TIEMPO DE CUARESMA
MARTES DE LA SEMANA V
Del Propio del Tiempo. Salterio I.
9 de abril
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros
murió, venid, adorémosle.»
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor, que por
nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.»
Himno: EDIFICASTE UNA TORRE
Edificaste una torre
para tu huerta florida;
un lagar para tu vino
y, para el vino, una viña.
Y la viña no dio uvas,
ni el lagar buena bebida:
sólo racimos amargos
y zumos de amarga tinta.
Edificaste una torre,
Señor, para tu guarida;
un huerto de dulces frutos,
una noria de aguas limpias,
un blanco silencio de horas
y un verde beso de brisas.
Y esta casa que es tu torre,
este mi cuerpo de arcilla,
esta sangre que es tu sangre
y esta herida que es tu herida
te dieron frutos amargos,
amargas uvas y espinas.
¡Rompe, Señor, tu silencio,
rompe tu silencio y grita!
Que mi lagar enrojezca
cuando tu planta lo pise,
y que tu mesa se endulce
con el vino de tu viña. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá
al monte del Señor.
Salmo 23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
El la fundó sobre los mares,
El la afianzó sobre los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El hombre de manos
inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.
Ant 2. Ensalzad con
vuestras obras al rey de los siglos.
Cántico: ESPERANZA DE ISRAEL EN BABILONIA Tb 13,
1-10
Bendito sea Dios, que vive eternamente,
y cuyo reino dura por los siglos:
él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.
Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro Padre por todos los siglos.
Él nos azota por nuestros delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre todas las naciones
por donde estáis dispersados.
Si volvéis a él de todo corazón
y con toda el alma,
siendo sinceros con él,
él volverá a vosotros
y no os ocultará su rostro.
Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos.
Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.
Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión.
Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo,
y me alegraré de su grandeza.
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ensalzad con
vuestras obras al rey de los siglos.
Ant 3. El Señor merece la
alabanza de los buenos.
Salmo 32 - HIMNO AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DE
DIOS
Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando vuestra música con aclamaciones:
que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales,
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano.
Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y existió;
él lo mandó, y surgió.
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres;
desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.
No vence el rey por su gran ejército,
no escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada valen sus caballos para la victoria,
ni por su gran ejército se salva.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros esperamos en el Señor:
él es nuestro auxilio y escudo,
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor merece la
alabanza de los buenos.
LECTURA BREVE Za 12, 10-11a
Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un
espíritu de gracia y de oración. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán
llanto como llanto por el hijo único y llorarán como se llora al primogénito.
Aquel día será grande el luto de Jerusalén.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de
la red del cazador.
V. Me cubrirá con su
plumaje.
R. Él me librará de
la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de
la red del cazador.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los Hebreos 11, 20-31
LA FE DE LOS ANTIGUOS PADRES
Hermanos: Por la fe, puesta la mirada en el futuro, bendijo Isaac a Jacob y
Esaú.
Por la fe bendijo Jacob, al morir, a los dos hijos de José, y se inclinó,
apoyándose en la extremidad de su báculo.
Por la fe José, al final de su vida, evocó el éxodo de los hijos de Israel, y
dio órdenes sobre lo que había de hacerse con sus huesos.
Por la fe Moisés, recién nacido, fue ocultado durante tres meses por sus
padres, porque vieron que era un niño encantador y no se dejaron amedrentar por
el decreto del rey.
Por la fe Moisés, siendo ya adulto, rehusó ser llamado hijo de una hija del
Faraón, y prefirió sufrir males con el pueblo de Dios a disfrutar de las
ventajas pasajeras del pecado, y tuvo por mayor riqueza el oprobio de Cristo
que los tesoros de Egipto, pues tenía la mirada puesta en la recompensa.
Por la fe abandonó Egipto sin miedo a las iras del rey, y perseveró firme en su
propósito, como si contemplase al Invisible.
Por la fe celebró la Pascua e hizo la aspersión de la sangre, para que el ángel
exterminador no tocase a los primogénitos de Israel.
Por la fe atravesaron el mar Rojo, como si fuese tierra firme, mientras los
egipcios eran devorados por las aguas cuando intentaron pasar por él.
Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después que los israelitas dieron
vueltas en derredor durante siete días.
Por la fe Rahab, la meretriz, no pereció con los incrédulos, por haber acogido
amistosamente a los exploradores.
RESPONSORIO Hb 11, 24-26a
R. Por la fe Moisés, siendo ya adulto, rehusó ser llamado hijo de una
hija del Faraón, * y prefirió sufrir males con el pueblo de Dios a disfrutar de
las ventajas del pecado.
V. Tuvo por mayor riqueza el oprobio de Cristo que los tesoros de
Egipto.
R. y prefirió sufrir males con el pueblo de Dios a disfrutar de las
ventajas del pecado.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san León Magno, papa
(Sermón 8 Sobre la pasión del Señor, 6-8: PL 54, 340-342)
LA CRUZ DE CRISTO FUENTE DE TODA BENDICIÓN y ORIGEN DE TODA GRACIA
Nuestro entendimiento, iluminado por el Espíritu de la verdad, debe aceptar con
corazón puro y libre la gloria de la cruz, que irradia sobre el cielo y la
tierra, y penetrar con su mirada interior el sentido de las palabras del Señor,
cuando habla de la inminencia de su pasión: Ya ha llegado la hora en que va a
ser glorificado el Hijo del hombre. Y un poco más adelante: Ahora -dice- mi
alma está agitada, y ¿qué voy a decir? ¿Padre, líbrame de esta hora? ¡Pero si
precisamente para esto he llegado a esta hora! Padre, glorifica a tu Hijo. Y como
llegase del cielo la voz del Padre, que decía: Lo he glorificado y lo
glorificaré de nuevo, Jesús, dirigiéndose a los circunstantes, dijo: No por mí,
sino por vosotros se ha dejado oír esta voz. Ahora viene la condenación de este
mundo; ahora el señor de este mundo va a ser arrojado fuera. Y yo, cuando sea
levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.
¡Oh admirable poder de la cruz! ¡Oh inefable gloria de la pasión! En ella se
encuentra el tribunal del Señor, el juicio del mundo, el poder del crucificado.
Atrajiste a todos hacia ti, Señor, a fin de que el culto de todas las naciones
del orbe celebrara, mediante un sacramento pleno y manifiesto, lo que se
realizaba en el templo de Judea sólo como sombra y figura.
Ahora, en efecto, es más ilustre el orden de los levitas, más alta la dignidad
de los ancianos, más sagrada la unción de los sacerdotes; porque tu cruz es la
fuente de toda bendición, el origen de toda gracia; por ella, los creyentes
reciben, de la debilidad, la fuerza, del oprobio, la gloria y, de la muerte, la
vida. Ahora, asimismo, abolida la multiplicidad de los antiguos sacrificios, la
única oblación de tu cuerpo y sangre lleva a su plenitud los diferentes
sacrificios carnales; porque tú eres el verdadero Cordero de Dios, que quitas
el pecado del mundo; y así, en tu persona, llevas a la perfección todos los
misterios, para que todos los pueblos constituyan un solo reino, del mismo modo
que todas las víctimas ceden el lugar al único sacrificio.
Confesemos, pues, hermanos, lo que la voz del bienaventurado maestro de las
naciones, el apóstol Pablo, confesó gloriosamente: Sentencia verdadera y digna
de universal adhesión es ésta: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los
pecadores.
En efecto, tanto más admirable es la misericordia de Dios para con nosotros,
cuanto que Cristo murió, no por los justos o los santos, sino por los pecadores
y los injustos; y, como era imposible que la naturaleza divina experimentase el
aguijón de la muerte, tomó, naciendo de nosotros, una naturaleza que pudiera
ofrecer por nosotros.
Ya mucho antes amenazaba a nuestra muerte con el poder de su propia muerte,
diciendo por boca del profeta Oseas: Oh muerte, yo seré tu muerte; país de los
muertos, yo seré tu aguijón. Al morir, en efecto, se sometió al poder del país
de los muertos, pero lo destruyó con su resurrección; sucumbiendo al peso de
una muerte que no hacía excepción, la convirtió de eterna en temporal. Porque
lo mismo que en Adán todos mueren, en Cristo todos serán llamados de nuevo a la
vida.
RESPONSORIO Col 2, 14-15; Jn 8, 28
R. Cristo canceló la nota de cargo de nuestra deuda, que contenía
cláusulas desfavorables contra nosotros, la arrancó de en medio y la clavó en
la cruz. * Con esto despojó a los Principados y Potestades, y los expuso a la
vista de todos, incorporándolos a su cortejo triunfal.
V. Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, entonces sabréis que
«Yo soy».
R. Con esto despojó a los Principados y Potestades, y los expuso a la
vista de todos, incorporándolos a su cortejo triunfal.
Martes, 9
de abril de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (8,21-30):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no
podéis venir vosotros». Y los judíos comentaban: « ¿Será que va a suicidarse, y
por eso dice: “Donde yo voy no podéis venir vosotros”?». Y él les dijo:
«Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este
mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis en vuestros
pecados: pues, si no creéis que Yo soy, moriréis en vuestros pecados». Ellos le
decían: « ¿Quién eres tú?». Jesús les contestó: «Lo que os estoy diciendo desde
el principio. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me
ha enviado es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él».
Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús: «Cuando
levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que “Yo soy”, y que no hago nada
por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió
está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada».
Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre,
entonces sabréis que "Yo soy"», dice el Señor.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Cuando levantéis
en alto al Hijo del hombre, entonces sabréis que "Yo soy"», dice el
Señor.
PRECES
Bendigamos a Cristo, pan vivo bajado del cielo, y
digámosle:
Cristo, pan de las almas y salvación de los
hombres, fortalece nuestra debilidad.
Señor, sacia nuestra hambre en el banquete de tu eucaristía
y danos participar plenamente de los bienes de tu sacrificio pascual.
Cristo, pan de las almas y salvación de los
hombres, fortalece nuestra debilidad
Concédenos, Maestro bueno, escuchar tu palabra con un corazón noble
y haz que perseveremos hasta dar fruto.
Cristo, pan de las almas y salvación de los
hombres, fortalece nuestra debilidad
Que con nuestro trabajo, Señor, cooperemos contigo para mejorar el mundo,
para que así, por la acción de tu Iglesia, reine en él la paz.
Cristo, pan de las almas y salvación de los
hombres, fortalece nuestra debilidad
Reconocemos, Señor, que hemos pecado;
perdona nuestras faltas por tu gran misericordia.
Cristo, pan de las almas y salvación de los
hombres, fortalece nuestra debilidad
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Unidos fraternalmente, acudamos ahora al Padre de todos:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Señor, ser perseverantes en el fiel
cumplimiento de tu voluntad, para que en nuestros días crezca tu pueblo no sólo
en número, sino también en santidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.