COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE
Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant 2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:
Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA BREVE Dt 6, 4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
Musica Para el Alma
viernes, 4 de enero de 2019
VÍSPERAS ORACIÓN AL FINAL DE LA TARDE
I VÍSPERAS
LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: REYES QUE VENÍS POR ELLAS
Reyes que venís por ellas,
no busquéis estrellas ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Mirando sus luces bellas,
no sigáis la vuestra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Aquí parad, que aquí está
quien luz a los cielos da:
Dios es el puerto más cierto,
y si habéis hallado puerto
no busquéis estrellas ya.
No busquéis la estrella ahora:
que su luz ha oscurecido
este Sol recién nacido
en esta Virgen Aurora.
Ya no hallaréis luz en ellas,
el Niño os alumbra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Aunque eclipsarse pretende,
no reparéis en su llanto,
porque nunca llueve tanto
como cuando el sol se enciende.
Aquellas lágrimas bellas
la estrella oscurecen ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Engendrado antes de la aurora de los siglos, el Señor, nuestro Salvador, hoy se ha manifestado al mundo.
Salmo 134 I - HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.
Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.
Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.
Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
-en medio de ti, Egipto-
contra el Faraón y sus ministros.
Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Engendrado antes de la aurora de los siglos, el Señor, nuestro Salvador, hoy se ha manifestado al mundo.
Ant 2. El Señor, nuestro Dios, es grande, más que todos los dioses.
Salmo 134 II.
Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.
Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,
tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.
Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor, nuestro Dios, es grande, más que todos los dioses.
Ant 3. Esta estrella resplandece como llama viva y revela al Dios, Rey de reyes; los magos la contemplaron y ofrecieron sus dones al gran Rey.
Cantico: ALABAD AL SEÑOR, TODAS LAS NACIONES - Cf. 1Tm 3,16
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Cristo, manifestado en fragilidad humana,
santificado por el Espíritu.
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Cristo, mostrado a los ángeles,
proclamado a los gentiles.
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Cristo, objeto de fe para el mundo,
elevado a la gloria.
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Esta estrella resplandece como llama viva y revela al Dios, Rey de reyes; los magos la contemplaron y ofrecieron sus dones al gran Rey.
LECTURA BREVE 2Tm 1, 9-10
Dios nos ha salvado y nos ha llamado con santa llamada, no según nuestras obras, sino según su propio propósito y su gracia, que nos dio con Cristo Jesús antes de los tiempos eternos. Esta gracia se nos otorgó en Cristo Jesús antes de la creación de los siglos y se ha manifestado ahora con la aparición de nuestro salvador, Cristo Jesús. Él ha aniquilado la muerte, y ha hecho brillar la vida y la inmortalidad por el Evangelio.
RESPONSORIO BREVE
V. Será la bendición de todos los pueblos.
R. Será la bendición de todos los pueblos.
V. Lo proclamarán dichoso todas las razas de la tierra.
R. Todos los pueblos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Será la bendición de todos los pueblos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Los magos, al ver la estrella, se dijeron: «Éste es el signo del gran Rey; vayamos a buscarlo y ofrezcámosle nuestros dones: oro, incienso y mirra.» Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los magos, al ver la estrella, se dijeron: «Éste es el signo del gran Rey; vayamos a buscarlo y ofrezcámosle nuestros dones: oro, incienso y mirra.» Aleluya.
PRECES
Veneremos a nuestro Salvador, adorado hoy por los magos, y digámosle suplicantes:
Salva, Señor, la vida de los pobres.
Rey de los pueblos, tú que llamaste a los magos, primicia de los pueblos gentiles, para que te adoraran,
concédenos también a nosotros el espíritu de adoración.
Rey de la gloria, que riges a tu pueblo con justicia,
concede a los hombres paz abundante.
Rey eterno, que subsistes por los siglos, envíanos tu palabra
y haz que penetre en nosotros como la llovizna que empapa la tierra.
Rey de justicia, que has venido a librar al pobre que no tiene protector,
ten piedad de los indigentes y afligidos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Señor Jesús, cuyo nombre es eterno,
da parte a nuestros hermanos difuntos en el reino que preparas a tus elegidos.
Gracias a Jesucristo somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que manifestaste a tu Hijo en este día a todas las naciones por medio de una estrella, concédenos, a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar, cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: REYES QUE VENÍS POR ELLAS
Reyes que venís por ellas,
no busquéis estrellas ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Mirando sus luces bellas,
no sigáis la vuestra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Aquí parad, que aquí está
quien luz a los cielos da:
Dios es el puerto más cierto,
y si habéis hallado puerto
no busquéis estrellas ya.
No busquéis la estrella ahora:
que su luz ha oscurecido
este Sol recién nacido
en esta Virgen Aurora.
Ya no hallaréis luz en ellas,
el Niño os alumbra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Aunque eclipsarse pretende,
no reparéis en su llanto,
porque nunca llueve tanto
como cuando el sol se enciende.
Aquellas lágrimas bellas
la estrella oscurecen ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Engendrado antes de la aurora de los siglos, el Señor, nuestro Salvador, hoy se ha manifestado al mundo.
Salmo 134 I - HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.
Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.
Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.
Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
-en medio de ti, Egipto-
contra el Faraón y sus ministros.
Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Engendrado antes de la aurora de los siglos, el Señor, nuestro Salvador, hoy se ha manifestado al mundo.
Ant 2. El Señor, nuestro Dios, es grande, más que todos los dioses.
Salmo 134 II.
Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.
Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,
tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.
Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor, nuestro Dios, es grande, más que todos los dioses.
Ant 3. Esta estrella resplandece como llama viva y revela al Dios, Rey de reyes; los magos la contemplaron y ofrecieron sus dones al gran Rey.
Cantico: ALABAD AL SEÑOR, TODAS LAS NACIONES - Cf. 1Tm 3,16
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Cristo, manifestado en fragilidad humana,
santificado por el Espíritu.
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Cristo, mostrado a los ángeles,
proclamado a los gentiles.
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Cristo, objeto de fe para el mundo,
elevado a la gloria.
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Esta estrella resplandece como llama viva y revela al Dios, Rey de reyes; los magos la contemplaron y ofrecieron sus dones al gran Rey.
LECTURA BREVE 2Tm 1, 9-10
Dios nos ha salvado y nos ha llamado con santa llamada, no según nuestras obras, sino según su propio propósito y su gracia, que nos dio con Cristo Jesús antes de los tiempos eternos. Esta gracia se nos otorgó en Cristo Jesús antes de la creación de los siglos y se ha manifestado ahora con la aparición de nuestro salvador, Cristo Jesús. Él ha aniquilado la muerte, y ha hecho brillar la vida y la inmortalidad por el Evangelio.
RESPONSORIO BREVE
V. Será la bendición de todos los pueblos.
R. Será la bendición de todos los pueblos.
V. Lo proclamarán dichoso todas las razas de la tierra.
R. Todos los pueblos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Será la bendición de todos los pueblos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Los magos, al ver la estrella, se dijeron: «Éste es el signo del gran Rey; vayamos a buscarlo y ofrezcámosle nuestros dones: oro, incienso y mirra.» Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los magos, al ver la estrella, se dijeron: «Éste es el signo del gran Rey; vayamos a buscarlo y ofrezcámosle nuestros dones: oro, incienso y mirra.» Aleluya.
PRECES
Veneremos a nuestro Salvador, adorado hoy por los magos, y digámosle suplicantes:
Salva, Señor, la vida de los pobres.
Rey de los pueblos, tú que llamaste a los magos, primicia de los pueblos gentiles, para que te adoraran,
concédenos también a nosotros el espíritu de adoración.
Rey de la gloria, que riges a tu pueblo con justicia,
concede a los hombres paz abundante.
Rey eterno, que subsistes por los siglos, envíanos tu palabra
y haz que penetre en nosotros como la llovizna que empapa la tierra.
Rey de justicia, que has venido a librar al pobre que no tiene protector,
ten piedad de los indigentes y afligidos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Señor Jesús, cuyo nombre es eterno,
da parte a nuestros hermanos difuntos en el reino que preparas a tus elegidos.
Gracias a Jesucristo somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que manifestaste a tu Hijo en este día a todas las naciones por medio de una estrella, concédenos, a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar, cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
NONA. ORACIÓN DE MEDIA TARDE
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.
LECTURA BREVE Mi 2, 12
Yo te he de reunir, Jacob; congregaré tus supervivientes, Israel. Los juntaré como ovejas en un redil, como un rebaño en el aprisco.
V. La misericordia y la fidelidad se encuentran. Aleluya.
R. La justicia y la paz se besan. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios, que iniciaste admirablemente la obra de la redención con el nacimiento de tu Hijo, fortalece en nosotros la fe, para que, siguiendo sus enseñanzas, podamos alcanzar la prometida recompensa de la gloria. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: FUNDAMENTO DE TODO LO QUE EXISTE
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.
LECTURA BREVE Mi 2, 12
Yo te he de reunir, Jacob; congregaré tus supervivientes, Israel. Los juntaré como ovejas en un redil, como un rebaño en el aprisco.
V. La misericordia y la fidelidad se encuentran. Aleluya.
R. La justicia y la paz se besan. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios, que iniciaste admirablemente la obra de la redención con el nacimiento de tu Hijo, fortalece en nosotros la fe, para que, siguiendo sus enseñanzas, podamos alcanzar la prometida recompensa de la gloria. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
EL ÁNGELUS EL ROSARIO LA CORONILLA
LUNES Y SABADOS
El
Ángelus. El Santo Rosario. La Coronilla
de la Divina Misericordia.
El Ángelus
V/. El ángel del Señor anunció a María.
R/. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…
V/. He aquí la esclava del Señor.
R/. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María…
V/. Y el Verbo de Dios se hizo carne.
R/. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María…
V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor
Jesucristo.
Oración
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para
que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de tu Hijo
Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de su
resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desprecies las
súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre
de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.
.
EL SANTO ROSARIO
.Misterios Gozosos (LUNES Y SABADOS)
.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 26-38)
2º La Visitación de María a
su prima Isabel. (Lc 1, 39-56)
3º El Nacimiento del niño
Dios. (Lc 2, 1-20)
4º Presentación del Niño en
el Templo. (Lc 2,21-35)
5º El niño perdido y hallado
en el templo. (Lc 2,41-52)
.Oremos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de
salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen,
líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
.
La Coronilla de la Divina Misericordia
Se utiliza un rosario común de cinco
decenas.
1 Comenzar con un Padre
Nuestro, Avemaría, y Credo.
2 Al comenzar cada decena (cuentas
grandes del Padre Nuestro) decir:
"Padre Eterno, te ofrezco el
Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero."
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero."
.
3. En las cuentas pequeñas del
Ave María:
"Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."
4 Al finalizar las cinco decenas de
la coronilla se repite tres
veces:
"Santo Dios, Santo Fuerte,veces:
Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero."
.《 El que DESEA y QUIERE amar, con el corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO 》
JUAN 1,43-51 CICLO C. LO QUE ME DICE EL EVANGELIO
Sábado, 5 de enero de 2019
Lo
que me dice el Evangelio de. Juan 1,43-51 (Ciclo C) (Vio Jesús que se
acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien
no hay engaño) *Esta expresión de del Señor sobre Natanael “Ahí
tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño” a mí me derrite,
como el fuego al hielo, y me da una Santa Envidia de Natanael. Porque a mí en
lo personal, me gustaría, enredarme y apegarme como la hiedra a la pared y enamorarme
tan profundamente de la Palabra del Señor, y llegar a un punto tal que el Señor
diga eso mismo de mí, y que yo también pueda decir, con entera seguridad las
tres palabras que le regalaron una promesa del Señor a Natanael que “Tendría el
poder de ver el Cielo abierto y ver los ángeles de Dios subir y bajar sobre el
Hijo del hombre” estas palabras fueron: (Rabí) (Tú eres el Hijo DIOS) (Tú eres
el Rey de Israel), Cuanto me gustaría llegar a reconocer al Señor como mi gran
maestro (Rabí). Que yo pueda tener mis ojos y mis oídos bien despiertos y tener
una seguridad absoluta de poder decir (Tu ere el Hijo de Dios) y hacer una
solemne profesión de fe diciendo (Tú eres el Rey de Israel)*.
《 *El que DESEA y QUIERE amar, con el
corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》
EVANGELIO
Sábado, 5 de enero de 2019
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Juan (1,43-51):
En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme.»
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.»
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó: «Ven y verás.»
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.»
Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme.»
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.»
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó: «Ven y verás.»
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.»
Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor
LAUDES. SÁBADO 5. ORACIÓN PARA INICIAR EL DIA
TIEMPO
DE NAVIDAD
SÁBADO DE LA SEMANA I
Del Propio - Salterio I
5 de enero
SÁBADO DE LA SEMANA I
Del Propio - Salterio I
5 de enero
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.
Himno: VER A DIOS EN LA CRIATURA
Ver a Dios en la criatura,
ver a Dios hecho mortal,
ver en humano portal
la celestial hermosura.
¡Gran merced y gran ventura
a quien verlo mereció!
¡Quién lo viera y fuera yo!
Ver llorar a la alegría,
ver tan pobre a la riqueza,
ver tan baja a la grandeza
y ver que Dios lo quería.
¡Gran merced fue en aquel día
la que el hombre recibió!
¡Quién lo viera y fuera yo!
Poner paz en tanta guerra,
calor donde hay tanto frío,
ser de todos lo que es mío,
plantar un cielo en la tierra.
¡Qué misión de escalofrío
la que Dios nos confió!
¡Quién lo hiciera y fuera yo! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Ant 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico: HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18
Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.
Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.»
Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como tú, terrible entre los santos,
temibles por tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant 3. Alabad al Señor, todas las naciones.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.
LECTURA BREVE Sb 7, 26-27
La Sabiduría es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad. Aun siendo sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, todo lo renueva; en todas las edades entra en las almas santas y forma en ellas amigos de Dios y profetas.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
R. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
V. Los confines de la tierra la han contemplado.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.
Himno: VER A DIOS EN LA CRIATURA
Ver a Dios en la criatura,
ver a Dios hecho mortal,
ver en humano portal
la celestial hermosura.
¡Gran merced y gran ventura
a quien verlo mereció!
¡Quién lo viera y fuera yo!
Ver llorar a la alegría,
ver tan pobre a la riqueza,
ver tan baja a la grandeza
y ver que Dios lo quería.
¡Gran merced fue en aquel día
la que el hombre recibió!
¡Quién lo viera y fuera yo!
Poner paz en tanta guerra,
calor donde hay tanto frío,
ser de todos lo que es mío,
plantar un cielo en la tierra.
¡Qué misión de escalofrío
la que Dios nos confió!
¡Quién lo hiciera y fuera yo! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Ant 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico: HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18
Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.
Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.»
Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como tú, terrible entre los santos,
temibles por tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant 3. Alabad al Señor, todas las naciones.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.
LECTURA BREVE Sb 7, 26-27
La Sabiduría es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad. Aun siendo sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, todo lo renueva; en todas las edades entra en las almas santas y forma en ellas amigos de Dios y profetas.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
R. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
V. Los confines de la tierra la han contemplado.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor revela su salvación. Aleluya, aleluya.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los Colosenses 4, 2-18
CONCLUSIÓN DE LA CARTA
Hermanos: Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias. Rogad también incesantemente por nosotros, para que Dios nos abra una puerta para la predicación de la palabra. Que pueda yo anunciar el misterio de Cristo -por él me encuentro encadenado- y que lo dé a conocer, como debo hacerlo.
Proceded con toda discreción con los de fuera, aprovechando la ocasión para ganarlos. Vuestra palabra sea siempre agradable, sazonada con gracia, de modo que sepáis dar a cada uno la respuesta apropiada.
De todo lo referente a mi situación os informará Tíquico, mi amado hermano, fiel ministro y esclavo del mismo amo que yo. Os lo envío con este fin, para que tengáis noticias nuestras y para que infunda ánimo en vuestros corazones. Os envío también a Onésimo, el fiel y querido hermano, que es de vuestra comunidad. Ellos os pondrán al corriente de lo que pasa por aquí.
Os saluda Aristarco, mi compañero de cautividad, y Marcos, primo de Bernabé, acerca del cual ya os han dado instrucciones; cuando vaya por ahí, acogedlo benignamente. Os saluda también Jesús, el llamado Justo. Éstos son los únicos judíos colaboradores míos en la propagación del reino de Dios. Son para mí un verdadero consuelo.
Saludos de vuestro compatriota Epafras, esclavo de Cristo Jesús, que no cesa de luchar por vosotros con sus oraciones, para que os mantengáis bien fundados en Cristo y dispuestos a cumplir siempre la voluntad de Dios. Os aseguro que se toma él mucho interés por vosotros y por los de Laodicea y por los de Hierápolis. Saludos de Lucas, el querido médico, y de Demas.
Saludad a los hermanos de Laodicea, así como a Ninfa y a la Iglesia que se congrega en su casa. Cuando hayáis leído esta carta, haced que la lea también la Iglesia de Laodicea. Y vosotros procurad leer también la que dirigí a los laodicenses. Decid a Arquipo: «Considera bien el ministerio que recibiste en el servicio del Señor, para cumplirlo debidamente.»
Aquí va el saludo de mi propia mano: Pablo. Acordaos de mis cadenas. La gracia sea con vosotros.
RESPONSORIO Cf. Col 4, 3; cf. Sal 50, 17
R. Oremos unos por otros, para que Dios nos abra una puerta para la predicación de la palabra, * para que podamos anunciar el misterio de Cristo.
V. El Señor abra nuestros labios, y proclame nuestra boca su alabanza.
R. Para que podamos anunciar el misterio de Cristo.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 194, 3-4: PL 38, 1016-1017)
NOS SACIAREMOS CON LA VISIÓN DEL VERBO
¿Quién puede conocer los tesoros de sabiduría y ciencia ocultos en Cristo y escondidos en la pobreza de su carne? Él, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para que nos enriqueciéramos con su pobreza. Al asumir nuestra condición mortal, destruyendo así la muerte, se mostró en pobreza; pero con ello nos garantizó las riquezas futuras, sin perder las que había dejado.
¡Cuán grande es la bondad que ha reservado para sus fieles, y que comunica a los que esperan en él!
Ahora nuestro conocimiento es parcial, hasta que llegue lo perfecto. Para hacernos capaces de esta perfección futura, él, igual al Padre por su condición de Dios, se hizo semejante a nosotros, tomando la condición de esclavo, para restituirnos nuestra semejanza con Dios; él, Hijo único de Dios, se hizo Hijo del hombre, para convertir en hijos de Dios a todos los hijos de los hombres; tomando la condición visible de esclavo, abolió nuestra condición de esclavos, haciéndonos libres y capaces de contemplar la naturaleza de Dios.
Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Aquellos tesoros de sabiduría y ciencia, aquellas riquezas divinas, son llamados así porque ellos nos bastarán. Y aquella gran bondad es llamada así porque nos saciará. Muéstranos, pues, al Padre, y eso nos bastará.
Y, en uno de los salmos, uno de nosotros, en nosotros y por nosotros, le dice al Señor: Me saciaré cuando aparezca tu gloria. Él y el Padre son una misma cosa, y el que lo ve a él ve también al Padre. Por tanto, el Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria. Cuando se vuelva a nosotros, nos mostrará su rostro; y seremos salvados y quedaremos saciados, y eso nos bastará.
Hasta que llegue este momento, hasta que nos muestre aquello que ha de bastarnos, hasta que podamos beber y saciarnos de aquella fuente de vida que es él mismo, mientras caminamos por la vía de la fe y vivimos en el destierro, lejos de él, mientras tenemos hambre y sed de perfección y santidad y deseamos con ardor inefable contemplar la belleza de Dios, celebremos con humilde devoción su nacimiento en condición de esclavo.
No podemos aún contemplar cómo es engendrado por el Padre antes de la aurora; festejemos su nacimiento de la Virgen en plena noche. Aún no percibimos cómo su nombre es eterno y su fama dura como el sol; reconozcamos que su tienda ha sido puesta en el sol.
Aún no vemos al Unigénito que permanece en el Padre; recordemos al Esposo que sale de su alcoba. Aún no ha llegado el momento de sentarnos a la mesa de nuestro Padre; veneremos el pesebre de nuestro Señor Jesucristo.
RESPONSORIO 1Jn 1, 2; 5, 20
R. La vida se ha manifestado, y nosotros hemos visto y os anunciamos esta vida eterna, * que estaba con el Padre y se nos ha manifestado.
V. Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia, para que conozcamos al Dios verdadero y para que estemos en él, su verdadero Hijo, el cual es Dios verdadero y es vida eterna.
R. Que estaba con el Padre y se nos ha manifestado.
De la carta a los Colosenses 4, 2-18
CONCLUSIÓN DE LA CARTA
Hermanos: Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias. Rogad también incesantemente por nosotros, para que Dios nos abra una puerta para la predicación de la palabra. Que pueda yo anunciar el misterio de Cristo -por él me encuentro encadenado- y que lo dé a conocer, como debo hacerlo.
Proceded con toda discreción con los de fuera, aprovechando la ocasión para ganarlos. Vuestra palabra sea siempre agradable, sazonada con gracia, de modo que sepáis dar a cada uno la respuesta apropiada.
De todo lo referente a mi situación os informará Tíquico, mi amado hermano, fiel ministro y esclavo del mismo amo que yo. Os lo envío con este fin, para que tengáis noticias nuestras y para que infunda ánimo en vuestros corazones. Os envío también a Onésimo, el fiel y querido hermano, que es de vuestra comunidad. Ellos os pondrán al corriente de lo que pasa por aquí.
Os saluda Aristarco, mi compañero de cautividad, y Marcos, primo de Bernabé, acerca del cual ya os han dado instrucciones; cuando vaya por ahí, acogedlo benignamente. Os saluda también Jesús, el llamado Justo. Éstos son los únicos judíos colaboradores míos en la propagación del reino de Dios. Son para mí un verdadero consuelo.
Saludos de vuestro compatriota Epafras, esclavo de Cristo Jesús, que no cesa de luchar por vosotros con sus oraciones, para que os mantengáis bien fundados en Cristo y dispuestos a cumplir siempre la voluntad de Dios. Os aseguro que se toma él mucho interés por vosotros y por los de Laodicea y por los de Hierápolis. Saludos de Lucas, el querido médico, y de Demas.
Saludad a los hermanos de Laodicea, así como a Ninfa y a la Iglesia que se congrega en su casa. Cuando hayáis leído esta carta, haced que la lea también la Iglesia de Laodicea. Y vosotros procurad leer también la que dirigí a los laodicenses. Decid a Arquipo: «Considera bien el ministerio que recibiste en el servicio del Señor, para cumplirlo debidamente.»
Aquí va el saludo de mi propia mano: Pablo. Acordaos de mis cadenas. La gracia sea con vosotros.
RESPONSORIO Cf. Col 4, 3; cf. Sal 50, 17
R. Oremos unos por otros, para que Dios nos abra una puerta para la predicación de la palabra, * para que podamos anunciar el misterio de Cristo.
V. El Señor abra nuestros labios, y proclame nuestra boca su alabanza.
R. Para que podamos anunciar el misterio de Cristo.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 194, 3-4: PL 38, 1016-1017)
NOS SACIAREMOS CON LA VISIÓN DEL VERBO
¿Quién puede conocer los tesoros de sabiduría y ciencia ocultos en Cristo y escondidos en la pobreza de su carne? Él, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para que nos enriqueciéramos con su pobreza. Al asumir nuestra condición mortal, destruyendo así la muerte, se mostró en pobreza; pero con ello nos garantizó las riquezas futuras, sin perder las que había dejado.
¡Cuán grande es la bondad que ha reservado para sus fieles, y que comunica a los que esperan en él!
Ahora nuestro conocimiento es parcial, hasta que llegue lo perfecto. Para hacernos capaces de esta perfección futura, él, igual al Padre por su condición de Dios, se hizo semejante a nosotros, tomando la condición de esclavo, para restituirnos nuestra semejanza con Dios; él, Hijo único de Dios, se hizo Hijo del hombre, para convertir en hijos de Dios a todos los hijos de los hombres; tomando la condición visible de esclavo, abolió nuestra condición de esclavos, haciéndonos libres y capaces de contemplar la naturaleza de Dios.
Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Aquellos tesoros de sabiduría y ciencia, aquellas riquezas divinas, son llamados así porque ellos nos bastarán. Y aquella gran bondad es llamada así porque nos saciará. Muéstranos, pues, al Padre, y eso nos bastará.
Y, en uno de los salmos, uno de nosotros, en nosotros y por nosotros, le dice al Señor: Me saciaré cuando aparezca tu gloria. Él y el Padre son una misma cosa, y el que lo ve a él ve también al Padre. Por tanto, el Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria. Cuando se vuelva a nosotros, nos mostrará su rostro; y seremos salvados y quedaremos saciados, y eso nos bastará.
Hasta que llegue este momento, hasta que nos muestre aquello que ha de bastarnos, hasta que podamos beber y saciarnos de aquella fuente de vida que es él mismo, mientras caminamos por la vía de la fe y vivimos en el destierro, lejos de él, mientras tenemos hambre y sed de perfección y santidad y deseamos con ardor inefable contemplar la belleza de Dios, celebremos con humilde devoción su nacimiento en condición de esclavo.
No podemos aún contemplar cómo es engendrado por el Padre antes de la aurora; festejemos su nacimiento de la Virgen en plena noche. Aún no percibimos cómo su nombre es eterno y su fama dura como el sol; reconozcamos que su tienda ha sido puesta en el sol.
Aún no vemos al Unigénito que permanece en el Padre; recordemos al Esposo que sale de su alcoba. Aún no ha llegado el momento de sentarnos a la mesa de nuestro Padre; veneremos el pesebre de nuestro Señor Jesucristo.
RESPONSORIO 1Jn 1, 2; 5, 20
R. La vida se ha manifestado, y nosotros hemos visto y os anunciamos esta vida eterna, * que estaba con el Padre y se nos ha manifestado.
V. Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia, para que conozcamos al Dios verdadero y para que estemos en él, su verdadero Hijo, el cual es Dios verdadero y es vida eterna.
R. Que estaba con el Padre y se nos ha manifestado.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan
(1,43-51):
En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme.»
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.»
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó: «Ven y verás.»
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.»
Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme.»
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.»
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó: «Ven y verás.»
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.»
Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Señor ha visitado y redimido a su pueblo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha visitado y redimido a su pueblo.
PRECES
Alabemos a Cristo, que se ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención, y supliquémosle confiados, diciendo:
Que tu nacimiento, Señor, nos salve.
Rey del universo, a quien los pastores encontraron envuelto en pañales,
ayúdanos a imitar siempre tu pobreza y tu sencillez.
Que tu nacimiento, Señor, nos salve
Señor del cielo, que desde tu solio real bajaste a lo más humilde de la tierra,
enséñanos a honrar siempre a nuestros hermanos de condición más humilde.
Que tu nacimiento, Señor, nos salve
Oh Cristo, luz eterna, que al asumir nuestra carne no fuiste contaminado por nuestro pecado,
haz que tus fieles, al usar de los bienes de este mundo, no se vean manchados por ellos.
Que tu nacimiento, Señor, nos salve
Esposo divino de la Iglesia, que eres para ella torre de fortaleza,
haz que todos tus fieles perseveren unidos a ella y en ella encuentren la salvación.
Que tu nacimiento, Señor, nos salve
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que somos la familia de Dios, digamos con grande confianza a nuestro Padre del cielo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que iniciaste admirablemente la obra de la redención con el nacimiento de tu Hijo, fortalece en nosotros la fe, para que, siguiendo sus enseñanzas, podamos alcanzar la prometida recompensa de la gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL SÁBADO 5 DE ENERO 2019
Lecturas del día (Ciclo C).
La Romana R. D.
Lecturas del 5 de Enero. Feria de Navidad
Sábado, 5 de enero de 2019
Primera lectura
Lectura de
la primera carta del apóstol san Juan (3,11-21):
Éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. No seamos como Caín, que procedía del Maligno y asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo asesinó? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran buenas. No os sorprenda, hermanos, que el mundo os odie; nosotros hemos pasado de la muerte a la vida: lo sabemos porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. Pero si uno tiene de qué vivir y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios.
Palabra de Dios
Éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. No seamos como Caín, que procedía del Maligno y asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo asesinó? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran buenas. No os sorprenda, hermanos, que el mundo os odie; nosotros hemos pasado de la muerte a la vida: lo sabemos porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. Pero si uno tiene de qué vivir y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 99
R/. Aclama al Señor, tierra entera
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
R/. Aclama al Señor, tierra entera
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
R/. Aclama al Señor, tierra entera
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
R/. Aclama al Señor, tierra entera
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
R/. Aclama al Señor, tierra entera
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R/.
R/. Aclama
al Señor, tierra entera
Sábado, 5 de enero de 2019
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Juan (1,43-51):
En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme.»
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.»
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó: «Ven y verás.»
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.»
Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme.»
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.»
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó: «Ven y verás.»
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.»
Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor
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