Musica Para el Alma
viernes, 10 de mayo de 2024
JUAN 16,23b-28 CICLO B
*Lecturas de la 6ª Semana
del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 11 de mayo de
2024
Evangelio
*Lectura del santo
evangelio según san Juan (16,23b-28)*
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que
vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la
hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre
claramente.
Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por
vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis
que yo salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«El Padre los ama,
porque ustedes me quieren y han creído»).
*Esta es una palabra que
nos obliga de una manera agradable a creer en el amor. Es una palabra que nos
invita a dejarnos seducir por los sentimientos del bien. Es una palabra que nos
llena de alegría y podemos ver y contemplar que el Señor, no hace distinción de
persona porque él, no se fija en la apariencia. El Señor sabe muy bien que
dentro de nosotros existen muchas cosas extrañas que no son muy agradable, pero
él no se fija en eso, sino que le agradan los pequeños detalles, él sabe que,
en nosotros, allá muy adentro de nosotros, tenemos el deseo de cambiar, el
deseo de amar, el deseo de hacer el bien, el deseo de llevar una vida de
acuerdo a su voluntad y él sabe que hay ocasiones que tenemos deseo de hacer el
bien y no nos sale. La buena noticia para nosotros es que él, se ha dado cuenta
que tenemos el deseo de creer en él, en su amor, y de esperar en su
misericordia*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL SABADO 11
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO PASCUAL*
*SÁBADO
DE SEMANA VI*
Propio del Tiempo. Salterio II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Verdaderamente ha resucitado el
Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el
Señor. Aleluya.
Himno: VELARON LAS ESTRELLAS EL SUEÑO DE SU MUERTE
Velaron las estrellas el sueño de su muerte,
sus luces de esperanzas las recogió ya el sol,
en haces luminosos la aurora resplandece,
es hoy el nuevo día en que el Señor actuó.
Los pobres de sí mismos creyeron su palabra,
la noche de los hombres fue grávida de Dios,
él dijo volvería colmando su esperanza,
más fuerte que la muerte fue su infinito amor.
De angustia estremecida lloró y gimió la tierra,
en lágrimas y sangre su humanidad vivió,
pecado, mal y muerte perdieron ya su fuerza,
el Cristo siempre vivo es hoy nuestro blasón.
De gozo reverdecen los valles y praderas,
los pájaros y flores, su canto y su color,
celebran con los hombres la eterna primavera
del día y la victoria en que el Señor actuó.
Recibe, Padre santo, los cánticos y amores
de cuantos en tu Hijo hallaron salvación,
tu Espíritu divino nos llene de sus dones,
los hombres y los pueblos se abran a tu Amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tus acciones, Señor, son mi alegría, y mi júbilo las obras de tus
manos. Aleluya.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA
VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tus acciones, Señor, son mi
alegría, y mi júbilo las obras de tus manos. Aleluya.
Ant 2. El nos hace morir y él nos da la
vida; él nos hirió y él nos vendará. Aleluya.
Cántico: BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO Dt 32, 1-12
Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra;
como llovizna sobre la hierba,
como sereno sobre el césped;
voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.
Él es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y recto.
Hijos degenerados, se portaron mal con él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿no es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?
Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán:
Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue la parte de su heredad.
Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.
Como el águila incita a su nidada,
revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.
El Señor solo los condujo
no hubo dioses extraños con él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El nos hace morir y él nos da la
vida; él nos hirió y él nos vendará. Aleluya.
Ant 3. Coronaste de gloria y dignidad a tu
Cristo. Aleluya.
Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Coronaste de gloria y dignidad a tu
Cristo. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 14, 7-9
Ninguno de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí. Que si vivimos,
vivimos para el Señor; y si morimos, para el Señor morimos. En fin, que tanto
en vida como en muerte somos del Señor. Para esto murió Cristo y retornó a la
vida, para ser Señor de vivos y muertos.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya.
Aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya. Aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya.
Aleluya.
V. Mi
corazón se alegra. Aleluya.
R. Y te canto agradecido. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de los apóstoles 24, 1-27
PABLO ANTE EL PROCURADOR FÉLIX
En aquellos días, bajó el sumo sacerdote Ananías
con algunos ancianos y un tal Tértulo, que era abogado, para presentar demanda
contra Pablo ante el procurador. Citado que hubieron a Pablo, empezó Tértulo su
acusación en estos términos:
«La gran paz de que gozamos, gracias a ti, y las mejoras que, por tu
providencia, se han realizado en favor de nuestro pueblo son beneficios que
siempre y en todas partes hemos recibido, óptimo Félix, con suma gratitud. Pero
no quiero entretenerte demasiado; sólo te ruego que nos escuches unos momentos
con tu acostumbrada bondad. Pues bien, nos consta que este hombre es una peste,
que incita a la rebelión a todos los judíos por todo el imperio, y que es jefe
de esa secta de los nazarenos. Hasta ha intentado profanar el templo. Por este
motivo lo prendimos. Puedes tú mismo tomarle ahora declaración y cerciorarte
por su misma boca de la verdad de todas nuestras acusaciones.»
Los judíos, por su parte, se adhirieron a la acusación, asegurando que era
verdad. A una señal del procurador, tomó Pablo la palabra y se expresó así:
«Sabiendo que desde hace muchos años eres juez de esta nación, voy a hablar con
toda confianza en mi defensa. Sabrás que no hace doce días que subí a Jerusalén
a adorar a Dios, y que ni en el templo, ni en las sinagogas, ni por la ciudad
me encontraron discutiendo con nadie o amotinando a la gente. Y de ningún modo
pueden demostrar las acusaciones de que me hacen ahora objeto. Yo te declaro lo
siguiente: Yo sirvo al Dios de mis padres según la doctrina y modo de vivir que
ellos llaman secta. Pero yo conservo mi fe en todo cuanto se halla escrito en
la ley y en los profetas, y tengo mi esperanza fundada en Dios, como la tienen
ellos mismos, de que habrá resurrección de buenos y malos. Por esto me esfuerzo
también yo mismo en tener siempre una conciencia limpia ante Dios y ante los
hombres. Al cabo, pues, de muchos años he venido a traer las limosnas recogidas
para los de mi nación y a ofrecer sacrificios. Y en esa ocasión, cuando estaba
yo purificado, me encontraron en el templo, pero sin haber provocado yo
revuelta ni alboroto alguno. Y los que me encontraron fueron algunos judíos de
la provincia romana de Asia. Éstos son los que deberían presentarse aquí, y
acusarme si tenían algo contra mí. O bien, que digan estos mismos qué crimen
encontraron en mí, cuando comparecí ante el Consejo, como no fuese esta sola
frase, que en medio de ellos proferí en alta voz; "Por defender la
resurrección de los muertos me encuentro hoy procesado ante vosotros."»
Félix, que estaba bien al tanto de cuanto a esta doctrina se refería, difirió
el proceso, diciendo:
«Cuando baje el tribuno Lisias, examinaré a fondo vuestra causa.»
Y dio orden al centurión de custodiar a Pablo, pero de dejarle cierta libertad,
permitiendo a sus amigos que le socorriesen. Algunos días más tarde, se
presentó Félix con su mujer Drusila, que era judía. Y, habiendo mandado llamar
a Pablo, lo oyó hablar acerca de la fe en Cristo Jesús. Según iba hablando
Pablo sobre la justificación, la continencia y el juicio final, Félix se llenó
de terror y le dijo:
«Por ahora retírate. Ya te llamaré cuando tenga tiempo.»
Esperaba, por otra parte, que Pablo le diese dinero, y por eso lo hacía llamar
muchas veces y conversaba con él. Así transcurrieron dos años. A Félix, le
sucedió Porcio Festo; y Félix, queriendo congraciarse con los judíos, dejó a
Pablo en la prisión.
RESPONSORIO Jn 5, 28-29; Hch 24,
14. 15
R. Llega la
hora en que los que están en el sepulcro oirán la voz del Hijo de Dios. * Los
que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida. Aleluya.
V. Sirvo al Dios de mis Padres, y tengo mi
esperanza fundada en Dios de que habrá resurrección de buenos y malos.
R. Los que hayan hecho el bien saldrán a una
resurrección de vida. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Gregorio de Nisa, obispo,
sobre el Cantar de los cantares
(Homilía 15: PG 44, 1115-1118)
YO LES HE DADO LA GLORIA QUE TÚ ME DISTE
Cuando el amor llega a eliminar del todo el temor,
el mismo temor se convierte en amor; entonces llega a comprenderse que la
unidad es lo que alcanza la salvación, cuando estamos todos unidos, por nuestra
íntima adhesión al solo y único bien, por la perfección de la que nos hace
participar la paloma mística.
Algo de esto podemos deducir de aquellas palabras: Es única mi paloma, mi
perfecta; es la única hija de su madre, la predilecta de quien la engendró.
Pero las palabras del Señor en el Evangelio nos enseñan esto mismo de una
manera más clara. Él, en efecto, habiendo dado, por su bendición, todo poder a
sus discípulos, otorgó también los demás bienes a sus elegidos, mediante las
palabras con que se dirige al Padre, añadiendo el más importante de estos
bienes, el de que, en adelante, no estén ya divididos por divergencia alguna en
la apreciación del bien, sino que sean una sola cosa, por su unión con el solo
y único bien. Así, unidos en la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la
paz, como dice el Apóstol, serán todos un solo cuerpo y un solo espíritu, por
la única esperanza a la que han sido llamados.
Pero será mejor citar literalmente las divinas palabras del Evangelio: Para que
todos sean uno —dice—; para que, así como tú, Padre, estás en mi y yo en ti,
sean ellos una cosa en nosotros.
El nexo de esta unidad es la gloria. Nadie podrá negar razonablemente que este
nombre, gloria, se atribuye al Espíritu Santo, si se fija en las palabras del
Señor, cuando dice: Yo les he dado la gloria que tú me diste. De hecho, dio
esta gloria a los discípulos, cuando les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
Y esta gloria que él poseía desde siempre, antes de la existencia del mundo, la
recibió él también al revestirse de la naturaleza humana; y, una vez que esta
naturaleza humana de Cristo fue glorificada por el Espíritu Santo, la gloria
del Espíritu fue comunicada a todo ser que participa de esta naturaleza,
empezando por los apóstoles.
Por esto dice: Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno,
como nosotros somos uno; yo en ellos y tú en mi para que sean perfectos en la
unidad. Por esto, todo aquel que va creciendo de la niñez hasta alcanzar el
estado de hombre perfecto llega a aquella madurez espiritual, capaz de entender
las cosas, capaz, por fin, de la gloria del Espíritu Santo, por su pureza de
vida, limpia de todo defecto; éste es la paloma perfecta a la que se refiere el
Esposo cuando dice: Es única mi paloma, mi perfecta.
RESPONSORIO Cf. Jn 15, 15; cf.
14, 26; 15, 14
R. Ya no os
llamaré siervos, sino amigos; porque sabéis todo lo que he hecho en medio de
vosotros. * Recibid en vosotros el
Espíritu Santo, el Abogado que el Padre os enviará. Aleluya.
V. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os
mando.
R. Recibid en vosotros el Espíritu Santo, el
Abogado que el Padre os enviará. Aleluya.
*Lecturas de la 6ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 11 de mayo de 2024
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(16,23b-28)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que
vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la
hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre
claramente.
Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por
vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis
que yo salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Yo os lo aseguro: cuanto pidáis al Padre en mi nombre os lo
concederá. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo os lo aseguro: cuanto pidáis al
Padre en mi nombre os lo concederá. Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, que nos ha manifestado la vida eterna, y
digámosle confiados:
Que tu resurrección, Señor, nos haga crecer en gracia.
Pastor eterno, contempla con amor a tu pueblo, que se levanta ahora del
descanso,
y aliméntalo durante este día con tu palabra y tu eucaristía.
No permitas que seamos arrebatados por el lobo que devora o entregados por el
mercenario que huye,
sino haz que escuchemos siempre tu voz de buen pastor.
Tú que actúas siempre juntamente con los ministros de tu Evangelio y confirmas
su palabra con tu gracia,
haz que durante este día proclamemos tu resurrección con nuestras palabras y
con nuestra vida.
Sé, Señor, tú mismo nuestro gozo, el gozo que nadie puede arrebatarnos,
y haz que, alejados de toda tristeza, fruto del pecado, tengamos hambre de
poseer tu vida eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestra oración, diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro
maestro:
Padre nuestro...
ORACION
Mueve, Señor, nuestros corazones para que se adhieran siempre a
obrar el bien; que, tendiendo sin desfallecer hacia lo mejor, alcancemos vivir
también en la eternidad los bienes del misterio pascual. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS DE
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: NO, YO NO DEJO LA TIERRA
«No, yo no dejo la tierra.
No, yo no olvido a los hombres.
Aquí, yo he dejado la guerra;
arriba, están vuestros nombres.»
¿Qué hacéis mirando al cielo,
varones, sin alegría?
Lo que ahora parece un vuelo
ya es vuelta y es cercanía.
El gozo es mi testigo.
La paz, mi presencia viva,
que, al irme, se va conmigo
la cautividad cautiva.
El cielo ha comenzado.
Vosotros sois mi cosecha.
El Padre ya os ha sentado
conmigo, a su derecha.
Partid frente a la aurora.
Salvad a todo el que crea.
Vosotros marcáis mi hora.
Comienza vuestra tarea. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y voy al
Padre. Aleluya.
Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Salí del Padre y vine al mundo;
ahora dejo el mundo y voy al Padre. Aleluya.
Ant 2. Después de haber tratado con ellos,
el Señor Jesús fue elevado al cielo, y allí está sentado a la diestra de Dios.
Aleluya.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Después de haber tratado con ellos,
el Señor Jesús fue elevado al cielo, y allí está sentado a la diestra de Dios.
Aleluya.
Ant 3. Nadie sube al cielo sino aquel que
ha bajado del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. Aleluya.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nadie sube al cielo sino aquel que
ha bajado del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. Aleluya.
LECTURA BREVE Ef 2, 4-6
Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, aun cuando
estábamos muertos por nuestros pecados, nos vivificó con Cristo —por pura
gracia habéis sido salvados— y nos resucitó con él, y nos hizo sentar en los
cielos con Cristo Jesús.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios asciende entre aclamaciones. Aleluya, aleluya.
R. Dios asciende entre aclamaciones. Aleluya,
aleluya.
V. El Señor, al son de trompetas.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Dios asciende entre aclamaciones. Aleluya,
aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Padre, he dado a conocer tu nombre a los hombres que me diste; te
ruego por ellos, no por el mundo, ahora que voy a ti. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Padre, he dado a conocer tu nombre
a los hombres que me diste; te ruego por ellos, no por el mundo, ahora que voy
a ti. Aleluya.
PRECES
Aclamemos, alegres, a Jesucristo, que se ha sentado hoy a la
derecha del Padre, y digámosle:
Cristo, tú eres el rey de la gloria.
Rey de la gloria, que has querido glorificar por medio de tu cuerpo la
fragilidad de nuestra carne, elevándola hasta la gloria del cielo,
purifícanos de toda mancha y devuélvenos nuestra antigua dignidad.
Tú que por amor descendiste hasta nosotros,
haz que también nosotros por amor subamos hasta ti.
Tú que prometiste atraer a todos hacia ti,
no permitas que nosotros seamos apartados de la unidad de tu cuerpo.
Tú que nos has precedido al cielo en tu ascensión gloriosa,
haz que te sigamos ahí con nuestro corazón y nuestra mente.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que te esperamos como Dios, juez de todos los hombres,
haz que un día podamos contemplarte en tu gloria y majestad, junto con nuestros
hermanos difuntos.
Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre, repitiendo la oración que Cristo nos
enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Señor, rebosar de alegría al celebrar la gloriosa
ascensión de tu Hijo, y elevar a ti una cumplida acción de gracias, pues el
triunfo de Cristo es ya nuestra victoria y, ya que él es la cabeza de la
Iglesia, haz que nosotros, que somos su cuerpo, nos sintamos atraídos por una
irresistible esperanza hacia donde él nos precedió. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL SABADOS 11 DE MAYO 2024
*Lecturas de la 6ª Semana
del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 11 de mayo de
2024
Primera lectura
Lectura del libro de los
Hechos de los apóstoles (18,23-28):
Pasado algún tiempo en Antioquía, Pablo marchó y recorrió sucesivamente Galacia
y Frigia, animando a los discípulos.
Llegó a Éfeso un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, hombre elocuente y
muy versado en las Escrituras. Lo habían instruido en el camino del Señor y
exponía con entusiasmo y exactitud lo referente a Jesús, aunque no conocía más
que el bautismo de Juan.
Apolo, pues, se puso a hablar públicamente en la sinagoga. Cuando lo oyeron
Priscila y Áquila, lo tomaron por su cuenta y le explicaron con más detalle el
camino de Dios. Decidió pasar a Acaya, y los hermanos lo animaron y escribieron
a los discípulos de allí que lo recibieran bien. Una vez llegado, con la ayuda
de la gracia, contribuyó mucho al provecho de los creyentes, pues rebatía
vigorosamente en público a los judíos, demostrando con la Escritura que Jesús
es el Mesías.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 46,2-18-9.10
R/. Dios es el rey del mundo
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra. R/.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso. R/.
*Lecturas de la 6ª Semana
del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 11 de mayo de
2024
Evangelio
*Lectura del santo
evangelio según san Juan (16,23b-28)*
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que
vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la
hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre
claramente.
Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por
vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis
que yo salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«El Padre los ama,
porque ustedes me quieren y han creído»).
*Esta es una palabra que
nos obliga de una manera agradable a creer en el amor. Es una palabra que nos
invita a dejarnos seducir por los sentimientos del bien. Es una palabra que nos
llena de alegría y podemos ver y contemplar que el Señor, no hace distinción de
persona porque él, no se fija en la apariencia. El Señor sabe muy bien que
dentro de nosotros existen muchas cosas extrañas que no son muy agradable, pero
él no se fija en eso, sino que le agradan los pequeños detalles, él sabe que,
en nosotros, allá muy adentro de nosotros, tenemos el deseo de cambiar, el
deseo de amar, el deseo de hacer el bien, el deseo de llevar una vida de
acuerdo a su voluntad y él sabe que hay ocasiones que tenemos deseo de hacer el
bien y no nos sale. La buena noticia para nosotros es que él, se ha dado cuenta
que tenemos el deseo de creer en él, en su amor, y de esperar en su
misericordia*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.