Musica Para el Alma
martes, 15 de septiembre de 2020
EVANGELIO DE LUCAS 7,31-35 CICLO A
Miércoles,
16 de septiembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (7,31-35):
31 «¿Con quién, pues, compararé a los
hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen?
32 Se parecen a los chiquillos que están
sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: "Os hemos tocado
la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis
llorado."
33 «Porque ha venido Juan el Bautista, que no
comía pan ni bebía vino, y decís: "Demonio tiene."
34 Ha venido el Hijo del hombre, que come y
bebe, y decís: "Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y
pecadores."
35 Y la Sabiduría se ha acreditado por todos
sus hijos.»
Palabra del Señor
(Os hemos tocado la
flauta, y no habéis bailado)
*Esta lectura me hace una
invitación especial a que organice mi vida, saber qué es lo que quiero, que es
lo que realmente quiero. El Señor me está tocando una música para que mi vida
tenga armonía, tenga ritmo, y me está invitando al baile que es una expresión
de alegría. El Señor está utilizando todos los medio de atraerme a su amor, a
una vida muy distinta a la que estoy llevando debajo de una falsa humildad, en
ocasiones me quedo callado sin importar todo el daño que esto pueda causar a
otras personas. Siento que el Señor está utilizando toda su fuerza, todo su
poder para que pueda entrar en mí su sabiduría, para que pueda descender de una
vez y para siempre su Santo Espíritu*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
ORACIÓN AL MEDIO DÍA EL ÁNGELUS
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL MIÉRCOLES 16. SANTOS CORNELIO, CIPRIANO MÁRTIR (MEMORIA)
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO
ORDINARIO
MIÉRCOLES DE LA SEMANA
XXIV
Del Común de varios mártires. Salterio IV
16 de septiembre
SANTOS CORNELIO, Papa, y CIPRIANO, obispo,
mártires. (MEMORIA)
Cornelio fue ordenado obispo de la Iglesia de Roma el año 251; se opuso al
cisma de los novacianos y, con la ayuda de Cipriano, pudo reafirmar su
autoridad. Fue desterrado por el emperador Galo, y murió en Civitavecchia el
año 253. Su Cuerpo fue trasladado a Roma y sepultado en el cementerio de
Calixto.
Cipriano nació en Cartago hacia el año 210, de familia pagana. Se convirtió a
la fe, fue ordenado presbítero y, el año 249, fue elegido obispo de su ciudad.
En tiempos muy difíciles gobernó sabiamente su Iglesia con sus obras y sus
escritos. En la persecución de Valeriano, primero fue desterrado y más tarde
sufrió el martirio, el día 14 de septiembre del año 258.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: TESTIGOS DE LA SANGRE.
Testigos de la sangre
con sangre rubricada,
frutos de amor cortados
al golpe de la espada.
Testigos del amor
en sumisión callada,
canto y cielo en los labios
al golpe de la espada.
Testigos del dolor
de vida enamorada;
diario placer de muerte
al golpe de la espada.
Testigos del cansancio
de una vida inmolada
a golpe de Evangelio
y al golpe de la espada.
Demos gracias al Padre
por la sangre sagrada;
pidamos ser sus mártires,
y a cada madrugada
poder morir la vida
al golpe de la espada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Salmo 107 - ALABANZA AL SEÑOR Y PETICIÓN DE AUXILIO.
Dios mío, mi corazón está firme,
para tí cantaré y tocaré, gloria mía.
Despertad, cítara y arpa,
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor,
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria;
para que se salven tus predilectos,
que tu mano salvadora nos responda.
Dios habló en su santuario:
«Triunfante ocuparé Siquén,
parcelaré el valle de Sucot;
mío es Galaad, mío Manasés,
Efraín es yelmo de mi cabeza,
Judá es mi cetro;
Moab, una jofaina para lavarme,
sobre Edom echo mi sandalia,
sobre Filistea canto victoria.»
Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá a Edom,
si tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas?
Auxílianos contra el enemigo,
que la ayuda del hombre es inútil;
con Dios haremos proezas,
El pisoteará a nuestros enemigos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Ant 2. El Señor me ha revestido de justicia y santidad.
Cántico: ALEGRIA DEL PROFETA ANTE LA NUEVA JERUSALÉN Is 61, 10—62, 5
Desbordo de gozo en el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como a un novio que se pone la corona,
o a una novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos, ante todos los pueblos.
Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que despunte la aurora de su justicia
y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes, tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán «Abandonada»;
ni a tu tierra, «Devastada»;
a ti te llamarán «Mi favorita»,
y a tu tierra, «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.
Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa,
la encontrará tu Dios contigo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor me ha revestido de justicia y santidad.
Ant 3. Alabaré al Señor mientras viva.
Salmo 145 - FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS.
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos;
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabaré al Señor mientras viva.
LECTURA BREVE 2Co 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y
Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder
nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con
que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los
sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa
nuestro consuelo.
RESPONSORIO BREVE
V. Los justos viven eternamente.
R. Los justos viven eternamente.
V. Reciben de Dios su recompensa.
R. Viven eternamente.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los justos viven eternamente.
V. Ábreme,
Señor, los ojos.
R. Y contemplaré las maravillas de tu voluntad.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Ester 14, 1-19
ORACIÓN DE ESTER
En aquellos días, la reina Ester se refugió en el Señor, presa de mortal
angustia. Despojándose de sus magníficos vestidos, se vistió de angustia y
duelo. En vez de exquisitos perfumes, echó sobre su cabeza polvo y ceniza,
mortificó duramente su cuerpo con ayunos, encubrió con sus desordenados
cabellos la gozosa belleza de su cuerpo, y suplicó al Señor, Dios de Israel,
diciendo:
«Mi Señor y Dios nuestro, tú eres único. Ven en mi socorro, que estoy sola y no
tengo socorro sino en ti, y mi vida está en peligro.
Yo oí desde mi infancia, en mi tribu paterna, que tú, Señor, elegiste a Israel
de entre todos los pueblos y a nuestros padres de entre todos sus mayores, para
ser herencia tuya para siempre, cumpliendo en su favor cuanto dijiste.
Ahora hemos pecado en tu presencia y nos has entregado a nuestros enemigos
porque hemos honrado a sus dioses. ¡Justo eres, Señor!
Mas no se han contentado con nuestra amarga esclavitud, sino que han jurado
ante sus ídolos anular tus promesas y destruir tu heredad, para cerrar las
bocas que te alaban y apagar la gloria de tu casa y de tu altar, para abrir las
bocas de las naciones en alabanza de sus dioses y admirar eternamente a un rey
de carne.
No entregues, Señor, tu cetro a los que son nada; que no se regocijen por
nuestra caída, mas vuelve contra ellos sus deseos y haz que el primero que se
alzó contra nosotros sirva de escarmiento. Acuérdate, Señor, y date a conocer
en el día de nuestra aflicción; y dame a mí valor, Rey de los dioses y Señor de
toda autoridad. Pon en mis labios palabras armoniosas cuando esté en presencia
del león; vuelve el odio de su corazón contra el que nos combate, para ruina
suya y de sus cómplices.
Líbranos con tu poder y acude en mi socorro, que estoy sola y a nadie tengo
sino a ti, Señor. Tú, que conoces todas las cosas, sabes que odio la gloria de
los malos, que aborrezco el lecho incircunciso y el de todo extranjero.
Tú sabes bien la necesidad en que me hallo, que me asquean los emblemas de
grandeza que ciñen mi frente los días de gala, que me repugnan como un paño
inmundo y que jamás los llevo en mi vida privada. Nunca tu sierva ha comido a
la mesa de Amán ni he tenido a honra los regios festines ni bebido el vino de
las libaciones. Nunca tu sierva ha tenido instantes de alegría, desde su
encumbramiento hasta el día de hoy, sino sólo en ti, Señor y Dios de Abraham.
¡Oh Dios, que dominas a todos, oye el clamor de los desesperados, sálvanos del
poder de los malvados y líbrame a mí de mi temor!»
RESPONSORIO Cf. Est 14, 12. 13. 9; cf. Jb 24, 23
R. Dame valor, Rey de los dioses y Señor de toda autoridad, * pon
en mis labios palabras rectas y oportunas.
V. Señor, danos oportunidad de arrepentirnos y no cierres las bocas
que te alaban.
R. Pon en mis labios palabras rectas y oportunas.
SEGUNDA LECTURA
De las Cartas de San Cipriano, obispo y mártir
(Carta 60, 1-2. 5: CSEL 3, 691-692. 694-695)
UNA FE GENEROSA Y FIRME
Cipriano a su hermano Cornelio:
Hemos tenido noticia, hermano muy amado, del testimonio glorioso que habéis
dado de vuestra fe y fortaleza; y hemos recibido con tanta alegría el honor de
vuestra confesión, que nos consideramos partícipes y socios de vuestros méritos
y alabanzas. En efecto, si formamos todos una misma Iglesia, si tenemos todos
una sola alma y un solo corazón, ¿qué sacerdote no se congratulará de las
alabanzas tributadas a un colega suyo, como si se tratara de las suyas propias?
¿O qué hermano no se alegrará siempre de las alegrías de sus otros hermanos?
No hay manera de expresar cuán grande ha sido aquí la alegría y el regocijo, al
enterarnos de vuestra victoria y vuestra fortaleza: de cómo tú has ido a la
cabeza de tus hermanos en la confesión del nombre de Cristo, y de cómo esta
confesión tuya, como cabeza de tu Iglesia, se ha visto a su vez robustecida por
la confesión de los hermanos; de este modo, precediéndolos en el camino hacia
la gloria, has hecho que fueran muchos los que te siguieran, y ha sido un
estímulo para que el pueblo confesara su fe el hecho de que te mostraras tú, el
primero, dispuesto a confesarla en nombre de todos; y, así, no sabemos qué es
lo más digno de alabanza en vosotros, si tu fe generosa y firme o la
inseparable caridad de los hermanos. Ha quedado públicamente comprobada la
fortaleza del obispo que está al frente de su pueblo y ha quedado de manifiesto
la unión entre los hermanos que han seguido sus huellas. Por el hecho de tener
todos vosotros un solo espíritu y una sola voz, toda la Iglesia de Roma ha
tenido parte en vuestra confesión.
Ha brillado en todo su fulgor, hermano muy amado, aquella fe vuestra, de la que
habló el Apóstol. Él preveía ya en espíritu, esta vuestra fortaleza y valentía,
tan digna de alabanza, y pregonaba lo que más tarde había de suceder,
atestiguando vuestros merecimientos, ya que, alabando a vuestros antecesores,
os incitaba a vosotros a imitarlos. Con vuestra unanimidad y fortaleza, habéis
dado a los demás hermanos un magnífico ejemplo de estas virtudes.
Y, teniendo en cuenta que la providencia del Señor nos advierte y pone en
guardia y que los saludables avisos de la misericordia divina nos previenen que
se acerca ya el día de nuestra lucha y combate, os exhortamos de corazón, en
cuanto podemos, hermano muy amado, por la mutua caridad que nos une, a que no
dejemos de insistir, junto con todo el pueblo, en los ayunos, vigilias y
oraciones. Porque éstas son nuestras armas celestiales, que nos harán mantener
firmes y perseverar con fortaleza; éstas son las defensas espirituales y los
dardos divinos que nos protegen.
Acordémonos siempre unos de otros, con grande concordia y unidad de espíritu,
encomendémonos siempre mutuamente en la oración y prestémonos ayuda con mutua
caridad cuando llegue el momento de la tribulación y de la angustia.
RESPONSORIO S. Cipriano, Carta 58
R. Dios nos contempla, Cristo y sus ángeles nos miran, mientras
luchamos por la fe. * Qué dignidad tan grande, qué felicidad tan plena es luchar
bajo la mirada de Dios y ser coronados por Cristo.
V. Revistámonos de fuerza y preparémonos para la lucha con un
espíritu indoblegable, con una fe sincera, con una entrega total.
R. Qué dignidad tan grande, qué felicidad tan plena es luchar bajo la
mirada de Dios y ser coronados por Cristo.
Miércoles,
16 de septiembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (7,31-35):
31 «¿Con quién, pues, compararé a los
hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen?
32 Se parecen a los chiquillos que están
sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: "Os hemos tocado
la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis
llorado."
33 «Porque ha venido Juan el Bautista, que no
comía pan ni bebía vino, y decís: "Demonio tiene."
34 Ha venido el Hijo del hombre, que come y
bebe, y decís: "Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y
pecadores."
35 Y la Sabiduría se ha acreditado por todos
sus hijos.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. ¡Oh cuán preciosa muerte, en la cual se adquiere la inmortalidad
al precio de la propia sangre!
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh cuán preciosa muerte, en la cual se adquiere la inmortalidad
al precio de la propia sangre!
PRECES
Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al
recordar hoy a los santos mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios,
aclamémosle diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.
Por la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida
como testimonio de la fe,
concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.
Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar
su sangre,
concédenos, Señor, la integridad y constancia de la fe.
Por la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus
pasos,
concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.
Por la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre
del Cordero,
concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que en los santos Cornelio y Cipriano diste a tu pueblo
pastores llenos de celo y mártires victoriosos, concédenos por su valiosa
intercesión, ser firmes e invencibles en la fe y trabajar con verdadero empeño
por lograr la unidad de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ESPÍRITUS SUBLIMES.
Espíritus sublimes,
¡oh mártires gloriosos!,
felices moradores
de la inmortal Sión,
rogad por los que luchan
en las batallas recias,
que alcancen la victoria
y eterno galardón.
¡Oh mártires gloriosos
de rojas vestiduras,
que brillan con eternos
fulgores ante Dios!
Con vuestro riego crezca
de Cristo la semilla,
y el campo de las mieses
se cubra ya en sazón. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, tu saber me sobrepasa.
Salmo 138, 1-18. 23-24 - I TODO ESTÁ PRESENTE A LOS OJOS DE DIOS.
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me envuelves por doquier,
me cubres con tu mano.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
tu diestra llegará hasta mí.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tu saber me sobrepasa.
Ant 2. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al
hombre según su conducta.
Salmo 138 II
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has formado portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro,
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.
¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al
hombre según su conducta.
Ant 3. Todo fue creado por él y para él.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todo fue creado por él y para él.
LECTURA BREVE 1Pe 4, 13-14
Queridos hermanos: Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo,
para que, cuándo se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por
el nombre de Cristo, dichosos vosotros: porque el Espíritu de la gloria, el
Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.
RESPONSORIO BREVE
V. Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
R. Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
V. Aclamadlo, los rectos de corazón.
R. Y gozad con el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. ¡Oh Iglesia, madre nuestra, cuán dichosa eres, ennoblecida con la
sangre gloriosa de los mártires de Cristo!
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh Iglesia, madre nuestra, cuán dichosa eres, ennoblecida con la
sangre gloriosa de los mártires de Cristo!
PRECES
En esta hora en la que el Señor, cenando con sus discípulos,
presentó al Padre su propia vida que luego entregó en la cruz, aclamemos al Rey
de los mártires, diciendo:
Te glorificamos, Señor.
Te damos gracias, Señor, principio, ejemplo y rey de los mártires, porque nos
amaste hasta el extremo.
Te damos gracias, Señor, porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos
y les das parte en los premios de tu reino.
Te damos gracias, Señor, porque hoy hemos ofrecido, como sacrificio para el
perdón de los pecados, la sangre de la alianza nueva y eterna.
Te damos gracias, Señor, porque con tu gracia nos has dado perseverar en la fe
durante el día que ahora termina.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Te damos gracias, Señor, porque has asociado a nuestros hermanos difuntos a tu
muerte.
Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que en los santos Cornelio y Cipriano diste a tu pueblo
pastores llenos de celo y mártires victoriosos, concédenos por su valiosa
intercesión, ser firmes e invencibles en la fe y trabajar con verdadero empeño
por lograr la unidad de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL MIÉRCOLES 16 DE SEPTIEMBRE 2020
Lecturas de la 24º Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Miércoles, 16 de septiembre de 2020
Primera lectura
Lectura de
la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):
Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un
camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los
ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos
que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y
todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no
soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar
vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene
envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita;
no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la
verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin
límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de
lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber
y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se
acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño,
razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer
es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una
palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el
amor.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 32
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.
R/. Dichoso
el pueblo que el Señor se escogió como heredad
Miércoles,
16 de septiembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (7,31-35):
31 «¿Con quién, pues, compararé a los
hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen?
32 Se parecen a los chiquillos que están
sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: "Os hemos tocado
la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis
llorado."
33 «Porque ha venido Juan el Bautista, que no
comía pan ni bebía vino, y decís: "Demonio tiene."
34 Ha venido el Hijo del hombre, que come y
bebe, y decís: "Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y
pecadores."
35 Y la Sabiduría se ha acreditado por todos
sus hijos.»
Palabra del Señor
(Os hemos tocado la
flauta, y no habéis bailado)
*Esta lectura me hace una
invitación especial a que organice mi vida, saber qué es lo que quiero, que es
lo que realmente quiero. El Señor me está tocando una música para que mi vida
tenga armonía, tenga ritmo, y me está invitando al baile que es una expresión
de alegría. El Señor está utilizando todos los medio de atraerme a su amor, a
una vida muy distinta a la que estoy llevando debajo de una falsa humildad, en
ocasiones me quedo callado sin importar todo el daño que esto pueda causar a
otras personas. Siento que el Señor está utilizando toda su fuerza, todo su
poder para que pueda entrar en mí su sabiduría, para que pueda descender de una
vez y para siempre su Santo Espíritu*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.