Musica Para el Alma
lunes, 19 de julio de 2021
EVANGELIO DE MATEO 12,45-50 CICLO B
*Lecturas del Martes de la 16ª semana del Tiempo Ordinario*
Martes, 20 de julio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (12,46-50)*
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus
hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar
contigo.»
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis
hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y
mi hermana, y mi madre.»
Palabra del Señor
(El que cumple la voluntad de mi Padre del
cielo).
*Esta
lectura está cargada de amor, de alegría, de mucha esperanza. El Señor me hace
ver donde se encuentra la verdadera alegría en esta tierra. La alegría está en
hacer la voluntad del Padre Celestial, una cosa es muy importante estar
pendiente siempre a escuchar (SHEMA ISRAEL, ADONAI ELOHENU, ADONAI EHAD),
cuando el Señor extiende la mano me está señalando para que no desvíe mi
atención, y para que mis oídos no dejen de escuchar atentamente sus palabras.
Me siento con una alegría inmensa, porque puedo ver claramente, que lo más
importante para él, es que yo escuche y esté atento a su voz, a su palabra, que
cuando él me habla, me demuestra que soy de él, de su propiedad
personal*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL MARTES 20. EL DIVINO NIÑO
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*El Divino Niño*
20 de Julio
MARTES SEMANA IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Al Señor, al Dios grande, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Señor, al Dios grande, venid, adorémosle.
Himno: ESTÁTE, SEÑOR, CONMIGO.
Estáte, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.
Llévame, en tu compañía
donde tu vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.
Por eso, más que a la muerte
temo, Señor, tu partida,
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das,
sé que alcanzarla no puedo,
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto.
Salmo 100 - PROPÓSITO DE UN PRÍNCIPE JUSTO
Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor;
voy a explicar el camino perfecto:
¿Cuándo vendrás a mí?
Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos
en intenciones viles.
Aborrezco al que obra mal,
no se juntará conmigo;
lejos de mí el corazón torcido,
no aprobaré al malvado.
Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
ojos engreídos, corazones arrogantes
no los soportaré.
Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto,
ése me servirá.
No habitará en mi casa
quien comete fraudes;
el que dice mentiras
no durará en mi presencia.
Cada mañana haré callar
a los hombres malvados,
para excluir de la ciudad del Señor
a todos los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto.
Ant 2. No nos desampares, Señor, para siempre.
Cántico: ORACIÓN DE AZARÍAS EN EL HORNO Dn 3, 26-27. 29. 34-41
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres,
digno de alabanza y glorioso es tu nombre.
Porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros
y todas tus obras son verdad,
y rectos tus caminos,
y justos todos tus juicios.
Hemos pecado y cometido iniquidad
apartándonos de ti, y en todo hemos delinquido.
Por el honor de tu nombre,
no nos desampares para siempre,
no rompas tu alianza,
no apartes de nosotros tu misericordia.
Por Abraham, tu amigo,
por Isaac, tu siervo,
por Israel, tu consagrado,
a quienes prometiste
multiplicar su descendencia
como las estrellas del cielo,
como la arena de las playas marinas.
Pero ahora, Señor, somos el más pequeño
de todos los pueblos;
hoy estamos humillados por toda la tierra
a causa de nuestros pecados.
En este momento no tenemos príncipes,
ni profetas, ni jefes;
ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia.
Por eso, acepta nuestro corazón contrito,
y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros
o una multitud de corderos cebados;
que éste sea hoy nuestro sacrificio,
y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confían
no quedan defraudados.
Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos y buscamos tu rostro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No nos desampares, Señor, para siempre.
Ant 3. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo.
Salmo 143, 1-10 - ORACIÓN POR LA VICTORIA Y POR LA PAZ
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.
Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.
Señor, inclina tu cielo y desciende,
toca los montes, y echarán humo,
fulmina el rayo y dispérsalos,
dispara tus saetas y desbarátalos.
Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo.
LECTURA BREVE Is 55, 1
Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid,
comprad trigo, comed sin pagar: vino y leche de balde.
RESPONSORIO BREVE
V. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
V. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
R. Espero en tu palabra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
Primera Lectura
Del segundo libro de Samuel 24, 1-4. 10-18. 24b-25
CENSO DEL PUEBLO Y EDIFICACIÓN DEL ALTAR
En aquellos días, se encendió de nuevo la ira del Señor contra los
israelitas, e incitó a David contra ellos, diciendo: «Anda, haz el censo de
Israel y de Judá.»
El rey dijo a Joab y a los jefes del ejército que estaban con él:
«Recorre todas las tribus de Israel desde Dan hasta Berseba y haz el censo para
que yo sepa la cifra de la población.»
Joab respondió al rey: «Que el Señor tu Dios multiplique el pueblo cien veces más
de lo que es, y que los ojos de mi señor el rey lo vean. Mas ¿para qué quiere
esto mi señor el rey?» Pero prevaleció la orden del rey sobre Joab y los jefes
del ejército, y salió Joab con los jefes del ejército de la presencia del rey
para hacer el censo del pueblo de Israel. Después de haber hecho el censo del
pueblo, le remordió a David el corazón y dijo David al Señor: «He cometido un
gran pecado. Pero ahora, Señor, perdona, te ruego, la falta de tu siervo, pues
he sido muy necio.»
Cuando David se levantó por la mañana, había sido dirigida la palabra del Señor
al profeta Gad, vidente de David, en estos términos: «Anda y di a David:
"Así dice el Señor: Tres cosas te propongo; elige una de ellas y la llevaré
a cabo."»
Llegó Gad a la presencia de David y le anunció: «¿Qué quieres que te venga,
tres años de gran hambre en tu país, tres meses de derrotas ante tus enemigos y
que te persigan, o tres días de peste en tu tierra? Ahora piensa y mira qué
debo responder al que me envía.»
David respondió a Gad: «Estoy en grande angustia. Pero caigamos en manos del
Señor que es grande en misericordia. No caiga yo en manos de los hombres.»
Y David eligió la peste. Eran los días de la recolección del trigo. Dios envió
la peste a Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado y murieron setenta
mil hombres del pueblo, desde Dan hasta Berseba. El ángel extendió la mano
hacia Jerusalén para destruirla, pero el Señor se arrepintió del estrago y dijo
al ángel que exterminaba al pueblo: «¡Basta ya! Retira tu mano.»
El ángel del Señor estaba entonces junto a la era de Arauná, el yebuseo. Cuando
David vio al ángel que hería al pueblo, dijo al Señor: «Yo fui quien pequé, yo
quien cometí el mal, pero estas ovejas ¿qué han hecho? Caiga, te suplico, tu
mano sobre mí y sobre la casa de mi padre.» Vino Gad aquel día hacia David y le
dijo: «Sube y levanta un altar al Señor en la era de Arauná, el yebuseo.» Y
David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata. Levantó allí
David un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión.
Entonces el Señor atendió a las súplicas en favor del país, y la peste se
apartó de Israel.
Responsorio Cf. Jdt 9, 18; 1 Cro
21, 15; 2S 24, 17
R. Acuérdate, Señor, de tu alianza y di al ángel exterminador:
«Detén ya tu mano, * para que no sea devastada la tierra y no acabes con todos
los vivientes.
V. Yo fui quien pequé, yo quien cometí el mal, pero estas
ovejas ¿qué han hecho? Te suplico, Señor, que apartes de tu pueblo tu ira.
R. Para que no sea devastada la tierra y no acabes con todos
los vivientes.
Segunda Lectura
De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los
Magnesios
(Caps. 10,1-15: Funk 1,199-203)
TENÉIS A CRISTO EN VOSOTROS
No permita Dios que permanezcamos insensibles ante la bondad de
Cristo. Si él imitara nuestro modo ordinario de actuar, ya podríamos darnos por
perdidos. Así pues, ya que nos hemos hecho discípulos suyos, aprendamos a vivir
conforme al cristianismo. Pues el que se acoge a otro nombre distinto del suyo
no es de Dios. Arrojad, pues, de vosotros la mala levadura, vieja ya y agriada,
y transformaos en la nueva, que es Jesucristo. Impregnaos de la sal de Cristo,
a fin de que nadie se corrompa entre vosotros, pues por vuestro olor seréis
calificados.
Todo eso, queridos hermanos, no os lo escribo porque haya sabido que hay entre vosotros
quienes se comporten mal, sino que, como el menor de entre vosotros, quiero montar
guardia en favor vuestro, no sea que piquéis en el anzuelo de la vana especulación,
sino que tengáis plena certidumbre del nacimiento, pasión y resurrección del Señor,
acontecida bajo el gobierno de Poncio Pilato, cosas todas cumplidas verdadera e
indudablemente por Jesucristo, esperanza nuestra, de la que no permita Dios que
ninguno de vosotros se aparte.
¡Ojalá se me concediera gozar de vosotros en todo, si yo fuera digno de ello!
Porque, si es cierto que estoy encadenado, sin embargo, no puedo compararme con
uno solo de vosotros, que estáis sueltos. Sé que no os hincháis con mi alabanza,
pues tenéis dentro de vosotros a Jesucristo. Y más bien sé que, cuando os alabo,
os avergonzáis, como está escrito: El justo se acusa a sí mismo.
Poned, pues, todo vuestro empeño en afianzaros en la doctrina del Señor y de
los apóstoles, a fin de que todo cuanto emprendáis tenga buen fin, así en la
carne como en el espíritu, en la fe y en la caridad, en el Hijo, en el Padre y
en el Espíritu Santo, en el principio y en el fin, unidos a vuestro dignísimo
obispo, a la espiritual corona tan dignamente formada por vuestro colegio de
presbíteros, y a vuestros diáconos, tan gratos a Dios. Someteos a vuestro
obispo, y también mutuamente unos a otros, así como Jesucristo está sometido,
según la carne, a su Padre, y los apóstoles a Cristo y al Padre y al Espíritu,
a fin de que entre vosotros haya unidad tanto corporal como espiritual.
Como sé que estáis llenos de Dios, sólo brevemente os he exhortado. Acordaos de
mí en vuestras oraciones, para que logre alcanzar a Dios, y acordaos también de
la Iglesia de Siria, de la que no soy digno de llamarme miembro. Necesito de
vuestras plegarias a Dios y de vuestra caridad, para que la Iglesia de Siria
sea refrigerada con el rocío divino, por medio de vuestra Iglesia.
Os saludan los efesios desde Esmirna, de donde os escribo, los cuales están
aquí presentes para gloria de Dios y que, juntamente con Policarpo, obispo de
Esmirna, han procurado atenderme y darme gusto en todo. Igualmente os saludan
todas las demás Iglesias en honor de Jesucristo. Os envío mi despedida, a
vosotros que vivís unidos a Dios y que estáis en posesión de un espíritu
inseparable, que es Jesucristo.
Responsorio Ef 3, 16. 17. 19; Col
2, 6-7
R. Dios os conceda que Cristo habite por la fe en vuestros
corazones; * y que estéis bien arraigados y fundamentados en el amor,
para que seáis colmados hasta poseer toda la plenitud de Dios.
V. Vivid según Cristo Jesús, enraizados y cimentados en él y
apoyados en la fe.
R. Y que estéis bien arraigados y fundamentados en el amor,
para que seáis colmados hasta poseer toda la plenitud de Dios.
*Lecturas del Martes de la 16ª semana del Tiempo Ordinario*
Martes, 20 de julio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (12,46-50)*
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus
hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar
contigo.»
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis
hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y
mi hermana, y mi madre.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. De la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor.
PRECES
Dios nos otorga el gozo de poder alabarlo en este comienzo del
día, reavivando con ello nuestra esperanza. Invoquémosle, pues, diciendo:
Por el honor de tu nombre, escúchanos, Señor.
Dios y Padre de nuestro Salvador Jesucristo,
te damos gracias porque, por mediación de tu Hijo, nos has dado el conocimiento
y la inmortalidad.
Danos, Señor, un corazón humilde
para que vivamos sujetos unos a otros en el temor de Cristo.
Infunde tu Espíritu en nosotros, tus siervos,
para que nuestro amor fraterno sea sin fingimiento.
Tú que has dispuesto que el hombre dominara el mundo con su esfuerzo,
haz que nuestro trabajo te glorifique y santifique a nuestros hermanos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que Dios nos muestra siempre su amor de Padre, velando amorosamente por
nosotros, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Aumenta, Señor, nuestra fe, para que esta alabanza que brota de
nuestro corazón vaya siempre acompañada de frutos de vida eterna. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*El Divino Niño*
En el barrio “20
de Julio” de Bogotá (Colombia) se encuentra un gran santuario en honor al
Divino Niño Jesús, devoción que se ha expandido por muchos países del mundo. En
la actualidad no existe lugar donde su imagen no esté expuesta en parroquias,
capillas, iglesias o casas.
Esta advocación está unida a la labor pastoral
del P. Juan del Rizzo, salesiano italiano y misionero en Colombia.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: TÚ QUE ERES CRISTO, EL ESPLENDOR Y EL DÍA.
Tú que eres, Cristo, el esplendor y el día,
y de la noche ahuyentas las tinieblas,
Luz de Luz que a tus fieles
cual luz te manifiestas,
te pedimos, Señor, humildemente
esta noche que estés de centinela,
en ti hallemos reposo
y la paz nos concedas.
Si se entregan al sueño nuestros ojos,
en ti vigile el corazón alerta,
y rogamos tus hijos,
Señor, que nos protejas.
Defensor nuestro, míranos, rechaza
al enemigo cruel que nos acecha
y, a quienes redimiste
con tu sangre, gobierna.
A ti, Cristo, Señor del universo,
y a ti, Padre, alabanza dondequiera,
y al Amor, por los siglos
loores. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.
Salmo 136, 1-6 - JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA.
Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.
Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»
¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;
que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.
Ant 2. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.
Salmo 137 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REY
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre;
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.
Ant 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
LECTURA BREVE Col 3, 16
Que la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos
unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle
gracias de todo corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
RESPONSORIO BREVE
V. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
V. De alegría perpetua a tu derecha.
R. En tu presencia, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y
tu nombre es santo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y
tu nombre es santo.
PRECES
Invoquemos a Cristo, que da fuerza y poder a su pueblo, diciendo:
Señor, escúchanos.
Cristo, fortaleza nuestra, concede a todos tus fieles, a quienes has llamado a
la luz de tu verdad,
que tengan siempre fidelidad y constancia.
Haz, Señor, que los que gobiernan el mundo lo hagan conforme a tu querer,
y que sus decisiones vayan encaminadas a la consecución de la paz.
Tú que con cinco panes saciaste a la multitud,
enséñanos a socorrer con nuestros bienes a los hambrientos.
Que los que tienen en su mano los destinos de los pueblos no cuiden sólo del
bienestar de su nación,
sino que piensen también en los otros pueblos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Cuando vengas en tu día a ser glorificado en los santos,
da a nuestros hermanos difuntos la resurrección y la vida feliz.
Todos juntos, en familia, repitamos las palabras que nos enseñó Jesús, y oremos
al Padre diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Puestos en oración ante ti, Señor, imploramos tu clemencia y te
pedimos que nuestras palabras concuerden siempre con los sentimientos de
nuestro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL MARTES 20 DE JULIO 2021
*Lecturas del Martes de la 16ª semana del Tiempo Ordinario*
Martes, 20 de julio de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro del Éxodo (14,21–15,1):
En aquellos días, Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar
durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se
dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto,
mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se
lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los
caballos del Faraón y los carros con sus guerreros. Mientras velaban al
amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna de fuego y
nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus
carros y las hizo avanzar pesadamente.
Y dijo Egipto: «Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra
Egipto.»
Dijo el Señor a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas
sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.»
Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso
de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a
los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas y cubrieron los carros,
los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni
uno solo se salvó. Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del
mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el
Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la
orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los
egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su
siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron un cántico al Señor.
Palabra de Dios.
Salmo
Ex
15,8-9.10.12.17
R/. Cantaré al Señor,
sublime es su victoria
Al soplo de tu nariz, se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.» R/.
Pero sopló tu aliento, y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra. R/.
Introduces a tu pueblo
y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos. R/.
*Lecturas del Martes de la 16ª semana del Tiempo Ordinario*
Martes, 20 de julio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (12,46-50)*
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus
hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar
contigo.»
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis
hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y
mi hermana, y mi madre.»
Palabra del Señor
(El que cumple la voluntad de mi Padre del
cielo).
*Esta
lectura está cargada de amor, de alegría, de mucha esperanza. El Señor me hace
ver donde se encuentra la verdadera alegría en esta tierra. La alegría está en
hacer la voluntad del Padre Celestial, una cosa es muy importante estar
pendiente siempre a escuchar (SHEMA ISRAEL, ADONAI ELOHENU, ADONAI EHAD),
cuando el Señor extiende la mano me está señalando para que no desvíe mi
atención, y para que mis oídos no dejen de escuchar atentamente sus palabras.
Me siento con una alegría inmensa, porque puedo ver claramente, que lo más
importante para él, es que yo escuche y esté atento a su voz, a su palabra, que
cuando él me habla, me demuestra que soy de él, de su propiedad
personal*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.