Musica Para el Alma
jueves, 1 de octubre de 2020
EVANGELIO DE MATEO 18,1-5.10 CICLO A
Fiesta de los Ángeles Custodios
Viernes, 2 de octubre de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san
Mateo (18,1-5.10):
*Sus ángeles están
viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial*.
1 En aquel momento se acercaron a Jesús los
discípulos y le dijeron: « ¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los
Cielos?»
2 El llamó a un niño, le puso en medio de
ellos
3 y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y
os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.
4 Así pues, quien se haga pequeño como este
niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos.
5 «Y el que reciba a un niño como éste en mi
nombre, a mí me recibe.
10 «Guardaos de menospreciar a uno de estos
pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente
el rostro de mi Padre que está en los cielos.
Palabra del Señor
(El llamó a un niño, le puso en medio de ellos)
*Cuando Moisés mandaron a matar los niños, cuando
Jesús también mandaron a matar los niños, en esta época hacen leyes para mandar
a matar los niños. Pareciera como que los niños no tienen
quien los proteja, quien los cuide. Pero cada persona cada niño tiene en la
vida un ángel custodio. El Señor me invita a ver la historia para que pueda
llegar a reconocer que también tengo un ángel custodio. Hay un amor que inicia
y nace en el útero, es un amor unido por un cordón umbilical, un embrión en
vías de desarrollo entrelazado y tejido por la madre y la nueva criatura que se
está gestando. Ese es el amor que el Señor quiere que pueda experimentar en mi
vida. Por eso me pone el ejemplo de un niño, para que pueda pensar, ver y
entender que no tengo que tener miedo en momento de oscuridad o dificulta
porque hay un ángel custodio que me cuida y me invita a ser respetuoso que mi
ángel custodio*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
ORACIÓN AL MEDIO DÍA EL ÁNGELUS
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL VIERNES 2. SANTOS ANGELES CUSTODIOS (MEMORIA OBLIGATORIA)
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
Viernes 2 de octubre
Santos Ángeles
Custodios, memoria obligatoria
VIERENES SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al
Señor, a quien sirven los ángeles.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, a quien sirven los
ángeles.
Himno
Ángel
santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día.
Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuentas todos mis pasos.
En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.
Ángel de Dios, que yo escuche
tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo
hacia Dios, que me lo envía.
Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.
En presencia de los ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Amén.
Salmodia
Salmo
62,2-9: El alma sedienta de Dios
Ant: El Señor
enviará a su ángel contigo y dirigirá tu camino.
Oh Dios,
tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El Señor
enviará a su ángel contigo y dirigirá tu camino.
Daniel
3,57-88.56: Toda la creación alabe al Señor
Ant: Bendito
sea Dios, que envió un ángel a salvar a sus siervos que confiaron en él.
Criaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Ant: Bendito
sea Dios, que envió un ángel a salvar a sus siervos que confiaron en él.
Salmo
149: Alegría de los santos
Ant: Ángeles,
y todos sus ejércitos, alabad al Señor.
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Ángeles,
y todos sus ejércitos, alabad al Señor.
Lectura
Bíblica
Ex
23,20-21a
Voy a enviarte un ángel por delante, para que te cuide en el
camino y te lleve al lugar que he preparado. Respétalo y obedécelo.
V/. Delante
de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
R/. Delante
de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
V/. Daré
gracias a tu nombre.
R/. Tañeré
para ti, Dios mío.
V/. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Delante
de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
Ant: Yo te confieso mi culpa, no me abandones, Señor, Dios mío.
Lectura
Bíblica
V/. Mis ojos
se consumen aguardando tu salvación.
R/. Y tu
promesa de justicia.
Manteneos
así en el Señor
Flp 3,17-4,9
Hermanos: Seguid mi ejemplo y fijaos en los que andan según el
modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo
repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz
de Cristo: su paradero es la perdición; su dios, el vientre; su gloria, sus
vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas.
Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde
aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo
humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para
sometérselo todo.
Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi
corona, manteneos así, en el Señor, queridos.
Recomiendo a Evodia y lo mismo a Síntique que piensen lo mismo en
el Señor; por supuesto, a ti en particular, leal compañero, te pido que las
ayudes, pues ellas lucharon a mi lado por el Evangelio, con Clemente y los
demás colaboradores míos, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.
Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.
Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os
preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de
gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús.
Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo,
puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo
que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el
Dios de la paz estará con vosotros.
R/. Esto es
lo que aseguro en el Señor: que no andéis ya como los gentiles, sino que os
esmeréis siempre en haceros el bien unos a otros y a todos. Ésta es la voluntad
de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros.
V/. Estad
siempre alegres, sed constantes en orar, dad gracias en toda ocasión.
R/. Ésta es
la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros.
Que te guarden en tus caminos
San Bernardo, abad
Sermón 12 sobre el salmo 90:
3,6-8 (Opera Omnia, ed. cisterc, 4 [1966], 458-462)
A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Den
gracias al Señor por su misericordia por las maravillas que hace con los
hombres. Den gracias y digan entre los gentiles: «El Señor ha estado grande con
ellos». Señor, ¿qué es el hombre para que le des importancia, para que te
ocupes de él? Porque te ocupas ciertamente de él, demuestras tu solicitud y tu
interés para con él. Llegas hasta enviarle tu Hijo único, le infundes tu
Espíritu, incluso le prometes la visión de tu rostro. Y, para que ninguno de
los seres celestiales deje de tomar parte en esta solicitud por nosotros,
envías a los espíritus bienaventurados para que nos sirvan y nos ayuden, los
constituyes nuestros guardianes, mandas que sean nuestros ayos.
A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos. Estas
palabras deben inspirarte una gran reverencia, deben infundirte una gran
devoción y conferirte una gran confianza. Reverencia por la presencia de los
ángeles, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia. Porque ellos
están presentes junto a ti, y lo están para tu bien. Están presentes para
protegerte, lo están en beneficio tuyo. Y, aunque lo están porque Dios les ha
dado esta orden, no por ello debemos dejar de estarles agradecidos, pues que
cumplen con tanto amor esta orden y nos ayudan en nuestras necesidades, que son
tan grandes.
Seamos, pues, devotos y agradecidos a unos guardianes tan eximios;
correspondamos a su amor, honrémoslos cuanto podamos y según debemos. Sin
embargo, no olvidemos que todo nuestro amor y honor ha de tener por objeto a
aquel de quien procede todo, tanto para ellos como para nosotros, gracias al
cual podemos amar y honrar, ser amados y honrados.
En él, hermanos, amemos con verdadero afecto a sus ángeles,
pensando que un día hemos de participar con ellos de la misma herencia y que,
mientras llega este día, el Padre los ha puesto junto a nosotros, a manera de
tutores y administradores. En efecto, ahora somos ya hijos de Dios, aunque ello
no es aún visible, ya que, por ser todavía menores de edad, estamos bajo
tutores y administradores, como si en nada nos distinguiéramos de los esclavos.
Por lo demás, aunque somos menores de edad y aunque nos queda por
recorrer un camino tan largo y tan peligroso, nada debemos temer bajo la
custodia de unos guardianes tan eximios. Ellos, los que nos guardan en nuestros
caminos, no pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos.
Son fieles, son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que
los sigamos, con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del
Omnipotente.
R/. A sus
ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; te llevarán en sus
palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra.
V/. No se te
acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda.
R/. Te
llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra.
Fiesta de los Ángeles Custodios
Viernes, 2 de octubre de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san
Mateo (18,1-5.10):
*Sus ángeles están
viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial*.
1 En aquel momento se acercaron a Jesús los
discípulos y le dijeron: « ¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los
Cielos?»
2 El llamó a un niño, le puso en medio de
ellos
3 y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y
os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.
4 Así pues, quien se haga pequeño como este
niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos.
5 «Y el que reciba a un niño como éste en mi
nombre, a mí me recibe.
10 «Guardaos de menospreciar a uno de estos
pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente
el rostro de mi Padre que está en los cielos.
Palabra del Señor
Cántico
Evangélico
Ant: Todos
ellos son espíritus en servicio activo, que se envían en ayuda de los que han
de heredar la salvación.
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Todos
ellos son espíritus en servicio activo, que se envían en ayuda de los que han
de heredar la salvación.
Preces
Confesemos, queridos
hermanos, al Señor, a quien asisten millares de ángeles, y aclamémosle gozosos:
Bendecid al Señor,
ángeles suyos
· - Oh Dios, que a tus ángeles has dado órdenes
para que nos guarden en nuestros caminos,
condúcenos hoy sin tropezar por tus sendas.
·
·
- Padre, cuyo rostro están siempre viendo nuestros ángeles en el
cielo,
haz que busquemos continuamente tu rostro.
·
·
- Oh Dios, cuyos hijos serán como ángeles del cielo,
danos la castidad del corazón y del cuerpo.
·
·
- Oh Dios, envía a Miguel, príncipe supremo, en auxilio de tu
pueblo,
a fin de que lo defienda en las batallas contra Satanás y sus ángeles.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres.
Ya que
Dios nos ha adoptado como hijos, oremos al Padre como nos enseñó el Señor:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea
tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Final
Oh Dios, que en tu providencia amorosa te has dignado enviar para
nuestra custodia a tus santos ángeles, concédenos, atento a nuestras súplicas,
vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R/. Amén.
Vísperas
Inicio
†
(se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. -Dios mío,
ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Ángel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día.
Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuentas todos mis pasos.
En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.
Ángel de Dios, que yo escuche
tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo
hacia Dios, que me lo envía.
Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.
En presencia de los ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Amén.
Salmodia
Salmo
33 - I: El Señor, salvación de los justos
Ant: El ángel
del señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen
y se alegren.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El ángel
del señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Salmo
33 - II:
Ant: Vive el
Señor, que su ángel me ha guardado.
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?
Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.
Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno sólo se quebrará.
La maldad da muerte al malvado,
los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a Él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Vive el
Señor, que su ángel me ha guardado.
Apocalipsis
11, 17-18;12, 10b-12a: El juicio de Dios
Ant: Bendecid
a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho.
Gracias te damos, Señor Dios
omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Bendecid
a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho.
Lectura
Bíblica
Ap 8,3-4
Vino un ángel con un incensario de oro, y se puso junto al altar.
Le entregaron muchos perfumes, para que aromatizara las oraciones de todos los
santos sobre el altar de oro situado delante del trono. Y por manos del ángel
subió a la presencia de Dios el humo de los perfumes, junto con las oraciones
de los santos.
V/. A sus ángeles Dios ha dado ordenes.
R/. A sus ángeles Dios ha dado ordenes.
V/. Para que te guarden en tus caminos.
R/. Dios ha dado ordenes.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. A sus ángeles Dios ha dado ordenes.
Cántico
Evangélico
Ant: Sus
ángeles están viendo siempre el rostro de mi Padre celestial.
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Sus
ángeles están viendo siempre el rostro de mi Padre celestial.
Preces
Pidamos al Señor, que, como los ángeles, poderosos ejecutores de
sus órdenes, seamos siempre prontos a la voz de su palabra. Démosle gracias,
diciendo:
Con los ángeles, cantamos el himno de tu gloria
· - Oh
Dios, que has constituido a los ángeles mensajeros de tus maravillas,
haz que con su ayuda, también nosotros comuniquemos a los hombres tus
proezas.
·
- Señor Altísimo, a quien los ángeles proclaman santo sin cesar,
haz que en la Iglesia resuene para ti la alabanza perenne.
·
- Tú que a tus ángeles has dado órdenes para que guarden a tus
siervos en sus caminos,
haz que todos los que viajan vuelvan con paz y alegría a sus hogares.
·
- Tú que mandaste a tus ángeles a anunciar la paz a los hombres,
haz que sugieran siempre a los gobernantes y a sus pueblos proyectos de paz.
·
- Cuando envíes a tus ángeles a reunir a tus elegidos de los
cuatro vientos,
haz que todos tus hijos sean contados entre los elegidos.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
Con el gozo que nos da el saber
que somos hijos de Dios, digamos con plena confianza:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Oh Dios, que en tu providencia amorosa te has dignado enviar para
nuestra custodia a tus santos ángeles, concédenos, atento a nuestras súplicas,
vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.