Musica Para el Alma

viernes, 21 de febrero de 2020

LAS VÍSPERAS DEL SÁBADO 22 ORACIÓN AL FINAL DEL DIA

TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA VI
I Vísperas del Domingo VII del Tiempo Ordinario.

22 de febrero

LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO, APÓSTOL. (FIESTA)

I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: LUZ MENSAJERA DE GOZO.
Luz mensajera de gozo,
hermosura de la tarde,
llama de la santa gloria,
Jesús, luz de los mortales.

Te saludamos, Señor,
oh luz del mundo que traes
en tu rostro sin pecado
pura la divina imagen.

Cuando el día se oscurece,
buscando la luz amable
nuestras miradas te siguen
a ti, lumbre inapagable.

Salve, Cristo venturoso,
Hijo y Verbo en nuestra carne,
brilla en tu frente el Espíritu,
das el corazón del Padre.

Es justo juntar las voces
en el descanso del viaje,
y el himno del universo
a ti, Dios nuestro, cantarte.

Oh Cristo que glorificas
con tu vida nuestra sangre,
acepta la sinfonía
de nuestras voces filiales. Amén.
SALMODIA

Ant 1. 
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
Ant 2. Alzaré la copa de la salvación, invocando tu nombre, Señor.
Salmo 115 - ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO.
Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Vale mucho a los ojos del Señor
la vida de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alzaré la copa de la salvación, invocando tu nombre, Señor.
Ant 3. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de los siglos.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de los siglos.
LECTURA BREVE Hb 13, 20-21
El Dios de la paz, que sacó de entre los muertos, por la sangre de la alianza eterna, al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, os haga perfectos en todo bien, para hacer su voluntad, cumpliendo en vosotros lo que es grato en su presencia por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE

V. 
Cuántas son tus obras, Señor.R. Cuántas son tus obras, Señor.
V. Y todas las hiciste con sabiduría.R. Tus obras, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. Cuántas son tus obras, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen; así seréis hijos verdaderos del Padre.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen; así seréis hijos verdaderos del Padre.
PRECES
Recordando la bondad de Cristo, que se compadeció del pueblo hambriento y obró en favor suyo los prodigios de su amor, digámosle con fe:

Escúchanos, Señor.

Reconocemos, Señor, que todos los beneficios que hoy hemos recibido proceden de tu bondad;
haz que no sean estériles, sino que den fruto, encontrando un corazón noble de nuestra parte.

Dios nuestro, luz y salvación de todos los pueblos, protege a los que dan testimonio de ti en el mundo,
y enciende en ellos el fuego de tu Espíritu.

Haz, Señor, que todos los hombres respeten la dignidad de sus hermanos,
y que todos juntos edifiquemos un mundo cada vez más humano.

A ti, que eres el médico de las almas y de los cuerpos,
te pedimos que alivies a los enfermos y des la paz a los agonizantes, visitándolos con tu bondad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres

Dígnate agregar a los difuntos al número de tus escogidos,
cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.

Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...

ORACION
Concédenos, Dios todopoderoso, que la constante meditación de tu doctrina nos impulse a hablar y a actuar siempre según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.R. Amén.


EL ÁNGELUS


El Ángelus

V/. El ángel del Señor anunció a María.
R/. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…

V/. He aquí la esclava del Señor.
R/. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María…

V/. Y el Verbo de Dios se hizo carne.
R/. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María…

V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración

Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de su re­su­rrección. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.

*El que Desea y Quiere amar, con el corazón según El Señor: llegará a ser, Santo*

MATEO 16,13-19 CICLO A. LO QUE ME DICE EL EVANGELIO


Sábado, 22 de febrero de 2020
Lo que me dice el Evangelio de Mateo 16,13-19 Ciclo A Tu eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los Cielos*Pedro un hombre que las escritura lo describen al pie de la letra, en ocasión con un carácter impetuoso, pero de igual modo un hombre incrédulo, un hombre que en un momento es muy apasionado, y en otro momento, mentiroso y cobarde, pero un hombre que, cuando ha reconocido, su miseria y las ha llorado se convierte en el hombre más valiente y al mismo tiempo, con más responsabilidad, sobre la obra del Señor. La revelación de Dios en Pedro y el Señor reconoció que fue su padre quien autorizo pasar todo, a Pedro. Esto me certifica y sella en mí, la obediencia total y definitiva, al hombre que el mismo Dios y su Hijo, entrega el cuidado de su iglesia, a mí me llena de alegría y me invita hacer obediente, a esta sucesión apostólica

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

EVANGELIO DE MATEO


Sábado, 22 de febrero de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor

LAS LAUDES DEL SÁBADO 22 ORACIÓN PARA INICIAR EL DIA


Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA VI
Propio de la Fiesta. I Vísperas del Domingo VII del Tiempo Ordinario.

22 de febrero

LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO, APÓSTOL. (FIESTA)

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)


V. 
Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Ant. 
Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: TÚ, CEFAS, ERES PEDRO Y ERES ROCA

Tú, Cefas, eres Pedro y eres roca,
eres maestro fiel y gobernante
de la barca divina en que viajamos
de esta sombra a la aurora rutilante.

Eres piedra angular en que se basa
el templo espiritual del Dios viviente;
tu humilde llanto canceló la culpa
de tu culpable labio irreverente.

Demos gracias al Padre y a su Hijo,
y al Espíritu, fuego sempiterno,
porque la Iglesia no será vencida
por la fuerza terrible del infierno. Amén.

SALMODIA

Ant 1. 
El Señor dijo a Simón: «Ten ánimo, de hoy en adelante vas a ser pescador de hombres.»

SALMO 62 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo:
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor dijo a Simón: «Ten ánimo, de hoy en adelante vas a ser pescador de hombres.»

Ant 2. «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» «Bienaventurado eres tú, Simón Pedro.»

TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3,57-88.56

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.

Ant. «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» «Bienaventurado eres tú, Simón Pedro.»

Ant 3. El Señor dijo a Pedro: «Yo te daré las llaves del reino de los cielos.»

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor dijo a Pedro: «Yo te daré las llaves del reino de los cielos.»

LECTURA BREVE Hch 15, 7b-9

Dios determinó que por mi boca escuchasen los gentiles la doctrina del Evangelio y llegasen a la fe. Dios, que conoce los corazones, se ha declarado en favor de ellos, al darles el Espíritu Santo, igual que a nosotros; y no ha establecido diferencia alguna entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones por la fe.

RESPONSORIO BREVE

V. 
Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

V. Harán memorable tu nombre, Señor.
R. Sobre toda la tierra.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

PRIMERA LECTURA

De los Hechos de los apóstoles 11, 1-18

PEDRO NARRA LA CONVERSIÓN DE LOS GENTILES

Por aquellos días, los apóstoles y los hermanos que había en Judea se enteraron de que también los paganos habían recibido la palabra de Dios. Y, cuando Pedro subió a Jerusalén, los convertidos del judaísmo discutían con él y le reprochaban el que hubiese entrado en casa de hombres incircuncisos y hubiese comido con ellos.

Pedro, entonces, comenzó a exponerles punto por punto lo sucedido:

«Estaba yo haciendo oración en la ciudad de Joppe, cuando tuve en éxtasis una visión: vi algo así como un mantel inmenso, suspendido por las cuatro puntas, que iba bajando del cielo y llegaba hasta mí. Lo miré atentamente y vi dentro de él cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y aves del cielo. Y oí una voz que me decía:

"Levántate, Pedro, mata y come." Pero yo respondí: "De ninguna manera, Señor, pues jamás ha entrado en mi boca nada profano ni impuro." De nuevo me habló la voz venida del cielo: "Lo que Dios ha purificado no lo llames tú impuro." Se repitió esto por tres veces y, finalmente, todo fue recogido de nuevo hacia el cielo.

En aquel mismo momento, en la casa donde yo estaba, se presentaron tres hombres que habían sido enviados en mi busca desde Cesarea. El Espíritu me mandó acompañarlos sin vacilación alguna. Fueron también conmigo estos seis hermanos y entramos todos en la casa del hombre que me había llamado. Él nos contó cómo había visto un ángel que se presentó en su casa y le dijo: "Manda a buscar en Joppe a Simón, que tiene el sobrenombre de Pedro. El te dirá lo que tienes que hacer para que tú y toda tu casa alcancéis la salvación."

Apenas había comenzado yo a hablar algunas palabras, cuando descendió sobre ellos el Espíritu Santo, como había descendido sobre nosotros en un principio. Entonces me acordé de aquellas palabras que dijo el Señor: "Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo." Así pues, si Dios les había concedido el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo, para oponerme a Dios?» Ante estas palabras se tranquilizaron y glorificaron a Dios, diciendo:

«Así, pues, Dios ha concedido también a los demás pueblos la conversión que conduce a la vida.»

RESPONSORIO Lc 22, 32; Mt 16, 17b

R. Pedro, yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca; * y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos.
V. Esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
R. Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos.

SEGUNDA LECTURA

De los Sermones de san León Magno, papa
(Sermón 4 En el aniversario de su entronización, 2-3: PL 54, 149-151)

LA IGLESIA DE CRISTO SE APOYA EN LA FIRMEZA DE LA FE DE PEDRO

De entre todo el mundo, sólo Pedro es elegido para ser puesto al frente de la multitud de los llamados, de todos los apóstoles, de todos los Padres de la Iglesia; pues, aunque en el pueblo de Dios son muchos los sacerdotes, muchos los pastores, a todos los rige Pedro, bajo el Supremo gobierno de Cristo. Dios, amadísimos hermanos, se dignó conceder a este hombre una grande y admirable participación en su poder; y todo aquello que quiso que los demás jefes del pueblo tuvieran en común con él se lo otorgó a través de él.

El Señor pregunta a los apóstoles qué piensa la gente acerca de él, y su respuesta concuerda en cuanto que expresa la desorientación de la ignorancia de los hombres.

Pero tan pronto como interroga a sus discípulos sobre la convicción que ellos tienen, el primero entre ellos en dignidad es el primero también en confesar al Señor. Cuando Pedro hubo dicho a Jesús: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, Jesús le respondió: Bienaventurado eres tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Es decir: «Bienaventurado eres, porque mi Padre te ha instruido; no has sido engañado por las opiniones terrenas, sino que te ha iluminado la inspiración celestial; ni la carne ni la sangre te han proporcionado el conocimiento de mi persona, sino aquel de quien soy el Hijo único.»

Y yo -añade- te digo; esto es: «Así como mi Padre te ha revelado mi divinidad, así quiero yo a mi vez darte a conocer tu propia dignidad: Tú eres Pedro», esto es: Yo soy la piedra inquebrantable, yo soy la piedra angular que hago de los dos pueblos una sola cosa, yo soy el fundamento fuera del cual nadie puede edificar; pero también tú eres piedra, porque por mi virtud has adquirido tal firmeza, que tendrás juntamente conmigo, por participación, los poderes que yo tengo en propiedad.»

Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no la derrotarán. «Sobre esta piedra firme -quiere decir- edificaré un templo eterno, y la alta mole de mi Iglesia, llamada a penetrar en el cielo, se apoyará en la firmeza de esta fe.»

Los poderes del infierno no podrán impedir esta profesión de fe, los vínculos de la muerte no la sujetarán, porque estas palabras son palabras de vida. Ellas introducen en el cielo a los que las aceptan, hunden en el infierno a los que las niegan.

Por esto dice Jesús al bienaventurado Pedro: Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares sobre la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desatares sobre la tierra será desatado en el cielo.

Verdad es que este poder fue comunicado también a los demás apóstoles y que este decreto constitutivo concierne igualmente a todos los que rigen la Iglesia; pero, al confiar semejante prerrogativa, no sin razón se dirige el Señor a uno solo, aunque hable para todos, la autoridad queda confiada de un modo singular a Pedro porque él es constituido cabeza de todos los pastores de la Iglesia.

RESPONSORIO

R. Simón Pedro, antes que te llamara de tu nave, yo te conocía, y te constituí como príncipe de mi pueblo; * yo te he entregado las llaves del reino de los cielos.
V. Todo lo que atares sobre la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desatares sobre la tierra será desatado en el cielo.
R. Yo te he entregado las llaves del reino de los cielos.

Sábado, 22 de febrero de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor


CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Dijo el Señor a Simón Pedro: «Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos.»

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dijo el Señor a Simón Pedro: «Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos.»

PRECES

Demos gracias a nuestro Padre que está en los cielos, porque por medio de los apóstoles nos ha dado parte en la herencia de los elegidos, y aclamémosle diciendo:

El coro de los apóstoles te alaba, Señor.

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de tu cuerpo y de tu sangre:
en ella encontramos nuestra fuerza y nuestra vida.

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa de tu palabra:
por ella crecemos en el conocimiento de la verdad y se acrecienta nuestro gozo.

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia:
por ella nos edificas en la unidad de tu pueblo.

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo y la penitencia:
por ellos nos purificas de todas nuestras culpas.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Concluyamos nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:

Padre nuestro...

ORACION

No permitas, Señor, que ninguna desorientación llegue a perturbar nunca la fe de la Iglesia, que tú quisiste estuviera cimentada sobre la roca sólida de la confesión del apóstol san Pedro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

La palabra "cátedra" significa asiento o trono y es la raíz de la palabra catedral, la iglesia donde un obispo tiene el trono desde el que predica. Sinónimo de cátedra es también "sede" (asiento o sitial): la "sede" es el lugar desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por ejemplo, la Santa Sede es la sede del obispo de Roma, el Papa.
Antes de rezar el Ángelus en este día, el Papa Juan Pablo II recordó que "la festividad litúrgica de la Cátedra de San Pedro subraya el singular ministerio que el Señor confió al jefe de los apóstoles, de confirmar y guiar a la Iglesia en la unidad de la fe. En esto consiste el 'ministerium petrinum', ese servicio peculiar que el obispo de Roma está llamado a rendir a todo el pueblo cristiano. Misión indispensable, que no se basa en prerrogativas humanas, sino en Cristo mismo como piedra angular de la comunidad eclesial". "Recemos -dijo- para que la Iglesia, en la variedad de culturas, lenguas y tradiciones, sea unánime en creer y profesar las verdades de fe y de moral transmitidas por los apóstoles".
La cátedra es en realidad el trono que Carlos el Calvo regaló al papa Juan VIII y en el que fue coronado emperador el día de Navidad del año 875. Carlos el Calvo era nieto de Carlomagno. Durante muchos años la silla fue utilizada por el papa y sus sucesores durante las ceremonias litúrgicas, hasta que fue incorporada al Altar de la Cátedra de Bernini en 1666.
Tradiciones, leyendas y creencias afirmaron durante muchos años que la silla era doble y que algunas partes se remontaban a los primeros días de la era cristiana e incluso que la utilizó San Pedro en persona. La silla ha sido objeto de numerosos estudios a lo largo de los siglos y la última vez que fue extraída del nicho que ocupa en el altar de Bernini fue durante un período de seis años, entre 1968 y 1974. Los análisis efectuados en aquella ocasión apuntaban a que se trataba de una sola silla cuyas partes más antiguas eran del siglo VI. Lo que se había tomado por una segunda silla era en realidad una cubierta que servía tanto para proteger el trono como para llevarlo en procesión.
Todos los años en esta fecha, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro permanece iluminado todo el día con docenas de velas y se celebran numerosas misas desde la mañana hasta el atardecer, concluyendo con la misa del Capítulo de San Pedro.

LAS LECTURAS DEL SÁBADO 22 DE FEBRERO 2020


Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del La Cátedra del apóstol san Pedro
Sábado, 22 de febrero de 2020
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (5,1-4):

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 22,1-3.4.5.6

R/.
 El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara, mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R/.

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

Tu bondad y tu misericordia
me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

Sábado, 22 de febrero de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor