Musica Para el Alma
miércoles, 1 de octubre de 2025
MATEO 18,1-5,10 CICLO C
*Lecturas del Santos Ángeles Custodios*
Jueves, 2 de octubre de 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(18,1-5.10)*
En aquel tiempo, se
acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más importante
en el Reino de los Cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio, y dijo: «Os digo que, si no volvéis a ser
como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se
haga pequeño como este niño ése es el más grande en el Reino de los Cielos. El
que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí. Cuidado con
despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo
siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Os digo que, si no volvéis a ser como niños,
no entraréis en el Reino de los Cielos)
*No hay ninguna duda de
que tenemos un gran maestro que se llama Jesús. Jesús conociendo lo que soy
interiormente usa de un lenguaje que yo pueda entender. Si a un niño le regalan
algo que a él le guste por ejemplo una pelota, el niño toma su pelota y comienza
a juagar, disfruta el momento, a él no le importa el tiempo, él no se sienta a
pensar; y si la pelota la dejo en un sito y me la roban, y que voy hacer cuando
se rompe, y que voy hacer si se me va para el patio de la vecina que siempre
esta de mal humor, y cuando me acueste donde la pondré, al niño no le preocupa
nada, él solo sabe que está feliz con su pelota, a él no le preocupa el día de
mañana, ni lo que pueda pasar el año que viene, el solo sabe que tiene lo que quería
y lo está disfruta de tal manera que hasta se le olvida comer. Es por eso que Jesús
me invita a volver hacer como un niño, el sabe que me preocupo por todo: Quien será
el más importante, que piensa de mí, que dicen las personas de mí, como será mi
vida dentro de tantos años, estoy avanzando en edad y no he logrado mis meta,
mi salud ya no es la misma, no estoy conforme con mi físico, quisiera ser otra
persona, son tantas la preocupaciones que no tengo tiempo para disfrutar de Jesús
que esta conmigo, de un Jesús que nunca me ha dejado solo, de un Jesús que dejo
su lugar en el cielo para estar conmigo y yo perdiendo el tiempo en
preocupaciones. Este niño se sentía contento con Jesús, se sentía importante de
estar entre los brazos de Jesús y yo me estoy perdiendo de todo eso por no
volver hacer como un niño*
*El que desea y quiere amar, con el
corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL JUEVES 2
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
JUEVES DE LA SEMANA XXVI
Del Propio de la fiesta.
*LOS SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS. (MEMORIA)*
LAUDES
(Oración
de la mañana)
INVITATORIO
(Si
Laudes no es la primera oración del día
se
sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V.
Señor abre mis labios
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.
Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Salmo
94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como
el día de Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y
dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es
un pueblo de corazón extraviado,
que
no reconoce mi camino;
por
eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los ángeles.
Himno:
CANTEMOS HOY A LOS ÁNGELES
Cantemos
hoy a los ángeles,
custodios
nuestros y hermanos,
que
velan por los humanos
y
van de su bien en pos.
Ven
siempre la faz del Padre,
él
los ampara benigno,
y
luchan contra el maligno
en
las batallas de Dios.
¡Oh
espíritus inmortales!
Tenéis
por reina a María,
sois
su vital letanía,
su
enamorada legión.
Por
vuestro medio nos llegan
dones
y gracias del cielo,
la
fe, la luz, el consuelo,
la
paz y la inspiración.
Terribles
como un ejército
bien
ordenado en batalla,
vuestra
asistencia no falla
contra
la insidia infernal.
Silentes
guardas y amigos,
de
nuestra noche luceros,
seréis
nuestros compañeros
en
la patria celestial.
La
gloria a Dios que ha creado
ejército
tan prolijo:
que
adore sumiso al Hijo,
su
rey y su plenitud,
y
que al Espíritu Santo,
terrenos
y celestiales,
le
rindan universales
tributos
de gratitud. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El Señor enviará a su ángel contigo y dará éxito a tu empresa.
SALMO
62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh
Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti;
mi
carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mis labios.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré de manjares exquisitos,
y
mis labios te alabarán jubilosos.
En
el lecho me acuerdo de ti
y
velando medito en ti,
porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor enviará a su ángel contigo y dará éxito a tu empresa.
Ant
2. Bendito sea Dios, que envió a su ángel y libró a sus siervos que en él
confiaron.
Cántico:
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Ángeles
del Señor, bendecid al Señor;
cielos,
bendecid al Señor.
Aguas
del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos
del Señor, bendecid al Señor.
Sol
y luna, bendecid al Señor;
astros
del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia
y rocío, bendecid al Señor;
vientos
todos, bendecid al Señor.
Fuego
y calor, bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos
y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas
y nieves, bendecid al Señor;
noche
y día, bendecid al Señor.
Luz
y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos
y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga
la tierra al Señor,
ensálcelo
con himnos por los siglos.
Montes
y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto
germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares
y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos
y peces, bendecid al Señor;
aves
del cielo, bendecid al Señor.
Fieras
y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Hijos
de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga
Israel al Señor.
Sacerdotes
del Señor, bendecid al Señor;
siervos
del Señor, bendecid al Señor.
Almas
y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos
y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,
Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo
con himnos por los siglos.
Bendigamos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo
con himnos por los siglos.
Bendito
el Señor en la bóveda del cielo,
alabado
y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant.
Bendito sea Dios, que envió a su ángel y libró a sus siervos que en él
confiaron.
Ant
3. Alabad al Señor, todos sus ángeles; alabadlo, todos sus ejércitos.
Salmo
149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles;
que
se alegre Israel por su Creador,
los
hijos de Sión por su Rey.
Alabad
su nombre con danzas,
cantadle
con tambores y cítaras;
porque
el Señor ama a su pueblo
y
adorna con la victoria a los humildes.
Que
los fieles festejen su gloria
y
canten jubilosos en filas:
con
vítores a Dios en la boca
y
espadas de dos filos en las manos:
para
tomar venganza de los pueblos
y
aplicar el castigo a las naciones,
sujetando
a los reyes con argollas,
a
los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar
la sentencia dictada
es
un honor para todos sus fieles.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alabad al Señor, todos sus ángeles; alabadlo, todos sus ejércitos.
LECTURA
BREVE Ex 23, 20-21a
Voy
a enviar un ángel delante de ti, para que te cuide en el camino y te conduzca
al lugar que te he preparado. Pórtate bien en su presencia y obedécelo.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
R.
Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
V.
Y daré gracias a tu nombre.
R.
Tañeré para ti, Dios mío.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
V.
Enséñame, Señor, a caminar con lealtad.
R.
Porque tú eres mi Dios y Salvador.
PRIMERA
LECTURA
Del
libro del profeta Miqueas 6, 1-15
EL
SEÑOR JUZGA A SU PUEBLO
Escuchad
lo que dice el Señor:
«Levántate
y llama a juicio a los montes, que escuchen tu voz las colinas.»
Escuchad,
montes, el juicio del Señor; atended, cimientos de la tierra: El Señor entabla
juicio con su pueblo y pleitea con Israel:
«Pueblo
mío, ¿qué te he hecho, o en qué te he contristado? Respóndeme. Te saqué de
Egipto, te redimí de la esclavitud y puse al frente de ti a Moisés, Aarón y a
María. Pueblo mío, recuerda lo que maquinaba Balak, rey de Moab, y lo que le
respondió Balaam, hijo de Beor. Acuérdate desde Sitim hasta Guilgal, recuerda y
entenderás las victorias del Señor.»
¿Con
que me acercaré al Señor, me inclinaré ante el Dios de las alturas?. ¿Me
acercaré con holocaustos, con novillos de un año? ¿Se complacerá el Señor en un
millar de carneros o en diez mil arroyos de grasa? ¿Le daré mi primogénito para
expiar mi culpa, el fruto de mis entrañas para expiar mi pecado? Se te ha dado
a conocer, oh hombre, lo que es bueno, lo que Dios desea de ti: simplemente que
practiques la justicia, que ames la misericordia, y que camines humildemente
con tu Dios.
La
voz del Señor grita a la ciudad:
«Escuchad,
tribu y consejo de la ciudad, cuyos ricos abundan en violencia y cuyos
habitantes mienten y tienen en la boca una lengua embustera. Todavía hay en la
casa del malvado tesoros injustos, medidas engañosas y menguadas. ¿Podré
perdonar las balanzas con trampa, las pesas falsas en la bolsa? Pues yo
comenzaré a golpearte, a devastarte por tus pecados. Comerás sin saciarte: el
hambre te devorará por dentro. Pondrás a buen recaudo, mas no salvarás nada, y
lo que hayas salvado lo entregaré yo a la espada. Sembrarás y no cosecharás,
pisarás la aceituna y no te ungirás con aceite, pisarás la uva y no beberás
vino.»
RESPONSORIO
Mi 6, 8; Sal 36, 3
R.
Sé te ha dado a conocer, oh hombre, lo que es bueno, lo que Dios desea de ti: *
simplemente que practiques la justicia, que ames la misericordia, y que camines
humildemente con tu Dios.
V.
Confía en el Señor y haz el bien, y habitarás tu tierra si eres fiel a lo que
él desea de ti.
R.
Simplemente que practiques la justicia, que ames la misericordia, y que camines
humildemente con tu Dios.
SEGUNDA
LECTURA
De
los Sermones de san Bernardo, abad
(Sermón
12 sobre el salmo «Qui habitat», 3, 6-8: Opera omnia, edición cisterciense, 4
[1966], 458-462)
QUE
TE GUARDEN EN TUS CAMINOS
A
sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Den gracias al
Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres. Den
gracias y digan entre los gentiles: «El Señor ha estado grande con ellos.»
Señor, ¿qué es el hombre para que le des importancia, para que te ocupes de él?
Porque te ocupas ciertamente de él, demuestras tu solicitud y tu interés para
con él. Llegas hasta enviarle tu Hijo único, le infundes tu Espíritu, incluso
le prometes la visión de tu rostro. Y, para que ninguno de los seres
celestiales deje de tomar parte en esta solicitud por nosotros, envías a los
espíritus bienaventurados para que nos sirvan y nos ayuden, los constituyes
nuestros guardianes, mandas que sean nuestros ayos.
A
sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas palabras
deben inspirarte una gran reverencia, deben infundirte una gran devoción y
conferirte una gran confianza. Reverencia por la presencia de los ángeles,
devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos están
presentes junto a ti, y lo están para tu bien. Están presentes para protegerte,
lo están en beneficio tuyo. Y, aunque lo están porque Dios les ha dado esta
orden, no por ello debemos dejar de estarles agradecidos, pues que cumplen con
tanto amor esta orden y nos ayudan en nuestras necesidades, que son tan
grandes.
Seamos,
pues, devotos y agradecidos a unos guardianes tan eximios; correspondamos a su
amor, honrémoslos cuanto podamos y según debemos. Sin embargo, no olvidemos que
todo nuestro amor y honor ha de tener por objeto a aquel de quien procede todo,
tanto para ellos como para nosotros, gracias al cual podemos amar y honrar, ser
amados y honrados.
En
él, hermanos, amemos con verdadero afecto a sus ángeles, pensando que un día
hemos de participar con ellos de la misma herencia y que, mientras llega este
día, el Padre los ha puesto junto a nosotros, a manera de tutores y
administradores. En efecto, ahora somos ya hijos de Dios, aunque ello no es aún
visible, ya que, por ser todavía menores de edad, estamos bajo tutores y
administradores, como si en nada nos distinguiéramos de los esclavos.
Por
lo demás, aunque somos menores de edad y aunque nos queda por recorrer un
camino tan largo y tan peligroso, nada debemos temer bajo la custodia de unos
guardianes tan eximios. Ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no
pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles,
son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos,
con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente.
RESPONSORIO
Sal 90, 11-12. 10
R.
A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; * te llevarán
en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra.
V.
No se te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda.
R.
Te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra.
*Lecturas
del Santos Ángeles Custodios*
Jueves,
2 de octubre de 2025
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (18,1-5.10)*
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús
y le preguntaron: «¿Quién es el más importante en el Reino de los Cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio, y dijo: «Os digo que, si no volvéis a ser
como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se
haga pequeño como este niño ése es el más grande en el Reino de los Cielos. El
que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí. Cuidado con
despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo
siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.
Palabra
del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Todos los ángeles son espíritus destinados a una misión, enviados en servicio
de los que han de heredar la salvación.
Cántico
de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas:
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tiniebla
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Todos los ángeles son espíritus destinados a una misión, enviados en servicio
de los que han de heredar la salvación.
PRECES
Adoremos,
hermanos, al Señor, ante quien los ángeles se postran, y, suplicándole que
mande a estos servidores de su reino para que nos ayuden en nuestro camino,
digamos:
Bendecid
al Señor, todos sus ángeles.
Tú,
Señor, que has dado órdenes a tus ángeles para que nos guarden en nuestros
caminos,
condúcenos
hoy por tus sendas y no permitas que caigamos en el pecado.
Haz
que te busquemos a ti en todo lo que hagamos
y
seamos así semejantes a los ángeles que están viendo siempre tu rostro.
Concédenos,
Señor, la pureza del alma y la castidad del cuerpo,
para
que seamos como tus ángeles en el cielo.
Manda,
Señor, en ayuda de tu pueblo al gran arcángel Miguel,
para
que nos sintamos protegidos en nuestras luchas contra Satanás y sus ángeles.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Terminemos
nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios,
Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar,
para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser
siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
VÍSPERAS
(Oración
de la tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R.
Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno:
ÁNGELES DE LA GLORIA Y DEL SERVICIO
Ángeles
de la gloria y del servicio,
que
vivís junto a la fuente de la vida,
la
santidad de Dios es vuestra estancia
y
su divina faz es vuestra dicha.
Ángeles
servidores de la paz
en
Belén junto al Hijo de María,
ángeles
que rendís adoración
en
el desierto al vencedor Mesías,
jóvenes
de celestes vestiduras
para
anunciar en Pascua la noticia,
la
Iglesia reconoce vuestros pasos
y
da gracias al Padre que os envía.
Ángeles
invisibles y callados,
vuestra
gracia supera fantasía;
sois
gozo de la excelsa Trinidad
y
ayuda de la Iglesia peregrina.
Honor
y majestad a Jesucristo,
cuyo
rostro los ángeles ansían;
honor
y gratitud al Unigénito,
al
que nos dio su honor con su venida. Amén.
SALMODIA
Ant
1. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Salmo
33 I - EL SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS
Bendigo
al Señor en todo momento,
su
alabanza está siempre en mi boca;
mi
alma se gloría en el Señor:
que
los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad
conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos
juntos su nombre.
Yo
consulté al Señor, y me respondió,
me
libró de todas mis ansias.
Contempladlo
y quedaréis radiantes,
vuestro
rostro no se avergonzará.
Si
el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y
lo salva de sus angustias.
El
ángel del Señor acampa
en
torno a sus fieles y los protege.
Gustad
y ved qué bueno es el Señor,
dichoso
el que se acoge a él.
Todos
sus santos, temed al Señor,
porque
nada les falta a los que lo temen;
los
ricos empobrecen y pasan hambre,
los
que buscan al Señor no carecen de nada.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Ant
2. Vive el Señor, cuyo ángel me ha protegido.
Salmo
33 II
Venid,
hijos, escuchadme:
os
instruiré en el temor del Señor;
¿hay
alguien que ame la vida
y
desee días de prosperidad?
Guarda
tu lengua del mal,
tus
labios de la falsedad;
apártate
del mal, obra el bien,
busca
la paz y corre tras ella.
Los
ojos del Señor miran a los justos,
sus
oídos escuchan sus gritos;
pero
el Señor se enfrenta con los malhechores,
para
borrar de la tierra su memoria.
Cuando
uno grita, el Señor lo escucha
y
lo libra de sus angustias;
el
Señor está cerca de los atribulados,
salva
a los abatidos.
Aunque
el justo sufra muchos males,
de
todos lo libra el Señor;
él
cuida de todos sus huesos,
y
ni uno solo se quebrará.
La
maldad da muerte al malvado,
y
los que odian al justo serán castigados.
El
Señor redime a sus siervos,
no
será castigado quien se acoge a él.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Vive el Señor, cuyo ángel me ha protegido.
Ant
3. Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os
ha hecho, pues él os ha mostrado su misericordia.
Cántico:
EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias
te damos, Señor Dios omnipotente,
el
que eres y el que eras,
porque
has asumido el gran poder
y
comenzaste a reinar.
Se
encolerizaron las naciones,
llegó
tu cólera,
y
el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y
de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y
a los santos y a los que temen tu nombre,
y
a los pequeños y a los grandes,
y
de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora
se estableció la salud y el poderío,
y
el reinado de nuestro Dios,
y
la potestad de su Cristo;
porque
fue precipitado
el
acusador de nuestros hermanos,
el
que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos
le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y
por la palabra del testimonio que dieron,
y
no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por
esto, estad alegres, cielos,
y
los que moráis en sus tiendas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha
hecho, pues él os ha mostrado su misericordia.
LECTURA
BREVE Ap 8, 3-4
Vino
un ángel y se puso en pie junto al altar, con un incensario de oro. Y se le dio
gran cantidad de incienso, para que lo ofreciese en representación de las
oraciones de todos los santos sobre el altar de oro, que está delante del
trono. Y el humo del incienso subió a la presencia de Dios, de mano del ángel,
en representación de las oraciones de los santos.
RESPONSORIO
BREVE
V.
A sus ángeles Dios ha dado órdenes.
R.
A sus ángeles Dios ha dado órdenes.
V.
Para que te guarden en tus caminos.
R.
Dios ha dado órdenes.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
A sus ángeles Dios ha dado órdenes.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sus ángeles están de continuo viendo el rostro de mi Padre celestial.
Cántico
de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y
a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sus ángeles están de continuo viendo el rostro de mi Padre celestial.
PRECES
Oremos
al Señor, pidiéndole que nos haga siempre prontos a la voz de su palabra, como
los ángeles, y démosle gracias, diciendo:
Con
los ángeles, cantamos el himno de tu gloria.
Señor,
tú que quisiste que los ángeles anunciaran tus maravillas a los hombres,
haz
que nosotros con su ayuda proclamemos también tus grandezas ante nuestros
hermanos.
Dios
altísimo, cuya santidad proclaman sin cesar los ángeles,
haz
que tu Iglesia cante también siempre tu alabanza.
Tú,
Señor, que has dado órdenes a tus ángeles para que guarden siempre los caminos
de tus hijos,
haz
que cuantos viajan por la tierra, por el mar y por el aire puedan regresar con
paz y alegría a sus hogares.
Tú
que quisiste que los ángeles anunciaran la paz a los hombres que tú amas,
envía
también a tus ángeles a los que gobiernan las naciones para que procuren la paz
de los pueblos.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Cuando
mandes a tus ángeles con la trompeta atronadora para reunir a tus elegidos de
los cuatro vientos,
haz
que nuestros difuntos sean colocados entre tus elegidos.
Terminemos
nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre
nuestro...
ORACION
Dios,
Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar,
para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser
siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.