Musica Para el Alma
jueves, 7 de enero de 2021
EVANGELIO DE MARCOS 6,34-44 CICLO B
Lecturas del 8 de Enero. Feria de
Navidad
Viernes, 8 de enero de 2021
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Marcos (6,34-44):
34 Y al desembarcar, vio mucha gente,
sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se
puso a enseñarles muchas cosas.
35 Era ya una hora muy avanzada cuando se le
acercaron sus discípulos y le dijeron: «El lugar está deshabitado y ya es hora
avanzada.
36 Despídelos para que vayan a las aldeas y
pueblos del contorno a comprarse de comer.»
37 Él les contestó: «Dadles vosotros de
comer.» Ellos le dicen: «¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan
para darles de comer?»
38 Él les dice: «¿Cuántos panes tenéis? Id a
ver.» Después de haberse cerciorado, le dicen: «Cinco, y dos peces.»
39 Entonces les mandó que se acomodaran
todos por grupos sobre la verde hierba.
40 Y se acomodaron por grupos de cien y de
cincuenta.
41 Y tomando los cinco panes y los dos
peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes
y los iba dando a los discípulos para que se los fueran sirviendo. También
repartió entre todos los dos peces.
42 Comieron todos y se saciaron.
43 Y recogieron las sobras, doce canastos
llenos y también lo de los peces.
44 Los que comieron los panes fueron 5.000
hombres.
Palabra del Señor
(Él
les replicó: «Dadles vosotros de comer)
*Es
impresionante la sabiduría y el poder del Señor, como tiene esa facilidad de mirar
en lo escondido. Los discípulos les dicen al Señor despídelo y el Señor les
dice a ellos acójanlos. El Señor les mostró, les enseño como es que hay que
atender al necesitado, al que desea escuchar su Palabra. Esto es una gran
lección para mí, porque es con lo poco que tengo, que cuidad de los demás. Solo
tengo un corazón, pero de ese solo corazón es que el Señor quiere valerse para
que de mí, pueda salir el deseo de amor a todo ser viviente. Y eso lo puedo ver
en esta lectura, eran doce discípulos y sobraron doce cestos llenos de pan,
cada discípulo toco un cesto de pan. Pero no son para ellos saciarse, es para
que ellos estén siempre dispuesto a repartir el pan de la Palabra con el que se
siente necesitado de tener un encuentro personal con el
Señor*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
EL ANGELUS
El Ángelus
V/. El ángel del Señor anunció a María.
R/. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…
V/. He aquí la esclava del Señor.
R/. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María…
V/. Y el Verbo de Dios se hizo carne.
R/. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María…
V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oración
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de su resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.
*El que Desea y Quiere amar, con el corazón según El Señor: llegará a ser, Santo*
EL SANTO ROSARIO
.Misterios Gloriosos (MIERCOLES Y DOMINGOS)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Resurrección del Señor (MATEO 28,1-10)
.2º La Ascensión de Nuestro Señor a los cielos (HECHOS 1,3-11)
.3º La Venida del Espíritu Santo (HECHOS 2,1-13)
4º La Asunción de Nuestra Señora (De la Constitución Apostólica Deus del papa Pío XXII )
.5º La Coronación de Nuestra Señora, como Reina de cielo y tierra. (Constitución Dogmática Sobre la Iglesia. Lumen Gentium 59)
.
Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Misterios Gozosos (LUNES Y SABADOS)
.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 26-38)
2º La Visitación de María a su prima Isabel. (Lc 1, 39-56)
3º El Nacimiento del niño Dios. (Lc 2, 1-20)
4º Presentación del Niño en el Templo. (Lc 2,21-35)
5º El niño perdido y hallado en el templo. (Lc 2,41-52)
.Oremos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
.Misterios Dolorosos (MARTES Y VIERNES)
.Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º La oración del huerto. (LUCAS 22,39-46)
.2º La Flagelación de nuestro Señor. (Jn 18,33-19,1)
.3º La Coronación de espinas. (MARCOS 15,16-20)
.4º Jesús con la Cruz a cuestas. (LUCAS 23,26-32)
.5º La Crucifixión y muerte. (MARCOS 15,22-39)
Oremos:
Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
.Misterios Luminosos (JUEVES)
.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos…
.1º El Bautismo del Señor (MATEO 3, 13-17)
.2º La Boda de Caná (JUAN 2,1-11)
.3º La Proclamación del Reino de Dios (MARCOS 1, 14-15)
.4º La Transfiguración (MATEO 17,1-5)
.5º La Institución de la Eucaristía (MATEO 26, 26-28)
.
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, luz de los que en ti creen, que la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos por el esplendor de tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
LAS LAUDES DEL VIERNES 8. SAN SEVERIANO, PREDICADOR
*LAS
LAUDES. San Severino, Predicador*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
Laudes – Viernes
8 DE ENERO 2021
Invitatorio
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: A Cristo, que se nos ha manifestado, venid,
adorémosle.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este
«hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
Reyes que venís por ellas,
no busquéis estrellas ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Mirando sus luces bellas,
no sigáis la vuestra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Aquí parad, que aquí está
quien luz a los cielos da:
Dios es el puerto más cierto,
y si habéis hallado puerto
no busquéis estrellas ya.
No busquéis la estrella ahora:
que su luz ha oscurecido
este Sol recién nacido
en esta Virgen Aurora.
Ya no hallaréis luz en ellas,
el Niño os alumbra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Aunque eclipsarse pretende,
no reparéis en su llanto,
porque nunca llueve tanto
como cuando el sol se enciende.
Aquellas lágrimas bellas
la estrella oscurecen ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas. Amén.
Salmodia
Antífona 1: Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo
desprecias, Señor.
Salmo 50
Misericordia, Dios mío
Renovaos
en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana. (Ef
4,23-24)
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Antífona 2: En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Ha
3,2-4.13a.15-19
Justicia de Dios
Levantaos,
alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. (Lc 21,28)
Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra.
En medio de los años, realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto, acuérdate de la misericordia.
El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.
Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.
Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar;
gimo ante el día de angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.
Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios, mi salvador.
El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.
Antífona 3: Glorifica al Señor, Jerusalén.
Salmo
147,12-20
Acción de gracias por la
restauración de Jerusalén
Ven acá, voy
a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero (Ap 21,9)
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Lectura Breve
Is 4, 2-3
Aquel día, el vástago del Señor será joya y gloria, fruto del
país, honor y ornamento para los supervivientes de Israel. A los que queden en
Sión, a los restantes en Jerusalén, los llamarán santos: serán inscritos para
vivir en Jerusalén.
Responsorio Breve
V. Se postrarán ante él todos los reyes.
R. Se, postrarán ante él todos los reyes.
V. Todos los pueblos le servirán.
R. Y todos los reyes.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Se postrarán ante él todos los reyes.
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
V. Él envía su mensaje a la tierra.
Lecturas
Primera Lectura
Del libro del profeta Isaías 62 1-12
CERCANÍA DE LA REDENCIÓN
Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que despunte la aurora de su justicia y su salvación llamee como
antorcha.
Los pueblos verán tu justicia, y los reyes, tu gloria; te pondrán un nombre
nuevo pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del
Señor y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán «Abandonada»; ni a tu tierra, «Devastada»; a ti te llamarán
«Mi favorita», y a tu tierra, «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y
tu tierra tendrá marido.
Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la
alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo. Sobre
tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas: ni de día ni de noche
callarán.
¡Vosotros, los que os encargáis de que el Señor no se olvide, no os concedáis
reposo! No le deis tampoco a él descanso, hasta que restablezca a Jerusalén,
hasta que haga de ella la gloria de toda la tierra.
El Señor lo ha jurado por su diestra y por su brazo poderoso:
«Ya no entregaré tu trigo para que se lo coman tus enemigos; ya no se beberán
tu vino los extranjeros, tu vino por el que tú trabajaste. Los que lo cosechen
lo comerán y alabarán al Señor; los que lo vendimien lo beberán en mis atrios
sagrados.» Pasad, pasad por las puertas, despejad el camino para el pueblo;
allanad, allanad la calzada, limpiadla de piedras; izad una bandera para las
naciones.
El Señor hace oír esto hasta
los confines de la tierra: «Decid a la ciudad de Sión: Mira a tu Salvador que
llega, el premio de su victoria lo acompaña, su recompensa lo precede. Los
llamarán "Pueblo santo", "Redimidos del Señor"; y a ti te
llamarán "Buscada", "Ciudad no abandonada".»
Responsorio
R. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes, tu gloria; * y
te pondrán un nombre nuevo pronunciado por la boca del Señor.
V. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en
la palma de tu Dios.
R. Y te pondrán un nombre nuevo pronunciado por la boca del
Señor.
Segunda Lectura
Del Sermón en la santa Teofanía, atribuido a san Hipólito,
presbítero
(Núms. 2. 6-8.10: PG 10, 854. 858-859. 862)
EL AGUA Y EL ESPÍRITU
Jesús fue a donde Juan y recibió de él el bautismo. Cosa realmente
admirable. La corriente inextinguible que alegra la ciudad de Dios es lavada con
un poco de agua. La fuente inalcanzable, que hace germinar la vida para todos
los hombres y que nunca se agota, se sumerge en unas aguas pequeñas y
temporales.
El que se halla presente en todas partes y jamás se ausenta, el que es
incomprensible para los ángeles y está lejos de las miradas de los hombres, se
acercó al bautismo cuando él quiso. Se abrió el cielo, y vino una voz del cielo
que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.» El amado produce amor, y
la luz inmaterial genera una luz inaccesible: «Éste es el que se llamó hijo de
José, es mi Unigénito según la esencia divina.»
Este es mi Hijo, el amado: aquel que pasó hambre, y dio de comer a innumerables
multitudes; que trabajaba, y confortaba a los que trabajaban; que no tenía
dónde reclinar su cabeza, y lo había creado todo con su mano; que padeció, y
curaba todos los padecimientos; que recibió bofetadas, y dio al mundo la
libertad; que fue herido en el costado, y curó el costado de Adán.
Pero prestadme cuidadosamente atención: quiero acudir a la fuente de la vida,
quiero contemplar esa fuente medicinal.
El Padre de la inmortalidad envió al mundo a su Hijo, Palabra inmortal, que
vino a los hombres para lavarlos con el agua y el Espíritu: y, para
regenerarnos con la incorruptibilidad del alma y del cuerpo, insufló en
nosotros el espíritu de vida y nos vistió con una armadura incorruptible.
Si, pues, el hombre ha sido hecho inmortal, también será dios. Y si se ve hecho
dios por la regeneración del baño del bautismo, en virtud del agua y del Espíritu
Santo, resulta también que después de la resurrección de entre los muertos será
coheredero de Cristo.
Por lo cual, grito con voz de pregonero: Venid, las tribus todas de las gentes,
al bautismo de la inmortalidad. Ésta es el agua unida con el Espíritu, con la
que se riega el paraíso, se fecunda la tierra, las plantas crecen, los animales
se multiplican; y, en definitiva, el agua por la que el hombre regenerado se vivifica,
con la que Cristo fue bautizado, sobre la que descendió el Espíritu Santo en
forma de paloma.
Y el que desciende con fe a este baño de regeneración renuncia al diablo y se
entrega a Cristo, reniega del enemigo y confiesa que Cristo es Dios, se libra
de la esclavitud y se reviste de la adopción, y vuelve del bautismo tan
espléndido como el sol, fulgurante de rayos de justicia; y, lo que es el máximo
don, se convierte en hijo de Dios y coheredero de Cristo.
A él la gloria y el poder, junto con el Espíritu Santo, bueno y vivificante,
ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Responsorio Jn 1, 32. 34. 33
R. Vi al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma y
posarse sobre él; * y, después que lo he visto, testifico que es el Hijo de
Dios.
V. El que me envió a bautizar con agua me dijo: «Aquel sobre
quien veas descender el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que bautiza con
el Espíritu Santo.»
R. Y, después que lo he visto, testifico que es el Hijo de
Dios.
Lecturas del 8 de Enero. Feria de
Navidad
Viernes, 8 de enero de 2021
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Marcos (6,34-44):
34 Y al desembarcar, vio mucha gente,
sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se
puso a enseñarles muchas cosas.
35 Era ya una hora muy avanzada cuando se le
acercaron sus discípulos y le dijeron: «El lugar está deshabitado y ya es hora
avanzada.
36 Despídelos para que vayan a las aldeas y
pueblos del contorno a comprarse de comer.»
37 Él les contestó: «Dadles vosotros de
comer.» Ellos le dicen: «¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan
para darles de comer?»
38 Él les dice: «¿Cuántos panes tenéis? Id a
ver.» Después de haberse cerciorado, le dicen: «Cinco, y dos peces.»
39 Entonces les mandó que se acomodaran
todos por grupos sobre la verde hierba.
40 Y se acomodaron por grupos de cien y de
cincuenta.
41 Y tomando los cinco panes y los dos
peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes
y los iba dando a los discípulos para que se los fueran sirviendo. También
repartió entre todos los dos peces.
42 Comieron todos y se saciaron.
43 Y recogieron las sobras, doce canastos
llenos y también lo de los peces.
44 Los que comieron los panes fueron 5.000
hombres.
Palabra del Señor
Canto Evangélico
Antifona: Tres son los regalos que ofrecieron los magos al Señor, al
Hijo de Dios, al gran Rey:
oro, incienso y mirra. Aleluya.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Celebremos la misericordia de Cristo, que ha venido al mundo para
que la creación se viera liberada de la esclavitud de la corrupción y pudiera
entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios; seguros, pues, de este
amor que Dios nos tiene, digamos:
*Por tu nacimiento, líbranos, Señor, de todo mal*.
Tú, Señor, que existiendo, desde siempre has querido asumir una vida nueva al
hacerte hombre, — renuévanos a nosotros por el misterio de tu nacimiento.
Tú que, sin dejar de ser Dios como el Padre, quisiste hacerte hombre como
nosotros, — haz que nuestra vida alcance su plenitud por la participación en tu
vida divina.
Tú que al venir al mundo has querido ser luz de los paganos y maestro de todos
los hombres, — haz que tu palabra sea antorcha para nuestros pasos.
Palabra de Dios, que te hiciste carne en el seno de María Virgen y viniste al
mundo, — dígnate habitar siempre por la fe en nuestros corazones.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Con el deseo de que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres y que su amor
se extienda por toda la tierra, pidamos al Padre que su reino venga a nosotros:
Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Señor, Dios nuestro, cuyo Hijo se manifestó en la realidad de
nuestra carne, concédenos
poder transformarnos interiormente a imagen de aquel que hemos conocido
semejante a
nosotros en su humanidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
*San Severino, Predicador*
Murió el 9 de enero del año 482, pronunciado la última frase del
último salmo de la S. Biblia (el 150): "Todo ser que tiene vida, alabe al
Señor".
Había nacido probablemente en Roma el año 410. Es patrono de Viena
(Austria) y de Baviera (Alemania).
Su biografía la escribió su discípulo Eugipio.
A nadie decía que era de Roma (la capital del mundo en ese
entonces) ni que provenía de una familia noble y rica, pero su perfecto modo de
hablar el latín y sus exquisitos modales y su trato finísmo lo decían.
San Severino tenía el don de profecía (anunciar el futuro) y el
don de consejo, dos preciosos dones que el Espíritu Santo regala a quienes le
rezan con mucha fe.
Se fue a misionar en las orillas del río Danubio en Austria y
anunció a las gentes de la ciudad de Astura que si no dejaban sus vicios y no
se dedicaban a rezar más y a hacer sacrificios, iban a sufrir un gran castigo.
Nadie le hizo caso, y entonces él, declarando que no se hacía responsable de la
mala voluntad de esas cabezas tan duras, se fue a la ciudad de Cumana. Pocos
días después llegaron los terribles "Hunos", bárbaros de Hungría, y
destruyeron totalmente la ciudad de Astura, y mataron a casi todos sus
habitantes.
En Cumana, el santo anunció que esa ciudad también iba a recibir
castigos si la gente no se convertía. Al principio nadie le hacía caso, pero
luego llegó un prófugo que había logrado huir de Astura y les dijo: "Nada
de lo terrible que nos sucedió en mi ciudad habría sucedido si le hubiéramos
hecho caso a los consejos de este santo. El quiso liberarnos, pero nosotros no
quisimos dejarnos ayudar". Entonces las gentes se fueron a los templos a
orar y se cerraron las cantinas, y empezaron a portarse mejor y a hacer
pequeños sacrificios, y cuando ya los bárbaros estaban llegando, un tremendo
terremoto los hizo salir huyendo. Y no entraron a destruir la ciudad.
En Faviana, una ciudad que quedaba junto al Danubio, había mucha
carestía porque la nieve no dejaba llegar barcos con comestibles. San Severino
amenazó con castigos del cielo a los que habían guardado alimentos en gran
cantidad, si no los repartían. Ellos le hicieron caso y los repartieron.
Entonces el santo, acompañado de mucho pueblo, se puso a orar y el hielo del
río Danubio se derritió y llegaron barcos con provisiones.
Su discípulo preferido, Bonoso, sufría mucho de un mal de ojos.
San Severino curaba milagrosamente a muchos enfermos, pero a su discípulo no lo
quiso curar, porque le decía: "Enfermo puedes llegar a ser santo. Pero si
estás muy sano te vas a perder." Y por 40 años sufrió Bonoso su
enfermedad, pero llegó a buen grado de santidad.
El santo iba repitiendo por todas partes aquella frase de la S.
Biblia: "Para los que hacen el bien, habrá gloria, honor y paz. Pero para
los que hacen el mal, la tristeza y castigos vendrán" (Romanos 2). Y
anunciaba que no es cierto lo que se imaginan muchos pecadores: "He pecado
y nada malo me ha pasado". Pues todo pecado trae castigos del cielo. Y
esto detenía a muchos y les impedía seguir por el camino del vicio y del mal.
San Severino era muy inclinado por temperamento a vivir retirado
rezando y por eso durante 30 años fue fundando monasterios, pero las
inspiraciones del cielo le mandaban irse a las multitudes a predicar penitencia
y conversión. Buscando pecadores para convertir recorría aquellas inmensas
llanuras de Austria y Alemania, siempre descalzo, aunque estuviera andando
sobre las más heladas nieves, sin comer nada jamás antes de que se ocultara el
sol cada día; reuniendo multitudes para predicarles la penitencia y la
necesidad de ayudar al pobre y sanando enfermos, despertando en sus oyentes una
gran confianza en Dios y un serio temor a ofenderle; vistiendo siempre una
túnica desgastada y vieja, pero venerado y respetado por cristianos y bárbaros,
y por pobres y ricos, pues todos lo consideraban un verdadero santo.
Se encontró con Odoacro, un pequeño reyezuelo, y le dijo
proféticamente: "Hoy te vistes simplemente con una piel sobre el hombro.
Pronto repartirás entre los tuyos los lujos de la capital del mundo". Y
así sucedió. Odoacro con sus Hérulos conquistó Roma, y por cariño a San
Severino respetó el cristianismo y lo apoyó.
Cuando Odoacro desde Roma le mandó ofrecer toda clase de regalos y
de honores, el santo lo único que le pidió fue que respetara la religión y que
a un pobre hombre que habían desterrado injustamente, le concediera la gracia
de poder volver a su patria y a su familia. Así se hizo.
Giboldo, rey de los bárbaros alamanos, pensaba destruir la ciudad
de Batavia, San Severino le rogó por la ciudad y el rey bárbaro le perdonó por
el extraordinario aprecio que le tenía a la santidad de este hombre.
En otra ciudad predicó la necesidad de hacer penitencia. La gente
dijo que en vez de enseñarles a hacer penitencia les ayudara a comerciar con
otras ciudades. El les respondió: "¿Para qué comerciar, si esta ciudad se
va a convertir en un desierto a causa de la maldad de sus habitantes?". Y
se alejó de la ciudad. Poco después llegaron los bárbaros y destruyeron la
ciudad y mataron a mucha gente.
En Tulnman llegó una terrible plaga que destruía todos los
cultivos. La gente acudió a San Severino, el cual les dijo: "El remedio es
rezar, dar limosnas a los pobres y hacer penitencia". Toda la gente se fue
al templo a rezar con él. Menos un hacendado que se quedó en su campo por
pereza de ir a rezar. A los tres días la plaga se había ido de todas las demás
fincas, menos de la inca del haciendo perezoso, el cual vio devorada por plagas
toda su cosecha de ese año.
En Kuntzing, ciudad a las orillas del Danubio, este río hacía
grandes destrozos en sus inundaciones, y le hacía mucho daño al templo católico
que estaba construido a la orilla de las aguas. San Severino llegó, colocó una
gran cruz en la puerta de la Iglesia y dijo al Danubio: "No te dejará mi
Señor Jesucristo que pases del sitio donde está su santa cruz". El río
obedeció siempre y ya nunca pasaron sus crecientes del lugar donde estaba la
cruz puesta por el santo.
El 6 de enero del año 482, fiesta de la Epifanía, sintió que se
iba a morir, llamó entonces a las autoridades civiles de la ciudad y les dijo:
"Si quieren tener la bendición de Dios respeten mucho los derechos de los
demás. Ayuden a los necesitados y esmérense por ayudar todo lo más posible a
los monasterios y a los templos". Y entonando el salmo 150 se murió, el 8
de enero.
A los seis años fueron a sacar sus restos y lo encontraron
incorrupto, como si estuviera recién enterrado. Al levantarle los párpados
vieron que sus bellos ojos azules brillaban como si apenas estuviera dormido.
Sus restos han sido venerados por muchos siglos, en Nápoles.
En Austria todavía se conserva en uno de los conventos fundados
por él, la celda donde el santo pasaba horas y horas rezando por la conversión
de los pecadores y la paz del mundo.