Musica Para el Alma

miércoles, 24 de junio de 2020

ORACIONES AL FINAL DEL DIA LAS VÍSPERAS DEL JUEVES 25


Vísperas - JUEVES XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 2020
El siguiente es el formulario que corresponde a vísperas de la liturgia de las horas para el día, jueves, 25 de junio de 2020.

Invitatorio
Vísperas
Invocación

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno 1
Porque anochece ya,
porque es tarde, Dios mío,
porque temo perder
las huellas del camino,
no me dejes tan solo
y quédate conmigo.
Porque he sido rebelde
y he buscado el peligro
y escudriñé curioso
las cumbres y el abismo,
perdóname, Señor,
y quédate conmigo.
Porque ardo en sed de ti
y en hambre de tu trigo,
ven, siéntate a mi mesa,
bendice el pan y el vino.
¡Qué aprisa cae la tarde!
¡Quédate al fin conmigo! Amén.

Salmodia
Antífona 1: Tú eres, Señor, mi bienhechor, mi refugio donde me pongo a salvo.
Salmo 143,1-8
Oración por la victoria y la paz
Su brazo se adiestró en la pelea cuando venció al mundo; dijo, en efecto: «Yo he vencido al mundo». (S. Hilario)
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;

mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.

Señor, inclina tu cielo y desciende;
toca los montes, y echarán humo;
fulmina el rayo y dispérsalos;
dispara tus saetas y desbarátalos.

Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Antífona 2: Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Salmo 143,9-15
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.

Defiéndeme de la espada cruel,
sálvame de las manos de extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Sean nuestros hijos un plantío,
crecidos desde su adolescencia;
nuestras hijas sean columnas talladas,
estructura de un templo.

Que nuestros silos estén repletos
de frutos de toda especie;
que nuestros rebaños a millares
se multipliquen en las praderas,
y nuestros bueyes vengan cargados;
que no haya brechas ni aberturas,
ni alarma en nuestras plazas.

Dichoso el pueblo que esto tiene,
dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

Antífona 3: Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Ap 11, 17-18;12,10b-12a
El juicio de Dios
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Lectura Breve
Cf. Col 1,23
Permaneced cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que escuchasteis. Es el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo.

Responsorio Breve
R. El Señor es mi pastor, * Nada me falta. El Señor.
V. En verdes praderas me hace recostar. * Nada me falta. Gloria al Padre. El Señor.

Canto Evangélico
Antifona: A los hambrientos de justicia, el Señor los sacia y colma de bienes.
Magnificat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces
Invoquemos a Cristo, luz del mundo y alegría de todo ser viviente, y digámosle confiados:

'Concédenos, Señor, la salud y la paz'.

Luz indeficiente y Palabra eterna del Padre, que has venido a salvar a todos los hombres,
—ilumina a los catecúmenos de la Iglesia con la luz de tu verdad.

No lleves cuenta de nuestros delitos, Señor,
—pues de ti procede el perdón.

Señor, que has querido que la inteligencia del hombre investigara los secretos de la naturaleza,
—haz que la ciencia y las artes contribuyan a tu gloria y al bienestar de todos los hombres.

Protege, Señor, a los que se han consagrado en el mundo al servicio de sus hermanos;
—que, con libertad de espíritu y sin desánimos, puedan realizar su ideal.

Señor, que abres y nadie cierra,
—lleva a tu luz a los que han muerto con la esperanza de la resurrección.

Porque todos nos sabemos hermanos, hijos de un mismo Dios, confiadamente nos atrevemos a decir: Padre nuestro.

Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

Oración
Acoge benigno, Señor, nuestra súplica vespertina y haz que, siguiendo las huellas de tu Hijo, fructifiquemos con perseverancia en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

ORACIÓN AL MEDIO DIA EL ÁNGELUS

El Ángelus

V/. El ángel del Señor anunció a María.
R/. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…

V/. He aquí la esclava del Señor.
R/. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María…

V/. Y el Verbo de Dios se hizo carne.
R/. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María…

V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración

Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de su re­su­rrección. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.

*El que Desea y Quiere amar, con el corazón según El Señor: llegará a ser, Santo*




EL SANTO ROSARIO
.Misterios Gloriosos (MIERCOLES Y DOMINGOS)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Resurrección del Señor (MATEO  28,1-10)
.2º La Ascensión de Nuestro Señor a los cielos (HECHOS 1,3-11)
.3º La Venida del Espíritu Santo (HECHOS  2,1-13)
4º La Asunción de Nuestra Señora (De la Constitución Apostólica Deus del papa Pío XXII )
.5º La Coronación de Nuestra Señora, como Reina de cielo y tierra. (Constitución Dogmática Sobre la Iglesia. Lumen Gentium 59)
.
Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Misterios Gozosos (LUNES Y SABADOS)

.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 26-38)
 2º La Visitación de María a su prima Isabel. (Lc 1, 39-56)
 3º El Nacimiento del niño Dios.  (Lc 2, 1-20)
 4º Presentación del Niño en el Templo. (Lc 2,21-35)
 5º El niño perdido y hallado en el templo. (Lc 2,41-52)

.Oremos:  
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


.Misterios Dolorosos (MARTES Y VIERNES)

.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La oración del huerto. (LUCAS  22,39-46)
.2º La Flagelación de nuestro Señor. (Jn 18,33-19,1)
.3º La Coronación de espinas. (MARCOS 15,16-20)
.4º Jesús con la Cruz a cuestas. (LUCAS  23,26-32)
.5º La Crucifixión y muerte. (MARCOS 15,22-39)

Oremos:
Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

.Misterios Luminosos (JUEVES)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º El Bautismo del Señor (MATEO  3, 13-17)   
.2º La Boda de Caná (JUAN  2,1-11)
.3º La Proclamación del Reino de Dios (MARCOS  1, 14-15)
.4º La Transfiguración (MATEO  17,1-5)
.5º La Institución de la Eucaristía (MATEO  26, 26-28)
.
Oremos:  
Dios todopoderoso y eterno, luz de los que en ti creen, que la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos por el esplendor de tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

GOTAS DE MISERICORDIA


EVANGELIO DE MATEO 7,21-29 CICLO A


Jueves, 25 de junio de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,21-29):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: 'Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados." El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.

Palabra del Señor
*(El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca)*
  
*Que alegría que el Señor mira hasta en lo escondido. Porque hay lugares dentro de mí que ni yo mismo sé que existen en mí. De una manera muy inteligente el Señor me quiere llevar a reconocer que lo más importante es, la obediencia a él en todo, que sea uno en él, uno con él, y uno dentro de él. Que se sinceró en la obediencia. (Recuerdo en una ocasión cuando pequeño, me mandaron a bañar, y abría la ducha, un rato y luego salía, como que me había bañado, y salí con mi padre, mi padre me pregunto, usted se bañó, (sí señor), seguro que se bañó, (sí señor), pues respóndame usted, porque huele a podrido). Dije varias veces, (sí señor) y estaba mintiendo. Por eso me gusta, me alegra, me llena de esperanza, cada día más, la pedagogía del Señor para conmigo. Es por eso por lo que el Señor me invita a que La Sinceridad sea el centro de mi vida porque, él quiere que en mi este el deseo de amar y cumplir su voluntad. Que lo puedo importunar, lo puedo llamar día y noche que él está siempre disponible para mí*.

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

*Las intenciones del papa Francisco*
*Para el mes de junio*.
*Recemos para que aquellos que sufren encuentren caminos de vida, dejándose tocar por el Corazón de Jesús*.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

LAS LAUDES DEL JUEVES 25. ORACIONES PARA INICIAR EL DIA


Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén


Laudes - JUEVES XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 2020
El siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la liturgia de las horas para el jueves, 25 de junio de 2020.

Invitatorio
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antifona: Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

(Se repite la antífona)

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

(Se repite la antífona)

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

(Se repite la antífona)

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

(Se repite la antífona)

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»

(Se repite la antífona)

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Antifona: Entrad en la presencia del Señor con vítores


Laudes

Himno
¡Nacidos de la luz!, ¡hijos del día!
Vamos hacia el Señor de la mañana;
su claridad disipa nuestras sombras
y llena el corazón de regocijo.
Que nuestro Dios, el Padre de la gloria,
limpie la oscuridad de nuestros ojos
y nos revele, al fin, cuál es la herencia
que nos legó en el Hijo Primogénito.
¡Honor y gloria a Dios, Padre celeste,
por medio de su Hijo Jesucristo
y el don de toda luz, el Santo Espíritu,
que vive por los siglos de los siglos! Amén.

Salmodia
Antífona 1: En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.
Salmo 142,1-11
Lamentación y súplica ante la angustia
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús. (Ga 2,16)
Señor, escucha mi oración;
tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú, que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.

Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.

Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti.
Indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.

Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.

Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia


Antífona 2: El Señor hará derivar hacia Jerusalén, como un río, la paz.
Is 66,10-14a
Consuelo y gozo para la ciudad santa
La Jerusalén de arriba es libre; ésa es nuestra madre. (Ga 4,26)
Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto;
mamaréis a sus pechos
y os saciaréis de sus consuelos,
y apuraréis las delicias
de sus ubres abundantes.

Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella,
como un río, la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.

Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo,
y en Jerusalén seréis consolados.

Al verlo, se alegrará vuestro corazón,
y vuestros huesos florecerán como un prado.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: El Señor hará derivar hacia Jerusalén, como un río, la paz


Antífona 3: Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
Salmo 146 (1-11)
Poder y bondad de Dios
A ti, oh Dios, te alabamos; a ti, Señor, te reconocemos.
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.

El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.

Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.

Entonad la acción de gracias al Señor,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;

que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado
y a las crías de cuervo que graznan.

No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los jarretes del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa


Lectura Breve
Rm 8,18-21
Los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Responsorio Breve
R. Velando * Medito en ti, Señor. Velando.
V. Porque fuiste mi auxilio. * Medito en ti, Señor. Gloria al Padre. Velando.

Lecturas

Primera Lectura
Del libro de Esdras 9, 1-9. 15-10, 5
DISOLUCIÓN DE LOS MATRIMONIOS PROHIBIDOS POR LA LEY

En aquellos días, se acercaron a mí, Esdras, las autoridades, para decirme: «El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas han cometido las mismas abominaciones que los pueblos paganos, cananeos, hititas, fereceos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos; ellos y sus hijos se han casado con extranjeras, y la raza
santa se ha mezclado con pueblos paganos. Los jefes y los consejeros han sido los primeros en cometer esta infamia.» Cuando me enteré de esto, me rasgué los vestidos y el manto, me afeité la cabeza y la barba y me senté desolado. Todos los que respetaban la ley del Dios de Israel se reunieron junto a mí al enterarse de esta infamia de los deportados. Permanecí abatido hasta la hora de la oblación de la tarde. Pero, al llegar ese instante, acabé mi penitencia y, con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé las manos al Señor, mi Dios, diciendo: «Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza, y nuestra culpa llega al cielo. Desde los
tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas, y, por nuestros delitos, nosotros, con nuestros reyes y sacerdotes, hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. Pero ahora el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos
dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén. Señor, Dios de Israel, este resto que hoy sigue con vida demuestra que eres justo. Nos
presentamos ante ti como reos, pues, después de lo ocurrido, no podemos enfrentarnos contigo.» Mientras Esdras, llorando y postrado ante el templo de Dios, oraba y hacía esta confesión, una gran multitud de israelitas -hombres, mujeres y niños-se reunió junto a él,
llorando sin parar. Entonces, Secanías, hijo de Yejiel, descendiente de Elam, tomó la palabra y dijo a Esdras: «Hemos sido infieles a nuestro Dios, al casarnos con mujeres extranjeras de los pueblos
paganos. Pero todavía hay esperanza para Israel. Nos comprometeremos con nuestro Dios a despedir a todas las mujeres extranjeras y a los niños que hemos tenido de ellas, según
decidas tú y los que respetan los preceptos de nuestro Dios. Cúmplase la ley. Levántate, que este asunto es competencia tuya y nosotros te apoyaremos. Actúa con energía.» Esdras se puso en pie e hizo jurar a los príncipes de los sacerdotes, a los levitas y a todo Israel que actuarían de esa forma. Ellos lo juraron.

Responsorio Esd 9, 6. 10; Sal 129, 3
R. Nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza, y nuestra culpa llega al cielo, * porque hemos abandonado los preceptos que nos diste.
V. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
R. Porque hemos abandonado los preceptos que nos diste.


Segunda Lectura
De las homilías de san Gregorio de Nisa, obispo
(Homilía 6 sobre las bienaventuranzas: PG 44,1263-1266)
DIOS ES COMO UNA ROCA INACCESIBLE

Lo mismo que suele acontecer al que desde la cumbre de un alto monte mira algún dilatado mar, esto mismo le sucede a mi mente cuando desde las alturas de la voz divina, como desde la cima de un monte, mira la inexplicable profundidad de su contenido. Sucede, en efecto, lo mismo que en muchos lugares marítimos, en los cuales, al
contemplar un monte por el lado que mira al mar, lo vemos como cortado por la mitad y completamente liso desde su cima hasta la base, y como si su cumbre estuviera suspendida sobre el abismo; la misma impresión que causa al que mira desde tan elevada
altura a lo profundo del mar, la misma sensación de vértigo experimento yo al quedar como en suspenso por la grandeza de esta afirmación del Señor: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dios se deja contemplar por los que tienen el corazón purificado. A Dios nadie lo ha visto jamás, dice san Juan; y Pablo confirma esta sentencia con aquellas palabras tan elevadas: A quien ningún hombre ha visto ni puede ver. Ésta es aquella piedra leve, lisa y escarpada, que aparece como privada de todo sustentáculo y aguante intelectual; de ella afirmó también Moisés en sus decretos que era inaccesible, de manera que nuestra mente nunca puede acercarse a ella por más que se esfuerce en alcanzarla ni puede nadie subir por sus laderas escarpadas, según aquella sentencia: Nadie puede ver al Señor y quedar con vida. Y, sin embargo, la vida eterna consiste en ver a Dios. Y que esta visión es imposible lo afirman las columnas de la fe, Juan, Pablo y Moisés. ¿Te das cuenta del vértigo que produce en el alma la consideración de las profundidades que contemplamos en estas palabras? Si Dios es la vida, el que no ve a Dios no ve la vida. Y que Dios no puede ser visto lo atestiguan, movidos por el Espíritu divino, tanto los profetas como los apóstoles.
¿En qué angustias, pues, no se debate la esperanza del hombre?
Pero el Señor levanta y sustenta esta esperanza que vacila. Como hizo en la persona de Pedro cuando estaba a punto de hundirse, al volver a consolidar sus pies sobre las aguas. Por lo tanto, si también a nosotros nos da la mano aquel que es la Palabra, si, viéndonos
vacilar en el abismo de nuestras especulaciones, nos otorga la estabilidad iluminando un poco nuestra inteligencia, entonces ya no temeremos, si caminamos cogidos de su mano. Porque dice: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Responsorio Jn 1, 18: Sal 144, 31
R. Nadie ha visto jamás a Dios; * el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.
V. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza.
R. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.

Jueves, 25 de junio de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,21-29):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: 'Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados." El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.

Palabra del Señor

Canto Evangélico
Antifona: Anuncia a tu pueblo, Señor, la salvación, y perdónanos nuestros pecados.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor

+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces
Invoquemos a Dios, de quien viene la salvación para su pueblo, diciendo:

'Escúchanos, Señor'.

Bendito seas Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que, en tu gran misericordia, nos has hecho nacer de nuevo para una esperanza viva,
—por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.

Tú que en Cristo renovaste al hombre, creado a imagen tuya, —haz que seamos imagen de tu Hijo.

Derrama en nuestros corazones, lastimados por el odio y la envidia,
—tu Espíritu de amor.

Concede hoy trabajo a quienes lo buscan, pan a los hambrientos, alegría a los tristes, —a todos la gracia y la salvación.

Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.

Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.

Oración
Oremos:

Concédenos, Señor, que nos sea siempre anunciada la salvación, para que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos te sirvamos fielmente con santidad y justicia todos nuestros días. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAS LECTURAS DEL JUEVES 25 DE JUNIO 2020


Jueves, 25 de junio de 2020
Primera lectura
Lectura del segundo libro de los Reyes (24,8-17):

Cuando Jeconías subió al trono tenía dieciocho años, y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se llamaba Nejustá, hija de Elnatán, natural de Jerusalén. Hizo lo que el Señor reprueba, igual que su padre. En aquel tiempo, los oficiales de Nabucodonosor, rey de Babilonia, subieron contra Jerusalén y la cercaron. Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a Jerusalén cuando sus oficiales la tenían cercada. Jeconías de Judá se rindió al rey de Babilonia, con su madre, sus ministros, generales y funcionarios. El rey de Babilonia los apresó el año octavo de su reinado. Se llevó los tesoros del templo y del palacio y destrozó todos los utensilios de oro que Salomón, rey de Israel, había hecho para el templo según las órdenes del Señor. Deportó a todo Jerusalén, los generales, los ricos –diez mil deportados–, los herreros y cerrajeros; sólo quedó la plebe. Nabucodonosor deportó a Jeconías a Babilonia. Llevó deportados, de Jerusalén a Babilonia, al rey y sus mujeres, sus funcionarios y grandes del reino, todos los ricos –siete mil deportados–, los herreros y cerrajeros –mil deportados–, todos aptos para la guerra. En su lugar nombró rey a su tío Matanías, y le cambió el nombre en Sedecías.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 78,1-2.3-5.8.9

R/.
 Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre

Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos
en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. R/.

R/. Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre

Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor?
¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera? R/.

R/. Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre

No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.

R/. Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre

Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.

R/. Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre

Jueves, 25 de junio de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,21-29):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: 'Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados." El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.

Palabra del Señor
*(El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca)*
  
*Que alegría que el Señor mira hasta en lo escondido. Porque hay lugares dentro de mí que ni yo mismo sé que existen en mí. De una manera muy inteligente el Señor me quiere llevar a reconocer que lo más importante es, la obediencia a él en todo, que sea uno en él, uno con él, y uno dentro de él. Que se sinceró en la obediencia. (Recuerdo en una ocasión cuando pequeño, me mandaron a bañar, y abría la ducha, un rato y luego salía, como que me había bañado, y salí con mi padre, mi padre me pregunto, usted se bañó, (sí señor), seguro que se bañó, (sí señor), pues respóndame usted, porque huele a podrido). Dije varias veces, (sí señor) y estaba mintiendo. Por eso me gusta, me alegra, me llena de esperanza, cada día más, la pedagogía del Señor para conmigo. Es por eso por lo que el Señor me invita a que La Sinceridad sea el centro de mi vida porque, él quiere que en mi este el deseo de amar y cumplir su voluntad. Que lo puedo importunar, lo puedo llamar día y noche que él está siempre disponible para mí*.

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

*Las intenciones del papa Francisco*
*Para el mes de junio*.
*Recemos para que aquellos que sufren encuentren caminos de vida, dejándose tocar por el Corazón de Jesús*.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.