Musica Para el Alma
jueves, 22 de abril de 2021
EVANGELIO DE JUAN 6,52-59 CICLO B
Viernes, 23 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (6,52-59)*
En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no
bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi
sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo
modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo
comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
Palabra del Señor
*(El que
come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él)*
*El Señor, quiere entrar dentro de mí, dentro de mi
cuerpo, dentro de mi alma, dentro de mí ser y para purificarme, para sacar todo
lo falso que hay dentro de mí. (Hay un tiempo donde la culebra tiene que mudar
la piel, para poder seguir viviendo y cuando le llega ese tiempo busca un lugar
muy estrecho para forzar su cuerpo a penetrar por ese lugar muy angosto y es un
proceso muy doloroso donde se va arrancando toda la piel). A ese lugar me
invita el Señor a que pueda entrar, ese lugar es entre su carne y su sangre,
que es un lugar sumamente muy estrecho, donde no cavemos los dos sino uno solo,
el proceso es muy doloroso porque eso significa que tengo que desprenderme de
mi propia vida para que pueda aparecer en mí, la carne y la sangre del Señor. Ahora
puedo entender las palabras del al Apóstol Pablo cuando dice: “No vivo yo, sino
que es Cristo quien vive en mi”*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL VIERNES 23. SAN JORGE
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Jorge*
TIEMPO PASCUAL
VIERNES DE SEMANA III
Propio del Tiempo. Salterio III
23 de abril
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Himno: TU CUERPO ES LAZO DE AMORES
Tu cuerpo es lazo de amores,
de Dios y el hombre atadura;
amor que a tu cuerpo acude
como tu cuerpo perdura.
Tu cuerpo, surco de penas,
hoy es de luz y rocío;
que lo vean los que lloran
con ojos enrojecidos.
Tu cuerpo espiritual
es la Iglesia congregada;
tan fuerte como tu cruz,
tan bella como tu Pascua.
Tu cuerpo sacramental
es de tu carne y tu sangre,
y la Iglesia, que es tu Esposa,
se acerca para abrazarte. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado. Aleluya.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado. Aleluya.
Ant 2. Cristo, cargado con nuestros pecados, subió al leño. Aleluya.
Cántico: LAMENTACIÓN DEL PUEBLO EN TIEMPO DE HAMBRE Y DE GUERRA - Jr
14,17-21
Mis ojos se deshacen en lágrimas,
día y noche no cesan:
por la terrible desgracia de la doncella de mi pueblo,
una herida de fuertes dolores.
Salgo al campo: muertos a espada;
entro en la ciudad: desfallecidos de hambre;
tanto el profeta como el sacerdote
vagan sin sentido por el país.
¿Por qué has rechazado del todo a Judá?
¿tiene asco tu garganta de Sión?
¿Por que nos has herido sin remedio?
Se espera la paz, y no hay bienestar,
al tiempo de la cura sucede la turbación.
Señor, reconocemos nuestra impiedad,
la culpa de nuestros padres,
porque pecamos contra ti.
No nos rechaces, por tu nombre,
no desprestigies tu trono glorioso;
recuerda y no rompas tu alianza con nosotros.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo, cargado con nuestros pecados, subió al leño. Aleluya.
Ant 3. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones. Aleluya.
Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones. Aleluya.
LECTURA BREVE Hch 5, 30-32
El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis
colgándole de un madero. La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo jefe y salvador,
para otorgar a Israel la conversión, el perdón de los pecados. Testigos de esto
somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya. Aleluya.
V. Gloria al Padre,y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
V. En tu resurrección, oh Cristo. Aleluya.
R. El cielo y la tierra se alegran. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Apocalipsis 10, 1-11
SE DA CONFIRMACIÓN AL LLAMAMIENTO DEL VIDENTE
Yo, Juan, vi a otro ángel poderoso que descendía del cielo, envuelto en una
nube; tenía sobre su cabeza el arco iris; su rostro era como el sol; sus
piernas como columnas de fuego; y en su mano tenía abierto un pequeño libro.
Puso su pie derecho sobre el mar, el izquierdo sobre la tierra, y gritó con
potente voz, como león que ruge. A sus voces los siete truenos dejaron oír su
propio estampido. Después que acabaron de hablar los siete truenos, iba yo a
escribir; pero oí una voz del cielo que me decía:
«Sella las cosas que han hablado los siete truenos, y no las escribas.»
Entonces el ángel, que yo había visto de pie sobre el mar y sobre la tierra,
levantó al cielo su diestra y conjuró por el que vive por los siglos de los
siglos, por el que creó el cielo y cuanto hay en él, la tierra y cuanto en ella
existe, y el mar y cuanto en él se contiene. Y juró que no habría ya más
dilación, sino que en los días en que se oiga la voz del séptimo ángel, cuando
se ponga a sonar su trompeta, se consumará el misterio de Dios, según el
mensaje que Dios había enviado a sus siervos, los profetas. La voz que yo había
oído del cielo me habló de nuevo y me dijo:
«Ve, toma el pequeño libro abierto de mano del ángel que está de pie sobre el
mar y sobre la tierra.»
Yo me fui hacia el ángel y le pedí que me diera el pequeño libro. Él me
respondió:
«Tómalo y devóralo. Amargará tus entrañas, pero en tu boca será dulce como la
miel.»
Tomé el pequeño libro de la mano del ángel y lo devoré. Y en mi boca era dulce
como la miel; pero, cuando lo hube comido, se amargaron mis entrañas. Entonces
se me dijo:
«Tienes que profetizar de nuevo sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y
reyes.»
RESPONSORIO Ap 10, 7; Mt 24, 30
R. Cuando el ángel se ponga a sonar su trompeta, se consumará el
misterio de Dios, * según el mensaje que Dios había enviado a sus siervos, los
profetas. Aleluya.
V. Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y
verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y
majestad.
R. Según el mensaje que Dios había enviado a sus siervos, los
profetas. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De los sermones de san Efrén, diácono
(Sermón sobre nuestro Señor, 3-4. 9: Opera, edición Lamy, 1, 152-158. 166-168)
LA CRUZ DE CRISTO, SALVACIÓN DEL GÉNERO HUMANO
Nuestro Señor, pisoteado por la muerte, la holló luego en desquite, como quien
pisa con sus pies el polvo del camino. Se sometió a la muerte y la aceptó
voluntariamente, para vencer así la resistencia de la muerte. Salió nuestro
Señor llevando la cruz, sometiéndose a las exigencias de la muerte; pero luego
clamó en la cruz y sacó a los muertos de la región de las sombras, contra la
voluntad de la muerte.
La muerte sometió al Señor a través del cuerpo humano que él tenía; pero él,
valiéndose de esta misma arma, venció a su vez a la muerte. La divinidad,
oculta tras el velo de la humanidad, pudo acercarse a la muerte, la cual, al
matar, fue muerta ella misma. La muerte destruyó la vida natural, pero fue
luego destruida, a su vez, por la vida sobrenatural.
Como la muerte no podía devorar al Señor si éste no hubiese tenido un cuerpo,
ni la región de los muertos hubiese podido tragarlo si no hubiese tenido carne
humana, por eso vino al seno de la Virgen, para tomar ahí el vehículo que había
de transportarlo a la región de los muertos. Allí penetró con el cuerpo que
había asumido, arrebató sus riquezas y se apoderó de sus tesoros.
Llegóse a Eva, la madre de todos los vivientes. Ella es la viña cuya cerca
había abierto la muerte, valiéndose de las propias manos de Eva, para gustar
sus frutos; desde entonces Eva, la madre de todos los vivientes, se convirtió
en causa de muerte para todos los vivientes.
Floreció luego María, nueva viña en sustitución de la antigua, y en ella habitó
Cristo, la nueva vida, para que al acercarse confiadamente la muerte, en su
continua costumbre de devorar, encontrara escondida allí, en un fruto mortal, a
la vida, destructora de la muerte. Y la muerte, habiendo engullido dicho fruto
sin ningún temor, liberó a la vida, y a muchos juntamente con ella.
El eximio hijo del carpintero, al levantar su cruz sobre las moradas de la
muerte, que todo lo engullían, trasladó al género humano a la mansión de la
vida. Y la humanidad entera, que a causa de un árbol había sido precipitada en
el abismo inferior, alcanzó la mansión de la vida por otro árbol, el de la
cruz. Y, así, en el mismo árbol que contenía el fruto amargo fue aplicado un
injerto dulce, para que reconozcamos el poder de aquel a quien ninguna creatura
puede resistir.
A ti sea la gloria, que colocaste tu cruz como un puente sobre la muerte, para
que, a través de él pasasen las almas desde la región de los muertos a la
región de la vida.
A ti sea la gloria, que te revestiste de un cuerpo humano y mortal, y lo
convertiste en fuente de vida para todos los mortales.
Tú vives, ciertamente; pues los que te dieron muerte hicieron con tu vida como
los agricultores, esto es, la sembraron bajo tierra como el trigo, para que
luego volviera a surgir de ella acompañada de otros muchos.
Venid, ofrezcamos el sacrificio grande y universal de nuestro amor, tributemos
cánticos y oraciones sin medida al que ofreció su cruz como sacrificio a Dios,
para enriquecernos con ella a todos nosotros.
RESPONSORIO 1Co 15, 55-56. 57; 2Co 4, 13. 14
R. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?
El aguijón de la muerte es el pecado. * ¡Demos gracias a
Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo! Aleluya.
V. Impulsados por el poder de la fe, creemos que aquel que resucitó a
Jesús nos resucitará también a nosotros con Jesús.
R. ¡Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor
Jesucristo! Aleluya.
Viernes, 23 de abril de 2021
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Juan (6,52-59):
En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no
bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi
sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo
modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo
comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él.
Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él.
Aleluya.
PRECES
Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por la resurrección de
Jesucristo nos ha dado vida nueva, y digámosle:
Ilumínanos, Señor, con la claridad de Jesucristo.
Señor, Padre clementísimo, tú que nos has revelado tu plan de salvación,
proyectado desde antes de la creación del mundo y eres fiel en todas tus
promesas,
escucha con amor nuestras plegarias.
Purifícanos con tu verdad y encamina nuestros pasos por las sendas de la
santidad,
para que hagamos siempre el bien según tu agrado.
Haz resplandecer tu rostro sobre nosotros,
para que, libres de todo mal, nos saciemos con los bienes de tu casa.
Tú que por Cristo nos reconciliaste contigo,
danos la paz a nosotros y a todos los hombres del mundo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al
Padre que su reino llegue a nosotros:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, ya que nos has dado a conocer los dones que nos trae la
resurrección de tu Hijo, concédenos también que el Espíritu Santo, el Amor
increado, nos haga resucitar a una nueva vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Jorge*
Jorge significa: el agricultor.
"Nacido en Lydda, Palestina,
la tierra de Jesús, era hijo de un agricultor muy estimado. Entró al ejército y
llegó a ser capitán. Se hizo famoso porque al llegar a una ciudad de Oriente se
encontró con que un terrible caimán (o dragón o tiburón) devoraba a mucha gente
y nadie se atrevía a acercársele. San Jorge lo atacó valientemente y acabó con
tan feroz animal. Y reuniendo a todos los vecinos que estaban llenos de
admiración y de emoción, les habló muy hermosamente de Jesucristo y obtuvo que
muchos de ellos se hicieran cristianos.
Pero el emperador Diocleciano mandó que todos tenían que adorar
ídolos o dioses falsos y prohibió adorar a Jesucristo. El capitán Jorge declaró
que él nunca dejaría de adorar a Cristo y que jamás adoraría ídolos. Entonces
el emperador declaró pena de muerte contra él. De paso para el sitio del
martirio lo llevaron al templo de los ídolos para ver si los adoraba, pero en
su presencia varias de esas estatuas cayeron derribadas por el suelo y se
despedazaron. A Jorge lo martirizaron y mientras lo azotaban, él se acordaba de
los azotes que le dieron a Jesús, y no abría la boca, y sufría todo por Nuestro
Señor sin gritar ni llorar. Muchos al verlo exclamaban: ""s valiente.
En verdad que vale la pena ser seguidor de Cristo". Cuando lo iban a matar
decía: "Señor, en tus manos encomiendo mi alma". El siempre rezaba y
Dios siempre lo escuchaba. Al oír la noticia de que ya le iban a cortar la
cabeza se puso muy contento, porque él tenía muchos deseos de ir al cielo a
estar junto a Nuestro Señor Jesucristo.
San Jorge mártir es el Patrono de Inglaterra y de los Boys Scouts.
Su culto alcanzó gran celebridad desde muy antiguos tiempos en la
Iglesia. La Iglesia de Oriente lo llama "El gran mártir".
En tiempos de Las Cruzadas, el rey Ricardo Corazón de León se
convenció en Tierra Santa de que San Jorge tenía un gran poder de intercesión
en favor de los que lo invocaban y llevó su devoción a Europa, especialmente a
Inglaterra.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: TU CUERPO ES PRECIOSA LÁMPARA
Tu cuerpo es preciosa lámpara,
llagado y resucitado,
tu rostro es la luz del mundo,
nuestra casa, tu costado.
Tu cuerpo es ramo de abril
y blanca flor del espino,
y el fruto que nadie sabe
tras la flor eres tú mismo.
Tu cuerpo es salud sin fin,
joven, sin daño de días;
para el que busca vivir
es la raíz de la vida. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Yo, el Señor, soy el que te salva y el que te rescata. Aleluya.
Salmo 134 I - HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.
Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.
Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.
Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
—en medio de ti, Egipto—
contra el Faraón y sus ministros.
Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo, el Señor, soy el que te salva y el que te rescata. Aleluya.
Ant 2. Bendito el reino que viene de nuestro padre David. Aleluya.
Salmo 134 II.
Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.
Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,
tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.
Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito el reino que viene de nuestro padre David. Aleluya.
Ant 3. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Aleluya.
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 5, 8-10
Cristo, aunque era Hijo de Dios, aprendió por experiencia, en sus
padecimientos, la obediencia, y, habiendo así llegado hasta la plena
consumación, se convirtió en causa de salvación para todos los que lo obedecen,
proclamado por Dios sumo sacerdote «según el rito de Melquisedec».
RESPONSORIO BREVE
V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya. Aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El que fue crucificado resucitó de entre los muertos y nos
redimió. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El que fue crucificado resucitó de entre los muertos y nos
redimió. Aleluya.
PRECES
Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y digámosle:
Hijo de Dios vivo, bendice a tu pueblo.
Te rogamos, Señor, por los ministros de tu Iglesia: que, al distribuir entre
sus hermanos el pan de vida,
encuentren también ellos en el pan que distribuyen su alimento y fortaleza.
Te pedimos por todo el pueblo cristiano: que viva, Señor, como pide la vocación
a que ha sido convocado
y se esfuerce por mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.
Te pedimos por los que rigen los destinos de las naciones: que cumplan su
misión con espíritu de justicia y con amor,
para que haya paz y concordia entre los pueblos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Señor, que podamos celebrar tu santa resurrección con tus ángeles y tus santos,
y que nuestros hermanos difuntos, a quienes encomendamos a tu bondad, se
alegren también en tu reino.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, ya que nos has dado a conocer los dones que nos trae la
resurrección de tu Hijo, concédenos también que el Espíritu Santo, el Amor increado,
nos haga resucitar a una nueva vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL VIERNES 23 DE ABRIL 2021
*Lecturas
de la 3ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Viernes, 23 de abril de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro de los Hechos de los apóstoles (9,1-20):
En aquellos días, Saulo, respirando todavía amenazas de muerte contra los
discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las
sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados a Jerusalén a los que
descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres.
Mientras caminaba, cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz
celestial lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le
decía:
«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».
Dijo él:
«¿Quién eres, Señor?».
Respondió:
«Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y allí se
te dirá lo que tienes que hacer».
Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero
no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos
abiertos, no veía nada. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres
días ciego, sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una
visión:
«Ananías».
Respondió él:
«Aquí estoy, Señor».
El Señor le dijo:
«Levántate y ve a la calle llamada Recta, y pregunta en casa de Judas por un
tal Saulo de Tarso. Mira, está orando, y ha visto en visión a un cierto Ananías
que entra y le impone las manos para que recobre la vista».
Ananías contestó:
«Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus
santos en Jerusalén, y que aquí tiene autorización de los sumos sacerdotes para
llevarse presos a todos los que invocan tu nombre».
El Señor le dijo:
«Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi
nombre a pueblos y reyes, y a los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que tiene
que sufrir por mi nombre».
Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo:
«Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino,
me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno de Espíritu Santo».
Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la
vista. Se levantó, y fue bautizado. Comió, y recobró las fuerzas.
Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a anunciar en
las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 116,1.2
R/. Ir al mundo entero
y proclamad el Evangelio
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.
Viernes, 23 de abril de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (6,52-59)*
En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no
bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi
sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo
modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo
comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
Palabra del Señor
*(El que
come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él)*
*El Señor, quiere entrar dentro de mí, dentro de mi
cuerpo, dentro de mi alma, dentro de mí ser y para purificarme, para sacar todo
lo falso que hay dentro de mí. (Hay un tiempo donde la culebra tiene que mudar
la piel, para poder seguir viviendo y cuando le llega ese tiempo busca un lugar
muy estrecho para forzar su cuerpo a penetrar por ese lugar muy angosto y es un
proceso muy doloroso donde se va arrancando toda la piel). A ese lugar me
invita el Señor a que pueda entrar, ese lugar es entre su carne y su sangre,
que es un lugar sumamente muy estrecho, donde no cavemos los dos sino uno solo,
el proceso es muy doloroso porque eso significa que tengo que desprenderme de
mi propia vida para que pueda aparecer en mí, la carne y la sangre del Señor. Ahora
puedo entender las palabras del al Apóstol Pablo cuando dice: “No vivo yo, sino
que es Cristo quien vive en mi”*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.