Musica Para el Alma
sábado, 1 de noviembre de 2025
JUAN 14,1-6 CICLO C
*Lecturas de la Conmemoración de los fieles difuntos*
Domingo, 2 de noviembre de 2025
Evangelio
*Lectura del
santo evangelio según san Juan (14,1-6)*
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en
Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no
fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os
prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis
también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre
sino por mí.»
Palabra del
Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida).
*El Señor me invita a reconocerlo como (El camino), para saber a donde
tengo que ir, porque en muchas ocasiones he tomado otros caminos y me ha ido
mal. (La verdad) recuerdo que en una ocasión Pilatos pregunto: ¿Qué es la
verdad? La verdad es que: Tanto amo Dios al mundo que envió su hijo para que
nadie se pierda. (La vida) es dejarme amar del Señor, y en la medida que pueda
ir experimentando ese amor que viene de lo alto, tendré la fuerza de poder
enfrentado los traumas, los miedos y las angustias que golpean mi vida. Es una
alegría saber, entender y disfrutar que el Señor es: El Camino, La Verdad y La
Vida*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL DOMINGO 2
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA SEMANA XXXI
Del Propio. Como en el Oficio de difuntos
2 de noviembre
*TODOS LOS FIELES DIFUNTOS. (CONMEMORACIÓN)*.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Al Señor, rey de los que viven,
venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Señor, rey de los que viven,
venid, adorémosle.
Himno: QUÉ MISTERIO TAN PROFUNDO.
¡Qué misterio tan profundo
éste de mi propio ser:
he surgido del no-ser
y me exalto y me confundo,
mientras cantando me hundo
en mi nada, y sombra, y lodo!
Soy cadáver a tu modo,
soy sueño, soy despertar,
soy vida, soy palpitar,
soy luz, soy llama, soy todo.
Muerte, que das a mi vida
trascendencia y plenitud,
muerte que ardes de inquietud
como rosa amanecida,
cuando llegues encendida
y silenciosa a mi puerto,
besaré tu boca yerta
y, en el umbral de mi adiós,
al beso inmenso de Dios
me dispondrás, muerte muerta. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Se alegrarán en el Señor los huesos quebrantados.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se alegrarán en el Señor los huesos
quebrantados.
Ant 2. Líbrame, Señor, de las puertas del
abismo.
Cántico: ANGUSTIA DE UN MORIBUNDO Y ALEGRÍA DE LA CURACIÓN Is 38,
10-14. 17-20
Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.»
Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.
Levantan y enrollan mi vida
como una tienda de pastores.
Como un tejedor devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»
Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estas acabando.
Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.
El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.
Los vivos, los vivos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El Padre enseña a sus hijos tu fidelidad.
Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Líbrame, Señor, de las puertas del
abismo.
Ant 3. Alabaré al Señor mientras viva.
Salmo 145 - FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos;
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabaré al Señor mientras viva.
LECTURA BREVE 1Ts 4, 13
Si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo a los que han
muerto en Jesús, Dios los llevará con él.
RESPONSORIO BREVE
V. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
V. Cambiaste mi luto en danza.
R. Porque me has librado.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
V. Grande
es tu ternura, Señor.
R. Con tu palabra dame vida.
PRIMERA LECTURA
De la primera carta del apóstol san Pablo a los
Corintios 15, 12-34
LA RESURRECCIÓN DE CRISTO, ESPERANZA DE LOS
CREYENTES
Hermanos: Si anunciamos que Cristo resucitó de
entre los muertos, ¿cómo es que decía alguno que los muertos no resucitan? Si
no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó
Cristo, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe. Y somos convictos
de falsos testigos de Dios porque hemos atestiguado contra Dios que resucitó a
Cristo, a quien no resucitó, si es que los muertos no resucitan. Porque si los
muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado,
vuestra fe no tiene sentido, seguís con vuestros pecados; y los que murieron
con Cristo se han perdido. Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida,
somos los hombres más desdichados.
¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Lo mismo
que por un hombre hubo muero te, por otro hombre hay resurrección de los
muertos, y lo mismo que en Adán todos mueren, en Cristo todos serán llamados de
nuevo a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero, Cristo; después, en su
Parusía, los de Cristo. Después será la consumación: cuando devuelva el reino a
Dios Padre, después de aniquilar todo principado, poder y fuerza.
Pues él debe reinar hasta poner todos sus enemigos bajo sus pies. El último
enemigo aniquilado será la muerte. Porque ha sometido todas las cosas bajo sus
pies. Mas cuando él dice que «todo está sometido», es evidente que se excluye a
aquel que ha sometido a él todas las cosas. Cuando hayan sido sometidas a él
todas las cosas, entonces también el Hijo se someterá a aquel que ha sometido a
él todas las cosas, para que Dios sea todo en todo.
De no ser así, ¿a qué viene el bautizarse por los muertos? Si los muertos no
resucitan en manera alguna, ¿por qué bautizarse por ellos? Y nosotros mismos,
¿por qué nos ponemos en peligro a todas horas? Os Juro, hermanos, por el
orgullo que siento por vosotros en Cristo Jesús, Señor nuestro, que cada día
estoy en peligro de muerte. Si por motivos humanos luché en Éfeso contra las
bestias, ¿qué provecho saqué? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos,
que mañana moriremos. No os engañéis: «Las malas compañías corrompen las buenas
costumbres.» Despertaos, como conviene, y no pequéis; que hay entre vosotros
quienes desconocen a Dios. Para vergüenza vuestra lo digo.
RESPONSORIO 1Co 15, 25-26; cf.
Ap 20, 13. 14
R. Cristo debe
reinar hasta que Dios ponga todos sus enemigos bajo sus pies. * El
último enemigo aniquilado será la muerte.
V. Entonces la muerte y el hades devolverán los
muertos, y la muerte y el hades serán arrojados al lago de fuego.
R. El último enemigo aniquilado será la muerte.
SEGUNDA LECTURA
Del Libro de san Ambrosio, obispo, Sobre la muerte
de su hermano Sátiro
(Libro 2, 40. 41. 46. 47. 132. 133: CSEL 73, 270-274. 323-324)
MURAMOS CON CRISTO, Y VIVIREMOS CON ÉL
Vemos que la muerte es una ganancia y la vida un
sufrimiento. Por esto dice san Pablo: Para mí la vida es Cristo, y la muerte
una ganancia. Cristo, a través de la muerte corporal, se nos convierte en
espíritu de vida. Por tanto, muramos con él, y viviremos con él. En cierto modo
debemos irnos acostumbrando y disponiendo a morir, por este esfuerzo cotidiano
que consiste en ir separando el alma de las concupiscencias del cuerpo, que es
como irla sacando fuera del mismo para colocarla en un lugar elevado, donde no
puedan alcanzarla ni pegarse a ella los deseos terrenales, lo cual viene a ser
como una imagen de la muerte, que nos evitará el castigo de la muerte. Porque
la ley de la carne está en oposición a la ley del espíritu e induce a ésta a la
ley del error. ¿Qué remedio hay para esto? ¿Quién me librará de este cuerpo de
muerte? ¡Gracias a Dios, por Jesucristo, Señor nuestro, me veré libre!
Tenemos un médico, sigamos sus remedios. Nuestro remedio es la gracia de
Cristo, y el cuerpo de muerte es nuestro propio cuerpo. Por lo tanto, emigremos
del cuerpo, para no vivir lejos del Señor; aunque vivimos en el cuerpo, no
sigamos las tendencias del cuerpo ni obremos en contra del orden natural, antes
busquemos con preferencia los dones de la gracia.
¿Qué más diremos? Con la muerte de uno solo fue redimido el mundo. Cristo
hubiese podido evitar la muerte, si así lo hubiese querido; mas no la rehuyó
como algo inútil, sino que la consideró como el mejor modo de salvarnos. Y,
así, su muerte es la vida de todos. Hemos recibido el signo sacramental de su
muerte, anunciamos y proclamamos su muerte siempre que nos reunimos para
ofrecer la eucaristía; su muerte es una victoria, su muerte es sacramento, su
muerte es la máxima solemnidad anual que celebra el mundo.
¿Qué más podremos decir de su muerte, si el ejemplo de Cristo nos demuestra que
ella sola consiguió la inmortalidad y se redimió a sí misma? Por esto no
debemos deplorar la muerte, ya que es causa de salvación para todos; no debemos
rehuirla, puesto que el Hijo de Dios no la rehuyó ni tuvo en menos el sufrirla.
Además, la muerte no formaba parte de nuestra naturaleza, sino que se introdujo
en ella; Dios no instituyó la muerte desde el principio, sino que nos la dio
como un remedio. En efecto, la vida del hombre, condenada, por culpa del
pecado, a un duro trabajo y a un sufrimiento intolerable, comenzó a ser digna
de lástima: era necesario dar fin a estos males, de modo que la muerte
restituyera lo que la vida había perdido. La inmortalidad, en efecto, es más
una carga que un bien, si no entra en juego la gracia.
Nuestro espíritu aspira a abandonar las sinuosidades de esta vida y los enredos
del cuerpo terrenal y llegar a aquella asamblea celestial, a la que sólo llegan
los santos, para cantar a Dios aquella alabanza que, como nos dice la
Escritura, le cantan al son de la cítara: Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los
siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres
santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento; y
también para contemplar, Jesús, tu boda mística, cuando la esposa, en medio de
la aclamación de todos, será transportada de la tierra al cielo —a ti acude
todo mortal—, libre ya de las ataduras de este mundo y unida al espíritu.
Este deseo expresaba con especial vehemencia el salmista, cuando decía: Una
cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de
mi vida y gozar de la dulzura del Señor.
RESPONSORIO Cf. 2M 12, 45; Mt
13, 43
R. A aquellos
que mueren piadosamente * una
magnífica recompensa les está reservada.
V. Los santos brillarán entonces como el sol en el
reino de su Padre.
R. Una magnífica recompensa les está reservada.
*Lecturas de la Conmemoración de los fieles difuntos*
Domingo, 2 de noviembre de 2025
Evangelio
*Lectura del
santo evangelio según san Juan (14,1-6)*
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en
Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no
fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os
prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis
también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre
sino por mí.»
Palabra del
Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque haya
muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mi no morirá para siempre.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo soy la resurrección y la vida,
el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mi
no morirá para siempre.
PRECES
Oremos a Dios Padre todopoderoso, que ha resucitado a Jesucristo
de entre los muertos y vivificará también nuestros cuerpos mortales, y
digámosle:
Dueño de la vida y de la muerte, escúchanos.
Padre santo, ya que por el bautismo hemos sido sepultados con Cristo en la
muerte y con él hemos resucitado, haz que de tal forma andemos en vida nueva
que aún después de nuestra muerte vivamos para siempre con Cristo.
Padre providente, que nos has dado el pan vivo bajado del cielo, para que lo
comamos santamente,
haz que al comerlo tengamos vida eterna y resucitemos en el último día.
Señor, que diste a tu Hijo en su agonía el consuelo del ángel,
confórtanos en nuestra agonía con la serena esperanza de la resurrección.
Tú, Señor, que libraste a los tres jóvenes del horno ardiente,
libra también las almas de los difuntos del castigo que sufren por sus pecados.
Dios y Señor de vivos y de muertos, que resucitaste a Cristo del sepulcro,
resucita también a los difuntos, y a nosotros danos un lugar junto a ellos en
tu gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque deseamos que la luz de Cristo ilumine a los vivos y a los muertos,
pidamos al Padre que llegue a todos su reino:
Padre nuestro...
ORACION
Escucha, Señor, nuestras súplicas y haz que, al proclamar nuestra
fe en la resurrección de tu Hijo, se avive también nuestra esperanza en la
resurrección de nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: COMO EL NIÑO QUE NO SABE DORMIRSE
Como el niño que no sabe dormirse
sin cogerse a la mano de su madre,
así mi corazón viene a ponerse
sobre tus manos, al caer la tarde.
Como el niño que sabe que alguien vela
su sueño de inocencia y esperanza,
así descansará mi alma segura
sabiendo que eres tú quien nos aguarda.
Tú endulzarás mi última amargura,
tú aliviarás el último cansancio,
tú cuidarás los sueños de la noche,
tú borrarás las huellas de mi llanto.
Tú nos darás mañana nuevamente
la antorcha de la luz y la alegría,
y, por las horas que te traigo muertas,
tú me darás una mañana viva. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor rodea a su pueblo.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte
Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor rodea a su pueblo.
Ant 2. Si no volvéis a ser como niños, no
entraréis en el reino de los cielos.
Salmo 130 - COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN
LOS BRAZOS DE DIOS
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si no volvéis a ser como niños, no
entraréis en el reino de los cielos.
Ant 3. Has hecho de nosotros, Señor, un
reino de sacerdotes para nuestro Dios.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10.
12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la
gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un
reino de sacerdotes para nuestro Dios.
LECTURA BREVE Rm 12, 9-12
Que vuestra caridad sea sincera. Aborreced el mal
y aplicaos al bien. En punto a caridad fraterna, amaos entrañablemente unos a
otros. En cuanto a la mutua estima, tened por más dignos a los demás. Nada de
pereza en vuestro celo, sirviendo con fervor de espíritu al Señor. Que la
esperanza os tenga alegres; estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la
oración.
RESPONSORIO BREVE
V. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que
el cielo.
V. Tu fidelidad de generación en generación.
R. Más estable que el cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que
el cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi
salvador.
PRECES
Invoquemos a Dios, esperanza de su pueblo, diciendo:
Escúchanos, Señor.
Te damos gracias, Señor, porque hemos sido enriquecidos en todo por Cristo, tu
Hijo;
haz que por él crezcamos en todo conocimiento.
En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los que gobiernan;
dales, pues, acierto en sus decisiones para que te sean gratos en su pensar y
obrar.
Tú que a los artistas concedes inspiración para plasmar la belleza que de ti
procede,
haz que con sus obras aumente el gozo y la esperanza de los hombres.
Tú que no permites que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas,
da fortaleza a los débiles, levanta a los caídos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que nos has prometido la resurrección en el último día,
no te olvides de tus hijos que ya han dejado el cuerpo mortal.
Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre
común:
Padre nuestro...
ORACION
Nuestra oración vespertina suba hasta ti, Padre de clemencia, y
descienda sobre nosotros tu bendición; así, con tu ayuda seremos salvados ahora
y por siempre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 2 DE NOVIEMBRE 2025
*Lecturas de la Conmemoración de los fieles difuntos*
Domingo, 2 de noviembre de 2025
Primera
lectura
Lectura
del libro de las Lamentaciones (3,17-26):
Me
han arrancado la paz, y ni me acuerdo de la dicha; me digo: «Se me acabaron las
fuerzas y mi esperanza en el Señor.» Fíjate en mi aflicción y en mi amargura,
en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello y estoy abatido.
Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia
del Señor no termina y no se acaba su compasión: antes bien, se renuevan cada
mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en
él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar
en silencio la salvación del Señor.
Palabra
de Dios
Salmo
Sal
129,1-2.3-4.5-6.7-8
R/. Desde lo hondo a ti grito,
Señor
Desde
lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón
y así infundes respeto. R/.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora. R/.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa. R/.
Y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R/.
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6,3-9):
3 ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos
bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte?
4
Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al
igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del
Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva.
5
Porque si hemos hecho una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya,
también lo seremos por una resurrección semejante;
6
sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera
destruido este cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado.
7
Pues el que está muerto, queda librado del pecado.
8 Y
si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él,
9
sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más,
y que la muerte no tiene ya señorío sobre él.
Palabra de Dios
*Lecturas de la Conmemoración de los fieles difuntos*
Domingo, 2 de noviembre de 2025
Evangelio
*Lectura del
santo evangelio según san Juan (14,1-6)*
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en
Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no
fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os
prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis
también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre
sino por mí.»
Palabra del
Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida).
*El Señor me invita a reconocerlo como (El camino), para saber a donde
tengo que ir, porque en muchas ocasiones he tomado otros caminos y me ha ido
mal. (La verdad) recuerdo que en una ocasión Pilatos pregunto: ¿Qué es la
verdad? La verdad es que: Tanto amo Dios al mundo que envió su hijo para que
nadie se pierda. (La vida) es dejarme amar del Señor, y en la medida que pueda
ir experimentando ese amor que viene de lo alto, tendré la fuerza de poder
enfrentado los traumas, los miedos y las angustias que golpean mi vida. Es una
alegría saber, entender y disfrutar que el Señor es: El Camino, La Verdad y La
Vida*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.




