Musica Para el Alma

domingo, 12 de mayo de 2019

COMPLETA ORACIÓN ANTES DE IR A LA CAMA

Completas

Notas

  • Además de las fórmulas penitenciales mostradas aquí, pueden usarse otras aprobadas.
  • Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
  • Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario: Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española, Dios te Salve latinoamericana; Bajo tu amparo, o con algún otro canto debidamente aprobado.

Invocación

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Examen

Hermanos: Llegados al fin de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos humildemente nuestros pecados.
  • Formula 1
  • Formula 2
  • Formula 3
Yo confieso ante Dios Todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno

    Salmodia

    Antífona 1: Aleluya, aleluya, aleluya.
    Salmo 85
    Oración de un pobre ante las adversidades
    Bendito sea Dios, que nos alienta en nuestras luchas. (2Co 1,3.4)
    Inclina tu oído, Señor, escúchame,
    que soy un pobre desamparado;
    protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
    salva a tu siervo, que confía en ti.

    Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
    que a ti te estoy llamando todo el día;
    alegra el alma de tu siervo,
    pues levanto mi alma hacia ti;

    porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
    rico en misericordia con los que te invocan.
    Señor, escucha mi oración,
    atiende a la voz de mi súplica.

    En el día del peligro te llamo,
    y tú me escuchas.
    No tienes igual entre los dioses, Señor,
    ni hay obras como las tuyas.

    Todos los pueblos vendrán
    a postrarse en tu presencia, Señor,
    bendecirán tu nombre:
    «Grande eres tú, y haces maravillas;
    tú eres el único Dios.»

    Enséñame, Señor, tu camino,
    para que siga tu verdad;
    mantén mi corazón entero
    en el temor de tu nombre.

    Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
    daré gloria a tu nombre por siempre,
    por tu gran piedad para conmigo,
    porque me salvaste del abismo profundo.

    Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
    una banda de insolentes atenta contra mi vida,
    sin tenerte en cuenta a ti.

    Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
    lento a la cólera, rico en piedad y leal,
    mírame, ten compasión de mí.

    Da fuerza a tu siervo,
    salva al hijo de tu esclava;
    dame una señal propicia,
    que la vean mis adversarios y se avergüencen,
    porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

    Lectura Breve

    1Ts 5,9-10
    Dios nos ha destinado a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo; él murió por nosotros, para que, despiertos o dormidos, vivamos con él.

    Responsorio Breve

    R. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. * Aleluya, aleluya. A tus manos.
    V. Tú, el Dios leal, nos librarás. * Aleluya. aleluya. Gloria al Padre. A tus manos.

    Canto Evangélico

    Antifona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos para que velemos con Cristo y descansemos en paz. (T.P. Aleluya)
    Nunc dimittis Lc 2, 29-32
    Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
    Ahora, Señor, según tu promesa,
    puedes dejar a tu siervo irse en paz.

    Porque mis ojos han visto a tu Salvador.
    a quien has presentado ante todos los pueblos:

    luz para alumbrar a las naciones
    y gloria de tu pueblo Israel.

    Gloria al Padre.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre,
    por los siglos de los siglos. Amén.

    Oración

    Oremos:
    Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino, que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy, crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
    Amén.

    Bendición

    V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
    R. Amén.

    Antífonas finales de la Santísima Virgen María

    • Antifona 1
    • Antifona 2
    • Antifona 3
    • Antifona 4
    • Antifona 5
    Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
    vida, dulzura y esperanza nuestra;
    Dios te salve.

    A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
    a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
    en este valle de lágrimas.

    Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
    vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
    y, después de este destierro,
    muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

    ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

    VÍSPERAS ORACIÓN AL FINAL DEL DIA

    Vísperas

    Invocación

    V. Dios mío, ven en mi auxilio.
    R. Señor, date prisa en socorrerme.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

    Himno

    • Himno 1
    • Himno 2
    • Himno 3
    • Himno 4
    Nuestra Pascua inmolada, aleluya,
    es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.
    Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!,
    el mundo renovado
    canta un himno a su Señor.
    Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz!
    La muerte, derrotada,
    ha perdido su aguijón.
    Pascua sagrada,

    ¡oh noche bautismal!
    Del seno de las aguas
    renacemos al Señor.
    Pascua sagrada, ¡eterna novedad!
    Dejad al hombre viejo,
    revestíos del Señor.
    Pascua sagrada. La sala del festín
    se llena de invitados
    que celebran al Señor.
    Pascua sagrada, ¡Cantemos al Señor!
    Vivamos la alegría
    dada a luz en el dolor.

    Salmodia

    Antífona 1: El que es de Cristo es una criatura nueva. Aleluya.
    Salmo 135,1-9
    Himno pascual
    Alabar a Dios es narrar sus maravillas. (Casiodoro)
    Dad gracias al Señor porque es bueno:
    porque es eterna su misericordia.

    Dad gracias al Dios de los dioses:
    porque es eterna su misericordia.

    Dad gracias al Señor de los señores:
    porque es eterna su misericordia.

    Sólo él hizo grandes maravillas:
    porque es eterna su misericordia.

    Él hizo sabiamente los cielos:
    porque es eterna su misericordia.

    Él afianzó sobre las aguas la tierra:
    porque es eterna su misericordia.

    Él hizo lumbreras gigantes:
    porque es eterna su misericordia.

    El sol que gobierna el día:
    porque es eterna su misericordia.

    La luna que gobierna la noche:
    porque es eterna su misericordia.
    Antífona 2: Amemos a Dios, porque él nos amó primero. Aleluya.
    Salmo 135,10-26
    Él hirió a Egipto en sus primogénitos:
    porque es eterna su misericordia.

    Y sacó a Israel de aquel país:
    porque es eterna su misericordia.

    Con mano poderosa, con brazo extendido:
    porque es eterna su misericordia.

    Él dividió en dos partes el mar Rojo:
    porque es eterna su misericordia.

    Y condujo por en medio a Israel:
    porque es eterna su misericordia.

    Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
    porque es eterna su misericordia.

    Guió por el desierto a su pueblo:
    porque es eterna su misericordia.

    Él hirió a reyes famosos:
    porque es eterna su misericordia.

    Dio muerte a reyes poderosos:
    porque es eterna su misericordia.

    A Sijón, rey de los amorreos:
    porque es eterna su misericordia.

    Y a Hog, rey de Basán:
    porque es eterna su misericordia.

    Les dio su tierra en heredad:
    porque es eterna su misericordia.

    En heredad a Israel su siervo:
    porque es eterna su misericordia.

    En nuestra humillación, se acordó de nosotros:
    porque es eterna su misericordia.

    Y nos libró de nuestros opresores:
    porque es eterna su misericordia.

    Él da alimento a todo viviente:
    porque es eterna su misericordia.

    Dad gracias al Dios del cielo:
    porque es eterna su misericordia.
    Antífona 3: De su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Aleluya.
    Ef 1,3-10
    El Dios salvador
    Bendito sea Dios,
    Padre de nuestro Señor Jesucristo,
    que nos ha bendecido en la persona de Cristo
    con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

    Él nos eligió en la persona de Cristo,
    antes de crear el mundo,
    para que fuésemos santos
    e irreprochables ante él por el amor.

    Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
    por pura iniciativa suya,
    a ser sus hijos,
    para que la gloria de su gracia,
    que tan generosamente nos ha concedido
    en su querido Hijo,
    redunde en alabanza suya.

    Por este Hijo, por su sangre,
    hemos recibido la redención,
    el perdón de los pecados.
    El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
    ha sido un derroche para con nosotros,
    dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

    Éste es el plan
    que había proyectado realizar por Cristo
    cuando llegase el momento culminante:
    recapitular en Cristo todas las cosas
    del cielo y de la tierra.

    Lectura Breve

    Hb 8, 1b-3a
    Tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la diestra del trono de la Majestad en loscielos. Él es ministro del santuario y de la verdadera Tienda de Reunión, que fue fabricada
    por el Señor y no por hombre alguno. Todo sumo sacerdote es instituido para ofrecer
    oblaciones y sacrificios.

    Responsorio Breve

    V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
    R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
    V. Al ver al Señor.
    R. Aleluya, aleluya.
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

    Canto Evangélico

    Antifona: Tengo otras ovejas que no son de este redil; es necesario que las recoja, y oirán mi
    voz, para que se forme un solo rebaño y un solo pastor. Aleluya.
    Magnificat Lc 1, 46-55
    Alegría del alma en el Señor
    Proclama mi alma la grandeza del Señor,
    se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
    porque ha mirado la humillación de su esclava.

    Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
    porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
    su nombre es santo,
    y su misericordia llega a sus fieles
    de generación en generación.

    Él hace proezas con su brazo:
    dispersa a los soberbios de corazón,
    derriba del trono a los poderosos
    y enaltece a los humildes,
    a los hambrientos los colma de bienes
    y a los ricos los despide vacíos.

    Auxilia a Israel, su siervo,
    acordándose de la misericordia
    —como lo había prometido a nuestros padres—
    en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre,
    por los siglos de los siglos. Amén.

    Preces

    Llenos de gozo, oremos a Cristo, el Señor, que con su resurrección ha iluminado al mundo
    entero, y digámosle:
    Cristo, vida nuestra, escúchanos.
    Señor Jesús, que te hiciste compañero de camino de los discípulos que dudaban de ti,
    — acompaña también a tu Iglesia peregrina entre las dificultades e incertidumbres de esta
    vida.
    No permitas que tus fieles sean tardos y necios para creer,
    — y aumenta su fe para que te proclamen vencedor de la muerte.
    Mira, Señor, con bondad a cuantos no te reconocieron en su camino,
    — y manifiéstate a ellos para que te confiesen como salvador suyo.
    Tú que por la cruz reconciliaste a todos los hombres, uniéndolos en tu cuerpo,

    — concede la paz y la unidad a las naciones.
    Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
    Tú que eres el juez de vivos y muertos,
    — otorga a los difuntos que creyeron en ti la remisión de todas sus culpas.
    Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor: Padre nuestro.

    Padre Nuestro

    Padre nuestro, que estás en el cielo,
    santificado sea tu nombre,
    venga tu reino,
    hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
    Danos hoy nuestro pan de cada día,
    perdona nuestras ofensas,
    como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
    no nos dejes caer en tentación,
    y líbranos del mal.

    Oración

    Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída,
    concede a tus fieles la verdadera alegría, para que quienes han sido librados de la
    esclavitud del pecado alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
    Amén.

    Conclusión

    Si preside el obispo, es conveniente que éste bendiga al pueblo con la bendición solemne:
    V. El Señor esté con vosotros.
    R. Y con tu espíritu.
    V. Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie vuestro corazón y vuestra inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
    R. Amén.
    V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
    R. Amén.
    Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
    V. El Señor esté con vosotros.
    R. Y con tu espíritu.
    V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
    R. Amén.
    Si se despide a la comunidad, se añade la invitación:
    V. Podéis ir en paz.
    R. Demos gracias a Dios.
    En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
    V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
    R. Amén.

    NONA ORACIÓN DE MEDIA TARDE

    Nona

    Notas

    • En la Hora intermedia nunca se hace mención de las memorias de los santos.

    Invocación

    V. Dios mío, ven en mi auxilio.
    R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, Y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (T. P. Aleluya).

    Himno

    • Himno 1
    • Himno 2
    • Himno 3
    Fundamento de todo lo que existe,
    de tu pueblo elegido eterna roca,
    de los tiempos Señor, que prometiste
    dar tu vigor al que con fe te invoca.

    Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
    tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
    para amarte y servirte en esta vida
    y gozarte después de santa muerte.

    Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
    en este atardecer que se avecina,
    serena claridad y dulce brisa
    será tu amor que todo lo domina. Amén.

    Salmodia

    Antífona 1: Llamé al Señor, y él me respondió.
    Salmo 125
    Dios, alegría y esperanza nuestra
    Si sois compañeros en el sufrir, también lo sois en el buen ánimo. (2Co 1,7)
    Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
    nos parecía soñar:
    la boca se nos llenaba de risas,
    la lengua de cantares.

    Hasta los gentiles decían:
    «El Señor ha estado grande con ellos.»
    El Señor ha estado grande con nosotros,
    y estamos alegres.

    Que el Señor cambie nuestra suerte,
    como los torrentes del Negueb.
    Los que sembraban con lágrimas
    cosechan entre cantares.

    Al ir, iba llorando,
    llevando la semilla;
    al volver, vuelve cantando,
    trayendo sus gavillas.
    Antífona 2: Llamé al Señor, y él me respondió.
    Salmo 126
    El esfuerzo humano es inútil sin Dios
    Sois edificio de Dios. (1Co 3,9)
    Si el Señor no construye la casa,
    en vano se cansan los albañiles;
    si el Señor no guarda la ciudad,
    en vano vigilan los centinelas.

    Es inútil que madruguéis,
    que veléis hasta muy tarde,
    que comáis el pan de vuestros sudores:
    ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

    La herencia que da el Señor son los hijos;
    su salario, el fruto del vientre:
    son saetas en mano de un guerrero
    los hijos de la juventud.

    Dichoso el hombre que llena
    con ellas su aljaba:
    no quedará derrotado cuando litigue
    con su adversario en la plaza.
    Antífona 3: Llamé al Señor, y él me respondió.
    Salmo 127
    Paz doméstica en el hogar del justo
    «Que el Señor te bendiga desde Sión», es decir, desde su Iglesia. (Arnobio)
    Dichoso el que teme al Señor
    + y sigue sus caminos.

    Comerás del fruto de tu trabajo,
    serás dichoso, te irá bien;
    tu mujer, como parra fecunda,
    en medio de tu casa;

    tus hijos, como renuevos de olivo,
    alrededor de tu mesa:
    ésta es la bendición del hombre
    que teme al Señor.

    Que el Señor te bendiga desde Sión,
    que veas la prosperidad de Jerusalén
    todos los días de tu vida;
    que veas a los hijos de tus hijos.
    ¡Paz a Israel!

    Lectura Breve

    2 Tm 2, S. 11
    Acuérdate de Cristo Jesús, del linaje de David, que vive resucitado de entre los muertos,
    como enseño en mi mensaje de salud. Verdadera es la sentencia que dice: Si hemos
    muerto con él, viviremos también con él.
    V. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.
    R. Porque ya es tarde. Aleluya.

    Responsorio Breve

    V. Recuerda, Señor, tu ternura.
    R. Y tu misericordia, que son eternas.

    Oración

    Oremos:
    Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída,
    concede a tus fieles la verdadera alegría, para que quienes han sido librados de la
    esclavitud del pecado alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
    Amén.

    Conclusión

    Después de la oración conclusiva, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:
    V. Bendigamos al Señor.
    R. Demos gracias a Dios.

    REINA DEL CIELO


    Regina Coeli o Reina del Cielo

    Benedicto XIV estableció, en 1742, que durante el tiempo Pascual (desde la Resurrección del Señor hasta el día de Pentecostés) se sustituyera el rezo del Ángelus por la antífona "Regina Coeli".

    G: Reina del cielo, alégrate, aleluya.
    T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.
    G: Ha resucitado según su palabra, aleluya.
    T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
    G: Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
    T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya. 
    Oremos:
    Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
    Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. (Tres veces)

    EL ROSARIO
    .Misterios Gloriosos (MIERCOLES Y DOMINGOS)
    .
    Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
    .1º La Resurrección del Señor (MATEO  28,1-10)
    .2º La Ascensión de Nuestro Señor a los cielos (HECHOS 1,3-11)
    .3º La Venida del Espíritu Santo (HECHOS  2,1-13)
    4º La Asunción de Nuestra Señora (De la Constitución Apostólica Deus del papa Pío XXII )
    .5º La Coronación de Nuestra Señora, como Reina de cielo y tierra. (Constitución Dogmática Sobre la Iglesia. Lumen Gentium 59)
    .
    Oremos:
    Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

    Misterios Gozosos (LUNES Y SABADOS)

    .Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
    .1º La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 26-38)
     2º La Visitación de María a su prima Isabel. (Lc 1, 39-56)
     3º El Nacimiento del niño Dios.  (Lc 2, 1-20)
     4º Presentación del Niño en el Templo. (Lc 2,21-35)
     5º El niño perdido y hallado en el templo. (Lc 2,41-52)

    .Oremos:  
    Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


    .Misterios Dolorosos (MARTES Y VIERNES)

    .Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
    .1º La oración del huerto. (LUCAS  22,39-46)
    .2º La Flagelación de nuestro Señor. (Jn 18,33-19,1)
    .3º La Coronación de espinas. (MARCOS 15,16-20)
    .4º Jesús con la Cruz a cuestas. (LUCAS  23,26-32)
    .5º La Crucifixión y muerte. (MARCOS 15,22-39)

    Oremos:
    Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

    .Misterios Luminosos (JUEVES)
    .
    Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
    .1º El Bautismo del Señor (MATEO  3, 13-17)  
    .2º La Boda de Caná (JUAN  2,1-11)
    .3º La Proclamación del Reino de Dios (MARCOS  1, 14-15)
    .4º La Transfiguración (MATEO  17,1-5)
    .5º La Institución de la Eucaristía (MATEO  26, 26-28)
    .
    Oremos:  
    Dios todopoderoso y eterno, luz de los que en ti creen, que la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos por el esplendor de tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

    La Coronilla de la Divina Misericordia

    Se utiliza un rosario común de cinco decenas.
    1 Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.

    2 Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:
    "Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,
    la Sangre, el Alma y la Divinidad
    de Tu Amadísimo Hijo,
    Nuestro Señor Jesucristo,
    para el perdón de nuestros
    pecados y los del mundo entero."
    .
    3. En las cuentas pequeñas del Ave María:
    "Por Su dolorosa Pasión,
    ten misericordia de nosotros
    y del mundo entero."

    Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres
    veces
    :
    "Santo Dios, Santo Fuerte,
    Santo Inmortal, ten piedad de
    nosotros y del mundo entero."

    *El que DESEA y QUIERE amar, con el corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO*

    GOTAS DE MISERICORDIA


    JUAN 10,1-10 CICLO C. LO QUE ME DICE EL EVANGELIO


    Lunes, 13 de mayo de 2019
    Lo que me dice el Evangelio de Juan 10,1-10. Ciclo C  (Yo soy la puerta: quien entra por mí, se salvará, y podrá entrar y salir, y encontrará pastos). *El Señor
    me hace un invitación a entrar por la puerta, y para entrar por esa puerta, tengo que tener mis oídos sintonizado con la voz, con la palabra de mi pastor, tengo que tener mis ojos abiertos para seguir el camino por donde me esta guiado, y con mi boca, tengo que gritar, cuando siento que me estoy alejando, cuando siento que mi alma corre peligro de ser devorada, por el lobo feroz. Este lobo lo único que me ofrece es angustia, amargura, depresión, tristeza, tentación, y no importa que este dentro del rebaño, dentro de las verdes pradera de las palabras del Señor, puedo caer en la tentación de sentir que nadie me quiere, que mi vida no tiene sentido, que Dios a mí no me escucha, que se ha olvidado de mí. Si me siento así es síntoma de que un lobo un ladrón brinco y entro por la en sima de la cerca* 

    *El que DESEA y QUIERE amar, con el corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO*

    EVANGELIO


    Lunes, 13 de mayo de 2019
    Evangelio
    Lectura del santo evangelio según san Juan (10,1-10):

    EN aquel tiempo, dijo Jesús:
    «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
    Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
    «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
    Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
    El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

    Palabra del Señor

    LAUDES LUNES 13 ORACIÓN PARA INICIAR EL DÍA


    Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

    Laudes - LUNES IV SEMANA DE PASCUA 2019

    El siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la liturgia de las horas para el día, lunes, 13 de mayo de 2019.

    V. Señor, ábreme los labios.
    R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

    Antifona: Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
    Salmo 94

    Invitación a la alabanza divina
    Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)

    Venid, aclamemos al Señor,
    demos vítores a la Roca que nos salva;
    entremos a su presencia dándole gracias,
    aclamándolo con cantos.

    (Se repite la antífona)

    Porque el Señor es un Dios grande,
    soberano de todos los dioses:
    tiene en su mano las simas de la tierra,
    son suyas las cumbres de los montes;
    suyo es el mar, porque él lo hizo,
    la tierra firme que modelaron sus manos.

    (Se repite la antífona)

    Entrad, postrémonos por tierra,
    bendiciendo al Señor, creador nuestro.
    Porque él es nuestro Dios,
    y nosotros su pueblo,
    el rebaño que él guía.

    (Se repite la antífona)

    Ojalá escuchéis hoy su voz:
    «No endurezcáis el corazón como en Meribá,
    como el día de Masá en el desierto;
    cuando vuestros padres me pusieron a prueba
    y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

    (Se repite la antífona)

    Durante cuarenta años
    aquella generación me asqueó, y dije:
    “Es un pueblo de corazón extraviado,
    que no reconoce mi camino;
    por eso he jurado en mi cólera
    que no entrarán en mi descanso.”»

    (Se repite la antífona)

    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre,
    por los siglos de los siglos. Amén.

    Antifona: Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya

    Laudes

    Himno
    Ofrezcan los cristianos
    ofrendas de alabanza
    a gloria de la Víctima
    propicia de la Pascua.
    Cordero sin pecado
    que a las ovejas salva,
    a Dios y a los culpables
    unió con nueva alianza.
    Lucharon vida y muerte
    en singular batalla
    y, muerto el que es la Vida,
    triunfante se levanta.
    ¿Qué has visto de camino,
    María, en la mañana?
    A mi Señor glorioso,

    la tumba abandonada,
    los ángeles testigos,
    sudarios y mortaja.
    ¡Resucitó de veras
    mi amor y mi esperanza!
    Venid a Galilea,
    allí el Señor aguarda;
    allí veréis los suyos
    la gloria de la Pascua.
    Primicia de los muertos,
    sabemos por tu gracia
    que estás resucitado;
    la muerte en ti no manda.
    Rey vencedor, apiádate
    de la miseria humana
    y da a tus fieles parte
    en tu victoria santa. Amén. Aleluya

    Salmodia

    Antífona 1: Baje a nosotros la bondad del Señor. Aleluya.
    Salmo 89

    Baje a nosotros la bondad del Señor
    Para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. (2P 3,8)

    Señor, tú has sido nuestro refugio
    de generación en generación.

    Antes que naciesen los montes
    o fuera engendrado el orbe de la tierra,
    desde siempre y por siempre tú eres Dios.

    Tú reduces el hombre a polvo,
    diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
    Mil años en tu presencia
    son un ayer, que pasó;
    una vela nocturna.

    Los siembras año por año,
    como hierba que se renueva:
    que florece y se renueva por la mañana,
    y por la tarde la siegan y se seca.

    ¡Cómo nos ha consumido tu cólera
    y nos ha trastornado tu indignación!
    Pusiste nuestras culpas ante ti,
    nuestros secretos ante la luz de tu mirada:
    y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera,
    y nuestros años se acabaron como un suspiro.

    Aunque uno viva setenta años,
    y el más robusto hasta ochenta,
    la mayor parte son fatiga inútil,
    porque pasan aprisa y vuelan.

    ¿Quién conoce la vehemencia de tu ira,
    quién ha sentido el peso de tu cólera?
    Enséñanos a calcular nuestros años,
    para que adquiramos un corazón sensato.

    Vuélvete, Señor, ¿hasta cuando?
    Ten compasión de tus siervos;
    por la mañana sácianos de tu misericordia,
    y toda nuestra vida será alegría y júbilo.

    Danos alegría, por los días en que nos afligiste,
    por los años en que sufrimos desdichas.
    Que tus siervos vean tu acción,
    y sus hijos tu gloria.

    Baje a nosotros la bondad del Señor
    y haga prósperas las obras de nuestras manos.

    Antífona 1: Baje a nosotros la bondad del Señor. Aleluya

    Antífona 2: Convertiré ante ellos la tiniebla en luz. Aleluya.
    Is 42,10-16

    Cántico nuevo al Dios vencedor y salvador
    Cantan un cántico nuevo delante del trono de Dios. (Ap 14,3)
    Cantad al Señor un cántico nuevo,
    llegue su alabanza hasta el confín de la tierra;
    + muja el mar y lo que contiene,
    las costas y sus habitantes;

    alégrese el desierto con sus tiendas,
    los cercados que habita Cadar;
    exulten los habitantes de Petra,
    clamen desde la cumbre de las montañas;
    den gloria al Señor,
    anuncien su alabanza en las costas.

    El Señor sale como un héroe,
    excita su ardor como un guerrero,
    lanza el alarido,
    mostrándose valiente frente al enemigo.

    «Desde antiguo guardé silencio,
    me callaba, aguantaba;
    como parturienta, grito,
    jadeo y resuello.

    Agostaré montes y collados,
    secaré toda su hierba,
    convertiré los ríos en yermo,
    desecaré los estanques;
    conduciré a los ciegos
    por el camino que no conocen,
    los guiaré por senderos que ignoran;
    ante ellos convertiré la tiniebla en luz,
    lo escabroso en llano.»
    Antífona 2: Convertiré ante ellos la tiniebla en luz. Aleluya

    Antífona 3: El Señor todo lo que quiere lo hace. Aleluya.

    Salmo 134,1-12
    Himno a Dios, realizador de maravillas
    Vosotros sois… un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. (1P 2,9)
    Alabad el nombre del Señor,
    alabadlo, siervos del Señor,
    que estáis en la casa del Señor,
    en los atrios de la casa de nuestro Dios.

    Alabad al Señor porque es bueno,
    tañed para su nombre, que es amable.
    Porque él se escogió a Jacob,
    a Israel en posesión suya.

    Yo sé que el Señor es grande,
    nuestro dueño más que todos los dioses.
    El Señor todo lo que quiere lo hace:
    en el cielo y en la tierra,
    en los mares y en los océanos.

    Hace subir las nubes desde el horizonte,
    con los relámpagos desata la lluvia,
    suelta a los vientos de sus silos.

    Él hirió a los primogénitos de Egipto,
    desde los hombres hasta los animales.
    Envió signos y prodigios
    —en medio de ti, Egipto—
    contra el Faraón y sus ministros.

    Hirió de muerte a pueblos numerosos,
    mató a reyes poderosos:
    a Sijón, rey de los amorreos,
    a Hog, rey de Basán,
    y a todos los reyes de Canaán.
    Y dio su tierra en heredad,
    en heredad a Israel, su pueblo.

    Antífona 3: El Señor todo lo que quiere lo hace. Aleluya

    Lectura Breve
    Rm 10, 8b-11
    «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.

    Responsorio Breve
    V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
    R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
    V. El que por nosotros colgó del madero.
    R. Aleluya, aleluya.
    V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.

    Primera Lectura

    Del libro del Apocalipsis 13, 1-18
    LAS DOS BESTIAS
    Yo, Juan, vi que salía del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y sobre los cuernos diez diademas, y sobre las cabezas nombres blasfemos. Esta bestia que yo vi era semejante a un leopardo; sus patas eran como de oso, y su boca como boca de león. La serpiente le dio su poder, su trono y una gran autoridad. Vi la primera de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal había sido curada. Y toda la tierra corría fascinada tras la bestia. Adoraron postrados a la serpiente, porque había dado el poder a la bestia; y adoraron a la bestia, diciendo: «¿Quién hay como la bestia? ¿Quién puede presentarle batalla?» Y se le dio una boca para que profiriese insolencias y blasfemias; y se le dio facultad para hacerlo así durante cuarenta y dos meses. Abrió su boca en blasfemias contra Dios, blasfemando de su nombre y de su tabernáculo y de los que moraban en el cielo. Se le otorgó asimismo poder de combatir contra los santos y de vencerlos. Y se le concedió autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. La adorarán los habitantes de la tierra, todos aquellos cuyo nombre no se encuentra escrito desde la creación del mundo en el libro de la vida del Cordero degollado.
    El que tenga oídos oiga. El que lleve a cautiverio a cautiverio irá. El que mata por la espada a espada morirá. Aquí se requiere perseverancia y la fe de los santos.
    Y vi otra bestia que subía de la tierra. Tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como una serpiente. Ejerció toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella; e hizo que la tierra y sus moradores adorasen a la primera bestia, a aquella cuya herida mortal había sido curada.
    Obró grandes prodigios, hasta hacer bajar fuego del cielo a la tierra en presencia de los hombres. Engañó a los habitantes de la tierra con los prodigios que le fue dado obrar en presencia de la bestia. Mandó a los moradores de la tierra que hiciesen una imagen en honor de la bestia (de aquella que tenía la herida de la espada y había revivido). Se le concedió infundir la vida en la estatua de la bestia, hasta el punto de hacer hablar a la estatua y de hacer morir a cuantos no se postrasen ante la estatua de la bestia. Hizo también que a todos, a pequeños y a grandes, a ricos y a pobres, a libres y a esclavos, se les imprimiese una marca en la mano derecha o en la frente; y que nadie pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o la cifra que daba su nombre.
    Aquí se requiere sabiduría. Quien tenga inteligencia descifre el número de la bestia.
    Es cifra que designa a un hombre. Su cifra es seiscientos sesenta y seis.

    Responsorio Ap 3, 5; Mt 10, 22
    R. El vencedor será revestido con vestiduras blancas; no borraré jamás su nombre del libro de la vida, * y yo lo proclamaré en presencia de mi Padre y de sus ángeles. Aleluya.
    V. El que persevere hasta el fin se salvará.
    R. Y yo lo proclamaré en presencia de mi Padre y de sus ángeles. Aleluya.

    Segunda Lectura

    Del Libro de san Basilio Magno, obispo, sobre el Espíritu Santo
    (Cap. 15, Núms. 35-36: PG 32,130-131)
    EL ESPÍRITU, DADOR DE VIDA
    El Señor, que nos da la vida, estableció con nosotros la institución del bautismo, en el que hay un símbolo y principio de muerte y de vida: la imagen de la muerte nos la proporciona el agua, la prenda de la vida nos la ofrece el Espíritu.
    En el bautismo se proponen como dos fines, a saber, la abolición del cuerpo de pecado, a fin de que no fructifique para la muerte; y la vida del Espíritu, para que abunden los frutos de santificación; el agua representa la muerte, haciendo como si acogiera al cuerpo en el sepulcro; mientras que el Espíritu es el que da la fuerza vivificante, haciendo pasar nuestras almas renovadas de la muerte del pecado a la vidaprimera.

    Esto es, pues, lo que significa nacer de nuevo del agua y del Espíritu: puesto que en el agua se lleva a cabo la muerte, y el Espíritu crea la nueva vida nuestra. Por eso precisamente el gran misterio del bautismo se efectúa mediante tres inmersiones y otras tantas invocaciones, con el fin de expresar la figura de la muerte, y para que el alma de los que se bautizan quede iluminada con la infusión de la luz divina.
    Porque la gracia que se da por el agua no proviene de la naturaleza del agua, sino de la presencia del Espíritu, pues el bautismo no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura.
    Por el Espíritu Santo se nos concede de nuevo la entrada en el paraíso, la posesión del reino de los cielos, la recuperación de la adopción de hijos: se nos da la confianza de invocar a Dios como Padre, la participación de la gracia de Cristo, el podernos llamar hijos de la luz, el compartir la gloria eterna y, para decirlo todo de una sola vez, el poseer la plenitud de las bendiciones divinas, así en este mundo como en el futuro; pues, al esperar por la fe los bienes prometidos, contemplamos ya, como en un espejo y como si
    estuvieran presentes, los bienes de que disfrutaremos.
    Y, si tal es el anticipo, ¿cuál no será la realidad? Y, si tan grandes son las primicias, ¿cuál no será la plena realización?

    Responsorio
    R. Cuando nuestra carne surge del agua del bautismo, dejando en ella sepultados sus antiguos delitos, * el Espíritu Santo desciende del cielo sobre ella, como la paloma del diluvio, para ofrecerle la paz, pues la antigua arca era figura de la Iglesia. Aleluya.
    V. ¡Bendito sea el sacramento del bautismo, por el cual obtenemos la salvación eterna!
    R. El Espíritu Santo desciende del cielo sobre ella, como la paloma del diluvio, para ofrecerle la paz, pues la antigua arca era figura de la Iglesia. Aleluya.


    Lunes, 13 de mayo de 2019
    Evangelio
    Lectura del santo evangelio según san Juan (10,1-10):

    EN aquel tiempo, dijo Jesús:
    «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
    Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
    «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
    Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
    El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

    Palabra del Señor

    Canto Evangélico
    Antifona: Yo soy el buen Pastor, que apaciento a mis ovejas y doy mi vida por ellas. Aleluya.

    Benedictus Lc 1, 68-79
    El Mesías y su precursor
    + Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
    porque ha visitado y redimido a su pueblo,
    suscitándonos una fuerza de salvación
    en la casa de David, su siervo,
    según lo había predicho desde antiguo,
    por boca de sus santos profetas.

    Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
    y de la mano de todos los que nos odian;
    realizando la misericordia
    que tuvo con nuestros padres,
    recordando su santa alianza
    y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

    Para concedernos que, libres de temor,
    arrancados de la mano de los enemigos,
    le sirvamos con santidad y justicia,
    en su presencia, todos nuestros días.

    Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
    porque irás delante del Señor
    a preparar sus caminos,
    anunciando a su pueblo la salvación,
    el perdón de sus pecados.

    Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
    nos visitará el sol que nace de lo alto,
    para iluminar a los que viven en tinieblas
    y en sombra de muerte,
    para guiar nuestros pasos
    por el camino de la paz.
    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    Como era en el principio, ahora y siempre,
    por los siglos de los siglos. Amén.
    Antifona: Yo soy el buen Pastor, que apaciento a mis ovejas y doy mi vida por ellas. Aleluya

    Preces
    Oremos a Dios Padre todopoderoso, glorificado por la muerte y resurrección de Cristo, y digámosle confiados:
    Ilumina, Señor, nuestras mentes.

    Padre, fuente de toda luz, que has querido iluminar el mundo con la gloria de Cristo resucitado, — ilumina, desde el principio de este día, nuestras almas con la luz de la fe.

    Tú que por medio de tu Hijo, resucitado de entre los muertos, has abierto a los hombres las puertas de la salvación, — haz que, a través de los trabajos de este día se acreciente nuestra esperanza.

    Tú que por medio de tu Hijo resucitado has derramado sobre el mundo tu Espíritu Santo, — enciende nuestros corazones con el fuego de este mismo Espíritu.

    Que Cristo, el Señor, clavado en la cruz para librarnos, — sea hoy nuestra redención y nuestra salvación.

    Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
    Terminemos nuestra oración con la plegaria que Cristo nos enseñó: Padre nuestro.

    Padre Nuestro
    Padre nuestro, que estás en el cielo,
    santificado sea tu nombre,
    venga tu reino,
    hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
    Danos hoy nuestro pan de cada día,
    perdona nuestras ofensas,
    como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
    no nos dejes caer en tentación,
    y líbranos del mal.

    Oración

    Oremos:
    Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída,
    concede a tus fieles la verdadera alegría, para que quienes han sido librados de la
    esclavitud del pecado alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
    Amén.

    V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
    R. Amén.