Musica Para el Alma
domingo, 10 de abril de 2022
JUAN 13,21-33.36-38 CICLO C
*Lecturas del Martes Santo*
Martes, 12 de abril de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (13,21-33.36-38)*
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se
turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:
- «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo
decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de
Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
- «Señor, ¿quién es?».
Le contestó Jesús:
- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.
Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
- «Lo que vas hacer, hazlo pronto».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la
bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la
fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió
inmediatamente. Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús:
- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si
Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo
glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero
lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:
"Donde yo voy, vosotros no podéis ir"»
Simón Pedro le dijo:
- «Señor, ¿a dónde vas?».
Jesús le respondió:
- «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Pedro replicó:
- «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».
Jesús le contestó:
- «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el
gallo antes de que me hayas negado tres veces».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Uno de
vosotros me va a entregar)
*Para mí la noticia más desagradable que dijo el
Señor fue: Uno de ustedes me va a entregar. Hoy con esta palabra siento un poco
de tristeza porque, también tengo mi vida oculta y voy detrás de lo que pienso
que a mí me conviene. Pero el Señor me dice la verdad, y diciéndome la verdad
al mismo tiempo me ama y desea abrir mis ojos y para que mi mirada pueda
conectar con su lenguaje, porque el Señor, me conoces y sabe mis pensamiento.
Es por eso que él quiere que mis camino sean sus camino*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LEUDES Y LAS VISPERAS DEL MARTE SANTO
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO DE
CUARESMA
MARTES
SANTO
Del Propio del Tiempo. Salterio II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y
mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A
Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid,
adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A
Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid,
adorémosle.
Himno: OJOS MUERTOS QUE MIRÁIS.
Ojos muertos que miráis
con mirar indescriptible
y con fuerza irresistible
atraéis y cautiváis,
¿por qué, si muertos estáis,
tenéis tan viva expresión
que así turbáis mi razón
trocando vuestras miradas
en dos punzantes espadas
que parten mi corazón?
Al veros, ojos piadosos,
todo mi ser se conmueve.
¿Quién a miraros se atreve
sin llorar, ojos llorosos?
Me cautiváis amorosos,
me reprendéis justicieros,
inspiráis dolor y calma,
sois tiernos y sois severos,
y las borrascas del alma
enfrenáis sólo con veros.
¡Ah! Permitid ojos píos,
ojos que sois el encanto
del cielo, que con mi llanto
borre mis locos desvíos;
bebí en cenagosos ríos
aguas de ponzoñas llenas
que, al infiltrarse en mis venas,
causaron fiebres ardientes.
¡Cómo olvidé que erais fuentes
de aguas dulces y serenas! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Defiende mi causa, Señor, sálvame del
hombre traidor y malvado.
Salmo 42 - DESEO DEL TEMPLO
Hazme justicia, ¡oh Dios!, defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.
Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Señor, Dios mío.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Defiende
mi causa, Señor, sálvame del hombre traidor y malvado.
Ant 2. Tú
defendiste, Señor, la causa de mi alma y rescataste mi vida, Señor, Dios mío.
Cántico: ANGUSTIA DE UN MORIBUNDO Y
ALEGRÍA DE LA CURACIÓN Is 38, 10-14. 17-20
Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.»
Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.
Levantan y enrollan mi vida
como una tienda de pastores.
Como un tejedor devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»
Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estas acabando.
Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.
El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.
Los vivos, los vivos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El Padre enseña a sus hijos tu fidelidad.
Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú
defendiste, Señor, la causa de mi alma y rescataste mi vida, Señor, Dios mío.
Ant 3. Mi
siervo justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos.
Salmo 64 - SOLEMNE ACCIÓN DE GRACIAS.
¡Oh Dios!, tú mereces un himno en Sión,
y a ti se te cumplen los votos,
porque tú escuchas las súplicas.
A ti acude todo mortal
a causa de sus culpas;
nuestros delitos nos abruman,
pero tú los perdonas.
Dichoso el que tú eliges y acercas
para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.
Con portentos de justicia nos respondes,
Dios, salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra
y del océano remoto;
Tú que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido de poder;
tú que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.
Los habitantes del extremo del orbe
se sobrecogen ante tus signos,
y a las puertas de la aurora y del ocaso
las llenas de júbilo.
Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales;
riegas los surcos, igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes;
coronas el año con tus bienes,
las rodadas de tu carro rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría;
las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi
siervo justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos.
LECTURA BREVE Za 12,
10-11a
Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un
espíritu de gracia y de oración. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán
llanto como llanto por el hijo único y llorarán como se llora al primogénito.
Aquel día será grande el luto de Jerusalén.
RESPONSORIO BREVE
V. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
R. Nos
has comprado, Señor, por tu sangre.
V. De
entre toda raza, lengua, pueblo y nación.
R. Nos
has comprado, Señor, por tu sangre.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nos
has comprado, Señor, por tu sangre.
PRIMERA
LECTURA AÑO II
Del libro del profeta Jeremías 8, 13-9,
10
LAMENTACIÓN SOBRE LA VIÑA DEL SEÑOR
Esto dice el Señor:
«Si intento recoger algo de los hijos de Judá —oráculo del Señor—, no hay
racimos en la vid ni higos en la higuera, la hoja está seca; los entregaré a la
esclavitud.»
«¿Qué hacemos aquí sentados? Reunámonos, entremos en las plazas fuertes, para
morir allí; porque el Señor, nuestro Dios, nos deja morir, nos da a beber agua
envenenada, porque pecamos contra el Señor. Se espera mejoría y no hay
bienestar, a la hora de curarse sobreviene el delirio.»
Desde Dan se escucha el resoplar de los caballos; cuando relinchan los
corceles, retiembla la tierra; llegan y devoran el país y a sus habitantes, la
ciudad con sus vecinos.
«Yo envío contra vosotros serpientes venenosas, contra las que no valen
encantamientos, os picarán mortalmente» —oráculo del Señor—.
El pesar me abruma, mi corazón desfallece, al oír desde lejos el grito de
auxilio de la capital: «¿No está el Señor en Sión, no está allí su Rey?» ¿No me
irritaron con sus ídolos, ficciones importadas?
Pasó la cosecha, se acabó el verano, y no hemos recibido auxilio. Por la
aflicción de la hija de mi pueblo ando afligido, sombrío y atenazado de
espanto: ¿No queda bálsamo en Galaad, no quedan médicos? ¿Por qué no se cierra
la herida de la hija de mi pueblo?
«Quién diera agua a mi cabeza y a mis ojos una fuente de lágrimas, para llorar
día y noche a los muertos de la hija de mi pueblo. Quién me diera posada en el
desierto para abandonar a mi pueblo y alejarme de él; pues todos son adúlteros,
una caterva de bandidos. Tensan las lenguas como arcos, dominan el país con la
mentira y no con la verdad; avanzan de maldad en maldad, y a mí no me reconocen
—oráculo del Señor—. Guárdese cada uno del prójimo, no os fiéis del hermano,
porque el hermano pone zancadillas y el prójimo anda calumniando; se estafan
unos a otros y nadie dice la verdad; entrenan sus lenguas en la mentira, están
pervertidos, incapaces de convertirse: fraude sobre fraude, engaño sobre
engaño, y rechazan mi conocimiento» —oráculo del Señor—.
Por eso, así dice el Señor de los ejércitos:
«Yo mismo los fundiré y probaré, si no, ¿qué hacer con la hija de mi pueblo? Su
lengua es una flecha afilada, dice mentiras su boca; saludan deseando paz al
prójimo, y por dentro le traman asechanzas. Y de esto ¿no os pediré cuentas?
—oráculo del Señor—; de un pueblo semejante ¿no he de vengarme yo mismo? Sobre
los montes alzaré llanto y gemido, en las dehesas una elegía: Están requemadas
las dehesas, nadie transita, no se oye mugir el rebaño; pájaros y bestias
huyeron, marcharon.»
RESPONSORIO Jr 26, 15;
Mt 27, 24
R. Sabed
bien que si me matáis, * echaréis sangre inocente sobre vosotros y
sobre esta ciudad.
V. Pilato
se lavó las manos a la vista del pueblo y exclamó: «Yo no soy responsable de la
sangre de este justo.»
R. Echaréis
sangre inocente sobre vosotros y sobre esta ciudad.
SEGUNDA LECTURA
Del Libro de san Basilio Magno, obispo,
Sobre el Espíritu Santo
(Cap. 15, núm. 35: PG 32, 127-130)
ES UNA SOLA LA MUERTE EN FAVOR DEL MUNDO Y
UNA SOLA LA RESURRECCIÓN DE ENTRE LOS MUERTOS
Nuestro Dios y Salvador realizó su plan de salvar al hombre levantándolo de su
caída y haciendo que pasara del estado de alejamiento, en que había incurrido
por su desobediencia, al estado de familiaridad con Dios. Éste fue el motivo de
la venida de Cristo en la carne, de su convivencia con los hombres, de sus
sufrimientos, de su cruz, de su sepultura y de su resurrección: que el hombre,
una vez salvado, recobrara, por la imitación de Cristo, su antigua condición de
hijo adoptivo.
Y así, para llegar a una vida perfecta, es necesario imitar a Cristo, no sólo
en los ejemplos que nos dio durante su vida, ejemplos de mansedumbre, de
humildad y de paciencia, sino también en su muerte, como dice Pablo, el
imitador de Cristo: Muriendo su misma muerte, para alcanzar también la
resurrección de entre los muertos.
Mas, ¿de qué manera podremos reproducir en nosotros su muerte? Sepultándonos
con él por el bautismo. ¿En qué consiste este modo de sepultura, y de qué nos
sirve el imitarla? En primer lugar, es necesario cortar con la vida anterior. Y
esto nadie puede conseguirlo sin aquel nuevo nacimiento de que nos habla el
Señor, ya que la regeneración, como su mismo nombre indica, es el comienzo de
una vida nueva. Por esto, antes de comenzar esta vida nueva, es necesario poner
fin a la anterior. En esto sucede lo mismo que con los que corren en el
estadio: éstos, al llegar al fin de la primera parte de la carrera, antes de
girar en redondo, necesitan hacer una pequeña parada o pausa, para reemprender
luego el camino de vuelta; así también, en este cambio de vida, era necesario
interponer la muerte entre la primera vida y la posterior, muerte que pone fin
a los actos precedentes y da comienzo a los subsiguientes.
¿Cómo podremos, pues, imitar a Cristo en su descenso a la región de los
muertos? Imitando su sepultura mediante el bautismo. En efecto, los cuerpos de
los que son bautizados quedan, en cierto modo, sepultados bajo las aguas. Por
esto el bautismo significa, de un modo arcano, el despojo de las obras de la
carne, según aquellas palabras del Apóstol: Habéis sido circuncidados, no con
operación quirúrgica, sino con la circuncisión de Cristo, que consiste en el
despojo de vuestra condición mortal; con Cristo fuisteis sepultados en el
bautismo, ya que el bautismo en cierto modo purifica el alma de las manchas ocasionadas
en ella por el influjo de esta vida en carne mortal, según está escrito:
Lávame: quedaré más blanco que la nieve. Por esto reconocemos un solo bautismo
salvador, ya que es una sola la muerte en favor del mundo y una sola la
resurrección de entre los muertos, y de ambas es figura el bautismo.
RESPONSORIO Rm 6, 3. 5.
4
R. Cuantos
en el bautismo fuimos sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en su
muerte. * Y
si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte,
también lo estaremos por la imagen de su resurrección.
V. Por
nuestro bautismo fuimos sepultados con él, para participar de su muerte.
R. Y
si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte,
también lo estaremos por la imagen de su resurrección
Lectura del santo evangelio según san Juan (13,21-33.36-38):
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su
espíritu y dio testimonio diciendo:
- «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo
decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de
Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
- «Señor, ¿quién es?».
Le contestó Jesús:
- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.
Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
- «Lo que vas hacer, hazlo pronto».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la
bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la
fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente.
Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús:
- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si
Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo
glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me busca¬réis, pero
lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:
"Donde yo voy, vosotros no podéis ir"»
Simón Pedro le dijo:
- «Señor, ¿a dónde vas?».
Jesús le respondió:
- «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Pedro replicó:
- «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».
Jesús le contestó:
- «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el
gallo antes de que me hayas negado tres veces».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Glorifícame tú, Padre, con la gloria que
tenía junto a ti, antes que el mundo existiese.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Glorifícame
tú, Padre, con la gloria que tenía junto a ti, antes que el mundo existiese.
PRECES
Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que
nos redimió con su muerte y resurrección, y digámosle:
Señor, ten piedad de nosotros.
Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.
Tú que, elevado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
sana nuestras heridas.
Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,
haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de
este árbol.
Tú que, clavado en la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,
perdónanos también a nosotros, pecadores.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Siguiendo la enseñanza de Jesucristo, que nos ha hecho hijos de Dios, digamos
juntos a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, concédenos
participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor que
alcancemos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi
auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: BRILLE LA CRUZ DEL
VERBO, LUMINOSA.
Brille la cruz del Verbo, luminosa,
brille como la carne sacratísima
de aquel Jesús nacido de la Virgen
que en la gloria del Padre vive y brilla.
Gemía Adán doliente y conturbado,
lágrimas Eva junto a Adán vertía;
brillen sus rostros por la cruz gloriosa,
cruz que se enciende cuando el Verbo expira.
¡Salve, cruz de los montes y caminos,
junto al enfermo suave medicina,
regio trono de Cristo en las familias,
cruz de nuestra fe, salve cruz bendita!
Reine el Señor crucificado,
levantando la cruz donde moría;
nuestros enfermos ojos buscan luz,
nuestros labios el río de la vida.
Te adoramos, oh cruz que fabricamos
pecadores con manos deicidas;
te adoramos, ornato del Señor,
sacramento de nuestra eterna dicha. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Oía las burlas de la
gente: «Terror por doquier», pero el Señor está conmigo, como fuerte guerrero.
Salmo 48 I - VANIDAD DE
LAS RIQUEZAS
Oíd esto, todas las naciones,
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;
mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.
¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y me acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.
Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.
El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.
El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oía las burlas de la gente: «Terror
por doquier», pero el Señor está conmigo, como fuerte guerrero.
Ant 2. Sal fiador por mí ante ti mismo,
Señor, ¿pues quién, si no, me dará la mano?
Salmo 48 II
Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura
y el abismo es su casa.
Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.
No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.
El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sal fiador por mí ante ti mismo,
Señor, ¿pues quién, si no, me dará la mano?
Ant 3. Fuiste degollado, Señor, y por tu
sangre nos compraste para Dios.
Cántico: HIMNO A DIOS
CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Fuiste degollado, Señor, y por tu
sangre nos compraste para Dios.
LECTURA
BREVE 1Co 1, 27b-30
Lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más: ha
escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para
anular a lo que cuenta; de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del
Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho
para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.
RESPONSORIO BREVE
V. Te adoramos, oh Cristo,
y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
V. Porque con tu santa cruz redimiste
al mundo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Soy libre para dar mi
vida y libre para volverla a tomar.
Cántico de María. ALEGRÍA
DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Soy libre para dar mi vida y libre
para volverla a tomar.
PRECES
Adoremos a Jesús, el
Salvador del género humano, que muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando
restauró la vida, y pidámosle humildemente:
Santifica, Señor, el pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a
tu pasión,
para que consigamos la gloria de la resurrección.
Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
para poder nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo
con que tú nos consuelas.
Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su
vida,
para que se manifiesten a los hombres los frutos de la salvación.
Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de
cruz,
concede a tus fieles obediencia y paciencia.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,
y a nosotros concédenos también que un día participemos de su felicidad.
Dirijámonos a Dios con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y
eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión
del Señor que alcancemos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL MARTE SANTO 12 DE ABRIL 2022
*Lecturas del Martes Santo*
Martes, 12 de abril de 2022
Primera
lectura
Lectura del
libro de Isaías (49,1-6):
Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos:
El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y
pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la
sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo:
- «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré».
Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis
fuerzas». En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba
Dios. Y ahora dice el Señor,el que me formó desde el vientre como siervo suyo,
para que le devolvéis a Jacob, para que le reuniera a
Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza:
- «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de
vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi
salvación alcance hasta el confín de la tierra».
Palabra de Dios
Salmo
Sal
70,1-2.3-4a.5-6ab.15.17
R/. Mi boca contará tu
salvación, Señor
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R.
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.
Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R.
Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R.
*Lecturas del Martes Santo*
Martes, 12 de abril de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (13,21-33.36-38)*
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se
turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:
- «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo
decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de
Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
- «Señor, ¿quién es?».
Le contestó Jesús:
- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.
Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
- «Lo que vas hacer, hazlo pronto».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la
bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la
fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió
inmediatamente. Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús:
- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si
Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo
glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero
lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:
"Donde yo voy, vosotros no podéis ir"»
Simón Pedro le dijo:
- «Señor, ¿a dónde vas?».
Jesús le respondió:
- «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Pedro replicó:
- «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».
Jesús le contestó:
- «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el
gallo antes de que me hayas negado tres veces».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Uno de
vosotros me va a entregar)
*Para mí la noticia más desagradable que dijo el
Señor fue: Uno de ustedes me va a entregar. Hoy con esta palabra siento un poco
de tristeza porque, también tengo mi vida oculta y voy detrás de lo que pienso
que a mí me conviene. Pero el Señor me dice la verdad, y diciéndome la verdad
al mismo tiempo me ama y desea abrir mis ojos y para que mi mirada pueda
conectar con su lenguaje, porque el Señor, me conoces y sabe mis pensamiento.
Es por eso que él quiere que mis camino sean sus camino*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.