Musica Para el Alma
jueves, 30 de septiembre de 2021
EVANGELIO DE LUCAS 10,13-16 CICLO B
*Lecturas del Viernes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,13-16)*
En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en
Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que
se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el
juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafárnaún,
¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a
mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza
a mí rechaza al que me ha enviado.»
Palabra del Señor
(« ¡Ay de ti,
Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los
milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido)
*Este lamento del Señor, es un lamento de tristes.
Este lamento hoy también es para mí, porque son tantas las obras que el Señor
realiza en mí constantemente y yo ni las veo, ni me alegro, esto meda un poco
de tristeza, porque estoy enfocando mi vida en cosas que no provocan vida. El
Señor, lo que esta es tratando de despertar en mí un deseo hacia las cosas que
producen vida, que producen justicia, que producen paz. La buena noticia para
mi es que el Señor me hace ver que voy por el lugar equivocado y él, está empeñado
en que entre por el camino correcto*.
*El que desea y
quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL VIERNES 1. SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Santa Teresita del Niño Jesús, Virgen, Doctora de la Iglesia (Memoria)*
VIERENES SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Himno: TE DOY GRACIAS SEÑOR.
Te doy gracias, Señor.
¡Tanto estabas enojado conmigo!
Tú eres un Dios de amor,
y ahora soy tu amigo,
te busco a cada instante y te persigo.
Eres tú mi consuelo,
tú eres el Dios que salva y da la vida;
eres todo el anhelo
de esta alma que va herida,
ansiándote sin tasa ni medida.
En mi tierra desierta,
tú de la salvación eres la fuente;
eres el agua cierta
que se vuelve torrente,
y el corazón arrasa dulcemente.
¡Quiero escuchar tu canto!
¡Que tu Palabra abrase mi basura
con alegría y llanto!
¡Que mi vida futura
espejo sea sin fin de tu hermosura! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Ant 2. En Tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Cántico: JUICIO DE DIOS - Ha 3, 2-4. 13a. 15-19
¡Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra!
En medio de los años, realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto acuérdate de la misericordia.
El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.
Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.
Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar.
Tranquilo espero el día de la angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.
Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios mi salvador.
El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En Tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Ant 3. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Glorifica al Señor, Jerusalén.
LECTURA BREVE Ef 2,13-16
Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los
que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos,
judíos y gentiles, una sola cosa, derribando con su cuerpo el muro que los
separaba: el odio. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y reglas, haciendo
las paces, para crear en él un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos
pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte en él al
odio.
RESPONSORIO BREVE
V. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V. Desde el cielo me enviará la salvación.
R. El Dios que hace tanto por mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
Primera Lectura
Del libro del profeta Isaías 20, 1-6
ANUNCIO DE LA DEPORTACIÓN DE EGIPTO Y DE CUSA
El año en que el general en jefe enviado por Sargón, rey de Asiria
llegó a Azoto, la
atacó y la conquistó. Entonces, el Señor habló por medio de Isaías, hijo de
Amós. Antes le había dicho: «Anda, desátate el sayal de la cintura, quítate las
sandalias de los pies.»
Él lo hizo y anduvo desnudo y descalzo. Y dijo el Señor:
«Como mi siervo Isaías ha caminado desnudo y descalzo durante tres años, como signo
y presagio contra Egipto y Cus, así el rey de Asiria conducirá a los cautivos
de Egipto y a los deportados de Cus, jóvenes y viejos, descalzos y desnudos,
con las nalgas al aire, vergüenza para Egipto. Sentirán miedo y vergüenza por
Cus, su confianza, y por Egipto, su orgullo.
Y aquel día los habitantes de esta costa dirán: "Ahí tenéis a los que eran
nuestra confianza, a los que acudíamos en busca de auxilio para que nos
libraran del rey de Asiría; pues nosotros, ¿cómo nos salvaremos?".
Responsorio Is 19, 1. 4
R. Mirad al Señor, que, montado en una nube ligera, entra en
Egipto; * vacilan ante él los ídolos de Egipto, y el corazón de los
egipcios se les derrite en el pecho.
V. Oráculo del Señor: Entregaré a los egipcios en manos de un
amo cruel, un rey severo los dominará.
R. Vacilan ante él los ídolos de Egipto, y el corazón de los
egipcios se les derrite en el pecho.
Segunda Lectura
Del tratado de san Ambrosio, obispo, sobre la carta a los Filipenses
(PLS 1, 617-618) ESTAD SIEMPRE ALEGRES EN EL SEÑOR
Como acabáis de escuchar en la lectura de hoy, amados hermanos, la
misericordia divina, para bien de nuestras almas, nos llama a los goces de la
felicidad eterna, mediante aquellas palabras del Apóstol: Estad siempre alegres
en el Señor. Las alegrías de este mundo conducen a la tristeza eterna, en
cambio, las alegrías que son según la voluntad de Dios durarán siempre y
conducirán a los goces eternos a quienes en ellas perseveren. Por ello, añade
el Apóstol: Os lo repito, estad alegres.
Se nos exhorta a que nuestra alegría, según Dios y según el cumplimiento de sus
mandatos, se acreciente cada día más y más, pues cuanto más nos esforcemos en
este mundo por vivir entregados al cumplimiento de los mandatos divinos, tanto
más felices seremos en la otra vida y tanto mayor será nuestra gloria ante
Dios.
Que vuestra mesura la conozca todo el mundo, es decir, que vuestra santidad de
vida sea patente no sólo ante Dios, sino también ante los hombres; así seréis
ejemplo de modestia y sobriedad para todos los que en la tierra conviven con
vosotros y vendréis a ser también como una imagen del bien obrar ante Dios y
ante los hombres.
El Señor está cerca. Nada os preocupe: el Señor está siempre cerca de los que
lo invocan sinceramente, es decir, de los que acuden a él con fe recta,
esperanza firme y caridad perfecta; él sabe, en efecto, lo que vosotros necesitáis
ya antes de que se lo pidáis; él está siempre dispuesto a venir en ayuda de las
necesidades de quienes lo sirven fielmente. Por ello, no debemos preocuparnos
desmesuradamente ante los males que pudieran sobrevenirnos, pues sabemos que
Dios, nuestro defensor, no está lejos de nosotros, según aquello que se dice en
el salmo: El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aunque
el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor. Si nosotros procuramos
observar lo que él nos manda, él no tardará en darnos lo que prometió.
En toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras
peticiones sean presentadas a Dios, no sea que, afligidos por la tribulación,
nuestras peticiones sean hechas —Dios no lo permita— con tristeza o estén mezcladas
con murmuraciones; antes, por el contrario, oremos con paciencia y alegría,
dando constantemente gracias a Dios por todo.
Responsorio Sal 39, 3-4
R. El Señor afianzó mis pies sobre roca, y aseguró mis
pasos; * y puso en mis labios un cántico nuevo.
V. Él escuchó mi grito y me levantó de la charca fangosa.
R. Y puso en mis labios un cántico nuevo.
*Lecturas del Viernes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,13-16)*
En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en
Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que
se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el
juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafárnaún,
¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a
mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza
a mí rechaza al que me ha enviado.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
PRECES
Adoremos a Cristo, que se ofreció a Dios como sacrificio sin
mancha para purificar nuestras conciencias de las obras muertas, y digámosle
con fe:
En tu voluntad, Señor, encontramos nuestra paz.
Tú que nos has dado la luz del nuevo día,
concédenos también caminar durante sus horas por sendas de vida nueva.
Tú que todo lo has creado con tu poder y con tu providencia lo conservas,
ayúdanos a descubrirte presente en todas tus creaturas.
Tú que has sellado con tu sangre una alianza nueva y eterna,
haz que, obedeciendo siempre tus mandatos, permanezcamos fieles a esa alianza.
Tú que colgado en la cruz quisiste que de tu costado manara sangre y agua,
purifica con esta agua nuestros pecados y alegra con este manantial a la ciudad
de Dios.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que Dios nos ha adoptado como hijos, oremos al Padre como nos enseñó
Jesucristo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios todopoderoso, te pedimos nos concedas que del mismo
modo que hemos cantado tus alabanzas en esta celebración matutina así también
las podamos cantar plenamente en la asamblea de tus santos por toda la
eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*Santa
Teresita del Niño Jesús, Virgen, Doctora de la Iglesia (Memoria)*
Teresa era la última de cinco hermanas - había tenido dos hermanos
más, pero ambos habían fallecido - Tuvo una infancia muy feliz. Sentía gran
admiración por sus padres: «No podría explicar lo mucho que amaba a papá, decía
Teresa, todo en él me suscitaba admiración».Cuando sólo tenía cinco años, su
madre murió, y se truncó bruscamente su felicidad de la infancia. Desde
entonces, pesaría sobre ella una continua sombra de tristeza, a pesar de que la
vida familiar siguió transcurriendo con mucho amor. Es educada por sus
hermanas, especialmente por la segunda; y por su gran padre, quien supo
inculcar una ternura materna y paterna a la vez. Con él aprendió a amar la
naturaleza, a rezar y a amar y socorrer a los pobres. Cuando tenía nueve años,
su hermana, que era para ella «su segunda mamá», entró como carmelita en el
monasterio de la ciudad. Nuevamente Teresa sufrió mucho, pero, en su
sufrimiento, adquirió la certeza de que ella también estaba llamada al
Carmelo.Durante su infancia siempre destacó por su gran capacidad para ser
«especialmente» consecuente entre las cosas que creía o afirmaba y las
decisiones que tomaba en la vida, en cualquier campo. Por ejemplo, si su padre
desde lo alto de una escalera le decía: «Apártate, porque si me caigo te
aplasto», ella se arrimaba a la escalera porque así, «si mi papá muere no
tendré el dolor de verlo morir, sino que moriré con él»; o cuando se preparaba
para la confesión, se preguntaba si «debía decir al sacerdote que lo amaba con
todo el corazón, puesto que iba a hablar con el Señor, en la persona de él».
Cuando sólo tenía quince años, estaba convencida de su vocación:
quería ir al Carmelo. Pero al ser menor de edad no se lo permitían. Entonces
decidió peregrinar a Roma y pedírselo allí al Papa. Le rogó que le diera permiso
para entrar en el Carmelo; el le dijo: «Entraréis, si Dios lo quiere. Tenía
‹dice Teresa‹ una expresión tan penetrante y convincente que se me grabó en el
corazón».
En el Carmelo vivió dos misterios: la infancia de Jesús y su
pasión. Por ello, solicitó llamarse sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa
Faz. Se ofreció a Dios como su instrumento. Trataba de renunciar a imaginar y
pretender que la vida cristiana consistiera en una serie de grandes empresas, y
de recorrer de buena gana y con buen ánimo «el camino del niño que se duerme
sin miedo en los brazos de su padre».
A los 23 años enfermó de tuberculosis; murió un año más tarde en
brazos de sus hermanas del Carmelo. En los últimos tiempos, mantuvo
correspondencia con dos padres misioneros, uno de ellos enviado a Canadá, y el
otro a China, y les acompañó constantemente con sus oraciones. Por eso, Pío XII
quiso asociarla, en 1927, a san Francisco Javier como patrona de las misiones.
El camino espiritual de Teresa Martin fue solitario. Cierto que
recibió mucho de su familia, de sus educadores y de sus maestros del Carmelo,
pero ningún sacerdote la marcó profundamente. El Espíritu Santo trazó en ella
un sendero de autenticidad - "No he buscado mas que la verdad" - que
le reveló las profundidades del Amor trinitario y un " caminito" para
unirlos sin ninguna preocupación didáctica. Todo surgió de la vida, de los
acontecimientos cotidianos releídos a la luz de la Palabra de Dios. Su
aportación incomparable a la espiritualidad del siglo XX es una vuelta al
Evangelio en su pureza más radical. " Si no os hacéis como niños no
entraréis en el reino de los Cielos". (Mateo 18,3).
Es verdad que Teresa no dispuso de un texto completo del Antiguo
Testamento, pero descubrió la meditación de la Palabra de Dios. Sin ninguna iniciación,
sin ninguna cultura bíblica, cita más de mil veces la Biblia en sus escritos. A
los 22 años dos textos del Antiguo Testamento cristalizan después de una larga
búsqueda, en el descubrimiento de " la vía de la infancia espititual"
que será su gran aportación.
VIERENES SEMANA II
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: OH CRISTO, TÚ NO TIENES.
Oh Cristo, tú no tienes
la lóbrega mirada de la muerte;
tus ojos no se cierran:
son agua limpia donde puedo verme.
Oh Cristo, tú no puedes
cicatrizar la llaga del costado:
un corazón tras ella
noches y días me estará esperando.
Oh Cristo, tú conoces
la intimidad oculta de mi vida;
tú sabes mis secretos:
te los voy confesando día a día.
Oh Cristo, tú aleteas
con los brazos unidos al madero;
¡oh valor que convida
a levantarse puro sobre el suelo!
Oh Cristo, tú sonríes
cuando te hieren sordas las espinas;
si mi cabeza hierve,
haz, Señor, que te mire y te sonría.
Oh Cristo, tú que esperas
mi último beso darte ante la tumba,
también mi joven beso
descansa en ti de la incesante lucha. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo 114 - ACCIÓN DE GRACIAS
Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Ant 2. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE 1Co 2, 7-10a
Enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios
antes de los siglos para nuestra gloria, que no conoció ninguno de los
príncipes de este siglo; pues si la hubieran conocido, nunca hubieran
crucificado al Señor de la gloria. Pero, según está escrito: «Ni el ojo vio, ni
el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los
que le aman.» Pero a nosotros nos lo ha revelado por su Espíritu.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
V. Muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.
R. Para llevarnos a Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
PRECES
Bendigamos ahora al Señor Jesús, que en su vida mortal escuchó
siempre con bondad las súplicas de los que acudían a él y enjugaba con amor las
lágrimas de los que lloraban, y digámosle también nosotros:
Señor, ten piedad.
Señor Jesucristo, tú que consolaste a los tristes y desconsolados, pon ahora
tus ojos en los sufrimientos de los pobres
y consuela a los deprimidos.
Escucha los gemidos de los agonizantes
y envíales tus ángeles para que los consuelen y conforten.
Que los emigrantes sientan el consuelo de tu amor en el destierro, que puedan
regresar a su patria
y que un día alcancen también la patria eterna.
Que los pecadores escuchando tu voz se conviertan,
y encuentren en tu Iglesia el perdón y la paz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Perdona las faltas de los que han muerto
y dales la plenitud de tu salvación.
Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de Dios, digamos con plena
confianza:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que con el escándalo de la cruz has manifestado de
una manera admirable tu sabiduría escondida, concédenos contemplar, con tal
plenitud de fe, la gloria de la pasión de tu Hijo, que encontremos siempre
nuestra gloria en su cruz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL VIERNES 1 DE OCTUBRE 2021
*Lecturas del Viernes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de octubre de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro de Baruc (1,15-22):
Confesamos que el Señor, nuestro Dios, es justo, y a nosotros nos abruma hoy la
vergüenza: a los judíos y vecinos de Jerusalén, a nuestros reyes y gobernantes,
a nuestros sacerdotes y profetas y a nuestros padres; porque pecamos contra el
Señor no haciéndole caso, desobedecimos al Señor, nuestro Dios, no siguiendo
los mandatos que el Señor nos había dado. Desde el día en que el Señor sacó a
nuestros padres de Egipto hasta hoy, no hemos hecho caso al Señor, nuestro
Dios, hemos rehusado obedecerle. Por eso, nos persiguen ahora las desgracias y
la maldición con que el Señor conminó a Moisés, su siervo, cuando sacó a
nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que mana leche y miel. No
obedecimos al Señor, nuestro Dios, que nos hablaba por medio de sus enviados,
los profetas; todos seguimos nuestros malos deseos, sirviendo a dioses ajenos y
haciendo lo que el Señor, nuestro Dios, reprueba.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
78,1-2.3-5.8.9
R/. Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre
Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. R/.
Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera? R/.
No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.
*Lecturas del Viernes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,13-16)*
En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en
Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que
se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el
juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafárnaún,
¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a
mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza
a mí rechaza al que me ha enviado.»
Palabra del Señor
(« ¡Ay de ti,
Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los
milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido)
*Este lamento del Señor, es un lamento de tristes.
Este lamento hoy también es para mí, porque son tantas las obras que el Señor
realiza en mí constantemente y yo ni las veo, ni me alegro, esto meda un poco
de tristeza, porque estoy enfocando mi vida en cosas que no provocan vida. El
Señor, lo que esta es tratando de despertar en mí un deseo hacia las cosas que
producen vida, que producen justicia, que producen paz. La buena noticia para
mi es que el Señor me hace ver que voy por el lugar equivocado y él, está empeñado
en que entre por el camino correcto*.
*El que desea y
quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.