TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XXIX I Vísperas del Domingo XXX del Tiempo Ordinario.
26 de octubre
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde) INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: QUIÉN ES ESTE QUE VIENE ¿Quién es este que viene, recién atardecido, cubierto por su sangre como varón que pisa los racimos? Éste es Cristo, el Señor, que venció nuestra muerte con su resurrección. ¿Quién es este que vuelve, glorioso y malherido, y, a precio de su muerte, compra la paz y libra a los cautivos? Éste es Cristo, el Señor, que venció nuestra muerte con su resurrección. Se durmió con los muertos, y reina entre los vivos; no le venció la fosa, porque el Señor sostuvo a su elegido. Este es Cristo, el Señor, que venció nuestra muerte con su resurrección. Anunciad a los pueblos qué habéis visto y oído; aclamad al que viene como la paz, bajo un clamor de olivos. Este es Cristo, el Señor, que venció nuestra muerte con su resurrección. Amén. SALMODIA Ant 1. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya. Salmo 118, 105-112 - HIMNO A LA LEY DIVINA Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero; lo juro y lo cumpliré: guardaré tus justos mandamientos; ¡estoy tan afligido! Señor, dame vida según tu promesa. Acepta, Señor, los votos que pronuncio, enséñame tus mandatos; mi vida está siempre en peligro, pero no olvido tu voluntad; los malvados me tendieron un lazo, pero no me desvié de tus decretos. Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón; inclino mi corazón a cumplir tus leyes, siempre y cabalmente. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya. Ant 2. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya. Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen. Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios. El Señor es mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya. Ant 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11 Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se anonadó a sí mismo, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. LECTURA BREVE Col 1, 3-6a Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en todo momento, rezando por vosotros, al oír hablar de vuestra fe en Jesucristo y del amor que tenéis a todos los santos, por la esperanza que os está reservada en los cielos, sobre la cual oísteis hablar por la palabra verdadera de la Buena Noticia, que se os hizo presente, y está dando fruto y prosperando en todo el mundo igual que entre vosotros. RESPONSORIO BREVE V. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. V. Su gloria se eleva sobre los cielos.R. Alabado sea el nombre del Señor. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu SantoR. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. El Señor recibe benévolamente a los que honran; los gritos del pobre atraviesan las nubes. Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55 Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. El Señor recibe benévolamente a los que honran; los gritos del pobre atraviesan las nubes. PRECES Demos gracias al Señor que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad, y recordando su amor para con nosotros supliquémosle diciendo: Escúchanos, Señor, que confiamos en ti. Padre lleno de amor, te pedimos por el papa Francisco y por nuestro obispo N.; protégelos con tu fuerza y santifícalos con tu gracia. Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo, para que así tengan también parte en su consuelo. Mira con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse y haz que encuentren pronto el hogar que desean. Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra para que a nadie falte el pan de cada día. Se pueden añadir algunas intenciones libres Señor, ten piedad de los difuntos y ábreles la puerta de tu mansión eterna. Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos enseñó: Padre nuestro... ORACION Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que alcancemos lo que nos prometes haz que amemos lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.R. Amén. |
Musica Para el Alma
viernes, 25 de octubre de 2019
VÍSPERAS ORACIÓN AL FINAL DEL DIA
EL ÁNGELUS
El
Ángelus
V/. El ángel del Señor anunció a María.
R/. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…
V/. He aquí la esclava del Señor.
R/. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María…
V/. Y el Verbo de Dios se hizo carne.
R/. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María…
V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de
nuestro Señor Jesucristo.
Oración
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras
almas, para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la
Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la
gloria de su resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no
desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien,
líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.
EL
SANTO ROSARIO
.Misterios
Gloriosos (MIERCOLES Y DOMINGOS)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Resurrección del Señor (MATEO 28,1-10)
.2º La Ascensión de Nuestro Señor a los cielos (HECHOS
1,3-11)
.3º La Venida del Espíritu Santo (HECHOS 2,1-13)
4º La Asunción de Nuestra Señora (De la Constitución
Apostólica Deus del papa Pío XXII )
.5º La Coronación de Nuestra Señora, como Reina de cielo
y tierra. (Constitución Dogmática Sobre la Iglesia. Lumen Gentium 59)
.
Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro
Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión
de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por el mismo
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Misterios
Gozosos (LUNES Y SABADOS)
.Por
la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 26-38)
2º La Visitación
de María a su prima Isabel. (Lc 1, 39-56)
3º El Nacimiento
del niño Dios. (Lc 2, 1-20)
4º Presentación
del Niño en el Templo. (Lc 2,21-35)
5º El niño perdido
y hallado en el templo. (Lc 2,41-52)
.Oremos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos
siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la
Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del
cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
.Misterios
Dolorosos (MARTES Y VIERNES)
.Por
la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La oración del huerto. (LUCAS 22,39-46)
.2º La Flagelación de nuestro Señor. (Jn 18,33-19,1)
.3º La Coronación de espinas. (MARCOS 15,16-20)
.4º Jesús con la Cruz a cuestas. (LUCAS 23,26-32)
.5º La Crucifixión y muerte. (MARCOS 15,22-39)
Oremos:
Señor, tú has querido que la Madre compartiera los
dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María
a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén
.Misterios
Luminosos (JUEVES)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º El Bautismo del Señor (MATEO 3, 13-17)
.2º La Boda de Caná (JUAN
2,1-11)
.3º La Proclamación del Reino de Dios (MARCOS 1, 14-15)
.4º La Transfiguración (MATEO 17,1-5)
.5º La Institución de la Eucaristía (MATEO 26, 26-28)
.
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, luz de los que en ti creen, que
la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos por el
esplendor de tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
La Coronilla de la Divina Misericordia
Se utiliza un rosario común de
cinco decenas.
1 Comenzar con un
Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.
2 Al
comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:
"Padre Eterno, te ofrezco
el Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero."
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero."
.
3. En
las cuentas pequeñas del Ave María:
"Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."
4 Al
finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres
veces:
"Santo Dios, Santo Fuerte,veces:
Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero."
《 *El que DESEA y QUIERE
amar, con el corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》
LUCAS 13,1-9. CICLO C. LO QUE ME DICE EL EVANGELIO
Sábado, 26 de
octubre de 2019
Lo que me dice el Evangelio de Lucas 13,1-9. Ciclo C (¿Pensáis que esos
galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os
digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo.) *Hoy en día esa mala práctica se sigue dando, en la
actualidad todos los noticieros quieren hacer que la noticia parezca lo más
trágica posible para causar un gran impacto, y la están cargada de mucho morbo.
El Señor viene a corregirme de una manera especial, lo que meno pensaría yo es
que en muchas ocasiones dando algún tipo de noticia trágica me he puesto al
servicio del príncipe de las tinieblas. Digo esto porque cuando doy malas
noticias la mesclo muchas veces con un poco de morbo, y cuando hago eso le
estoy rindiendo en mi ignorancia culto al dueño de la oscuridad. Es por eso que
el Señor me reprende, que lo primero que tengo que hacer es orar por los
accidentados. La buena noticia para mi es que el Señor quiere ser mi maestro
hasta en la forma de comunicar una mala noticia, porque si algo sucede en esta
tierra es porque Dios lo permite*.
《 *El que DESEA y QUIERE amar, con el corazón
según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》
EVANGELIO DE LUCAS
Sábado, 26 de octubre de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,1-9):
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: « ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»
Palabra del Señor
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: « ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»
Palabra del Señor
LAS LAUDES DEL SÁBADO 26 ORACIÓN PARA INICIAR EL DIA
Abre, Señor, mi boca para
bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos,
perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para
que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado
en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO
ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XXIX
De la Feria. Salterio I
26 de octubre
SÁBADO DE LA SEMANA XXIX
De la Feria. Salterio I
26 de octubre
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.
Himno: EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu,
salimos de la noche y estrenamos la aurora;
saludamos el gozo de la luz que nos llega
resucitada y resucitadora.
Tu mano acerca el fuego a la tierra sombría,
y el rostro de las cosas se alegra en tu presencia;
silabeas el alba igual que una palabra,
tú pronuncias el mar como sentencia.
Regresa, desde el sueño, el hombre a su memoria,
acude a su trabajo, madruga a sus dolores;
le confías la tierra, y a la tarde la encuentras
rica de pan y amarga de sudores.
Y tú te regocijas, oh Dios, y tú prolongas
en sus pequeñas manos tus manos poderosas,
y estáis de cuerpo entero los dos así creando,
los dos así velando por las cosas.
¡Bendita la mañana que trae la noticia
de tu presencia joven, en gloria y poderío,
la serena certeza con que el día proclama
que el sepulcro de Cristo está vacío! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Ant 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico: HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18
Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.
Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.»
Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como tú, terrible entre los santos,
temibles por tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant 3. Alabad al Señor, todas las naciones.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.
LECTURA BREVE 2Pe 1, 10-11
Hermanos, poned más empeño todavía en consolidar vuestra vocación y elección. Si hacéis así, nunca jamás tropezaréis; de este modo se os concederá generosamente la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y salvador Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Mi heredad en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.
Himno: EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu,
salimos de la noche y estrenamos la aurora;
saludamos el gozo de la luz que nos llega
resucitada y resucitadora.
Tu mano acerca el fuego a la tierra sombría,
y el rostro de las cosas se alegra en tu presencia;
silabeas el alba igual que una palabra,
tú pronuncias el mar como sentencia.
Regresa, desde el sueño, el hombre a su memoria,
acude a su trabajo, madruga a sus dolores;
le confías la tierra, y a la tarde la encuentras
rica de pan y amarga de sudores.
Y tú te regocijas, oh Dios, y tú prolongas
en sus pequeñas manos tus manos poderosas,
y estáis de cuerpo entero los dos así creando,
los dos así velando por las cosas.
¡Bendita la mañana que trae la noticia
de tu presencia joven, en gloria y poderío,
la serena certeza con que el día proclama
que el sepulcro de Cristo está vacío! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Ant 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico: HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18
Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.
Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.»
Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como tú, terrible entre los santos,
temibles por tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant 3. Alabad al Señor, todas las naciones.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.
LECTURA BREVE 2Pe 1, 10-11
Hermanos, poned más empeño todavía en consolidar vuestra vocación y elección. Si hacéis así, nunca jamás tropezaréis; de este modo se os concederá generosamente la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y salvador Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Mi heredad en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
PRIMERA
LECTURA
Del libro del profeta Jeremías 19, 1-5. 10--20, 6
ACCIÓN SIMBÓLICA DE LA JARRA ROTA
Esto dijo el Señor a Jeremías:
«Vete y compra una jarra de barro, y lleva luego contigo a algunos de los ancianos del pueblo y a algunos sacerdotes. Sal al valle de Ben Hinnom, que está junto a la puerta de los Cascotes, y proclama allí las palabras que te diré. Les dirás:
"Escuchad la palabra del Señor, reyes de Judá y habitantes de Jerusalén: Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Yo haré venir sobre este lugar una catástrofe, que a quien la oiga le zumbarán los oídos; porque me abandonaron e hicieron extraño este lugar, quemando en él incienso a dioses extranjeros, que ni ellos ni sus padres conocían; y los reyes de Judá llenaron este lugar de sangre inocente. Construyeron altozanos a Baal, para quemar en su honor a sus propios hijos, cosa que yo no les mandé ni dije, ni me pasó por la cabeza."
Romperás luego la jarra en presencia de los que van contigo, y les dirás:
"Así dice el Señor de los ejércitos: Así romperé yo a este pueblo y a esta ciudad, como se rompe un cacharro de alfarero que ya no tiene arreglo. En el Tofet enterrarán, a falta de sitio para enterrar. Así trataré a este lugar -dice el Señor- y a los que lo habitan; y convertiré esta ciudad en un Tofet. Las casas de Jerusalén y los palacios reales serán inmundos como el Tofet; todas las casas en cuyas azoteas quemaban incienso al escuadrón de los astros del cielo y hacían libaciones a dioses extranjeros."»
Volvió Jeremías del Tofet, adonde lo había enviado el Señor a proclamar, y se plantó en el atrio del templo, diciendo a todo el pueblo:
«Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: "Yo haré venir sobre esta ciudad y todas sus poblaciones los males con que la he amenazado; porque endurecieron la cerviz y no escucharon mis palabras."»
Pasjur, hijo de Immer, sacerdote comisario del templo del Señor, escuchó a Jeremías profetizar estas palabras y lo hizo azotar y lo metió en el cepo que se encuentra en la puerta alta de Benjamín, en el templo del Señór. A la mañana siguiente, cuando Pasjur sacó a Jeremías del cepo, Jeremías le dijo:
«El Señor ya no te llama Pasjur, sino Pavor. Porque así dice el Señor: "Te haré el pavor tuyo y de tus amigos, que caerán en manos del enemigo: tus ojos lo verán; y entregaré toda Judá en manos del rey de Babilonia, que la llevará cautiva a Babilonia y la pasará a espada. Entregaré todas las riquezas de esta ciudad, sus posesiones y objetos preciosos, los tesoros de los reyes de Judá en manos de sus enemigos: los saquearán, los tomarán y se los llevarán a Babilonia. Y tú, Pasjur, y todos los que habitan en tu casa, iréis al destierro. Irás a Babilonia, allí morirás y serás enterrado, tú con todos tus amigos a quienes profetizabas en falso."»
RESPONSORIO Mt 23, 37; cf. Jr 19, 15
R. Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados. * ¡Cuántas veces he querido agrupar a tus hijos como la gallina cobija a los polluelos bajo las alas, y tú no has querido!
V. Endureciste tú cerviz y no escuchaste mis palabras.
R. ¡Cuántas veces he querido agrupar a tus hijos como la gallina cobija a los polluelos bajo las alas, y tú no has querido!
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Pedro Crisólogo, obispo
(Sermón 117: PL 52, 520-521)
EL VERBO, SABIDURÍA DE DIOS, SE HIZO HOMBRE
El apóstol san Pablo nos dice que dos hombres dieron origen al género humano, a saber, Adán y Cristo. Dos hombres semejantes en su cuerpo, pero muy diversos en su obrar; totalmente iguales por el número y orden de sus miembros, pero totalmente distintos por su respectivo origen. Dice, en efecto, la Escritura: El primer hombre, Adán, se convirtió en ser vivo; el último Adán, en espíritu que da vida.
Aquel primer Adán fue creado por el segundo, de quien recibió el alma con la cual empezó a vivir; el último Adán, en cambio, se configuró a sí mismo y fue su propio autor, pues no recibió la vida de nadie, sino que fue el único de quien procede la vida de todos. Aquel primer Adán fue plasmado del barro deleznable; el último Adán se formó en las entrañas preciosas de la Virgen. En aquél, la tierra se convierte en carne; en éste, la carne llega a ser Dios.
Y ¿qué mas podemos añadir? Éste es aquel Adán que, cuando creó al primer Adán, colocó en él su divina imagen. De aquí que recibiera su naturaleza y adoptara su mismo nombre, para que aquel a quien había formado a su misma imagen no pereciera. El primer Adán es, en realidad, el nuevo Adán; aquel primer Adán tuvo principio, pero este último Adán no tiene fin. Por lo cual, este último es, realmente, también el primero, como él mismo afirma: Yo soy el primero y yo soy el último.
«Yo soy el primero, es decir, no tengo principio. Yo soy el último, porque ciertamente no tengo fin. El espíritu no fue lo primero -dice-, primero vino la vida y después el espíritu.» Antes, sin duda, es la tierra que el fruto, pero la tierra no es tan preciosa como el fruto; aquélla exige lágrimas y trabajo, éste, en cambio, nos proporciona alimento y vida. Con razón el profeta se gloría de tal fruto, cuando dice: Nuestra tierra ha dado su fruto. ¿Qué fruto? Aquel del que se afirma en otro lugar: A un fruto de tus entrañas lo pondré sobre tu trono. Y también: El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo es del cielo.
Igual que el hombre terreno son los hombres terrenos; igual que el celestial son los hombres celestiales. ¿Cómo, pues, los que no nacieron con tal naturaleza celestial llegaron a ser de esta naturaleza y no permanecieron tal cual habían nacido, sino que perseveraron en la condición en que habían renacido? Esto se debe, hermanos, a la acción misteriosa del Espíritu, el cual fecunda con su luz el seno materno de la fuente virginal, para que aquellos a quienes el origen terreno de su raza da a luz en condición terrena y miserable vuelvan a nacer en condición celestial, y lleguen a ser semejantes a su mismo Creador. Por tanto, renacidos ya, recreados según la imagen de nuestro Creador, realizamos lo que nos dice el Apóstol: Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial.
Renacidos ya, como hemos dicho, a semejanza de nuestro Señor, adoptados como verdaderos hijos de Dios, llevemos íntegra y con plena semejanza la imagen de nuestro Creador: no imitándolo en su soberanía, que sólo a él corresponde, sino siendo su imagen por nuestra inocencia, simplicidad, mansedumbre, paciencia, humildad, misericordia y concordia, virtudes todas por las que el Señor se ha dignado hacerse uno de nosotros y ser semejante a nosotros.
RESPONSORIO Rm 5, 18. 12
R. Como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, * así también la obra de justicia de uno solo procura a todos la justificación que da la vida.
V. Y como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y, por el pecado, la muerte.
R. Así también la obra de justicia de uno solo procura a todos la justificación que da la vida.
Del libro del profeta Jeremías 19, 1-5. 10--20, 6
ACCIÓN SIMBÓLICA DE LA JARRA ROTA
Esto dijo el Señor a Jeremías:
«Vete y compra una jarra de barro, y lleva luego contigo a algunos de los ancianos del pueblo y a algunos sacerdotes. Sal al valle de Ben Hinnom, que está junto a la puerta de los Cascotes, y proclama allí las palabras que te diré. Les dirás:
"Escuchad la palabra del Señor, reyes de Judá y habitantes de Jerusalén: Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Yo haré venir sobre este lugar una catástrofe, que a quien la oiga le zumbarán los oídos; porque me abandonaron e hicieron extraño este lugar, quemando en él incienso a dioses extranjeros, que ni ellos ni sus padres conocían; y los reyes de Judá llenaron este lugar de sangre inocente. Construyeron altozanos a Baal, para quemar en su honor a sus propios hijos, cosa que yo no les mandé ni dije, ni me pasó por la cabeza."
Romperás luego la jarra en presencia de los que van contigo, y les dirás:
"Así dice el Señor de los ejércitos: Así romperé yo a este pueblo y a esta ciudad, como se rompe un cacharro de alfarero que ya no tiene arreglo. En el Tofet enterrarán, a falta de sitio para enterrar. Así trataré a este lugar -dice el Señor- y a los que lo habitan; y convertiré esta ciudad en un Tofet. Las casas de Jerusalén y los palacios reales serán inmundos como el Tofet; todas las casas en cuyas azoteas quemaban incienso al escuadrón de los astros del cielo y hacían libaciones a dioses extranjeros."»
Volvió Jeremías del Tofet, adonde lo había enviado el Señor a proclamar, y se plantó en el atrio del templo, diciendo a todo el pueblo:
«Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: "Yo haré venir sobre esta ciudad y todas sus poblaciones los males con que la he amenazado; porque endurecieron la cerviz y no escucharon mis palabras."»
Pasjur, hijo de Immer, sacerdote comisario del templo del Señor, escuchó a Jeremías profetizar estas palabras y lo hizo azotar y lo metió en el cepo que se encuentra en la puerta alta de Benjamín, en el templo del Señór. A la mañana siguiente, cuando Pasjur sacó a Jeremías del cepo, Jeremías le dijo:
«El Señor ya no te llama Pasjur, sino Pavor. Porque así dice el Señor: "Te haré el pavor tuyo y de tus amigos, que caerán en manos del enemigo: tus ojos lo verán; y entregaré toda Judá en manos del rey de Babilonia, que la llevará cautiva a Babilonia y la pasará a espada. Entregaré todas las riquezas de esta ciudad, sus posesiones y objetos preciosos, los tesoros de los reyes de Judá en manos de sus enemigos: los saquearán, los tomarán y se los llevarán a Babilonia. Y tú, Pasjur, y todos los que habitan en tu casa, iréis al destierro. Irás a Babilonia, allí morirás y serás enterrado, tú con todos tus amigos a quienes profetizabas en falso."»
RESPONSORIO Mt 23, 37; cf. Jr 19, 15
R. Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados. * ¡Cuántas veces he querido agrupar a tus hijos como la gallina cobija a los polluelos bajo las alas, y tú no has querido!
V. Endureciste tú cerviz y no escuchaste mis palabras.
R. ¡Cuántas veces he querido agrupar a tus hijos como la gallina cobija a los polluelos bajo las alas, y tú no has querido!
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Pedro Crisólogo, obispo
(Sermón 117: PL 52, 520-521)
EL VERBO, SABIDURÍA DE DIOS, SE HIZO HOMBRE
El apóstol san Pablo nos dice que dos hombres dieron origen al género humano, a saber, Adán y Cristo. Dos hombres semejantes en su cuerpo, pero muy diversos en su obrar; totalmente iguales por el número y orden de sus miembros, pero totalmente distintos por su respectivo origen. Dice, en efecto, la Escritura: El primer hombre, Adán, se convirtió en ser vivo; el último Adán, en espíritu que da vida.
Aquel primer Adán fue creado por el segundo, de quien recibió el alma con la cual empezó a vivir; el último Adán, en cambio, se configuró a sí mismo y fue su propio autor, pues no recibió la vida de nadie, sino que fue el único de quien procede la vida de todos. Aquel primer Adán fue plasmado del barro deleznable; el último Adán se formó en las entrañas preciosas de la Virgen. En aquél, la tierra se convierte en carne; en éste, la carne llega a ser Dios.
Y ¿qué mas podemos añadir? Éste es aquel Adán que, cuando creó al primer Adán, colocó en él su divina imagen. De aquí que recibiera su naturaleza y adoptara su mismo nombre, para que aquel a quien había formado a su misma imagen no pereciera. El primer Adán es, en realidad, el nuevo Adán; aquel primer Adán tuvo principio, pero este último Adán no tiene fin. Por lo cual, este último es, realmente, también el primero, como él mismo afirma: Yo soy el primero y yo soy el último.
«Yo soy el primero, es decir, no tengo principio. Yo soy el último, porque ciertamente no tengo fin. El espíritu no fue lo primero -dice-, primero vino la vida y después el espíritu.» Antes, sin duda, es la tierra que el fruto, pero la tierra no es tan preciosa como el fruto; aquélla exige lágrimas y trabajo, éste, en cambio, nos proporciona alimento y vida. Con razón el profeta se gloría de tal fruto, cuando dice: Nuestra tierra ha dado su fruto. ¿Qué fruto? Aquel del que se afirma en otro lugar: A un fruto de tus entrañas lo pondré sobre tu trono. Y también: El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo es del cielo.
Igual que el hombre terreno son los hombres terrenos; igual que el celestial son los hombres celestiales. ¿Cómo, pues, los que no nacieron con tal naturaleza celestial llegaron a ser de esta naturaleza y no permanecieron tal cual habían nacido, sino que perseveraron en la condición en que habían renacido? Esto se debe, hermanos, a la acción misteriosa del Espíritu, el cual fecunda con su luz el seno materno de la fuente virginal, para que aquellos a quienes el origen terreno de su raza da a luz en condición terrena y miserable vuelvan a nacer en condición celestial, y lleguen a ser semejantes a su mismo Creador. Por tanto, renacidos ya, recreados según la imagen de nuestro Creador, realizamos lo que nos dice el Apóstol: Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial.
Renacidos ya, como hemos dicho, a semejanza de nuestro Señor, adoptados como verdaderos hijos de Dios, llevemos íntegra y con plena semejanza la imagen de nuestro Creador: no imitándolo en su soberanía, que sólo a él corresponde, sino siendo su imagen por nuestra inocencia, simplicidad, mansedumbre, paciencia, humildad, misericordia y concordia, virtudes todas por las que el Señor se ha dignado hacerse uno de nosotros y ser semejante a nosotros.
RESPONSORIO Rm 5, 18. 12
R. Como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, * así también la obra de justicia de uno solo procura a todos la justificación que da la vida.
V. Y como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y, por el pecado, la muerte.
R. Así también la obra de justicia de uno solo procura a todos la justificación que da la vida.
Sábado, 26 de octubre de
2019
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (13,1-9):
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: « ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»
Palabra del Señor
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: « ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
PRECES
Bendigamos a Cristo que para ser ante Dios el pontífice misericordioso y fiel de los hombres se hizo en todo semejante a nosotros, y supliquémosle diciendo:
Muéstranos, Señor, los tesoros de tu amor.
Señor, sol de justicia, que nos iluminaste en el bautismo,
te consagramos este nuevo día.
Que sepamos bendecirte en cada uno de los momentos de nuestra jornada
y glorifiquemos tu nombre con cada una de nuestras acciones.
Tú que tuviste por madre a María, siempre dócil a tu palabra,
encamina hoy nuestros pasos para que obremos también como ella según tu voluntad.
Haz que mientras vivimos aún en este mundo que pasa anhelemos la vida eterna
y por la fe, la esperanza y el amor vivamos ya contigo en tu reino.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Con la misma confianza que tienen los hijos con su padre, acudamos nosotros a nuestro Dios, diciéndole:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo ilumine las dificultades de nuestra vida; que no temamos ante la oscuridad de la muerte y podamos llegar un día a la luz que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
San Alfredo el Grande
26 de Octubre
26 de Octubre
Rey de los Sajones Occidentales, nacido en Wantage, Berkshire,
Inglaterra en 849; muere en el 899. Alfredo fue el
quinto hijo de Ethelwulf, o Æthelwulf, Rey de Wessex, y de Osburh, su reina, de
la real casa de los Jutes de Wight. Cuando tenía cuatro años de edad, de
acuerdo a una historia que se ha repetido tan frecuentemente que generalmente
se acepta como verdadera, fue enviado por su padre a Roma, donde fue ungido rey
por el Papa San León IV. Esto, sin embargo, como otras muchas leyendas que han
cristalizado acerca del nombre de Alfredo, no tiene fundamento. Dos años
después, en 855, Ethelwulf peregrinó a Roma, llevando a Alfredo con él. Esta
visita, documentada por Asser, es aceptada como auténtica por los historiadores
modernos.
Ethelwulf murió en 858 y Wessex fue gobernado por
sus hijos, Ethelbald, Ethelbert y Ethelred, sucesivamente hasta 871, cuando
Alfredo subió al trono. Nada se sabe de sus actividades durante los reinados de
Ethelbald y Ethelbert, pero Jhon Asser, hablando de él durante el reinado de
Ethelred, le da el título de Secundarius. En 868 desposó a Ealhswith, hija de
Ethelred, conocido como El Grande, Regidor de los Gainas. Los Sajones
Occidentales y los Mercianos estaban en guerra contra los daneses invasores, y
Alfredo tomó parte activa en el conflicto. Ascendió al trono durante lo más intenso
de este conflicto, pero para finales del año había logrado la paz,
probablemente pagando una suma de dinero a los invasores.
Wessex disfruto de la paz por unos pocos años, pues
alrededor de 875 los daneses renovaron sus ataques. Fueron expulsados entonces
y nuevamente en 876 y 877, cada vez haciendo solemnes promesas de paz. En 878
vino la gran invasión bajo el mando de Guthrum. Por unos pocos meses los
daneses lograron éxitos, pero alrededor de laPascua Alfredo se estableció en
Athelney y luego marchó a Brixton, reuniendo nuevas fuerzas en el camino. En la
batalla de Ethandún (probablemente el actual Edington, en Wiltshire) derrotó a
los daneses. Guthrum estuvo de acuerdo con firmar la paz y consintió ser
bautizado. Es en conexión con esta lucha que muchas de las leyendas de Alfredo
nacieron y fueron perpetuadas: la historia de los pasteles quemados, el relato
de su visita al campo danés disfrazado de músico de arpa, y muchas otras.
Por quince años el reino de Alfredo estuvo en paz,
pero en 903 los daneses que habían sido expulsados hicieron otro ataque
violento. Esta guerra duró cuatro años y terminó con el establecimiento final
de la supremacía sajona. Estas luchas tuvieron otro resultado, tan importante
como la libertad de la opresión de los daneses. Las invasiones sucesivas habían
terminado con la existencia de la mayoría de los reinados individuales. Alfredo
hizo de Wessex un punto de reunión para todos los Sajones y al liberar el país
de los invasores, sin darse cuenta unificó a Inglaterra y preparó el camino
para la eventual supremacía de sus sucesores.
La leyenda popular se ha ocupado más de otras fases
de la carrera de Alfredo que de sus logros militares. Se le acredita
generalmente el establecimiento del juicio mediante jurado, la ley de “compromiso
franco”, y otras muchas instituciones que más bien fueron el desarrollo de
costumbres nacionales que existían hacía tiempo. Él es representado como el
fundador de Oxford, afirmación que investigaciones recientes han desmentido.
Pero incluso eliminando la parte legendaria de la historia de Alfredo, de
ninguna manera disminuye su grandeza, ya que existen muchísimos logros
documentados a su favor. Su propia evaluación de lo que hizo por la
regeneración de Inglaterra es modesta al lado de la auténtica historia de sus
actos.
Luchó, nos cuenta él, para reunir todo lo que
parecía bueno en las viejas leyes inglesas y añade: “No me aventuré a fijar
mucho de lo mío, porque yo no sabía que iba ser aprobado por los que venían
después de nosotros”. No solo codificó y promulgó leyes, sino que busco también
que fueran aplicadas, e insistió que la justicia debía ser dispensada sin miedo
o favoritismo. Dedicó sus energías a restaurar lo que había sido destruido por
las largas guerras con los invasores. Se reconstruyeron y fundaron monasterios,
y mando a traer a estudiosos de otras tierras. Hizo llegar al Arzobispo
Plegmund y al Obispo Wetfrith de Mercia; a Grimbold y Juan el Viejo Sajón de
otras tierras teutónicas; Asser, John Scotus Erigena y a muchos otros más. No
solamente alentó a los intelectuales, sino que él mismo laboró y dio prueba de
su aprendizaje propio. Tradujo al Anglosajón: “La Consolación de la Filosofía”
de Boëthius, “La Historia del Mundo” de Orosius; la “Historia Eclesiástica” de
Bede, y la “Regla Pastoral” y los “Diálogos” de San Gregorio Magno. No
solamente tradujo sino que adapto la “Consolación de la Filosofía”, añadiéndole
mucho material propio. La “Crónica Anglosajona”, la relación de la raza inglesa
desde los primeros tiempos, fue inspirada por él.
LAS LECTURAS DEL SÁBADO 26 DE OCTUBRE 2019
Lecturas del Tiempo Ordinario. Ciclo C.
Sábado, 26 de octubre de 2019
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,1-11):
Ahora no pesa condena alguna sobre los que están unidos a Cristo Jesús, pues, por la unión con Cristo Jesús, la ley del Espíritu de vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Lo que no pudo hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, lo ha hecho Dios: envió a su Hijo encarnado en una carne pecadora como la nuestra, haciéndolo víctima por el pecado, y en su carne condenó el pecado. Así, la justicia que proponía la Ley puede realizarse en nosotros, que ya no procedemos dirigidos por la carne, sino por el Espíritu. Porque los que se dejan dirigir por la carne tienden a lo carnal; en cambio, los que se dejan dirigir por el Espíritu tienden a lo espiritual. Nuestra carne tiende a la muerte; el Espíritu, a la vida y a la paz. Porque la tendencia de la carne es rebelarse contra Dios; no sólo no se somete a la ley de Dios, ni siquiera lo puede. Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
Palabra de Dios
Ahora no pesa condena alguna sobre los que están unidos a Cristo Jesús, pues, por la unión con Cristo Jesús, la ley del Espíritu de vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Lo que no pudo hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, lo ha hecho Dios: envió a su Hijo encarnado en una carne pecadora como la nuestra, haciéndolo víctima por el pecado, y en su carne condenó el pecado. Así, la justicia que proponía la Ley puede realizarse en nosotros, que ya no procedemos dirigidos por la carne, sino por el Espíritu. Porque los que se dejan dirigir por la carne tienden a lo carnal; en cambio, los que se dejan dirigir por el Espíritu tienden a lo espiritual. Nuestra carne tiende a la muerte; el Espíritu, a la vida y a la paz. Porque la tendencia de la carne es rebelarse contra Dios; no sólo no se somete a la ley de Dios, ni siquiera lo puede. Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
Palabra de Dios
Sábado, 26 de octubre de 2019
Salmo
Sal 23,1-2.3-4ab.5-6
R/. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.
R/. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.
R/. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.
R/. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.
R/. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Sábado, 26 de octubre de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,1-9):
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: « ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»
Palabra del Señor
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: « ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»
Palabra del Señor
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