TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA SEMANA VIII
De la Feria. Salterio IV
3 de marzo
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. Pueblo del Señor,
rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pueblo del Señor,
rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Himno: ES LA PASCUA REAL, NO YA LA SOMBRA.
Es la Pascua real, no ya la sombra,
la verdadera pascua del Señor;
la sangre del pasado es solo un signo,
la mera imagen de la gran unción.
En verdad, tú, Jesús, nos protegiste
con tus sangrientas manos paternales;
envolviendo en tus alas nuestras almas,
la verdadera alianza tú sellaste.
Y, en tu triunfo, llevaste a nuestra carne
reconciliada con tu Padre eterno;
y, desde arriba, vienes a llevarnos
a la danza festiva de tu cielo.
Oh gozo universal, Dios se hizo hombre
para unir a los hombres con su Dios;
se rompen las cadenas del infierno,
y en los labios renace la canción.
Cristo, Rey eterno, te pedimos
que guardes con tus manos a tu Iglesia,
que protejas y ayudes a tu pueblo
y que venzas con él a las tinieblas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dad gracias al Señor porque es eterna su
misericordia. Aleluya.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE
LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gracias al
Señor porque es eterna su misericordia. Aleluya.
Ant 2. Aleluya. Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor. Aleluya.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn
3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor. Aleluya.
Ant 3. Todo ser que
alienta, alabe al Señor. Aleluya.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todo ser que
alienta, alabe al Señor. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Tm 2, 8. 11-13
Acuérdate de Cristo Jesús, del linaje de David, que vive resucitado de entre
los muertos. Verdadera es la sentencia que dice: Si hemos muerto con él,
viviremos también con él. Si tenemos constancia en el sufrir, reinaremos
también con él; si rehusamos reconocerle, también él nos rechazará; si le somos
infieles, él permanece fiel; no puede él desmentirse a sí mismo.
RESPONSORIO BREVE
V. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tu nombre.
R. Te damos gracias,
¡oh Dios!, invocando tu nombre.
V. Pregonando tus
maravillas.
R. Invocando tu
nombre.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te damos gracias,
¡oh Dios!, invocando tu nombre.
PRIMERA LECTURA
De la primera carta a los Corintios 14, 20-40
LOS CARISMAS EN LA ASAMBLEA
Hermanos, dejad de tener una mentalidad infantil. Sed niños sólo en malicia;
sed adultos en juicio. En la ley se dice: «Por hombres de lengua extraña y por
boca de extranjeros, hablaré con este pueblo. Y ni así me entenderán. Es
palabra del Señor.» Por lo tanto, el don de lenguas es una señal que se da, no
para los fieles sino para los infieles; mientras que el carisma de la profecía
no lo es para los infieles, sino para los creyentes.
Suponed, pues, que toda la Iglesia se reúne en un lugar y que todos están
hablando en idiomas desconocidos: si entran allí no iniciados o infieles, ¿no
dirán que estáis locos? Pero suponed que todos están hablando palabras
inspiradas por Dios: si entra un infiel o no iniciado, comprenderá que todos le
acusan, que todos juzgan del estado de su alma, y que los secretos de su
corazón quedan al descubierto. De este modo, caerá de hinojos y adorará a Dios,
proclamando que realmente está Dios en medio de vosotros.
En definitiva, ¿qué es lo que tenéis que hacer, hermanos? Cuando os reunáis y
hagáis cada uno uso de vuestros carismas, bien sea del de entonar himnos, bien
sea del de instrucción, ya del de revelación, ya del de lenguas o ya del de
interpretación: que todo sea para edificación espiritual. Si queréis hacer uso
del don de lenguas, que hablen cada vez dos o, a lo más, tres, y por turno; y
que alguno interprete. Si no hay nadie con este carisma de interpretación, haya
silencio en la asamblea; y cada uno hable consigo y con Dios.
Cuanto a los dotados del carisma de profecía, que hablen dos o tres; y que los
demás carismáticos den su dictamen. Cuando uno que está sentado recibiese una
revelación, que se calle el que está hablando; porque todos por turno podéis
hablar con vuestro carisma de profecía, para que todos aprendan y todos reciban
su exhortación. Las manifestaciones carismáticas del don de profecía ya van
sometidas al arbitrio de quienes lo poseen; porque Dios no es un Dios de
desorden, sino de paz.
Como en todas las comunidades de fieles, las mujeres callen en vuestras
asambleas. No se ha confiado a ellas la misión de hablar. Estén, pues, sumisas,
como dice la misma ley. Si quieren aprender algo, que pregunten en casa a sus
maridos. No es conveniente que una mujer hable en la asamblea.
¿O creéis que la palabra de Dios tuvo su origen en vosotros, o que a vosotros
solos se comunicó? Quienes crean tener el don de profecía o estar en posesión
de cualquier otro carisma, reconozcan que lo que os escribo es disposición del
Señor. Si alguno quiere ignorarlo, es ignorado por el Señor. Así que, hermanos,
aspirad a tener el carisma de profecía; y no prohibáis hablar a los que tienen
el don de lenguas. Hacedlo todo con decoro y con orden.
RESPONSORIO 1Ts 5, 19-21; 1Co 14, 1
R. No impidáis las manifestaciones del Espíritu, no despreciéis los
discursos dichos por inspiración divina; * mirad y comprobadlo todo y quedaos
con lo bueno.
V. Aspirad a los carismas, pero sobre todo al de profecía.
R. Mirad y comprobadlo todo y quedaos con lo bueno.
SEGUNDA LECTURA
Comienza el Tratado de san Ambrosio, obispo, Sobre los misterios
(Núms. 1-7: SC 25 bis, 156-158)
CATEQUESIS SOBRE LOS RITOS QUE PRECEDEN AL BAUTISMO
Hasta ahora os hemos venido hablando cada día acerca de cuál ha de ser vuestra
conducta. Os hemos ido leyendo los hechos de los patriarcas o los consejos del
libro de los Proverbios a fin de que, instruidos y formados por estas
enseñanzas, os fuerais acostumbrando a recorrer el mismo camino que nuestros
antepasados y a obedecer los oráculos divinos, con lo cual, renovados por el
bautismo, os comportéis como exige vuestra condición de bautizados. Mas ahora
es tiempo ya de hablar de los sagrados misterios y de explicaros el significado
de los sacramentos, cosa que, si hubiésemos hecho antes del bautismo, hubiese
sido una violación de la disciplina del arcano más que una instrucción. Además
de que, por el hecho de cogeros desprevenidos, la luz de los divinos misterios
se introdujo en vosotros con más fuerza que si hubiese precedido una
explicación.
Abrid, pues, vuestros oídos y percibid el buen olor de vida eterna que exhalan
en vosotros los sacramentos. Esto es lo que significábamos cuando, al celebrar
el rito de la apertura, decíamos: «Effatá», que quiere decir: «Ábrete», para
que, al llegar el momento del bautismo, entendierais lo que se os preguntaba y
la obligación de recordar lo que habíais respondido. Este mismo rito empleó
Cristo, como leemos en el Evangelio, al curar al sordomudo.
Después de esto se te abrieron las puertas del santo de los santos, entraste en
el lugar destinado a la regeneración. Recuerda lo que se te preguntó, ten
presente lo que respondiste. Renunciaste al diablo y a sus obras, al mundo y a
sus placeres pecaminosos. Tus palabras están conservadas, no en un túmulo de
muertos, sino en el libro de los vivos.
Viste allí a los diáconos, los presbíteros, el obispo. No pienses sólo en lo
visible de estas personas, sino en la gracia de su ministerio. En ellos
hablaste a los ángeles, tal como está escrito: De la boca del sacerdote se espera
instrucción, en sus labios se busca enseñanza, porque es un ángel del Señor de
los ejércitos. No hay lugar a engaño ni retractación; es un ángel quien anuncia
el reino de Cristo, la vida eterna. Lo que has de estimar en él no es su
apariencia visible, sino su ministerio. Considera qué es lo que te ha dado,
úsalo adecuadamente y reconoce su valor.
Al entrar, pues, para mirar de cara al enemigo y renunciar a él con tu boca, te
volviste luego hacia el oriente, pues quien renuncia al diablo debe volverse a Cristo
y mirarlo de frente.
RESPONSORIO Tt 3, 3. 5; Ef 2, 3
R. También nosotros fuimos en un tiempo insensatos, rebeldes a Dios,
descarriados, sumergidos en maldad y envidia, aborrecibles a Dios y odiándonos
unos a otros. * Pero, por su misericordia, Dios nos salvó mediante el baño
bautismal de regeneración y renovación que obra el Espíritu Santo.
V. En otro tiempo vivíamos todos nosotros siguiendo las apetencias de
nuestra carne, y estábamos, por naturaleza, destinados a la cólera.
R. Pero, por su misericordia, Dios nos salvó mediante el baño
bautismal de regeneración y renovación que obra el Espíritu Santo.
Evangelio
EVANGELIO: Lc 6, 39-45
De lo que rebosa el corazón habla la boca
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
EN aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No
está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje,
será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el
ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu
hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga
que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces
verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno;
por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las
zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que
es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la
boca».
Palabra del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Un árbol bueno no puede dar frutos malos; ni un
árbol malo puede dar frutos buenos.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Un árbol bueno no
puede dar frutos malos; ni un árbol malo puede dar frutos buenos.
PRECES
Dios nos ama y sabe lo que nos hace falta;
invoquémosle, pues, diciendo:
Te bendecimos y en ti confiamos, Señor.
Te alabamos, Dios todopoderoso, Rey del universo, porque a nosotros, injustos y
pecadores, nos has llamado al conocimiento de la verdad;
haz que te sirvamos con santidad y justicia.
Te bendecimos y en ti confiamos, Señor
Vuélvete hacia nosotros, Señor, tú que has querido abrirnos la puerta de tu
misericordia,
y haz que nunca nos apartemos del camino que lleva a la vida.
Te bendecimos y en ti confiamos, Señor
Ya que hoy celebramos la resurrección del Hijo de tu amor,
haz que este día transcurra lleno de gozo espiritual.
Te bendecimos y en ti confiamos, Señor
Da, Señor, a tus fieles el espíritu de oración y de alabanza,
para que en toda ocasión te demos gracias.
Te bendecimos y en ti confiamos, Señor
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Movidos ahora todos por el mismo Espíritu que nos da Cristo resucitado acudamos
a Dios, de quien somos verdaderos hijos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Dirige, Señor, la marcha del mundo, según tu
voluntad, por los caminos de la paz, y que tu Iglesia se regocije con la
alegría de tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.