Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre;
limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina
mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y
devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia
de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
MARTES DE LA SEMANA II
Del común de vírgenes. Salterio II
21 de enero
SANTA INÉS, virgen y
mártir. (MEMORIA)
Murió mártir en Roma en la segunda mitad del siglo III o, más
probablemente, a principios del IV. El papa Dámaso honró su sepulcro con un
poema, y muchos Padres de la Iglesia, a partir de san Ambrosio, le dedicaron
alabanzas.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de
las vírgenes.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: NOS APREMIA EL AMOR,
VÍRGENES SANTAS.
Nos apremia el amor, vírgenes santas,
vosotras, que seguisteis su camino,
guiadnos por las sendas de las almas
que hicieron de su amor amar divino.
Esperasteis en vela a vuestro Esposo
en la noche fugaz de vuestra vida,
cuando llamó a la puerta, vuestro gozo
fue contemplar su gloria sin medida.
Vuestra fe y vuestro amor, un fuego ardiente
que mantuvo la llama en la tardanza,
vuestra antorcha encendida ansiosamente
ha colmado de luz vuestra esperanza.
Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero
con la Iglesia de Dios ha celebrado,
no dejéis que se apague nuestro fuego
en la pereza y el sueño del pecado.
Demos gracias a Dios y, humildemente,
pidamos al Señor que su llamada
nos encuentre en vigilia permanente,
despiertos en la fe y en veste blanca. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Mi Señor Jesucristo ha puestro en
mi dedo un anillo nupcial y sobre mi cabeza ha colocado una corona de esposa.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA
DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi Señor Jesucristo ha puestro en mi dedo un anillo
nupcial y sobre mi cabeza ha colocado una corona de esposa.
Ant 2. Estoy desposada con aquel a quien sirven los ángeles y
cuya belleza admiran el sol y la luna.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE
AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Estoy desposada con aquel a quien sirven los ángeles y
cuya belleza admiran el sol y la luna.
Ant 3. Alegraos conmigo y felicitadme, porque he obtenido un
trono resplandeciente en la asamblea de los santos.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alegraos conmigo y felicitadme, porque he obtenido un
trono resplandeciente en la asamblea de los santos.
LECTURA BREVE 2Co 1,3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y
Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder
nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con
que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los
sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa
nuestro consuelo.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios la socorre al despuntar la
aurora.
R. Dios la socorre al despuntar la aurora.
V. Teniendo a Dios en medio no vacila.
R. Al despuntar la aurora.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Dios la socorre al despuntar la aurora.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Génesis 12, 1-9; 13, 2-18
VOCACIÓN Y BENDICIÓN DE ABRAM
En aquellos días, el Señor dijo a Abram:
«Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré.
Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre y será una
bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan.
Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo.»
Abram marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abram tenía
setenta y cinco años cuando salió de Harán. Abram llevó consigo a Saray, su
mujer, a Lot, su sobrino, todo lo que había adquirido y todos los esclavos que
había ganado en Harán. Salieron en dirección de Canaán y llegaron a la tierra
de Canaán. Abram atravesó el país hacia la región de Siquem, hasta la encina de
Moré (en aquel tiempo habitaban allí los cananeos). El Señor se apareció a
Abram y le dijo:
«A tu descendencia le daré esta tierra.»
El construyó allí un altar en honor del Señor que se le había aparecido. Desde
allí, continuó hacia las montañas, al este de Betel, y plantó allí su tienda,
con Betel a poniente y Ay a levante; construyó allí un altar al Señor e invocó
el nombre del Señor. Abram se trasladó por etapas al Negueb.
Abram era muy rico en ganado, plata y oro. Desde el Negueb se trasladó por etapas
a Betel, al sitio donde había fijado en otro tiempo su tienda, entre Betel y
Ay, donde había construido un altar; y allí invocó el nombre del Señor.
También Lot, que acompañaba a Abram, poseía ovejas, vacas y tiendas; de modo
que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran inmensas y
ya no cabían juntos. Por ello surgieron disputas entre los pastores de Abram y
los de Lot. (En aquel tiempo, cananeos y fereceos ocupaban el país.) Abram dijo
a Lot:
«No haya disputas entre nosotros dos, ni entre nuestros pastores, pues somos
hermanos. Tienes delante todo el país, sepárate de mí: si vas a la izquierda,
yo iré a la derecha; si vas a la derecha, yo iré a la izquierda.»
Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de
Soar, era de regadío (esto era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y
Gomorra); parecía un jardín del Señor, o como Egipto. Lot se escogió la vega
del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron los dos hermanos.
Abram habitó en Canaán, Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas
hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente
contra el Señor. El Señor habló a Abram, después que Lot se había separado de
él:
«Desde tu puesto dirige la mirada hacia el norte, mediodía, levante y poniente.
Toda la tierra que abarques te la daré a ti y a tus descendientes para siempre.
Haré a tus descendientes como el polvo: el que pueda contar el polvo podrá
contar a tus descendientes. Anda, recorre el país a lo largo y a lo ancho, pues
te lo voy a dar.»
Abram alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en
Hebrón, donde construyó un altar en honor del Señor.
RESPONSORIO Hb 11, 8; Is 51, 2
R. Por la fe obedeció Abraham al ser llamado por Dios, saliendo hacia
la tierra que había de recibir en herencia, * y salió sin saber a dónde iba.
V. Mirad a Abraham, vuestro padre, y a Sara, que os dio a luz; cuando
lo llamé, era uno, pero lo bendije y lo multipliqué.
R. Y salió sin saber a dónde iba.
SEGUNDA LECTURA
Del tratado de san Ambrosio, obispo, sobre las vírgenes
(Libro 1, cap. 2. 5. 7-9: PL 16 [edición 1845], 189-191)
NO TENÍA AÚN EDAD DE SER CONDENADA, PERO ESTABA YA MADURA PARA LA
VICTORIA
Celebramos hoy el nacimiento para el cielo de una virgen, imitemos su
integridad; se trata también de una mártir, ofrezcamos el sacrificio. Es el día
natalicio de santa Inés. Sabemos por tradición que murió mártir a los doce años
de edad. Destaca en su martirio, por una parte, la crueldad que no se detuvo ni
ante una edad tan tierna; por otra, la fortaleza que infunde la fe, capaz de
dar testimonio en la persona de una jovencita.
¿Es que en aquel cuerpo tan pequeño cabía herida alguna? Y, con todo, aunque en
ella no encontraba la espada donde descargar su golpe, fue ella capaz de vencer
a la espada. Y eso que a esta edad las niñas no pueden soportar ni la severidad
del rostro de sus padres, y si distraídamente se pican con una aguja, se ponen
a llorar como si se tratara de una herida.
Pero ella, impávida entre las sangrientas manos del verdugo, inalterable al ser
arrastrada por pesadas y chirriantes cadenas, ofrece todo su cuerpo a la espada
del enfurecido soldado, ignorante aún de lo que es la muerte, pero dispuesta a
sufrirla; al ser arrastrada por la fuerza al altar idolátrico, entre las llamas
tendía hacia Cristo sus manos, y así, en medio de la sacrílega hoguera,
significaba con esta posición el estandarte triunfal de la victoria del Señor;
intentaban aherrojar su cuello y sus manos con grilletes de hierro, pero sus
miembros resultaban demasiado pequeños para quedar encerrados en ellos.
¿Una nueva clase de martirio? No tenía aún edad de ser condenada, pero estaba
ya madura para la victoria; la lucha se presentaba difícil, la corona fácil; lo
que parecía imposible por su poca edad lo hizo posible su virtud consumada. Una
recién casada no iría al tálamo nupcial con la alegría con que iba esta
doncella al lugar del suplicio, con prisa y contenta de su suerte, adornada su
cabeza no con rizos, sino con el mismo Cristo, coronada no de flores, sino de
virtudes.
Todos lloraban, menos ella. Todos se admiraban de que con tanta generosidad
entregara una vida de la que aún no había comenzado a gozar, como si ya la
hubiese vivido plenamente. Todos se asombraban de que fuera ya testigo de
Cristo una niña que, por su edad, no podía aún dar testimonio de sí misma.
Resultó así que fue capaz de dar fe de las cosas de Dios una niña que era
incapaz legalmente de dar fe de las cosas humanas, porque el Autor de la
naturaleza puede hacer que sean superadas las leyes naturales.
El verdugo hizo lo posible para aterrorizarla, para atraerla con halagos,
muchos desearon casarse con ella. Pero ella dijo:
«Sería una injuria para mi Esposo esperar a ver si me gusta otro; él me ha
elegido primero, él me tendrá. ¿A qué esperas, verdugo, para asestar el golpe?
Perezca el cuerpo que puede ser amado con unos ojos a los que yo no quiero».
Se detuvo, oró, doblegó la cerviz. Hubieras visto cómo temblaba el verdugo,
como si fuese él el condenado; como temblaba su diestra al ir a dar el golpe,
cómo palidecían los rostros al ver lo que le iba a suceder a la niña, mientras
ella se mantenía serena. En una sola víctima tuvo lugar un doble martirio: el
de la castidad y el de la fe. Permaneció virgen y obtuvo la gloria del
martirio.
RESPONSORIO
R. Celebremos la festividad de santa Inés, recordemos su glorioso
martirio: * en su juventud afrontó la muerte y encontró la vida.
V. Pues amó unicamente al Autor de la vida.
R. En su juventud afrontó la muerte y encontró la vida.
En la Republica Dominicana celebramos hoy.
Nuestra Señora De Altagracia
Martes, 21
de enero de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,26-38):
26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret,
27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de
David; el nombre de la virgen era María.
28 Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo.»
29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría
aquel saludo.
30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante
de Dios;
31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás
por nombre Jesús.
32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le
dará el trono de David, su padre;
33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá
fin.»
34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco
varón?»
35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder
del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y
será llamado Hijo de Dios.
36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez,
y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,
37 = porque ninguna cosa es imposible para Dios.» =
38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra.» Y el ángel dejándola se fue.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Al que deseé ya lo contemplo, al
que esperaba ya lo poseo; en el cielo estoy unida con aquel a quien tan
ardientemente amé cuando estaba en la tierra.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y
SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al que deseé ya lo contemplo, al que esperaba ya lo
poseo; en el cielo estoy unida con aquel a quien tan ardientemente amé cuando
estaba en la tierra.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, esposo y
corona de las vírgenes, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, corona de las vírgenes,
escúchanos.
Señor Jesucristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,
concédenos que nada nos aparte de tu amor.
Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,
por su intercesión concédenos recibirte siempre con pureza de corazón.
Por intercesión de las santas vírgenes que te sirvieron siempre con fidelidad, consagradas
a ti en cuerpo y alma,
ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu
amor eterno.
Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes
esperaban,
concédenos que aguardemos tu retorno glorioso con una esperanza activa.
Por intercesión de santa Inés, que fue virgen sensata y una de las prudentes,
concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Con sencillez y humildad digamos la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que
te has complacido en elegir lo débil a los ojos del mundo para confundir a los
que se creían fuertes, concéde a quienes estamos celebrando el martirio de
santa Inés imitar la heroica firmeza de su fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde
de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
República Dominicana
Fiesta central: 21 de Enero
Es difícil para nuestros hermanos de otros países entender la
importancia de Nuestra Señora de Altagracia para los dominicanos. Sin embargo,
no hay que sobreabundar con detalles sobre la presencia del culto a la Virgen
de Altagracia en la República Dominicana. Sencillamente, sería insólito
encontrar una iglesia a lo largo y ancho del territorio nacional que no ostente
su imagen.
Además, casi no existe una parroquia que no tenga una capilla que
se llama "Nuestra Señora de Altagracia"; casi no existe un pueblo que
no tenga una calle que se llama "Altagracia"; y casi no existe una
familia que no tenga al menos un testimonio de la intercesión de Nuestra Señora
de Altagracia.
Así que, nos limitamos a un resumen cuantitativo:
El nombre "Altagracia" en la población dominicana
El 19 de septiembre de 2001 la base de datos de la "Junta
Central Electoral" nos informó que una de cada 13 mujeres dominicanas se
llama "Altagracia".
El número de peregrinos que visitan la Basílica
Según la "Secretaría de Estado de Turismo" en 1998, unos
350,000 turistas visitan a la Basílica cada año. Además unos 800,000 peregrinos
- es decir el equivalente a 10% de la población del país - pasan por la
Basílica de Higüey cada año.
Es probable que unos 300,000 peregrinos acudieran a la Basílica
solamente durante la novena de enero del año 2006.
El Cuadro
El cuadro de Nuestra Señora de la Altagracia fue pintado
probablemente en Sevilla en los primeros quince años del siglo XVI (es decir
entre 1500 y 1515), y es posiblemente de la escuela de Alejo Fernández.
Ha tenido cinco restauraciones de importancia, la última en 1978.
Es un lienzo español tipo "Belén", con influencia
flamenca, típico de los siglos XV y XVI, con un elemento distinto y único: el
rayo de luz.
La "Maternidad Divina"
Es una expresión plástica, del dogma de la "Maternidad
Divina". María es la Madre de Dios. De allí el título de
"Altagracia", porque la gracia más alta jamás otorgada a un ser
humano es la de ser la Madre de Dios.
A la vez es una explicación del dogma de la "Virginidad
Perpetua". María es virgen antes, durante y después de dar a luz a Jesús.
Un autor del siglo Vl explica: "Como un rayo de luz traspasa un cristal
sin dañarlo de manera alguna, igual un rayo de luz más blanco que la nieve
traspasa la Virgen para dar a luz a Jesús, Dios en medio de nosotros".
Así que, el cuadro nos hace testigos oculares del momento del
nacimiento. Lo que parece un delantal es el "rayo de luz más blanco que la
nieve". El Mesías traspasa, sin dañar de manera alguna a la Altagracia
quien, recogida y arrodillada, está contemplando tiernamente al Hijo de Dios.
Con un gesto de la cabeza nos invita a arrodillarnos también en
frente del pesebre, y juntos adorar al niño Jesús.
La adoración nos lleva a la contemplación, y la contemplación al
deseo de estar presentes en la cueva, inmóviles como la Madre, velando al niño,
amando al amor y estando en la presencia de Dios.
Es un ícono
El cuadro es también un ícono. No hay un elemento, un color ni una
relación que no tenga su significado. Efectivamente hay 62 distintos símbolos
en el cuadro. Se puede meditar sobre los siguientes:
La Estrella de Belén (es la Navidad) tiene ocho puntas (símbolo
del cielo) con dos rayos extendiéndose hacia el pesebre: Dios Padre está
bendiciendo a su Hijo.
Por encima de la Virgen hay doce estrellas (son las tribus de
Israel y, a la vez, los apóstoles de Jesús). María es el puente entre el
Antiguo y el Nuevo Testamento.
Alrededor de María hay un resplandor (cf. Apocalipsis 12, 1). Ella
lleva una corona por ser la Reina del Cielo, y un velo sobre la cabeza porque
está casada. Está vestida de rojo, porque es un ser humano, y cubierta de
blanco por ser sin pecado concebida. Lleva un manto azul celestial salpicado con
estrellas porque "el poder del Altísimo vendrá sobre ti".
San José está vestido al revés. Tiene el azul de su santidad
escondido bajo un manto rojo por ser de este mundo, y lleva una vela para dar
luz a su esposa, y a las necesidades materiales de las cuales es patrono.
El niño Jesús está durmiendo (y está muerto) pero despertará (y
resucitará), sobre un pesebre que es, a la vez, un altar (y su sepulcro).
Atrás hay una columna, señal de que estamos en un templo. La cueva
es un templo porque allí habita Dios mismo: el niño Jesús.
Las hendiduras en el techo, arriba a la izquierda, nos dicen que
el mundo está decayendo, pero Jesús ha venido para restaurarlo.
Encima de todo, es milagrosa
A pesar de todo lo dicho, la Altagracia es importante para el
pueblo dominicano porque es milagrosa. Desde hace 500 años Nuestra Señora de la
Altagracia está intercediendo ante su Hijo Jesús para que intervenga en nuestra
vida cotidiana.
En la actualidad, casi no existe una familia dominicana en donde
no se encuentre un testimonio de la intercesión de "Tatica", Nuestra
Señora de la Altagracia.
El primer documento que tenemos que habla de la Altagracia, en
1569, menciona tres milagros. Y desde entonces han sido incontables.
Se celebró una misa el 21 de enero de 1692, para dar gracias a la
Altagracia por haber protegido a los voluntarios de Higüey y El Seibo quienes,
un año antes, habían participado en la batalla feroz y sangrienta de "La
Limonade". Todos volvieron a casa sanos y salvos sin rasguño alguno. ¡Era
un milagro patente! Desde entonces se ha celebrado la fiesta de Nuestra Señora
de la Altagracia en el aniversario de este milagro.
Hoy día hay al menos una religiosa "de servicio" en la
basílica diariamente para recibir las promesas y anotar los milagros otorgados
por la intercesión de la Altagracia.
La Historia Oral
Hay una leyenda que tiene su origen -casi seguro- en hechos
verídicos, de un hacendado de Higüey con dos hijas. A la vuelta de un viaje a
Santo Domingo, pasando la noche en una posada, compartió su desilusión porque,
aunque había encontrado las cintas y botones que le había pedido la hija mayor,
no hallaba ni una estampita de la "Altagracia" que su hija menor
quería tanto. Con eso, apareció un anciano con un lienzo de la Virgen:
"¡Es eso lo que está buscando!" Luego el anciano desapareció.
El hacendado llevó el cuadro a su casa, y lo colgó en la sala
principal. Al día siguiente el lienzo no aparecía. Se lo encontró de nuevo en
la copa de un naranjo. En los próximos días se repitió la desaparición una y
otra vez.
El "Antiguo Santuario" está construido donde se ubicó el
naranjo.
La Historia Escrito
A la vez, hay un historiador, Gerónimo Alcocer, quien escribió (en
1650) que los hermanos Alfonso y Antonio Trejo - hidalgos de Plasencia, España
- trajeron el cuadro. Los investigadores pueden demostrar que los hermanos
vivieron en Higüey, desde 1508. Hay siete u ocho documentos que lo confirman,
pero en España no hay ni la más mínima pista de su existencia: es un misterio.
El Misterio
Al fin y al cabo, después de seguir cada pista hasta un
"callejón sin salida", hay que decir que casi todo lo que se refiere
al cuadro de la Altagracia es un misterio.
¿Quién lo pintó? ¿Cómo llegó a Higüey? ¿Por qué Dios quiso que
estuviera en Higüey? ¿Por qué es milagroso? Sólo Dios sabe.
A nosotros nos queda arrodillarnos humildemente y adorar a nuestro
Señor y Salvador, junto con Nuestra Señora de la Altagracia, Protectora de los
dominicanos.
Reflexión
Hay miles de peregrinos que visitan la Basílica de la Altagracia
en Higüey cada año. Vienen con todo tipo de ideas. Algunos tienen la fe para
mover montañas. Otros no entienden demasiado. Pero todos tienen tanta fe que
han tomado la decisión de viajar, gastando dinero y tiempo, para visitar a la
Virgen.
¿Por qué es tan popular esta "Protectora del Pueblo
Dominicano"? La respuesta es muy sencilla: Porque es
"milagrosa". ¿Y por qué es "milagrosa?" La segunda
respuesta necesita algo más de tiempo:
Todo milagro es la respuesta de Dios a la fe. Jesús nos dice: «Y
todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis» (Mateo 21, 22). Dios es
amor. Jamás se ha metido donde no haya sido invitado. Sin embargo, él quiere
ayudarnos, y solamente hace falta que le pidamos "con fe en la
oración" para que intervenga en las formas más inverosímiles y asombrosas.
Él sabe que los más genuinos en su pueblo son muchas veces los más sencillos,
así que está contento de simplificar las cosas, permitiendo que una imagen
enfoque su fe. Claro está: el buen católico adora solamente a Dios y reserva su
veneración para los santos representados en las imágenes.
Sería un error si sólo nos quedamos asombrados frente a los
milagros, con la boca abierta y la mente corriendo tras explicaciones fáciles.
Es cierto que los milagros son insólitos y llamativos, pero a Dios no le gusta
el "figureo". Cada vez que él interviene en la vida de alguien es
porque quiere atraerlo hacia él. Dios no quiere perder a ninguno de nosotros.
Por eso nos llama la atención para que nos paremos en el camino y consideremos
la vida y nuestro lugar en ella. Su deseo es que -por nuestra propia voluntad-
tomemos la decisión de enmendar nuestras vidas, y buscar a Dios.
Efectivamente, jamás he oído de un milagro conseguido por
intercesión de la Virgen de la Altagracia que no trajera -como consecuencia- la
conversión de la persona (o alguien cercano a la persona) que la recibió.
Volvamos a contemplar el cuadro de Nuestra Señora de la
Altagracia:
Lo que nos llama la atención a primera vista es la figura central
de María. Sin embargo, al acercarse más, es evidente que el gesto de su cabeza
nos llama a prestar más atención todavía al que está en el primer plano: Jesús.
Este gesto -lleno de ternura- nos hace recordar que, a pesar del
papel principal dado a María en esta obra, la Iglesia existe para evangelizar,
es decir, proclamar la Buena Nueva: ¡Hay salvación en el nombre de Jesús! Al
final, todos nuestros esfuerzos tienen que tender hacia Jesús, hacia el Amor.
Los que hemos sido atraídos por las dulces redes de la Madre de
Dios tenemos el privilegio y el deber de llevar nuestros prójimos "a Jesús
por María": a través de la Madre hacia el Hijo.