Musica Para el Alma
sábado, 28 de agosto de 2021
EVANGELIO DE MARCOS 7,1-8.14-15.21-23 CICLO B
*Lecturas del Domingo 22º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo, 29 de agosto de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (7,1-8.14-15.21-23)*
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de
Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir,
sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin
lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus
mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a
otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus
discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está
escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos
de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son
preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros
a la tradición de los hombres.»
Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada
que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo
que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los
malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias,
injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad.
Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»
Palabra del Señor
(Este pueblo me honra con los labios, pero
su corazón está lejos de mí).
*Éste lenguaje que usa
el Señor conmigo parece duro, pero es necesario, porque me fijo en los pequeños
sucios del otro y digo cosas feas. Y me creo limpio y que no soy igual que él,
porque me veo limpio, por fuera y me declarando "limpio por dentro; y le
exijo al Señor que escuche mis consejos. Y el Señor me llama hipócrita, porque estoy
lleno de juicio, de murmuración, y el Señor ha venido precisamente a traerme,
la pureza, la blancura, la sanación interior, la paz y para demostrarme que él
es: El camino, la verdad y la vida. La buena noticia para mi es que el Señor, me
quiere enseñar a honrarlo de corazón y estar cerca, y él pueda sanarme y en mi
pueda estar la capacidad y el deseo ayudar a otros*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL DOMINGO 29. SAN JUAN BAUTISTA, MARTIRIO
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Juan Bautista,
Martirio*
29 de Agosto
DOMINGO SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Himno: CRISTO, EL SEÑOR
Cristo, el Señor,
como la primavera,
como una nueva aurora,
resucitó.
Cristo, nuestra Pascua,
es nuestro rescate,
nuestra salvación.
Es grano en la tierra,
muerto y florecido,
tierno pan de amor.
Se rompió el sepulcro,
se movió la roca,
y el fruto brotó.
Dueño de la muerte,
en el árbol grita
su resurrección.
Humilde en la tierra,
Señor de los cielos,
su cielo nos dio.
Ábranse de gozo
las puertas del Hombre,
que al hombre salvó.
Gloria para siempre
al Cordero humilde
que nos redimió. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.
Ant 2. Cantemos un himno al Señor nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantemos un himno al Señor nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 36, 25-27
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras
inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os
infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y
os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis
según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
RESPONSORIO BREVE
V. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tú nombre.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tú nombre.
V. Pregonando tus maravillas.
R. Invocando tú nombre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tú nombre.
Primera Lectura
Del segundo libro de los Reyes 14, 1-27
REINADO DE AMASÍAS EN JUDÁ Y DE JEROBOAM EN ISRAEL
Amasías, hijo de Joás, subió al trono de Judá el año segundo del
reinado de Joás de Israel, hijo de Joacaz. Cuando subió al trono, tenía veinticinco
años, Y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Yehoadayán,
natural de Jerusalén. Hizo lo que el Señor aprueba, aunque no como su
antepasado David; se portó como su padre, Joás, pero no desaparecieron las
ermitas de los altozanos: allí seguía la gente sacrificando y quemando
incienso. Cuando se afianzó en el poder, mató a los ministros que habían asesinado
a su padre. Pero, siguiendo lo que dice el libro de la ley de Moisés, promulgada
por el Señor: «No serán ejecutados los padres por las culpas de los hijos ni
los hijos por las culpas de los padres; cada uno morirá por su propio pecado»,
no mató a los hijos de los asesinos.
Amasías derrotó en Vallelasal a los idumeos, en número de diez mil, y tomó al
asalto la ciudad de Petra, llamándola Yoctael, nombre que conserva hasta hoy.
Entonces, mandó una embajada a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de
Israel, con este mensaje: «¡Sal, que nos veamos las caras!» Pero Joás de Israel
le envió esta respuesta: «El cardo del Líbano mandó a decir al cedro del Líbano:
"Dame a tu hija por esposa de mi hijo." Pero pasaron las fieras del
Líbano y pisotearon el cardo. Tú has derrotado a Edom y te has engreído.
¡Disfruta de tu gloria quedándote en tu casa! ¿Por qué quieres meterte en una
guerra catastrófica, provocando tu caída y la de Judá?» Pero Amasías no hizo
caso. Entonces, Joás de Israel subió a vérselas con Amasías de Judá en Casalsol
de Judá. Israel derrotó a los judíos, que huyeron a la desbandada. En Casalsol,
apresó Joás de Israel a Amasías de Judá, hijo de Joacaz, hijo de Ocozías, y se
lo llevó a Jerusalén. En la muralla de Jerusalén abrió una brecha de doscientos
metros, desde la puerta de Efraím hasta la puerta del Ángulo; se apoderó del
oro, la plata, los utensilios que había en el templo y en el tesoro de palacio,
tomó rehenes y se volvió a Samaría.
Para más datos sobre Joás y sus hazañas militares en la guerra contra Amasías
de Judá, véanse los Anales del reino de Israel. Joás murió, y lo enterraron en
Samaría, con los reyes de Israel. Su hijo Jeroboam le sucedió en el trono.
Amasías de Judá, hijo de Joás, sobrevivió quince años a Joás de Israel, hijo de
Joacaz.
Para más datos sobre Amasías, véanse los Anales del reino de Judá.
En Jerusalén, le tramaron una conspiración; huyó a Laquis, pero lo persiguieron
hasta Laquis y allí lo mataron. Lo cargaron sobre unos caballos y lo enterraron
en Jerusalén, con sus antepasados, en la Ciudad de David. Entonces, Judá en
pleno tomó a Azarías, de dieciséis años, y lo nombraron rey, sucesor de su
padre, Amasías. Después que murió el rey, reconstruyó Eilat, devolviéndola a
Judá.
Jeroboam, hijo de Joás, subió al trono en Samaría el año quince del reinado de
Amasías de Judá, hijo de Joás. Reinó cuarenta y un años. Hizo lo que el Señor
reprueba, repitiendo los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo cometer a
Israel. Restableció la frontera de Israel desde el Paso de Jamat hasta el Mar
Muerto, como el Señor, Dios de Israel, había dicho por su siervo el profeta
Jonás, hijo de Amitay, natural de Gatjéfer; porque el Señor se fijó en la
terrible desgracia de Israel: no había esclavo, ni libre, ni quien ayudase a Israel.
El Señor no había decidido borrar el nombre de Israel bajo el cielo, y lo salvó
por medio de Jeroboam, hijo de Joás.
Responsorio 2 Cro 25, 8; Sal 59, 14
R. Si te apoyas en los efraimitas, Dios te derrotará frente a
tus enemigos. * Porque Dios puede dar la victoria y la derrota.
V. Con Dios haremos proezas, él pisoteará a nuestros enemigos.
R. Porque Dios puede dar la victoria y la derrota.
Segunda Lectura
De los sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 23 A,1-4: CCL 41, 321-323)
EL SEÑOR SE HA COMPADECIDO DE NOSOTROS
Dichosos nosotros, si llevamos a la práctica lo que escuchamos y
cantamos. Porque cuando escuchamos es como si sembráramos una semilla, y cuando
ponemos en práctica lo que hemos oído es como si esta semilla fructificara.
Empiezo diciendo esto, porque quisiera exhortaros a que no vengáis nunca a la
iglesia de manera infructuosa, limitándoos sólo a escuchar lo que allí se dice,
pero sin llevarlo a la práctica. Porque, como dice el Apóstol, estáis salvados
por su gracia, pues no se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. No
ha precedido, en efecto, de parte nuestra una vida santa, cuyas acciones Dios
haya podido admirar, diciendo por ello: "Vayamos al encuentro y premiemos
a estos hombres, porque la santidad de su vida lo merece". A Dios le
desagradaba nuestra vida, le desagradaban nuestras obras; le agradaba, en
cambio, lo que él había realizado en nosotros. Por ello, en nosotros, condenó
lo que nosotros habíamos realizado y salvó lo que él había obrado.
Nosotros, por tanto, no éramos buenos. Y, con todo, él se compadeció de
nosotros y nos envió a su Hijo a fin de que muriera, no por los buenos, sino
por los malos; no por los justos, sino por los impíos. Dice, en efecto, la
Escritura: Cristo murió por los impíos. Y ¿qué se dice a continuación? Apenas
habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno
a morir. Es posible, en efecto, encontrar quizás alguno que se atreva a morir
por un hombre de bien; pero por un inicuo, por un malhechor, por un pecador;
¿quién querrá entregar su vida, a no ser Cristo, que fue justo hasta tal punto
que justificó incluso a los que eran injustos? Ninguna obra buena habíamos
realizado, hermanos míos; todas nuestras acciones eran malas. Pero, a pesar de
ser malas las obras de los hombres, la misericordia de Dios no abandonó a los
humanos. Y Dios envió a su Hijo para que nos rescatara, no con oro o plata,
sino a precio de su sangre, la sangre de aquel Cordero sin mancha, llevado al matadero
por el bien de los corderos manchados, si es que debe decirse simplemente manchados
y no totalmente corrompidos. Tal ha sido, pues, la gracia que hemos recibido.
Vivamos, por tanto, dignamente, ayudados por la gracia que hemos recibido y no hagamos
injuria a la grandeza del don que nos ha sido dado. Un médico extraordinario ha
venido hasta nosotros, y todos nuestros pecados han sido perdonados. Si
volvemos a enfermar, no sólo nos dañaremos a nosotros mismos, sino que seremos
además ingratos para con nuestro médico.
Sigamos, pues, las sendas que él nos indica e imitemos en particular, su
humildad, aquella humildad por la que él se rebajó a sí mismo en provecho
nuestro. Esta senda de humildad nos la ha enseñado él con sus palabras y, para
darnos ejemplo, él mismo anduvo por ella, muriendo por nosotros. Para poder
morir por nosotros, siendo como era inmortal, la Palabra se hizo carne y acampó
entre nosotros. Así el que era inmortal se revistió de mortalidad para poder
morir por nosotros y destruir nuestra muerte con su muerte.
Esto fue lo que hizo el Señor, éste el don que nos otorgó: Siendo grande, se
humilló; humillado, quiso morir; habiendo muerto, resucitó y fue exaltado para
que nosotros no quedáramos abandonados en el abismo, sino que fuéramos
exaltados con él en la resurrección de los muertos, los que, ya desde ahora,
hemos resucitado por la fe y por la confesión de su nombre. Nos dio y nos
indicó, pues, la senda de la humildad. Si la seguimos, confesaremos al Señor y,
con toda razón, le daremos gracias, diciendo: Te damos gracias, oh Dios, te
damos gracias, invocando tu nombre.
Responsorio Sal 85, 12-13; 117, 28
R. Te alabaré de todo corazón, Dios mío, daré gloria a tu
nombre por siempre; * por tu gran piedad para conmigo.
V. Tú eres mi Dios, yo te doy gracias; Dios mío, a ti dirijo mi
alabanza.
R. Por tu gran piedad para conmigo.
*Lecturas del Domingo 22º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo, 29 de agosto de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (7,1-8.14-15.21-23)*
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de
Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir,
sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin
lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus
mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a
otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus
discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está
escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos
de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son
preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros
a la tradición de los hombres.»
Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada
que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo
que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los
malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias,
injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad.
Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Antifona: Recibid con docilidad la Palabra de
Dios que ha sido sembrada en vosotros, y que tiene
poder para salvar vuestras almas.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antifona: Recibid con docilidad la Palabra de Dios que ha sido sembrada en
vosotros, y que tiene poder para salvar vuestras almas.
PRECES
Invoquemos, hermanos, a nuestro Salvador, que ha venido al mundo
para ser «Dios-con-nosotros», y digámosle confiadamente:
Señor Jesús, rey de la gloria, sé tú nuestra luz y nuestro gozo.
Señor Jesús, sol que nace de lo alto y primicia de la humanidad resucitada,
haz que siguiéndote a ti no caminemos nunca en sombras de muerte, sino que
tengamos siempre la luz de la vida.
Que sepamos descubrir, Señor, cómo todas las creaturas están llenas de tus
perfecciones,
para que así, en todas ellas, sepamos contemplarte a ti.
No permitas, Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal,
antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza del bien.
Tú que, bautizado por Juan en el Jordán, fuiste ungido con el Espíritu Santo,
asístenos durante este día para que actuemos movidos por este mismo Espíritu.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a
la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría y concede los
gozos del cielo a quienes has librado de la muerte eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Juan Bautista, Martirio*
La celebración de la fiesta del martirio de San Juan Bautista, que
en la Iglesia Latina tiene orígenes antiguas (en Francia en el siglo V, y en
Roma en el siglo VI), está vinculada a la dedicación de la Iglesia construida
en Sebaste en la Samaria, en el supuesto túmulo del Precursor de Cristo.
La fiesta aparece ya en la fecha del 29 de agosto en los
sacramentarios romanos, y conforme el Martirólogo Romano esa fecha
correspondería a la segunda vez que encontrarán la cabeza de San Juan bautista,
transportada a Roma.
Tenemos sobre San Juan Bautista las narraciones de los Evangelios,
en particular de Lucas, que en ellos habla de su nacimiento, de la vida en el
desierto, de su predicación, y de Marcos que nos refiere a su muerte.
Por el Evangelio y por la tradición podemos reconstruir la vida
del precursor, cuya palabra de fuego parece en la verdad con el espíritu de
Elías. Negó categóricamente ser el Mesías esperado, afirmando la superioridad
de Jesús, que apuntó a sus seguidores por ocasión del bautismo en las orillas
del Rio Jordán.
Su figura perece irse deshaciendo, a la medida que va surgiendo
"el más fuerte", Jesús. Todavia, "el mayor de entre los
profetas" no cesó de hacer oír su voz donde fuese necesaria para consertar
los sinuosos caminos del mal. Reprobó públicamente el comportamiento pecaminoso
de Herodes Antipas y de la cuñada Herodíades, más la previsible susceptibilidad
de él le costó la dura prisión en Maqueronte, en la orilla oriental del Mar
Muerto.
Por ocasión de la fiesta celebrada en Maqueronte, la hija de
Herodíades, Salomé, habiendo dado verdadero show de agilidad en la danza,
entusiasmó a Herodes. Como premio pidió, por instigación de la madre, la cabeza
de San Juan Bautista. Ultimo profeta y primer apóstol, dio la vida por su
misión y por eso es venerado en la Iglesia como mártir.
*Martirio de San Juan (Mc6, 17-29)*
DOMINGO SEMANA II
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ¿DONDE ESTÁ MUERTE, TU VICTORIA?
¿Dónde está muerte, tu victoria?
¿Dónde está muerte, tu aguijón?
Todo es destello de su gloria,
clara luz, resurrección.
Fiesta es la lucha terminada,
vida es la muerte del Señor,
día la noche engalanada,
gloria eterna de su amor.
Fuente perenne de la vida,
luz siempre viva de su don,
Cristo es ya vida siempre unida
a toda vida en aflicción.
Cuando la noche se avecina,
noche del hombre y su ilusión,
Cristo es ya luz que lo ilumina,
Sol de su vida y corazón.
Demos al Padre la alabanza,
por Jesucristo, Hijo y señor,
denos su espíritu esperanza
viva y eterna de su amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo es sacerdote eterno según el rito de Melquisedec. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo es sacerdote eterno según el rito de Melquisedec. Aleluya.
Ant 2. Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya.
Salmo 113 B - HIMNO AL DIOS VERDADERO.
No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria;
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»?
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:
tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;
tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.
Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.
Los muertos ya no alaban al Señor,
ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Ts 2, 13-14
Nosotros debemos dar continuamente gracias a Dios por vosotros, hermanos, a
quienes tanto ama el Señor. Dios os eligió desde toda la eternidad para daros
la salud por la santificación que obra el Espíritu y por la fe en la verdad.
Con tal fin os convocó por medio del mensaje de la salud, anunciado por
nosotros, para daros la posesión de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. Nuestro Señor es grande y poderoso.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Su sabiduría no tiene medida.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Venid a mí todos los que andáis rendidos y agobiados, que yo os
daré descanso.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid a mí todos los que andáis rendidos y agobiados, que yo os
daré descanso.
PRECES
Demos gloria y honor a Cristo, que puede salvar definitivamente a
los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive para interceder en su
favor, y digámosle con plena confianza:
Acuérdate, Señor, de tu pueblo.
Señor Jesús, sol de justicia que iluminas nuestras vidas, al llegar al umbral
de la noche te pedimos por todos los hombres,
que todos lleguen a gozar eternamente de tu luz.
Guarda, Señor, la alianza sellada con tu sangre
y santifica a tu iglesia para que sea siempre inmaculada y santa.
Acuérdate de esta comunidad aquí reunida,
que tú elegiste como morada de tu gloria.
Que los que están en camino tengan un viaje feliz
y regresen a sus hogares con salud y alegría.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge, Señor, a tus hijos difuntos
y concédeles tu perdón y la vida eterna.
Terminemos nuestras preces con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a
la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría y concede los
gozos del cielo a quienes has librado de la muerte eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 29 DE AGOSTO 2021
*Lecturas del Domingo 22º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo, 29 de agosto de 2021
Primera lectura
Lectura del
libro del Deuteronomio (4,1-2.6-8):
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Ahora, Israel, escucha los mandatos y
decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de
la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. No añadáis nada a
lo que os mando ni suprimáis nada; así cumpliréis los preceptos del Señor,
vuestro Dios, que yo os mando hoy. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra
sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan
noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo
sabio e inteligente." Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que
tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que
lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan
justos como toda esta ley que hoy os doy?»
Palabra de Dios
Salmo
Sal
14,2-3a.3bc-4ab.5
R/. Señor, ¿quién puede
hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
Segunda lectura
Lectura de
la carta del apóstol Santiago (1,17-18.21b-22.27):
Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en
el cual no hay fases ni períodos de sombra. Por propia iniciativa, con la
palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus
criaturas. Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de
salvaros. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a
vosotros mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es
ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos
con este mundo.
Palabra de Dios
*Lecturas del Domingo 22º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo, 29 de agosto de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (7,1-8.14-15.21-23)*
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de
Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir,
sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin
lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus
mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a
otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus
discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está
escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos
de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son
preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros
a la tradición de los hombres.»
Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada
que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo
que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los
malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias,
injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad.
Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»
Palabra del Señor
(Este pueblo me honra con los labios, pero
su corazón está lejos de mí).
*Éste lenguaje que usa
el Señor conmigo parece duro, pero es necesario, porque me fijo en los pequeños
sucios del otro y digo cosas feas. Y me creo limpio y que no soy igual que él,
porque me veo limpio, por fuera y me declarando "limpio por dentro; y le
exijo al Señor que escuche mis consejos. Y el Señor me llama hipócrita, porque estoy
lleno de juicio, de murmuración, y el Señor ha venido precisamente a traerme,
la pureza, la blancura, la sanación interior, la paz y para demostrarme que él
es: El camino, la verdad y la vida. La buena noticia para mi es que el Señor, me
quiere enseñar a honrarlo de corazón y estar cerca, y él pueda sanarme y en mi
pueda estar la capacidad y el deseo ayudar a otros*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.