Musica Para el Alma
lunes, 13 de noviembre de 2023
LUCAS 13,18-21 CICLO A
*Lecturas del Martes de la
32ª semana del Tiempo Ordinario*
Martes, 14
de noviembre de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(13,18-21)*
En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo
compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su
huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»
Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una
mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Es semejante a un grano de
mostaza. Es semejante a la levadura).
*El grano de mostaza estaba hecho,
la tierra estaba hecha, el único trabajo del hombre fue hacer un hoyo poner la
semilla y luego esperar el tiempo propicio. A eso me llama el Señor, que
trabaje preparando un especio para colocar la palabra del Señor en mi corazón y
luego esperar a que sea el Señor quien la haga crecer. En el segundo ejemplo,
el señor, me invita a tener el discernimiento que tiene la mujer, de cómo
preparar y de cómo hacer bien las cosas, para cuando me llegue el tiempo de
esperar, no caiga en la desesperación, y pueda tener la fuerza para saber
esperar pacientemente que la palabra crezca en mí. La semilla es “La Palabra”,
la levadora es, “La Misericordia” son dos cosas que deben estar y permanecer
siempre dentro de mí*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL MARTES 14
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*MARTES
SEMANA IV*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Al Señor, al Dios grande, venid,
adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Señor, al Dios grande, venid,
adorémosle.
Himno: ESTÁTE, SEÑOR, CONMIGO.
Estáte, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.
Llévame, en tu compañía
donde tu vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.
Por eso, más que a la muerte
temo, Señor, tu partida,
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das,
sé que alcanzarla no puedo,
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto.
Salmo 100 - PROPÓSITO DE UN PRÍNCIPE JUSTO
Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor;
voy a explicar el camino perfecto:
¿Cuándo vendrás a mí?
Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos
en intenciones viles.
Aborrezco al que obra mal,
no se juntará conmigo;
lejos de mí el corazón torcido,
no aprobaré al malvado.
Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
ojos engreídos, corazones arrogantes
no los soportaré.
Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto,
ése me servirá.
No habitará en mi casa
quien comete fraudes;
el que dice mentiras
no durará en mi presencia.
Cada mañana haré callar
a los hombres malvados,
para excluir de la ciudad del Señor
a todos los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Para ti es mi música, Señor; voy a
explicar el camino perfecto.
Ant 2. No nos desampares, Señor, para
siempre.
Cántico: ORACIÓN DE AZARÍAS EN EL HORNO Dn 3, 26-27. 29. 34-41
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres,
digno de alabanza y glorioso es tu nombre.
Porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros
y todas tus obras son verdad,
y rectos tus caminos,
y justos todos tus juicios.
Hemos pecado y cometido iniquidad
apartándonos de ti, y en todo hemos delinquido.
Por el honor de tu nombre,
no nos desampares para siempre,
no rompas tu alianza,
no apartes de nosotros tu misericordia.
Por Abraham, tu amigo,
por Isaac, tu siervo,
por Israel, tu consagrado,
a quienes prometiste
multiplicar su descendencia
como las estrellas del cielo,
como la arena de las playas marinas.
Pero ahora, Señor, somos el más pequeño
de todos los pueblos;
hoy estamos humillados por toda la tierra
a causa de nuestros pecados.
En este momento no tenemos príncipes,
ni profetas, ni jefes;
ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia.
Por eso, acepta nuestro corazón contrito,
y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros
o una multitud de corderos cebados;
que éste sea hoy nuestro sacrificio,
y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confían
no quedan defraudados.
Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos y buscamos tu rostro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No nos desampares, Señor, para
siempre.
Ant 3. Te cantaré, Dios mío, un cántico
nuevo.
Salmo 143, 1-10 - ORACIÓN POR LA VICTORIA Y POR LA PAZ
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.
Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.
Señor, inclina tu cielo y desciende,
toca los montes, y echarán humo,
fulmina el rayo y dispérsalos,
dispara tus saetas y desbarátalos.
Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te cantaré, Dios mío, un cántico
nuevo.
LECTURA BREVE Is 55, 1
Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid,
comprad trigo, comed sin pagar: vino y leche de balde.
RESPONSORIO BREVE
V. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
V. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
R. Espero en tu palabra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
Primera Lectura
Del libro del profeta Ezequiel 8, 1-6. 16-9, 11
JUICIO CONTRA LA JERUSALÉN PECADORA
El año sexto, el día cinco del mes sexto, estaba yo sentado en mi casa y
los ancianos de Judá estaban sentados frente a mí, cuando se posó sobre mí la
mano del Señor. Vi una figura que parecía un hombre: desde lo que parecía ser
su cintura para abajo, era de fuego; de su cintura para arriba, era algo así como
un resplandor semejante al fulgor del electro. Alargó algo así como una mano y
me tomó por los cabellos; el espíritu me levantó en vilo y me llevó en éxtasis
entre el cielo y la tierra a Jerusalén, junto a la puerta septentrional del
atrio interior, donde estaba la estatua rival. Allí estaba la gloria del Dios
de Israel, como la había contemplado en la llanura. Me dijo: «Hijo de hombre,
dirige la vista hacia el norte.»
Dirigí la vista hacia el norte y vi al norte de la puerta del altar la estatua
rival, la que está a la entrada. Añadió: «Hijo de hombre, ¿no ves lo que están
haciendo? Graves abominaciones comete aquí la casa de Israel, para que me aleje
de mi santuario. Pero aún verás abominaciones mayores.»
Después me llevó al atrio interior de la casa del Señor. A la entrada del
templo delSeñor, entre el atrio y el altar, había unos veinticinco hombres, de
espaldas al templo y mirando hacia el oriente: estaban adorando al sol. Me
dijo: «¿No ves, hijo de hombre? ¡Le parecen poco a la casa de Judá las abominaciones
que aquí cometen, y colman al país de violencias, indignándome más y más! Pues
también yo actuaré con cólera, no me apiadaré ni perdonaré; me invocarán a voz
en grito, pero no los escucharé.»
Entonces lo oí llamar en voz alta: «Acercaos, verdugos de la ciudad, empuñando
cada uno su arma mortal.» Entonces aparecieron seis hombres por el camino de la
puerta de arriba, la que da al norte, empuñando mazas. En medio de ellos, un
hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura. Al llegar se
detuvieron junto al altar de bronce. La gloria del Dios de Israel se había
levantado de los querubines en que se apoyaba, yendo a posarse en el umbral del
templo. Llamó al hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la
cintura, y le dijo el Señor: «Recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén, y marca
en la frente a los que gimen afligidos por las abominaciones que en ella se
cometen.»
A los otros les dijo en mi presencia: «Recorred la ciudad detrás de él, golpead
sin compasión y sin piedad. A viejos, mozos y muchachas, a niños y mujeres,
matadlos, acabad con ellos; pero a ninguno de los marcados toquéis. Empezad por
mi santuario.»
Y empezaron por los ancianos que estaban frente al templo. Luego les dijo:
«Profanad el templo, llenando sus atrios de cadáveres, y salid a matar por la
ciudad.» Sólo yo quedé con vida. Mientras ellos mataban, caí rostro en tierra y
grité: «¡Ay Señor! ¿Vas a exterminar al resto de Israel, derramando tu cólera
sobre Jerusalén?»
Me respondió: «Grande, muy grande es el delito de la casa de Israel y de Judá;
el país está lleno de crímenes, la ciudad colmada de injusticias; porque dicen:
"El Señor ha abandonado el país, no lo ve el Señor." Pues tampoco yo
me apiadaré ni perdonaré; doy a cada uno su merecido.»
Entonces el hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura,
informó,
diciendo: «He cumplido lo que me ordenaste.»
Responsorio Mt 24, 15. 21. 22; Ap 7, 3
R. Cuando veáis en el lugar santo lo
que el profeta Daniel anuncia como «horrenda profanación del devastador»,
sobrevendrá una tribulación tan espantosa que, si no se abreviasen aquellos
días, nadie se salvaría. * Pero se abreviarán los días aquellos en
atención a los escogidos.
V. No hagáis daño a la tierra ni al mar, hasta que hayamos sellado en
la frente a los siervos de nuestro Dios.
R. Pero se abreviarán los días aquellos en atención a los escogidos.
Segunda Lectura
De la homilía de un autor del siglo segundo
(Caps. 8,1=9,11: Funk 1,152-156)
EL ARREPENTIMIENTO DE UN CORAZÓN SINCERO
Hagamos penitencia mientras vivimos en este mundo. Somos, en efecto, como
el barro en manos del artífice. De la misma manera que el alfarero puede
componer de nuevo la vasija que está modelando, si le queda deforme o se le
rompe, cuando todavía está en sus manos, pero, en cambio, le resulta imposible
modificar su forma cuando la ha puesto ya en el horno, así también nosotros,
mientras estamos en este mundo, tenemos tiempo de hacer penitencia y debemos
arrepentirnos con todo nuestro corazón de los pecados que hemos cometido mientras
vivimos en nuestra carne mortal, a fin de ser salvados por el Señor. Una vez
que hayamos salido de este mundo, en la eternidad, ya no podremos confesar
nuestras faltas ni hacer penitencia.
Por ello, hermanos, cumplamos la voluntad del Padre guardemos casto nuestro
cuerpo, observemos los mandamientos de Dios, y así alcanzaremos la vida eterna.
Dice, en efecto, el Señor en el Evangelio: Si no fuisteis de fiar en lo menudo,
¿quién os confiará lo que vale de veras? Porque os aseguro que el que es de fiar
en lo menudo también en lo importante es de fiar. Esto es lo mismo que decir:
"Guardad puro vuestro cuerpo e incontaminado el sello de vuestro bautismo,
para que seáis dignos de la vida eterna".
Que ninguno de vosotros diga que nuestra carne no será juzgada ni resucitará;
reconoced, por el contrario, que ha sido por medio de esta carne en la que
vivís que habéis sido salvados y habéis recibido la visión. Por ello, debemos
mirar nuestro cuerpo como si se tratara de un templo de Dios. Pues, de la misma
manera que habéis sido llamados en esta carne, también en esta carne saldréis
al encuentro del que os llamó. Si Cristo, el Señor, el que nos ha salvado,
siendo como era espíritu, quiso hacerse carne para podernos llamar, también
nosotros, por medio de nuestra carne, recibiremos la recompensa.
Amémonos, pues, mutuamente, a fin de que podamos llegar todos al reino de Dios.
Mientras tenemos tiempo de recobrar la salud, pongámonos en manos de Dios, para
que él, como nuestro médico, nos sane; y demos los honorarios debidos a este
nuestro médico. ¿Qué honorarios? El arrepentimiento de un corazón sincero.
Porque él conoce de antemano todas las cosas y penetra en el secreto de nuestro
corazón. Tributémosle, pues, nuestras alabanzas no solamente con nuestros
labios, sino también con todo nuestro corazón, a fin de que nos acoja como
hijos. Pues el Señor dijo: Mis hermanos son los que cumplen la voluntad de mi
Padre.
Responsorio Ez 18, 31. 32; 2 Pe 3, 9
R. Quitaos de encima los delitos que
habéis perpetrado y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo; * pues
yo no me complazco en la muerte de nadie -oráculo del Señor-; arrepentíos y
viviréis.
V. Dios os aguarda pacientemente, porque no quiere que nadie perezca,
sino que todos vengáis a arrepentiros.
R. Pues yo no me complazco en la muerte de nadie -oráculo del Señor-;
arrepentíos y viviréis.
*Lecturas del Martes de la
32ª semana del Tiempo Ordinario
Martes, 14
de noviembre de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(13,18-21)*
En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo
compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su
huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»
Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una
mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. De la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De la mano de nuestros enemigos,
líbranos, Señor.
PRECES
Dios nos otorga el gozo de poder alabarlo en este comienzo del
día, reavivando con ello nuestra esperanza. Invoquémosle, pues, diciendo:
Por el honor de tu nombre, escúchanos, Señor.
Dios y Padre de nuestro Salvador Jesucristo,
te damos gracias porque, por mediación de tu Hijo, nos has dado el conocimiento
y la inmortalidad.
Danos, Señor, un corazón humilde
para que vivamos sujetos unos a otros en el temor de Cristo.
Infunde tu Espíritu en nosotros, tus siervos,
para que nuestro amor fraterno sea sin fingimiento.
Tú que has dispuesto que el hombre dominara el mundo con su esfuerzo,
haz que nuestro trabajo te glorifique y santifique a nuestros hermanos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que Dios nos muestra siempre su amor de Padre, velando amorosamente por
nosotros, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Aumenta, Señor, nuestra fe, para que esta alabanza que brota de
nuestro corazón vaya siempre acompañada de frutos de vida eterna. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre,
y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: TÚ QUE ERES CRISTO, EL ESPLENDOR Y EL DÍA.
Tú que eres, Cristo, el esplendor y el día,
y de la noche ahuyentas las tinieblas,
Luz de Luz que a tus fieles
cual luz te manifiestas,
te pedimos, Señor, humildemente
esta noche que estés de centinela,
en ti hallemos reposo
y la paz nos concedas.
Si se entregan al sueño nuestros ojos,
en ti vigile el corazón alerta,
y rogamos tus hijos,
Señor, que nos protejas.
Defensor nuestro, míranos, rechaza
al enemigo cruel que nos acecha
y, a quienes redimiste
con tu sangre, gobierna.
A ti, Cristo, Señor del universo,
y a ti, Padre, alabanza dondequiera,
y al Amor, por los siglos
loores. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.
Salmo 136, 1-6 - JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA.
Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.
Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»
¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;
que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que
se me paralice la mano derecha.
Ant 2. Te doy gracias, Señor, delante de
los ángeles.
Salmo 137 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REY
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre;
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te doy gracias, Señor, delante de
los ángeles.
Ant 3. Digno es el Cordero degollado de
recibir el honor y la gloria.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Digno es el Cordero degollado de
recibir el honor y la gloria.
LECTURA BREVE Col 3, 16
Que la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos
unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle
gracias de todo corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
RESPONSORIO BREVE
V. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
V. De alegría perpetua a tu derecha.
R. En tu presencia, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y
tu nombre es santo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Haz, Señor, obras grandes por
nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es santo.
PRECES
Invoquemos a Cristo, que da fuerza y poder a su pueblo, diciendo:
Señor, escúchanos.
Cristo, fortaleza nuestra, concede a todos tus fieles, a quienes has llamado a
la luz de tu verdad,
que tengan siempre fidelidad y constancia.
Haz, Señor, que los que gobiernan el mundo lo hagan conforme a tu querer,
y que sus decisiones vayan encaminadas a la consecución de la paz.
Tú que con cinco panes saciaste a la multitud,
enséñanos a socorrer con nuestros bienes a los hambrientos.
Que los que tienen en su mano los destinos de los pueblos no cuiden sólo del
bienestar de su nación,
sino que piensen también en los otros pueblos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Cuando vengas en tu día a ser glorificado en los santos,
da a nuestros hermanos difuntos la resurrección y la vida feliz.
Todos juntos, en familia, repitamos las palabras que nos enseñó Jesús, y oremos
al Padre diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Puestos en oración ante ti, Señor, imploramos tu clemencia y te
pedimos que nuestras palabras concuerden siempre con los sentimientos de
nuestro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
las lecturas del martes 14 de noviembre 2023
*Lecturas del Martes de la
32ª semana del Tiempo Ordinario
Martes, 14 de noviembre de 2023
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Romanos (8,18-25):
Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se
nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena
manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por
su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la
creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar
en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la
creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso;
también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro
interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro
cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es
esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve? Cuando esperamos lo que
no vemos, aguardamos con perseverancia.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6
R/. El Señor ha estado grande con nosotros
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.
*Lecturas del Martes de la
32ª semana del Tiempo Ordinario
Martes, 14
de noviembre de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(13,18-21)*
En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo
compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su
huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»
Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una
mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Es semejante a un grano de
mostaza. Es semejante a la levadura).
*El grano de mostaza estaba hecho,
la tierra estaba hecha, el único trabajo del hombre fue hacer un hoyo poner la
semilla y luego esperar el tiempo propicio. A eso me llama el Señor, que
trabaje preparando un especio para colocar la palabra del Señor en mi corazón y
luego esperar a que sea el Señor quien la haga crecer. En el segundo ejemplo,
el señor, me invita a tener el discernimiento que tiene la mujer, de cómo
preparar y de cómo hacer bien las cosas, para cuando me llegue el tiempo de
esperar, no caiga en la desesperación, y pueda tener la fuerza para saber
esperar pacientemente que la palabra crezca en mí. La semilla es “La Palabra”,
la levadora es, “La Misericordia” son dos cosas que deben estar y permanecer
siempre dentro de mí*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.