Abre, Señor, mi boca para
bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos,
perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para
que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado
en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
MARTES DE LA SEMANA XIX
De la Feria. Salterio III
13 de agosto
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: GRACIAS, SEÑOR POR EL DÍA
Gracias, Señor, por el día,
por tu mensaje de amor
que nos das en cada flor;
por esta luz de alegría,
te doy las gracias, Señor.
Gracias, Señor, por la espina
que encontraré en el sendero,
donde marcho pregonero
de tu esperanza divina;
gracias, por ser compañero.
Gracias, Señor, porque dejas
que abrase tu amor mi ser,
porque haces aparecer
tus flores a mis abejas,
tan sedientas de beber.
Gracias por este camino,
donde caigo y me levanto,
donde te entrego mi canto
mientras marcho peregrino,
Señor, a tu monte santo.
Gracias, Señor, por la luz
que ilumina mi existir;
por este dulce dormir
que me devuelve a tu cruz.
¡Gracias, Señor, por vivir! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado
la culpa de tu pueblo.
Salmo 84 - NUESTRA SALVACIÓN ESTA CERCA
Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira.
Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?
¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo;
el Señor dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, has sido
bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.
Ant 2. Mi alma te ansía
de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
Càntico: HIMNO DESPUÉS DE LA VICTORIA SOBRE EL
ENEMIGO Is 26, 1-4. 7-9. 12
Tenemos una ciudad fuerte,
ha puesto para salvarla murallas y baluartes:
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua:
La senda del justo es recta.
Tú allanas el sendero del justo;
en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos,
ansiando tu nombre y tu recuerdo.
Mi alma te ansía de noche,
mi espíritu en mi interior madruga por ti,
porque tus juicios son luz de la tierra,
y aprenden justicia los habitantes del orbe.
Señor, tú nos darás la paz,
porque todas nuestras empresas
nos las realizas tú.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi alma te ansía
de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.
Ant 3. Ilumina, Señor, tu
rostro sobre nosotros.
Salmo 66 - QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumina, Señor, tu
rostro sobre nosotros.
LECTURA BREVE 1Jn 4, 14-15
Nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para
ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios
permanece en él y él en Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
R. Dios mío, mi
escudo y peña en que me amparo.
V. Mi alcázar, mi
libertador.
R. En que me amparo.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Dios mío, mi
escudo y peña en que me amparo.
PRIMERA LECTURA
Del segundo libro de los Reyes 6, 8-23
ELISEO CAPTURA DE FORMA MILAGROSA A SUS ENEMIGOS, Y LOS LIBERA
MISERICORDIOSAMENTE
En aquellos días, el rey de Siria estaba en guerra con Israel, y en un consejo
de ministros determinó: «Vamos a tender una emboscada en tal sitio.» Entonces
el profeta mandó este recado al rey de Israel:
«Cuidado con pasar por tal sitio, porque los sirios están allí emboscados.»
El rey de Israel envió a reconocer el sitio indicado por el profeta. Elíseo le
avisaba, y él tomaba precauciones. Y esto no una ni dos veces. El rey de Siria
se alarmó ante esto, convocó a sus ministros y les dijo: «Decidme quién de los
nuestros informa al rey de Israel.»
Uno de los ministros respondió:
«No es eso, majestad. Elíseo, el profeta de Israel, es quien comunica a su rey
las palabras que pronuncias en tu alcoba.»
Entonces el rey ordenó:
«Id a ver dónde está, y enviaré a prenderlo.» Le avisaron:
«Está en Dotán.»
El rey mandó allá caballería y carros, y un fuerte contingente de tropas.
Llegaron de noche y cercaron la ciudad. Cuando el profeta madrugó al día
siguiente para salir, se encontró con que un ejército cercaba la ciudad con
caballería y carros. El criado dijo a Eliseo: «Maestro, ¿qué hacemos?» Elíseo
respondió:
«No temas. Los que están con nosotros son más que ellos.»
Luego rezó:
«Señor, ábrele los ojos para que vea.»
El Señor le abrió los ojos al criado, y vio el monte lleno de caballería y
carros de fuego en torno a Eliseo. Cuando los sirios bajaron hacia él, Eliseo
oró al Señor:
« ¡Deslúmbralos! »
El Señor los deslumbró, como pedía Eliseo, y éste les dijo:
«No es éste el camino ni es ésta la ciudad. Seguidme, yo os llevaré hasta el
hombre que buscáis.»
Y se los llevó a Samaria. Cuando ya habían entrado en Samaria, Eliseo rezó:
«Señor, ábreles los ojos para que vean.»
El Señor les abrió los ojos y vieron que estaban en mitad de Samaria. El rey de
Israel, al verlos, dijo a Eliseo:
«Padre, ¿los mato?»
Respondió:
«No los mates. ¿Vas a matar a los que no has hecho prisioneros con tu espada y
tu arco? Sírveles pan y agua, que coman y beban y se vuelvan a su amo.»
El rey les preparó un gran banquete. Comieron y bebieron; luego, los despidió y
se volvieron a su amo. Las guerrillas sirias no volvieron a entrar en
territorio israelita.
RESPONSORIO Lc 6, 35. 36; 2R 6, 22
R. Amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar
nada a cambio. * Sed misericordiosos, como es misericordioso vuestro Padre.
V. No los mates; sírveles pan y agua, que coman y beban.
R. Sed misericordiosos, como es misericordioso vuestro Padre.
SEGUNDA LECTURA
De las Disertaciones de san Andrés de Creta, obispo
(Disertación 9, Sobre el Domingo de ramos: PG 97, 1002)
MIRA A TU REY QUE VIENE A TI JUSTO Y VICTORIOSO
Digamos, digamos también nosotros a Cristo: ¡Bendito el que viene en nombre del
Señor, el rey de Israel! Tendamos ante él, a guisa de palmas, nuestra alabanza
por la victoria suprema de la cruz. Aclamémoslo, pero no con ramos de olivos,
sino tributándonos mutuamente el honor de nuestra ayuda material. Alfombrémosle
el camino, pero no con mantos, sino con los deseos de nuestro corazón, a fin de
que, caminando sobre nosotros, penetre todo él en nuestro interior y haga que
toda nuestra persona sea para él, y él, a su vez, para nosotros. Digamos a Sión
aquella aclamación del profeta: Confía, hija de Sión, no temas: Mira a tu Rey
que viene a ti; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.
El que viene es el mismo que está en todo lugar, llenándolo todo con su
presencia, y viene para realizar en ti la salvación de todos. El que viene es
aquel que no ha venido a invitar a los justos a que se arrepientan, sino a los
pecadores, para sacarlos del error de sus pecados. No temas. Teniendo a Dios en
medio, no vacilarás.
Recibe con las manos en alto al que con sus manos ha diseñado tus murallas.
Recibe al que ha plantado en sus palmas tus cimientos. Recibe al que, para
asumirnos a nosotros en su persona, se ha hecho en todo semejante a nosotros,
menos en el pecado. Alégrate, Sión, la ciudad madre, no temas: Festeja tu
fiesta. Glorifica por su misericordia al que en ti viene a nosotros. Y tú
también, hija de Jerusalén, desborda de alegría, canta y brinca de gozo.
¡Levántate, brilla (así aclamamos con el son de aquella sagrada trompeta que es
Isaías), que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!
¿De qué luz se trata? De aquella que viniendo a este mundo ilumina a todo
hombre. Aquella luz, quiero decir, eterna, aquella luz intemporal y manifestada
en el tiempo, aquella luz invisible por naturaleza y hecha visible en la carne,
aquella luz que envolvió a los pastores y que guió a los magos en su camino.
Aquella luz que estaba en el mundo desde el principio, por la cual empezó a
existir el mundo, y que el mundo no la reconoció. Aquella luz que vino a los
suyos y los suyos no la recibieron. ¿Y a qué gloria del Señor se refiere?
Ciertamente a la cruz, en la que fue glorificado Cristo, resplandor de la
gloria del Padre, tal como afirma él mismo, en la inminencia de su pasión: Ya
ha entrado el Hijo del hombre en su gloria, y Dios ha recibido su glorificación
por él, y Dios a su vez lo revestirá de su misma gloria, y esto será sin
dilación. Con estas palabras identifica su gloria con su elevación en la cruz.
La cruz de Cristo es, en efecto, su gloria y su exaltación, ya que dice: Yo,
cuando sea levantado en alto, atraeré a mí á todos los hombres.
RESPONSORIO Sal 117, 26. 27. 23
R. Bendito el que viene en nombre del Señor; * el Señor es Dios: él
nos ilumina.
V. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.
R. El Señor es Dios: él nos ilumina.
Martes, 13
de agosto de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,1-5.10.12-14):
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «
¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a
ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se
haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El
que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con
despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo
siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed
que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y
nueve en el monte y va en busca de la pérdida? Y si la encuentra, os aseguro
que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían
extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de
estos pequeños.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación,
según lo había predicho por boca de sus santos profetas.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nos ha suscitado
el Señor una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus
santos profetas.
PRECES
Adoremos a Cristo, que con su sangre ha adquirido
el pueblo de la nueva alianza, y digámosle suplicantes:
Acuérdate, Señor, de tu pueblo.
Rey y redentor nuestro, escucha la alabanza que te dirige tu Iglesia en el
comienzo de este día,
y haz que no deje nunca de glorificarte.
Que nunca, Señor, quedemos confundidos
los que en ti ponemos nuestra fe y nuestra esperanza.
Mira compasivo nuestra debilidad y ven en ayuda nuestra,
ya que sin ti nada podemos hacer.
Acuérdate de los pobres y desvalidos;
que este día que comienza les traiga solaz y alegría.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al
Padre que a todos llegue el reino de su Hijo:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso, de quien dimana la bondad y
hermosura de todo lo creado; haz que comencemos este día con ánimo alegre, y
que realicemos nuestras obras movidos por el amor a ti y a los hermanos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Los hermanos de Estanislao por orden de nacimiento
eran Pablo, Adalberto, Nicolas, Ana y una ultima hermana de la que no se conoce
el nombre. La mayor parte de los sucesos ocurridos en su infancia se conocen
gracias a las declaraciones de su hermano Pablo.
Sus padres-según Pablo- querían que fuesen
paladines de la religión católica y los instruyeron con cierto rigor en la fe y
los dogmas católicos. Los incitaban a la piedad, modestia y templanza con su
propio ejemplo.
Estos conceptos fundamentales calaron de modo tan
especial en Estanislao, que desde el principio mostró una gran sensibilidad,
hasta el punto-según los testimonios de sus padres-que estos en las fiestas
celebradas en su castillo tenían que advertir a los invitados de no realizar
bromas o comentarios subidos de tono delante de su hijo, pues en mas de una
ocasión le provocaron un “desmayo”.
La educacion primaria la recibió en casa, como se
acostumbraba en las grandes familias. Juan Bilinski, joven de buena familia y
talento, (se graduó como doctor y llego a ser canónigo de Plock), fue el
instructor de los chicos.
El día 24 de julio de 1564 (1) Estanislao y su
hermano Pablo se trasladaron al Colegio Imperial en Viena junto con Juan
Bilinski y se hospedaron en el internado, contiguo al colegio.
Ese año fue decisivo para Estanislao; su natural
inclinación al recogimiento y a la piedad se incrementaron, añadió una serie de
practicas penitenciales corporales, propias de la época en las ordenes
religiosas. El hijo de Fernando I, Maximiliano II subió al trono polaco, de
ciertas simpatías hacia las ideas protestantes y el poco afecto a los jesuitas
le llevo a clausurar el internado en 1565.
Los jesuitas seguirían con el colegio, pero los
alumnos deberían buscar donde alojarse.
Pablo vio la oportunidad de liberarse del ambiente
jesuita y junto con otros compañeros alquilaron varias habitaciones en un
palacio en el que vivía un integro luterano; el senador Kimberker.
No tardaron en comenzar los enfrentamientos entre
Estanislao, que seguía fiel a su disciplina intelectual y religiosa, y el grupo
de Pablo; empezaba el calvario para el joven Estanislao.
En un principio trataron de disuadirlo de su
conducta con palabras, pero poco a poco llegaron a las agresiones físicas,
incluso los compañeros de Pablo llegaron a declarar muy arrepentidos en el
proceso de beatificación que llegaron a darle patadas.
En diciembre de 1565 Estanislao cae gravemente
enfermo de altísimas fiebres. Las causas se atribuyeron a sus excesos de ascetismo,
los malos tratos continuos que recibía y una constitución delicada.
El senador Kimberker se opuso a que un sacerdote
católico profanase su casa con el viático y Estanislao desesperado recurre a
Santa Bárbara (patrona de la buena muerte).Según el relato de San Estanislao,
la Santa lo visitó en compañía de dos ángeles, recibiendo el Viático de manos
de la mismísima Santa.
Una noche en que se encontraba algo mejor vio
entrar a la Virgen María con el niño Jesús, al que deposita amorosamente en los
brazos de Estanislao. La Virgen le dice “Ya estas completamente sano… nuestra
voluntad es que entres cuanto antes en la Compañía de mi hijo Jesús”. Al
amanecer, el criado Bilinski y mas tarde los médicos, comprobaron que el
peligro de muerte había desaparecido. La convicción de que la Virgen María le
había pedido que ingresara en la Compañía de Jesús marcaba su futuro.
Tras comunicárselo a su confesor espiritual y este
al provincial, el padre Lorenzo Maggio, persuadido del catolicismo de los
Kostka no dudaba en que el padre daría su consentimiento, requisito
indispensable para entrar en la orden. Pero el padre, Juan Kostka, no dio su
consentimiento.
El futuro de los hijos de los nobles pasaba por
dignidades civiles, políticas o altos cargos eclesiásticos y lo que deseaba
Estanislao estaba fuera de lugar por completo. Estanislao hizo voto ante La
Virgen de entrar en la Compañía, su hermano Pablo montó en cólera al conocer su
decisión y a Estanislao ya solo le quedaba una cosa por hacer; huir.
La partida de Estanislao tuvo lugar el 10 de agosto
de 1567, festividad de San Lorenzo Mártir. Estanislao se desprendió de sus
ropas y se vistió como un peregrino, partiendo hacia Augsburgo, donde debería
encontrarse con el provincial de los jesuitas alemanes: San Pedro Canisio. Esto
le fue aconsejado por un jesuita portugués: Francisco Antonio, quien le entregó
a Estanislao una carta de presentación para San Francisco de Borja. Enterado su
hermano de la huida de Estanislao trata de alcanzarlo camino de Augsburgo, pero
un prodigio divino hace que pase a su lado sin reconocerlo, aunque Estanislao
si que lo reconoce.
Al llegar a Augsburgo, Pedro Canisio no se
encontraba allí, así que siguió su camino hasta la bávara Dilinga para
encontrarse con él. Una vez allí, Pedro Canisio opta por una decisión
intermedia que llamo “tiempo de prueba”. En el colegio de Dilinga se incorporo
como criado; limpiar los cuartos del internado y ayudar en la cocina fueron sus
funciones. Por fin es enviado a Roma para que ingrese allí (un modo de evitar
la persecución de la familia de Estanislao).
Llega a Roma el 25 de octubre y le entrega la carta
de presentación a San Francisco de Borja, general de la Orden. Fue admitido en
el noviciado situado cerca de la iglesia de San Andrés del Quirinal el 28 de
octubre.
De los 40 novicios que formaban el noviciado,
cuatro eran polacos como nuestro Estanislao. En cuanto llego a los oídos de
Juan Kostka el ingreso de su hijo en el noviciado, removió cielo y tierra para
impedir que emitiera los votos, envió cartas recriminatorias y amenazas a su
hijo, trató de buscar influencias que detuviesen el proceso, pero todo fue
inútil cuando en los primeros meses de 1568 Estanislao emite los primeros
votos.
Hay una gran cantidad de testimonios sobre la
bondad, atractivo y “encendido amor” de Estanislao hacia Dios y la Virgen.
También se le adjudican una serie de visiones y queda constancia de su obsesión
con la muerte como encuentro final con Dios.
El 1 de agosto de ese año, festividad por aquel
entonces de la Virgen de los Ángeles, Pedro Canisio tuvo una charla con los
novicios. Una de las tesis era la de vivir al día y en concreto cada mes como
si fuera el ultimo de la vida. Estanislao les comentó a sus compañeros a
propósito de esa tesis “Para todos esta charla es una exhortación de
advertencia, pero para mi es la voz de Dios. Voy a morir este mes”.
El día 10 escribe una carta a La Virgen que oculta
en el pecho, al comulgar el día de San Lorenzo, le pide al santo que el día 15
termine su vida. Cae enfermo ese mismo día, siendo trasladado a la enfermería
con una altísima fiebre. El día 14 sufre un desmayo y continua con nauseas,
sudor y una hemoptisis. A la medianoche recibe tumbado en el suelo por deseo
propio la unción de los enfermos, una luz ilumina su rostro, se pone a rezar
mientras con la mirada recorre a los presentes.
El padre Ruiz, maestro de novicios en la casa
profesa se le acerca pensando que Estanislao desea algo, este le relata su
visión: la Virgen acompañada de un coro de vírgenes viene para llevárselo al
cielo en el día de la Asunción. Fallece a las tres y cuarto de la madrugada del
día de la Asunción con un rosario en la mano y en la otra una vela encendida,
símbolo del amor a la Virgen y de su fe.
Una vez muerto su popularidad en Roma fue en aumento,
se le quería por su afabilidad. Por parte de la Orden se actuó de modo no
habitual como fue el cubrir con flores el cadáver y por expreso mandato del
general, el depositar su cuerpo en un ataúd de madera.
De modo espontáneo se propagó su culto y los
relatos, elogiando sus virtudes. Pablo Kostka llega a Roma ignorante de la
muerte de su hermano, para una vez más tratar de disuadirlo. Al enterarse de lo
sucedido y contemplar los funerales y la veneración multitudinaria se conmueve
interiormente y comienza su conversión.
Dos años después de su muerte al abrir la tumba
para extraer algunas reliquias su cuerpo se encontraba incorrupto. En 1571 al
abrir de nuevo su sepulcro ya solo quedaban huesos.
En los años sucesivos la devoción va en aumento
porque los milagros obrados por el santo comienzan a proliferar.
La reacción de la Iglesia tardó un poco en llegar,
pero ya en 1605 el papa Pablo V concedió la veneración publica y se colgó un
cuadro suyo en la iglesia de San Andrés, en Roma. En 1670 Clemente X dió el
visto bueno al texto de la misa y el oficio del breviario de los santos, siendo
incluido el 13 de noviembre, quedaba de esta forma beatificado. El mismo papa
lo incluye entre los patronos del reino de Polonia y del principado de
Lituania. En 1714 Clemente XI permite que comience el proceso de canonización
que se llevara a cabo junto al de San Luís Gonzaga. Finalmente es canonizado el
último día del año de 1726 por el papa Benedicto XIII.
Los restos más importantes del santo se encuentran
en tres lugares: en la iglesia de San Andrés del Quirinal en Roma (la mayor
parte del cuerpo); en el noviciado de los jesuitas en Neuhasen-Filtern
(Alemania) y en el noviciado de los jesuitas en Starawies (Polonia).
Los santuarios en su honor proliferaron en Polonia,
se construyeron 53 iglesias en su país y 13 en el extranjero; de ellas destaca
por su belleza la de Nueva York. La habitación en la que se alojo en el palacio
del senador Kimberker se convirtió en una capilla barroca.
Al llegar Ponciano a la Cátedra de Pedro, en el
año 230, encontró a la Iglesia dividida por un cisma, cuyo autor era el
sacerdote Hipólito, un maestro afamado por su conocimiento de la Escritura y
por la profundidad de su pensamiento. Hipólito no se había avenido a aceptar la
elección del diácono Calixto como papa (217) y, a partir de ese momento, se
había erigido en jefe de una comunidad disidente, estimando que él representaba
a la tradición, en tanto que Calixto y sus sucesores cedían peligrosamente al último
capricho. El año 235 estalló la persecución de Maximiano. Constatando que los
cristianos de Roma se apoyaban en los dos obispos, el emperador mandó que
arrestasen a ambos, y les condenó a trabajos forzados. Para que la Iglesia no
se viera privada de cabeza en circunstancias tan difíciles, Ponciano renunció a
su cargo e Hipólito hizo otro tanto. Deportados a Cerdeña, se unieron en una
misma confesión de fe, y no tardaron en encontrar la muerte. Después de la
persecución, el papa Fabián (236-250), pudo llevar a Roma los cuerpos de ambos
mártires. El 13 de agosto es precisamente el aniversario de esta traslación.
Pronto se echó en olvido que Hipólito había sido el autor del cisma. Sólo se
tuvo presente al mártir y doctor, hasta tal punto que un dibujo del siglo IV
asocia sus nombres a los de Pedro y Pablo, Sixto y Lorenzo.