que no
saliesen de Jerusalén, sino que esperasen ahí la promesa del Padre; «promesa
-añadió- que de mis labios escuchasteis: Juan, es cierto, bautizó con agua;
pero vosotros seréis bautizados dentro de pocos días con el Espíritu Santo».
Estando, pues, reunidos con él, le preguntaron:
«Señor, ¿vas a restaurar ahora el' reino de Israel?» Él les
respondió:
«No toca a vosotros conocer el tiempo y la ocasión que el Padre ha
señalado con su autoridad; pero recibiréis la fortaleza del Espíritu Santo, que
descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y
Samaría, y hasta los últimos confines de la tierra.»
Dichas estas palabras, se elevó en presencia de ellos hacia el
cielo, y una nube lo ocultó a su vista. Mientras continuaban mirando ansiosamente
al cielo, con la vista fija en Jesús, que se alejaba, aparecieron de improviso
ante ellos dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
«Galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? Ese Jesús, que ha sido
llevado al cielo, vendrá de la misma manera que le habéis visto subir allá.»
Con esto regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los
Olivos, que está cerca de la ciudad, a poco más de un kilómetro de distancia; y
subieron al piso alto de la casa, donde se alojaban, Pedro, Juan, Santiago y
Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el
Zelotes y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, llevados de un mismo afecto, se
reunían allí para la oración, en compañía de algunas mujeres y de María, la
madre de Jesús, y de los hermanos de éste.
Uno de aquellos días, dirigiéndose Pedro a los hermanos reunidos
(eran en total unas ciento veinte personas), habló así:
«Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo por boca
de David había profetizado acerca de Judas, el que guió a los que prendieron a
Jesús. Él era uno de los nuestros y había obtenido un puesto en este nuestro
ministerio. A decir verdad, se ganó un campo como premio de su iniquidad;
habiendo caído de cabeza y reventado por la mitad, se esparcieron todas sus entrañas.
Y el caso llegó a ser tan conocido de todos los habitantes de Jerusalén, que
aquel campo se llamó en su lengua "Hacéldama", que quiere decir:
"Campo de la sangre." Así está escrito en el libro de los salmos:
"Que se quede desierta su morada, que nadie habite en ella. Y que otro se
levante con su cargo." Hay aquí entre nosotros hombres que han andado en
nuestra compañía todo el tiempo del ministerio público de Jesús, el Señor, es
decir, desde el bautismo de Juan hasta el día de la ascensión; es, pues, preciso
que elijamos a uno de ellos para que, junto con nosotros, dé testimonio de la
verdad de la resurrección.»
Y presentaron a dos: a José, llamado Barsabás, por sobrenombre
Justo, y a Matías. Y oraron así:
«Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muéstranos a quién
de estos dos has elegido para ocupar en este ministerio del apostolado el
puesto que abandonó Judas para irse a su lugar.»
Echaron suertes entre ellos, y la suerte cayó sobre Matías; así
quedó agregado a los once apóstoles.
RESPONSORIO Hch 10, 40b-41; Dt 5, 2. 3. 4
R. Dios hizo que Jesús se apareciese no a todo el pueblo, sino a
nosotros, que somos los testigos elegidos de antemano por Dios. * Nosotros
hemos comido y bebido con él, después que Dios lo resucitó de entre los
muertos. Aleluya.
V. El Señor ha hecho alianza con nosotros, con los que estamos
vivos hoy, aquí; cara a cara nos ha hablado.
R. Nosotros hemos comido y bebido con él, después que Dios lo
resucitó de entre los muertos. Aleluya.
SEGUNDA
LECTURA
De la Homilía
de Melitón de Sardes, obispo, Sobre la Pascua
(Núms. 2-7.
100-103: SC 123, 60-64. 120-122)
ENCOMIO DE
CRISTO
Entendedlo, queridos hermanos: el misterio pascual es algo a la
vez nuevo y antiguo, eterno y temporal, corruptible e incorruptible, mortal e
inmortal.
Antiguo según la ley, pero nuevo según la Palabra encarnada;
temporal en la figura, eterno en la gracia; corruptible en cuanto a la
inmolación del cordero, incorruptible en la vida del Señor; mortal por su
sepultura bajo tierra, inmortal por su resurrección de entre los muertos.
La ley, en efecto, es antigua, pero la Palabra es nueva; la figura
es temporal, la gracia es eterna; el cordero es corruptible, pero incorruptible
es el Señor, que fue inmolado como un cordero y resucitó como Dios.
Dice la Escritura: Era como cordero llevado al matadero, y sin
embargo no era ningún cordero; era como oveja muda, y sin embargo no era
ninguna oveja. La figura ha pasado y ha llegado la realidad: en lugar del
cordero está Dios, y en lugar de la oveja está un hombre, y en este hombre está
Cristo, que lo abarca todo.
Por tanto, la inmolación del cordero, la celebración de la Pascua
y el texto de la ley tenían como objetivo final a Cristo Jesús, pues todo
cuanto acontecía en la antigua ley se realizaba en vistas a él, y mucho más en
la nueva ley.
La ley, en efecto, se ha convertido en Palabra, y de antigua se ha
convertido en nueva (y una y otra han salido de Sión y de Jerusalén); el
precepto se ha convertido en gracia, la figura en realidad, el cordero en el
Hijo, la oveja en un hombre y este hombre en Dios.
El Señor, siendo Dios, se revistió de naturaleza humana, sufrió
por nosotros, que estábamos sujetos al dolor, fue atado por nosotros, que
estábamos cautivos, fue condenado por nosotros, que éramos culpables, fue
sepultado por nosotros, que estábamos bajo el poder del sepulcro, resucitó de
entre los muertos y clamó con voz potente: «¿Quién me condenará? Que se me
acerque. Yo he librado a los que estaban condenados, he dado la vida a los que
estaban muertos, he resucitado a los que estaban en el sepulcro. ¿Quién
pleiteará contra mí? Yo soy Cristo -dice-, el que he destruido la muerte, el
que he triunfado del enemigo, el que he pisoteado el infierno, el que he atado
al fuerte y he arrebatado al hombre hasta lo más alto de los cielos: yo, que
soy el mismo Cristo.
Venid, pues, los hombres de todas las naciones, que os habéis
hecho iguales en el pecado, y recibid el perdón de los pecados. Yo soy vuestro
perdón, yo la Pascua de salvación, yo el cordero inmolado por vosotros, yo
vuestra purificación, yo vuestra vida, yo vuestra resurrección, yo vuestra luz,
yo vuestra salvación, yo vuestro rey. Yo soy quien os hago subir hasta lo alto
de los cielos, yo soy quien os resucitaré y os mostraré el Padre que está en
los cielos, yo soy quien os resucitaré con el poder de mi diestra.»
RESPONSORIO Hch 13, 32-33; 10, 42b; 2, 36
R. La promesa que Dios hizo a nuestros padres la ha cumplido
ahora, resucitando a Jesús: * él ha sido constituido por Dios juez de vivos y
muertos. Aleluya.
V. Dios ha constituido Señor y Mesías a este mismo Jesús, a quien
vosotros habéis crucificado.
R. Él ha sido constituido por Dios juez de vivos y muertos.
Aleluya.
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (28,8-15)*
En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de
miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo:
«Alegraos».
Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él.
Jesús les dijo:
«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y
comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los
ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma,
encargándoles:
«Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros
dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernados, nosotros nos lo ganaremos y
os sacaremos de apuros».
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia
se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Id en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado el Señor
de entre los muertos.» Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Id en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado el
Señor de entre los muertos.» Aleluya.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, a quien el Padre ha enaltecido dándole en
herencia todas las naciones, y digámosle suplicantes:
Por tu victoria, sálvanos, Señor.
Señor Jesucristo, que en tu victoria destruiste el poder del
abismo, venciendo la muerte y el pecado,
haz que también nosotros venzamos hoy el pecado.
Tú que alejaste de nosotros la muerte y nos has dado nueva vida,
concédenos andar hoy por la senda de esta vida nueva.
Tú que diste vida a los muertos, haciendo pasar a la humanidad
entera de la muerte a la vida,
concede el don de la vida eterna a cuantos se relacionarán hoy con
nosotros.
Tú que llenaste de confusión a los que hacían guardia ante tu
sepulcro y alegraste a los discípulos con tus apariciones,
llena de gozo a cuantos te sirven.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque deseamos que la luz de Cristo alumbre a todos los hombres,
pidamos al Padre que su reino llegue a nosotros:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que haces crecer a tu Iglesia dándole continuamente
nuevos hijos por el bautismo, concédenos ser siempre fieles en nuestra vida a
la fe que en ese sacramento hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: CANTARÁN, LLORARÁN RAZAS Y HOMBRES
Cantarán, llorarán razas y hombres,
buscarán la esperanza en el dolor,
el secreto de vida es ya presente:
resucitó el Señor.
Dejarán de llorar los que lloraban,
brillará en su mirar la luz del sol,
ya la causa del hombre está ganada:
resucitó el Señor.
Volverán entre cánticos alegres
los que fueron llorando a su labor,
traerán en sus brazos la cosecha:
resucitó el Señor.
Cantarán a Dios Padre eternamente
la alabanza de gracias por su don,
en Jesús ha brillado su Amor santo:
resucitó el Señor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro.
Aleluya.
Salmo 109, 1-5, 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro.
Aleluya.
Ant 2. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Ant 3. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a
Galilea, que allí me verán.» Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a
Galilea, que allí me verán.» Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 8, 1b-3a
Tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la diestra del trono
de la Majestad en los cielos. Él es ministro del santuario y de la verdadera
Tienda de Reunión, que fue fabricada por el Señor y no por hombre alguno. Todo
sumo sacerdote es instituido para ofrecer oblaciones y sacrificios.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y
nuestro gozo. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Jesús salió al encuentro de las mujeres y les dijo: «Buenos
días.» Ellas se acercaron y se abrazaron a sus pies. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Jesús salió al encuentro de las mujeres y les dijo: «Buenos
días.» Ellas se acercaron y se abrazaron a sus pies. Aleluya.
PRECES
Con espíritu gozoso, invoquemos a Cristo, a cuya humanidad dio
vida el Espíritu Santo, haciéndolo fuente de vida para los hombres, y
digámosle:
Renueva y da vida a todas las cosas, Señor.
Cristo, salvador del mundo y rey de la nueva creación, haz que, ya
desde ahora, con el espíritu vivamos en tu reino,
donde estás sentado a la derecha del Padre.
Señor, tú que vives en tu Iglesia hasta el fin de los tiempos,
condúcela por el Espíritu Santo al conocimiento de toda verdad.
Que los enfermos, los moribundos y todos los que sufren encuentren
luz en tu victoria,
y que tu gloriosa resurrección los consuele y los conforte.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Al terminar este día, te ofrecemos nuestro homenaje, oh Cristo,
luz imperecedera,
y te pedimos que con la gloria de tu resurrección ilumines a
nuestros hermanos difuntos.
Porque Jesucristo nos ha hecho participar de su propia vida, somos
hijos de Dios y por ello nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que haces crecer a tu Iglesia dándole continuamente
nuevos hijos por el bautismo, concédenos ser siempre fieles en nuestra vida a
la fe que en ese sacramento hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración
antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos
ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: EL CORAZÓN SE DILATA
El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:
Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Dt 6,4-7
Escucha Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás
al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las
fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás
a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y
levantado.
RESPONSORIO BREVE
En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y
nuestro gozo. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al
clarear el nuevo día, nos llene de gozo la celebración de la resurrección de tu
Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una
santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.