Musica Para el Alma
jueves, 30 de diciembre de 2021
JUAN 1,1-18 CICLO C
*Lecturas
del Día VII dentro de la Octava de Navidad*
Viernes, 31 de diciembre de 2021
Evangelio
*Comienzo
del santo evangelio según san Juan (1,1-18)*
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la
Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de
la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En
la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la
tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que
se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para
que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La
Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el
mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les
da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de
sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se
hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria
propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da
testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene
detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su
plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por
medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios
nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien
lo ha contado.
Palabra del Señor
(Pero a cuantos la recibieron,
les dio poder de ser hijos de Dios).
*Esta lectura para mí, tiene su centro en el amor y
en la misericordia del Dios creador, el Dios que hace, que las cosas sucedan.
Juan el Bautista, nunca se cansó de gritar: Arrepentíos y convertíos. Dios, manda
a su hijo a mi vida con la firme y clara decisión de hacerme su hijo por
adopción, e hizo que la palabra se hiciera carne y pudiera habitar dentro de mi
corazón. La buena noticia para mí es que el Señor, a todos los que desean
recibir "A su Hijo, y Su Palabra" les da poder de ser hijo de Dios.
El Señor, atreves de su hijo me hace una invitación para que me decida de una
vez y para siempre entrar en la gracia de amar su voluntad*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a
ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL VIERNES 31
*LAS LAUDES
Y LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre;
limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina
mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y
devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia
de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
*Séptimo
día de la octava de Navidad, feria*
Laudes
Inicio
†
(se hace la
señal de la cruz sobre los labios mientras se dice:)
V/. -Señor,
Ábreme los labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
Salmo
94: Invitación a la alabanza divina
Ant: A Cristo,
que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy» (Hb 3,13)
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
-se repite la antífona
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
-se repite la antífona
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
-se repite la antífona
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
-se repite la antífona
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
-se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: A Cristo,
que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle.
Himno
Entonad
los aires
con voz celestial:
«Dios niño ha nacido
pobre en un portal.»
Anúnciale el ángel
la nueva al pastor,
que niño ha nacido
nuestro Salvador.
Adoran pastores
en sombras al Sol,
que niño ha nacido,
de una Virgen, Dios.
Haciéndose hombre,
al hombre salvó.
Un niño ha nacido,
ha nacido Dios. Amén.
Primer
Salmo
Salmo
62,2-9: El alma sedienta de Dios
Ant: «¿A Quién
habéis visto pastores? Hablad, contádnoslo. ¿Quién se ha aparecido en la
tierra?» «Hemos visto al recién nacido y a los coros de ángeles alabando al
Señor.» Aleluya.
Madruga
por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas
Oh Dios,
tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: «¿A Quién
habéis visto pastores? Hablad, contádnoslo. ¿Quién se ha aparecido en la
tierra?» «Hemos visto al recién nacido y a los coros de ángeles alabando al
Señor.» Aleluya.
Cántico
AT
Daniel
3,57-88.56: Toda la creación alabe al Señor
Ant: El ángel
dijo a los pastores: «Os anuncio una gran alegría; hoy os ha nacido el Salvador
del mundo.» Aleluya.
Alabad al
Señor, sus siervos todos (Ap 19,5)
Criaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Ant: El ángel
dijo a los pastores: «Os anuncio una gran alegría; hoy os ha nacido el Salvador
del mundo.» Aleluya.
Segundo
Salmo
Salmo
149: Alegría de los santos
Ant: Hoy nos
ha nacido un niño que se llamará Dios fuerte. Aleluya.
Los hijos
de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran por su Rey, Cristo, el Señor
(Hesiquio)
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Hoy nos
ha nacido un niño que se llamará Dios fuerte. Aleluya.
Lectura
Bíblica
Is 4,2-3
Aquel día, el vástago del Señor será joya y gloria, fruto del
país, honor y ornamento para los supervivientes de Israel. A los que queden en
Sión, a los restantes en Jerusalén, los llamarán santos: los inscritos en
Jerusalén entre los vivos.
V/. El Señor ha revelado, Aleluya. Aleluya.
R/. El Señor ha revelado, Aleluya. Aleluya.
V/. Su salvación.
R/. Aleluya. Aleluya.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. El Señor ha revelado, Aleluya. Aleluya.
Lectura
Bíblica
V/. En esta etapa final, Dios nos ha
hablado por el Hijo.
R/. Por medio del cual ha ido
realizando las edades del mundo.
Nuestra fe
en Cristo
Col 2,4-15
Hermanos: Que nadie os desoriente con
discursos capciosos, pues, aunque corporalmente estoy ausente, mi espíritu está
con vosotros, alegrándome de veros en vuestro puesto y de la firmeza de vuestra
fe en Cristo.
Por tanto, ya que habéis aceptado a Cristo
Jesús, el Señor, proceded según él. Arraigados en él, dejaos construir y
afianzar en la fe que os enseñaron, y rebosad agradecimiento.
Cuidado con que haya alguno que os capture
con esa teoría que es una insulsa patraña forjada y transmitida por hombres,
fundada en los elementos del mundo y no en Cristo.
Porque es en Cristo en quien habita
corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él, que es cabeza de todo
principado y autoridad, habéis obtenido vuestra plenitud.
Por él fuisteis también circuncidados con una
circuncisión no hecha por hombres, cuando os despojaron de los bajos instintos
de la carne, por la circuncisión de Cristo. Por el bautismo fuisteis sepultados
con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios
que lo resucitó de entre los muertos. Estabais muertos por vuestros pecados,
porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos
todos los pecados.
Borró el protocolo que nos condenaba con sus
cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la
cruz, y, destituyendo por medio de Cristo a los principados y autoridades, los
ofreció en espectáculo público y los llevó cautivos en su cortejo.
R/. Es en Cristo en quien habita
corporalmente toda la plenitud de la divinidad. Él es la cabeza de todo
principado y autoridad.
V/. Por el bautismo fuimos sepultados
con él, y hemos resucitado con él, porque hemos creído en la fuerza de Dios.
R/. Él es la cabeza de todo
principado y autoridad.
El
nacimiento del Señor es el nacimiento de la paz
San León Magno, papa y doctor de la Iglesia
Sermón en
la Natividad del Señor 6,2-3.5
Aunque aquella infancia, que la majestad del
Hijo de Dios se dignó hacer suya, tuvo como continuación la plenitud de una
edad adulta, y, después del triunfo de su pasión y resurrección, todas las
acciones de su estado de humildad, que el Señor asumió por nosotros, pertenecen
ya al pasado, la festividad de hoy renueva ante nosotros los sagrados comienzos
de Jesús, nacido de la Virgen María; de modo que, mientras adoramos el
nacimiento de nuestro Salvador, resulta que estamos celebrando nuestro propio
comienzo.
Efectivamente, la generación de Cristo es el
comienzo del pueblo cristiano, y el nacimiento de la cabeza lo es al mismo
tiempo del cuerpo.
Aunque cada uno de los que llama el Señor a
formar parte de su pueblo sea llamado en un tiempo determinado y aunque todos
los hijos de la Iglesia hayan sido llamados cada uno en días distintos, con
todo, la totalidad de fieles, nacida en la fuente bautismal, ha nacido con
Cristo en su nacimiento, del mismo modo que ha sido crucificada con Cristo en
su pasión, ha sido resucitada en su resurrección y ha sido colocada a la
derecha del Padre en su ascensión.
Cualquier hombre que cree -en cualquier parte
del mundo-, y se regenera en Cristo, una vez interrumpido el camino de su vieja
condición original, pasa a ser un nuevo hombre al renacer; y ya no pertenece a
la ascendencia de su padre carnal, sino a la simiente del Salvador, que se hizo
precisamente Hijo del hombre, para que nosotros pudiésemos llegar a ser hijos
de Dios.
Pues si él no hubiera descendido hasta nosotros
revestido de esta humilde condición, nadie hubiera logrado llegar hasta él por
sus propios méritos
Por eso, la misma magnitud del beneficio
otorgado exige de nosotros una veneración proporcionada a la excelsitud de esta
dádiva. Y, como el bienaventurado Apóstol nos enseña, no hemos recibido el
espíritu de este mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, a fin de que
conozcamos lo que Dios nos ha otorgado; y el mismo Dios sólo acepta como culto
piadoso el ofrecimiento de lo que os ha concedido.
Y qué podremos encontrar en el tesoro de la
divina largueza tan adecuado al honor de la presente festividad como la paz, lo
primero que los ángeles pregonaron en el nacimiento del Señor?
La paz es la que engendra los hijos de Dios,
alimenta el amor y origina la unidad, es el descanso de los bienaventurados y
la mansión de la eternidad. El fin propio de la paz y su fruto específico
consiste en que se unan a Dios los que el mismo Señor separa del mundo.
Que los que no han nacido de sangre, ni de
amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios, ofrezcan, por tanto, al Padre la
concordia que es propia de hijos pacíficos, y que todos los miembros de la
adopción converjan hacia el Primogénito de la nueva creación, que vino a
cumplir la voluntad del que le enviaba y no la suya: puesto que la gracia del
Padre no adoptó como herederos a quienes se hallaban en discordia e
incompatibilidad, sino a quienes amaban y sentían lo mismo. Los que han sido
reformados de acuerdo con una sola imagen deben ser concordes en el espíritu.
El nacimiento del Señor es el nacimiento de
la paz; y así dice el Apóstol: Él es nuestra paz; él ha hecho de los dos
pueblos una sola cosa, ya que, tanto los judíos como los gentiles, por su medio
podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu.
R/. Ahora, por la sangre de Cristo,
estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de
los dos pueblos, judíos y gentiles, una sola cosa.
V/. Vino y trajo la noticia de la
paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca.
R/. Él es nuestra paz. Él ha hecho de
los dos pueblos, judíos y gentiles, una sola cosa.
*Lecturas
del Día VII dentro de la Octava de Navidad*
Viernes, 31
de diciembre de 2021
Evangelio
*Comienzo
del santo evangelio según san Juan (1,1-18)*
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la
Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de
la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En
la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la
tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que
se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para
que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La
Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el
mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les
da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de
sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se
hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria
propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da
testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene
detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su
plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por
medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios
nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien
lo ha contado.
Palabra del Señor
Cántico
Evangélico
Ant: En torno
al ángel apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios,
diciendo: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama
el Señor.» Aleluya.
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: En torno
al ángel apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios,
diciendo: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama
el Señor.» Aleluya.
Preces
Oremos a Cristo, cuya gracia ha
aparecido a todos los hombres, y digámosle con humilde confianza:
Señor, ten piedad de nosotros
·
- Oh Cristo, nacido del Padre antes de todos los siglos, reflejo
de su gloria e impronta de su ser, que sostienes el universo con tu palabra,
te pedimos que vivifiques nuestro día con tu Evangelio.
·
- Tú que naciste en el momento culminante de la historia para
salvación del género humano y liberación de toda criatura,
concede a todos los hombres la verdadera libertad.
·
- Oh Cristo, Hijo consubstancial del Padre, engendrado antes de la
aurora, que naciste en Belén para que se cumplieran las Escrituras,
haz que tu Iglesia realice los planes del Padre viviendo en pobreza.
·
- Tú, Señor, eres Dios y hombre, Señor de David, y también hijo
suyo, y en ti se han cumplido todas las profecías,
haz que Israel te reconozca como su Mesías.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres.
Ya que
somos hijos de Dios, oremos a nuestro Padre como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea
tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Final
Dios todopoderoso y eterno, que has establecido el principio y
plenitud de toda religión en el nacimiento de tu Hijo Jesucristo, te suplicamos
nos concedas la gracia de ser contados entre los miembros vivos de su Cuerpo,
porque sólo en él radica la salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo individual:
†
(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
Primeras
Vísperas
Inicio
†
(se hace la
señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Hoy,
Señor Jesús, el hombre en este suelo
cantar quiere tu amor,
y, junto con los ángeles del cielo,
te ofrece su loor.
Este Jesús en brazos de María
es nuestra redención;
cielos y tierra con su abrazo unía
de paz y de perdón.
Tú eres el Rey de paz, de ti recibe
su luz el porvenir;
Ángel del gran Consejo, por ti vive
cuánto llega a existir.
A ti, Señor, y al Padre la alabanza,
y de ambos al Amor.
Contigo al mundo llega la esperanza;
a ti gloria y honor. Amén.
Primer
Salmo
Salmo
112: Alabado sea el nombre de Dios
Ant: ¡Qué
admirable intercambio! El Creador del género humano, tomando cuerpo y alma,
nace de una virgen y, hecho hombre sin concurso de varón, nos da parte en su
divinidad.
Derriba
del trono a los poderosos y enaltece a los humildes (Lc 1,52)
Alabad,
siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: ¡Qué
admirable intercambio! El Creador del género humano, tomando cuerpo y alma,
nace de una virgen y, hecho hombre sin concurso de varón, nos da parte en su
divinidad.
Segundo
Salmo
Salmo
147: Acción de gracias por la restauración de Jerusalén
Ant: Cuando
naciste inefablemente de la Virgen, se cumplieron las Escrituras: descendiste
como el rocío sobre el vellón para salvar a los hombres. Te alabamos, Dios
nuestro.
Ven acá,
voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero (Ap 21,9)
Glorifica
al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Cuando
naciste inefablemente de la Virgen, se cumplieron las Escrituras: descendiste
como el rocío sobre el vellón para salvar a los hombres. Te alabamos, Dios
nuestro.
Cántico
NT
Efesios
1, 3-10: El Dios Salvador
Ant: En la
zarza que Moisés vio arder sin consumirse, reconocemos tu virginidad
admirablemente conservada. Madre de Dios, intercede por nosotros.
Bendito
sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: En la
zarza que Moisés vio arder sin consumirse, reconocemos tu virginidad
admirablemente conservada. Madre de Dios, intercede por nosotros.
Lectura
Bíblica
Ga 4,4-5
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una
mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para
que recibiéramos el ser hijos por adopción.
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, Aleluya.
R/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, Aleluya.
V/. Y acampó entre nosotros.
R/. Aleluya, Aleluya.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, Aleluya.
Cántico
Evangélico
Ant: Por el
gran amor que Dios nos tiene, nos ha mandado a su propio Hijo en semejanza de
carne de pecado: nacido de una mujer, nacido bajo la ley. Aleluya.
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Por el gran
amor que Dios nos tiene, nos ha mandado a su propio Hijo en semejanza de carne
de pecado: nacido de una mujer, nacido bajo la ley. Aleluya.
Preces
Bendito sea el señor Jesús, nuestra paz, que ha venido para hacer
de dos pueblos uno solo. Supliquémosle diciendo:
Concede, Señor, tu paz a todos los hombres
·
- Tú que al nacer has revelado la bondad de Dios y su amor al
hombre,
ayúdanos a vivir siempre en acción de gracias por todos tus beneficios
·
- Tú que hiciste a María, tu madre, llena de gracia,
concede también la abundancia de tu gracia a todos los hombres
·
- Tú que viniste a anunciar la Buena Noticia de Dios al mundo,
multiplica los ministros y los oyentes de tu mensaje
·
- Tú que has querido nacer de La Virgen María para ser nuestro
hermano,
haz que todos los hombres sepamos amarnos como hermanos
·
- Tú que apareciste en el mundo como sol que nace de lo alto,
revela la claridad de tu presencia a los difuntos y haz que puedan
contemplarte cara a cara
Se pueden
añadir algunas intenciones libres.
Como
hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo
nos enseñó:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea
tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Final
Dios y Señor nuestro, que por la maternidad virginal de María
entregaste a los hombres los bienes de la salvación, concédenos experimentar la
intercesión de aquella de quien hemos recibido a tu Hijo Jesucristo, el autor
de la vida. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.