Musica Para el Alma
martes, 12 de diciembre de 2023
MATEO 11,28-30 CICLO B
*Lecturas del Miércoles de
la 2ª semana de Adviento*
Miércoles,
13 de diciembre de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(11,28-30)*
En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es
llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Venid
a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso)
*El
Señor me ofrece un descanso que incluye sanación física y sanación interior. El Señor, me quiere ayudar,
él sabe que por estar distante de él, estoy fatigado, sobre cargado y en
ocasiones siento una derrota frente algunos acontecimientos. Es muy real que
vivo como un burro, queriendo cargar con los problemas y las dificultades que
pertenecen a otras personas; él sabe que murmuro y hago que murmuren otras
personas por mi culpa, él sabe también que les hago juicios a otras personas,
él sabe también que en ocasiones hablo mentiras para quedar bien, también sabe
de esos pensamientos feos e impuros que en alguna ocasiones tengo dentro. El
Señor sabe de todas mis enfermedades, el conoce todas esas cosas feas y
podridas que hay dentro de mí. Esta palabra me llena de una esperanza que sana,
de una esperanza que da fuerza, de una esperanza que lo puede todo y lo sana
todo. Entregar mi vida al Señor, es el inicio de la verdadera sanación física y
sanación interior. Una enfermedad tiene la misión de acercarme al Señor y la sanación
interior de llevarme al encuentro con Dios*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL MIERCOLES 13
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*MIERCOLES
SEMANA II*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría.
Himno: NACIDOS DE LA LUZ, HIJOS DEL DÍA.
Nacidos de la luz, hijos del día,
Vamos hacia el Señor de la mañana.
Su claridad disipa nuestras sombras
y alegra y regocija nuestras almas.
Que nuestro Dios, el Padre de la gloria,
nos libre para siempre del pecado,
y podamos así gozar la herencia
que nos legó en su Hijo muy amado.
Honor y gloria a Dios, Padre celeste,
por medio de su Hijo Jesucristo,
y al Don de toda luz, el Santo Espíritu,
que vive por los siglos de los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro
Dios?
Salmo 76 - RECUERDO DEL PASADO GLORIOSO DE ISRAEL.
Alzo mi voz a Dios gritando,
alzo mi voz a Dios para que me oiga.
En mi angustia te busco, Señor mío;
de noche extiendo las manos sin descanso,
y mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando me acuerdo de Dios, gimo,
y meditando me siento desfallecer.
Sujetas los párpados de mis ojos,
y la agitación no me deja hablar.
Repaso los días antiguos,
recuerdo los años remotos;
de noche lo pienso en mis adentros,
y meditándolo me pregunto:
¿Es que el Señor nos rechaza para siempre
y ya no volverá a favorecernos?
¿Se ha agotado ya su misericordia,
se ha terminado para siempre su promesa?
¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad,
o la cólera cierra sus entrañas?
Y me digo: ¡Qué pena la mía!
¡Se ha cambiado la diestra del Altísimo!
Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, ¡oh Dios!, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos;
con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Te vio el mar, ¡oh Dios!,
te vio el mar y tembló,
las olas se estremecieron.
Las nubes descargaban sus aguas,
retumbaban los nubarrones,
tus saetas zigzagueaban.
Rodaba el fragor de tu trueno,
los relámpagos deslumbraban el orbe,
la tierra retembló estremecida.
Tú te abriste camino por las aguas,
un vado por las aguas caudalosas,
y no quedaba rastro de tus huellas:
mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Ant 2. Mi corazón se regocija por el
Señor, que humilla y enaltece.
Cántico: ALEGRIA DE LOS HUMILDES EN DIOS 1S 2,1-10
Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
No hay santo como el Señor,
no hay roca como nuestro Dios.
No multipliquéis discursos altivos,
no echéis por la boca arrogancias,
porque el Señor es un Dios que sabe;
él es quien pesa las acciones.
Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos no tienen ya que trabajar;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos se marchita.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria;
pues del Señor son los pilares de la tierra,
y sobre ellos afianzó el orbe.
Él guarda los pasos de sus amigos,
mientras los malvados perecen en las tinieblas,
porque el hombre no triunfa por su fuerza.
El Señor desbarata a sus contrarios,
el Altísimo truena desde el cielo,
el Señor juzga hasta el confín de la tierra.
él da fuerza a su Rey,
exalta el poder de su Ungido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi corazón se regocija por el
Señor, que humilla y enaltece.
Ant 3. El Señor reina, la tierra goza.
Salmo 96 - EL SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES.
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
Delante de él avanza fuego
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses.
Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor;
porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.
El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor reina, la tierra goza.
LECTURA BREVE Rm 8, 35. 37
¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? ¿La aflicción? ¿La angustia? ¿La
persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada? En todo esto
vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendigo al Señor en todo momento.
R. Bendigo al Señor en todo momento.
V. Su alabanza está siempre en mi boca.
R. En todo momento.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Bendigo al Señor en todo momento.
V. Señor, Dios nuestro,
restáuranos.
R. Haz brillar tu rostro sobre nosotros y sálvanos.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 25, 6--26, 6
EL FESTÍN DE DIOS. CÁNTICO DE LOS REDIMIDOS
El Señor de los ejércitos prepara para todos los pueblos en este
monte un festín de manjares suculentos, un festín de vinos generosos; manjares
excelentes, vinos depurados. Y arrancará en este monte el velo de luto que
cubre a todos los pueblos, el paño que cubre a todas las naciones, y aniquilará
la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los
rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país -lo ha dicho el
Señor-.
Aquel día, se dirá:
«Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara:
Alegrémonos y gocemos con su salvación.
La mano del Señor se posará sobre este monte y Moab será pisoteado
en su suelo como se pisa la paja en el muladar. Allí dentro extenderá las manos
como las extiende el nadador para nadar, pero el Señor humillará su orgullo y
los esfuerzos de sus manos. Derrocará los altos baluartes de sus murallas y los
abatirá, los arrojará por tierra, hasta el polvo.»
Aquel día, se cantará este canto en el país de Judá.
«Tenemos una ciudad fuerte, él ha puesto para salvarla murallas y
baluartes: Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la
lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti. Confiad
siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua: doblegó a los
habitantes de la altura y a la ciudad elevada; la humilló, la humilló hasta el
suelo, la arrojó al polvo y la aplastan los pies, los pies del humilde, las
pisadas de los pobres.»
RESPONSORIO Ap 21, 3; Is 25, 8
R. Escuché una voz potente que decía desde el trono: «Ésta es la
morada de Dios con los hombres, y acampará entre ellos. * Ellos serán su pueblo
y Dios estará con ellos.»
V. El Señor Dios aniquilará la muerte para siempre y enjugará las
lágrimas de todos los rostros.
R. Ellos serán su pueblo y Dios estará con ellos.
SEGUNDA LECTURA
De los
Comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos
(Salmo 109,
1-3: CCL 40, 1601-1603)
DIOS NOS
OTORGA SUS PROMESAS POR MEDIO DE SU HIJO
Dios estableció el tiempo de sus promesas y la época de su
cumplimiento.
El período de las promesas abarcó desde el tiempo de los profetas
hasta Juan Bautista; desde éste hasta el fin es el tiempo de su cumplimiento.
Fiel es Dios, que se constituyó en nuestro deudor; no porque haya
recibido algo de nosotros, sino porque nos prometió tan grandes bienes. La
promesa le pareció poco; por eso quiso obligarse por escrito, firmando, por
decirlo así, un documento que atestiguara sus promesas, para que, cuando comenzara
a cumplir las cosas que prometió, viésemos en ese escrito en qué orden se
cumplirían. El tiempo de las profecías era -como muchas veces lo he afirmado-
el del anuncio de las promesas.
Prometió la salvación eterna, la vida bienaventurada y sin fin en
compañía de los ángeles, la herencia imperecedera, la gloria eterna, la dulzura
de la contemplación de su rostro, su templo santo en los cielos y, como
consecuencia de la resurrección, la ausencia total del miedo a la muerte. Ésta
es, en cierto modo, su promesa final, hacia la que tienden todos nuestros
cuidados, porque una vez que la hayamos alcanzado ya no buscaremos ni
exigiremos ninguna otra cosa. También manifestó en qué orden se cumplirían sus
promesas y profecías hasta alcanzar ese último fin.
Prometió la divinidad a los hombres, la inmortalidad a los
mortales, la justificación a los pecadores, la glorificación a creaturas
despreciables.
Sin embargo, hermanos, como a los hombres les parecía increíble la
promesa de Dios de sacarlos de su condición mortal -de corrupción, bajeza,
debilidad, polvo y ceniza- para asemejarlos a los ángeles, no sólo firmó una
alianza con los hombres para incitarlos a creer, sino que también estableció un
mediador como garante de su fidelidad; y no estableció como mediador a
cualquier príncipe o a un ángel o arcángel, sino a su Hijo único. Y por él nos
mostró el camino que nos conduciría hacia el fin prometido.
Pero no bastó a Dios indicarnos el camino por medio de su Hijo:
quiso que él mismo fuera el camino, para que, bajo su dirección, tú caminaras
por él.
Por tanto, el Hijo único de Dios tenía que venir a los hombres,
tenía que hacerse hombre y, en su condición de hombre, tenía que morir,
resucitar, subir al cielo, sentarse a la derecha del Padre y cumplir todas sus
promesas en favor de las naciones. Y, después del cumplimiento de estas
promesas, cumplirá también la promesa de venir otra vez para pedir cuentas de
sus dones, para separar a los que se hicieron merecedores de su ira de quienes
se hicieron merecedores de su misericordia, para castigar a los impíos,
conforme lo había amenazado, y para recompensar a los justos, según lo había
prometido.
Todo esto debió ser profetizado y preanunciado para que no
atemorizara a nadie si acontecía de repente, sino que, siendo objeto de nuestra
fe, lo fuese también de una ardiente esperanza.
RESPONSORIO Mi 7, 19; Hch 10, 43
R. Nuestro Dios volverá a compadecerse, * extinguirá nuestras
culpas y arrojará al fondo del mar todos nuestros delitos.
V. Todos los profetas aseguran que cuantos tengan fe en él
recibirán por su nombre el perdón de sus pecados.
R. Extinguirá nuestras culpas y arrojará al fondo del mar todos
nuestros delitos.
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(11,28-30)*
En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es
llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Sirvamos al Señor con santidad todos nuestros días.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sirvamos al Señor con santidad
todos nuestros días.
PRECES
Oremos a nuestro Señor Jesucristo, que prometió estar con nosotros
todos los días hasta el fin del mundo, y digámosle confiados:
Escúchanos, Señor.
Quédate con nosotros, Señor, durante todo el día:
que la luz de tu gracia no conozca nunca el anochecer en nuestras vidas.
Que el trabajo de este día sea como una oblación sin defecto,
y que sea agradable a tus ojos.
Que en todas nuestras palabras y acciones seamos hoy luz del mundo
y sal de la tierra para cuantos nos traten.
Que la gracia del Espíritu Santo habite en nuestros corazones y resplandezca en
nuestras obras
para que así permanezcamos en tu amor y en tu alabanza.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Terminemos nuestra oración diciendo juntos las palabras del Señor y pidiendo al
Padre que nos libre de todo mal:
Padre nuestro...
ORACION
Envía, Señor, a nuestros corazones la abundancia de tu luz, para
que, avanzando siempre por el camino de tus mandatos, nos veamos libres de todo
error. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
MIERCOLES
SEMANA II
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: SEÑOR, TÚ ERES SANTO: YO ADORO, YO CREO.
Señor, tú eres santo: yo adoro, yo creo;
tu cielo es un libro de páginas bellas,
do en noches tranquilas mi símbolo leo,
que escribe tu mano con signos de estrellas.
En vano con sombras el caos se cierra:
tú miras al caos, la luz nace entonces;
tú mides las aguas que ciñen la tierra,
tú mides los siglos que muerden los bronces.
El mar a la tierra pregunta tu nombre,
la tierra a las aves que tienden su vuelo;
las aves lo ignoran; preguntan al hombre,
y el hombre lo ignora; pregúntanlo al cielo.
EI mar con sus ecos ha siglos que ensaya
formar ese nombre, y el mar no penetra
misterios tan hondos, muriendo en la playa,
sin que oigan los siglos o sílaba o letra.
Señor, tú eres santo: yo te amo, yo espero;
tus dulces bondades cautivan el alma;
mi pecho gastaron con diente de acero
los gustos del mundo, vacíos de calma.
Concede a mis penas la luz de bonanza,
la paz a mis noches, la paz a mis días;
tu amor a mi pecho, tu fe y tu esperanza,
que es bálsamo puro que al ánima envías. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro
salvador.
Salmo 61 - DIOS, ÚNICA ESPERANZA DEL JUSTO.
Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre
todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?
Sólo piensan en derribarme de mi altura,
y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.
Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.
Los hombres no son más que un soplo,
los nobles son apariencia:
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo.
No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas,
no les deis el corazón.
Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:
«Que Dios tiene el poder
y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aguardamos la alegre esperanza, la
aparición gloriosa de nuestro salvador.
Ant 2. Que Dios ilumine su rostro sobre
nosotros y nos bendiga.
Salmo 66 - QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que Dios ilumine su rostro sobre
nosotros y nos bendiga.
Ant 3. Todo fue creado por él y para él.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todo fue creado por él y para él.
LECTURA BREVE 1Pe 5, 5b-7
Sed humildes unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su
gracia a los humildes. Inclinaos bajo la poderosa mano de Dios, para que a su
tiempo os eleve. Descargad en él todas vuestras preocupaciones, porque él se
interesa por vosotros.
RESPONSORIO BREVE
V. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
V. A las sombras de tus alas escóndenos.
R. Como a las niñas de tus ojos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y
enaltece a los humildes.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Haz, Señor, proezas con tu brazo,
dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes.
PRECES
Aclamemos, hermanos, a Dios, nuestro salvador, que se complace en
enriquecernos con sus dones, y digámosle con fe:
Muéstranos, Señor, tu amor y danos tu paz.
Dios eterno, mil años en tu presencia son como un ayer que pasó;
ayúdanos a recordar siempre que nuestra vida es como una hierba que se renueva
por la mañana y se seca por la tarde.
Alimenta a tu pueblo con el maná para que no perezca de hambre
y dale el agua viva para que nunca más tenga sed.
Que tus fieles busquen y saboreen los bienes de arriba
y te glorifiquen también con su descanso.
Concede, Señor, buen tiempo a las cosechas,
para que la tierra dé fruto abundante.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Que los difuntos puedan contemplar tu faz
y que nosotros tengamos un día parte en su felicidad.
Confiemos nuestras súplicas a Dios nuestro Padre, terminando nuestra oración
con las palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, tu nombre es santo y tu misericordia llega a tus
fieles de generación en generación; atiende, pues, las súplicas de tu pueblo y
haz que pueda cantar eternamente tus alabanzas. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL MIERCOLES 13 DE DICIEMBRE 2023
*Lecturas del Miércoles de
la 2ª semana de Adviento*
Miércoles, 13 de diciembre de 2023
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (40,25-31):
«¿Con quién podréis compararme,
quién es semejante a mi?», dice el Santo.
Alzad los ojos a lo alto y mirad:
¿quién creó esto?
Es él, que despliega su ejército al completo
y a cada uno convoca por su nombre.
Ante su grandioso poder, y su robusta fuerza,
ninguno falta a su llamada.
¿Por qué andas diciendo, Jacob,
y por qué murmuras, Israel:
«Al Señor no le importa mi destino,
mi Dios pasa por alto mis derechos»?
¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído?
El Señor es un Dios eterno
que ha creado los confines de la tierra.
No se cansa, no se fatiga,
es insondable su inteligencia.
Fortalece a quien está cansado,
acrecienta el vigor del exhausto.
Se cansan los muchachos, se fatigan,
los jóvenes tropiezan y vacilan;
pero los que esperan en el Señor
renuevan sus fuerzas,
echan alas como las águilas,
corren y no se fatigan,
caminan y no se cansan.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 102,1-2.3-4.8.10
R/. Bendice, alma mía, al Señor
V/. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
V/. Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura. R/.
V/. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestro pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.
*Lecturas del Miércoles de
la 2ª semana de Adviento*
Miércoles,
13 de diciembre de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(11,28-30)*
En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es
llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
(Venid
a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso)
*El
Señor me ofrece un descanso que incluye sanación física y sanación interior. El Señor, me quiere ayudar,
él sabe que por estar distante de él, estoy fatigado, sobre cargado y en
ocasiones siento una derrota frente algunos acontecimientos. Es muy real que
vivo como un burro, queriendo cargar con los problemas y las dificultades que
pertenecen a otras personas; él sabe que murmuro y hago que murmuren otras
personas por mi culpa, él sabe también que les hago juicios a otras personas,
él sabe también que en ocasiones hablo mentiras para quedar bien, también sabe
de esos pensamientos feos e impuros que en alguna ocasiones tengo dentro. El
Señor sabe de todas mis enfermedades, el conoce todas esas cosas feas y
podridas que hay dentro de mí. Esta palabra me llena de una esperanza que sana,
de una esperanza que da fuerza, de una esperanza que lo puede todo y lo sana
todo. Entregar mi vida al Señor, es el inicio de la verdadera sanación física y
sanación interior. Una enfermedad tiene la misión de acercarme al Señor y la sanación
interior de llevarme al encuentro con Dios*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.