Musica Para el Alma
martes, 4 de mayo de 2021
EVANGELIO DE JUAN 15,1-8 CICLO B
*Lecturas
de la 5ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Miércoles, 5 de mayo de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (15,1-8)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da
fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más
fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí,
y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así
tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese
da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en
mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan
al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que
deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis
discípulos míos».
Palabra del Señor
*(Todo
sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia,
para que dé más fruto)*
*Hay cosas que el Señor tiene que arrancar de mí,
porque no me permiten producir ningún fruto: En que me ayuda la tristeza y el
miedo, esas son cosas que no me ayudan en nada. En un jardín las matas de
rosas, cada cierto tiempo las podan y para que las rosa crezcan más
bella y hermosa. Lo mismo el Señor tiene que podarme en muchas cosas que
le hacen daño a otro y también me hacen daño a mí. El Señor me invita a poner
mi vida en sus mano y así pueda aprender a vivir en la sinceridad y desea
manera pueda vivir en un amor hacia él, y al mismo tiempo pueda ser alimento de
amor para los demás*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL MIÉRCOLES 5. SAN ANGEL, MÁRTIR
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Ángel, Mártir*
5 de Mayo
*Laudes - MIÉRCOLES V SEMANA DE PASCUA 2021*
Miércoles,
5 de mayo de 2021.
Invitatorio
V. Señor,
ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: Verdaderamente
ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. Amén. Aleluya
Salmodia
Antífona
1: En ti, Señor, está la fuente viva. Aleluya.
Antífona
2: Enviaste tu Espíritu, Señor, y existió la creación. Aleluya.
Antífona
3: Dios es el rey del mundo: tocad con maestría. Aleluya.
Lectura Breve
Rm 6, 8-11
Si
verdaderamente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con
él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no
muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado
de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también,
considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en
unión con Cristo Jesús.
Responsorio Breve
V. El
Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. Dios
resucitó a Cristo de entre los muertos. Aleluya.
R. Para que nuestra fe y esperanza se centren en Dios. Aleluya.
Lecturas
Primera Lectura
Del libro
del Apocalipsis 21, 1-8
LA NUEVA
JERUSALÉN
Yo, Juan,
vi un cielo nuevo y una tierra nueva. El primer cielo y la primera tierra
habían desaparecido y el mar no existía ya. Y vi la ciudad santa, la nueva
Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia
que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el
trono:
«Ésta es la morada de Dios con los hombres, y acampará entre ellos. Ellos serán
su pueblo y Dios estará con ellos. Les enjugará Dios toda lágrima de sus ojos y
no habrá ya muerte ni desdichas, ni lamentos ni aflicciones, pues el primer
mundo habrá desaparecido.»
Y dijo el que estaba sentado en el trono:
«Mirad que voy a renovar todas las cosas.»
Y añadió:
«Escribe, porque éstas son palabras fidedignas y verdaderas.»
Y dijo:
«Ya está hecho. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed
le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venza poseerá en
herencia estos bienes. Yo seré su Dios y él será mi hijo. Los cobardes, los
incrédulos, los manchados con abominaciones, los asesinos, los impuros, los
hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago
que arde en fuego y azufre, que es la muerte segunda.»
Responsorio Ap 21, 3. 4
R. Ésta
es la morada de Dios con los hombres, y acampará entre ellos. * Y
les enjugará Dios toda lágrima de sus ojos. Aleluya.
V. No habrá ya muerte ni desdichas, ni lamentos ni aflicciones,
pues el primer mundo habrá desaparecido.
R. Y les enjugará Dios toda lágrima de sus ojos. Aleluya.
Segunda Lectura
De la carta
a Diogneto
(Caps. 5-6: Funk 1, 397-401)
LOS
CRISTIANOS EN EL MUNDO
Los
cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven,
ni por su lenguaje, ni por su modo de vida. Ellos, en efecto, no tienen
ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida
distinto. Su sistema doctrinal no ha sido inventado gracias al talento y
especulación de hombres estudiosos, ni profesan, como otros, una enseñanza
basada en autoridad de hombres.
Viven en ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las
costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su
estilo de vida y, sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a
juicio de todos, increíble.
Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como
ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es
patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que
todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben.
Tienen la mesa en común, pero no el lecho.
Viven en la carne, pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su
ciudadanía está en el cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de
vivir superan estas leyes.
Aman a todos, y todos los persiguen. Se los condena sin conocerlos. Se les da
muerte, y con ello reciben la vida. Son pobres, y enriquecen a muchos; carecen
de todo, y abundan en todo. Sufren la deshonra, y ello les sirve de gloria;
sufren detrimento en su fama, y ello atestigua su justicia. Son maldecidos, y
bendicen; son tratados con ignominia, y ellos, a cambio, devuelven honor: Hacen
el bien, y son castigados como malhechores; y, al ser castigados a muerte, se
alegran como si se les diera la vida. Los judíos los combaten como a extraños,
y los gentiles los persiguen, y, sin embargo, los mismos que los aborrecen no saben
explicar el motivo de su enemistad.
Para decirlo en pocas palabras: los cristianos son en el mundo lo que el alma
es en el cuerpo. El alma, en efecto, se halla esparcida por todos los miembros
del cuerpo; así también los cristianos se encuentran dispersos por todas las
ciudades del mundo. El alma habita en el cuerpo, pero no procede del cuerpo;
los cristianos viven en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está
encerrada en la cárcel del cuerpo visible; los cristianos viven visiblemente en
el mundo, pero su religión es invisible. La carne aborrece y combate al alma,
sin haber recibido de ella agravio alguno, sólo porque le impide disfrutar de
los placeres; también el mundo aborrece a los cristianos, sin haber recibido agravio
de ellos, porque se oponen a sus placeres.
El alma ama al cuerpo y a sus miembros, a pesar de que éste la aborrece;
también los cristianos aman a los que los odian. El alma está encerrada en el
cuerpo, pero es ella la que mantiene unido el cuerpo; también los cristianos se
hallan retenidos en el mundo como en una cárcel, pero ellos son los que
mantienen la trabazón del mundo. El alma inmortal habita en una tienda mortal;
también los cristianos viven como peregrinos en moradas corruptibles, mientras
esperan la incorrupción celestial. El alma se perfecciona con la mortificación
en el comer y beber; también los cristianos, constantemente mortificados, se
multiplican más y más. Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado,
del que no les es lícito desertar.
Responsorio Jn 8, 12; Sir 24, 25
R. Yo
soy la luz del mundo; * el que me sigue no camina en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Aleluya.
V. En mí está toda gracia de camino y de verdad, en mí toda
esperanza de vida y de fuerza.
R. El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la
luz de la vida. Aleluya.
*Lecturas
de la 5ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Miércoles, 5 de mayo de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (15,1-8)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da
fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más
fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí,
y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así
tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese
da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en
mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan
al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que
deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis
discípulos míos».
Palabra del Señor
Canto Evangélico
Antifona: Yo
soy la vid verdadera, aleluya, y vosotros sois mis sarmientos. Aleluya.
Benedictus
Lc 1, 68-79
El Mesías y
su precursor
+ Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Oremos a
Cristo, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación,
y aclamémoslo, diciendo:
*Por tu victoria, sálvanos, Señor*.
Salvador nuestro, Señor Jesús, que con tu victoria sobre la muerte nos has
alegrado y con tu resurrección nos has exaltado y nos has enriquecido, —
ilumina hoy nuestras mentes y santifica nuestra jornada con la gracia de tu
Espíritu Santo.
Tú que en el cielo eres glorificado por los ángeles y en la tierra eres adorado
por los hombres, — recibe la adoración que en espíritu y verdad te tributamos
en estas fiestas de tu resurrección.
Sálvanos, Señor Jesús, muestra tu amor y tu misericordia al pueblo que confía
en tu resurrección, — y, compadecido de nosotros, defiéndenos hoy de todo mal.
Rey de la gloria y vida nuestra, haz que, cuando te manifiestes al mundo, —
podamos aparecer también nosotros juntamente contigo en la gloria.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración, diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro
maestro: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Oh Dios,
que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido, atrae hacia ti
el corazón de tus fieles, para que siempre vivan a la luz de tu verdad los que
han sido liberados de las tinieblas del error. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
*San Ángel, Mártir*
5 de Mayo
Fue uno de los primeros miembros de la Orden del Carmelo. Sus
padres fueron judíos convertidos al cristianismo gracias a una aparición de la
Santísima Virgen. Desde la infancia mostró extraordinarios dones para lo
espiritual y lo intelectual. A los 15 años hablaba ya el griego, el latín y el
hebreo. Durante cinco años vivió como ermitaño en el Monte Carmelo. En Sicilia,
convirtió a muchos con su predicación y milagros y en Palermo convirtió a más
de 200 judíos. Cuando se encontraba predicando a una multitud, en Locata, fue
acuchillado por una banda de malhechores. Herido de muerte, cayó de rodillas y
oró por todo el pueblo y en particular por los que lo habían herido.
*Vísperas - MIÉRCOLES V SEMANA DE PASCUA
2021*
Miércoles,
5 de mayo de 2021.
Invitatorio
Vísperas
Invocación
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
Nuestra Pascua inmolada, aleluya,
es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.
Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!,
el mundo renovado
canta un himno a su Señor.
Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz!
La muerte, derrotada,
ha perdido su aguijón.
Pascua sagrada,
¡oh noche bautismal!
Del seno de las aguas
renacemos al Señor.
Pascua sagrada, ¡eterna novedad!
Dejad al hombre viejo,
revestíos del Señor.
Pascua sagrada. La sala del festín
se llena de invitados
que celebran al Señor.
Pascua sagrada, ¡Cantemos al Señor!
Vivamos la alegría
dada a luz en el dolor.
Salmodia
Antífona
1: La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador. Aleluya.
Salmo 26,1-6
Confianza ante el peligro
Ésta es
la morada de Dios con los hombres. (Ap 21,3)
El Señor
es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
+ El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;
y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda ofreceré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
Antífona
2: Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Aleluya.
Salmo 26,7-14
Algunos,
poniéndose en pie, daban testimonio contra Jesús. (Mc 14,57)
Escúchame,
Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.
No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
Antífona
3: Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los
siglos. Aleluya.
Col 1,12-20
Himno a Cristo, primogénito de toda criatura y primer resucitado de
entre los muertos
Damos
gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Lectura Breve
Hb 7, 24-27
Jesús,
como permanece para siempre, tiene un sacerdocio eterno. De aquí que tiene poder
para llevar a la salvación definitiva a cuantos por él se vayan acercando a
Dios, porque vive para siempre para interceder por ellos. Y tal era
precisamente el sumo sacerdote que nos convenía: santo, sin maldad, sin mancha,
excluido del número de los pecadores y exaltado más alto que los cielos. No tiene
necesidad, como los sumos sacerdotes, de ofrecer víctimas cada día, primero por
sus propios pecados y luego por los del pueblo. Esto lo hizo una vez por todas,
ofreciéndose a sí mismo.
Responsorio Breve
V. Los
discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
Canto Evangélico
Antifona: Si
permanecéis en mí y si mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que
queráis, y se os dará. Aleluya.
Magnificat
Lc 1, 46-55
Alegría del
alma en el Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Oremos a
Cristo, que resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del
Padre, y digámosle:
Cristo, que vives por siempre para interceder por los hombres, escucha nuestra
oración.
Acuérdate, Señor, de los que se han consagrado a tu servicio,
— que sean para tu pueblo ejemplo de santidad.
Concede, Señor, el espíritu de justicia a los que gobiernan las naciones, — y
haz que trabajen en bien de la paz, para que todos podamos vivir según tu ley.
Concede la paz a nuestros días y multiplica los bienes de la tierra,
— para que los pobres puedan gozar de las riquezas de tu bondad.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Cristo salvador, que con tu triunfo has iluminado el mundo entero y con tu
resurrección has dado a los hombres una prenda de su inmortalidad, — concede la
luz eterna a nuestros hermanos difuntos.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oh Dios,
que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido, atrae hacia ti
el corazón de tus fieles, para que siempre vivan a la luz de tu verdad los que
han sido liberados de las tinieblas del error. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL MIÉRCOLES 5 DE MAYO 2021
*Lecturas
de la 5ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Miércoles, 5 de mayo de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-6):
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los
hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían
salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y
Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran
a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia.
Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron
Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que
causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron
acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que
Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se
levantaron, diciendo:
«Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés».
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
121,1-2.4-5
R/. Vamos alegres a la
casa del Señor
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.
*Lecturas
de la 5ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Miércoles, 5 de mayo de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (15,1-8)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da
fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más
fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí,
y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así
tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese
da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en
mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan
al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que
deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis
discípulos míos».
Palabra del Señor
*(Todo
sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia,
para que dé más fruto)*
*Hay cosas que el Señor tiene que arrancar de mí,
porque no me permiten producir ningún fruto: En que me ayuda la tristeza y el
miedo, esas son cosas que no me ayudan en nada. En un jardín las matas de
rosas, cada cierto tiempo las podan y para que las rosa crezcan más
bella y hermosa. Lo mismo el Señor tiene que podarme en muchas cosas que
le hacen daño a otro y también me hacen daño a mí. El Señor me invita a poner
mi vida en sus mano y así pueda aprender a vivir en la sinceridad y desea
manera pueda vivir en un amor hacia él, y al mismo tiempo pueda ser alimento de
amor para los demás*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.