Musica Para el Alma
sábado, 5 de noviembre de 2022
LUCAS 20,27-38 CICLO C
*Lecturas del Domingo 32º
del Tiempo Ordinario - Ciclo C*
Domingo, 6
de noviembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas (20,27-38)*
En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay
resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando
mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y de descendencia a su
hermano. Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos.
El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos
sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección,
¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que
sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de
entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no
pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de
la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la
zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”.
No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Se acercaron a Jesús unos
saduceos, que niegan la resurrección)
*Cuando el Señor habla de la
resurrección uno como que puede sentir una esperanza. Creer en la otra vida
después de la muerte solo me deja ganancia. ¿Por qué el príncipe de la
oscuridad insiste tanto en que no hay resurrección? Esa es una herramienta que
la usa con mucha sutiliza para alejar a las personas de la fe. Utilizando el
miedo y la amenaza. Porque mi fe está fundamentada en la resurrección, por eso
digo: Creo en la resurrección de los muertos y en la vida eterna. Eso pone
furioso al demonio porque él no puede decir nunca que cree en la resurrección
de los muertos, porque si dice eso entraría en él la esperanza, y la misión de
él es arrancarles la esperanza a las personas. Y la esperanza es una fuerza que
me sostiene de pies a mí y a todo el que desea y quiere la vida eterna*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL DOMINGO 6
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía,
bendice a tu Dios. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él
guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Himno: ES LA PASCUA REAL, NO YA LA SOMBRA.
Es la Pascua real, no ya la sombra,
la verdadera pascua del Señor;
la sangre del pasado es solo un signo,
la mera imagen de la gran unción.
En verdad, tú, Jesús, nos protegiste
con tus sangrientas manos paternales;
envolviendo en tus alas nuestras almas,
la verdadera alianza tú sellaste.
Y, en tu triunfo, llevaste a nuestra carne
reconciliada con tu Padre eterno;
y, desde arriba, vienes a llevarnos
a la danza festiva de tu cielo.
Oh gozo universal, Dios se hizo hombre
para unir a los hombres con su Dios;
se rompen las cadenas del infierno,
y en los labios renace la canción.
Cristo, Rey eterno, te pedimos
que guardes con tus manos a tu Iglesia,
que protejas y ayudes a tu pueblo
y que venzas con él a las tinieblas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dad gracias al Señor porque es eterna su misericordia. Aleluya.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gracias al Señor porque es
eterna su misericordia. Aleluya.
Ant 2. Aleluya. Creaturas todas del Señor,
bendecid al Señor. Aleluya.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. Creaturas todas del Señor,
bendecid al Señor. Aleluya.
Ant 3. Todo ser que alienta, alabe al
Señor. Aleluya.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todo ser que alienta, alabe al
Señor. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Tm 2, 8. 11-13
Acuérdate de Cristo Jesús, del linaje de David, que vive resucitado de entre
los muertos. Verdadera es la sentencia que dice: Si hemos muerto con él,
viviremos también con él. Si tenemos constancia en el sufrir, reinaremos
también con él; si rehusamos reconocerle, también él nos rechazará; si le somos
infieles, él permanece fiel; no puede él desmentirse a sí mismo.
RESPONSORIO BREVE
V. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu
nombre.
V. Pregonando tus maravillas.
R. Invocando tu nombre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu
nombre.
V. La
palabra de Dios es viva y eficaz.
R. Más penetrante que espada de doble filo.
PRIMERA LECTURA
Comienza el primer libro de los Macabeos 1, 1-25
VICTORIA Y SOBERBIA DE LOS GRIEGOS
En aquellos días, Alejandro de Macedonia, hijo de
Filipo, partió del país de Kittim, derrotó a Darío, rey de los persas y de los
medos, y reinó en su lugar, empezando por la Hélada. Trabó muchas batallas,
tomó plazas fuertes y dio muerte a reyes de la tierra. Avanzó hasta los
confines del mundo y se hizo con el botín de multitud de pueblos. La tierra
enmudeció en su presencia y su corazón se ensoberbeció y se llenó de orgullo.
Juntó un ejército potentísimo y ejerció el mando sobre tierras, pueblos y príncipes
que le pagaban tributo. Después, cayó enfermo y conoció que iba a morir. Hizo
llamar entonces a sus servidores, a los nobles que con él se habían criado
desde su juventud, y antes de morir repartió entre ellos su reino. Murió
Alejandro después de reinar doce años, y sus servidores entraron en posesión
del poder, cada uno en su región. Todos, a su muerte, se ciñeron la diadema y
sus hijos después de ellos durante largos años; y se multiplicaron los males
sobre la tierra.
De ellos brotó un renuevo pecador, Antíoco Epífanes, hijo del rey Antíoco, que
estuvo como rehén en Roma. Subió al trono el año ciento treinta y siete del
imperio de los griegos. Fue entonces cuando aparecieron ciertos israelitas
rebeldes que sedujeron a muchos, diciendo:
«Vamos, concertemos alianza con los pueblos que nos rodean, porque desde que
nos separamos de ellos nos han sobrevenido muchos males.»
Hallaron buena acogida estas palabras y algunos del pueblo, más decididos,
acudieron al rey y obtuvieron de él autorización para seguir las costumbres de
los gentiles. En consecuencia, levantaron en Jerusalén un gimnasio al uso de
los paganos, rehicieron sus prepucios, renegaron de la alianza santa para
atarse al yugo de los gentiles y se vendieron para obrar el mal.
Antíoco, una vez asentado en el reino, concibió el proyecto de extender su
dominio al país de Egipto para ser rey de ambos reinos. Con un fuerte ejército,
con carros, elefantes y numerosa flota, entró en Egipto y trabó batalla con el
rey de Egipto, Tolomeo. Este salió derrotado y, dejando muchos caídos en el
campo, se dio a la fuga. Antíoco ocupó las ciudades fuertes de Egipto y se alzó
con los despojos del país.
El año ciento cuarenta y tres, después de vencer a Egipto, emprendió el camino
de regreso. Subió contra Israel y llegó a Jerusalén con un poderoso ejército.
Entró con insolencia en el santuario y se llevó el altar de oro, el candelabro
de la luz con todos los accesorios, la mesa de la proposición, los vasos de las
libaciones, las copas, los incensarios de oro, la cortina, las coronas, y
arrancó todo el decorado de oro que recubría la fachada del templo. Se apropió
también de la plata, oro, objetos de valor y de cuantos tesoros ocultos pudo
encontrar. Tomándolo todo, partió para su país después de derramar mucha sangre
y de proferir palabras de extrema insolencia.
RESPONSORIO 2M 7, 33; Hb 12, 11
R. Si nuestro
Dios y Señor se ha irritado momentáneamente contra nosotros para castigarnos y
corregirnos, * él se reconciliará de nuevo
con sus siervos.
V. Ninguna corrección parece, de momento,
agradable, sino aflictiva; mas luego produce frutos de paz y de justicia.
R. Dios se reconciliará de nuevo con sus siervos.
SEGUNDA LECTURA
Comienza la Homilía de un autor del siglo segundo
(Cap. 1, 1—2, 7: Funk 1, 145-149)
CRISTO QUISO SALVAR A LOS QUE ESTABAN A PUNTO DE
PERECER
Hermanos: Debemos mirar a Jesucristo como miramos
a Dios, pensando que él es el juez de vivos y muertos; y no debemos estimar en
poco nuestra salvación. Porque si estimamos en poco a Cristo, poco será también
lo que esperamos recibir. Aquellos que, al escuchar sus promesas, creen que se
trata de dones mediocres pecan, y nosotros pecamos también si desconocemos de
dónde fuimos llamados, quién nos llamó y a qué fin nos ha destinado y
menospreciamos los sufrimientos que Cristo padeció por nosotros.
¿Con qué pagaremos al Señor o qué fruto le ofreceremos que sea digno de lo que
él nos dio? ¿Cuántos son los dones y beneficios que le debemos? Él nos otorgó
la luz, nos llama, como un padre, con el nombre de hijos, y cuando estábamos en
trance de perecer nos salvó. ¿Cómo, pues, podremos alabarlo dignamente o cómo
le pagaremos todos sus beneficios? Nuestro espíritu estaba tan ciego que
adorábamos las piedras y los leños, el oro y la plata, el bronce y todas las
obras salidas de las manos de los hombres; nuestra vida entera no era otra cosa
que una muerte. Envueltos, pues, y rodeados de oscuridad, nuestra vida estaba
recubierta de tinieblas y Cristo quiso que nuestros ojos se abrieran de nuevo y
así la nube que nos rodeaba se disipó.
Él se compadeció, en efecto, de nosotros y, con entrañas de misericordia, nos
salvó, pues había visto nuestro extravío y nuestra perdición y cómo no podíamos
esperar nada fuera de él que nos aportara la salvación. Nos llamó cuando
nosotros no existíamos aún y quiso que pasáramos de la nada al ser.
Alégrate, la estéril, que no dabas a luz; rompe a cantar de júbilo, la que no
tenías dolores: porque la abandonada tendrá más hijos que la casada. Al decir:
Alégrate, la estéril, se refería a nosotros, pues, estéril era nuestra Iglesia,
antes de que le fueran dados sus hijos. Al decir: Rompe a cantar de júbilo, la
que no tenías dolores, se significan las plegarias que debemos elevar a Dios,
sin desfallecer, como desfallecen las que están de parto. Lo que finalmente se
añade: Porque la abandonada tendrá más hijos que la casada, se dijo para
significar que nuestro pueblo parecía al principio estar abandonado del Señor,
pero ahora, por nuestra fe, somos más numerosos que aquel pueblo que se creía
posesor de Dios.
Otro pasaje de la Escritura dice también: No he venido a llamar a los justos,
sino a los pecadores. Esto quiere decir que hay que salvar a los que se
pierden. Porque lo grande y admirable no es el afianzar los edificios sólidos,
sino los que amenazan ruina. De este modo Cristo quiso ayudar a los que
perecían y fue la salvación de muchos, pues vino a llamarnos cuando nosotros
estábamos ya a punto de perecer.
RESPONSORIO 1Ts 5, 9-10; Col 1,
13
R. Dios no nos
ha destinado a ser objeto de su ira, sino que nos ha puesto para obtener la
salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros; * para
que vivamos junto con él.
V. El nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido.
R. Para que vivamos junto con él.
*Lecturas del Domingo 32º
del Tiempo Ordinario - Ciclo C*
Domingo, 6
de noviembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas (20,27-38)*
En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay
resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando
mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y de descendencia a su
hermano. Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos.
El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos
sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección,
¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que
sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de
entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no
pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de
la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la
zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”.
No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Antífona
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona
PRECES
Dios nos ama y sabe lo que nos hace falta; invoquémosle, pues,
diciendo:
Te bendecimos y en ti confiamos, Señor.
Te alabamos, Dios todopoderoso, Rey del universo, porque a nosotros, injustos y
pecadores, nos has llamado al conocimiento de la verdad;
haz que te sirvamos con santidad y justicia.
Vuélvete hacia nosotros, Señor, tú que has querido abrirnos la puerta de tu
misericordia,
y haz que nunca nos apartemos del camino que lleva a la vida.
Ya que hoy celebramos la resurrección del Hijo de tu amor,
haz que este día transcurra lleno de gozo espiritual.
Da, Señor, a tus fieles el espíritu de oración y de alabanza,
para que en toda ocasión te demos gracias.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Movidos ahora todos por el mismo Espíritu que nos da Cristo resucitado acudamos
a Dios, de quien somos verdaderos hijos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que has preparado bienes invisibles para los que te aman,
infunde el amor de tu nombre en nuestros corazones, para que, amándote en todo
y sobre todas las cosas, consigamos tus promesas que superan todo deseo. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: HACEDOR DE LA LUZ: TÚ QUE CREASTE
Hacedor de la luz: tú que creaste
la que brilla en los días de este suelo,
y que, mediante sus primeros rayos,
diste principio al universo entero.
Tú que nos ordenaste llamar día
al tiempo entre la aurora y el ocaso,
ahora que la noche se aproxima
oye nuestra oración y nuestro llanto.
Que cargados con todas nuestras culpas
no perdamos el don de la otra vida,
al no pensar en nada duradero
y al continuar pecando todavía.
Haz que, evitando todo lo dañoso
y a cubierto de todo lo perverso,
empujemos las puertas celestiales
y arrebatemos el eterno premio.
Escucha nuestra voz, piadoso Padre,
que junto con tu Hijo Jesucristo
y con el Santo Espíritu Paráclito,
reinas y reinarás en todo siglo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Yo mismo te engendré entre esplendores sagrados, antes de la
aurora. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo mismo te engendré entre
esplendores sagrados, antes de la aurora. Aleluya.
Ant 2. Dichosos los que tienen hambre y
sed de ser justos, porque ellos serán saciados.
Salmo 111- FELICIDAD DEL JUSTO
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los que tienen hambre y
sed de ser justos, porque ellos serán saciados.
Ant 3. Alabad al Señor, sus siervos todos,
pequeños y grandes. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada
estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor, sus siervos todos,
pequeños y grandes. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 12, 22-24
Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén
del cielo, a la asamblea de los innumerables ángeles, a la congregación de los
primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los
justos que han llegado a su destino, al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y
a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.
RESPONSORIO BREVE
V. Nuestro Señor es grande y poderoso.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Su sabiduría no tiene medida.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Mujer, grande es tu fe; que se cumpla lo que deseas.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mujer, grande es tu fe; que se
cumpla lo que deseas.
PRECES
Alegrándonos en el Señor, de quien vienen todos los dones,
digámosle:
Escucha, Señor, nuestra oración.
Padre y Señor de todos, que enviaste a tu Hijo al mundo para que tu nombre
fuese glorificado desde donde sale el sol hasta el ocaso,
fortalece el testimonio de tu Iglesia entre los pueblos.
Haz que seamos dóciles a la predicación de los apóstoles,
y sumisos a la fe verdadera.
Tú que amas la justicia,
haz justicia a los oprimidos.
Libera a los cautivos, abre los ojos al ciego,
endereza a los que ya se doblan, guarda a los peregrinos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Haz que nuestros hermanos que duermen ya el sueño de la paz
lleguen, por tu Hijo, a la santa resurrección.
Unidos entre nosotros y con Jesucristo, y dispuestos a perdonarnos siempre unos
a otros, dirijamos al Padre nuestra súplica confiada:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que has preparado bienes invisibles para los que te aman,
infunde el amor de tu nombre en nuestros corazones, para que, amándote en todo
y sobre todas las cosas, consigamos tus promesas que superan todo deseo. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 6 DE NOVIEMBRE 2022
*Lecturas del Domingo 32º
del Tiempo Ordinario - Ciclo C*
Domingo, 6 de noviembre de 2022
Primera lectura
Lectura del segundo libro de los Macabeos
(7,1-2.9-14):
En aquellos días, sucedió que arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey
los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo,
prohibida por la ley. Uno de ellos habló en nombre de los demás:
«Qué pretendes sacar de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que
quebrantar la ley de nuestros padres».
El segundo, estando a punto de morir, dijo:
«Tú, malvado, nos arrancas la vida presente; pero, cuando hayamos muerto por su
ley, el Rey del universo nos resucitará para una vida eterna».
Después se burlaron del tercero. Cuando le pidieron que sacara la lengua, lo
hizo enseguida y presentó las manos con gran valor. Y habló dignamente:
«Del Cielo las recibí y por sus leyes las desprecio; espero recobrarlas del
mismo Dios».
El rey y su corte se asombraron del valor con que el joven despreciaba los
tormentos.
Cuando murió este, torturaron de modo semejante al cuarto. Y, cuando estaba a
punto de morir, dijo:
«Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se tiene la esperanza de que
Dios mismo nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 16,1.5-6.8.15
R/. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
V/. Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño. R/.
V/. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras. R/.
V/. Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante. R/.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a
los Tesalonicenses (2,16–3,5):
Hermanos:
Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado
y nos ha regalado un consuelo eterno y una esperanza dichosa, consuele vuestros
corazones y os dé fuerza para toda clase de palabras y obras buenas. Por lo
demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor siga
avanzando y sea glorificada, como lo fue entre vosotros, y para que nos veamos
libres de la gente perversa y malvada, porque la fe no es de todos.
El Señor, que es fiel, os dará fuerzas y os librará del Maligno.
En cuanto a vosotros, estamos seguros en el Señor de que ya cumplís y seguiréis
cumpliendo todo lo que os hemos mandado.
Que el Señor dirija vuestros corazones hacia el amor de Dios y la paciencia en
Cristo.
Palabra de Dios
*Lecturas del Domingo 32º
del Tiempo Ordinario - Ciclo C*
Domingo, 6
de noviembre de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas (20,27-38)*
En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay
resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando
mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y de descendencia a su
hermano. Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos.
El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos
sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección,
¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que
sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de
entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no
pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de
la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la
zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”.
No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Se acercaron a Jesús unos
saduceos, que niegan la resurrección)
*Cuando el Señor habla de la
resurrección uno como que puede sentir una esperanza. Creer en la otra vida
después de la muerte solo me deja ganancia. ¿Por qué el príncipe de la
oscuridad insiste tanto en que no hay resurrección? Esa es una herramienta que
la usa con mucha sutiliza para alejar a las personas de la fe. Utilizando el
miedo y la amenaza. Porque mi fe está fundamentada en la resurrección, por eso
digo: Creo en la resurrección de los muertos y en la vida eterna. Eso pone
furioso al demonio porque él no puede decir nunca que cree en la resurrección
de los muertos, porque si dice eso entraría en él la esperanza, y la misión de
él es arrancarles la esperanza a las personas. Y la esperanza es una fuerza que
me sostiene de pies a mí y a todo el que desea y quiere la vida eterna*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.