Abre, Señor, mi boca para
bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos,
perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para
que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado
en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XVI
De la feria. I vísperas del domingo XVII
27 de julio
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant. Escuchemos la voz
del Señor y entremos en su descanso.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Himno: DADOR DE LUZ ESPLÉNDIDO
Dador de luz espléndido,
A cuya luz serena,
Pasada ya la noche,
El día se despliega.
Mensajero de luz
que de luz centellea,
no es del alba el lucero:
eres tú, Luz de veras,
más brillante que el sol,
todo luz y pureza;
enciende nuestro pecho,
alumbra el alma nuestra.
Ven, Autor de la vida,
prez de la luz paterna,
sin cuya gracia el cuerpo
se sobresalta y tiembla.
A Cristo, rey piadoso,
y al Padre gloria eterna,
y por todos los siglos
al Espíritu sea. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Es bueno tocar
para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y
JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Es bueno tocar
para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia.
Ant. 2. Os daré un corazón
nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Cántico: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Os daré un corazón
nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Ant. 3. De la boca de los
niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
Salmo 8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. De la boca de los
niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
LECTURA BREVE 2 Pe 3, 13-15a
Nosotros conforme a la promesa del Señor esperamos cielos nuevos y tierra
nueva, en los que tiene su morada la santidad. Por eso, carísimos, mientras
esperáis estos acontecimientos, procurad con toda diligencia que él os
encuentre en paz, sin mancha e irreprensibles. Considerad esta paciente espera
de nuestro Señor como una oportunidad para alcanzar la salud.
RESPONSORIO BREVE
V. Te aclamarán mis
labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán mis
labios, Señor, cuando salmodie para ti.
V. Mi lengua recitará
tu auxilio.
R. Cuando salmodie
para ti.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis
labios, Señor, cuando salmodie para ti.
PRIMERA LECTURA
Del primer libro de los Reyes 8, 1-21
SOLEMNE DEDICACIÓN DEL TEMPLO
En aquellos días, congregó Salomón a los ancianos de Israel en Jerusalén para
hacer subir el arca de la alianza del Señor desde la ciudad de David, que es
Sión. Se reunieron junto al rey Salomón todos los hombres de Israel, en el mes
de Etanim (que es el mes séptimo), en la fiesta, y los sacerdotes llevaron el
arca, y el tabernáculo de reunión, con todos los objetos sagrados que había en el
tabernáculo.
El rey Salomón, acompañado de toda la asamblea de Israel, reunida con él ante
el arca, sacrificaba una cantidad incalculable de ovejas y bueyes. Los
sacerdotes llevaron el arca de la alianza del Señor a su sitio, al camarín de
la casa del Señor, al Santo, bajo las alas de los querubines, pues los
querubines extendían las alas sobre el sitio del arca y cubrían el arca y los
varales por encima (los varales eran lo bastante largos como para que se viera
el remate desde la nave, delante del camarín, pero no desde fuera). En el arca
sólo había las dos tablas de piedra que colocó allí Moisés en el Horeb, cuando
el Señor pactó con los israelitas, al salir de Egipto; y allí se conservan
actualmente.
Al salir los sacerdotes del Santo, la nube llenó la casa del Señor. Y los
sacerdotes no pudieron continuar en el servicio a causa de la nube, porque la
gloria del Señor llenaba la casa del Señor. Entonces Salomón dijo:
«El Señor quiere habitar en densa nube. He querido erigirte una morada, un
lugar donde habites para siempre.»
Luego, se volvió para bendecir a toda la asamblea de Israel (toda la asamblea
de Israel estaba en pie), y dijo:
«¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel!, que a mi padre, David, con la boca se
lo prometió, y con la mano se lo cumplió: "Desde el día que saqué de
Egipto a mi pueblo, Israel, no elegí ninguna ciudad de las tribus de Israel,
para hacerme una casa donde residiera mi Nombre, sino que elegí a David para
que estuviese al frente de mi pueblo, Israel."
Mi padre, David, pensó edificar una casa en honor del Señor, Dios de Israel, y
el Señor le dijo: "Ése proyecto que tienes de construir una casa en mi
honor, haces bien en tenerlo: sólo que tú no construirás esa casa, sino que un
hijo de tus entrañas será quien construya esa casa en mi honor." El Señor
ha cumplido la promesa que hizo: yo he sucedido en el trono de Israel a mi
padre, David, como lo prometió el Señor, y he construida esta casa en honor del
Señor, Dios de Israel. Y en ella he fijado un sitio para el arca donde se conserva
la alianza que el Señor pactó con nuestros padres cuando los sacó de Egipto.»
RESPONSORIO Sb 9, 7. 8. 4; 2Cro 6, 18. 19
R. Tú, Señor, me has escogido como rey de tu pueblo y me encargaste
construirte un templo en tu monte santo; * dame la sabiduría asistente de tu
trono y no me excluyas del número de tus siervos.
V. Sino cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en
este templo que te he construido! Vuelve tu rostro a la oración de tu siervo,
escucha el clamor que te dirige tu siervo.
R. Dame la sabiduría asistente de tu trono y no me excluyas del
número de tus siervos.
SEGUNDA LECTURA
De los Comentarios de san Ambrosio, obispo, sobre los salmos.
(Salmo 48, 14-15: CSEL 64, 368-370)
CRISTO RECONCILIÓ AL MUNDO CON DIOS POR SU SANGRE
Si Cristo reconcilió al mundo con Dios, él ciertamente no tenía necesidad de
reconciliación. ¿Por qué pecado propio tenía que satisfacer, él, que no conoció
en absoluto el pecado? Cuando los judíos le pedían la didracma que, según
mandaba la ley, se ofrecía por el
pecado, dijo a Pedro: «Simón, los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran
impuestos y tributos? ¿De sus propios hijos o de los extraños?» Y habiéndole
respondido que de los extraños, añadió Jesús: «Por lo tanto, los hijos están
libres de impuestos. Mas para no darles motivo de escándalo, vete al mar y echa
el anzuelo; tomas en tus manos el primer pez que caiga y le abres la boca;
hallarás una estatera; tómala y págales por mí y por ti.»
Con este hecho demostró que no tenía que satisfacer por sus propios pecados, ya
que él no era esclavo del pecado, sino que, como Hijo de Dios, estaba libre de
todo error. El Hijo, en efecto, libera, pero el siervo está sujeto al pecado.
Por tanto, el Hijo estaba libre de todo pecado y no tenía por qué dar un precio
por su rescate, él, cuya sangre era precio suficiente para rescatar al mundo
entero de todos sus pecados. Es natural que libre a los demás el que no tiene
por su parte deuda alguna.
Digo más. No sólo Cristo no tenía que pagar precio alguno por su rescate ni
ofrecer satisfacción alguna por sus pecados, sino que además podemos entender
esto aplicado a cada uno de los hombres, en el sentido de que ninguno de ellos
debe una satisfacción por sí mismo; pues Cristo satisfizo por todos y los
rescató a todos.
¿Qué hombre puede haber ya, cuya sangre sea idónea para su propio rescate,
después que Cristo ha derramado la suya propia por el rescate de todos? ¿Hay
alguien cuya sangre pueda compararse a la de Cristo? ¿O es que hay algún hombre
capaz de ofrecer por sí mismo una satisfacción superior a la que ofreció Cristo
en su persona, siendo así que él solo reconcilió al mundo con Dios por su
sangre? ¿Qué víctima puede haber mayor? ¿O qué sacrificio más excelente? ¿O qué
mejor abogado que aquel que se hizo propiciación por los pecados de todos y que
dio su vida en rescate nuestro?
Lo que se exige, pues, no es la satisfacción o el rescate que pudiera ofrecer
cada uno, ya que la sangre de Cristo es el precio de todos, pues con ella nos
rescató el Señor Jesús, reconciliándonos él solo con el Padre; y se cansó hasta
el fin, ya que cargó sobre sí nuestro propio cansancio, diciendo: Venid a mí
todos los que andáis rendidos, que yo os daré descanso.
RESPONSORIO Cf. Col 1, 21-22; Rm 3, 25
R. A vosotros, que antes estabais enajenados y enemigos en vuestra
mente por las obras malas, ahora Dios os ha reconciliado en el cuerpo de carne
de Cristo mediante la muerte, * presentándoos ante él como santos sin mancha y
sin falta.
V. Dios ha propuesto a Cristo como instrumento de propiciación, por
su propia sangre y mediante la fe.
R. Presentándoos ante él como santos sin mancha y sin falta.
Sábado, 27
de julio de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,24-30):
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los
cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero,
mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y
se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la
cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no
sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les
dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron:
"¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No,
que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer
juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores:
'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo
almacenadlo en mi granero'."»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Guía nuestros
pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Guía nuestros
pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
PRECES
Adoremos a Dios, que por su Hijo ha dado vida y esperanza al mundo, y
supliquémosle diciendo:
Escúchanos, Señor.
Señor, Padre de todos, tú que nos has hecho llegar al comienzo de este día,
haz que toda nuestra vida unida a la de Cristo sea alabanza de tu gloria.
Que vivamos siempre arraigados en la fe, esperanza y caridad,
que tú mismo has infundido en nuestras almas.
Haz que nuestros ojos estén siempre levantados hacia ti,
para que respondamos con presteza a tus llamadas.
Defiéndenos de los engaños y seducciones del mal,
y presérvanos de todo pecado.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Contentos por sabernos hijos de Dios, digamos a nuestro padre:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, luz esplendente y día sin ocaso, al volver a
comenzar un nuevo día te pedimos que nos visites con el esplendor de tu luz y
disipes así las tinieblas de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Pantaleón
significa en griego "el que se compadece de todos". Médico nacido en
Nikomedia (actual Turquía). Fue decapitado por profesar su fe católica en la
persecución del emperador romano Diocleciano, el 27 de julio del 305. Lo que se
sabe de San Pantaleón procede de un antiguo manuscrito del siglo VI que está en
el Museo Británico. Pantaleón era hijo de un pagano llamado Eubula y de madre
cristiana. Pantaleón era médico. Fue médico del emperador Galerio Maximiano en
Nicomedia. Conoció la fe pero se dejó llevar por el mundo pagano en que vivía y
sucumbió ante las tentaciones, que debilitan la voluntad y acaban con las
virtudes, cayendo en la apostasía. Un buen cristiano llamado Hermolaos le abrió
los ojos, exhortándole a que conociera "la curación proveniente de lo más
Alto", le llevó al seno de la Iglesia. A partir de entonces entregó su
ciencia al servicio de Cristo, sirviendo a sus pacientes en nombre del Señor.
En el año 303, empezó la persecución de Diocleciano en Nikomedia. Pantaleón
regaló todo lo que tenía a los pobres. Algunos médicos por envidia, lo
delataron a las autoridades. Fue arrestado junto con Hermolaos y otros dos
cristianos. El emperador, que quería salvarlo en secreto, le dijo que
apostatara, pero Pantaleón se negó e inmediatamente curó milagrosamente a un
paralítico para demostrar la verdad de la fe. Los cuatro fueron condenados a
ser decapitados. San Pantaleón murió mártir a la edad de 29 años el 27 de julio
del 304. Murió por la fe que un día había negado. Como San Pedro y San Pablo,
tuvo la oportunidad de reparar y manifestarle al Señor su amor. Las actas de su
martirio nos relatan sobre hechos milagrosos: Trataron de matarle de seis
maneras diferentes; con fuego, con plomo fundido, ahogándole, tirándole a las
fieras, torturándole en la rueda y atravesándole una espada. Con la ayuda del
Señor, Pantaleón salió ileso. Luego permitió libremente que lo decapitaran y de
sus venas salió leche en vez de sangre y el árbol de olivo donde ocurrió el
hecho floreció al instante. Podría ser que estos relatos son una forma
simbólica de exaltar la virtud de los mártires, pero en todo caso, lo
importante es que Pantaleón derramó su sangre por Cristo y los cristianos lo
tomaron como ejemplo de santidad. En Oriente le tienen gran veneración como
mártir y como médico que atendía gratuitamente a los pobres. También fue muy
famoso en Occidente desde la antiguedad. Se conservan algunas reliquias de su
sangre, en Madrid (España), Constantinopla (Turquía) y Ravello (Italia). El
Milagro de su sangre Una porción de su sangre se reserva en una ampolla en el
altar mayor del Real Monasterio de la Encarnación en Madrid de los Austrias,
junto a la Plaza de Oriente, Madrid, España. Fue tomada de otra más grande que
se guarda en la Catedral italiana de Ravello. Fue donada al monasterio junto
con un trozo de hueso del santo por el virrey de Nápoles. En Madrid lo
custodian las religiosas Agustinas Recoletas dedicadas a la oración. Hay
constancia de que la reliquia ya estaba en la Encarnación desde su fundación en
el año 1616. La sangre, en estado sólido durante todo el año, se licuefacciona
sin intervención humana. Esto ocurre en la víspera del aniversario de su
martirio, o sea, cada 26 de julio. Así ha ocurrido cada año hasta la fecha de
este escrito, 2005, cuando se celebran 1700 años de su martirio. En ese año el
milagro tuvo lugar mientras las religiosas oraban en el coro del templo y ante
la presencia de cientos de visitantes. El monasterio abre las puertas al
público para que todos sean testigos. En algunas ocasiones, la sangre ha
tardado en solidificarse para señalar alguna crisis, como ocurrió durante las
dos guerras mundiales. Muchas veces se ha intentado explicar el fenómeno
mediante mecanismos netamente naturales, como la temperatura o las fases de la
luna. Sin embargo, ninguna de las explicaciones ha resultado satisfactoria para
la ciencia. La iglesia no se ha definido sobre el milagro. Las hermanas dicen
sencillamente que es "un regalo de Dios". Para facilitar la vista del
público y evitar el deterioro de la reliquia, en el 1995 las monjitas
instalaron monitores de televisión que aumentan diez veces la imagen de la
cápsula que contiene la sangre del santo.
Nació en la ciudad italiana de Brescia en 1687. Desde muy
niña se vio inclinada a la devoción y a la mortificación y mostró un gran deseo
de "imitar todo lo que habían hecho los santos". A los 18 años,
ingresó en el convento capuchino de Santa María de las Nieves de su ciudad
natal. En 1706 hizo su profesión. Tres veces fue maestra de novicias y, durante
algún tiempo, desempeñó el humilde cargo de portera. En 1732 y en 1736, fue
elegida superiora. Dios premió su desinteresado amor con experiencias místicas
extraordinarias y con el don de milagros.
La beata profesaba particular devoción a la coronación de espinas
y, después de su muerte, se descubrió que llevaba bajo el velo, alrededor de la
cabeza, una rejilla de puntas aceradas. María Magdalena supo unir a las
mortificaciones, el cumplimiento de sus deberes de maestra y superiora, el amor
al silencio y una gran mansedumbre en la conversación. Su muerte ocurrió en
1737, cuando tenía 50 años de edad. Fue beatificada en 1900.