TIEMPO DE CUARESMA
DOMINGO DE LA SEMANA IV
Propio del Tiempo. Salterio IV
31 de marzo
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el Señor, que por
nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.»
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor, que por
nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.»
Himno: OH SOL DE SALVACIÓN, OH JESUCRISTO.
Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
alumbra lo más hondo de las almas,
en tanto que la noche retrocede
y el día sobre el mundo se levanta.
Junto con este favorable tiempo
danos ríos de lágrimas copiosas,
para lavar el corazón que, ardiendo
en jubilosa caridad, se inmola.
La fuente que hasta ayer manó delitos
ha de manar desde hoy perenne llanto,
si con la vara de la penitencia
el pecho empedernido es castigado.
Ya se avecina el día, el día tuyo,
volverá a florecer el universo;
compartamos su gozo los que fuimos
devueltos por tu mano a tus senderos.
Oh Trinidad clemente, que te adoren
tierra y cielo a tus pies arrodillados,
y que nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos en tu honor un nuevo canto. Amén
SALMODIA
Ant 1. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te
ensalzo.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE
LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres mi Dios,
te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.
Ant 2. Capaz eres, Señor,
de liberarnos de la mano del poderoso; líbranos, Señor, Dios nuestro.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn
3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Capaz eres, Señor,
de liberarnos de la mano del poderoso; líbranos, Señor, Dios nuestro.
Ant 3. Alabad al Señor
por sus obras mangníficas.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor
por sus obras mangníficas.
LECTURA BREVE Cf. Ne 8, 9. 10
Este día está consagrado al Señor vuestro Dios; no hagáis duelo ni lloréis. No
estéis tristes: la alegría del Señor es vuestra fortaleza.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de
Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que fuiste
triturado por nuestros crímenes.
R. Ten piedad de
nosotros.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de
Dios vivo, ten piedad de nosotros.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los Hebreos 7, 1-10
MELQUISEDEC, TIPO DEL PERFECTO SACERDOTE
Hermanos: Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, salió al
encuentro de Abraham, cuando éste volvía de derrotar a los reyes. Bendijo a
Abraham, y recibió de éste los diezmos de todo.
Pues bien, primeramente, según se interpreta su nombre, es rey de justicia; y,
en segundo lugar, es rey de Salem, esto es, rey de paz. Aparece sin padre, sin
madre, sin árbol genealógico; no se indica ni el comienzo ni el final de su
vida; y, como verdadera figura del Hijo de Dios, permanece sacerdote para
siempre.
Considerad cuán grande era este hombre a quien Abraham, con ser patriarca, dio
los diezmos de lo mejor del botín. Los descendientes de Leví, que reciben el
sacerdocio, tienen mandado por la ley recibir los diezmos de los bienes del
pueblo, esto es, de sus hermanos, aunque también éstos pertenecen a la misma
descendencia de Abraham. En cambio, Melquisedec, que no se cuenta entre su
linaje, recibió los diezmos de Abraham y bendijo al depositario de las
promesas. Está fuera de duda que el inferior es bendecido por el superior. Y,
además, los levitas, que recibían los diezmos, eran hombres que iban muriendo;
Melquisedec, en cambio, es alguien de quien se atestigua que vive. Y, en cierto
modo, el mismo Leví, que recibe los diezmos, los paga en la persona de Abraham,
pues ya estaba entonces en las entrañas de su padre Abraham cuando Melquisedec
le salió al encuentro.
RESPONSORIO Cf. Gn 14, 18; Hb 7, 3; cf. Sal 109,
4; cf. Hb 7, 16
R. Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote
del Dios Altísimo y figura del Hijo de Dios, * al cual dijo el Señor con
juramento: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.»
V. Cristo fue constituido sacerdote, no por una ley de prescripción
carnal, sino por el poder de una vida indestructible.
R. A él dijo el Señor con juramento: «Tú eres sacerdote eterno según
el rito de Melquisedec.»
SEGUNDA LECTURA
De los Tratados de san Agustín, obispo, sobre el evangelio de san
Juan
(Tratado 34, 8-9: CCL 36, 315-316)
CRISTO ES EL CAMINO HACIA LA LUZ, LA VERDAD Y LA VIDA
El Señor dice: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida. Esta breve sentencia contiene un mandato y
una promesa. Cumplamos, pues, lo que nos manda, y así tendremos derecho a
esperar lo que nos promete. No sea que nos diga el día del juicio: «¿Ya hiciste
lo que te mandaba, pues que esperas alcanzar lo que prometí?» «¿Qué es lo que
mandaste, Señor, Dios nuestro?» Te dice: «Que me siguieras.» Has pedido un
consejo de vida. ¿Y de qué vida sino de aquella acerca de la cual está escrito:
En ti está la fuente viva?
Por consiguiente, ahora que es tiempo, sigamos al Señor; deshagámonos de las
amarras que nos impiden seguirlo. Pero nadie es capaz de soltar estas amarras
sin la ayuda de aquel de quien dice el salmo: Rompiste mis cadenas. Y como dice
también otro salmo: El Señor liberta a los cautivos, el Señor endereza a los
que ya se doblan.
Y nosotros, una vez libertados y enderezados, podemos seguir aquella luz de la
que afirma: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida. Porque el Señor abre los ojos al ciego.
Nuestros ojos, hermanos, son ahora iluminados por el colirio de la fe. Para
iluminar al ciego de nacimiento, primero le untó los ojos con tierra mezclada
con saliva. También nosotros somos ciegos desde nuestro nacimiento de Adán, y
tenemos necesidad de que él nos ilumine. Mezcló saliva con tierra. La Palabra
se hizo carne y puso su morada entre nosotros. Mezcló saliva con tierra; por
eso estaba escrito: La verdad brota de la tierra; y él mismo dijo: Yo soy el
camino, la verdad y la vida.
Disfrutaremos de la posesión de la verdad cuando lo veamos cara a cara, ya que
también esto se nos ha prometido. Pues, ¿cómo nos atreveríamos a esperar lo que
Dios no se hubiera dignado prometernos o darnos?
Veremos cara a cara, como dice el Apóstol: Al presente conozco imperfectamente,
como en un espejo y borrosamente; entonces lo veremos cara a cara. Y el apóstol
Juan dice en su carta: Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios y aún no se
ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos
semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Se trata, en verdad, de una gran promesa; si lo amas, síguelo. «Lo amo -me
respondes-, mas, ¿por dónde he de seguirlo?» Si el Señor, tu Dios, te hubiese
dicho: «Yo soy la verdad y la vida», tú, deseoso de esta verdad y de esta vida,
tendrías razón de decirte a ti mismo: «Gran cosa es la verdad, gran cosa es la
vida; ¡si hubiese un camino para llegar a ellas!»
¿Preguntas cuál es el camino? Fíjate que el Señor dice en primer lugar: Yo soy
el camino. Antes de decirte a donde, te indica por donde: Yo soy -dice- el
camino. ¿El camino hacia dónde? La verdad y la vida. Primero dice por donde has
de ir, luego a donde has de ir. Yo soy el camino, yo soy la verdad, yo soy la
vida. Permaneciendo junto al Padre, es verdad y vida; haciéndose hombre, se
hizo camino.
No se te dice: «Esfuérzate en hallar el camino, para que puedas llegar a la
verdad y a la vida»; no, ciertamente. ¡Levántate, perezoso! El camino en
persona vino a ti, te despertó del sueño, si es que ha llegado a despertarte;
levántate, pues, y camina.
Quizá te esfuerzas en caminar y no puedes, porque te duelen los pies. ¿Por qué
te duelen? ¿No será porque, movidos por la avaricia, han recorrido lugares
escabrosos? Pero aquel que es la Palabra de Dios curó también a los cojos.
«Resulta -dirás- que tengo sanos los pies, pero no acierto a ver el camino.»
Piensa entonces que también abrió los ojos al ciego.
RESPONSORIO Sal 118, 104b-105; Jn 6, 69b
R. Odio el camino de la mentira; * lámpara es tu palabra para mis
pasos, luz en mi sendero.
V. Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna.
R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
Domingo, 31
de marzo de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (15, 1-3.11-32):
En aquel tiempo, solían acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores
a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: - «Ese acoge a
los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo esta parábola: - «Un hombre
tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte
que me toca de la fortuna."
El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor,
juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna
viviendo perdidamente.
Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y
empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los
ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Deseaba
saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen
abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré
en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus
jornaleros. “Se levantó y vino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba
lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr,
se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Su hijo le dijo: "Padre, he
pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo, "
Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida la mejor túnica y
vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el
ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este
hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos
encontrado." Y empezaron a celebrar el banquete. Su hijo mayor estaba en
el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y
llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
Este le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el
ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y no
quería entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él
respondió a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer
nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete
con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus
bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo:
"Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso
celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha
revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado"».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Nadie, a no ser Cristo, el Hijo de Dios, ha dado la
vista a un ciego de nacimiento
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nadie, a no ser
Cristo, el Hijo de Dios, ha dado la vista a un ciego de nacimiento
PRECES
Glorifiquemos a Dios, cuya bondad es infinita, y
elevemos a él nuestra oración por medio de Jesucristo, que está siempre vivo
para interceder en favor nuestro; digámosle:
Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor.
Dios de misericordia, haz que hoy nos entreguemos generosamente a las obras de
amor al prójimo,
para que tu misericordia, a través de nosotros, llegue a todos los
hombres.
Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor
Tú que en el arca salvaste a Noé de las aguas del diluvio,
salva por el agua del bautismo a los catecúmenos.
Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor
Concédenos vivir no sólo de pan,
sino de toda palabra que sale de tu boca.
Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor
Haz que, con tu ayuda, venzamos toda disensión
y podamos gozarnos en el don de tu paz y de tu amor.
Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Invoquemos a Dios Padre con la oración que nos enseñó Jesús:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne has
reconciliado contigo admirablemente al género humano, haz que el pueblo
cristiano se apreste a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva
y con una entrega generosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.